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Antineoplásicos antimetabolitos

El concepto farmacológico de antimetabolito consiste en administrar sustancias muy parecidas a las que fisiológicamente participan en procesos celulares esenciales, pero con propiedades químicas lo suficientemente diferentes como para que sean detectables por los mecanismos celulares y, de esta manera, provocar el bloqueo de dichos procesos hasta un grado en que el deterioro de la maquinaria celular conduzca por sí mismo a la apoptosis de la célula.

Una de las dianas más evidentes para estos productos son los procesos de síntesis de los componentes, reparación y duplicación del ADN. Este tipo de antineoplásicos se emplean preferentemente en cuadros neoplásicos caracterizados por una alta tasa de proliferación celular, particularmente de aquellos tipos celulares que duplican su material genético por vía de la síntesis de novo de los nucleótidos. El efecto antiproliferativo inespecífico de estos fármacos se traduce en efectos adversos sobre tejidos y órganos que fisiológicamente presentan altas tasas de reposición celular. Así, su perfil de seguridad se caracteriza por una importante toxicidad hematológica, principalmente mielotoxicidad, anemia y trombocitopenia.

Análogos de bases nucleicas

  • Análogos de bases purínicas: entre los análogos de bases purínicas encontramos los no nucleosídicos y los nucleosídicos que incluyen un resto glucídico. Las estructuras no nucleosídicas constituyen la forma más sencilla de los antimetabolitos de las bases purínicas y actualmente sólo permanece en uso la mercaptopurina. Dentro de los antimetabolitos purínicos nucleosídicos es donde se han conseguido los avances más interesantes del grupo. Los representantes actuales de este grupo son: cladribina, clofarabina, fludarabina y nelarabina.
  • Análogos de bases pirimidínicas: tanto la uridina como la citidina han sido utilizadas como modelos moleculares para el desarrollo de derivados con propiedades antineoplásicas. Entre los antimetabolitos uridínicos, el más ampliamente empleado en clínica es el fluorouracilo, y a él se unen tegafur y trifluridina. Dentro de los antimetabolitos citidínicos se encuentran: citarabina, azacitidina, decitabina, capecitabina y gemcitabina.
  • Mecanismos de acción y de resistencia a antimetabolitos de bases pirimidínicas.
  • El fluorouracilo es un profármaco. En el interior celular, es transformado en 5-FdUMP que es su forma activa. Éste actúa como un falso sustrato de la timidilato sintasa impidiendo la síntesis de ADN. Su actividad citotóxica puede ser incrementada con la administración de algunos cofactores, como el ácido folínico, que prolonga la inhibición del enzima. El principal mecanismo de resistencia al fluorouracilo consiste en el aumento de actividad de la timidilato sintasa.
  • Tegafur se transforma en fluorouracilo por acción de la enzima timidina fosforilasa, que se encuentra en concentraciones más altas en los tejidos tumorales que en los sanos.
  • Trifluridina es un antimetabolito de la base desoxitimidina que, al incorporarse en lugar de ésta a la cadena de ADN celular, provoca la formación de cadenas anómalas de ADN. La trifluridina es rápidamente inactivada por la timidina fosforilasa. Para mantener niveles adecuados del antineoplásico se ha formulado en un medicamento con un inhibidor de esta enzima, el tipiracilo. Posee, además, actividad antiviral sobre el Herpes simplex, tipos 1 y 2.
  • Citarabina es convertida en el citoplasma en la forma trifosfatada (Ara-CTP), que interfiere con la síntesis de ADN, al bloquear la ADN polimerasa como consecuencia del proceso competitivo con 2’-desoxicitidina-trifosfato que es el sustrato natural. Además, puede incorporarse al ADN y al ARN originando un marcado enlentecimiento en la elongación de la cadena y un defecto en la incorporación de nuevos fragmentos de ADN sintetizados. Entre sus mecanismos de resistencia destacan el déficit de desoxicitidina cinasa y el incremento de actividad de la histidina trifosfatosintasa.
  • Azacitidina tiene un mecanismo de acción múltiple, inhibiendo el proceso de metilación del ADN y otros efectos inhibitorios sobre ADN y ARN, así como sobre la síntesis de proteínas. La forma trifosforilada es la forma activa. Azacitidina inhibe competitivamente la uridina cinasa, responsable de la fosforilación de las bases uridina y citidina, y la orotidilato descarboxilasa, clave en la síntesis de novo de bases pirimidínicas. Los mecanismos de resistencia celular a azacitidina consisten en la reducción de la eficacia de los mecanismos de transporte de azacitidina a través de la membrana celular y en alteraciones en la estructura de la uridina cinasa.
  • Decitabina es fosforilada en el citoplasma por la desoxicitidina cinasa hasta producir el derivado trifosfatado, que compite, desplazándola, con la citosina en la pareja citosina-guanosina dinucleótido del ADN. Una vez intercalada en la cadena de ADN, se une de forma estable a la enzima ADN metiltransferasa que queda bloqueada y no puede catalizar las reacciones de metilación a las bases nucleicas características de las células indiferenciadas de la leucemia mieloide aguda. Al disminuir la capacidad metiladora, algunos de los genes silenciados por las mutaciones propias de la leucemia mieloide vuelven a expresarse y puede inducir su diferenciación normal. Asimismo, la decitabina puede facilitar la recuperación de la expresión de genes implicados en la inmunogenicidad y en el reconocimiento inmune de las células tumorales y puede dar lugar a la formación de complejos de ADN metiltransferasa y ADN poniendo en marcha los mecanismos de apoptosis.
  • Capecitabina es un precursor del fluorouracilo, en cuya conversión participa la timidina fosforilasa, que se encuentra en niveles más altos en tejidos tumorales.
  • Gemcitabina es un antimetabolito difluorado de la citosina, que tiene la capacidad de incorporarse a una cadena de ADN en replicación, inhibiendo así su síntesis. Además, potencia a varias enzimas inhibidoras de la replicación del ADN (ribonucleótido reductasa o deoxicitidina cinasa). La forma trifosfato es el metabolito activo.

Análogos de ácido fólico

El ácido fólico es indispensable para la síntesis de ADN, pues un déficit de su actividad compromete críticamente la síntesis o el reciclado natural de las bases nucleicas. La forma biológicamente activa del ácido fólico o folato es el tetrahidrofolato. Los análogos del ácido fólico utilizados en terapéutica son: metotrexato, raltitrexed y pemetrexed.

  • Metotrexato: es un análogo de ácido fólico que inhibe selectivamente la dihidrofolato reductasa al competir con el dihidrofolato, con más afinidad por la enzima que el propio sustrato natural. Otros mecanismos potencialmente implicados en la citotoxicidad del metotrexato son: la poliglutamización del metotrexato que le proporciona mayor afinidad sobre la dihidrofolato reductasa y la posibilidad de inhibir otras enzimas dependientes de folatos como la timidilato sintasa. El desarrollo de resistencia tumoral puede deberse a la amplificación del gen de la dihidrofolato reductasa, a un aumento de la expresión de ésta, a alteraciones en el transporte intracelular del metotrexato y a la disminución de la poliglutamización.
  • Pemetrexed: es un antineoplásico análogo del metotrexato que actúa como un antimetabolito del ácido fólico, bloqueando todas las enzimas para las que el ácido fólico es un cofactor necesario como son: timidilato sintasa, dihidrofolato reductasa y glicinamida ribonucleótido formiltransferasa, todas ellas esenciales en los procesos de síntesis de novo de la timidina y de los nucleótidos de tipo purínico. En el interior de las células se le incorporan varios restos de glutamato por la acción de la folilpoliglutamato sintasa. Este proceso parece transcurrir más rápidamente en las células neoplásicas que en las normales. En esta forma puede ser retenido durante largos periodos dentro de la célula y de inhibir de forma más eficaz las enzimas que el propio pemetrexed libre.
  • Raltitrexed: es un análogo de metotrexato con características farmacológicas muy similares.

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Trastornos oncológicos

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Trastornos oncológicos (2ª ed.)

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16/10/17

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16/10/17

18/12/17

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Créditos asignados (*)

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8

Trastornos oncológicos

Pendiente

Farmacia Asistencial y Salud Ocular

Pendiente

Uso racional de antibióticos y gestión de residuos

Pendiente

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Calidad de vida de los pacientes con melanoma

Los análisis coste-utilidad estiman el ratio entre el incremento del coste de una nueva alternativa terapéutica respecto de la/s actualmente utilizada/s y el incremento de la calidad de vida respecto de las mismas. La estimación de la calidad de vida asociada a cada opción a lo largo del tiempo se efectúa mediante el producto de la supervivencia de los pacientes por la utilidad de cada estado, siendo la utilidad, la preferencia del individuo por un determinado estado de salud. Por dicho motivo, se han desarrollado diferentes técnicas para estimar el valor de las utilidades en cualquier patología, como paso previo a la realización de análisis farmacoeconómicos del tipo de coste-utilidad.

El caso del melanoma en Australia es un buen ejemplo de desarrollo de lo expuesto. Este país es, debido a su localización geográfica próxima al denominado agujero de ozono, el que posee la mayor tasa mundial de incidencia de melanoma. El tratamiento se efectúa con interferones (INT); más recientemente con un nuevo fármaco, ipilimumab (IPI), anticuerpo monoclonal anti-CTLA-4, que estimula la respuesta inmunológica del organismo. En base a todo lo expuesto, los autores3 han estimado los valores de la utilidad de cada estado de salud de los pacientes con melanoma tratados con INF o IPI, incluyendo aquellos que definen las toxicidades con dichos fármacos y las recaídas al tratamiento, en individuos con melanoma de alto riesgo.

El estudio se hizo con una muestra de población general en Gran Bretaña (GB) y en Australia (AUS), realizando la técnica del juego estándar, en donde cada persona identifica el máximo riesgo al que está dispuesta para morir por evitar pasar a un determinado estado de salud: se pregunta a los individuos que están en un determinado estado de salud la probabilidad a la que serían indiferentes para permanecer en dicho estado o arriesgarse a morir para alcanzar un estado de salud total. Mediante esta técnica se estimaron los valores de las utilidades (entre 0 y 1) del tratamiento adjuvante sin y con toxicidad (diarrea, rash, hipofisitis, síndrome gripal, náuseas), el tratamiento de inducción, el no tratamiento y la recurrencia del cáncer con y sin una supervivencia superior a 10 años.

Los 155 participantes finalmente incluidos mostraron un estado actual de salud cuya utilidad se estimó en 0,99 y 0,97 (AUS y GB, respectivamente). Los resultados indicaron que la máxima utilidad se correspondía con el tratamiento adyuvante (administración de INT o IPI tras la cirugía), seguido del tratamiento de inducción (fase inicial del tratamiento farmacológico a dosis máximas) y del no tratamiento. Los estados de recurrencia obtuvieron, obviamente, los menores valores de utilidad, aumentando de forma significativa si dicha recurrencia se asociaba a una supervivencia superior a 10 años. Finalmente, las toxicidades redujeron significativamente la utilidad de los estados, restando de éstos entre 0,6 y 0,16 puntos (Tabla 3). Nótese que los valores de cada estado de salud, al ser estimaciones subjetivas, difieren sensiblemente en los dos países analizados, mostrando que la utilidad o preferencia por un estado depende no sólo del estado de salud per se sino también de los valores culturales de cada población.

Tabla 3

Estado de salud

Gran Bretaña

Australia

Terapia adyuvante sin toxicidad

0,840

0,942

Tratamiento de inducción

0,845

0,914

No tratamiento

0,837

0,875

Recurrencia con alta supervivencia

0 703

0,774

Recurrencia

0,581

0,662

Los autores concluyen que los valores estimados son consistentes con los hallados en las investigaciones en melanoma y pueden ser utilizados en análisis coste-utilidad en la investigación de la terapia adyuvante en melanoma.

Coste-efectividad de dolutegravir más abacavir y lamivudina en pacientes con VIH

La infección por VIH se caracteriza por un descenso progresivo del número de células CD4+, lo que favorece la aparición de infecciones y problemas característicos del SIDA. Desde la aparición de la terapia antirretroviral de alta actividad como una combinación de 3 fármacos, los pacientes VIH+ han pasado a presentar una enfermedad crónica de reducida morbimortalidad. Asimismo, la existencia de combinaciones de dosis fijas de antirretrovirales ha simplificado el tratamiento, lo que ha conducido a la mejora de la adherencia, aumentando la efectividad del tratamiento.

Una combinación reciente en España es la formada por dolutegravir (DOL) con abacavir (ABA) y lamivudina (LAM). Los autores2 han analizado el ratio coste-utilidad incremental (RCEI) de esta triple combinación (DOL/ABA/LAM) respecto de la formada por emtricitabina, tenofovir y efavirenz (EMT/TEN/EFA) y darunavir (DAR) o raltegravir (RAL), con TEN/EFA o con ABA/LAM, como tratamiento inicial de los pacientes infectados por VIH-1 en España.

Para llevar a cabo el estudio se diseñó un modelo de microsimulación que estimaba la evolución de cada paciente que inicia un tratamiento hasta su muerte, simulando así la variabilidad individual a los tratamientos. Las alternativas analizadas son la combinación fija de DOL/ABA/LAM que se comparó respecto de la combinación EMT/TEN/EFA y las formadas por EMT/TEN o ABA/LAM con DAR o RAL. El modelo se inicia con pacientes con VIH sin enfermedad crónica en tratamiento de primera línea, que pueden pasar cada mes a una segunda línea de tratamiento o a una infección crónica por VIH no SIDA; asimismo, durante el tratamiento pueden presentar una enfermedad oportunística (viral, bacteriana, fúngica, etc.) o mostrar un evento adverso (diarrea, vértigo, mareo, rash, depresión, etc.); finalmente, los pacientes pueden morir desde cualquier estado. Las transiciones entre los estados de salud se efectúan dependiendo del recuento de células CD4+: si el tratamiento administrado obtiene la supresión viral (carga viral por debajo de 50 copias por mL a las 48 horas), se incrementa el recuento de CD4+ hasta un máximo de 1200 células por microlitro. En caso contrario, el paciente se mueve a una segunda línea de tratamiento o posterior. Una vez que se ha repetido el proceso en un millón de pacientes hasta su muerte, el modelo estima el coste acumulado así como los resultados obtenidos.

A partir de los ensayos clínicos se determina la probabilidad de alcanzar la supresión viral para cada esquema terapéutico. De la literatura se tomaron los valores de utilidad de cada estado, para estimar finalmente el número de años de vida ajustados a calidad (AVAC) de cada alternativa analizada. Los costes incluidos fueron los correspondientes a los fármacos antirretrovirales, consultas médicas, test diagnósticos y el manejo de los eventos adversos, las patologías crónicas y las infecciones oportunísticas. Los resultados mostraron que la combinación DOL/ABA/LAM fue dominante, al obtener una mayor efectividad y un menor coste (Tabla 2).

Tabla 2

 

Efectividad (AVAC)

Coste (€)

RCEI (€/AVAC)

DOL/ABA/LAM vs ENT/TEN/EFA

DOL/ABA/LAM

18,0026

237.363

-67.211

ENT/TEN/EFA

17,6986

257.795

 

DOL/ABA/LAM vs RAL/TEN/EFA o RAL/ABA/LAM

DOL/ABA/LAM

18,0058

234.470

-1.005.117

RAL/TEN/EFA o RAL/ABA/LAM

17,9846

255.754

 

DOL/ABA/LAM vs DAR/TEN/EFA o DAR/ABA/LAM

DOL/ABA/LAM

18,026

235.376

-1.787.341

DAR/TEN/EFA o DAR/ABA/LAM

18,0205

246.767

 

Los autores concluyen que iniciar del tratamiento con la combinación a dosis fijas de dolutegravir con abacavir y lamivudina parace ser la opción más rentable para el tratamiento de pacientes infectados por el VIH desde la perspectiva del Sistema Nacional de Salud español.

Coste-efectividad de denosumab vs. alendronato oral en mujeres osteoporóticas mayores de 65 años

La incidencia de la fractura de cadera aumenta con la edad. En Japón, la proporción de mayores de 65 años era del 25,1% en 2013 estimando que el número de fracturas era de aproximadamente 175.000. Tanto los bifosfonatos orales (alendronato (ALE), risedronato) como denosumab (DEN), se recomiendan para reducir el riesgo de fractura osteoporótica. Una reciente revisión sistemática no mostro ninguna diferencia significativa de la eficacia (estimada como reducción del riesgo) entre ellos; sin embargo, ALE parece asociarse a una tasa mayor de adherencia y persistencia, si bien muestra un coste superior. En Japón se han comenzado a utilizar los resultados de los análisis coste-efectividad para determinar el honorario a pagar en los tratamientos costosos, revisándolo bianualmente. Por este motivo, los autores1 han estimado el ratio coste-efectividad incremental (RCEI) de DEN respecto de ALE o de la no intervención para la prevención de la fractura osteoporótica en mujeres mayores de 65 años.

Se diseñó un modelo de Markov simulando la evolución de una cohorte de mujeres con osteoporosis (T score ≤-2,5 o densidad mineral ósea ≤70% de la media de una adulto joven) a distintas edades de inicio (65, 70, 75 y 80 años). El modelo estimó el coste ($, 2016) y el resultado (años de vida ajustados a calidad, AVAC) hasta el final de la vida de la cohorte y desde la perspectiva de la sociedad (incluyendo por tanto el coste de los cuidados informales y de los sectores no sanitarios), sistema de salud (no incluyendo los anteriores coste, sólo los sanitarios directos) y de la administración (no incluyendo cuidados informales pero sí los formales).

Los ciclos temporales del modelo fueron de un año; las participantes podían presentar una fractura en cada ciclo (con un máximo en todo el seguimiento de dos fracturas de cadera e ilimitadas vertebrales). Las mujeres son tratadas con ALE oral (35 mg/semana), DEN subcutáneo (60 mg/6 meses), en ambos casos durante 5 años, o sin tratamiento alguno. El modelo considera la adherencia y la persistencia al tratamiento. Dado que la adherencia en los ensayos clínicos fue estimada en un 80%, si en la vida real es, por ejemplo, de un 60%, la efectividad se calcula en un 75% (60%/80%). A partir de una base de datos de prescripciones, se observó una persistencia con bifosfonatos del 50% al primer año que se redujo al 6% al 5º año; asimismo, la tasa de adherencia se redujo del 71% al 61% en el mismo período. A partir de un estudio epidemiológico local de fracturas se calculó la tasa de incidencia para cada tipo.

El valor de las utilidades se tomó de un estudio que utilizaba el instrumento EQ-5D realizando estimados específicos según edad y sexo. Los costes incorporados al estudio fueron de tipo sanitario directo (fármacos, consultas, pruebas de laboratorio, procedimientos diagnósticos, etc.), sanitario informal (tiempo de los pacientes, cuidados informales) y costes a sectores no sanitarios (servicios sociales, pérdida de productividad).

Los resultados mostraron que, desde la perspectiva de la sociedad, el coste y el número de AVAC se reducían progresivamente a medida que era mayor la edad de inicio de las cohortes. Asimismo, el RCEI de DEN vs. ALE disminuía a medida que aumentaba la edad de inicio, mostrando dominancia a partir de 75 años (Tabla 1). Estos hechos se observaron también en el análisis desde las otras dos perspectivas analizadas. En el análisis probabilístico se observó una probabilidad del 89% al 100% para las diferentes edades de inicio, para una disposición a pagar de 50.000 $/AVAC.

Tabla 1

Edad de incicio

Coste ($)

AVAC

RCEI ($/AVAC)

65 años

Sin tratamiento

Alendronato

Denosumab

 

18.900

19.000

20.100

 

13,04

13,06

13,10

 

Referencia

5.700

25.700

80 años

Sin tratamiento

Alendronato

Denosumab

 

19.200

18.300

17.500

 

6,76

6,82

6,95

 

Dominado

Dominado

Ahorro de costes

Los autores concluyen que la administración de denosumab subcutáneo cada 6 meses a ­mujeres osteoporóticas 65 años o más de edad es una opción eficiente respecto de la administración de alendronato oral semanal, tanto desde una perspectiva social, como del sistema de salud o de la administración.

N. Sistema NerviosoDepresión: El papel terapéutico de la privación del sueño

Depresión

El papel terapéutico de la privación del sueño

Nuevos hallazgos clínicos respaldan un efecto significativo de la privación del sueño en el tratamiento de la depresión y sugieren la necesidad de futuros estudios sobre la naturaleza fenotípica de la respuesta antidepresiva a la privación del sueño, los mecanismos neurobiológicos de acción y los moderadores de la respuesta al tratamiento de privación del sueño en la depresión.

La efectividad de la privación aguda de sueño – en particular la de la fase de movimientos oculares rápidos, REM – para el tratamiento de la depresión viene siendo estudiada desde hace más de medio siglo. Según parece, los astrocitos – un tipo específico de células de la glía – regulan algunos de los neurotransmisores implicados en el sueño y con ello la actividad neuronal afectando al ciclo de sueño-vigilia. Concretamente, los astrocitos actúan sobre los receptores de adenosina presentes en las neuronas, un neurotransmisor con efectos inductores del sueño. Durante las horas de vigilia, la adenosina se acumula y aumenta la necesidad de dormir, conocida como la presión del sueño; por ello, los antagonistas de los receptores de adenosina (purinreceptores) como la cafeína promueven la vigilia.

Es bien conocido que la depresión afecta al reposo nocturno de estos pacientes, dificultando la inducción y la persistencia del sueño. Generalmente también se reduce el intervalo entre quedarse dormido y la primera fase del sueño REM, que se alarga de manera inusual, lo que supone que en la mayoría de los pacientes con depresión, los ojos se mueven más de lo normal. Por ello, a lo largo del día se sienten abatidos, inquietos y agotados, amén de mostrar problemas de concentración y memoria. El propio estado de ánimo depresivo impide el descanso tranquilo, lo que intensifica la sensación de agotamiento de los afectados.

Todos estos antecedentes podrían contradecir la experiencia de que la privación de sueño puede ser terapéuticamente útil en los pacientes con depresión. Sin embargo, se estima que seis de cada diez pacientes con depresión muestran una mejoría en su estado de ánimo después de una noche sin dormir, así como una reducción de los síntomas depresivos sobre todo a partir de la mitad de la segunda noche de terapia, todo ello sin que la edad, el sexo o las expectativas influyen en la respuesta al tratamiento.

Recientemente, se ha realizado un metanálisis cuantitativo de los efectos antidepresivos de la falta de sueño para complementar las revisiones cualitativas hechas anteriormente. Se seleccionó un total de 66 estudios independientes cumplieron los criterios de inclusión: privación del sueño experimental, información sobre el porcentaje de la muestra que respondió a la privación del sueño, definición a priori de la respuesta antidepresiva y sin combinar la privación del sueño con otras terapias.

La tasa de respuesta a la privación del sueño fue del 45% entre los estudios que utilizaron un grupo control con asignación aleatoria de pacientes y el 50% en los estudios que no lo hicieron. La respuesta a la privación del sueño no se vio significativamente afectada por el tipo de privación del sueño realizado, la naturaleza de la muestra clínica, el estado de la medicación, la definición de la respuesta utilizada o la edad y el sexo de la población estudiada.

M. Aparato LocomotorFractura ósea: Marcadores biológicos

Fractura ósea

Marcadores biológicos

Algunos marcadores biológicos de tipo inflamatorio e inmune, como la interleucina 6 (IL-6), pero no otros, pueden estar relacionados con mayores tasas de fracturas de cadera en personas mayores.

En la actualidad, la determinación de marcadores bioquímicos se considera importante en la evaluación clínica de los pacientes con osteoporosis, ya que su uso podría permitir la identificación de pacientes con mayor riesgo de fractura y monitorizar la respuesta terapéutica. De hecho, varios estudios in vitro y en animales han demostrado que los marcadores inflamatorios juegan un papel en la remodelación ósea y la patogénesis de la osteoporosis. Además, algunos estudios longitudinales humanos han mostrado asociaciones sugestivas entre marcadores inflamatorios elevados y un mayor riesgo de fracturas no traumáticas. Al tratarse de mediciones no invasivas y relativamente económicas, parece razonable considerar que debería extenderse su empleo, ya que posibilitaría una medición seriada y en intervalos cortos de las variaciones en el recambio óseo; sin embargo, su variabilidad analítica y biológica limita en la actualidad su aplicabilidad clínica.

Con el fin de establecer el auténtico potencial pronóstico de estas determinaciones analíticas, se ha llevado a cabo un estudio en el que se examinaron varios marcadores inflamatorios y múltiples tipos de fracturas en personas mayores sujetas a un seguimiento extenso. Concretamente, se evaluó la asociación de cuatro marcadores inflamatorios en relación al riesgo de fracturas de cadera incidentes entre 5.265 participantes del estudio Cardiovascular Health Study (CHS), determinándose una variable clínica compuesta de fracturas incidentes de la cadera, la pelvis, el húmero o el antebrazo proximal en un grupo de 4.477 participantes.

Entre los participantes del estudio CHS se observaron entre 1992 y 2009 (11 años) un total de 480 fracturas de cadera incidentes, mientras que en la cohorte de análisis de fractura compuesta de 4,477 participantes, se registraron 711 fracturas durante una mediana de seguimiento de 7 años. El riesgo relativo de fractura de cadera asociado a la duplicación de los niveles de interleucia 6 (IL-6) aumentó un 15% (HR = 1,15; IC95% 1,02 a 1,30) en general y del 17% en mujeres (HR = 1,17; IC95% 1,01 a 1,35). También se observó una asociación positiva entre el aumento de cada unidad en el conteo de glóbulos blancos y el riesgo de fractura de cadera en general (HR = 1,04; IC95% 1,01 a 1,06) y algo mayor en las mujeres (HR = 1,06; IC95% 0,95 a 1,20), aunque esta relación no fue estadísticamente significativa. No se observaron asociaciones significativas de la incidencia de fracturas óseas con ningún otros marcador inflamatorio.

L. Terapia Antineoplásica y Agentes InmunomodularesArtritis reumatoide: Baja adherencia, pero alta persistencia, con los tratamientos anti-TNF

Artritis reumatoide

Baja adherencia, pero alta persistencia, con los tratamientos anti-TNF

Un reciente estudio ha documentado una baja adherencia al tratamiento autoadministrado con inhibidores de TNF, aunque la mayoría de los pacientes persistieron en el mismo. Los resultados sugieren que es preciso realizar un especial esfuerzo para mejorar la adherencia en adultos jóvenes y en los pacientes con mayor grado de comorbilidad.

La OMS definió el término adherencia como el grado en el que la conducta de un paciente, en relación con la toma de medicación, el seguimiento de una dieta o la modificación de hábitos de vida, se corresponde con las recomendaciones acordadas con el profesional sanitario; en términos farmacoterapéuticos, esto puede ser expresado como cumplimiento terapéutico, es decir, el grado en que un paciente actúa de acuerdo con la dosis, la pauta posológica y el plazo prescritos. Sin embargo, los resultados clínicos de un tratamiento no sólo se ven afectados por cómo tomen los pacientes su medicación, sino por cuánto tiempo lo hagan. Por este motivo, en los últimos años se ha comenzado a utilizar el término persistencia para complementar el concepto de adherencia, definiendo la persistencia terapéutica como el tiempo durante el cual el paciente continúa con el tratamiento, es decir, la cantidad de tiempo que transcurre desde el inicio hasta la interrupción definitiva o prolongada del tratamiento.

Teniendo en cuenta que los agentes anti-TNF, mayoritariamente formulados para su autoadministración por el propio paciente, se usan cada vez más y de forma más precoz en el tratamiento crónico de afecciones reumáticas, se ha llevado a cabo un estudio con el fin de evaluar la adherencia y la persistencia de la medicación con estos fármacos en adultos jóvenes y pacientes adultos mayores con artritis reumatoide, espondilitis anquilosante o artritis psoriásica. En concreto, se trata de un estudio de cohortes retrospectivo de pacientes mayores de 18 años que comenzaron a usar etanercept, adalimumab, certolizumab pegol o golimumab utilizando la base de datos Truven Health MarketScan entre 2009 y 2013. Los datos de dispensación de farmacia se utilizaron para calcular las proporciones de posesión de medicamentos de 12 meses (PPM) y determinar la adherencia (PPM ≥0,80) hasta 3 años después de comenzar la terapia. La persistencia en cada intervalo de 12 meses se definió como haber abandonado el tratamiento durante 92 o más días consecutivos.

Entre los 53.477 nuevos usuarios de estos medicamentos, el 14% eran adultos jóvenes (18-34 años), 49% de mediana edad (35-54 años) y 37% adultos mayores (55 años). De acuerdo con las definiciones de adherencia y persistencia utilizadas en el estudio, el 37% de los pacientes eran adherentes y un 83% eran persistentes durante el primer año de tratamiento. Los valores más bajos de adherencia (17%) y de persistencia (70%) se observaron entre los pacientes adultos jóvenes durante el trecer años. En comparación con los adultos mayores, los pacientes con edad mediana (OR = 0,73; IC95% 0,71 a 0,76) y los adultos jóvenes (OR = 0,50; IC95% 0,47 a 0,53) tenían menos probabilidades de ser adherentes. La mayor comorbilidad, las hospitalizaciones y las visitas a urgencias se asociaron también con una mayor falta de adherencia y de persistencia.

L. Terapia Antineoplásica y Agentes InmunomodularesArtritis reumatoide: Eficacia del metotrexato intraarticular

Artritis reumatoide

Eficacia del metotrexato intraarticular

La administración intraarticular de metotrexato en pacientes con artritis reumatoide produjo una mejoría clínica mantenida a lo largo de 20 semanas, expresada como una disminución del grado de sinovitis de las articulaciones de tamaño medio, mientras que la de corticosteroides (triamcinolona) mejoró inicialmente pero a las 20 semanas los parámetros clínicos eran similar a los previos al tratamiento.

La sinovitis con derrame articular presente en varias enfermedades reumáticas puede no responder satisfactoriamente a los corticoides intraarticulares. La utilización de estos últimos es muy antigua y, aunque producen una mejora de la inflamación y rigidez articular, sus efectos tienden a reducirse con el tiempo y la repetición de las dosis. Tendiendo en cuenta que el metotrexato es un fármaco de referencia en el control de la artritis reumatoide en fase activa, también se ha venido utilizando por vía intraarticular desde hace más de dos décadas, mostrándose su eficacia en la sinovitis de rodilla. Sin embargo, hasta el momento este tratamiento no se había evaluado en otras articulaciones.

Por este motivo, se ha llevado a cabo un estudio controlado con el fin de probar la eficacia del metotrexato intraarticular en la supresión de la sinovitis persistente en las articulaciones de tamaño mediano (tobillo, muñeca y codo) en pacientes con artritis reumatoide. Los pacientes se dividieron en dos grupos. En el primero (grupo metotrexato), que incluía a 56 pacientes, se inyectaron semanalmente por vía intraarticular 84 inyecciones de 10 mg de metotrexato (32 tobillos, 28 muñecas y 24 codos) en la articulación dirigida totalizando 8 semanas y grupo 2 (grupo de esteroides): 44 pacientes en los que se inyectaron en 70 articulaciones (26 tobillos, 24 muñecas y 20 codos) 40 mg de triamcinolona (acetónido), procediéndose a realizar la evaluación clínica, ultrasonográfica y Doppler antes de la primera inyección (semana 0, S0), después de 2 meses (S8) y después de 5 meses (S20). El grosor sinovial y la señal Doppler intraarticular se calificaron en una escala semicuantitativa de 0 a 3 durante el examen.

Los parámetros clínicos mejoraron significativamente en ambos grupos entre el inicio (S0) y los 2 meses (S8). En ambos grupos, la prueba Doppler mostró que el grosor sinovial y las señales intraarticulares se redujeron significativamente; sin embargo, la mejora de los parámetros clínicos continuó en el grupo de metotrexato hasta la semana 20 (S20), mientras que en el grupo de corticosteroides, los parámetros clínicos fueron similares a los parámetros clínicos iniciales (S0). En el grupo de metotrexato, hubo un aumento insignificante en el grosor sinovial entre las semanas 8 y 20, mientras que hubo un aumento significativo en las señales Doppler en ese mismo periodo, mientras que en el grupo de corticosteroides, hubo un aumento significativo tanto en el engrosamiento sinovial y señales Doppler. En el grupo tratado con metotrexato, todos los pacientes (100%) mostraban inicialmente (S0) una señal Doppler grado 2 o 3; mientras que a las 8 semanas, la mayoría de los pacientes (76%) mostraron que el grado de señal Dopple había descendido a 0; en la semana 20, la señal Doppler era de grado 0 en el 28% y del 47% de grado 1.

C. Aparato CardiovascularHipertensión: Los problemas de la hipertensión resistente al tratamiento

Hipertensión

Los problemas de la hipertensión resistente al tratamiento

Los pacientes con hipertensión arterial resistente al tratamiento tienen un mal pronóstico más allá del nivel de presión arterial, en comparación con los pacientes hipertensos no resistentes al tratamiento. En particular, el alto riesgo de insuficiencia cardíaca invita a profundizar en el conocimiento de este estatus.

La definición clásica de hipertensión arterial resistente se refiere a la forma clínica en la que resulta imposible disminuir la presión arterial por debajo de 140/90 mmHg a pesar de estar recibiendo un tratamiento que incluya cambios en el estilo de vida y una combinación de al menos 3 fármacos antihipertensivos en dosis adecuadas, entre ellos un diurético, aunque esta definición se ha completado considerando también como hipertensos resistentes a aquellos pacientes con presión arterial controlada en consultorio, pero a costa de la utilización de 4 drogas antihipertensivas o más.

No se sabe con seguridad cuál es la prevalencia de la hipertensión resistente; aunque se estima que podría estar en torno al 10-15%, algunos ensayos clínicos reportan incidencias de hasta un 30%. Por otro lado, en estudios observacionales y en los registros de control de presión arterial de instituciones terciarias, se ha determinado que los objetivos son difíciles de alcanzar hasta en el 35-40% de los pacientes, sobre todo en relación al control de la presión sistólica.

Con el fin de evaluar el resultado cardiovascular en pacientes con hipertensión resistente al tratamiento en comparación con aquellos hipertensos controlados, se ha llevado a cabo un estudio de cohortes con datos de 2006 a 2012 procedentes de la base de datos cardiovascular de atención primaria de Suecia. Excluyendo a los pacientes con comorbilidad cardiovascular de partida, se incluyó a un total de 4.317 pacientes con hipertensión refractaria al tratamiento y 32.282 pacientes con hipertensión no resistente; los pacientes con hipertensión resistente al tratamiento (61% mujeres) eran mayores (70 vs. 66 años), tenían una presión arterial sistólica más alta (152 vs. 141 mmHg) y más diabetes (30 vs. 20%) que el grupo de control (p<0,001 para todas las comparaciones). El periodo medio de seguimiento fue de 4,3 años.

Tras proceder al ajuste de los datos, los pacientes con hipertensión resistentes mostraron que tenían un 12% de exceso de riesgo de mortalidad total (razón de riesgo, HR=1,12; IC95% 1,03 a 1,23), un 20% de exceso de mortalidad cardiovascular (HR=1,20; IC95% 1,03 a 1,40), y un 35% de exceso de riesgo de insuficiencia cardíaca (HR=1,34; IC95% 1,17 a 1,54), pero no así para el accidente cerebrovascular (HR=1,03; IC95% 0,90 a 1,19), en comparación con los pacientes con hipertensión no resistente.

C. Aparato CardiovascularHipertensión: Una polipíldora antihipertensiva: amlodipino, losartán y clortalidona

Hipertensión

Una polipíldora antihipertensiva: amlodipino, losartán y clortalidona

Los resultados de un reciente estudio sugieren que una combinación a dosis fijas de amlodipino, losartán y clortalidona mejora significativamente la eficacia antihipertensiva en comparación con la amlodipino y losartan, todo ello con un buen perfil de seguridad.

En un porcentaje considerable de pacientes la hipertensión arterial no se controla adecuadamente. Desde hace tiempo se viene comprobando que la utilización de combinaciones farmacológicas con dosis fijas simplifica el tratamiento y aumenta la posibilidad de cumplimiento y, por ende, de éxito terapéutico como consecuencia de los efectos complementarios de las sustancias. En este sentido, se ha llevado a cabo un ensayo clínico de fase III multicéntrico, aleatorizado, doblemente ciego, de 8 semanas de duración con el objetivo de comparar la eficacia y la seguridad de las combinaciones de dosis fijas de amlodipino, losartán y clortalidona (A/C/L) vs amlodipino y losartán (A/L) en un grupo de 340 pacientes coreanos con hipertensión en estadio 2 controlada inadecuadamente por A/L.

Después de 8 semanas de tratamiento, los cambios medios de la presión sistólica fueron de –16,4 vs mm –6,9 Por su parte, el cambio medio la presión diastólica fue de –8,0 vs –3,6 mm Hg, observándose que la diferencia comenzó a ser estadísticamente significativa a partir de la segunda semana de tratamiento. El número de participantes que alcanzaron la presión arterial objetivo en la semana 8 fue significativamente mayor en el grupo A/L/ C (55,7%) que en el grupo A/L (29,8%; p<0,001). La incidencia de mareos fue significativamente mayor en el grupo A/L/C que en el grupo A/L (4,8 vs 0,6%; p = 0,037). No se registraron eventos adversos graves asociados con los medicamentos del estudio.