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Fibrosis quística: Elexacaftor, ¿un nuevo fármaco en el arsenal terapéutico?

Un ensayo clínico de fase 3 ha confirmado una eficacia notable, en comparación con placebo, para la combinación triple de tezacaftor e ivacaftor con el nuevo corrector de CFTR elexacaftor: en pacientes con FQ y heterocigotos para la mutación F508del y otra mutación de función residual, induce incrementos significativos de ppFEV1 de casi 14 puntos porcentuales a la semana 4 (mantenidos a los 6 meses de tratamiento). Esa mejora de la función pulmonar se acompaña de mejoras importantes en la tasa de exacerbaciones pulmonares, en la calidad de vida percibida por los pacientes y en los niveles de cloruro en sudor, todo lo cual hace pensar que su aprobación por la EMA está más cerca.

La fibrosis quística (FQ) es una patología causada por mutaciones en el gen codificante para la proteína reguladora de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR), siendo la mutación F508del la más prevalente (casi el 90% de los pacientes tienen al menos un alelo con dicha mutación). En los últimos años ha aparecido una nueva familia de fármacos cuya diana es la corrección o potenciación de esa CFTR que es disfuncional –en diverso grado– en la FQ, tres de los cuales ya han sido autorizados y comercializados en España, bien solos o en combinación: ivacaftor (potenciador de la actividad de CFTR en la membrana de la célula epitelial), lumacaftor o tezacaftor (correctores de CFTR que incrementan la cantidad de proteína madura que alcanza la superficie celular).

No obstante, esta vía farmacológica sigue siendo objeto de investigación. Un estudio de fase 2, que incluyó pacientes heterocigotos con genotipos de función residual F508del (esto es, una copia de la mutación F508del y otro alelo con una de las diversas mutaciones de función residual), evaluó la eficacia y seguridad de elexacaftor, un nuevo corrector de CFTR calificado como de próxima generación, en combinación con tezacaftor e ivacaftor, demostrándose una mejora en la función de la proteína y en resultados clínicos.

En base a ello se ha desarrollado un ensayo clínico de fase 3, aleatorizado, doblemente ciego y controlado con placebo para confirmar la eficacia y seguridad de elexacaftor-tezacaftor-ivacaftor en 403 pacientes adolescentes y adultos (≥12 años de edad) con FQ y genotipos de función residual F508del, quienes fueron asignados al azar a recibir el tratamiento experimental o placebo durante 24 semanas. Los resultados reflejan que la asociación triple indujo un aumento significativo desde el estado basal del porcentaje predicho del volumen espiratorio forzado en 1 segundo (ppVEF1), que fue 13,8 puntos superior a placebo en la semana 4 (variable primaria de eficacia) y 14,3 puntos mayor en la semana 24. Entre las variables secundarias destaca que la tasa de exacerbaciones pulmonares fue un 63% más baja que con placebo, la puntuación del dominio respiratorio en el cuestionario revisado de FQ (CFQ-R) aumentó en 20,2 puntos (en el rango 0-100, un aumento superior a 4 puntos indica una mejoría clínicamente relevante en la calidad de vida percibida por el paciente respecto a síntomas respiratorios) y una reducción del cloruro en sudor de 41,8 mmol/l (p<0,0001 en todas las comparaciones con placebo). Además, estos resultados se acompañaban de un perfil de tolerabilidad adecuado, que no reveló ninguna diferencia de seguridad clínica reseñable respecto a lo ya conocido para ivacaftor y tezacaftor; de hecho, la mayoría de eventos adversos descritos fueron leves-moderados, con tasas de abandono en torno al 1% con el tratamiento activo.

En definitiva, tales resultados parecen mejorar notablemente la eficacia respecto a los obtenidos para las combinaciones de lumacaftor/ivacaftor y tezacaftor/ivacaftor que ya están disponibles en España (ver artículo al respecto en este mismo número de PAM). Habiendo sido ya autorizada por la FDA estadounidense, es previsible que la combinación triple aquí mencionada sea autorizada por la EMA (actualmente se encuentra en revisión por el comité CHMP (Committee for Medicinal Products for Human Use) –y esté disponible en nuestro país en un corto periodo de tiempo tras la autorización– para el tratamiento de pacientes con FQ de más de ≥12 años y heterocigotos para F508del con genotipo de función residual, específicamente recomendada en quienes otros regímenes moduladores de CFTR previos no sean efectivos.

Infección por papilomavirus: dos dosis de vacunas como régimen preferencial en la profilaxis

Una nueva revisión sistemática de la Cochrane ha revelado una evidencia de calidad moderada-alta que confirma que la administración de 2 dosis de vacuna frente al VPH tiene un efecto inmunógeno similar a las pautas de 3 dosis en niñas de 9 a 15 años, siendo también eficaz en la prevención de lesiones y verrugas anogenitales en hombres; también apunta a que no hay diferencias significativas en resultados clínicos entre las vacunas tetra- y nonavalentes. Así, la simplificación de las pautas posológicas puede contribuir a ampliar la cobertura vacunal frente al VPH. 

La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es la más frecuente infección vírica de transmisión sexual tanto en hombres como en mujeres, y un factor cancerígeno contrastado (fundamentalmente, causa de cáncer de cérvix en mujeres), en general relacionado con hasta el 4,5% de todos los casos de cáncer. A pesar de la eficacia probada de las vacunación frente al VPH en la prevención de lesiones precancerosas de cuello uterino, sobre todo en regímenes de 3 dosis para las vacunas bivalentes, tetravalentes y nonavalentes (comercializadas en España bajo los nombres de Cervarix®, Gardasil® y Gardasil 9®, respectivamente), su uso continúa escasamente extendido en muchos países.

Una reciente revisión sistemática de la Cochrane pretendió evaluar la evidencia disponible sobre la eficacia, inmunogenicidad y seguridad de regímenes de vacunación más simples (con menor número de dosis). Los autores realizaron –en septiembre de 2018– una búsqueda exhaustiva de todos los ensayos clínicos, revisiones sistemáticas y otros estudios relevantes indexados en las bases de datos MEDLINE, CENTRAL, Embase, la plataforma de registro de ensayos de la OMS y CliniclaTrials.gov. Seleccionaron finalmente 20 ensayos clínicos controlados y aleatorizados que incluyeron un total de 31.940 sujetos, tanto mujeres como hombres VIH positivos y negativos, y cuya duración del seguimiento varió de 7 meses a 5 años.

Los resultados de 4 ensayos demuestran, en seguimientos de 5 años y con una evidencia de calidad moderada-alta, que la administración de 2 dosis de vacuna genera respuestas de anticuerpos similares a las pautas de 3 dosis en mujeres de 9 a 15 años; no obstante, no hay datos de calidad suficiente para comparar la seguridad de ambos regímenes, aunque en general las tasas de eventos adversos graves fueron muy bajas. También se confirmó –con evidencia de buena calidad– que las respuestas de anticuerpos son más intensas cuando los intervalos son más largos (6-12 meses vs. 2-6 meses) entre las dos primeras dosis de la vacuna. Además, un ensayo clínico con hombres de 10 a 26 años demostró con evidencia de calidad moderada que la vacuna tetravalente reduce, en comparación con el control, la incidencia de lesiones genitales externas (ratio de tasas: 0,16) y de verrugas anogenitales (ratio de tasas: 0,11), si bien producía un ligero aumento de eventos adversos en el lugar de inyección, como dolor o enrojecimiento (HR: 1,12; IC95% 0,03-0,38). Cabe destacar que un amplio ensayo clínico en mujeres de 16-26 años (N>14.000) aportó evidencia de alta calidad de que no hay diferencias significativas en la incidencia de lesiones cancerosas de cérvix (neoplasia epitelial de alto grado, adenocarcinoma in situ y cáncer) entre las vacunas tetra- y nonavalentes contra el VPH (razón de probabilidad: 1,00; IC95% 0,85-1,16), ni tampoco respecto a la incidencia de eventos adversos locales. Por último, los 7 ensayos que evaluaron la farmacodinamia de la vacunación frente al VPH en personas VIH positivas sugieren que tanto las vacunas bivalentes como tetravalentes inducen una alta respuesta de anticuerpos, pero no aportan una evidencia concluyente sobre el perfil beneficio-riesgo.

En definitiva, este trabajo confirma que la eficacia inmunogénica de la vacunación frente a VPH es similar en pautas de 2 y 3 dosis en niñas de 9 a 15 años (aunque la evidencia sobre resultados clínicos es de menor calidad), siendo eficaz también para prevenir lesiones y verrugas genitales en hombres. Así, la simplificación de la pauta de administración con menos dosis podría ayudar a ampliar la población de mujeres jóvenes e incluso hacerla extensiva a hombres. Existen aún incertidumbres sobre la seguridad a largo plazo con pautas simplificadas de vacunación frente al VPH que deberán ser resueltas con estudios de farmacovigilancia y observacionales a futuro.

Beneficios de la vacunación antigripal en la embarazada

En la pasada epidemia de gripe, en el invierno 2018-2019, se trataron 490.000 casos leves en atención primaria, se produjeron 35.300 hospitalizaciones y 6.300 defunciones.

Conviene recordar que las embarazadas se consideran grupo de riesgo ya que, durante el embarazo y hasta 2 semanas después del parto, se producen cambios en el corazón, los pulmones y el sistema inmunitario de la madre que la hacen más susceptibles a complicaciones. En un estudio realizado en el año 2010, se observó que más del 42% de las mujeres en edad fértil hospitalizadas estaban embarazadas o en el periodo posparto. De ellas, un 22% requirieron ingreso en cuidados intensivos y un 8% fallecieron. Se demostró que la vacunación redujo hasta el 57,7% de todas las hospitalizaciones por cualquier infección respiratoria de vías bajas en este grupo de pacientes.

Para el recién nacido, la vacunación de la embarazada tiene efecto protector por dos vías, a saber: por una parte, la infección por el virus de la gripe durante el embarazo puede provocar malformaciones y problemas en el desarrollo fetal, incluyendo parto prematuro, y bajo peso al nacer; por otra, además, la vacunación de la madre transmite anticuerpos al feto durante el embarazo, lo cual imprime una protección al recién nacido desde el parto hasta los 6 meses de edad, momento hasta el cual no puede vacunarse y durante el que el contagio de gripe es altamente peligroso.

En un estudio español que se llevó a cabo en las dos últimas temporadas de gripe se demostró que la vacunación de la embarazada consigue evitar el 75% de los casos graves de hospitalización por gripe en los niños menores de 6 meses. 

Las vacunas antigripales que deben administrarse a embarazadas son las inactivadas, ya que las vacunas vivas atenuadas están en general contraindicadas en embarazo (con respecto a gripe, la vacuna atenuada sería la intranasal, no disponible actualmente en España). Se pueden administrar en cualquier momento del embarazo y a la vez que la de la tosferina y/o el antígeno D (Rh).

Los efectos secundarios de la vacuna frente a la gripe en embarazadas, si se presentan, son leves y limitados en el tiempo, y son, como en el resto de la población, dolor, enrojecimiento e hinchazón en la zona de punción, dolor muscular y dolor de cabeza. 

La vacuna está financiada para la embarazada y sus convivientes. Como profesionales sanitarios, somos fundamentales a la hora de transmitir y concienciar a la madre acerca de la protección que le conferirá la vacunación frente a la gripe a ella misma y a su futuro hijo. Merece la pena tomar cinco minutos para comunicarse con ella y hacer esta importante recomendación.

Resultados prometedores ante una nueva vacuna para la fiebre de Lassa

La fiebre de Lassa es una enfermedad hemorrágica aguda causada por el virus de Lassa (LASV), perteneciente a la familia de los arenavirus. Este virus infecta a decenas de miles de personas cada año en África occidental, causando miles de muertes; en 2018, Nigeria se enfrentó a un brote sin precedentes. El hospedador principal del virus es Mastomys natalensis, un roedor que merodea en las cercanías de las casas y es responsable de la transmisión frecuente del virus a los humanos a través de las heces que deposita en alimentos y enseres domésticos. También se puede producir el contagio persona a persona, a través de las mucosas y los fluidos corporales de pacientes enfermos.

Cuando se produce un brote, las tasas de mortalidad pueden ser de hasta el 40%. Un tercio de los supervivientes de la fiebre de Lassa desarrollan secuelas graves como sordera. Para colmo, no hay tratamiento ni una vacuna autorizada para luchar contra este virus emergente mortal, lo que convierte a la fiebre de Lassa en  un importante problema de salud pública y ha sido clasificada por la Organización Mundial de la Salud como una amenaza epidémica que requiere atención urgente.

Los estudios en primates no humanos sugieren que la vacuna contra LASV debe ser una vacuna viva atenuada y que induzca la síntesis de células T, en concreto, dirigida contra GPC (glucoproteínas) y NP (nucleoproteínas), que actuarían asegurando el carácter protector de la vacuna ante la proliferación de cepas divergentes, y contra la proteína Z, que aumentaría la inmunogenicidad de la vacuna. La alta diversidad genética de este tipo de virus requiere, a priori, de al menos dos antígenos para abordar el diseño de una vacuna. El análisis de las respuestas inmunitarias indicó que la protección completa estaba asociada con respuestas robustas de células T secundarias y anticuerpos contra el virus.

Con el objetivo inicial de desarrollar una vacuna capaz de proteger con una sola dosis, se trabaja en dos plataformas de virus, una de sarampión, y otra de Mopeia, un arenavirus similar al de Lassa. En estudios pre-clínicos en animales, ambas vacunas fueron bien toleradas y mostraron capacidad protectora después de una única dosis, aunque con diferente eficacia. Los análisis transcriptómicos y proteómicos apuntaron a una activación temprana de la inmunidad innata así como de células T. Se apreciaron cambios en la respuesta de los primates a los dos días de la administración de la vacuna.

Los resultados parecen mostrar que el candidato más eficaz es el que usa el vector de sarampión, y se han seleccionado tanto la expresión de GPC como de NP para una evaluación clínica inicial.

¿Cuáles son las estimaciones del cáncer en España en 2020?

Con motivo de la celebración del Día Mundial del Cáncer el pasado 4 de febrero, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) presentó su informe anual sobre el estado actual de la prevalencia, incidencia, supervivencia y mortalidad del cáncer en España. Titulado “Las cifras del cáncer en España 2020”, reporta cifras completas de casos de cáncer en el año 2019 y emite estimaciones detalladas de los casos que se diagnosticarán en 2020, a partir de datos recopilados de la Red Española de Registros de Cáncer, del Global Cancer Observatory, de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la OMS, del INE y de GLOBOCAN-2018.

Entre las principales conclusiones arrojadas por el informe se desprende que el número de nuevos casos de cáncer diagnosticados en España en el año 2020, similar a lo estimado en países de nuestro entorno, alcanzará los 277.394 (160.198 en hombres y 117.196 casos en mujeres), cifra muy similar a la de 2019, con 277.234 de casos (161.064 en hombres y 116.170 casos en mujeres). Los tumores que tendrán una mayor incidencia este año son los siguientes: colorrectal (44.231 casos), próstata (35.126), mama (32.953), pulmón (29.638) y vejiga (22.350); a mucha distancia, pero por encima de los 7.000 casos estimados, les siguen los linfomas no Hodgkin, los cánceres de la cavidad oral y faringe, de páncreas, de estómago y de riñón. A nivel de sexos, destaca el continuo aumento de nuevos casos en mujeres, de casi un 1% respecto a 2019, explicado por la mayor incidencia del cáncer de pulmón, que ha pasado a ser el 3º más frecuente tras el de mama y el colorrectal (posiblemente relacionado con la incorporación al hábito tabáquico de las mujeres en los años 70-80 y su creciente aumento). En hombres, se espera un descenso de la incidencia de cáncer de más de medio punto, siendo los más diagnosticados los de próstata, colorrecto, pulmón (con una tendencia ligeramente descendente) y vejiga. En definitiva, desde el nacimiento y hasta los 80 años, los hombres tienen un riesgo de desarrollar cáncer de un 42,7% y las mujeres de un 27,3%, aumentando a los 85 años hasta el 49,9% y el 32,2%, respectivamente.

La SEOM apunta a que al aumento continuado en el número absoluto de casos de cáncer diagnosticados en España desde hace décadas contribuyen el aumento poblacional, el envejecimiento de la población, la exposición a factores de riesgo o la implantación de los programas de detección precoz (que, en contrapartida, contribuyen a una menor mortalidad). Recuerda que 1 de cada 5 muertes en Europa se deben al tabaco y que la obesidad se relaciona con hasta 9 tipos de cáncer. Así pues, la adopción de estilos de vida saludables contribuirá tanto a la prevención primaria del cáncer (se calcula que hasta el 40% de los casos se pueden llegar a prevenir), a mejorar el pronóstico de los casos diagnosticados y a disminuir el riesgo de recidiva en los pacientes afectados. Entre otras prácticas recomendadas, sobresalen: evitar el consumo de tabaco o alcohol, practicar una vida físicamente activa que combata el sedentarismo y la obesidad, una dieta equilibrada y la protección frente a la radiación solar.

Las cifras aquí comentadas pueden servir también de orientación y guía de la investigación farmacológica, revelando necesidades médicas y los tipos tumorales más prevalentes.

Un paso más en el conocimiento de la biología de las metástasis

A principios del año 2020 se publicaba un artículo con importante sello español: científicos del Instituto Sloan Kettering (Nueva York, EE.UU), liderados por el investigador español Joan Massagué, han demostrado que el origen de las metástasis (según la RAE, propagación de un foco canceroso en un órgano distinto de aquel en que se inició) se relaciona con la presencia de moléculas de adhesión en las células tumorales o, en otras palabras, que el cáncer para propagarse se sirve de las capacidades de las células involucradas en la cicatrización de heridas. En concreto, mediante el uso de tejidos humanos y modelos animales murinos, han demostrado que las células de cáncer colorrectal (CCR) humano que sobreexpresan la molécula L1CAM (molécula de adhesión celular L1) tienen capacidad para iniciar las metástasis.

A nivel microscópico observaron que dicha molécula no se expresa de forma normal en el epitelio intestinal sano, pero su expresión se inducía en las células implicadas en la regeneración epitelial tras la colitis ulcerosa, es decir, se requiere L1CAM para la reparación de la herida o lesión epitelial. Los hallazgos histológicos evidencian que L1CAM es prescindible en el inicio del adenoma (o tumor benigno) pero es necesaria para la propagación de los carcinomas malignos, la colonización metastásica del hígado y la quimiorresistencia. Mediante el empleo de organoides tisulares humanos de CRC (una tecnología relativamente reciente que se ha postulado como impulsora de la generación de órganos para trasplantes), demostraron también que las células positivas para L1CAM se superponen parcialmente con las células madre que sobreexpresan LGR5 –receptor rico en leucina acoplado a proteínas G– y que la interrupción de los contactos epiteliales intercelulares revertía la represión transcripcional de L1CAM por el complejo cadherina E-REST, de manera que cambiaba el nivel expresión de L1CAM al alza en los progenitores quimiorresistentes de CRC.

En resumen, este estudio sugiere que las células que producen L1CAM no son necesarias para iniciar el crecimiento de un tumor primario pero sí lo son para que éstos hagan metástasis, confirmando que las células madre responsable de las distintas etapas del cáncer son diferentes. El fenotipo de cicatrización de heridas dependiente de L1CAM se despliega en células iniciadoras de metástasis o, como ha declarado el autor principal del estudio, la metástasis sería la “regeneración del tejido equivocado en el lugar equivocado”.

Este descubrimiento tiene especial relevancia habida cuenta de que la metástasis es el proceso responsable de en torno a 9 de cada 10 muertes por cáncer y siempre ha existido controversia sobre su origen y mecanismo de generación a partir de las células productoras del tumor primario. Con los hallazgos de este estudio, la proteína L1CAM emerge como una diana terapéutica prometedora (pues los tejidos sanos normales no suelen sintetizarla) abriendo una posible vía para encontrar un tratamiento eficaz contra el cáncer metastásico. No obstante, aún requiere ser evaluada más detalladamente antes de investigar potenciales moléculas en ensayos clínicos. Debe imperar la cautela, por tanto, ante este tipo de estudios que, con un indudable interés científico y terapéutico, se ubican en fases más o menos preliminares de la investigación farmacológica a pesar de que generan un impacto mediático notable.

Los potenciales nuevos usos de los «medicamentos de siempre»

En una época en que las ampliaciones o cambios de indicación de los medicamentos está en boga (el conocido como repurposing terapéutico) y representa una fuente importante de innovación terapéutica, un equipo de investigadores del MIT de Boston (Massachusetts, EE.UU.) ha desarrollado un estudio que deja a un lado la serendipia –responsable de descubrimientos farmacológicos tan importantes como los beneficios cardiovasculares de la aspirina o el efecto del sildenafilo en la disfunción eréctil– para evaluar el potencial anticancerígeno de fármacos ya autorizados frente a otras patologías no oncológicas tan prevalentes como la diabetes o enfermedades inflamatorias.

En ese estudio, analizaron la actividad antiproliferativa un total de 4.518 compuestos –aprobados por la FDA estadounidense o que habían demostrado ser seguros en ensayos clínicos– incluidos en un Centro de Reutilización de Medicamentos (del Instituto Broad) en 578 líneas celulares de cáncer humano. Para ello emplearon la técnica de código de barras molecular conocida como PRISM (profiling relative inhibition simultaneously in mixtures), que permite “etiquetar” las líneas celulares con un código de ADN para evaluar en un único experimento la supervivencia de varios tipos de células cancerosas. En contra de las expectativas de los propios autores, los resultados revelaron que un número elevado de fármacos no oncológicos inhibió selectivamente ciertos subconjuntos de líneas celulares cancerosas (y, lo más importante, carecían de efectos sobre las células sanas).

Algunos de los 49 compuestos que mostraron actividad significativa parecen no actuar mediante la inhibición proteica, sino a través de su activación o la estabilización de interacciones proteína-proteína. Por ejemplo, se descubrió un mecanismo previamente desconocido para algunos medicamentos, como es el caso de los 11 compuestos (entre ellos, noretindrona, anagrlida o gestrinona) que ejercían su efecto antiproliferativo sobre células cancerosas que expresan la proteína PDE3A (fosfodiesterasa 3A) al estabilizar la interacción entre ésta y otra proteína llamada Schlafen 12. Otros ejemplos serían los compuestos con vanadio, que ejercían un efecto citotóxico dependiente del transportador de sulfato SLC26A2, el fármaco disulfiramo (indicado para el tratamiento del alcoholismo crónico), que era especialmente activo frente a células con baja expresión de metalotioneínas, o el fármaco antiinflamatorio tepoxalina (desarrollado originalmente para su uso en humanos, pero aprobado para el tratamiento de la osteoartritis en perros), que eliminaba las células cancerosas a través de su interacción con la glucoproteína P.

Aunque se trata tan solo de ensayos preliminares in vitro, y habrá que profundizar sobre los compuestos más interesantes hasta su posible evaluación en ensayos clínicos, este tipo de trabajos abren una nueva vía para el descubrimiento y desarrollo de nuevos medicamentos o para la reutilización de medicamentos “tradicionales”; esto podría permitir acelerar y abaratar el proceso de innovación terapéutica, pues conviene recordar que desde el hallazgo de un fármaco interesante hasta su llegada al mercado pueden pasar fácilmente más de 10 años y algunos estudios apuntan a que el desarrollo de un medicamento puede suponer de media inversiones cercanas o superiores a los 2.000 millones de euros.