El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune crónica en la que se producen anticuerpos que atacan a diferentes órganos y tejidos, provocando síntomas muy diversos y con gravedad variable, alterando en muchos casos de forma grave la calidad de vida de los pacientes. Afecta en mayor medida al sexo femenino y actualmente no se conoce la causa y no se dispone de tratamiento curativo, por la que farmacoterapia habitual se dirige a controlar los síntomas mediante antiinflamatorios no esteroideos, corticoides e inmunosupresores, entre otros.
En el medio plazo la terapia CAR-T podría implicar un cambio en el paradigma en tratamiento terapéutico de esta enfermedad según revelan los resultados de un pequeño estudio piloto llevado a cabo en cinco pacientes de LES (edad media de 22 años, 80% mujeres, mediana de duración de 4 años) refractario al tratamiento con inmunosupresores. Las células T de estos pacientes (autólogas) se sometieron a un proceso de transducción con un vector lentiviral para introducir un receptor de antígeno quimérico (CAR) anti-CD19 y se expandieron in vitro para ser infundidas nuevamente en los pacientes en una dosis de 1×106 células/kg de peso corporal; los pacientes habían sido sometidos con anterioridad a un tratamiento quimioterápico de linfodepleción con fludarabina y ciclofosfamida a fin de permitir la posterior expansión in vivo de las células CAR-T.
En todos los pacientes se consiguió esa expansión, que se acompañó además de una mejora en los síntomas y de la normalización de los parámetros bioquímicos, incluyendo la seroconversión de los anticuerpos anti-ADN. El tratamiento condujo a la aplasia de células B, a una mejora de los síntomas y a una normalización de los parámetros bioquímicos, incluyendo la seroconversión de los anticuerpos anti-ADN. La remisión clínica de la enfermedad, según los criterios DORIS, se verificó sin el uso de fármacos en los cinco pacientes desde el tercer mes posinfusión y manteniéndose durante el periodo de seguimiento de 17 meses, incluso después de la recuperación de los niveles de células B, que aparecieron tras una media de 110 días. Cabe destacar que esas células B sintetizadas de novo fueron naïve, esto es, no presentaban recombinación del cambio de clase, no siendo por tanto productoras de anticuerpos que generasen autoinmunidad. El tratamiento fue bien tolerado y los efectos adversos relacionados con el síndrome de liberación de citocinas fueron leves.
Pese a que se trata de un estudio con una muestra muy reducida y que la terapia CAR-T implica a día de hoy altos costes y no está generalizada en la mayoría de hospitales, los prometedores resultados clínicos de este estudio permiten vislumbrar su empleo más allá de las patologías oncológicas. Los hallazgos citados suponen un primer paso para sustentar nuevas investigaciones con mayor tamaño muestral. De confirmarse el beneficio en estudios posteriores, junto al previsible abaratamiento de estas terapias en un futuro, puede abrirse una puerta a la esperanza para estos pacientes con lupus de disfrutar una vida normal.


















