Videoconsejo sanitario sobre Probióticos ¿Cuándo y como tomarlos?

La temporada de gripe y resfriados llega cada año con síntomas bastante conocidos que pueden afectar a nuestra calidad de vida.
La tos es un reflejo natural del cuerpo. Su función es proteger las vías respiratorias, ayudando a expulsar sustancias irritantes o secreciones.
Esto significa que no siempre debemos intentar suprimirla, pues también actúa como un mecanismo de defensa.
En primer lugar, debemos saber qué tipo de tos tenemos, porque no todas son iguales.
La tos seca es una tos sin moco ni flemas, y suele ser persistente e irritante.
Sus causas más comunes son las alergias, la inhalación de sustancias irritantes (como el humo del tabaco) y algunas infecciones víricas o bacterianas. En cuanto a su tratamiento, uno de los fármacos más usados es el dextrometorfano, que actúa sobre el centro de la tos en el cerebro y ayuda a reducir el impulso de toser. También se usan medicamentos con codeína, siempre bajo prescripción médica.
La tos productiva se caracteriza por la expulsión de moco o flemas, resultado de la acumulación de secreciones en las vías respiratorias.
Suele estar causada por infecciones respiratorias como gripe, resfriado, bronquitis o neumonía. En este caso no se recomienda usar antitusivos, ya que la tos ayuda a la expulsión de la flema. Los fármacos indicados serían expectorantes, como guaifenesina, acetilcisteína o ambroxol, que hacen más fluida la mucosidad y facilitan su expulsión.
Un aspecto general, pero interesante, a tener en cuenta en el abordaje de la tos es que, en caso de emplear un jarabe, los más espesos o viscosos tienden a adherirse mejor a la garganta, aliviando la irritación y reduciendo la necesidad de toser.
Además, se debe recordar que existen alternativas tópicas, como las pomadas a base de mentol o alcanfor, que pueden emplearse en adultos y niños a partir de 6 años.
Se aplican en pecho, cuello o espalda (evitando mucosas), y sus vapores favorecen la descongestión y mejoran la respiración.
Otra opción es inhalar los vapores añadiendo una cucharada a un recipiente con agua caliente, pero nunca deben usarse en agua hirviendo.
En los casos de resfriado o gripe, se pueden emplear también medicamentos anticatarrales o antigripales, que combinan varios principios activos para tratar síntomas como fiebre, dolor, congestión nasal o tos.
Lo fundamental es consultar con el farmacéutico para elegir el más adecuado según los síntomas.
Por ejemplo:
Si tienes fiebre, dolor de cabeza y congestión nasal, pero no tos, es mejor escoger una fórmula sin antitusivo.
Así evitarás la sobremedicación y reducirás el riesgo de sufrir efectos adversos innecesarios.
Recuerda, consulta siempre a tu farmacéutico de confianza, experto en el medicamento. Te ayudaremos y resolveremos cualquier duda que tengas.
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