Cosmetovigilancia en farmacia comunitaria

El webinar “Cosmetovigilancia desde la Farmacia Comunitaria”, organizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos y la AEMPS, abordó la importancia de la notificación de efectos adversos causados por productos cosméticos desde las farmacias. Con la participación de expertas como Cristina Arizmendi (AEMPS) y Tomás Muret, se presentaron las bases legales, el funcionamiento del sistema de vigilancia, el protocolo de actuación farmacéutica y casos prácticos reales. El objetivo: reforzar el papel del farmacéutico en la protección de la salud pública.

¿Qué es la cosmetovigilancia?

La cosmetovigilancia es el sistema encargado de monitorear la seguridad de los productos cosméticos tras su comercialización. Tiene como objetivo identificar, evaluar y prevenir los efectos adversos que puedan derivarse de su uso normal o razonablemente previsible. Este sistema es coordinado por la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios), que actúa junto con comunidades autónomas, profesionales sanitarios, distribuidores, industria y consumidores.

El papel del farmacéutico comunitario

El farmacéutico comunitario es un actor clave en este sistema. Su cercanía con el paciente y conocimiento técnico lo posicionan como el primer profesional que detecta posibles reacciones adversas a productos cosméticos.

La AEMPS ha desarrollado el portal Notifica.cs, una herramienta digital diseñada para facilitar la notificación de efectos no deseados, tanto graves como leves. Esto permite actuar de manera ágil, eficaz y con trazabilidad.

¿Qué se debe notificar?

Los efectos adversos incluyen desde síntomas leves como picor, enrojecimiento, escozor o hinchazón, hasta consecuencias graves como hospitalización, incapacidad funcional o riesgo vital.

No se notifica si:

  • El producto fue mal usado (dosis excesiva, aplicación incorrecta).
  • El producto no era adecuado para el tipo de piel.
  • Se trató de un cosmético caducado o mal conservado.

Sí se notifica si:

  • Existe un efecto grave no deseado.
  • El origen del efecto no puede descartarse con certeza.
  • Se reciben múltiples notificaciones del mismo producto.

 Protocolo básico ante una sospecha

  • Cuestionario clínico: síntomas, localización, evolución, productos usados, antecedentes, medicamentos.
  • Evaluar causalidad: analizar si el cosmético fue usado correctamente.
  • Notificar a través de Notifica.cs si aplica.
  • Derivar al médico en caso de duda diagnóstica o gravedad.

Ejemplos reales en farmacia

Durante el webinar se compartieron los siguientes casos prácticos:

  • Uso incorrecto de retinol al 1% sin retinización → no notificable.
  • Brote de acné por aceite de coco en piel grasa → no notificable.
  • Irritación ocular por sombra de ojos del supermercado → sí notificable.
  • Quemadura solar con uso simultáneo de evastina → notificable si no se descarta causalidad.
  • Niño hospitalizado tras usar loción hidratante → efecto grave notificable.

La importancia de notificar: proteger a la población

Aunque una sola notificación no siempre indica un riesgo grave, la acumulación de casos permite detectar patrones y prevenir riesgos generalizados. Un ejemplo claro fue la regulación de los acrilatos (EMA y DIEMA) en manicuras permanentes, tras múltiples casos de dermatitis alérgica.

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