La alopecia es el principal efecto secundario sobre el cabello. Se trata de la pérdida anormal de pelo, ya sea difusa o total, que afecta no solo al cuero cabelludo, sino también a cejas, pestañas y otras áreas corporales.
Es frecuente con la quimioterapia, la radioterapia y algunas terapias dirigidas.
La quimioterapia suele causar una caída generalizada en el cuero cabelludo, cejas y pestañas.
La radioterapia provoca alopecia localizada en la zona irradiada, y en dosis altas puede ser irreversible.
Algunas terapias dirigidas generan cambios en las pestañas, que pueden volverse más largas y frágiles.
El cabello suele empezar a caerse a las pocas semanas de iniciar el tratamiento, y aunque no existe un tratamiento específico, medicamentos como el minoxidil pueden estimular el crecimiento en algunos casos. Es importante recordar que muchas de estas alopecias son temporales, y el pelo se recupera al finalizar el tratamiento.
Otro efecto secundario frecuente es la paroniquia, una inflamación dolorosa en los laterales de las uñas. Puede aparecer con sangrado, infecciones secundarias y lo que comúnmente conocemos como uña encarnada.
Afecta principalmente a las uñas de los pies, sobre todo la del dedo pulgar, y suele aparecer a los 2 meses de comenzar el tratamiento. Está asociada sobre todo a las terapias dirigidas.
Prevención:
Revisión previa de las uñas para detectar defectos o infecciones.
Mantener las uñas cortas, con bordes redondeados y sin eliminar cutículas.
Usar calzado cómodo y flexible.
Hidratación diaria y evitar productos irritantes como tolueno, formaldehído, parabenos o acetona.
Según la severidad, el tratamiento varía:
Grado 1 (leve): corticosteroides tópicos de potencia media, con o sin antibióticos o antifúngicos.
Grado 2 (moderado): antibiótico oral tras cultivo y corticoide tópico; tratamiento físico o cirugía en casos de granuloma piógeno.
Grado 3 (grave): antibióticos locales y orales, y cirugía si es necesario.
El cuidado dermocosmético es clave para mejorar la calidad de vida del paciente:
Hidratación intensiva de la zona periungueal.
Aplicación de vaselina en uñas encarnadas para prevenir infecciones.
Uso de cremas específicas para uñas y yemas de los dedos.
Algunos cuidados prácticos que recomendamos desde la farmacia comunitaria:
Utilizar champús suaves y lavar el cabello con agua tibia.
Evitar secadores, planchas y tintes.
Cepillar el cabello suavemente con cerdas blandas.
Proteger el cuero cabelludo del sol con sombreros o pañuelos.
Acudir al podólogo antes del tratamiento para mantener uñas cortas y sanas.
Usar guantes y calcetines de algodón sin costuras para proteger dedos y uñas.
Los efectos secundarios oncológicos en el cabello y las uñas pueden tener un alto impacto físico y emocional, pero con prevención, cuidados dermocosméticos y el acompañamiento de tu farmacéutico de confianza, se pueden minimizar y sobrellevar mejor.