La fotosensibilidad es una respuesta exagerada de la piel a la radiación solar, especialmente a la radiación ultravioleta A (UVA).
Es un efecto secundario común en pacientes que reciben tratamientos oncológicos, ya que todas las terapias pueden ocasionarla.
Existen dos tipos principales de reacciones:
Fototoxia: la más habitual, presente en el 95 % de los casos. Aparece poco después de la exposición solar y se manifiesta como una quemadura solar exagerada.
Fotoalergia: involucra al sistema inmunitario y requiere contacto previo con el agente fotosensibilizante. Se presenta como eczema o hinchazón en la piel con picor.
La fotosensibilidad afecta sobre todo a las áreas expuestas al sol diariamente:
Cara, labios, escote, nuca, dorso de las manos y pies.
En la fotoalergia, las lesiones pueden extenderse también a zonas normalmente cubiertas por la ropa.
La reacción de fotosensibilidad puede variar en duración según el medicamento causante. En algunos casos puede persistir durante semanas o incluso meses tras finalizar el tratamiento oncológico.
Las manifestaciones clínicas pueden ir desde un enrojecimiento leve (eritema) hasta quemaduras solares graves con ampollas y descamación.
Los pacientes pueden presentar:
Sensación de quemazón
Dolor y hinchazón
Sensibilidad al tacto
Hiperpigmentaciones posteriores
El abordaje depende de la gravedad de la reacción:
Leves: no suele ser necesario tratamiento farmacológico.
Moderados: corticosteroides tópicos de baja o moderada potencia + AINE orales en algunos casos.
Graves: corticosteroides sistémicos, además de reducir o suspender el tratamiento oncológico.
La fotoprotección tópica es fundamental. Se recomienda:
Uso diario de fotoprotector de amplio espectro SPF50+, con protección muy alta frente a UVA, incluso en días nublados.
En caso de reacción:
Compresas de agua termal fría para aliviar eritema e inflamación.
Cremas hidratantes y emolientes con activos calmantes y antioxidantes.
Cremas reparadoras en los casos más severos.
Evitar la exposición solar directa entre las 10:00 y 16:00 h.
Usar protección física: sombreros de ala ancha, gafas de sol y ropa protectora.
Evitar perfumes o cosméticos con sustancias fotosensibilizantes.
Consultar siempre si el tratamiento oncológico que recibes puede ser fotosensibilizante.
Acudir al médico o farmacéutico ante cualquier signo de fotosensibilidad o empeoramiento.
Recuerda: pregunta siempre a tu farmacéutico de confianza.
Te aconsejaremos y resolveremos cualquier duda que tengas sobre el cuidado de la piel y cómo prevenir o tratar la fotosensibilidad durante el tratamiento oncológico.