Queridos lectores,
Inmersos como estamos en un difícil recrudecimiento de la epidemia por COVID-19 en España, hemos decidido reescribir estas líneas al recibir tan positiva noticia relativa a un candidato a vacuna: la compañía farmacéutica que desarrolla el prototipo denominado BNT162b2, basado en ARN mensajero, ha divulgado someramente los resultados del primer análisis intermedio de un amplio estudio de fase 3 (la última del desarrollo clínico), que, cuando se han confirmado 94 casos de enfermedad, sugieren una eficacia superior al 90% en la prevención de la COVID-19 en participantes sin evidencia previa de infección por SARS-CoV-2, a los 7 días tras la segunda dosis. Sin haber observado problemas de seguridad graves en los más de 43.000 participantes incluidos, anuncian su intención de solicitar la autorización de uso de emergencia a la agencia reguladora –FDA– estadounidense, en lo que podría suponer el primer gran hito de salud pública en la lucha frente al coronavirus.
Un hito que, en caso de confirmarse, y alcanzado en apenas 10 meses, habrá sido más precoz de lo esperado, a pesar de los diversos vaticinios sobre plazos de tiempo a los que asistimos constantemente en distintos medios. Y es que cabe recordar que el proceso normal de desarrollo de una vacuna frente a una enfermedad infecciosa puede rondar varios años, desde 5 hasta 15 años de media dependiendo de la fuente consultada. Por tanto, estamos ante una nueva prueba de lo que el talento investigador a nivel mundial es capaz de conseguir. Indudablemente, aún conviene llamar a la prudencia por tratarse de resultados preliminares (que se comentarán en mayor detalle en futuros número de PAM), los cuales deben completarse hasta la finalización del estudio y pueden hacer variar el grado de eficacia, pero que representan una puerta abierta a la esperanza de que realmente en el próximo año se puedan iniciar los programas de vacunación poblacional que permitan superar esta crisis sanitaria.
Desde la confianza de que el proceso de evaluación –y, en su caso, autorización– de potenciales vacunas frente a la COVID-19 se hará de forma objetiva, rigurosa, transparente y adecuadamente comunicada a la sociedad, alejada siempre de presiones políticas y otros intereses, la insuficiencia de las medidas preventivas hasta ahora adoptadas a nivel internacional, nos hacen ver la opción de una vacuna eficaz y segura como la mejor herramienta. Una opción para la cual habrá que asegurar un acceso equitativo a todos los ciudadanos, comenzando por los de mayor riesgo. Pero esa será una tesitura que llegará. La que ahora tenemos presente es una crisis sanitaria que se expande más allá de las infecciones por SARS-CoV-2: asistimos con preocupación, por ejemplo, al alzamiento de voces que advierten de que el retraso de varios meses en las revisiones oncológicas está haciendo aflorar tumores en estadios más avanzados que, en última instancia, reducirán las posibilidades de curación o la supervivencia de los pacientes. Por ello, los profesionales sanitarios podemos y debemos insistir en la educación sanitaria a la población, a fin de que el “miedo al contagio” no comporte otros riesgos asociados.
Entre los contenidos del número de PAM que aquí os presentamos, podemos destacar la revisión monográfica de apertura, que aborda las principales características de los avances farmacológicos incorporados en los últimos años en la terapéutica de las patologías neuromusculares más prevalentes, algunos de los cuales tienen un lugar preferente en el mercado farmacéutico en términos de innovación. Otros dos artículos monográficos la acompañan: el primero profundiza en la fisiopatología y aspectos clínicos –incluyendo su tratamiento– del síndrome de malabsorción, y el segundo aporta una visión reflexiva sobre el proceso de publicación científica y edición editorial. Éstos se complementan con interesantes artículos en otras secciones, si bien los meses de septiembre y octubre han pasado sin que se comercialice en España ningún nuevo principio activo nuevo, hecho que motiva que este número no contenga ninguna evaluación de medicamentos; sin embargo, parece probable, a la vista de las decisiones de financiación recientes, que en los próximos números traigamos novedades a este respecto.
Por ahora, en cualquier caso, la prudencia por parte de todos deberá seguir extrema: actuemos con las mismas precauciones individuales frente al contagio por SARS-CoV-2 como si supiéramos con certeza que nunca habrá vacuna. Así podremos pasar un mejor invierno. Les deseamos una agradable lectura de este número.