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Hipertensión y síndrome de las piernas inquietas

El síndrome de las piernas Inquietas o SPI (Restless Legs Syndrom, RLS) o enfermedad de Willis-Ekbom es un trastorno neurológico caracterizado por la percepción de sensaciones molestas en las extremidades y, especialmente, las piernas en estado de reposo (sentado o acostado). Estas molestas sensaciones inducen a la persona a levantarse, caminar y en general moverse – ya que con el movimiento se alivian o incluso desaparecen – provocando importantes alteraciones en el sueño y en el desempeño cotidiano de las actividades de los pacientes. El SPI afecta a cerca del 10% de la población adulta, manifestándose con una especial intensidad en un 2-3% de la población; menos del 10% de los casos clínicos están diagnosticados. La causa exacta de SPI no se conoce, aunque muchos estudios han demostrado que existe una alteración de la neurotransmisión dopaminérgica, pero no una hipofunción dopaminérgica. El hierro juega un papel importante en la función óptima del sistema dopaminérgico, lo que se relaciona con la presencia de cuadros de ferropenia en muchos pacientes con SPI; como es bien sabido, la dopamina es un neurotransmisor que juega un papel capital en la regulación neurológica de los movimientos voluntarios.

Otros estudios poblacionales, sin embargo, han sugerido – hasta ahora de forma inconsistente – una posible relación entre el SPI y la hipertensión. Por este motivo, un grupo de investigadores ha llevado a cabo un metaanálisis sobre estudios publicados al respecto para evaluar la asociación entre el SPI y la hipertensión. Un total de nueve estudios transversales basados en la población fueron agregados, involucrando a 102.408 individuos. Los resultados mostraron que la prevalencia de hipertensión en sujetos con SPI era un 36% mayor que en aquellos sin SPI (OR=1,36; IC95% 1,18 a 1,57) de forma estadísticamente significativa (p= 0,043).

Embarazo y donación de sangre

La transfusión de glóbulos rojos de donantes mujeres se ha venido asociando desde hace algún tiempo con un aumento de la mortalidad entre los receptores masculinos. Con el fin de cuantificar esta la asociación entre la transfusión de glóbulos rojos de mujeres donantes con y sin antecedentes de embarazo y la mortalidad de receptores de glóbulos rojos, se ha llevado a cabo un estudio retrospectivo de cohortes de receptores de transfusiones por primera vez en 6 hospitales holandeses principales entre el 30 de mayo de 2005 hasta el 1 de septiembre de 2015.

La cohorte analizada consistió en 31.118 pacientes (mediana de edad, 65 años, 52% mujeres) que recibieron 59.320 transfusiones de eritrocitos exclusivamente de 1 de 3 tipos de donantes (88 % de hombres, 6% de mujeres que alguna vez estuvieron embarazadas y 6% de mujeres que nunca estuvieron embarazadas), siendo el número de muertes en esta cohorte fue de 3.969 (13%). Para los receptores masculinos de transfusiones de glóbulos rojos, las tasas de mortalidad por todas las causas después de una transfusión de glóbulos rojos de una donante embarazada frente a un donante masculino fueron de 101 contra 80 muertes por 1000 persona-años, lo que supone un incremento del 13% en el riesgo de muerte por transfusión (HR = 1,13; IC95% 1,01 a 1,26). Para la recepción de transfusión de una donante femenina no embarazada frente a un donante varón, las tasas de mortalidad fueron de 78 frente a 80 muertes por 1000 años-persona (HR = 0,93; IC95% 0,81 a 1,06). No se observaron diferencias estadísticamente significativas entre el riego de mortalidad entre las mujeres receptores de glóbulos rojos, con independencia de que la sangre que recibieron procediese de mujeres – que hubiesen estado o no embarazadas – de o de varones.

En definitiva, entre los pacientes que recibieron transfusiones de eritrocitos, la recepción de una transfusión procedente de una donante femenina que hubiese estado embarazada, en comparación con un donante masculino, se asoció con una mayor mortalidad por cualquier causa entre los receptores masculinos, pero no así entre las mujeres receptoras; por su parte, las transfusiones de donantes mujeres que no estaban embarazadas no se asociaron con una mayor mortalidad entre los receptores masculinos o femeninos. Queda, no obstante, por determinar la importancia clínica de este fenómeno e identificar cuál la causa subyacente.