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Acetato de clormadinona y acetato de nomegestrol: medidas para minimizar el riesgo de menangioma

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha informado a través de una Direct Healthcare Professsional Communication (DHPC), remitida por todos los laboratorios titulares de estos medicamentos anticonceptivos hormonales orales a los profesionales sanitarios, sobre el riesgo de casos de meningioma detectado recientemente. Una vez evaluada la información se ha informado lo siguiente en la DHPC: i) se ha observado un mayor riesgo de desarrollar meningioma (único o múltiple) después del uso de acetato de clormadinona o acetato de nomegestrol, principalmente a dosis altas durante un tiempo prolongado, siendo un riesgo que aumenta con las dosis acumuladas; ii) los medicamentos que contienen estos fármacos están contraindicados en pacientes con meningioma o antecedentes de meningioma; iii) las pacientes deben ser monitorizadas para detectar meningiomas de acuerdo con la práctica clínica; y iv) si una paciente tratada con acetato de clormadinona o acetato de nomegestrol es diagnosticada de meningioma, el tratamiento debe interrumpirse permanentemente.

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha comunicado a través del texto de una Direct Healthcare Professsional Communication (DHPC), remitida por los laboratorios Brill Pharma, Gedeon Ritcher, Stada y Theramex (titulares de las autorizaciones de comercialización de los medicamentos ▼Elynor®, ▼Balianca®, ▼Belara®, ▼Zoely® y un par de EFG) a todos los profesionales sanitarios concernidos, las acciones tomadas para informar sobre un mayor riesgo de desarrollar meningioma (único o múltiple) después del uso de acetato de clormadinona o acetato de nomegestrol, principalmente a dosis altas durante un tiempo prolongado. El riesgo aumenta con las dosis acumuladas (AEMPS, 2022a).

En algunos países europeos estos fármacos se encuentran disponibles a dosis altas (acetato de clormadinona 5-10 mg/comprimido, o acetato de nomegestrol (3,75-5 mg/comprimido) como terapia para diversas alteraciones ginecológicas.

En España, el acetato de clormadinona y el acetato de nomegestrol solo están comercializados a dosis bajas (2 mg/comprimido y 2,5 mg/comprimido, respectivamente) y en combinación con etinilestradiol y estradiol como anticonceptivo hormonal oral. Hay presentaciones con el nombre DIARIO, pues a los 21 comprimidos con las dos hormonas se añaden 7 comprimidos con placebo inerte para evitar confusiones, como puede suceder con los envases que contienen 21 comprimidos que requieren una semana final sin tomas, durante las que se debe presentar la metrorragia de privación. En ▼Zoely®, con acetato de nomegestrol y estradiol, el contenido es de 28 comprimidos, 24 blancos con los dos fármacos hormonales y 4 comprimidos amarillos con placebo inerte para la parte final del tratamiento. Inmediatamente después de terminar un envase, se debe comenzar con el envase siguiente, sin interrupción de la toma diaria de comprimidos e independientemente de la presencia o ausencia de la metrorragia de privación. Esta comienza generalmente en el segundo o tercer día después de la toma del último comprimido blanco y puede que no haya terminado antes de comenzar el siguiente envase. No se ha identificado el aumento de riesgo de meningioma con estos medicamentos con clormadinona o nomegestrol en dosis bajas, pero no se puede descartar a dosis acumuladas elevadas.

El meningioma es un tumor raro, frecuentemente benigno, que se forma a partir de las meninges. Los signos y síntomas clínicos del meningioma pueden ser inespecíficos y pueden incluir pérdida del olfato, alteraciones en la visión, pérdida de audición, o zumbido en los oídos, pérdida de memoria, dolores de cabeza que empeoran con el tiempo, convulsiones o debilidad en las extremidades.

Recientemente, los resultados de dos estudios observacionales epidemiológicos franceses observaron una asociación dependiente de la dosis acumulada entre la administración de acetato de clormadinona y de acetato de nomegestrol y la aparición de meningiomas (Nguyen et al. 2021a; Nguyen et al., 2021b). Estos estudios se basaron en datos de la seguridad social francesa (CNAM) e incluyeron un total de 828.499 usuarias de acetato de clormadinona y 1.060.779 de acetato de nomegestrol. Se comparó la incidencia de meningiomas tratados con cirugía o radioterapia entre las mujeres que estuvieron expuestas a dosis altas de acetato de clormadinona (dosis acumulada > 360 mg) o dosis altas de acetato de nomegestrol (dosis acumulada > 150 mg) y aquellas otras en las que existió una exposición baja al acetato de clormadinona (dosis acumulada ≤ 360 mg) o al acetato de nomegestrol (dosis acumulada ≤ 150 mg).

Es preciso subrayar que una dosis acumulada de 1,44 g de acetato de clormadinona, por ejemplo, puede corresponder con alrededor 5 meses de tratamiento con 10 mg/día. Los resultados revelaron que, con una dosis acumulada de acetato de clormadinona de 1,44 a 2,88 g, el riesgo ajustado a la edad –Hazard ratio adjusted (HRadj)– es de 2,6 (IC95% 1,4-4,7). La dosis acumulada y la edad se consideran variables dependientes del tiempo. Para el acetato de nomegestrol, una dosis acumulada de 1,2 g puede corresponder a 18 meses de tratamiento con 5 mg/día durante 14 días cada mes. Con una dosis acumulada de acetato de nomegestrol de 1,2 a 3,6 g, el riesgo ajustado a la edad –HRadj– es de 2,6 (IC95% 1,3-3,8). Igualmente, la dosis acumulada y la edad se consideraron variables dependientes del tiempo.

Teniendo presentes estos resultados, el tratamiento anticonceptivo con acetato de clormadinona o acetato de nomegestrol a dosis altas debe limitarse a situaciones en las que otras alternativas no estén disponibles o no se consideren adecuadas. El tratamiento con estos anticonceptivos debe restringirse a la dosis efectiva más baja y a la duración más corta.

Aunque no se ha identificado ningún problema de seguridad nuevo con respecto al riesgo de desarrollo de meningioma asociado al uso de medicamentos anticonceptivos hormonales que contienen dosis bajas de acetato de clormadinona (2 mg) o de acetato de nomegestrol (2,5 mg), puesto que el riesgo de meningioma aumenta con el incremento de las dosis acumuladas, estos medicamentos anticonceptivos en combinación a dosis bajas también quedan contraindicados en pacientes con meningioma o antecedentes de meningioma, y el tratamiento debe interrumpirse permanentemente en caso de signos y síntomas de meningioma.

La información de las fichas técnicas y los prospectos de estos medicamentos se actualizará próximamente, una vez que ya se ha publicado la Decisión ejecutiva de la Comisión Europea el pasado 28 de octubre de 2022, haciendo suyo el dictamen del Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) de la EMA, como conclusión del “arbitraje” europeo (referral) llevado a cabo en el seno del PRAC –Comité de Farmacovigilancia Europeo– (AEMPS, 2022b). Esa Decisión es de aplicación para todos los medicamentos con clormadinona o nomegestrol en todos los países de la Unión Europea.

Recomendaciones


Los profesionales sanitarios deberán tener presentes ciertas precauciones al utilizar y prescribir estos medicamentos anticonceptivos con dosis bajas de clormadinona o de nomegestrol (▼Elynor®, ▼Balianca®, ▼Belara®, ▼Etinilestradiol-Clormadinona Stada EFG, ▼Clormadinona-Etinilestradiol Stadafarma EFG y ▼Zoely®). En esa línea, próximamente se incluirán en sus fichas técnicas y en sus prospectos, las siguientes:

  • Estos medicamentos están contraindicados en pacientes con meningioma o antecedentes de meningioma.
  • Las pacientes deben ser monitorizadas para detectar meningiomas de acuerdo con la práctica clínica.
  • Los signos y síntomas clínicos del meningioma pueden ser inespecíficos e incluir: pérdida de olfato, alteraciones en la visión, pérdida de audición o zumbido en los oídos, pérdida de memoria, dolores de cabeza que empeoran con el tiempo, convulsiones o debilidad en las extremidades.
  • Si una paciente tratada con acetato de clormadinona o acetato de nomegestrol es diagnosticado con meningioma, el tratamiento debe interrumpirse de forma permanente.

Antihistamínicos de primera generación sedantes: Australia publica riesgos graves de daños en los niños

En Australia, la autoridad reguladora de medicamentos –TGA– ha advertido sobre los antihistamínicos sedantes orales de primera generación, incluidos en medicamentos disponibles sin receta médica (OTC), en relación a los siguientes aspectos: i) no deben usarse para el tratamiento de los síntomas de la tos, el resfriado y la gripe en niños menores de 6 años; y ii) no deben administrarse a niños menores de 2 años para ninguna indicación. Esto se debe a que esos medicamentos pueden causar daños graves a los niños, o incluso la muerte, y hay poca o ninguna evidencia de que sean efectivos para tratar los síntomas de la tos, del resfriado y de la gripe.

En Australia, su agencia reguladora de medicamentos, la TGA (Therapeutic Goods Administration), ha advertido que los antihistamínicos sedantes orales de primera generación, incluidos los disponibles sin receta médica (OTC, por sus siglas en inglés), no deben usarse para el tratamiento de los síntomas de la tos, del resfriado y de la gripe en niños menores de 6 años y para cualquier indicación en niños menores de 2 años (TGA, 2022).

Con la llegada del invierno y la temporada de gripe en Australia, los niños tienen más probabilidades de sufrir síntomas de tos, del resfriado y de la gripe. Si bien es comprensible que los padres quieran tratar esas dolencias, los antihistamínicos sedantes orales de primera generación no son apropiados.

Desde el pasado 1 de septiembre de 2020, todos los productos OTC sin receta médica que contienen antihistamínicos sedantes orales de primera generación y estén indicados para su uso en niños de 2 años o más deben llevar advertencias que digan “No administrar a niños menores de 2 años”. Los preparados orales para la tos, el resfriado o la gripe que estén indicados para su uso en niños de 6 años o más también deben llevar advertencias que digan: “No administrar a niños menores de 6 años” y “solo debe administrarse a niños de 6 a 11 años con la indicación de un médico, farmacéutico o enfermero asistencial”.

El Comité Asesor sobre Medicamentos (ACM, por sus siglas en inglés) australiano, independiente de la TGA, ha informado de que existe mínima o nula evidencia que respalde la eficacia de los antihistamínicos sedantes orales de primera generación para la rinitis alérgica y los síntomas de tos y resfriado en niños. El comité resaltó la importancia de que los profesionales de la salud brinden diagnósticos, consejos y tratamientos minuciosos para los síntomas de alergia, resfriado y gripe en los niños. Pero también reiteraron que es inadecuado el uso de antihistamínicos para los trastornos del sueño y del comportamiento, especialmente en niños y adolescentes.

En Australia, hasta el 24 de mayo de 2022, se notificaron a la TGA 226 casos relacionados con el uso de antihistamínicos sedantes orales de primera generación en recién nacidos, lactantes y niños. Las notificaciones incluyeron una variedad de eventos adversos, incluidas reacciones de hipersensibilidad, vómitos, alucinaciones, temblores y movimientos anormales. Del total de casos, 20 se relacionaron con un uso no indicado en el etiquetado, ni en la ficha técnica, por mal uso o sobredosis en niños menores de 4 años.

En 2018, la TGA ya revisó este problema después de una audiencia con médicos forenses en relación a un caso fatal que involucró a un bebé de 74 días de edad al que se le administró líquido oral de prometazina de venta libre sin receta médica, un derivado de la fenotiazina que es un antihistamínico de acción prolongada, con una acción leve similar a la atropina y con efectos anticolinérgicos y algunos efectos anti-serotoninérgicos (TGA, 2018). Si bien el forense no atribuyó la muerte del bebé a la ingestión de prometazina, mostró preocupación por el riesgo de depresión respiratoria cuando se administra prometazina a los bebés y, por lo tanto, recomendaron advertencias más fuertes en la Información del Producto (PI), equivalente a nuestra ficha técnica, y en la Información del Medicamento para el Consumidor (CMI), equivalente a nuestro prospecto inserto en el envase, para informar a los prescriptores, distribuidores, dispensadores y consumidores de que la prometazina está contraindicada en bebés menores de 2 años.

La investigación de la TGA en 2018 encontró que la mayoría de los medicamentos líquidos orales con prometazina tienen advertencias en sus etiquetas que desaconsejan su uso en niños menores de 2 años, según el Apéndice 5 de las Directrices reguladoras australianas para medicamentos OTC (Directrices OTC). Otras agencias reguladoras internacionales, como la FDA de EE.UU., Health Canada, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y Medsafe de Nueva Zelanda también contraindican el uso de prometazina oral en niños menores de 2 años.

El riesgo de depresión respiratoria en lactantes también se aplica a otros antihistamínicos sedantes orales de primera generación con carácter sedante; entre los revisados en Australia se incluyen:

  • alimemazina (trimeprazina),
  • bromfeniramina,
  • clorfenamina,
  • dexclorfeniramina,
  • difenhidramina,
  • doxilamina,
  • feniramina,
  • prometazina,
  • y triprolidina.

Estos medicamentos están indicados para múltiples afecciones, incluido el tratamiento de los síntomas del resfriado, de la gripe, la tos y la alergia. En España existen diversos medicamentos con estos antihistamínicos, en presentaciones orales líquidas con indicación para niños menores de 12 años (Tabla 1). En esta tabla no se incluyen los medicamentos similares que no están indicados en menores de 12 a 16 años, dadas las formas farmacéuticas (comprimidos, cápsulas) y/o las cantidades de sus principios activos, como, por ejemplo, Desenfriol® C granulado efervescente, Gelocatil® Gripe Forte con Fenilefrina granulado para solución, etc., con clorfenamina y analgésicos. Tal como se puede constatar en la tabla, unos requieren receta médica, pero otros no, incluso son medicamentos publicitarios, con campañas de publicidad en medios de prensa, radio y TV, para los que la atención del farmacéutico debe ser prioritaria. La dispensación farmacéutica debe prevalecer frente a la propuesta publicitaria, al tener presente las particularidades de cada paciente.

Continúa la tabla aquí

Recomendaciones

En línea con las recomendaciones de la autoridad reguladora de Australia, se debe recordar que los medicamentos con antihistamínicos de primera generación, sedantes, por vía oral:

  • No deben usarse para el tratamiento de los síntomas de la tos, del resfriado y de la gripe en niños menores de 6 años.
  • No deben administrarse a niños menores de 2 años para ninguna indicación.
  • Se debe recomendar a los familiares y cuidadores de los niños que pueden recibir estos medicamentos que lean sus prospectos antes de utilizarlos. Si tuvieran alguna duda, deben consultar con su farmacéutico o su pediatra, principalmente las dudas en relación con las dosis a administrar. Estos, a su vez, pueden consultar las fichas técnicas respectivas en la web de la AEMPS.

Resultados de Adhvierte: la importancia de la adherencia

Introducción

Desde el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF) y los distintos Colegios provinciales (COF) que lo integran se impulsan los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales (SPFA) mediante diferentes acciones.

De enero a junio de 2022 se desarrolló la 8ª Acción del programa HazFarma: “Adhvierte: prevención de la falta de adherencia a pacientes en tratamiento por problemas de salud mental”, en colaboración con Laboratorios Cinfa. HazFarma es una iniciativa que tiene como objetivo el desarrollo de una farmacia prestadora de SPFA, para lo cual, anualmente, se realiza una Acción de formación teórico-práctica dirigida a los farmacéuticos colegiados, previamente inscritos.

Según la definición consensuada por Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria se definen los SPFA son “aquellas actividades sanitarias prestadas desde la Farmacia Comunitaria por un farmacéutico que emplea sus competencias profesionales para la prevención de la enfermedad y la mejora tanto de la salud de la población como la de los destinatarios de los medicamentos y productos sanitarios, desempeñando un papel activo en la optimización del proceso de uso y de los resultados de los tratamientos. Dichas actividades, alineadas con los objetivos generales del sistema sanitario, tienen entidad propia, con definición, fines, procedimientos y sistemas de documentación que permiten su evaluación y retribución, garantizando su universalidad, continuidad y sostenibilidad”.

Justificación

La salud mental se ha visto gravemente afectada por las medidas adoptadas en la pandemia de COVID-19, como el confinamiento y el distanciamiento de familiares y amigos. Durante el primer año de pandemia, un 6,4% de la población acudió a un profesional de la salud mental por algún síntoma, siendo los de mayor incidencia la ansiedad (43,7%) y la depresión (35,5%), según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas.

Para evitar repercusiones negativas del tratamiento farmacológico de las enfermedades mentales, es fundamental la adherencia a estos tratamientos. La falta de adherencia se ha asociado con un aumento importante de morbilidad y costes. Así, la falta de adherencia a los tratamientos antidepresivos se sitúa actualmente entorno a un 30-70% en los 3 primeros meses de tratamiento, motivo de gran preocupación ya que la discontinuación temprana del mismo se asocia con un aumento del 77% del riesgo de recaída.
En este contexto, se hace necesario actualizar los conocimientos de los farmacéuticos en la importancia de la prevención de la falta de adherencia en tratamientos relacionados con la Salud Mental.

Objetivos de la acción

Adhvierte tuvo como objetivo principal el de proporcionar al farmacéutico herramientas para el abordaje y la educación de los pacientes en la importancia de la adherencia al tratamiento a través del Servicio de Dispensación. La Acción abordó la prevención de la falta de adherencia terapéutica y se centró en dos problemas de salud que incrementaron su incidencia en etapa pandémica y pospandémica, como la depresión y la ansiedad.

La prevención de la falta de adherencia se enfocó por dos vías:

  • En la dispensación de un tratamiento de inicio, se facilitó al farmacéutico el desarrollo de intervenciones que ayudaran a prevenir una posible falta de adherencia, proporcionando Información Personalizada del Medicamento (IPM).
  • En una dispensación de continuación de tratamiento, se dotó al farmacéutico de herramientas para la detección de la falta de adherencia terapéutica y la propuesta de intervención con estrategias que pudieran mejorar la adherencia, para conseguir el resultado esperado en salud.

Metodología

Se realizó a través de una formación teórico-practica desde la plataforma de formación del CGCOF. Durante la Acción, se alojó allí el material formativo y el material entregable para farmacéutico y paciente (Figura 1), además del material complementario como podcast y role-play para facilitar el desarrollo de la Acción.


Se desarrollaron diferentes materiales en formatos digital e impreso:

  • Módulos formativos:
    • 1)Salud Mental tras la COVID-19.
    • 2)Fundamentos para la prevención, identificación y evaluación de la falta de adherencia.
  • Material impreso para pacientes:
    • Tríptico: “señales de alarma en depresión y ansiedad”.
    • Tríptico: “recomendaciones generales para el uso de medicamentos antidepresivos y ansiolíticos”.
  • Material impreso para farmacéutico:
    • Tarjeta de bolsillo con el Test de Morisky-Green.
  • Podcast, casos interactivos, role-play en formato vídeo sobre situaciones comunes en la Farmacia Comunitaria.

Para la parte práctica se desarrollaron varios casos clínicos interactivos sobre la falta de adherencia en el marco del Servicio de Dispensación Adhvierte, habilitando para su resolución y registro un acceso desde NodoFarma Asistencial Training.

En la práctica real, NodoFarma Asistencial es una herramienta digital centrada en la prestación y registro de SPFA. Permite recoger y compartir información del paciente, con su consentimiento previo, y generar información de gran interés sanitario. Ayuda a prestar una asistencia farmacéutica global y homogénea en toda España.

Para optar al certificado de los 8,3 créditos otorgados a este proyecto por la Comisión de Formación Continuada de las Profesiones Sanitarias de Madrid, los farmacéuticos participantes en la Acción completaron los ejercicios interactivos, superaron el cuestionario de evaluación de 15 preguntas relacionado con el material formativo y realizaron el registro de al menos 10 casos del Servicio de Dispensación Adhvierte dentro de NodoFarma Asistencial Training.

Con respecto a su cronograma, la Acción fue desarrollada desde el 10 de enero de 2022 hasta el 30 de junio de 2022 a través de la plataforma de formación del CGCOF.

Resultados

Los resultados reflejan la participación de un total de 1.850 farmacéuticos de los diferentes COFs. De ellos, 450 farmacéuticos fueron acreditados, lo que supone alrededor de un 25% de acreditación entre los inscritos. Hubo un total de 5.741 de casos registrados, siendo los farmacéuticos de los COF de Zaragoza, A Coruña y Salamanca los que más participaron.

El análisis del registro de casos en NodoFarma Asistencial Training Adhvierte proporciona los siguientes resultados:

  • El perfil tipo del paciente es el de una mujer (67,1%) con una edad comprendida entre 30 a 69 años (64,5%). Los pacientes menores de 30 años (n= 942) representan el 16,4% de las dispensaciones registradas.
  • Se registraron un total de 10.127 problemas de salud. Entre los problemas no relacionados con la Salud Mental destacan la hipertensión arterial (n= 613), la hipercolesterolemia (n= 413) y la diabetes mellitus (n= 153).
  • Se ha evaluado la adherencia a un total de 3.447 problemas de salud relacionados con la salud mental. La depresión fue el problema de salud evaluado en un mayor número de casos (n= 1.986), seguido de la ansiedad (n= 809) y el trastorno de ansiedad generalizado (n= 458), según se muestra en la Figura 2.
  • Los tratamientos solicitados fueron mayoritariamente de continuación (83,9%), y tras realizar el Test de Morisky-Green se concluye que el 60,9% de los pacientes no son adherentes al tratamiento. De ellos, el 46,0% presentó una falta de adherencia combinada, el 27,2% una falta de adherencia intencionada y el 26,8% una falta de adherencia no intencionada (Figura 3).

Entre las diferentes patologías, las tasas de pacientes adherentes variaron moderadamente; entre pacientes identificados con depresión, el 59,0% fueron no adherentes, mientras que, en aquellos con ansiedad, fueron no adherentes el 65,8%.

Con respecto a las barreras identificadas como causas de la falta de adherencia (Figura 4), se detectaron un total de 6.398. Entre las más frecuentes destacan: el olvido (15,7%; n= 1.004), la falta de compresión de la enfermedad y el tratamiento (14,6%; n= 933), la percepción del paciente de que el medicamento no está siendo efectivo (9,8%; n= 627) y el miedo a la dependencia al tratamiento (9,0%; n= 627).


Finalmente, en relación a la actuación del farmacéutico (Figura 5), se registraron un total de 11.205 estrategias (1,75 intervenciones por cada barrera), entre las que sobresalen las siguientes: el refuerzo de comunicación farmacéutico-paciente, en términos de las habilidades de entrevista motivacional, afirmaciones positivas respecto a los resultados clínicos y de adherencia, reconocimiento de alcance de metas, motivación para mantener una buena implementación (33,4%; n= 3.745); el consejo farmacéutico, consistente en ofrecer información verbal y escrita sobre el problema de salud y medicamentos (10,2%; n= 1.142); el refuerzo del conocimiento sobre problema de salud, aportando información específica sobre el problema de salud y su tratamiento mediante el modelo de creencias en salud, e incrementando la gravedad percibida del problema de salud y la susceptibilidad de empeorar (9,6%; n= 1.081); y, por último, la potenciación de la necesidad percibida para usar el tratamiento farmacológico, explicándoles la necesidad de tomar la medicación de forma regular (9,3%; n= 1.044).


Como conclusión, se puede afirmar que la Acción práctica, englobada dentro de HazFarma, ha facilitado la actualización de conocimientos y la detección, prevención y evaluación de la falta de adherencia a los tratamientos de salud mental a través de las herramientas y las competencias adquiridas a lo largo de su desarrollo.

Enfermedad de Pompe: primera experiencia preventiva con la terapia de reemplazo enzimático

La enfermedad de Pompe o glucogenosis tipo II es una enfermedad de depósito lisosomal autosómica recesiva rara, progresiva y letal en la que una mutación en el gen de la alfa-glucosidasa ácida provoca la acumulación de glucógeno a nivel muscular, alterando la funcionalidad de las células, especialmente en el corazón, en el tejido respiratorio y en la musculatura esquelética. La enfermedad puede presentarse de forma temprana, incluso antes del nacimiento, o de forma tardía, siendo la primera más grave y de peor pronóstico porque usualmente el daño comienza a producirse cuando los órganos todavía están en formación. El tratamiento farmacológico consiste en la terapia de reemplazo enzimático (TRE), para la que, actualmente, en España el único fármaco comercializado es la alglucosidasa alfa, un análogo recombinante de la alfa-glucosidasa ácida.

La TRE está indicada en pacientes de todas las edades, pero recientemente se ha podido aplicar por primera vez en un paciente antes del nacimiento a través del cordón umbilical. Un grupo de investigadores de la Universidad de California (Estados Unidos) hipotetizaron que de esta forma se podría prevenir el daño en distintos órganos, como el cerebro y el corazón, que había provocado la muerte en edad infantil de dos hijos anteriores de los mismos padres. La eficacia teórica de la TRE administrada en etapa fetal se sustenta en un sistema inmunitario todavía en desarrollo, lo que permite disminuir la probabilidad de rechazo. Además, el hecho de que la barrera hematoencefálica esté aún en formación también permite el acceso del fármaco al cerebro, planteándose que la prevención del daño cerebral en el útero podría evitar la progresión de la enfermedad en este órgano una vez esté plenamente formada la barrera hematoencefálica.

El tratamiento, aunque permite retrasar la progresión de la enfermedad, no es curativo. Sin embargo, al evitar la acumulación de complicaciones que comienza a producirse antes del nacimiento en los casos de aparición temprana permite mejorar sustancialmente la calidad de vida del paciente. En este caso concreto, la paciente tiene algo más de 1 año (13 meses de edad) y presenta marcadores biológicos propios de su edad, y una alimentación y crecimiento normales que se relacionan con una función cardiaca y motora normales.

En el marco de este ensayo clínico, los investigadores planean utilizar la misma estrategia en otras ocho enfermedades de depósito lisosomal. Todas ellas son enfermedades raras para las que no existe cura y cuyo tratamiento suele ser meramente sintomático, motivo por el cual la TRE es una de las opciones que mayor interés suscita para frenar su progresión y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Hipertensión arterial: baxdrostat como prometedora alternativa en casos farmacorresistentes

Ampliamente conocido es el enorme impacto sanitario y económico que se asocia con la hipertensión arterial (valores de presión > 130/80 mm Hg), en gran medida por su correlación con otras patologías cardiovasculares y metabólicas. Afortunadamente, se dispone de un amplio arsenal de fármacos antihipertensivos para su abordaje, con los que la mayoría de los pacientes consiguen controlar su presión arterial. Pero hay una proporción significativa de casos (5-10%) en los que resulta más complicado descender los altos niveles de presión arterial incluso con la combinación de varios fármacos (con distintos mecanismos de acción), como ocurre en los debidos a una sobreproducción de aldosterona por la aldosterona sintasa, que conduce a una acumulación patológica de sal y líquidos. Esa enzima ha sido una diana farmacológica investigada durante varias décadas, pero su inhibición selectiva ha sido difícil de lograr, habida cuenta de que la síntesis adrenal de cortisol está catalizada por otra proteína que presenta un 93% de homología de secuencia aminoacídica con la primera.

En estudios preclínicos, un novedoso inhibidor de la aldosterona sintasa, baxdrostat, demostró una mayor selectividad por la aldosterona sintasa (100:1) y permitió una reducción notable de los niveles plasmáticos de aldosterona sin alterar los de cortisol. Ahora se han divulgado los resultados de un ensayo clínico de fase 2, multicéntrico y controlado por placebo, que ha aleatorizado a un total de 248 pacientes con hipertensión resistente al tratamiento (definida por valores de presión sanguínea de 130/80 mm Hg o superiores a pesar de recibir dosis estables de al menos tres fármacos antidepresivos, incluyendo un diurético) a recibir durante 12 semanas baxdrostat por vía oral una vez al día (2, 1 o 0,5 mg) o bien un placebo equivalente.

Los resultados revelan que, al final del tratamiento, el nuevo fármaco indujo reducciones dosis-dependientes de la presión sistólica respecto al estado basal (variable primaria): de -20,3, – 17,5 y -12,1 mm Hg, respectivamente, con las tres dosis decrecientes. En la comparativa con placebo, en cuyo grupo se vio un descenso medio de -9,4 mm Hg (probablemente debido a una mayor adherencia al tratamiento previo cuando los pacientes iniciaban el estudio), las diferencias fueron estadísticamente significativas para las dosis de 2 mg (-11,0 mm Hg; IC95% -16,4, -5,5; p< 0,0001) y 1 mg de baxdrostat (-8,1 mm Hg; IC95% -13,5, -2,8; p= 0,003). Durante el estudio no se registró ninguna muerte, ni ninguno de los eventos adversos graves fue atribuido al nuevo fármaco, que fue bien tolerado; tampoco hubo indicios de insuficiencia adrenocortical. Cabe mencionar, en su perfil de seguridad, la hipercalemia potencialmente grave (niveles de potasio de ≥ 6,0 mmol/l) que aconteció en 2 pacientes, pero que desapareció tras la retirada o interrupción del fármaco.

Si bien aún se requieren estudios de fase 3 más amplios que permitan confirmar estos hallazgos, así como el perfil beneficio-riesgo del fármaco más allá de los 3 meses de tratamiento, parece que estamos ante una interesante opción de tratamiento de los casos farmacorresistentes de hipertensión, que puede traducirse en una reducción de la morbimortalidad cardiovascular asociada a la falta de control de la patología.

Cáncer de mama: primeros resultados clínicos de una vacuna de ADN

El receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano (HER2), también denominado homólogo 2 del oncogén viral de la leucemia paneritroblástica (ErbB2), se expresa de forma normal en la superficie de las células de numerosos tejidos. Sin embargo, en hasta un 30% de los cánceres de mama se produce una sobreexpresión de este receptor que favorece el desarrollo de metástasis y se asocia a un peor pronóstico debido al aumento de la agresividad tumoral. Pese a que se han diseñado fármacos específicamente dirigidos frente a HER2, como trastuzumab (y trastuzumab emtansina), pertuzumab y los inhibidores de tirosina cinasa lapatinib y neratinib, las recidivas tras el tratamiento reducen la supervivencia de las pacientes, y solo una pequeña parte genera una respuesta inmunitaria frente al receptor HER2 tras el tratamiento que resulta protectora.

Recientemente se ha diseñado una vacuna basa en ADN que pretende aumentar la respuesta inmunitaria específica frente a este receptor. En un ensayo de fase 1 de un solo brazo se incluyó a 66 pacientes (edad media de 51 años) con tumor mamario en estado avanzado positivo para HER2, a quienes se seleccionó para recibir una dosis de 10, 100 o 500 μg con el objetivo de estudiar la seguridad y la inmunogenicidad de la vacuna, que contenía un plásmido de ADN modificado para inducir la síntesis de una porción intracelular de HER2 que se asocia con una mayor respuesta citotóxica a nivel inmunitario.

Así, tras un seguimiento de los pacientes de entre 3 y 13 años (mediana de 10 años) no se observaron diferencias en cuanto al perfil de seguridad en función de la dosis y la mayor parte de los efectos tóxicos fueron leves o moderados (grado 1 o 2). Sin embargo, aquellos que recibieron las dosis más altas, 100 μg y 500 μg, mostraron una mayor respuesta de células T citotóxicas en comparación con la dosis de 10 μg, con un resultado estadísticamente significativo (p= 0,003 y p < 0,001, respectivamente).

A pesar de que se trata de un estudio de fase 1 que, por tanto, no está concebido para evaluar –ni confirmar– la eficacia de la vacuna, los resultados observados en las pacientes son esperanzadores, puesto que, dado el estado avanzado del cáncer, se podía prever una supervivencia de alrededor de 5 años para la mitad de las participantes en el ensayo y, sin embargo, el 80% seguían vivas a los 10 años. A la vista de los positivos resultados obtenidos, el ensayo clínico, ahora aleatorizado y de fase II, sigue en marcha para evaluar con mayor profundidad los efectos de la dosis de 100 μg, abriendo una potencial vía terapéutica para un tumor de alto impacto sanitario y socioeconómico.

Glioblastoma: el futuro de su abordaje puede pasar por las vacunas de células dendríticas

El glioblastoma –a veces también referido como glioblastoma multiforme (GBM)– es el tumor cerebral más frecuente y uno de los tipos de cáncer con peor pronóstico, con una supervivencia a los 5 años tras el diagnóstico en torno al 5%. El tratamiento estándar en la actualidad puede combinar radioterapia y quimioterapia y solo en casos localizados se recomienda la cirugía previa. Sin embargo, dado el rápido avance que caracteriza a este tumor, el diagnóstico suele realizarse en un estadio avanzado y la eficacia de estos tratamientos es limitada, por lo que con frecuencia se producen recidivas en un plazo de meses: la supervivencia se ve drásticamente reducida por resistencias al tratamiento.

Recientemente, se ha iniciado el desarrollo de una novedosa estrategia terapéutica experimental consistente en una vacuna de células dendríticas (DCVax-L) generada a partir de un lisado del tumor del propio paciente. La vacuna a partir de células dendríticas es un tratamiento de inmunoterapia que actúa utilizando estas células presentadoras de antígeno extraídas del propio paciente para movilizar la respuesta celular del sistema inmunitario contra el tumor. Se llevó a cabo un ensayo de cohortes de fase 3 doble ciego en el que han participado 331 pacientes (61% hombres, edad media de 56 años), de los cuales 232 pacientes recibieron la vacuna y temozolomida, que se considera el tratamiento quimioterápico estándar, y 99 constituyeron el grupo control, recibiendo temozolomida y un placebo. Sin embargo, 64 de los 99 pacientes del brazo de control recibieron también DCVax-L tras sufrir una recidiva, por lo que el estudio no se consideró aleatorizado.

Los resultados se desagregaron considerando a los pacientes de nuevo diagnóstico (nGBM) y a aquellos que presentaban una recidiva (rGBM). Así, la supervivencia media de los pacientes nGBM del brazo de tratamiento fue de 19,3 meses tras la aleatorización, frente a 16,5 meses en el brazo de control. La tasa de supervivencia a 5 años fue del 13,0% en el brazo de tratamiento y del 5,7% en el brazo de control. En el caso de los 64 pacientes rGBM, la supervivencia media tras la recidiva fue de 13,2 meses en el brazo de tratamiento frente a los 7,8 meses del grupo control (p < 0,001), con una supervivencia a 30 meses también mayor entre los pacientes que recibieron DCVax-L (11,1% vs. 5,1%). Además, el perfil de seguridad de DCVax-L parece adecuado. Se observaron 5 eventos probablemente asociados al tratamiento con la vacuna: 3 casos de edema cerebral (2 de grado 3 y 1 de grado 2), un caso de náuseas (grado 3) y otro caso de infección de nódulos linfáticos (grado 3). No se reportaron casos de reacciones autoinmunes ni de tormenta de citocinas entre los pacientes tratados con DCVax-L.

Por tanto, esta nueva estrategia de tratamiento puede permitir ampliar la supervivencia de los pacientes con glioblastoma cuando se usa en combinación con el tratamiento estándar, incluso en aquellos en que se producen recidivas a corto plazo, en los que el pronóstico es especialmente pobre. Este estudio constituye una nueva muestra de las amplias posibilidades de la inmunoterapia en el ámbito de la oncología.

Enfermedad del sueño: ¿puede acoziborol ayudar a su erradicación para 2030?

La tripanosomiasis humana africana causada por Trypanosoma brucei gambiense, conocida popularmente como la enfermedad del sueño, es una parasitosis tropical potencialmente mortal, transmitida por la mosca tsetsé y que adquiere carácter endémico en el África subsahariana; sobre todo en la República Democrática del Congo (RDC) aún provoca un número no desdeñable de casos anuales (565 notificados en 2020), aunque las cifras epidemiológicas están en progresivo descenso (se notificaron 2.110 casos en 2016) por los programas de vigilancia y control.

Su abordaje farmacoterapéutico depende del estadio de la enfermedad, pues, por ejemplo, en el estadio avanzado se requiriere que los fármacos atraviesen la barrera hematoencefálica para tratar la infección del neuroencéfalo. En esa etapa, que suele requerir hospitalización, se emplea una terapia intravenosa de combinación de nifurtimox con eflornitina, mientras que en las etapas iniciales se trata con inyecciones intramusculares durante 7-10 días de pentamidina (el único fármaco con la indicación aprobada en España). El abordaje de la enfermedad mejoró en 2019 con la incorporación de fexinidazol, el primer fármaco disponible por vía oral (pauta de 10 días de duración), pero no exento de hospitalización, lo que dificulta su acceso en áreas con escasos recursos sanitarios. Se observa, pues, la necesidad de nuevas terapias que superen esas limitaciones en la accesibilidad y adherencia.

En el marco de la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “Medicamentos para enfermedades olvidadas”, se ha desarrollado un reciente ensayo clínico prospectivo, de fase 2/3, abierto y de un solo brazo que enroló a un total de 208 pacientes de 15 años de edad o mayores (media de edad de 34 años, 56% hombres) con confirmación de la infección –167 en estadio avanzado y 41 en etapas iniciales-intermedias– en 10 hospitales de la RDC y Guinea; debían tener buena capacidad para la toma oral de medicamentos y poder ser hospitalizados para el tratamiento y seguidos posteriormente. Se les administró una única dosis oral de 960 mg de acoziborol, un antiprotozoario con estructura de benzaxoborol-6-carboxamida, y fueron monitorizados en el hospital hasta el día 15 postratamiento, y después en visitas externas a los meses 3, 6, 12 y 18; cumplieron ese periodo de seguimiento todos los pacientes en etapas iniciales-intermedias de la enfermedad (100%) y casi todos (96%, 160/167) de aquellos con patología avanzada. Entre estos últimos, la tasa de éxito terapéutico al mes 18 (variable primaria) –ausencia de tripanosomas en los fluidos corporales según criterios de la OMS– fue del 95,2% (IC95%91,2-97,7), y ascendía hasta el 98,1% (IC95%95,1-99,5) si solo se consideraban los 162 pacientes evaluables. Todos los pacientes con etapas más precoces también se curaron.

En términos de seguridad, un 75% de pacientes notificó algún evento adverso emergente, pero solo en un 14% se consideraron relacionados con el tratamiento (38 eventos de un total de 600); todos los casos notificados fueron leves-moderados en severidad, siendo los más comunes la pirexia y la astenia. Ninguna muerte se consideró relacionada con el tratamiento.

A la vista de los buenos datos de eficacia de acoziborol en estadios avanzados (similares a los descritos para la combinación de nifurtimox-eflornitina, con tasas de éxito del 94%) y de su favorable perfil de seguridad, todo parece indicar que puede constituir una herramienta altamente prometedora en los esfuerzos por alcanzar la meta fijada por la OMS de interrumpir la transmisión de la enfermedad del sueño para 2030. De especial interés es su régimen de dosis única, que podría eliminar las estancias hospitalarias.

Resistencia a antiparasitarios en veterinaria

Resumen

La resistencia a los fármacos antiparasitarios está descrita en la práctica totalidad de parásitos. Actualmente no se cuenta con amplios conocimientos sobre la biología y la farmacología de dicha resistencia en las diferentes especies de parásitos, ni con métodos para su identificación rutinaria temprana, lo que dificulta la capacidad para rastrear los genotipos y tomar las medidas oportunas para hacerles frente. La aparición de resistencia a los compuestos más recientes inspiraría nuevos esfuerzos para encontrar nuevos compuestos con perfiles similares, pero a la vez impulsa a hacer uso de métodos de control alternativos (control biológico, vacunas, etc.) que aseguren al menos en parte el éxito en el control de las enfermedades parasitarias.

Además de sobre la sanidad animal, las resistencias a antiparasitarios tienen un importante impacto económico. Se ha descrito el caso de los parásitos del ganado de abasto en que la resistencia puede propagarse entre granjas cuando los animales que albergan una infección con algún parásito resistente se trasladan a un nuevo lugar; estas condiciones deberían limitarse trasladando a los animales a zonas de pastoreo no usadas anteriormente, mantener poblaciones parasitarias “en refugia”, o implementar el uso de tratamientos selectivos dirigidos a los individuos que cumplen un determinado criterio de infección. Otra de las preocupaciones viene dada por el potencial efecto perjudiciales de una buena parte de los antiparasitarios actuales para el medio ambiente y los trabajadores en contacto con los animales tratados. Asimismo, la presencia de residuos de plaguicidas hallados en los huevos, la carne y otros productos de consumo podría provocar la exposición de los seres humanos a estas sustancias químicas a la par que sugeriría que se pueden estar llevando a cabo más tratamientos de los recomendados, un hecho que a su vez puede acelerar el desarrollo de resistencias e impactar en la salud humana.

Por último, no se debe olvidar la existencia de numerosas zoonosis, entre ellas las causadas por Echinococcus spp. en perros, zorros, gatos y otros mamíferos, las moscas de los caballos (Hippobosca equina), los anquilostomas y larvas de áscaris de los animales domésticos, u otras enfermedades transmitidas por garrapatas, como la enfermedad de Lyme. Varios factores que interactúan entre sí pueden determinar la aparición de estas enfermedades en el humano, situación que cobra una mayor relevancia si los medios para combatirlas han perdido eficacia por la aparición de múltiples resistencias.

Introducción: contexto

Desde hace tiempo se viene prestando mucha atención al problema de las resistencias a los antibióticos, como consecuencia de su utilización, a veces, no prudente, tanto en medicina humana como en veterinaria y agricultura; sin embargo, se presta menos atención al problema de las resistencias a antiparasitarios, debido a la escasa incidencia de este problema en la salud pública, no así en la sanidad animal.

Concretamente en España, pero también en Europa y en el resto del mundo, las resistencias antihelmínticas representan un problema cada vez mayor, ya que se podría comprometer el control de estas poblaciones de parásitos, especialmente en animales productores de alimentos. Se han observado resistencias en algunas especies de nematodos parásitos gastrointestinales de ovejas y cabras, en algunos estróngilos de los équidos y en fasciolas. Asimismo, se han descrito resistencias a las lactonas macrocíclicas en Cooperia spp. y Ostertagia ostertagi. En nematodos de pequeños rumiantes, y particularmente en Haemonchus contortus, la resistencia a todas las clases de antihelmínticos de amplio espectro ha alcanzado niveles preocupantes en muchas partes del mundo, y en menor medida se han identificado resistencias en Trichostrongylus spp., Cooperia spp., Nematodirus spp. y Teladorsagia spp. en ovejas y cabras (García Vallejo, 2001).

La resistencia a los productos utilizados para el control de parásitos en perros y gatos aún no se considera tan grave como en los parásitos del ganado. Hay informes de falta de eficacia con ectoparasiticidas –en particular, de un acortamiento de la duración de la eficacia–, pero a menudo la causa no se puede atribuir a una sola razón, es decir, a resistencias o a una falta de cumplimiento. También se ha descrito algún problema con los endoparasiticidas de perros y gatos frente a aislamientos de dirofilarias. Por otra parte, en los Estados Unidos se han descrito resistencias en aislamientos de anquilostomiasis en relación con el uso de benzimidazoles, pirantel, avermectinas y milbemicina en perreras de galgos.

Lo más notable es que se han descrito casos de multirresistencias que podrían mermar notablemente la disponibilidad de herramientas terapéuticas eficaces. Sin embargo, estamos ante un problema de consecuencias no solo sanitarias (se debe tener en cuenta que muchas enfermedades parasitarias están causadas por patógenos zoonóticos) sino también económicas, por las pérdidas de rendimiento productivo de los animales y el gasto que implica el control de éstas (García Vallejo, 2001; Woods et al., 2011).

Todo lo anterior se desarrolla en un contexto en el que se debe tener en consideración que el 24% de las ventas de medicamentos veterinarios en Europa son antiparasitarios (el 25% en el resto del mundo). Si se analiza por especies, el 67% de estos antiparasitarios se destina a animales de compañía y équidos, el 19% a vacuno, el 6% a ovino, el 6% a porcino y el 2% a aves. Por compuestos, los endectocidas suponen un 23%, los endoparasiticidas un 28% y los ectoparasiticidas un 49% (Selzer et al., 2021).

Frente a esta situación, al igual que se ha reflexionado sobre el uso no prudente de los antimicrobianos, debemos ser conscientes de que el uso continuado y repetido de antiparasitarios, así como los errores diagnósticos, los problemas de mala dosificación y especialmente la falta de asesoramiento veterinario en muchas ocasiones, van a incidir de forma clara y determinante en el aumento de las resistencias, con las consecuencias ya expuestas (WOAH, 2021).

Se define la resistencia a los fármacos antiparasitarios como la capacidad genética de los parásitos para sobrevivir a un tratamiento que, por lo general, era eficaz contra ellos. Cuando se trata a un animal con un medicamento antiparasitario, los parásitos susceptibles mueren y los parásitos resistentes sobreviven, transmitiendo así sus genes de resistencia a su descendencia.

El desarrollo de antiparasitarios desde el punto de vista económico tiene como objetivo principal buscar agentes –a menudo de amplio espectro– con actividad contra aquellos parásitos que pueden generar una mayor pérdida económica en las explotaciones, de forma que aseguren el retorno de la inversión. En el caso del ganado, la atención se centra en el control de moscas, garrapatas, piojos, nematodos gastrointestinales y trematodos (trematodos del hígado). Para los animales de compañía, las principales especies parasitarias a combatir serían las pulgas, garrapatas, dirofilarias, nematodos gastrointestinales, tenias, entre otras (Geary et al., 2004).

Las vías de administración utilizadas en veterinaria obedecen principalmente a la necesidad de tratamiento. Cuando se dosifica a un número importante de animales, un ganadero suele preferir una administración sencilla por vertido, o incluso una administración inyectable, en lugar de una dosis oral. Los propietarios de perros, sin embargo, toleran mejor una formulación oral, especialmente si se presenta en un masticable suave y palatable. A esto hay que añadir el deseo de los propietarios que siempre preferirán un producto de acción prolongada que reduzca la frecuencia de dosificación. Asimismo, en conjunto con todos estos requerimientos, se debe trabajar mucho para obtener productos con la menor repercusión medioambiental posible.

A modo de recordatorio, conviene recordar que los parásitos se pueden clasificar, en función de su localización en el huésped, como endoparásitos (por ejemplo, protozoos, helmintos) y ectoparásitos (se incluirían pulgas, garrapatas, piojos o moscas). Según esta diferenciación, los productos antiparasitarios clásicamente se dividían en endo- y ecto-parasiticidas; sin embargo, la llegada de las lactonas macrocíclicas en la década de los años 80 del siglo pasado modificó esa línea al ofrecer una actividad endectocida (actividad endo- y ectoparasiticida en un solo compuesto). Estos endectocidas tuvieron éxito debido a su excelente eficacia, pero también, en gran medida, debido a la comodidad que ofrece una sola aplicación para controlar una amplia gama de parásitos. Este hecho también impulsó la aparición de medicamentos que incluían combinaciones de antiparasitarios, lo cual despertó la preocupación de las diferentes agencias reguladoras (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios –AEMPS– y Food and Drug Administration –FDA–), ya que en muchos casos dichas combinaciones no estaban suficientemente justificadas pudiendo desencadenar una sobreutilización, o un uso no apropiado que podría facilitar la aparición de resistencias. Estas preocupaciones se han ido transformando en realidad, evidenciándose con una documentación creciente de resistencias a antiparasitarios en prácticamente todas las especies, con una alarmante preocupación desde el punto de vista zoonótico (Woods et al., 2011).

Tipos de resistencias a antiparasitarios

En el presente artículo se revisan los principales mecanismos celulares de las resistencias derivados del genotipo (resistencia natural), las mutaciones y amplificación genética, entre otras (resistencia adquirida), que se traducen en modificaciones en estructuras y funciones celulares relacionadas con la interacción del fármaco con su diana farmacológica o su permanencia en el organismo del parásito (Olivos-Oré et al., 2022).

La resistencia natural tiene un mecanismo constante en una misma especie o célula del parásito; está determinada genéticamente y no tiene correlación con el uso del fármaco. Algunos ejemplos de esta resistencia los podemos encontrar en la resistencia que presenta Parascaris univalens debida a la elevada capacidad para sobreexpresar la glucoproteína P (gp-P), una proteína que favorece la eliminación de las lactonas macrocíclicas.

Por su parte, la resistencia adquirida es una característica propia del parásito que por naturaleza es sensible a los efectos de un fármaco, pero que desarrolla modificaciones genéticas ya sea por mutación o por adquisición de genes de resistencia, perdiendo su sensibilidad previa. Tiene un carácter evolutivo y su aparición depende de la utilización previa de los fármacos. Un ejemplo se encuentra en las diferentes especies de insectos resistentes a los organofosforados que han evolucionado a través de mutaciones en una de las proteínas diana, la acetilcolinesterasa o mediante una mayor desintoxicación a través de carboxilesterasas, oxidasas de función mixta o glutatión-S-transferasas (Figura 1).

Antiparasitarios para algunas especies de interés veterinario en España

A continuación, se reseñan algunos de los principales grupos de animales, los posibles parásitos que les pueden infestar, así como algunas de las opciones de tratamiento farmacológico disponibles en el mercado español.

Rumiantes

Las especies de producción en extensivo se suelen infectar después de ingerir etapas inmaduras infecciosas de los parásitos (huevos, larvas, etc.) de los pastos; este hecho puede tener lugar de manera repetida, haciendo necesario el tratamiento con antiparasitarios. Se convierte en un problema cuando una población cada vez más grande de parásitos de una granja determinada es portador de genes de resistencia, lo que a largo plazo genera la supervivencia de parásitos resistentes, siendo cada vez más difícil su erradicación (Woods et al., 2011).

En cuanto a los ectoparásitos, el principal objetivo es la prevención y control de garrapatas y también, en algunas zonas geográficas, de las moscas, piojos y ácaros (como Psoroptes ovis, que produce la sarna ovina). Los productos antiparasitarios deben proporcionar protección durante un largo periodo para reducir la manipulación de los animales. En España, estos productos están disponibles para administración parenteral o para aplicación tópica, incluyendo inmersiones, aerosoles, polvos, etc.

Los ectoparasiticidas más utilizados en grandes animales se pueden agrupar según la estructura y el mecanismo de acción en organofosforados y carbamatos, piretrinas y piretroides, lactonas macrocíclicas (avermectinas y milbemicinas), formamidinas, reguladores del crecimiento de insectos y una serie de compuestos diversos, incluidos los sinergistas (por ejemplo, butóxido de piperonilo). También hay una serie de compuestos útiles con actividad repelente en lugar de insecticida, incluyendo la N,N-dietil-3-metilbenzamida.

En relación con los endoparásitos, las lactonas macrocíclicas controlan los principales nematodos gastrointestinales, mientras que los cestodos estarían controlados por triclabendazol (agente también activo frente a trematodos perteneciente al grupo de los benzimidazoles), closantel (parasiticida con actividad fasciolicida y eficacia frente a otros helmintos y artrópodos) y clorsulon. Cabe destacar el uso de albendazol (del grupo de los benzimidazoles), un antiparasitario utilizado para el tratamiento de enfermedades causadas por nematodos gastrointestinales –tales como Ostertagia ostertagi, Trichostrongylus axei, Trichostronigylus colubriformis, Cooperia oncophora, Oesophagostomum radiatum, Haemochus contortus, Nematodirus helvetianus– y nematodos pulmonares –por ejemplo, Dictyocaulus viviparus–, así como para el tratamiento de cestodosis producidas por Moniezia expansa y de fasciolosis aguda causada por formas adultas de Fasciola hepatica.

Asimismo, las infestaciones en cabras y ovejas por trematodos (Dicrocoelium dendriticum, Fasciola hepatica, y paranfistómidos como Paramphistomum leydeni) pueden ser tratadas con closantel o mebendazol (WOAH, 2021; WAAVP, 2022).

Cerdos

La foxima es un ectoparasiticida organofosforado que actúa inhibiendo la colinesterasa del ganglio nervioso del parásito al formar un complejo irreversible con la enzima. La acumulación de acetilcolina en la región post-sináptica interfiere con la transmisión normal del impulso en el sistema nervioso del parásito dando lugar a hiperexcitación y convulsiones seguidas de parálisis y muerte. Está indicado para el tratamiento de la sarna (Sarcoptes scabiei var. suis.) y piojos (Haematopinus suis) cerdos.

En relación con los endoparásitos, el flubendazol es un antihelmíntico benzimidazólico que, a diferencia de los demás benzimidazoles, interfiere el metabolismo energético del parásito inhibiendo el transporte de glucosa; en los parásitos produce la autolisis del tegumento externo debido a un acúmulo intracelular de enzimas hidrolíticas y proteolíticas. Constituye el tratamiento de elección de helmintiasis causadas por nematodos como Ascaris suum, Strongyloides ransomi, Hyostrongylus rubidus, Oesophagostomum dentatum, Trichuris suis y Metastrongylus apri (fases larvarias y adultas en tracto intestinal y respiratorio) en lechones, cerdos de engorde, cerdas gestantes y en lactación (García Vallejo, 2001; WOAH, 2021; WAAVP, 2022).

Perros y gatos

ductos disponibles para el tratamiento de ectoparásitos proporcionan eficacia aproximadamente durante un periodo de varios meses contra garrapatas y pulgas (mediante collares o sistemas spot-on o pour-on… ). Actualmente, para el control de parásitos internos y externos en perros y gatos se utilizan lactonas macrocíclicas como la selamectina, un compuesto semisintético de la clase de las avermectinas que paraliza y/o mata a una gran variedad de parásitos invertebrados.

La selamectina tiene actividad adulticida, ovicida y larvicida frente a las pulgas, rompiendo eficazmente el ciclo de vida de la pulga y matando a las formas adultas (en el animal); impide también la incubación de huevos (en el animal y en su entorno) y mata a las larvas (solo del medio ambiente). Previene las infestaciones por pulgas producidas por Ctenocephalides spp., y del tratamiento de la acariosis de los oídos (Otodectes cynotis). Asimismo, también está indicado para infestaciones por piojos como Felicola subrostratus (en gatos) y Trichodectes canis (en perros) o ácaros como Sarcoptes scabiei.

Por otra parte, en perros pueden utilizarse fármacos como el fipronilo que es un insecticida/acaricida que pertenece a la familia de los fenilpirazoles y provoca la muerte de las pulgas en 24 h, y de las garrapatas (Dermacentor reticulatus, D. variabilis, Rhipicephalus sanguineus, Ixodes scapularis, l. ricinus, Haemaphysalis longicornis, H. flava y H. campanulata) y piojos picadores en las 48 h post-exposición. Por su parte, el fipronilo (adulticida) también se puede utilizar en combinación con el metopreno (ovicida y larvicida), un regulador del crecimiento de los insectos y pertenece a los compuestos conocidos como análogos de la hormona juvenil que inhiben el desarrollo de las fases inmaduras de los insectos.

En relación con los endoparasiticidas, las lactonas macrocíclicas como la milbemicina o la selamectina, además de su acción frente a los ectoparásitos descritos anteriormente, tienen actividad dirigida frente a los principales nematodos gastrointestinales (Ancylostoma caninum, Toxocara canis, Toxascaris leonina, Trichuris vulpis) y la dirofilariasis canina o gusano del corazón del perro, Dirofilaria immitis, en áreas endémicas. Por su parte, los cestodos se tratan mediante la combinación con praziquantel para tratamiento de parasitosis por Dipylidium caninum, Taenia spp., Echinococcus multilocularis (Salvador-Recatalà et al., 2012; WOAH, 2021; WAAVP, 2022).

Aves de corral

Las aves de corral pueden ser infestadas por una variedad de ectoparásitos como pulgas, ácaros, moscas, etc. Por ejemplo, el ácaro rojo de las aves de corral, Dermanyssus gallinae, es una plaga común en los gallineros de todo el mundo, especialmente en Europa. Las infestaciones de ácaros de las aves de corral son extremadamente difíciles de tratar, ya que los ácaros se esconden en cualquier espacio pequeño y oscuro disponible.

Las medidas farmacológicas más destacadas de control de ectoparásitos consisten en la utilización de organofosforados o piretroides junto con los reguladores del crecimiento de insectos, como el metopreno. Asimismo, pueden utilizarse las lactonas macrocíclicas. El amprolio, que se utiliza en el tratamiento de coccidiosis causada por Eimeria spp. sensibles, es un agente que actúa como inhibidor competitivo de la tiamina en el metabolismo del parásito e interfiere en la formación de la pared de los ooquistes.

La gran variedad de ectoparasiticidas, asociado al mal uso de los mismos, puede contribuir al desarrollo de resistencias a estos fármacos y también da lugar a la presencia de residuos en los huevos y la carne. Por tanto, se deben utilizar medicamentos o tratamientos que combinen la eficacia con la ausencia de residuos en estos productos (Woods et al., 2011).

En el caso de las helmintiosis, hay un número decreciente de fármacos aprobados para las aves de corral; destaca el flubendazol, que se usa ampliamente en Europa contra Ascaridia spp. y Heterakis gallinarum. También sobresale el uso de levamisol en el tratamiento de nematodosis gastrointestinales y pulmonares, tanto frente a formas adultas como larvarias, que englobarían a Ascaridia columbae, Capillaria spp., Heterakis spp., Amidostomum spp (WOAH, 2021; AEMPS, 2022; WAAVP, 2022).

Equinos

La ivermectina es un endectocida utilizado en équidos, aunque se han notificado casos de resistencia a lactonas macrocíclicas (incluida ivermectina) en Parascaris equorum en caballos en algunos países de la UE.

En combinación con otras lactonas macrocíclicas, se formulan para su uso en caballos preparados con prazicuantel, que se recomiendan para el tratamiento de infestaciones mixtas causadas por cestodos y nematodos o artrópodos, debido a vermes redondos adultos e inmaduros, vermes pulmonares, gastrófilos y tenias. El efecto parasiticida del prazicuantel se media por un aumento de la permeabilidad celular al ión calcio, que cursa con alteración del tegumento facilitando el ataque de enzimas proteolíticas y provocando parálisis espástica al interferir con los mecanismos de contractilidad muscular, entre otras acciones.

Las tetrahidropirimidinas, como el pamoato de pirantel, actúan sobre el sistema nervioso de los endoparásitos inhibiendo la enzima colinesterasa, bloqueando la placa neuromuscular del parasito y provocando una parálisis espástica, que conduce a la muerte del parasito o a su expulsión del hospedador al no poderse fijar a la pared gastrointestinal. Se recomienda su uso frente a parasitosis debidas a Parascaris equorum, Strongylus edentatus, S. vulgaris, S. equinus, Triodontophorus spp., Trichonema, spp., Oxiuris equi, Anaplocephala magna y A. perfoliata.

Finalmente, los benzimidazoles como fenbendazol y oxibendazol se utilizan frente a nematodos gastrointestinales (formas adultas, larvas y huevos) y nematodos pulmonares (Salvador-Recatalà et al., 2012; WOAH, 2021; AEMPS, 2022; WAAVP, 2022).

Peces

La acuicultura es una industria en rápido crecimiento que supone una gran proporción del suministro mundial de alimentos. El salmón, tanto el salvaje como el de piscifactoría, es susceptible de sufrir infestaciones parasitarias, siendo uno de sus parásitos más importantes –desde el punto de vista económico– el piojo del salmón, Lepeopophtheirus salmonis y Caligus sp. La ivermectina se utilizó inicialmente como tratamiento para los piojos, pero fue sustituida a finales de los años 90 por otra avermectina, el benzoato de emamectina, cuyo uso, no obstante, ha ido reduciéndose debido a la pérdida de eficacia. El uso de desinfectantes tópicos como el peróxido de hidrógeno también resultó eficaz contra la infestación de piojos (Lam et al., 2020).

Mecanismos de resistencia a los principales fármacos antiparasitarios

multifactorial. Se han descrito una serie de condiciones que favorecen su aparición, dependientes en buena medida de: i) la frecuencia de los tratamientos: ii) la subdosificación; iii) el uso continuado de un solo grupo farmacológico; iv) las propiedades del fármaco antiparasitario utilizado; v) el potencial biótico de las distintas especies parasitarias; y vi) la interacción del fármaco antiparasitario con el huésped del parásito.

La generación de una resistencia a uno o varios antiparasitarios parte de una población inicial de parásitos, aparentemente susceptibles al efecto de un fármaco, que es capaz de dar origen a otra población resistente a ese mismo fármaco. Las primeras administraciones de fármacos se dirigen a eliminar a los individuos susceptibles; por consiguiente, la próxima generación de parásitos puede estar formada por una minoría de individuos resistentes que serán capaces de transmitir sus características a su descendencia (Figura 1). Para llegar a ello se suceden procesos de gran complejidad y variabilidad temporal según el número de genes implicados en la resistencia del parásito. Si está determinada por un gen, la resistencia aparecerá de forma rápida, mientras que, si está determinada por varios genes, solo los individuos que posean la combinación correcta de genes desarrollarán la resistencia al fármaco; circunstancia que retrasará la aparición de la resistencia.

Así pues, el desarrollo de la resistencia a los antiparasitarios es un proceso natural debido a los cambios evolutivos de los parásitos. Sin embargo, este proceso se puede ver acelerado por la presión antiparasitaria a la que se ven sometidas las diversas poblaciones de parásitos y se debería desacelerar con un buen conocimiento de los mecanismos de resistencia y una práctica clínica optimizada (Köhler, 2001; Whittaker et al., 2017; Olivos-Oré et al., 2022).

En este apartado se examinan algunos de los mecanismos moleculares desarrollados por los parásitos para alcanzar resistencia frente a las tres grandes clases de antiparasitarios utilizados en veterinaria: las lactonas macrocíclicas, los agonistas nicotínicos y los benzimidazoles. Se debe destacar que en los múltiples hallazgos sobre resistencias se ha observado que estas pueden afectar a más de una clase de fármacos, ya que una población de parásitos puede expresar más de un mecanismo de resistencia al mismo tiempo.

Lactonas macrocíclicas

Las lactonas macrocíclicas son antihelmínticos de amplio espectro muy utilizados en veterinaria para el tratamiento de las infecciones ecto- y endoparasitarias del ganado, los animales de compañía y los seres humanos. Son moduladores de los canales de cloruro activados por glutamato (GluCl) que se encuentra únicamente en los filos de invertebrados protostomos (por ejemplo, Nematoda y Arthropoda). Si bien los canales de cloruro activados por el ácido gamma-aminobutírico (GABACl) fueron los primeros canales iónicos descritos como sensibles a las lactonas macrocíclicas (identificados en los nematodos), ahora se consideran, además, otros canales activados por ligando –por ejemplo, los canales iónicos activados por la dopamina y la serotonina–. Asimismo, se ha descrito que también se unen e inhiben la apertura de los canales iónicos sensibles a la acetilcolina presentes en C. elegans (Köhler, 2001).

La hiperpolarización del sistema neuromuscular de los nematodos inducida por las lactonas macrocíclicas puede provocar varios efectos fisiológicos anormales, como la inhibición de la función faríngea (alimentación), la inhibición de la reproducción y una alteración de la función de glándulas involucradas en el sistema inmunitario, entre otros efectos.

Aunque la evidencia de los mecanismos genéticos para la resistencia a las lactonas macrocíclicas se ha evaluado principalmente en el contexto de sus efectos sobre GluCl y GABACl, es probable que los estudios futuros sobre resistencias revelen las contribuciones de otros canales iónicos.

Un hallazgo clave describe la resistencia a las lactonas macrocíclicas a través de alteraciones estructurales de los canales iónicos activados por ligando de los parásitos. Se ha observado que las alteraciones en varios loci genéticos están asociadas a la resistencia como, por ejemplo, en cepas de C. elegans con elevado polimorfismo y naturalmente resistente a las avermectinas, donde se ha encontrado un alto grado de divergencia de secuencia en la región codificante para la subunidad alfa GluCl del gen glc-1. Ciertos estudios genéticos sobre C. elegans también han revelado que la supresión de tres genes de la subunidad del canal GluCl (avr-14, avr-15 y glc-1) provoca una pérdida de sensibilidad a la ivermectina y a la moxidectina. En el parásito Haemonchus contortus, una sustitución de aminoácidos Ala169Val en la subunidad alfa de GluCl (codificada por Hco-glc-5) se asoció con una menor sensibilidad a las lactonas macrocíclicas.

Adicionalmente, estudios electrofisiológicos en una cepa de Haemonchus contortus resistente a la ivermectina identificaron cuatro sustituciones de aminoácidos en una subunidad GABACl codificada por el gen Hco-lgc-37. El receptor de la cepa seleccionada mostró una sensibilidad disminuida tanto al GABA como a la ivermectina, lo que sugiere la existencia de una alteración estructural en el receptor del fármaco/ligando. Dos de las sustituciones de aminoácidos (Lys169Arg y Gln176Leu) estaban localizadas en el dominio del bucle de cisteína extracelular de la proteína, el sitio de unión propuesto para las lactonas macrocíclicas (Whittaker et al., 2017; Figura 2).


En una cepa de C. oncophora resistente a la ivermectina, la expresión de ADNc de la subunidad GluCl de longitud completa en oocitos de Xenopus mostró una sensibilidad reducida al glutamato, la ivermectina y la moxidectina. En este estudio, un polimorfismo de un solo nucleótido (SNP) en el codón 256 del gen Con-avr-14 dio lugar a una sustitución de aminoácidos Leu256Phe en la proteína GluCla3B (subunidad del canal GluCl).

Por otro lado, las bombas de eflujo o transportadores de membrana como los ATP-binding cassette, incluidas las glucoproteínas P (gp-P) y las proteínas asociadas a la resistencia a múltiples fármacos (MRP), presentan la capacidad de expeler un gran abanico de sustancias exógenas –xenobióticos– hacia el exterior de las células. Aunque muchas cumplen funciones fisiológicas tanto en el hospedador como en las células parasitarias (expulsión de tóxicos, transporte de productos metabólicos, comunicación intercelular, señalización intracelular, formación de biofilms en bacterias, etc.), su sobreexpresión ha sido asociada a resistencias de relevancia clínica (Whittaker et al., 2017; Olivos-Oré et al., 2022).

Se han identificado más de 60 genes codificantes para transportadores ATP-binding cassette en C. elegans, incluidos 15 genes pgp y 8 mrp; la cifra de genes descubiertos sigue aumentando. Tanto la regulación al alza de los tránscritos de pgp como la selección de genotipos específicos de transportadores (es decir, pgp con mayor eficiencia de transporte) se han implicado en la resistencia a las lactonas macrocíclicas en diferentes nematodos como H. contortus. Dentro de estos hallazgos se puede hacer mención a la mayor expresión de Hcon-pgp-1, Hcon-pgp-2 y Hcon-pgp-9 en cepas de H. contortus, que se asocian a la resistencia frente a ivermectina. Otros estudios genéticos de genes pgp de un aislado multirresistente de Teladorsagia circumcincta sugirieron una expresión significativamente mayor de Tci-pgp-9 en todas las etapas del ciclo vital en comparación con una cepa susceptible a la ivermectina.

La sobreexpresión de dos genes pgp (Con-pgp-11 y Con-pgp-16) y un gen mrp (Con-mrp-1) también se observó en aislados resistentes a lactonas macrocíclicas de Cooperia oncophora. La variabilidad de la secuencia del gen pgp en los nematodos podría proporcionar un mecanismo de selección de la resistencia a los antihelmínticos. Por ejemplo, se han identificado polimorfismos de nucleótido único (SNPs, por sus siglas en inglés) de C. oncophora dentro de los genes Con-pgp-2 y Con-pgp-9 en poblaciones resistentes, lo que sugiere que las alteraciones estructurales en Pgp, en particular en las regiones de unión al sustrato, podrían generar fenotipos de transportadores que muestran un transporte acelerado de lactonas macrocíclicas hacia el exterior del parásito (Figura 3).


La participación de las gp-P en el desarrollo de resistencia a los antiparasitarios se ha visto reforzada por trabajos que han evaluado los tratamientos con inhibidores convencionales de la gp-P, como el verapamilo, en los que se ha conseguido restablecer la sensibilidad a la ivermectina y moxidectina en cepas de H. contortus, T. circumcincta y C. oncophora resistentes (Whittaker et al., 2017).

Agonistas nicotínicos

Los agonistas nicotínicos de los receptores nicotínicos de la acetilcolina (nAChRs) representan otra clase de antihelmínticos ampliamente usados en veterinaria. Estos fármacos no se degradan rápidamente, lo que provoca una apertura prolongada del canal y la entrada de calcio, causando una parálisis espástica y, finalmente, la muerte del parásito, que en los nematodos permite la expulsión del huésped. Los antihelmínticos pueden utilizarse para tratar infecciones en animales porque tienen un efecto terapéutico selectivo, debido a que los nAChRs del parásito son farmacológicamente diferentes a los de su huésped.

Tanto los más antiguos, levamisol y pirantel, como los introducidos más recientemente, tribendimidina y derquantel, activan a los nAChRs pentaméricos heterogéneos compuestos por una mezcla de subunidades UNC-29, UNC-38, ACR-8 o UNC-63. El antihelmíntico colinérgico de aprobación más reciente, monepantel, activa nAChRs compuestos por una mezcla de subunidades tipo DEG-3, incluyendo ACR-23, ACR-20 y MPTL-1 de los nAChR específicos de los nematodos. Ha demostrado ser eficaz frente a cepas de parásitos gastrointestinales resistentes a (pro)benzimidazoles, levamisol, morantel y lactonas macrocíclicas, y frente a cepas de H. contortus resistentes a salicilanilidas y a isoxazolinas usados como ectoparasiticidas para perros y gatos.

En las poblaciones de nematodos gastrointestinales resistentes a los agonistas nicotínicos se proponen dos mecanismos moleculares de resistencia: disminución de la expresión de subunidades específicas del receptor de acetilcolina (nAChR) y alteración de los tránscritos de subunidades nAChR que reducen la sensibilidad de los nAChR a las moléculas de los agonistas nicotínicos a través de un efecto dominante-negativo; es decir, reduciendo la sensibilidad al fármaco a través de la incorporación de subunidades no funcionales en los nAChR. De forma similar, la variación en los niveles de expresión de las subunidades de nAChR también se ha asociado con una menor sensibilidad al fármaco en los nematodos resistentes a los agonistas nicotínicos. Esto representa un posible mecanismo de resistencia por el que se reduce la expresión de la diana molecular del fármaco.

Estudios transcriptómicos en Oesophagostomum dentatum han revelado variaciones en los niveles de expresión de los genes de la subunidad nAChR entre los aislados de cepas resistentes al levamisol y las susceptibles al mismo. Un aislado resistente al levamisol mostró un aumento del doble en la expresión de acr-21 y acr-25 y una reducción del doble de unc-63. Los nAChRs sensibles al levamisol (L-nAChRs) también son activados por el pirantel. En C. elegans, el L-nAChR está compuesto por subunidades codificadas por 5 genes de subunidades nAChR (unc-38, unc-63, acr-13 –subunidades alfa– y unc-29, lev-1 –subunidades no-alfa–) de 3 de las subfamilias de nAChR (ACR-8, UNC-29, UNC-38). Se cree que la unión de levamisol a los nAChR se produce entre subunidades alfa y no alfa adyacentes. En C. elegans, la supresión de unc-29, unc-38 y unc-63 produce un fenotipo altamente resistente al levamisol.

En esa línea, en un aislado de Ancylostoma caninum que demostró un alto nivel de resistencia al pirantel, se midieron los niveles de expresión de los homólogos de unc aar-29, aar-38 y aar-63 y se compararon con los de un aislado susceptible al pirantel. El aislado resistente al pirantel mostró niveles de expresión significativamente reducidos de estos genes de subunidad de nAChR en comparación con la cepa susceptible. La expresión reducida de un homólogo de unc-29 (Hco-unc-29) también se ha reportado en una cepa de H. contortus resistente al levamisol (Abongwa et al., 2016).

Otro mecanismo que confiere resistencia a los agonistas nicotínicos es la coexpresión de subunidades de nAChR truncadas y de longitud completa, por lo que la sensibilidad al fármaco se reduce mediante la incorporación de subunidades no funcionales en los nAChR, lo que a su vez reduciría la población de receptores funcionales. En un estudio comparativo de dos cepas de H. contortus resistentes a levamisol y otras dos susceptibles al fármaco, se detectó una variante de empalme del ARNm de Hco-acr-8 (subunidad nAChR) en las cepas resistentes al levamisol mediante una técnica de polimorfismo de longitud de fragmentos amplificados de ADNc. Aunque se detectaron niveles similares de ARNm de Hco-acr-8 de longitud completa en las cepas resistentes y sensibles a levamisol, la expresión de ARNm de Hco-acr-8b (isoforma corta de Hco-acr-8) solo se detectó en las dos cepas resistentes al levamisol. Un estudio transcriptómico similar sobre tres especies de nematodos gastrointestinales resistentes a levamisol (H. contortus, Teladorsagia circumcincta y Trichostrongylus colubriformis) reveló la coexpresión de UNC-63 (subunidad de nAChR) y UNC-63b (isoforma truncada) en los aislados resistentes. Los aislados susceptibles a levamisol mostraban niveles de traducción de ARNm de unc-63 comparables a los de las cepas resistentes, pero carecían de la expresión de la isoforma de la subunidad UNC-63b (Whittaker et al., 2017; Dos Santos et al., 2019; Figura 4).

Benzimidazoles

Los benzimidazoles como el albendazol, fenbendazol, oxfendazol, triclabendazol, flubendazol, mebendazol, oxibendazol, son una clase de antihelmínticos de amplio espectro utilizados ampliamente en medicina veterinaria. En los nematodos gastrointestinales provocan sus efectos a través de la interrupción del equilibrio tubulina-microtúbulo. Los microtúbulos son vitales para la supervivencia de las células eucariotas y desempeñan funciones intracelulares críticas que incluyen la formación de un citoesqueleto, el transporte intracelular y la división celular. La formación y degradación de los microtúbulos de las células eucariotas es un proceso dinámico, debido a los constantes cambios en la estructura y fisiología celular. El equilibrio entre la tubulina y los microtúbulos se mantiene a través de un proceso por el que las subunidades de tubulina (heterodímeros de α-/β tubulina) fluyen desde el extremo negativo al positivo del polímero. La diana molecular de los benzimidazoles es la β-tubulina a la que se une rompiendo el equilibrio tubulina-microtúbulos dentro de la célula, lo que resulta letal para los nematodos (Köhler, 2001; Aragón et al., 2009; Figura 5).


En general, se acepta que la alteración estructural de la isoforma-1 de la proteína β-tubulina es el principal mecanismo de resistencia a los benzimidazoles en los parásitos estróngilos gastrointestinales. Tal alteración da lugar a modificaciones de las secuencias de aminoácidos que, posteriormente, cambian la estructura tridimensional de la β-tubulina, lo cual inhibe la unión o disminuye la afinidad de las moléculas de los benzimidazoles a los sitios de unión en la β-tubulina. En una serie de estudios moleculares se probó que la presencia de SNPs dentro de tres codones (167, 198 y 200) del gen de la isoforma-1 de la β-tubulina es el principal mecanismo de resistencia a los benzimidazoles. Los codones 167 y 200 comparten el mismo polimorfismo de nucleótidos, una sustitución de adenina por timina, que da lugar a las sustituciones de aminoácidos Phe167Tyr y Phe200Tyr. En el codón 167, también se ha observado una sustitución de aminoácidos Phe167His. El polimorfismo descrito en el codón 198 es una sustitución de citosina por adenina y da lugar a una sustitución de aminoácidos Glu198Ala. Por su parte, existen limitados datos que sugieren la implicación del gen de la isoforma-2 de la β-tubulina en la resistencia a los benzimidazoles (Aragón et al., 2009; Palma et al., 2020).

Resistencias a ectoparasiticidas

Los animales domésticos, como los perros y los gatos, las especies ganaderas importantes, como las ovejas y el ganado vacuno, así como los peces de piscifactoría, pueden sufrir infestaciones de artrópodos. A pesar de los múltiples intentos de erradicación, muchos ectoparásitos del ser humano, animales de compañía y del ganado doméstico siguen siendo un problema persistente en el mundo actual. Durante muchos años, una serie de plaguicidas desarrollados inicialmente para aplicaciones agrícolas, esto es, los organofosforados, los organoclorados y los piretroides sintéticos, proporcionaron un control eficaz de estos parásitos; pero desde hace unas décadas del ritmo de introducción de nuevas moléculas dirigidas a los parásitos veterinarios se ha ralentizado y su uso intensivo, muchas veces sin necesidad real, ha provocado la evolución de la resistencia en muchas especies de parásitos, convirtiéndose en una problemática creciente a lo largo de los últimos 30 años (McNair, 2015; DeSimone et al., 2018).

Al igual que otros tipos de resistencia a fármacos, la resistencia a los antiparasitarios está causada por mutaciones genéticas que se producen de forma natural en la población. Cuando se introduce por primera vez una clase de fármacos para el tratamiento de parásitos, los alelos resistentes serán escasos; sin embargo, a medida que aumenta la frecuencia de los tratamientos, se incrementa la presión de selección sobre los alelos resistentes, lo que provoca un aumento de los individuos resistentes. En los artrópodos, debido al corto ciclo de vida y a su alta fecundidad, la resistencia puede propagarse rápidamente por una población de individuos. Entre los mecanismos de resistencias desarrollados por ectoparásitos frente a los antiparasitarios destacan los descritos a continuación.

Los organofosforados, como el malatión o el dimpilato, actúan bloqueando la actividad de la acetilcolinesterasa, lo que provoca la parálisis muscular de los artrópodos diana. Se han observado al menos dos mecanismos de resistencia a los organofosforados en los parásitos: por un lado, la resistencia a malatión se asocia con un aumento de la expresión de las esterasas y de las enzimas del citocromo P-450 que metabolizan el fármaco antes de que pueda tener efecto; por otro, el aumento de la transcripción de la acetilcolinesterasa para compensar su bloqueo por parte de estos organofosforados también conduce a resistencias (Gao et al., 2006; DeSimone et al., 2018).

Los piretroides sintéticos tienen un modo de acción diferente al de los organofosforados, ya que interactúan con los canales de sodio activados por voltaje alterando sus conductancias iónicas y de esta forma se produce la parálisis del parásito. La resistencia a estos fármacos está relacionada con una reducción de la sensibilidad a sus efectos sobre los canales de sodio del parásito. También se ha descrito otro mecanismo de resistencia a los piretroides sintéticos relacionada con un incremento de la actividad de la monooxigenasa del citocromo P450 (Soderlund et al., 2003; McNair, 2015).

La resistencia a las lactonas macrocílicas no es todavía un problema extendido en las poblaciones de ectoparásitos, con la excepción de los piojos de mar, donde la resistencia al benzoato de emamectina es cada vez más común. Sin embargo, según se ha avanzado previamente, es un problema importante en los nematodos, existiendo un alto potencial para que surja una situación similar en las poblaciones de ectoparásitos. Los mecanismos de resistencia son, en buena medida, similares a los descritos para helmintos, como los asociados a los transportadores ATP-binding cassette o a la disminución de la transcripción de los genes de los canales GluCl, este último descrito en la resistencia de L. salmonis a la emamectina (DeSimone et al., 2018).

Prevalencia, resultados y coste de la enfermedad renal crónica en una población de 2,4 millones de pacientes de 11 países: el estudio CaReMe CKD

Datos epidemiológicos recientes sugieren que entre el 9,1% y el 13,4% de la población mundial (entre 700 y 1.000 millones de personas) padece enfermedad renal crónica (ERC). A medida que la población mundial envejece, la prevalencia estandarizada por edad, que había permanecido estable en las últimas tres décadas, ha sufrido un aumento sustancial en todos los grupos etarios.

La creciente carga de la ERC es debida, por una parte, a su contribución a la mortalidad total y, por otra, a sus costes asociados, con un impacto estimado del 1,3% de los costes totales de la atención médica en Europa. Las estimaciones de prevalencia pueden representar las verdaderas distribuciones subyacentes en diferentes poblaciones, pero el amplio rango de esas estimaciones, junto con el alto y creciente impacto sanitario de la población con ERC, hace necesario determinar con mayor precisión su prevalencia y los estadios de esta enfermedad en la población, así como las cargas correspondientes para los pacientes y la sociedad.

El estudio CaReMe (CArdio Renal MEtabolic) fue diseñado con el objetivo de estimar la prevalencia de la ERC de forma global y, en cada estadio, los resultados de los acontecimientos adversos de los tratamientos utilizados en su manejo y los costes de la ERC en 11 países, así como detallar las características de los pacientes y los riesgos asociados con la enfermedad.

En los 11 países evaluados se identificaron 2,4 millones de posibles pacientes con ERC. En países con estimaciones de población disponibles, la prevalencia estimada fue del 10,0%, considerando solo aquellas personas con un diagnóstico de ERC o un valor patológico del ratio albumina-creatinina urinaria (UACR, por sus siglas en inglés) o tasa de filtración glomerular estimada (TFGe). La prevalencia de ERC medida según dos valores patológicos de UACR o TFGe con al menos 90 días de diferencia fue del 7,0%, de los cuales uno de cada tres casos se definió por UACR y dos de cada tres se definieron por TFGe. Además, la prevalencia de ERC de medida única (un único valor patológico de UACR o TFGe), ERC de tiempo limitado (dos valores patológicos de UACR o TFGe con al menos 90 días de diferencia y en los últimos dos años) y ERC persistente (que no permite la normalización de cualquier valor de UACR o TFGe entre dos determinaciones) fueron 9,0% (IC95% 7,6-10,4), 5,3% (IC95% 3,0-7,5) y 5,6% (IC95% 3,4-7,8), respectivamente.

La prevalencia de ERC diagnosticada fue del 3,5%. Un análisis de sensibilidad en los cinco países que tenían datos sobre ERC medida y diagnosticada obtuvo estimaciones similares a las de los análisis principales; la prevalencia de ERC medida en esta submuestra fue de 7,4% y ERC diagnosticada de 2,8%. Los pacientes con ERC medida y ERC diagnosticada tenían perfiles de edad y presión arterial sistólica (< 140 mmHg) similares. Sin embargo, estos últimos presentaban más comorbilidades, como insuficiencia cardiaca (IC) y enfermedad arterial coronaria; la prevalencia de diabetes fue similar en ambas categorías de ERC, con estimaciones combinadas de 38% y 39%.

Se observa, pues, que solo uno de cada tres pacientes con ERC medida tenía un diagnóstico de ERC. La mayoría de los pacientes con ERC habían registrado mediciones de UACR tanto en los pacientes con ERC medida (60%) como con ERC diagnosticada (71%). Sin embargo, hubo grandes variaciones en las tasas de medición entre los países, la más alta en Israel y la más baja en Bélgica. La proporción de ERC que se definió mediante UACR alto (estadio I-II) fue mayor en los pacientes con ERC medida (29%) que en los pacientes con ERC diagnosticada (9%).

Poco más de la mitad de los pacientes fueron tratados con inhibidores del sistema renina-angiotensina aldosterona (SRAA), con una ligera menor frecuencia en los pacientes con ERC diagnosticada (55,9%) que en los pacientes con ERC medida (59,9%) en todos los países; también se vieron algunas variaciones en el tratamiento con inhibidores de SRAA entre países. Aproximadamente el 2% de los pacientes con ERC medida recibieron tratamiento de diálisis, cuya tasa fue dos veces mayor entre los pacientes con ERC diagnosticada. Los inhibidores de SGLT-2 no estaban indicados para el tratamiento de la ERC en el momento de la recogida de datos, y se utilizaron de forma residual en todos los países (2,3-2,8%).

Por otra parte, las tasas de eventos cardiorrenales (ERC o insuficiencia cardiaca –IC–) fueron consistentemente más altas que las tasas de eventos ateroscleróticos (infarto de miocardio o accidente cerebrovascular) en todos los países, tanto en los pacientes con ERC medida como con ERC diagnosticada. Además, las tasas de eventos cardiorrenales fueron aproximadamente el doble entre los pacientes con ERC diagnosticada que entre los pacientes con ERC medida, mientras que las tasas de eventos ateroscleróticos fueron similares entre esos grupos. Las tasas de muerte cardiovascular y por todas las causas fueron entre un 31% y un 49% más altas en los pacientes con ERC diagnosticada que en los pacientes con ERC medida. La proporción de todas las muertes atribuidas a causas renales o cardiovasculares fue similar (una de cada dos) en los pacientes con ERC medida y los pacientes con ERC diagnosticada; algo similar ocurrió con la proporción atribuida a causas cardiovasculares (una de cada tres).

Las estimaciones de los costes de atención médica hospitalaria estaban disponibles en cuatro países, que representaban a 1.695.704 pacientes; el 75% del total de la población con ERC. Los costes sanitarios hospitalarios por paciente con ERC variaron sustancialmente entre países, observándose los costes más altos en España y los más bajos en Portugal. Los costes de atención médica hospitalaria por eventos cardiorrenales (ERC o IC) fueron consistentemente más altos que los de los eventos ateroscleróticos (infarto de miocardio o accidente cerebrovascular), en todos los países (Figura 1). Los costes acumulados de atención médica para eventos cardiorrenales y ateroscleróticos aumentaron de manera similar (de 3 a 8 veces) dentro de los países durante los 5 años de seguimiento. En concreto, en España, los costes de atención medica hospitalaria acumulados a 5 años fueron de 4.441$ para ERC y 6.888$ para los pacientes con IC.

Comentario

Es probable que uno de cada diez adultos en los países occidentales tenga enfermedad renal crónica. De ellos, dos de cada tres no han sido diagnosticados y muchos no reciben tratamiento con inhibidores de SAAR. Según las características de los pacientes, la ERC era igualmente común en hombres y mujeres con una edad promedio de 74 y 75 años, que es significativamente mayor que en estudios anteriores. Asimismo, el estudio recogió que la población con ERC presenta múltiples comorbilidades (diabetes en el 38-39% de los pacientes, enfermedad arterial coronaria en el 21-24% e insuficiencia cardiaca en 16-25%), lo que requiere un enfoque multidisciplinar.

Esto puede suponer un gran impacto sanitario público en el diagnóstico y, en consecuencia, en el manejo de la ERC utilizando pruebas de bajo coste ampliamente disponibles. Además, sería interesante centrarse en terapias modificadoras de la enfermedad dirigidas al tratamiento de las principales causas de morbilidad y mortalidad en estos pacientes.