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Bot PLUS App: conectando al farmacéutico con el paciente

Resumen

El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos actualiza su nueva versión de Bot PLUS App. Las nuevas funcionalidades implementadas en Bot PLUS App responden al objetivo de mejorar la interacción entre el farmacéutico y el paciente, facilitando herramientas capaces de potenciar ese acercamiento y mejorar la capacidad asistencial del profesional.

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El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, como proveedor de servicios de información y promotor de la evolución tecnológica y digitalización de los farmacéuticos españoles, apostó en 2014 por ofrecer herramientas en el ámbito de la tecnología móvil, capaces de mejorar la accesibilidad a la información de Bot PLUS. Así nació Bot PLUS App.

Bot PLUS App es una aplicación para dispositivos móviles del Consejo General de Farmacéuticos dirigida a farmacéuticos y profesionales sanitarios que les permite acceder de forma fácil y rápida a una fuente de información de referencia en España en materia de medicamentos como es Bot PLUS. La aplicación facilita la consulta ágil de información sobre medicamentos de uso humano autorizados y comercializados, unos 17.200 actualmente, incluyendo datos relativos a sus condiciones de dispensación y, en su caso, de financiación. Contiene asimismo alrededor de 2.000 principios activos y 3.000 fichas de interacción entre ellos. La aplicación, instalable no solo en móviles, sino también tabletas, está disponible tanto en Google Play (Android) como en Apple Store (iOS) y en la actualidad se han superado los 6.000 usuarios.

Última novedad

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Desde su lanzamiento, se han ido introduciendo novedades y mejoras que han ido complementando las funcionalidades de esta herramienta. Las últimas mejoras introducidas en 2019 van enfocadas a la potenciación de su capacidad asistencial. Durante este año se ha trabajado en una evolución de la herramienta consistente en habilitar una nueva vía de comunicación desde la propia app de Bot PLUS. Con la nueva versión publicada durante este verano de 2019, se habilita la funcionalidad de “Consejos al paciente” con una información enfocada a paciente, con un resumen de la ficha del medicamento, pictogramas, etc. Además, se habilita la posibilidad de compartir esta información directamente con el paciente (mediante las opciones normalmente habilitadas en este tipo dispositivos móviles para compartir cualquier información), de forma que el paciente pueda visualizar esa ficha de consejos al paciente en su dispositivo móvil. Esta información se complementa, además, con la posibilidad de poder compartir el prospecto oficial del medicamento.

Esta funcionalidad, ya implementada a día de hoy, se ha puesto a disposición de los más de 11.000 usuarios de Bot PLUS App. Dentro de esa información que se permite compartir con el paciente, figuran los videoconsejos sanitarios publicados por el Consejo General de Farmacéuticos en su canal de Youtube.

Recordatorio últimas novedades

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Esta mejora se une a las novedades implementadas durante los últimos años, tratando de dar respuesta a las necesidades del profesional sanitario de disponer de contenidos encaminados a dar una mejor respuesta asistencial.

Por ejemplo, mediante la información detallada sobre los posibles problemas originados por los excipientes que contienen los medicamentos. Para ello, en la ficha de una determinada presentación del medicamento, donde se recogen las características particulares a nivel de código nacional, se incluyeron contraindicaciones y precauciones de uso relativas a los excipientes de declaración obligatoria que contenga la presentación consultada. Así, se puede detectar fácilmente si el medicamento contiene un excipiente (como, por ejemplo, la lactosa), y en un simple clic el farmacéutico accederá a información relativa al tipo de pacientes en que está contraindicada la administración de ese excipiente o aquellos en los que hay que tomar medidas de precaución especiales.

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En el caso de los almidones empleados como excipientes, como otro ejemplo, se da un paso más y se identifican aquellos que contienen gluten, en cuyo caso sería necesario extremar la precaución en caso de administrar a pacientes celiacos. Se facilita la identificación de esta advertencia con un pictograma, similar a como ocurre en la versión web de Bot PLUS.

Igualmente, se han implementado algunas mejoras principalmente encaminadas a potenciar un acceso más rápido e intuitivo, como la actualización de los medicamentos que tienen publicado un problema de suministro por la AEMPS, la reordenación de los datos de las fichas de las presentaciones de cada medicamento para facilitar la consulta de advertencias sobre retiradas de lotes, y la incorporación de fechas de actualización en las que esas retiradas están en vigor. Por último, se ha habilitado un botón para poder borrar el historial de búsquedas, permitiendo mantener la pantalla de resultados sin el rastro de las consultas anteriores.

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Para instalar la aplicación en tu dispositivo electrónico, es necesario acceder la plataforma correspondiente según tu sistema operativo (Android o iOS). Ahí es donde la podrás descargar.

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Terapéutica de los trastornos de ansiedad y del sueño

Trastornos de ansiedad

La ansiedad es una emoción universal que se considera normal como respuesta del organismo al estrés. Se caracteriza por un estado de hiperalerta, cambios físicos y activación adrenérgica. Se considera patológica cuando no existe un estímulo desencadenante proporcional, y cuando genera gran malestar en la persona.

Los trastornos de ansiedad se diferencian entre sí según el tipo de objetos o situaciones que inducen el miedo, la ansiedad o las conductas evitativas, y según la cognición asociada.

La sintomatología de los trastornos de ansiedad es muy diversa y la podemos dividir en dos grandes grupos:

  • Signos somáticos: consisten en temblor, contracciones, agitación, dolor de espalda, cefalea, tensión muscular, disnea, hiperventilación, fatigabilidad, respuesta de sobresalto, hiperactividad vegetativa (rubefacción y palidez, taquicardia, palpitaciones, sudación, manos frías, diarrea y sequedad de boca), parestesias y disfagia.
  • Síntomas psicológicos: sensación de terror, dificultades de concentración, hipervigilancia, insomnio, disminución de la libido, “nudo en la garganta”, molestias gástricas o sensación de muerte inminente.

Distintas investigaciones han mostrado que existen factores de riesgo para los trastornos de ansiedad tanto genéticos como ambientales. Se considera que en el origen de los trastornos de ansiedad participan múltiples factores, cuya combinación desencadena la enfermedad.

El tratamiento puede incluir farmacoterapia, psicoterapia o incluso otras modalidades de terapia, pudiendo emplearse tanto solas como combinadas. El objetivo del tratamiento tanto farmacológico como no farmacológico es reducir la ansiedad de una manera eficaz.

  1. Trastornos de ansiedad generalizada (TAG): se define como una situación de ansiedad y preocupación excesiva (anticipación aprensiva) desproporcionada ante una serie de acontecimientos que se produce durante un mínimo de 6 meses. El individuo presenta dificultades para controlar la preocupación. Los pacientes experimentan inquietud, facilidad para fatigarse, dificultad en la concentración, irritabilidad, tensión muscular y problemas del sueño.
    • Farmacoterapia: Los grupos farmacológicos más comúnmente empleados en el tratamiento del TAG son:
      • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): sertralina es el fármaco recomendado por las guías NICE. Otros fármacos del grupo empleados son paroxetina y escitalopram.
      • Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN): venlafaxina y duloxetina.
      • Otros antidepresivos: clomipramina, imipramina o trazodona. Otros fármacos usados, aunque no autorizados oficialmente con esta indicación, son: mirtazapina, bupropion y vortioxetina.
      • Benzodiazepinas: son útiles, sobre todo, en las primeras semanas cuando el tratamiento de elección (antidepresivo) aún no ha ejercido su efecto.
      • Pregabalina: autorizada en el TAG en adultos, como primera línea y como adyuvante.
      • Antipsicóticos atípicos: quetiapina como segunda y tercera línea. Risperidona, olanzapina y aripiprazol como adyuvantes en casos de TAG resistentes al tratamiento.
      • Hidroxizina: aprobado en adultos y en niños. Está contraindicado en pacientes con prolongación del intervalo QT o factores predisponentes y ancianos.
      • Vortioxetina: en España se ha autorizado únicamente en depresión mayor.
    • Terapias extrafarmacológicas: entre las terapias no farmacológicas, contamos con el tratamiento psicológico y/o ejercicio físico. Algunos estudios sugieren que la meditación y el yoga podrían ser útiles, como tratamiento coadyuvante, en algunos pacientes.
  2. Trastorno de ansiedad social: se considera trastorno de ansiedad social el miedo o la ansiedad relacionada con situaciones sociales en las que la persona está expuesta a otras. La persona teme actuar de una determinada manera o mostrar síntomas de ansiedad que puedan ser valorados negativamente por los observadores. Debido a esto, se intenta evitar cualquier situación social. Este miedo es persistente y dura más de 6 meses.
    • Farmacoterapia: como primera opción de tratamiento se recomiendan los ISRS. Si no hubiera respuesta a ISRS o existiera mala tolerabilidad, se ofrecería como alternativa otro ISRS o un IRSN. Las benzodiazepinas se usan ampliamente en casos de trastorno de ansiedad social de exposición (clonazepam, bromazepam y alprazolam). Para esta situación también se han empleado betabloqueantes (propranolol). Los anticonvulsivos como la gabapentina se recomiendan como tratamiento de segunda línea.
    • Terapias extrafarmacológicas: la terapia congnitivo-conductual (TCC) es considerada el gold standard del tratamiento no farmacológico del trastorno de ansiedad social. Se basa en la reestructuración y cambio de pensamientos desadaptativos, con terapia de exposición. La terapia basada en mindfulness también ha sido asociada con mejoras en los síntomas.
  3. El trastorno de pánico y la agorafobia: el trastorno de pánico se caracteriza por crisis de pánico imprevistas, recurrentes, definidas como oleadas abruptas de miedo intenso o incomodidad intensa. Al menos, una de las crisis debe haber sido posterior a un mes o más de inquietud continua acerca de otros ataques de pánico o sus consecuencias, o un cambio desadaptativo del comportamiento encaminado a evitar nuevos ataques (evitar ciertas situaciones). Por su parte, la agorafobia es el miedo o ansiedad intensa que aparece durante más de 6 meses en relación a dos o más situaciones prototípicamente agorafóbicas: transportes públicos, lugares abiertos, hacer colas, estar en medio de una multitud y/o estar solo fuera de casa. El individuo suele generar una evitación activa de los desencadenantes, se requiere la presencia de un acompañante o se afrontan a costa de un intenso sufrimiento.
    • Farmacoterapia: según las guías NICE, las benzodiazepinas no están recomendadas, aunque son útiles al inicio del tratamiento. Tampoco es recomendable la administración de antihistamínicos o antipsicóticos. Los antidepresivos –ISRS y antidepresivos tricíclicos (ADT)– suponen la única intervención farmacológica eficaz a largo plazo.
    • Terapias extrafarmacológicas: La psicoterapia mediante TCC ha sido ampliamente estudiada para el tratamiento del trastorno de pánico. Para el tratamiento de la agorafobia, los mejores resultados se obtienen de la combinación de técnicas y del trabajo en casa, junto con seguimiento intensivo. Como terapias alternativas se han realizado estudios de entrenamiento respiratorio y ejercicio aeróbico que parece reducir la ansiedad y la frecuencia e intensidad de los ataques de pánico.
  4. Trastornos de ansiedad más prevalentes en la infancia: los trastornos con un inicio más temprano son el trastorno de ansiedad por separación y las fobias específicas (de 7 a 14 años). Es primordial su diagnóstico y tratamiento temprano, ya que puede suponer un impacto sustancial a largo plazo, predisponiendo a los niños a un alto riesgo de trastorno depresivo mayor (TDM), a otros trastornos de ansiedad o al consumo de sustancias en la edad adulta.
  5. Trastornos obsesivo compulsivo (TOC) y trastorno por estrés postraumático (TEPT): el trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por la presencia de obsesiones, compulsiones o ambas. Las obsesiones son pensamientos recurrentes e intrusivos que producen ansiedad, y que se intentan neutralizar con otro pensamiento o acción-compulsión. Las compulsiones son comportamientos repetitivos o actos mentales en respuesta a una obsesión. Todo ello consume tiempo, más de una hora al día, o es causa de una angustia significativa. Por su parte, el trastorno por estrés postraumático se produce cuando la persona ha sufrido una experiencia cercana a la muerte, lesión grave o violación sexual de manera directa, en una persona cercana o ha estado expuesta a los detalles del trauma. Se presenta con síntomas de intrusión en forma de recuerdos perturbadores recurrentes, involuntarios e intrusivos, y sueños angustiantes. Se produce una evitación de los recordatorios externos. Pueden llegar a presentar alteraciones cognitivas. La duración de la sintomatología es mayor a un mes y los síntomas causan angustia clínicamente significativa o deterioro del funcionamiento.
    • Farmacoterapia: en el tratamiento del TOC, se recomienda el uso de clomipramina e ISRS, los cuales han demostrado ampliamente su eficacia. Si el tratamiento farmacológico es eficaz, debe administrarse durante un periodo mínimo de 1 a 2 años una vez alcanzada la remisión. El tratamiento farmacológico del TEPT es efectivo a corto plazo, existiendo una mayor evidencia de eficacia para los ISRS y venlafaxina. Se pueden emplear otros antidepresivos, como trazodona o mirtazapina, si predomina el insomnio.
    • Terapias extrafarmacológicas: en el abordaje psicológico del TOC, la TCC ha demostrado un efecto beneficioso. Otras técnicas sugeridas de las que son necesarios más estudios son: la estimulación magnética transcraneal (EMTr) y las intervenciones quirúrgicas (capsulotomía, cingulotomía) que podrían reducir los síntomas en casos excepcionales. En el abordaje psicológico del TEPT, las terapias se basan en la educación sobre el trastorno y su tratamiento y a la exposición de señales que remeden al hecho traumático. Se ha descrito la eficacia de las técnicas de la TCC. En pacientes con TEPT refractaria, algunos estudios sugieren que podría ser útil la terapia electroconvulsiva (TEC).

Trastornos del sueño

  1. Trastorno de insomnio: el insomnio se define como una dificultad persistente en el inicio del sueño, su duración, consolidación o calidad, que ocurre a pesar de la existencia de adecuadas circunstancias y oportunidad para el mismo, acompañándose de un nivel significativo de malestar o deterioro de varias áreas de la vida del individuo.
    • Terapéutica del insomnio: Las primeras medidas para el tratamiento del insomnio consisten en terapias no farmacológicas. En el tratamiento farmacológico se deben tener en cuenta la duración del trastorno y el tipo.
  2. Otros trastornos del sueño
    • Narcolepsia: se caracteriza por ataques de sueño diurnos irresistibles de corta duración (menos de 15 minutos). Asimismo, pueden presentar cataplejía, que se caracteriza por una pérdida súbita del tono muscular, parálisis del sueño o alucinaciones al despertar o al dormirse. Es una enfermedad rara y puede presentarse secundariamente a un evento estresante. El tratamiento farmacológico se basa en fármacos estimulantes para el tratamiento de la somnolencia diurna, y en antidepresivos (ADT o ISRS) para el tratamiento de la cataplejía, parálisis del sueño y alucinaciones hipnagógicas, ya que disminuyen el sueño REM.
    • Síndrome de las piernas inquietas: también llamado síndrome de Willis-Ekbom, se caracteriza por presentar sensaciones desagradables en los miembros inferiores en reposo, sintiendo la necesidad imperiosa de moverlos, ya que se alivian con el movimiento. Esto genera dificultades en la conciliación del sueño. Las opciones farmacológicas en el tratamiento del síndrome de piernas inquietas idiopático son: agentes dopaminérgicos de acción central (rotigotina, ropinirol), algunos anticonvulsivantes (gabapentina, pregabalina y carbamazepina), y ciertos opioides (codeína, oxicodona) en casos graves, por su capacidad para estimular la relajación y disminuir el dolor. Los pacientes con síntomas leves o intermitentes pueden encontrar alivio con benzodiazepinas (clonazepam, diazepam, etc.), que facilitan un sueño más reparador, pero no alivian los síntomas y pueden causar somnolencia diurna.

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Eficiencia de los hospitales

La asistencia sanitaria de cualquier país que presente una cobertura universal conlleva un esfuerzo económico muy considerable. Por ello, y para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de salud, es imprescindible no solo que los fármacos y otras tecnologías sanitarias sean eficientes sino que también que las estructuras sanitarias desarrollen un trabajo de forma eficiente. Para ello, es importante que se reduzca el consumo de recursos excesivos en el desarrollo de servicios sanitarios. Así, se obtendrá una mayor eficiencia cuando se produzca una mejor distribución de los recursos y se aumente la oportunidad de servir a más beneficiarios. Para tal fin, los autores1 analizaron la eficiencia técnica (ratio entre suma ponderada de outputs o resultados e inputs o recursos, que se sitúa entre 0 y 1) de los hospitales públicos de Bangladesh.

El estudio utilizó un modelo de análisis envolvente de datos (Data Envelopment Analysis, DEA). Esta es una técnica no paramétrica que, a partir de los inputs y outputs, identifica una frontera de eficiencia con los elementos a analizar –los hospitales, en este caso–, considerando ineficientes a aquellos que se sitúen por debajo de dicha línea. Se utilizaron los datos del Local Health Bulletin de 2015, un registro estadístico de los servicios sanitarios del país, seleccionando las variables precisas para estimar la eficiencia de aquellos a partir de una revisión de la literatura y considerando la disponibilidad de datos. Finalmente, se seleccionaron diversos inputs (número de profesionales sanitarios, como proxy de trabajo, y de camas, como proxy del capital) y outputs (número de beneficiarios de cuidados pre- y posnatales, de partos sin y con cesárea, y de consultas ambulatorias e ingresos hospitalarios, como variables de proceso) (Tabla 3). Adicionalmente, se analizaron otras variables que pudieran explicar el resultado de la eficiencia estimada.

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Los resultados mostraron una eficiencia técnica media estimada del 92%, siendo eficientes 49 (79%) del total de hospitales. Por otra parte, los hospitales situados en ciudades cuya población era de 2,5 millones de habitantes o superior presentaban una eficiencia mayor que los ubicados en poblaciones inferiores a 1 millón de habitantes. Asimismo, los situados en los distritos más pobres presentaban una eficiencia mayor.

Los autores concluyen que la utilización de los recursos en los hospitales del país es bastante adecuada, mostrando una elevada eficiencia técnica. De ello se desprende que, de forma óptima, solo se podrían reducir dichos recursos en un 8% para obtener los mismos resultados. Este alto nivel de eficiencia se debe principalmente a una utilización importante de los hospitales por parte de la población. 

  1. Ahmed S, Hasan Z, Laokri S, Jannat Z, Ahmed M, Dorin F, et al. Cost Effe Resour Alloc. 2019; 17:15. DOI: 10.1186/s12962-019-0183-6. 17:15.

Eficiencia de fármacos biológicos en psoriasis moderada-grave

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, cuya manifestación más común consiste en la aparición de placas eritematosas. La gravedad de la enfermedad se suele valorar en función del porcentaje de superficie corporal afectada (BSA, Body Surface Area) o del índice de la severidad del área de la psoriasis (PASI, Psoriasis Area Severity Index), describiéndose la psoriasis moderada-grave (PM-G) si el BSA>10% o el PASI>10. En España, se estima una prevalencia de psoriasis del 2,3%, de lo cual el 30% se corresponde con PM-G. Actualmente se utilizan 4 tipos de fármacos biológicos en el tratamiento de dicha patología: inhibidores del factor de necrosis tumoral o anti-TNFs (etanercept, ETA; adalimumab, ADA; infliximab, INF; y certolizumab pegol), inhibidores de las interleucinas 12/23 o IL-12/23 (ustekinumab, UST), inhibidores de IL-17 (secukinumab, SEC; ixekizumab, IXE; brodalumab) e inhibidores de IL-23 (guselkumab, tildrakizumab). Dado el elevado coste de estos fármacos, el foco se centra entonces en la identificación de los más eficientes. Para ello, los autores1 realizaron un estudio que evaluó la eficiencia de los biológicos disponibles en España en el tratamiento de la PM-G: IXE, SEC, UST 45 y 90 mg, ADA, ETA e INF, estimada para diversos niveles de PASI.

El método utilizado fue la estimación del coste por el número necesario a tratar (NNT). El NNT es el número de pacientes que recibe un tratamiento determinado para obtener un resultado clínico adicional; por tanto, el mejor resultado sería de 1, interpretándose que tratando a un único paciente se obtiene el resultado deseado (eficacia del 100%). El NNT se estimó a partir de un metaanálisis en red que agrupó los datos de todos los ensayos clínicos que utilizaron los fármacos de referencia. Los resultados se estratificaron en función de una reducción del 75%, 90% o 100% del PASI inicial al cabo de 12 semanas de tratamiento. El coste por NNT se calculó a partir del coste anual de cada biológico multiplicado por el NNT de cada uno en cada nivel de PASI. Finalmente, se realizaron análisis de sensibilidad modificando el número de dosis administradas.

Los resultados mostraron que el coste por NNT aumentaba a medida que aumentaba el nivel del PASI. En el estrato PASI 75, los más eficientes fueron: IXE (18.741 ) y UST 45 (19.187 ) (Tabla 2). En aquellos pacientes con PASI 90, destacaron IXE (22.394 ) y SEC (27.280 ). Finalmente, en el estrato de PASI 100, los más eficientes también fueron IXE (39.070 ) y SEC (57.098 ). Los análisis de sensibilidad demostraron que IXE se asocia con el menor coste por NNT en los 3 estratos evaluados de PASI.

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La conclusión principal del estudio apunta a que existe una relación entre la eficacia y la eficiencia del tratamiento con biológicos de la psoriasis moderada-grave en España, siendo ixekizumab el fármaco con menor coste por NNT, independientemente del nivel de PASI analizado.

  1. Nuñez M, Huete T, De la Cueva P, Sacristán J, Hartz S, Dilla T. A cost-per-number treated analysis assessing the efficiency of biologic drugs in moderate to severe plaque psoriasis. Actas Dermosifiliog. 2019; pii: S0001-7310(18)30546-5. DOI: 10.1016/j.ad.2018.10.017.

Coste-efectividad de abatacept, tocilizumab y anti-TNF versus rituximab en artritis reumatoide

La artritis reumatoide (AR) es una patología inflamatoria crónica, de naturaleza autoinmune y caracterizada por la afectación de múltiples articulaciones, que resulta en dolor, tumefacción y rigidez o dificultad de movimientos; consecuentemente, se asocia con un deterioro importante de la calidad de vida del paciente. Las recomendaciones actuales de tratamiento indican la administración inicial de metotrexato (MTX) con hidroxicloroquina, sulfasalazina y glucocorticoides. En caso de una respuesta insuficiente o intolerancia a estos fármacos, se aconseja tratar con fármacos anti-reumáticos modificadores de la enfermedad biológicos (FARMEb) combinados con MTX. Abatacept (ABA) y tocilizumab (TOC) en monoterapia han mostrado una eficacia similar a la obtenida junto con MTX. Por otra parte, una revisión sistemática previa ha indicado que rituximab (RIT) es el FARMEb más eficiente. Por todo ello, un reciente estudio1, desarrollado por investigadores finlandeses, evaluó la eficiencia en segunda línea de tratamiento de ABA, TOC e inhibidores del factor de necrosis tumoral (anti-TNF) en comparación con RIT en pacientes con artritis reumatoide.

A tal efecto, se diseñó un modelo de simulación a nivel de paciente para estimar los costes y los beneficios asociados a los FARMEb en los pacientes que han sido tratados previamente con un anti-TNF; en ese caso, la segunda línea podría ser ABA, TOC, RIT o un segundo anti-TNF. El modelo simulaba hasta cuatro nuevas líneas posteriores de tratamiento si no se alcanzaba la respuesta adecuada (cambiando de uno a otro fármaco). La predicción de respuesta futura se basaba en las características de cada paciente y las respuestas previas al tratamiento. Finalmente, el beneficio obtenido se expresó en forma de calidad de vida (en años de vida ajustados a calidad, AVAC). Los costes incluidos fueron de tipo directo (fármacos, administración, consultas médicas y hospitalizaciones). Tras realizar un descuento del 3% anual en costes y beneficios, el resultado se expresó como el ratio coste-efectividad incremental (RCEI).

Los datos fueron tomados del National Register for Biologic Treatment de Finlandia, asumiendo que cada paciente permanecía en cada tratamiento durante al menos 6 meses, periodo tras el cual se decidía si continuaba o cambiaba de tratamiento en función de la respuesta estimada. La efectividad de los tratamientos se definió como la consecución de una mejoría mínima del 20% en el número de articulaciones dolorosas o ACR20 (American College of Rheumatology), una respuesta moderada del EULAR (EUropean League Against Rheumatism), o un valor del índice compuesto DAS28 (Disease Activity Score 28) inferior a 3,2. Se utilizó el Health Assessment Questionnaire (HAQ) para obtener, mediante un modelo de regresión, los valores de utilidad a partir de los cuales se transformaron los años de supervivencia en AVACs.

Los resultados (Tabla 1) mostraron que RIT presentaba, con escasas diferencias, el menor coste farmacológico. Sin embargo, los anti-TNFs mostraron el menor coste directo total y RIT el mayor; la inclusión de costes indirectos no varió el orden de costes. Asimismo, el mayor resultado de calidad de vida se asoció a los anti-TNFs. En base a estos resultados, los anti-TNF, especialmente, pero también ABA y TOC fueron superiores a RIT al presentar un menor coste y un mayor beneficio en términos de AVACs.

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Los autores concluyen que los inhibidores del factor de necrosis tumoral fueron dominantes respecto de rituximab al asociarse a un menor coste de tratamiento así como a una mayor calidad de vida, mientras que rituximab mostró el mayor coste y el menor beneficio.

  1. Huoponen S, Aaltonen K, Viikinskoski J, Rutanen J, Relas H, Taimen K, et al. Cost-effectiveness of abatacept, tocilizumab and TNF-inhibitors compared with rituximab as second-line biologic drug in rheumatoid arthritis. PLoS ONE. 2019; 14(7): 20220142. DOI:10.1371/journal.pone.0220142

Osteoartritis: AINEs y riesgo cardiovascular

Un amplio estudio longitudinal ha demostrado que la osteoartritis se asocia a un riesgo un 23% mayor de desarrollo de enfermedad cardiovascular, y que los antiinflamatorios no esteroideos usados en su tratamiento sintomático contribuyen en aproximadamente al 41% del efecto total de dicho incremento de riesgo. Adicionalmente, el mayor riesgo de cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca congestiva y accidente cerebrovascular en estos pacientes viene determinado en un 23-64% por el uso de estos fármacos.

La osteoartritis es uno de los trastornos musculoesqueléticos más prevalentes y en el que el tratamiento sintomático con antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) juega un papel muy relevante. Diversos estudios observacionales y ensayos clínicos han demostrado que dichos fármacos se asocian con diversos efectos adversos cardiovasculares, pero la mayoría de autores consideraron el uso de AINEs como un factor de confusión en el riesgo cardiovascular.

Para aclarar este punto, un reciente estudio longitudinal ha sido el primer trabajo enfocado a evaluar el rol causal de los AINEs en la relación de la osteoartritis con el riesgo de desarrollo de enfermedad cardiovascular (ECV). En base a datos administrativos y de salud de una cohorte de un total de 720.055 habitantes de British Columbia (Canadá), y ajustando en base a edad y sexo, se identificaron un total de 7.743 pacientes con osteoartritis y 23.229 controles sanos. Mediante el análisis multivariable de Cox, los autores estimaron el riesgo de desarrollar ECV incidente –variable primaria–, así como de cardiopatía isquémica (CI), insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) y accidente cerebrovascular (ACV). La estimación del efecto mediador de los AINEs en la relación de la osteoatritis con la ECV se realizó mediante un modelo de estructura marginal.

Los resultados muestran que las personas con osteoartritis tienen un mayor riesgo de desarrollar ECV en comparación con las personas sanas: tras un ajuste por factores de comorbilidad (hipertensión, diabetes, índice de masa corporal, etc.), la razón de riesgos (HR) fue de 1,23 (IC95% 1,17-1,28). Para el desarrollo de ICC, CI y ACV, los valores de razón de riesgos se situaron en 1,42 (IC95% 1,33-1,51), 1,17 (IC95% 1,10-1,26) y 1,14 (IC95% 1,07-1,22), respectivamente. Aproximadamente el 41% del efecto total de la osteoartritis en el aumento del riesgo de ECV estuvo mediado por los AINEs; estos fármacos también contribuían en un 23%, 56% y 64% en el riesgo de ICC, CI y ACV, respectivamente.

En definitiva, queda demostrado que el amplio empleo de AINEs en el tratamiento de la osteoartritis contribuye sustancialmente a la asociación de dicha patología con el riesgo de enfermedad cardiovascular, evento adverso que debe ser tenido en cuenta en el manejo clínico de los pacientes.

Carcinoma urotelial: erdafitinib como nueva opción terapéutica en casos avanzados

Un ensayo clínico de fase 2 ha revelado prometedores resultados de eficacia para erdafitinib, un inhibidor de la tirosina cinasa del receptor del factor de crecimiento de fibroblastos (FGFR), en pacientes con tumor urotelial localmente avanzado y no resecable o metastásico y con mutaciones de FGFR: una tasa de respuesta objetiva del 40% (3% de respuestas completas y 37% de respuestas parciales) y medianas de supervivencia libre de progresión y global de 5,5 y 13,8 meses. No obstante, casi la mitad de los pacientes experimentó eventos adversos graves relacionados con el tratamiento.

Las alteraciones en el gen que codifica para el receptor del factor de crecimiento de fibroblastos (FGFR) son comunes en los casos de carcinoma urotelial y, en ocasiones, se han vinculado con una menor sensibilidad a las intervenciones terapéuticas con inmunoterapia; el tratamiento de dicho tipo de tumores representa, por tanto, una necesidad médica no cubierta. Por otro lado, erdafitinib es un inhibidor de la tirosina cinasa del FGFR1-4 recientemente autorizado por la FDA estadounidense –por procedimiento de autorización acelerada– que ha demostrado actividad antitumoral en modelos preclínicos y en un estudio de fase 1 que involucró a pacientes con mutaciones de FGFR.

Los resultados recientemente divulgados de un ensayo clínico abierto de fase 2, abierto y multicéntrico, hacen referencia a un total de 99 pacientes con carcinoma urotelial localmente avanzado y no resecable o metastásico y con alteraciones de FGFR previamente especificada, que presentaban antecedentes de progresión de la enfermedad durante o después de al menos un ciclo de quimioterapia o dentro de los 12 meses posteriores a la quimioterapia neoadyuvante o adyuvante. Los pacientes fueron inicialmente aleatorizados a recibir erdafitinib en un régimen intermitente o continuo, que reveló la dosis continua de 8 mg/día del fármaco como la óptima (con posibilidad de escalado a 9 mg) para proseguir el tratamiento.

Con una mediana de 5 ciclos de erdafitinib (el 43% de pacientes había recibido al menos 2 ciclos), la tasa de respuesta objetiva (TRO) confirmada –variable principal de eficacia– fue del 40% (3% con una respuesta completa y 37% con una respuesta parcial); entre los 22 pacientes que habían recibido inmunoterapia previa, la TRO fue del 59%. Como variables secundarias, se estimaron una mediana de supervivencia libre de progresión de 5,5 meses, y de supervivencia global de 13,8 meses. En relación a la seguridad, un 46% de pacientes presentó eventos adversos graves (grado ≥3) relacionados con el tratamiento, si bien éstos fueron manejables mediante ajustes posológicos; el 13% de los pacientes interrumpió el tratamiento debido a eventos adversos. No hubo muertes relacionadas con el tratamiento.

En resumen, en una situación patológica con escasas alternativas terapéuticas eficaces, erdafitinib emerge como una prometedora opción con perfil beneficio-riesgo aparentemente aceptable. A pesar de que faltan datos para definir completamente su farmacodinamia clínica, parece previsible que el fármaco esté disponible en Europa en los próximos años.

Gripe: beneficios de la vacunación en pacientes de edad avanzada

Un reciente estudio retrospectivo de cohortes ha demostrado que la vacunación antigripal es un factor protector en pacientes de 65 años o más que sobreviven a una enfermedad crítica con hospitalización en UCI. La vacunación frente a la gripe estacional se asoció a un riesgo un 8% menor de muerte y un 16% menor de accidente cerebrovascular al año tras el alta, si bien no se identificaron diferencias en el riesgo de infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca o neumonía entre pacientes vacunados y no vacunados.

Los pacientes que sobreviven a una atención crítica –de diversa etiología– tienen un mayor riesgo de morbi-mortalidad a largo plazo. Así, aquellos pacientes de 65 años o más que han sido hospitalizados en unidades de cuidados intensivos (UCI) llegan a alcanzar cifras de mortalidad al año tras el alta hospitalaria del 21-27% (3-4 veces más que la población general del mismo grupo etario). Esa diferencia se ha atribuido en muchos casos a complicaciones de enfermedades críticas, incluidas infecciones y morbilidad cardiovascular.

Un grupo de investigadores daneses ha llevado a cabo un estudio retrospectivo de cohortes con el objetivo de evaluar si la vacunación contra la gripe afecta al riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardiaca, neumonía o muerte al año posterior a la hospitalización entre los supervivientes de ingreso en UCI de edad ≥ 65 años. Para ello, han empleado la Base de Datos Danesa de Cuidados Intensivos, extrayendo los datos de todos los pacientes de edad avanzada que sobrevivieron a un ingreso hospitalario en el periodo 2005-2015 (un total de 89.818 pacientes), así como datos de otros registros médicos sobre vacunación frente a la gripe estacional. El cálculo del riesgo de comorbilidades se realizó mediante el hazard ratio o razón de riesgos (HR) y sus intervalos de confianza, hallados por regresión de riesgos proporcionales de Cox.

Los resultados del estudio muestran que los pacientes vacunados contra la gripe (n=34.871, 39%) tenían mayor edad, más enfermedades crónicas y recibían un mayor número de medicamentos que los pacientes no vacunados. Sin embargo, la mortalidad ajustada a 1 año disminuyó entre los pacientes vacunados frente a los no vacunados (19,3% vs. 18,8%; HR: 0,92; IC95% 0,89-0,95). La vacunación antigripal también se asoció con una disminución del riesgo de accidente cerebrovascular (HR: 0,84; IC95% 0,78-0,92), aunque solo con una reducción numérica no significativa de infarto de miocardio (HR: 0,93; IC95% 0,83-1,03). No se identificó ninguna asociación entre la vacunación y la frecuencia de hospitalizaciones posteriores por insuficiencia cardiaca o neumonía.

En conclusión, los pacientes de edad avanzada que están vacunados frente a la gripe estacional y sobreviven a un ingreso en UCI tienen un menor riesgo de accidente de accidente cerebrovascular y de muerte al año tras el alta. Aunque no se asocia con un efecto beneficioso sobre el riesgo de infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca o neumonía, estas nuevas evidencias respaldan con mayor fuerza la recomendación de vacunación en individuos de más de 65 años.

Hipertensión: a mayor reducción de la presión arterial, mejor salud cerebral

Un subestudio de un ensayo clínico aleatorizado ha demostrado que la reducción de la presión arterial sistólica por debajo de 120 mmHg implica ventajas adicionales relacionadas con la salud cerebral –habiendo demostrado un efecto beneficioso en la atenuación de las lesiones de la sustancia blanca y en la reducción del volumen cerebral– si se compara con la reducción estándar de presión arterial por debajo de 140 mmHg.

Un reciente subestudio de un ensayo clínico aleatorizado y multicéntrico –que enroló a pacientes adultos hipertensos de al menos 50 años y sin antecedentes de diabetes o accidente cerebrovascular– pretendió esclarecer los efectos del grado de disminución de la presión arterial sobre la salud del cerebro, y concretamente, sobre las lesiones en la sustancia blanca y el volumen cerebral (tema en relación al cual existía cierta incertidumbre).

Los 670 pacientes inicialmente reclutados en el ensayo clínico y sometidos a una resonancia magnética de referencia (media de edad 67,3 años, 40,4% mujeres) fueron asignados al azar a un objetivo de presión arterial sistólica (PAS) de <120 mmHg (tratamiento intensivo, n=355) o de <140 mmHg (tratamiento estándar, n=315). Del total de pacientes, 449 (67%) completaron la resonancia magnética de seguimiento tras una mediana de 3,97 años posaleatorización y con una mediana de intervención terapéutica de 3,4 años.

Los resultados demuestran que el volumen total de lesiones de la sustancia blanca (variable principal) aumentó desde el inicio de 4,57 a 5,49 cm3 (diferencia: 0,92 cm3; IC95% 0,69 a 11,4) en el grupo de tratamiento intensivo en comparación con un mayor aumento de 4,40 a 5,85 cm3 (diferencia: 1,45 cm3; IC95% 1,21 a 1,70) en el grupo de tratamiento estándar, lo cual suponía una diferencia entre grupos de -0,54 cm3 (IC95% -0,87 a -0,20) en las lesiones cerebrales a favor del tratamiento intensivo. Por otra parte, el volumen cerebral total promedio disminuyó de 1.134,5 a 1.104,0 cm3 (diferencia: -30,6 cm3; IC95% -32,3 a -28,8) en el grupo de tratamiento intensivo vs. de 1.134,0 a 1.107,1 cm3 (diferencia: -26,9 cm3; IC95% de 24,8 a 28,8) en el grupo de tratamiento estándar (diferencia de cambio entre grupos de -3,7 cm3; IC95% -6,3 a -1,1).

Así pues, los autores concluyeron que el objetivo de una presión arterial sistólica de menos de 120 mmHg en pacientes hipertensos se asocia con una salud cerebral significativamente mejor (en términos de menos lesiones en la sustancia blanca y volumen cerebral) en comparación con el objetivo de presión inferior a 140 mmHg, si bien las diferencias eran pequeñas.

Diabetes mellitus: el riesgo de toxicidad renal grave de la metformina

Un amplio estudio retrospectivo de cohortes llevado a cabo en Taiwán ha relacionado el tratamiento con metformina en pacientes con diabetes tipo 2 con un riesgo un 22% y 25% mayor de desarrollar enfermedad renal terminal y crónica, respectivamente. Dicho riesgo se ve especialmente agravado en pacientes hipertensos que no están siendo tratados con IECA o ARAII.

Algunos estudios previos en animales habían demostrado que la metformina ejerce un cierto efecto protector a nivel del riñón, si bien hasta ahora se carecía de estudios que evaluaran su seguridad renal en humanos con diabetes mellitus (DM). Para arrojar luz sobre la relación entre este fármaco y el desarrollo de enfermedad renal terminal (ERT), un grupo de investigadores taiwaneses ha desarrollado un trabajo de cohortes retrospectivo –a nivel nacional– con datos de pacientes con DM tipo 2 y sin antecedentes de enfermedad renal que se habían inscrito en el programa de pago por desempeño del sistema nacional de salud de ese país.

Se identificaron un total de 24.158 parejas de usuarios de merformina (pacientes que recibieron ≥90 dosis diarias definidas acumulativas de metformina en 1 año) y no usuarios (cohorte seleccionada como comparadores, que presentaban un índice de propensión igual que los usuarios de metformina). Las variables primarias y secundarias del estudio fueron el desarrollo de ERT y de enfermedad renal crónica (ERC), respectivamente, aunque también se investigaron predictores independientes utilizando el análisis de regresión de Cox.

Los resultados del estudio indican que la incidencia de ERT fue de 1.908 y 1.723 casos y la de ERC de 1.095 y 1.056 casos por cada 100.000 personas-año en los grupos de usuarios y no usuarios de metformina, respectivamente. Así pues, el uso de metformina se asoció con un riesgo significativamente incrementado de ERT (HR ajustada: 1,22; IC95% 1,12-1,32) y de ERC (HR ajustada: 1,25; IC95% 1,12-1,40), con una relación de dosis-dependencia. Cabe destacar, además, que el daño renal por metformina era mayor en pacientes con hipertensión sin tratamiento con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueadores de los receptores de angiotensina II.

En conclusión, los pacientes diabéticos en tratamiento con metformina presentan un mayor riesgo de enfermedad renal (crónica o en fase terminal), por lo cual los profesionales sanitarios deben estar alerta y evaluar la funcionalidad renal a la hora de prescribir la administración de metformina.