Archive

Nuevos medicamentos de terapia avanzada

TERAPIA avanzada

Los medicamentos de terapia avanzada (MTA o Advanced Therapy Medicinal Products, ATMP) ofrecen nuevos e innovadores tratamientos para las enfermedades. Están basados en la terapia génica, la terapia celular somática o la ingeniería tisular. El marco legal para las ATMP en la Unión Europea está establecido en la Regulation (EC) No 1394/2007 on advanced therapy medicinal products1 que asegura el libre movimiento de estas medicinas dentro de la Unión Europea y el acceso a los mercados. La regulación (EC) nº 1394/2007 también establece el nuevo Comité en Terapias avanzadas (CAT)2,3 cuya responsabilidad fundamental consiste en preparar un proyecto de opinión sobre cada nueva solicitud de medicamento de terapia avanzada planteada a la Agencia Europea de Medicamentos, antes de que el Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP, Committee for Medicinal Products for Human Use) de la misma adopte una opinión definitiva sobre la concesión, modificación, suspensión o revocación de una autorización de comercialización para el medicamento en cuestión.

1 http://ec.europa.eu/enterprise/pharmaceuticals/eudralex/vol-1/reg_2007_1394/reg_2007_1394_en.pdf
2 http://www.ema.europa.eu/htms/general/contacts/CAT/CAT.html
3 http://www.ema.europa.eu/pressoffice/cat.htm

clasificación de NUEVOS PRODUCTOS DE TERAPIAS AVANZADAS EN LOS ÚLTIMOS DOCE MESES,
EN LA UNIÓN EUROPEA (EMA)

Medicamento

Indicación

Clasificación

Fecha

Virus de Epstein-Barr alogénico de linfocitos T citotóxicos

Tratamiento del virus de Epstein-Barr. Virus asociado al postransplante en trastornos linfoproliferativos

Terapia celular somática

23/06/2016

 

Células autólogas expandidas ex vivo reguladores de linfocitos T

Tratamiento de la diabetes tipo 1

Terapia celular somática

23/06/2016

 

Virus adenoasociado codificador de genes de los canales de rodopsina en algas

Tratamiento de la rinitis pigmantosa

Terapia génica

23/06/2016

 

Células madre mesenquimales aisladas de la médula ósea autóloga

Tratamiento de enfermedades neurológicas en niños (encefalopatías, epilepsia y lesión de médula espinal)

Ingeniería tisular

23/06/2016

 

Concentrado derivado de células mononucleares de médula autóloga

Tratamiento de la isquemia crónica de miocardio con disfunción ventricular izquierda

Ingeniería tisular

26/05/2016

Cultivo de fibroblastos autólogos

Tratamiento del pie de diabético, ulceras venosas y cicatrices del acné

Ingeniería tisular

26/05/2016

Cultivo de células madre autólogas adiposas mesenquimales

Tratamiento de heridas no cicatrizadas

Ingeniería tisular

26/05/2016

Cultivo de queratinocitos autólogos

Tratamiento de heridas no cicatrizadas, quemaduras y úlceras tropicales

Ingeniería tisular

26/05/2016

Cultivo de melanocitos autólogos

Tratamiento del vitíligo

Ingeniería tisular

26/05/2016

Cultivo de células madre autólogas musculares

Tratamiento de las incontinencias fecales y urinarias y lesiones músculo-esqueléticas

Ingeniería tisular

26/05/2016

Líneas celulares alogénicas genéticamente modificadas de tumor pancreático estimulantes de la secreción del factor de macrófagos

Tratamiento del cáncer de páncreas

Terapia génica

05/04/2016

Suspensión de costras de quemaduras y tejido quemado de células de tejido adiposo obtenidos quirúrgicamente

Tratamiento de quemaduras

Ingeniería tisular

05/04/2016

Cultivo de keratinocitos y suspensión de costras de quemaduras y tejido quemado de células de tejido adiposo obtenidos quirúrgicamente sembrado en una matriz acelular

Tratamiento de quemaduras

Ingeniería tisular

05/04/2016

Células autólogas de estroma vascular y células madre autólogas adiposas

Tratamiento de los queloides de escaras

Ingeniería tisular

05/04/2016

Vector viral adenoasociado serotipo 2 conteniendo el gen humano RPE65

Tratamiento de la degeneración retinal debida al mutación autosómica recesiva del gen RPE65

Terapia génica

28/02/2016

Suspensión de células madre mesenquimáticas de membrana amniótica

Tratamiento de quemaduras

Ingeniería tisular

28/02/2016

Células progenitoras alogénicas humanas adultas

 

Tratamiento de la revascularización incompleta como adjunto al bypass arterial coronario en pacientes con malformaciones congénitas arteriales coronarias

Ingeniería tisular

28/02/2016

Cocultivo de fibroblastos y queratinocitos en forma de lámina

Tratamiento de quemaduras profundas y extensas y heridas crónicas

Ingeniería tisular

28/01/2016

Cocultivo de fibroblastos y queratinocitos en suspensión

Tratamiento de quemaduras profundas y extensas y heridas crónicas

Ingeniería tisular

28/01/2016

Células autólogas del estroma vascular y células madre autólogas derivadas de tejido adiposo

Tratamientos de las úlceras del pie del diabético

Ingeniería tisular

28/01/2016

Sistema hepático bioartificial

Tratamiento del fallo hepático agudo

Terapia celular somática

28/01/2016

Derivados autólogos de células madre de médula ósea no hematopoyética

Tratamiento de la diabetes tipo II

Terapia celular somática

28/01/2016

Derivados autólogos de células madre de médula ósea no hematopoyética

Tratamiento de la diabetes tipo I

Terapia celular somática

28/01/2016

Derivados autólogos de células madre de médula ósea no hematopoyética

Tratamiento de la artritis reumatoide

Terapia celular somática

28/01/2016

Vector viral adenoasociado serotipo 8 codificador de la ornitina transcarbamilasa humana

Tratamiento de la deficiencia de ornitina transcarbamilasa

Terapia génica

28/01/2016

Células dendríticas alogénicas derivadas de monocitos

Tratamiento del carcinoma renal

Terapia celular somática

16/12/2015

Células adiposas regenerativas autólogas adiposas encapsuladas en ácido hialurónico

Tratamiento de defectos del cartílago articular y defectos óseos

Ingeniería tisular

16/12/2015

Células autólogas del estroma vascular de tejido adiposo

Tratamiento del dolor asociado a osteoartritis

Terapia celular somática

16/12/2015

Células madre autólogas derivadas de médula ósea

Tratamiento de la esclerosis lateral amitrófica

Terapia celular somática

13/11/2015

Células madre autólogas derivadas de tejido adiposo mesenquimal

Tratamiento de la esclerosis lateral amitrófica

Terapia celular somática

13/11/2015

Células alogénicas precursoras mesenquimales

Tratamiento del dolor crónico lumbar

Ingeniería tisular

13/11/2015

Vector viral adenoasociado serotipo rh10 codificando el factor humano IX

Tratamiento de la hemofilia B

Terapia génica

02/10/2015

Células autólogas derivadas de médula ósea

Tratamiento de alteraciones arteriales periféricas e isquemia crítica

Ingeniería tisular

02/10/2015

Células autólogas genéticamente modificadas del receptor CAR+

Tratamiento de varios tipos de cáncer

Terapia génica

25/07/2015

Nuevos principios activos

NUEVoS MEDICAMENTOS en el mundo, durante el año 2016

Fármacos

Laboratorio

Comentarios

Baricitinib

INCB28050, LY3009104

Lilly

Baricitinib es un inhibidor de JAK1 y JAK2 que se encuentra en estudio de fase III como potencial tratamiento para la psoriasis y la neuropatía diabética.

Blinatumomab BLINCYTO

Amgen

Blinatumomab es un anticuerpo bioespecífico anti-CD19 x anti-CD3 (BiTE®). Se encuentra en estudios de fase III para el tratamiento de pacientes con leucemia linfoblástica aguda refreactaria y en estudios de fase II para el tratamiento de pacientes con Filadelfia de células B precursoras leucemia linfoblástica aguda negativa para el cromosoma LLA de células B.

Dalantercept

Acceleron Pharma

Dalantercept es una proteína que inhibe que inhibe la angiogénesis y la activación de los receptores tumorales ALK-1

Demcizumab

(OMP-21M18)

OncoMed Pharmaceuticals

Demcizumab es un anticuerpo monoclonal anti-DLL4 indicado para el tratamiento del cáncer de pulmón de células no pequeñas

Depatuxizumab

AbbVie

Depatuxizumab es un anticuerpo anti EGFR indicado para el tratamiento del glioblastoma multiforme.

Etrolizumab

Genentech

Etrolizumab es un anticuerpo monoclonal Anti-αEβ7/α4β7, indicado para el tratamiento de la inflamación intestinal

Finerenona

Bayer

Finerenona es un antagonista del receptor mineral corticoide (MR) indicado para el tratamiento de la enfermedad crónica renal y neuropatía diabética.

Grazoprevir

MSD

Grazoprevir es un inhibidor de proteasa HCV NS3 NS4A indicado para el tratamiento de la hepatitis C.

Inebilizumab

GeneTex

Inebilizumab es un anti-CD19 Mab, indicado para el tratamiento de la neuromielitis óptica y tratamiento de los tumores de células B

Lanadelumab

Dyax Corp

Lanadelumab es un Anti-KLKB1 (kalikreina plasmática) MAb. Está indicado para el tratamiento del angioedema hereditario.

Lefamulin (BC-3781)

Nabriva

Lefamulin es un agente antimicrobiano semisintético indicado para el tratamiento de las infecciones de la piel y de la neumonía bacteriana.

Mavrilimumab

(CAM-3001)

Cambridge Antibody Technology

Mavrilimumab es un anticuerpo monoclonal IgG4 estimulador de las colonias de granulocitos-macrófagos indicado para el tratamiento de la artritis reumatoide

Oprozomib

Amgen

Oprozomib es un inhibidor de proteosoma que se está investigando para el tratamiento de enfermedades malignas hematológicas.

Pemafibrato

(K-877)

Kowa Pharmaceuticals

Pemafibrato es un modulador selectivo de PPARalpha indicado para el tratamiento de la dislipidemia.

Pradigastat

Novartis

Pradigastat es un inhibidor de diacilglicerol O-aciltransferasa 1 (DGAT1), indicado para el tratamiento de las alteraciones de lipoproteínas.

Tarextumab

OncoMed

Tarextumab es un anti-notch 2/3 MAb, destinado al tratamiento del cáncer de pulmón y de páncreas.

TEV-48125

Teva

El TEV-48125 es un anticuerpo monoclonal humanizado anti-CGRP indicado para el tratamiento de las migrañas

Vaborbactam (RPX-7009)

Rempex Pharmaceuticals

Vaborbactam es un potente y selectivo inhibidor de beta-lactamasa designado para el tratamiento por vía IV de infecciones por Gram-negativos resistentes.

Idarucizumab ▼ Praxbind® (Boehringer Ingelheim) en la reversión de los efectos anticoagulantes del dabigatrán en situaciones de urgencia

Resumen

El idarucizumab es un fragmento de anticuerpo monoclonal (Fab) humanizado que se une al dabigatrán con una elevada afinidad, formando un complejo estable que impide la acción anticoagulante del dabigatrán sobre la trombina. El medicamento ha sido autorizado para su uso en pacientes adultos tratados con dabigatrán cuando se necesita una reversión rápida de sus efectos anticoagulantes para intervenciones quirúrgicas de urgencia o procedimientos urgentes, o en el caso de hemorragias potencialmente mortales o no controladas. La incorporación del idarucizumab debe valorarse como una mejora de la seguridad de los pacientes anticoagulados con dabigatrán; sin embargo, no es la respuesta a todas las necesidades de estos pacientes, dado que un antídoto – por eficaz que sea – solo es una parte de las medidas que los pacientes requieren. Sea como fuere, a pesar de sus limitaciones, el idarucizumab constituye la única alternativa oficialmente autorizada para revertir específicamente el efecto anticoagulante del dabigatrán en las indicaciones señaladas.

 

ASPECTOS FISIOPATOLÓGICOS

Los llamados anticoagulantes de acción directa son aquellos cuyo mecanismo de acción consiste en un efecto inhibitorio directo sobre las proteasas más relevantes que forman parte de la cascada de coagulación, especialmente el Factor X (apixabán, rivaroxabán) y el Factor II (argatrobán, dabigatrán). Se trata de un conjunto de fármacos que constituyen una alternativa a los clásicos anticoagulantes cumarínicos, que actúan como anti-vitaminas K. La vitamina K (menadiona) es un factor esencial para el enzima gammaglutamil carboxilasa, responsable de incorporar grupos carboxilo a los restos de ácido glutámico presentes en los Factores II, VII, IX y X, proceso en el cual la propia vitamina K se oxida; para recuperar la forma reducida de la vitamina K entra en acción la vitamina K epóxido reductasa (VKORC), la cual es la diana farmacológica de los anticoagulantes cumarínicos (acenocumarol, warfarina), inhibiéndola y provocando con ello un déficit farmacológico de vitamina K y, en consecuencia, un efecto anticoagulante al afectar a varios puntos de la cascada de coagulación.

Los anticoagulantes cumarínicos o anti-vitaminas K han sido durante muchos años y siguen siendo ampliamente utilizados en clínica en numerosas indicaciones en las que se busca reducir la respuesta coagulante de la sangre, con el fin de reducir el riesgo de formación de trombos. Sin embargo, las cumarinas anti-vitaminas K (acenocumarol, warfarina) están asociadas a un importante riesgo de provocar hemorragias graves, eventualmente mortales. En este sentido, se estima que la tasa de hemorragias graves entre los usuarios crónicos de estos fármacos oscila entre un 1,5 y un 5,2% por año, con una tasa de mortalidad del 10% en estos episodios (Sié, 2016).

Debido al riesgo de hemorragias graves, la dosificación de los anticoagulantes cumarínicos se debe ajustar periódicamente en función del nivel de coagulabilidad sanguínea que presente cada paciente, utilizando como estándar internacional el INR (International Normalized Ratio), ajustando la dosificación periódicamente (generalmente, cada tres meses) de forma tal que el INR se mantenga entre 2 y 3, según la indicación y el tipo de paciente. Con todo y con ello, se ha citado (Chai-Adisaksopha, 2014) una incidencia del 4,6% de hemorragias graves, del 1,1% de hemorragias intracraneales y del 0,5% de hemorragias mortales. Por si fuera poco, el tratamiento con anti-vitaminas K está sujeto a otras necesidades y limitaciones, entre las que la inestabilidad de la respuesta anticoagulante no es la menor.

Frente a estas limitaciones, la incorporación en la última década de los inhibidores directos de la coagulación parece haber mejorado, al menos en parte, esta situación y sus efectos son más predecibles, producen menos interacciones y requieren un seguimiento clínico menos intenso. No obstante, los anticoagulantes cumarínicos aún se utilizan ampliamente porque tienen un panel de indicaciones terapéuticas aprobadas más amplio, permiten su uso en pacientes con insuficiencia renal grave y el ajuste posológico a través del INR es muy preciso.

Por otro lado, los anticoagulantes anti-vitamina K disponen de antídoto, como por ejemplo el concentrado de protrombina. Por el contrario, los inhibidores directos no tenían hasta ahora antídotos específicos, dado que tienen una semivida de eliminación relativamente corta (a diferencia de los cumarínicos) y sus riesgos hemorrágicos son, aparentemente, algo menores.

En la práctica clínica habitual, no obstante todo lo anterior, se dan una serie de circunstancias que hacen aconsejable e incluso necesaria la disponibilidad de antídotos que permitan revertir de forma rápida y segura la actividad anticoagulante de los inhibidores directos de la coagulación. Para empezar, los cuadros espontáneos de hemorragia grave pueden llegar a alcanzar una incidencia del 9% con dabigatrán en algunos grupos de pacientes (Hernández, 2015). Por otro lado, el riesgo de hemorragia está significativamente aumentado en el curso de intervenciones quirúrgicas u otro tipo de procesos de carácter invasivo, lo que obliga a interrumpir el tratamiento con dabigatrán al menos 24 horas (hasta cuatro días, en caso de pacientes con insuficiencia renal o con elevado riesgo de hemorragia). En caso de cirugía de urgencia, la incidencia de hemorragias graves alcanza hasta un 18% (Healey, 2012).

Figura_1_fmt

El dabigatrán es un agente antitrombótico de tipo no peptídico, que actúa como inhibidor directo, altamente selectivo, competitivo y reversible de la trombina (Factor II de la cascada de coagulación), el enzima que convierte el fibrinógeno en fibrina en la cascada de coagulación sanguínea; por lo tanto, la inhibición de la trombina previene el desarrollo de trombos. El fármaco inhibe tanto la trombina libre como la unida a fibrina y la agregación plaquetaria inducida por trombina. Como consecuencia de ello, el dabigatrán incrementa el tiempo de coagulación de una forma dependiente de la dosis y del tiempo.

El dabigatran es un peptidomimético1 inhibidor de la trombina, que emula parte de la estructura del fibrinógeno, específicamente la zona sobre la que actúa la trombina, facilitando la transformación en fibrina. La trombina es una serina proteasa de tipo tripsina formada mediante el fraccionamiento de la protrombina por el Factor Xa, otra serina proteasa. La trombina cataliza la conversión de fibrinógeno en fibrina, a través de la rotura del enlace peptídico entre los aminoácidos arginina (Arg) y glicina (Gly) dentro de la secuencia específica de Gly-Val-Arg-Gly-Pro-Arg.

El dabigatran (Pradaxa®) está oficialmente indicado en la prevención primaria de episodios tromboembólicos venosos en pacientes adultos sometidos a cirugía de reemplazo total de cadera o cirugía de reemplazo total de rodilla, programadas en ambos casos; asimismo, está indicado en la prevención del ictus y de la embolia sistémica en pacientes adultos con fibrilación auricular no valvular (FANV), con uno o más factores de riesgo tales como ictus o ataque isquémico transitorio (AIT) previos; edad ≥75años; insuficiencia cardíaca (≥Clase II escala NYHA); diabetes mellitus; hipertensión. Finalmente, también está indicado en el tratamiento de la trombosis venosa profunda (TVP) y de la embolia pulmonar (EP), y prevención de las recurrencias de la TVP y de la EP en adultos.

El fármaco es administrado por vía oral como etexilato de dabigatrán y tras su absorción digestiva – que es pequeña, con una biodisponibilidad inferior al 7% – es rápidamente transformado en la sangre en la forma activa, dabigatrán, por acción de las esterasas plasmáticas.

La incidencia de episodios hemorrágicos con dabigatrán en ensayos clínicos controlados no parece ser significativamente diferente de la asociada con enoxaparina; las tasas de pacientes con eventos hemorrágicos graves que requirieron la transfusión de más de 2 unidades de sangre son del 1,58% con la dosis de 220 mg de dabigatrán (D220) y del 0,75% con la de 150 mg (D150), frente a un 1,13% con dosis convencionales de enoxaparina (ENO), requiriéndose la suspensión del tratamiento debido a las hemorragias en el 0,16% de los tratados con D220 y en el 0,05% con D150 y ENO, mientras que hubo que reoperar debido a hemorragia en el 0,27% con D220 y 0,21% con D150 y EN (Cuéllar, 2008).

ACCIÓN Y MECANISMO

El idarucizumab es un fragmento de anticuerpo monoclonal (Fab) humanizado que se une al dabigatrán con una elevada afinidad, formando un complejo estable que impide la acción anticoagulante del dabigatrán sobre la trombina (Factor II). El medicamento ha sido autorizado para su uso en pacientes adultos tratados con dabigatrán cuando se necesita una reversión rápida de sus efectos anticoagulantes para intervenciones quirúrgicas de urgencia o procedimientos urgentes, o en el caso de hemorragias potencialmente mortales o no controladas.

El idarucizumab presenta una afinidad hacia el dabigatrán y sus metabolitos activos de 2,1 pM, lo que es 300 veces mayor que afinidad entre dabigatrán y la propia trombina. La formación de complejo idarucizumab-dabigatrán es muy rápida y, en cambio, es muy lentamente reversible (la semivida de separación del complejo es de 260 h). Esta elevada afinidad se mantiene incluso en un entorno químico ligeramente ácido (hasta con un pH de 6,7), lo que implica que el idarucizumab se une al dabigatrán incluso en condiciones de acidosis.

El dabigatrán se una a una zona del idarucizumab estructuralmente similar a la zona activa de la trombina. Sin embargo, el idarucizumab no se une a ningún otro sustrato trombínico, tal como los Factores V y XIII o la proteína C, entre otros, ni tampoco a la albúmina. El propio idarucizumab carece de actividad enzimática de tipo trombínico.

ASPECTOS MOLECULARES

Se trata de un fragmento molecular derivado de un anticuerpo monoclonal humanizado de origen murino de isotipo IgG1, formando por una cadena ligera (κ) y un fragmento de cadena pesada (γ). Ambas están unidas mediante un puente disulfuro (-S-S-) entre los restos de cisteína 225 del fragmento de la cadena pesada y el 219 de la cadena ligera; adicionalmente, ambas cadenas disponen cada una de ellas de otros cuatro puentes disulfuros intracatenarios. La molécula no está glucosilada.

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad clínicas idarucizumab han sido adecuadamente contrastadas en las indicaciones autorizadas mediante varios ensayos clínicos de fase 1 (búsqueda de dosis, investigación de prueba de concepto) y uno de fase 3 (confirmatorios de eficacia y seguridad); este último aún está en fase de seguimiento.

Los estudios de fase 1 (Glund, 2015) incorporaron a voluntarios sanos que fueron pretratados con dabigatrán y que recibieron dosis diversas de idarucizumab (desde 1 a 8 g) o de placebo en infusión IV (5 min). Las características fisiológicas y demográficas de los voluntarios sanos pretratados con dabigatrán (187) que recibieron placebo (70) o idarucizumab (117) fuero: sexo masculino (73 vs. 84%), raza blanca (80 vs. 68%), 55 vs. 42 años de edad (mediana), de los que el 43 vs. 26% era mayores de 64 años, un 73 vs. 83% presentaban niveles normales de aclaramiento de creatinina, y presentan un peso medio de 73 vs. 83 kg y un índice de masa corporal de 24,9 vs. 23,7 kg/m2.

Los resultados mostraron que el 91-100% de los voluntarios sanos pretratados con dabigatrán revirtieron completamente el efecto anticoagulante dentro de las primeras cuatro horas tras la administración del idarucizumab con todas las dosis de éste (desde 1 a 8 g), determinado mediante varias pruebas de coagulación como el tiempo de trombina mediante plasma diluido (dTT), tiempo de coagulación de ecarina (ECT), tiempo de trombina (TT) o el TTPa (tiempo de tromboplastina parcial activada). En el caso de las dosis de 5 o más g de idarucizumab, los porcentajes de reversión completa del efecto anticoagulante fueron del 100% (dTT), 97-100% (ECT), 97-100% (TT) y 94-100% (TTPa). La reversión completa se consiguió al cabo de 5 a 6 minutos (mediana) tras la administración de todas las dosis de idarucizumab ensayadas; asimismo, la mediana de la duración de la reversión del efecto anticoagulante fue de 72 horas con las dosis de 2,5 g o mayores de idarucizumab utilizando todas las pruebas de coagulación, salvo en el caso del tiempo de trombina (TT) que fue de 16 h con dosis de 2,5 a menos de 5 g, de 24 h con la dosis de 5 g y de 72 h con dosis superiores (hasta 8 g). Un 8% del total de voluntarios que recibieron idarucizumab desarrollaron anticuerpos anti-idarucizumab, aunque con títulos bajos y mayoritariamente sin capacidad bloqueante.

El ensayo clínico de fase 3 (RE-VERSE AD; Pollack, 2015), todavía en curso, es un estudio prospectivo de cohorte, abierto, no controlado y multicéntrico, diseñado para incluir entre 200 y 300 pacientes tratados con idarucizumab en dos dosis de 2,5 g, separadas entre sí no más de 15 min. Los pacientes incluidos en este ensayo fueron agrupados en dos series; en la A se incluyó a pacientes que habían experimentado una hemorragia grave con dabigatrán, no susceptible de control con medidas convencionales, mientras que en la serie B se incluyó a pacientes que precisaban revertir el efecto anticoagulante del dabigatrán por requerir cirugía u otros procedimientos invasivos de urgencia.

El análisis intermedio de resultados se ha realizado cuando se contaba con 123 pacientes tratados, de los que se disponía de datos sobre eficacia para 90 de ellos (51 del grupo A y 39 del B). Las características demográficas y fisiopatológicas de estos eran: 53% varones, 77 años de edad (mediana), 72 kg de peso (mediana), aclaramiento de creatinina (mediana) de 55 ml/min (un 20% con ≥80), dosis diaria de dabigatrán de 110 (65%) o de 150 (20%) mg/12 h y habiendo transcurrido 15,6 h (mediana; ≥24 h para el 30%) desde la última dosis administrada de dabigatrán.

Como variable primaria de eficacia se determinó el porcentaje máximo de reversión del efecto anticoagulante, determinado entre la finalización del primer bolo IV de idarucizumab y hasta cuatro horas después del segundo, utilizando para ello determinaciones del tiempo de trombina mediante plasma diluido (dTT) y tiempo de coagulación de ecarina (ECT), aunque también se determinaron los valores del tiempo de trombina (TT) y del TTPa (tiempo de tromboplastina parcial activada). Dado que los valores de dTT eran normales en 22 de los pacientes al inicio del procedimiento, así como los de ECT en 9 de ellos, el porcentaje de reversión de la anticoagulación solo pudo ser determinado mediante dTT en 68 (40 del grupo A y 28 del B) y en 81 (47 del A y 343 del B) de los 90 pacientes considerados a efectos de eficacia.

Los resultados mostraron una tasa del 100% de reversión máxima en ambos grupos (IC95% 100 a 100) y con ambos parámetros (dTT y ECT), considerándose que el dTT se normalizó en el 98% y 93% de los grupos A y B, los de ECT en el 89% y 88%, respectivamente. A las 12 y a las 24 h, los valores de dTT estuvieron por debajo del límite superior de normalidad en el 90% y el 81%, respectivamente; en cuanto al ECT, los valores estuvieron por debajo del límite superior de normalidad en el 72% (12 h) y 54% (24 h).

La restauración de la hemostasia se produjo en el 91% (grupo A) y en el 92% (grupo B). El cese de la hemorragia entre los pacientes del grupo A se consiguió al cabo de 10 horas (mediana); por su parte, el 92% (33 de 36) de los pacientes del grupo B mostraron una hemostasia normal durante la intervención quirúrgica o el procedimiento invasivo.

Desde el punto de vista de la seguridad, de los 123 pacientes de los que se tienen datos procedentes del ensayo clínico de fase 3, se han registro un total de 26 muertes, 13 en cada uno de los grupos, atribuidos a hemorragias, posiblemente complicadas con comorbilidades presentes en los pacientes. Aunque se registraron eventos trombóticos en cinco de los pacientes, ninguno de ellos estaba en tratamiento antitrombótico cuando se produjeron, por lo que previsiblemente tales eventos tuvieron origen en la patología subyacente. En cuanto a los eventos adversos comunicados, los más comunes fueron hipopotasemia, delirio, estreñimiento y pirexia, todos ellos con un 7%; en un 6% se reportó neumonía.

ASPECTOS INNOVADORES

El idarucizumab es un fragmento de anticuerpo monoclonal (Fab) humanizado que se une al dabigatrán con una elevada afinidad, formando un complejo estable que impide la acción anticoagulante del dabigatrán sobre la trombina (Factor II). El medicamento ha sido autorizado para su uso en pacientes adultos tratados con dabigatrán cuando se necesita una reversión rápida de sus efectos anticoagulantes para intervenciones quirúrgicas de urgencia o procedimientos urgentes, o en el caso de hemorragias potencialmente mortales o no controladas.

Su eficacia y su seguridad han sido documentados mediante los resultados de varios estudios clínicos de fase 1 y un análisis intermedio de los datos acumulados de un ensayo de fase 3 que, no obstante, han sido considerados como suficientes – a la espera del final del estudio en marcha – para la autorización de comercialización del medicamento.

El efecto reversor del idarucizumab sobre el efecto anticoagulante del dabigatrán tarda apenas 5 o 6 minutos en manifestarse tras su administración y se mantiene duante al menos 72 horas, según los datos procedentes de los estudios realizados sobre voluntarios sanos. Los datos procedentes del estudio de fase 3 (RE-VERSE AD) han confirmado este nivel y rapidez de actividad reversora en prácticamente todos los pacientes, si bien ha podido constatarse que el beneficio clínico derivado de dicha reversión depende en gran manera de la situación patológica subyacente de cada paciente y de la gravedad de sus enfermedades y, en su caso, del cuadro hemorrágico. Aunque se han registrado 26 muertes relacionadas con cuadros hemorrágicos, sobre un total de 123 pacientes, posiblemente la mayoría se debe a complicaciones derivadas de las comorbilidades presentes en los pacientes; el resto de eventos adversos (hipopotasemia, delirio, estreñimiento, pirexia, etc.), generalmente de carácter leve o moderado, no superó el 10% de los pacientes y, posiblemente, no estén ni siquiera relacionados con el idarucizumab.

Actualmente, el tratamiento de la hemorragia inducida por dabigatrán o la reversión de su actividad antes de un procedimiento invasivo de emergencia ha sido objeto de numerosas aportaciones de expertos y de guías clínicas; todas ellas consideran que la administración de carbón activado es una de las primeras medidas, si la ingesta es reciente. Asimismo, el tratamiento de soporte es esencial, con una atención especial para mantener la perfusión renal y la producción de orina, debido a que el dabigatrán se elimina principalmente por vía renal. Dado que la semivida de eliminación del dabigatrán es relativamente corta (media de 14 horas), la mayoría de los episodios de hemorragia pueden ser manejdos mediante tratamiento convencional de soporte; incluso, si el paciente está hemodinámicamente estable, la hemodiálisis puede ser considerada en caso de sobredosis con dabigatrán. Por otro lado, actualmente se dispone de preparados con complejos de protrombina o de complejo coagulante antiinhibidor (Feiba®), que han demostrado in vitro su potencial en esta indicación; sin embargo, es cierto que la evidencia clínica de su utilidad en este caso es débil y, por otro lado, estos productos tienen un claro efecto protrombótico que tiene que ser cuidadosamente sopesado en función del estado clínico de cada paciente.

Qué duda cabe de que la incorporación de un antídoto específico en el ámbito de la anticoagulación es una noticia relevante; pero es preciso matizar este optimismo. Para empezar, debe considerarse que la disponibilidad de antídotos de los anticoagulantes de acción directa (inhibidores de los Factores II o X) podría relajar las medidas de precaución con que actualmente se manejan. En este sentido, debe recordarse que los anticoagulantes cumarínicos (acenocumarol, warfarina) también disponen de antídotos de acción rápida, como los mencionados complejos protrombínicos, pese a lo cual los cuadros hemorrágicos graves e incluso mortales todavía siguen siendo un problema relevante. Esto se debe fundamentalmente a dos cuestiones: la morbimortalidad asociada a las hemorragias se relaciona en buena parte con la patología subyacente de los pacientes y, en muchas ocasiones, la intervención correctora se realiza cuando la hemorragia ya ha producido daños irreversibles. En definitiva, incluso hasta el más perfecto antídoto solo constituye una parte de la solución al problema de la necesidad de reversión de la actividad anticoagulante (Sié, 2016).

Por todo ello, la incorporación del idarucizumab debe valorarse como una mejora de la seguridad de los pacientes anticoagulados con dabigatrán; sin embargo, no es la respuesta a todas las necesidades de estos pacientes, dado que, como ya se ha dicho, un antídoto – por eficaz que sea – solo es una parte de las medidas que los pacientes requieren: mejora (y, sobre, mayor celeridad) de los diagnósticos ambulatorios y hospitalarios, y desarrollo de protocolos de actuación sobre pacientes ingresados en urgencias con cuadros hemorrágicos severos. Sea como fuere, como reconoce el Informe de Posicionamiento Terapéutico (AEMPS, 2016), a pesar de sus limitaciones, el idarucizumab constituye la única alternativa oficialmente autorizada para revertir específicamente el efecto anticoagulante del dabigatrán en las indicaciones señaladas.

VALORACIÓN

IDARUCIZUMAB

5850.jpg

PRAXBIND®(Boehringer Ingelheim)

Grupo Terapéutico (ATC): V03AB. VARIOS. Todos los demás productos terapéuticos: antídotos.

Indicaciones autorizadas: Pacientes adultos tratados con Pradaxa® (dabigatrán) cuando se necesita una reversión rápida de sus efectos anticoagulantes para intervenciones quirúrgicas de urgencia o procedimientos urgentes, o en el caso de hemorragias potencialmente mortales o no controladas.

INNOVACIÓN importante. Aportación sustancial a la terapéutica estándar

Novedad clínica: Mejora la eficacia clínica con relación al tratamiento estándar y supone la incorporación de una nueva vía terapéutica en ausencia de alternativas terapéuticas.

BIBLIOGRAFÍA

 

Medicamentos con nuevos principios activos autorizados por EMA/FDA

MEDICAMENTOS DE USO HUMANO AUTORIZADOS EN LA UNIÓN EUROPEA (EMA) Y ESTADOS UNIDOS (FDA) DURANTE LOS ÚLTIMOS DOCE MESES, CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS QUE AÚN NO ESTÁN COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA

Principio activo

Medicamento®

Laboratorio

Autorización

agencia

Indicación autorizada1

VELPATASVIR + SOFOSBUVIR

EPCLUSA

Gilead

2016/06/28

FDA

Hepatitis C

OPICAPONA

ONGENTYS

Bial

2016/06/24

EMA

Enfermedad de Parkinson

GALIO (69Ga), DOTATATO

NETSPOT

ACA

2016/06/01

FDA

Diagnóstico por imagen (PET)

DACLIZUMAB2

ZINBRYTA

Biogen

2016/05/27

FDA

Esclerosis múltiple

FLUCICLOVINA (18F)

AXUMIN

Blue Earth

2016/05/27

FDA

Diagnóstico por imagen (PET)

OBETICÓLICO, ÁCIDO

OCALIVA

Intercept

2016/05/27

FDA

Colangitis biliar primaria

FRACCIÓN CELULAR AUTÓLOGA ENRIQUECIDA CD34+

STRIMVELIS

Glaxo Smtihkline

2016/05/26

EMA

Inmunodeficiencia severa combinada (O)

MIGALASTAT

GALAFORD

Amicus

2016/05/26

EMA

Enfermedad de Fabry (O)

DARATUMUMAB

DARZALEX

Janssen Cilag

2016/05/20

EMA

Mieloma múltiple (O)

ATEZOLIZUMAB

TECENTRIQ

Genentech

2016/05/18

FDA

Carcinoma urotelial

EFTRENONCOG ALFA

ALPROLIX

Biogen Idec

2016/05/12

EMA

Hemofilia B (O)

SELEXIPAG

UPTRAVI

Actelion

2016/05/12

EMA

Hipertensión pulmonar (O)

ALBUTREPENONACOG ALFA

IDELVION

CSL Behring

2016/05/11

EMA

Hemofilia B (O)

ELOTUZUMAB

EMPLICITI

Bristol Myers Squibb

2016/05/11

EMA

Mieloma múltiple

IXEKIZUMAB

TALTZ

Lilly

2016/04/25

EMA

Enfermedad de Castleman (O)

TRIFLURIDINA + TIPERACILO

LONSURF

Servier

2016/04/25

EMA

Cáncer colorrectal

PITOLISANT

WAKIX

Bioproject

2016/03/31

EMA

Narcolepsia (O)

DEFIBROTIDA

DEFITELIO

Gentum

2016/03/30

FDA

Enfermedad veno-oclusiva hepática

RESLIZUMAB

CINQAIR

TEVA

2016/03/23

FDA

Asma

FACTOR X

COAGADEX

Bio Products

2016/03/16

EMA

Déficit de factor X (O)

BRIVARACETAM

BREVIACT

UCB

2016/02/18

FDA

Epilepsia

LESINURAD

ZURAMPIC

AstraZeneca

2016/02/18

EMA

Hiperuricemia

NECITUMUMAB

PORTRAZZA

Lilly

2016/02/15

EMA

Cáncer de pulmón no microcítico

OSIMERTINIB

TAGRISSO

AstraZeneca

2016/02/02

EMA

Cáncer de pulmón no microcítico (E)

ELBITASVIR + GRAZOPREVIR

ZEPATIER

Merck Sharp Dohme

2016/01/28

FDA

Hepatitis C

ABEDUL, CORTEZA
(EXTRACTO)

EPISALVAN

Birken

2016/01/14

EMA

Cicatrización de heridas cutáneas

BRIVARACETAM

BERVIACT

UCB

2016/01/14

EMA

Epilepsia

PEGASPARGASA

ONCASPAR

Baxalta

2016/01/14

EMA

Leucemia-linfoma linfoblástico

LESINURAD

ZURAMPIC

Ardea

2015/12/22

FDA

Hiperuricemia

SELEXIPAG

UPTRAVI

Actelion

2015/12/21

FDA

Hipertensión pulmonar

SUGAMMADEX

BRIDION

Organon Sub Merck

2015/12/15

FDA

Antídoto de rocuronio

SEBELIPASA ALFA

KANUMA

Alexion

2015/12/08

FDA

Deficiencia de lipasa ácida lisosómica

MEPOLIZUMAB

NUCALA

Glaxo SmithKline

2015/12/02

EMA

Asma

ELOTUZYMAB

EMPLICITI

Bristol Myers Squibb

2015/11/30

FDA

Mieloma múltiple (O)

FENILBUTIRATO
DE GLICEROL

RAVICTI

Horizon

2015/11/27

EMA

Enzimopatías del ciclo de la urea (O)

BLINATUMOMAB

BLINCYTO

Amgen

2015/11/23

EMA

Leucemia/Linfoma linfomblástico (O) (C)

COBIMETINIB

COTELLIC

Roche

2015/11/20

EMA

Melanoma

CÓLICO, ÁCIDO

KOLBAM

Retrophin

2015/11/20

EMA

Metabolopatía congénita (O)

IXAZOMIB

NINLARO

Millenium

2015/11/20

FDA

Mieloma múltiple (O)

CARLIZOMIB

KYPROLIS

Amgen

2015/11/19

EMA

Mieloma múltiple (O)

EFMOROCTOCG ALFA

ELOCTA

Biogen Idec

2015/11/19

EMA

Hemofilia A (O)

LUMACAFTOR + IVACAFTOR

ORKAMBI

Vertex

2015/11/19

EMA

Fibrosis quística (O)

SACUBITRILO + VALSARTÁN

ENTRESTO

Novartis

2015/11/19

EMA

Insuficiencia cardiaca

DARATUMUMAB

DARZALEX

Janssen

2015/11/15

FDA

Mieloma múltiple (O)

NECITUMUMAB

PORTRAZZA

Lilly

2015/11/15

FDA

Cáncer de pulmón no microcítico escamoso (O)

OSIMERTINIB

TAGRISSO

AstraZeneca

2015/11/13

FDA

Cáncer de pulmón no microcítico

SUSOSTOCG ALFA

OBIZUR

Baxalta

2015/11/11

EMA

Hemofilia A ((O) (E)

ASFOTASA ALFA

STRENSIQ

Alexion

2015/10/23

FDA

Hipofosfatasia

PATIROMERO SORBITEX

VELTASSA

Relyba

2015/10/21

FDA

Hiperpotasemia

ISAVUCONAZOL

CRESEMBA

Basilea

2015/10/15

EMA

Aspergilosis (O)

HIERRO (III),
CITRATO COMPLEJO

FEXERIC

Keryx Biopharma

2015/09/23

EMA

Hiperfosfatemia, diálisis renal

CARIPRAZINA

VRAYLAR

Forest Rest

2015/09/17

FDA

Esquizofrenia; manía (trastorno bipolar)

GUANFACINA3

INTUNIV

Shire

2015/09/17

EMA

Trastorno de Déficit de Atención
e Hiperactividad (TDAH)

IDEBENONA

ROXONE

Santhera

2015/09/08

EMA

Atrofia óptica de Leber (O) (E)

ASFOTASA ALFA

STRENSIQ

Alexion

2015/08/28

EMA

Hipofosfatemia (O) (E)

PANOBINOSTAT

FARYDAK

Novartis

2015/08/28

EMA

Mieloma múltiple (O)

SEBELIPASA ALFA

KANUMA

Synageva

2015/08/28

EMA

Enfermedad de Wolman (O)

INHIBIDOR DE LA ALFA-1 PROTEINASA

RESPREEZA

CLS Behring

2015/08/20

EMA

Trastornos congénitos pulmonares

FLIBANSERINA

ADDYI

Sprout

2015/08/18

FDA

Trastorno del deseo sexual hipoactivo

DINUTUXIMAB

UNITUXIN

United Therapeutics

2015/08/14

EMA

Neuroblastoma (O)

SONIDEGIB

ODOMZO

Novartis

2015/08/14

EMA

Carcinoma de células basales

SONIDEGIB

ODOMZO

Novartis

2015/07/24

FDA

Carcinoma de células basales

BREXIPIPRAZOL

REXULTI

Otsuka

2015/07/10

FDA

Depresión; esquizofrenia

TASIMELTEON

HETLIOZ

Vanda

2015/07/03

EMA

Trastornos del sueño (O)

1 O= Medicamento huérfano; C= Autorizado condicionalmente; E= Autorizado en condiciones excepcionales

2 La guanfacina es un agonista alfa-2A adrenérgico, originalmente utilizado como antihipertensivo aunque actualmente en desuso para esta indicación.

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA
EN LOS ÚLTIMOS DOCE MESES

PAM

Principio activo

Medicamento®

INNOVACIÓN

Indicación principal

Laboratorio

a

b

c

d

395

Idarucizumab

Praxbind

 

 

 

Reversión del efecto anticoagulante
del dabigatrán

Boehringer Ingelheim

394

Vismodegib

Erivedge

 

 

Carcinoma de células basales

Roche

394

Metirapona

Metopirone

 

 

Diagnóstico y tratamiento
del síndrome de Cushing

HRA Pharma

394

Oxihidróxido sucroférrico

Velphoro

 

 

 

 

Hiperfosfatemia asociada
a insuficiencia renal

Vifor Frexenius

393

Siltuximab

Sylvant

 

 

 

Enfermedad de Castleman multicéntrica

Janssen Cilag

393

Idelalisib

Zydelig

 

 

Leucemia linfocítica crónica y linfoma folicular

Gilead

393

Alirocumab

Praluent

 

 

 

 

Hipercolesterolemia primaria

Sanofi Aventis

393

Trametinib

Mekinist

 

 

 

Melanoma avanzado

Novartis

392

Ibrutinib

Imbruvica

Linfoma de células del manto, leucemia linfática crónica y macroglobulinemia de Waldström

Janssen Cilag

392

Ceftolozano/Tazobactam

Zerbaxa

 

 

 

 

Infecciones complicadas intraabdominales y del tracto urinario

Merck Sharp Dohme

392

Olaparib

Lynparza

 

 

Cáncer de ovario

AstraZeneca

392

Vortioxetina

Brintellix

 

 

 

 

Depresión

Lundkeck

391

Dalbavancina

Xydalba

 

 

 

Infecciones de piel y tejidos blandos

Angelini

391

Apremilast

Otezla

 

 

Psoriasis en placas; artritis psoriásica

Celgene

391

Safinamida

Xadago

 

 

 

 

Enfermedad de Parkinson

Zambón

391

Nivolumab

Opdivo

 

Melanoma avanzado y cáncer de pulmón

Bristol Myers Squibb

391

Pembrolizumab

Keytruda

 

Melanoma avanzado

Merck Sharp Dohme

390

Evolocumab

Repatha

 

Hipercolesterolemia primaria

Amgen

390

Dulaglutida

Trulicity

 

 

 

 

Diabetes mellitus tipo 2

Lilly

390

Ospemifeno

Senshio

 

 

 

 

Vulvovaginitis atrófica posmenopáusica

Shionogi

390

Nintedanib

Ofev

 

 

Fibrosis pulmonar idiopática

Boehringer Ingelheim

389

Tedizolid

Sivextro

 

 

 

Infecciones de piel y tejidos blandos

Merck Sharp Dohme

389

Ramucirumab

Cyramza

 

 

 

Cáncer de estómago

Lilly

389

Obinutuzumab

Gazyvaro

 

 

Leucemia linfocítica crónica

Roche

388

Alogliptina

Vipidia

 

 

 

 

Diabetes mellitus tipo 2

Takeda

388

Secukinumab

Cosentyx

 

 

Psoriasis en placas

Novartis

388

Peginterferón beta-1a

Plegridy

 

 

 

Esclerosis múltiple

Biogen IDec

388

Umeclidinio, bromuro

Incruse

 

 

 

 

EPOC

Glaxo SmithKline

387

Ivermectina

Soolantra

 

 

 

Rosácea

Galderma

386

Vedolizumab

Entyvio

 

 

Colitis ulcerosa/enfermedad de Crohn

Takeda

386

Ivacaftor

Kalydeco

 

 

Fibrosis quística

Vertex

A. Clínica: Mejora la eficacia clínica con relación al tratamiento estándar.

B. Molecular: Incorpora variaciones significativas en la estructura molecular
y/o en el mecanismo de acción.

C. Seguridad: Mejora el perfil toxicológico con relación a la terapia estándar.

D. Farmacocinética: Mejora las características farmacocinéticas, con incidencia potencial o demostrada en las condiciones de uso y en la respuesta del paciente.

VALORACIÓN DE LA INNOVACIÓN TERAPÉUTICA EN PANORAMA ACTUAL DEL MEDICAMENTO

Es importante indicar que se valora el grado de innovación. Todos los medicamentos, sean innovadores o no, tienen utilidad terapéutica, en tanto que su autorización por las autoridades sanitarias implica que han demostrado rigurosamente su eficacia, su seguridad, su calidad y las condicio-nes de uso (incluyendo la información contenida en la ficha técnica – sumario de características – y en el prospecto del medicamento). Por tanto, la valoración que se hace se refiere a la incorporación, en el grado que se determine, de algún elemento innovador con respecto a otros medicamentos autorizados previamente para iguales o similares indicaciones terapéuticas o, en su caso, cubriendo la ausencia de éstas.

Asimismo, debe considerarse que ésta es una evaluación que se practica coincidiendo con la comercialización inicial del medicamento. Se trata, por consiguiente, de una valoración provisional de la innovación realizada en función de la evidencia clínica disponible hasta ese momento, lo que no prejuzga, en ningún caso, la disponibilidad posterior de nuevas evidencias científicas (de eficacia o de seguridad) en la indicación autorizada o el potencial desarrollo y autorización, en su caso, de nuevas indicaciones terapéuticas o la imposición de restricciones de uso en las anteriores.

Se consideran tres posibles niveles, adjudicados en función de la relevancia de la(s) innovación(es) presentes en el nuevo medicamento, siempre en relación al arsenal terapéutico disponible clínicamente en España en el momento de la comercialización:

 

SIN INNOVACIÓN. No implica aparentemente ninguna mejora farmacológica ni clínica en el tratamiento de las indicaciones autorizadas.

INNOVACIÓN MODERADA. Aporta algunas mejoras, pero no implica cambios sustanciales en la terapéutica estándar.

INNOVACIÓN IMPORTANTE. Aportación sustancial a a la terapéutica estándar.

Se distinguen dos niveles de evidencia científica para los aspectos innovadores de los nuevos medicamentos:

Evidencia clínica: mediante estudios controlados, específicamente diseñados y desarrollados para demostrar la eficacia y la seguridad del nuevo medicamento, con demostración fehaciente de lo que puede ser un avance o mejora sobre la terapia estándar hasta ese momento, en el que caso de que exista.

Plausibilidad científica (potencialidad): existencia de aspectos en el medicamento que teórica y racionalmente podrían mejorar la terapéutica actual, pero que no han sido adecuadamente demostrados mediante ensayos clínicos, bien por motivos éticos o bien por imposibilidad de realización en el momento de la comercialización del nuevo medicamento: perfil de interacciones, mecanismos nuevos que permiten nuevas vías terapéuticas, nuevos perfiles bioquímicos frente a mecanismos de resistencia microbiana, posibilidad de combinar con otros medicamentos para la misma indicación terapéutica, efectos sobre el cumplimiento terapéutico (por mejoras en la vía, número de administraciones diarias, etc.), mejora de la eficiencia económica, etc.

El rigor de los datos contrastados mediante ensayos clínicos controlados (evidencia clínica) es determinante en la valoración de la innovación, mientras que las potencialidades solo pueden ser valoradas accesoriamente, como aspectos complementarios de esta valoración. En ningún caso, un medicamento es valorado con un nivel de innovación importante en función de sus ventajas potenciales si no aporta otras ventajas demostradas clínicamente. Se analizan cinco aspectos de la innovación: clínica, molecular, toxicológica, físico-química y económico-tecnológica. Como ya se ha indicado, la fundamental y determinante es la novedad clínica.

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA
DURANTE LOS ÚLTIMOS DOCE MESES, POR GRUPOS TERAPÉUTICOS

GRUPO TERAPéUTICO

Principio activo

Medicamento®

Laboratorio

PAM

A. Tracto alimentario y metabolismo

Alogliptina

Vipidia

Takeda

388

Dulaglutida

Trulicity

Lilly

390

C. Aparato cardiovascular

Alirocumab

Praluent

Sanofi Aventis

393

Evolocumab

Repatha

Amgen

390

D. Terapia dermatológica

Ivermectina

Soolantra

Galderma

387

G. Terapia genitourinaria

Ospemifeno

Senshio

Shionogi

390

J. Antiinfecciosos, uso sistémico

Ceftolozano/Tazobactam

Zerbaxa

Merck Sharp Dohme

392

Dalbavancina

Xydalba

Angelini

391

Tedizolid

Sivextro

Merck Sharp Dohme

389

L. Antineoplásicos y terapia
inmunomoduladora

Apremilast

Otezla

Celgene

391

Ibrutinib

Imbruvica

Janssen Cilag

392

Idelalisib

Zydelig

Gilead

393

Nintedanib

Ofev

Boehringer Ingerheim

390

Nivolumab

Opdivo

Bristol Myers Squibb

391

Obinutuzumab

Gazyvaro

Roche

389

Olaparib

Lynparza

AstraZeneca

392

Peginterferón beta-1a

Plegridy

Biogen Idec

388

Pembrolizumab

Keytruda

Merck Sharp Dohme

391

Ramucirumab

Cyramza

Lilly

389

Secukinumab

Cosentyx

Novartis

388

Siltuximab

Sylvant

Janssen Cilag

393

Trametinib

Mekinist

Novartis

393

Vedolizumab

Entyvio

Takeda

386

Vismodegib

Erivedge

Roche

394

N. Sistema nervioso

Safinamida

Xadago

Zambón

391

Vortioxetina

Brintellix

Lundbeck

392

R. Aparato respiratorio

Ivacaftor

Kalydeco

Vertex

386

Umeclidinio, bromuro

Incruse

Glaxo SmithKline

388

V. Varios

Idarucizumab

Praxbind

Boehringer Ingelheim

395

Oxihidróxido sucroférrico

Velphoro

Vifor Frexenius

394

Metirapona

Metopirone

HRA Pharma

394

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA DURANTE LOS ÚLTIMOS DOCE MESES, POR LABORATORIOS

Laboratorio

Principio activo

Medicamento

PAM

Amgen

Evolocumab

Repatha

390

Angelini

Dalbavancina

Xydalba

391

AstraZeneca

Olaparib

Lynparza

392

Biogen Idec

Interferón beta-1a

Plegridy

388

Boehringer Ingelheim

Nintedanib

Ofev

390

Celgene

Apremilast

Otezla

391

Galderma

Ivermectina

Soolantra

387

Gilead

Idelalisib

Zydelig

393

Glaxo SmtihKline

Umeclidinio, bromuro

Incruse

388

HRA Pharma

Metirapona

Metopirone

394

Janssen Cilag

Ibrutinib

Imbruvica

392

Siltuximab

Sylvant

393

Lilly

Dulaglutida

Trulicity

390

Ramucirumab

Cyramza

389

Lundbeck

Vortioxetina

Brintellix

392

Merck Sharp Dohme

Ceftolozano/Tazobactam

Zerbaxa

392

Pembrolizumab

Keytruda

391

Tedizolid

Sivextro

389

Novartis

Secukinumab

Cosentyx

388

Trametinib

Mekinist

393

Roche

Obinutuzumab

Gazyvaro

389

Vismodegib

Erivedge

394

Sanofi Aventis

Alirocumab

Praluent

393

Shionogi

Ospemifeno

Senshio

390

Takeda

Alogliptina

Vipidia

388

Vedolizumab

Entyvio

386

Vifor Frexenius

Oxihidróxido sucroférrico

Velphoro

394

Zambón

Safinamida

Xadago

391

Preocupantes resultados del Eurobarómetro Especial sobre Resistencia Antimicrobiana de 2016

Resumen

Introducción

La Organización Mundial de la Salud y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enferemdades (ECDC)1 estiman que las bacterias resistentes a los antibacterianos son responsables en Europa de alrededor de 400.000 infecciones, generando 2,5 millones de días adicionales de hospitalización y 25.000 muertes por año, con un gasto añadido superior a los 1.500 millones de por los costes derivados de la atención sanitaria y de la pérdida de productividad. Asimismo, según estimaciones los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) de Estados Unidos, cada año mueren en ese país más de 23.000 personas por infecciones causadas por bacterias resistentes y generan unos costes sanitarios directos, derivados de dichas infecciones que alcanzan los 20.000 millones de dólares, a los que habría que añadir otros 35.000 millones en costes indirectos.

En esta misma línea, según la OMS2, cada año se producen unos 440.000 casos nuevos de tuberculosis multirresistente en el mundo, que causan al menos 150.000 muertes. En este sentido, ha llamado la atención sobre la existencia de tasas muy altas de resistencia a los agentes antimicrobianos por parte de las bacterias causantes de infecciones comunes adquiridas en la comunidad (infecciones del tracto urinario, infecciones de heridas, infecciones del torrente sanguíneo y neumonía), en todas las regiones del planeta. Por otro lado, la OMS destaca también la existencia de muchas lagunas en la información sobre los patógenos, que son de gran importancia para la salud pública; lagunas relativas a la vigilancia, así como a la ausencia de normas metodológicas estándar, del intercambio de datos y de coordinación.

La Comisión Europea ha venido haciendo amplias encuestas sistemáticas para estudiar el nivel de uso de los antimicrobianos y del grado de conocimiento de los ciudadanos europeos sobre los riesgos reales que supone la resistencia antimicrobiana. En 2009 realizó y publicó el primer Eurobarómetro Especial sobre Resistencia Antimicrobiana, repitiéndolo en 2013; finalmente, acaba de publicar en junio de 2016 el último informe.

El Eurobarómetro Especial 445 sobre Resistencia Antimicrobiana3 se realizó a partir de los datos obtenidos en la encuesta llevada a cabo por TNS Opinion & Social Network, en los 28 Estados miembros de la Unión Europea entre el 9 y el 18 de abril de 2016. Hubo un total de 27.969 entrevistas válidas, realizadas en su lengua materna a personas mayores de 15 años, procedentes de diferentes grupos sociales y demográficos, en nombre de la Dirección General para la Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea. La metodología utilizada es la de las encuestas del Eurobarómetro que lleva a cabo la Dirección General de Comunicación (Unidad de Acciones estratégicas, comunicación corporativa y Eurobarómetro). El número de entrevistados en cada país de la UE osciló entre 500 (Chipre) y 1.563 (Alemania); en el caso concreto de España, se realizaron un total de 1.053 entrevistas válidas, lo que supone un 9,3% del total.

USO DE LOS ANTIBIÓTICOS

Personas que utilizaron un antibiótico por vía oral durante los últimos doce meses

Alrededor de un tercio (34%) de los encuestados de toda la Unión Europea (EU) afirmaron haber tomado antibióticos durante el año pasado, porcentaje muy similar al que se obtuvo en la encuesta Eurobarómetro 2013 (35%). En general, las mujeres europeas (37%) son más propensas que los hombres (31%) de tener tomado antibióticos en el último año. La educación también influye en el nivel consumo: los encuestados cuya educación terminó en o antes de la edad de 15 años son más propensos a utilizar antibióticos que aquellos que terminaron su educación a los 16 años o más (39% en comparación con el 32-33%). Por su parte, los encuestados que no tienen actividad laboral reconocida son más propensos a usar antibióticos, específicamente las personas que cuidan el hogar (41%), los parados (38%) y los estudiantes (37%). Los adultos solteros que viven con niños son más propensos que los de otros tipos de hogares a usar antibióticos (38% en comparación con el 33-35%); asimismo, los que tienen más dificultades económicas son más propensos a usar antibióticos: casi la mitad (44%) de los encuestados que tienen dificultades económicas los han utilizado, en comparación con menos de un tercio (31%) en los encuestados sin dificultades económicas.

El uso de antibióticos parece disminuir a medida que aumenta el conocimiento: los que respondieron bien a todas las cuatro preguntas (se describen posteriormente) acerca del uso correcto de los antibióticos, utilizaron menos frecuentemente antibióticos durante el último año los que solo dieron una respuesta correcta o ninguna (31% frente al 40% y 35%. respectivamente). Sorprende a los autores de este estudio que dos quintas partes (40%) de los que dicen que recibieron información sobre el mal uso de los antibióticos, sin embargo los utilizaron, en comparación con un tercio (32%) de los que dijeron que no recibieron esta información.

En todos los países, menos de la mitad de los encuestados dicen que han tomado antibióticos durante los últimos doce meses; sin embargo, algunos países como Malta (48%) y España (47%) se acercan a dicho valor; por el contrario, menos de una cuarta parte de los encuestados en Suecia (18%), los Países Bajos (20%), Alemania (23%) y Dinamarca (23%) han tomado antibióticos en el transcurso del año pasado.

Han habido algunos cambios a nivel de país desde la encuesta de 2013, aunque en general el nivel de cambio es menos pronunciado que en la encuesta anterior (entre 2009 y 2013). En general, los países son más propensos a mostrar una disminución desde 2013 que un aumento: en 16 países se ha producido una disminución, en un aumento de 4, mientras que los resultados se han mantenido estables en 8 países. En España, la proporción de aquellos que tomaron antibióticos durante el último año (47%) ha aumentado en 9 puntos porcentuales desde 2013; el siguiente aumento más grande se encuentra en Italia (+7), mientras que el incremento medio en la UE fue de 1 punto porcentual. Los mayores descensos se registraron en Rumania (-9), Letonia, Dinamarca y los Países Bajos (todo con -8).

Vías de obtención de los antibióticos

Casi todos los encuestados (93%) afirmaron que obtuvieron su último tratamiento con antibióticos de su proveedor de cuidados de la salud. Con mucho, la fuente más común de antibióticos era una receta médica (73%), pero otro 20% recibió antibióticos directamente de un médico (una situación que no es legal en España). En particular, hay una minoría persistente que sigue consumiendo antibióticos sin receta médica (4%) o utilizan los sobrantes de un tratamiento anterior (2%).

Los datos de 2016 muestran una ligera disminución en la proporción de personas que afirman que obtuvieron los antibióticos de un médico (-2 puntos porcentuales, pp) y un aumento correspondiente (+2 pp) en la proporción de los que los obtuvieron de otras maneras. En todos los países, la gran mayoría de los encuestados dicen que obtuvieron los antibióticos de un médico. Los niveles más bajos se encuentran en Grecia (79%), Rumanía (84%), Chipre (86%), Letonia (87%), Bulgaria (87%) y Croacia (88%). En todos los demás países, más de nueve de cada diez de los encuestados dicen que se obtuvieron los antibióticos de esta manera, con la proporción más alta se encuentra en Suecia (98%). En España fue el 94%.

En general, las mujeres tienden más que los hombres a recurrir al médico para obtener un antibiótico (95% frente a 90%), y las personas mayores (<55 años) más que los jóvenes (15-24 años) (96 vs. 87%). Las personas con un buen conocimiento de los antibióticos tienen ligeramente más probabilidades de haber obtenido su último tratamiento de antibióticos de un médico: 96% de los que respondieron correctamente al menos a tres de cada cuatro preguntas, en comparación con el 89-91% de los que no respondió correctamente más de dos preguntas.

En la mayoría de los países los resultados se han mantenido estables desde 2013, en términos de la proporción que obtiene antibióticos a partir de la prescripción de un médico. Tan sólo seis países muestran un aumento: Irlanda (+4 pp), Rumania (+4), Bélgica (+3), España (+2), Eslovaquia (+1) y Austria (+1). En ocho países, la proporción ha disminuido, registrándose los mayores descensos se encuentran en Polonia (-7), Croacia (-6) y Letonia (-5).

Motivos para tomar antibióticos

A los encuestados que dijeron que habían tomado antibióticos en el último año se les preguntó por qué razones les habían tomado, presentándoles una tarjeta con diversas enfermedades y síntomas, algunos de los cuales son tratados racionalmente con antibióticos (neumonía, por ejemplo) y otros en los que no son eficaces los antibióticos (por ejemplo, el resfriado o la gripe). Las respuestas más comunes fueron la bronquitis (18%, ningún cambio desde 2013), la gripe (16%, frente al 18% en 2013) y dolor de garganta (14%, frente al 11% en 2013). También hubo un aumento en la proporción de encuestados que tomaron antibióticos para la fiebre (11%, frente al 7% en 2009).

Al menos una cuarta parte de los encuestados en Italia (27%) y Eslovaquia (26%) dicen que tomaron antibióticos para el tratamiento de la bronquitis (lo que no es racional). Sin embargo, sólo una pequeña minoría da esta respuesta en Dinamarca (3%) y Suecia (5%); en España lo hizo el 12% y la media de la UE es del 18%. En Bulgaria, casi un tercio (31%) de los encuestados dicen que toman antibióticos para combatir la gripe, con una gran proporción de los encuestados en Grecia (28%) que dicen lo mismo. En el otro extremo, sólo el 1% de los encuestados en Suecia toma antibióticos en estas circunstancias, al igual que el 3% de los encuestados en Dinamarca y un 4% en los Países Bajos; en España las tasas son del 17% y la media de la UE es del 16%.

Sobre la cuestión de si los encuestados utilizan antibióticos para tratar un simple dolor de garganta, las proporciones más altas se encuentran en Croacia (27%), Hungría (25%) y Bulgaria (23%). Las proporciones más pequeñas se encuentran en los Países Bajos (1%), Rumanía (5%) y Finlandia (5%), mientras que en España son el 16% y la media de la UE del 14%. Los encuestados en Bulgaria son los más propensos a tomar antibióticos para tratar la fiebre (28%), seguido de los de Italia (25%) y Grecia (21%), mientras que las proporciones más bajas se encuentran en los Países Bajos (1%), Suecia (2%) y el Reino Unido (2%); en España son el 10% y la media de la UE del 11%.

Alrededor de una cuarta parte de los encuestados en Grecia (26%) dicen que usan antibióticos para tratar el resfriado, seguido de Bulgaria (24%), Letonia (23%) y Rumanía (22%); por el contrario, los encuestados en Suecia y Finlandia (ambos 1%) son los menos propensos a tal uso, siendo en España del 15% y la media de la UE del 11%. Una elevada proporción de los encuestados dicen que toman antibióticos para tratar una infección del tracto urinario en la República Checa, Croacia y los Países Bajos (todos 17%), mientras que en España es del 6% y en la UE del 10%. Más de un cuarto (27%) de los encuestados en Bulgaria dicen que tomaron antibióticos para la tos, mientras que en España este porcentaje es del 4% y la media de la UE es del 9%.

CONOCIMIENTO DE LOS ANTIBIÓTICOS

Con el fin de determinar el nivel de conocimiento sobre antibióticos que tienen los ciudadanos europeos, se les realizó un test formado por cuatro preguntas, con respuesta simple (verdadero o falso):

  • Los antibióticos matan los virus (FALSO)
  • Los antibióticos son efectivos contra la gripe y el resfriado (FALSO).
  • El uso innecesario de antibióticos hace que se conviertan en ineficaces (Verdadero).
  • Tomar antibióticos a menudo tiene efectos secundarios, tales como diarrea (Verdadero)

¿Destruyen los antibióticos a los virus?

Un 43% de los encuestados respondieron correctamente que los antibióticos no matan los virus. Esta es una mejora respecto a 2013, cuando el 40% de los encuestados sostuvo esta opinión. Un poco menos de la mitad (46%) dio la respuesta incorrecta (-3 pp), mientras que el 11% de los europeos no supieron responder a la pregunta, una proporción no ha cambiado desde el año 2013.

No obstante, existen diferencias significativas sobre esta cuestión a nivel de país. En nueve países, la mayoría de los encuestados respondió correctamente que los antibióticos no matan los virus. En Suecia, casi tres cuartas partes (72%) de los encuestados dieron la respuesta correcta, en los otros ocho países, donde la mayoría de los encuestados dio una respuesta correcta, la proporción osciló entre el 54% y el 63%. En 9 países, menos de un tercio (33%) de los encuestados dio la respuesta correcta, siendo los niveles de conocimiento son los más bajos en Grecia (20%), seguido por Bulgaria (26%), Letonia (26%) y Malta (27%). En España fueron del 37%, por debajo de la media europea (43%).

Afortunadamente, en la mayoría de los países se registró un aumento desde 2013 en la proporción de encuestados que respondieron correctamente a esta pregunta. Nueve países muestran un aumento de más de 10 puntos porcentuales (pp): Rumania (+14), Chipre (+12) y Portugal (+11); en España fue de +8, siendo la mejora media en toda la UE de +3 pp. En cuatro países los niveles de conocimiento se redujeron en más de dos puntos porcentuales: República Checa (-6), Grecia (-5), Italia (-5) y Croacia (-4).

En general, las mujeres tienden más que los hombres a dar la respuesta correcta (45% frente a 41%), y los encuestados de edad mediana tienen más probabilidades de responder correctamente que los más jóvenes o los mayores (45% para 25-39 años de edad y el 47% de los 40-54 años de edad, en comparación con el 41% de las personas de 15-24 años y el 40% de las de 55 años o más).

La diferencia principal es por el nivel de educación: menos de un tercio (30%) de aquellos cuya educación terminó en o antes de la edad de 15 años dijo correctamente que los antibióticos no son eficaces contra los virus, mientras que más de la mitad (56%) de aquellos cuya educación finalizó en o después de los 20 años dio esta respuesta. Por el contrario, la experiencia personal de la toma de antibióticos parece tener un impacto menor; de hecho, los que tomaron antibióticos en los 12 meses antes tienen menos probabilidades de contestar correctamente (40% frente al 45%) que los que no lo hicieron. La recepción de la información parece tener un efecto positivo: los que dicen que habían recibido información acerca de los antibióticos contestaron correctamente con más frecuencia que los que no la recibieron (54% frente al 38%).

¿Los antibióticos son eficaces para combatir el resfriado o la gripe?

Más de la mitad (56%) de los encuestados europeos dio la respuesta correcta de que los antibióticos no son eficaces en estos casos, un aumento de 4 puntos porcentuales (pp) desde 2013. Poco más de un tercio (36%) dio la respuesta incorrecta (-5 pp), mientras que el 8% no pudo dar una respuesta (1 pp).

Las mujeres respondieron de forma más correcta que los hombres (59 vs. 53%) sobre que los antibióticos no son eficaces contra los resfriados y la gripe. Menos de la mitad (45%) de los encuestados entre 15 y 24 años dio la respuesta correcta, en comparación con al menos un 56% en los otros grupos de edad. La educación tiene un impacto claro: menos de la mitad (47%) de los que terminaron la educación a la edad de 15 años o antes dio la respuesta correcta, en comparación con alrededor de dos tercios (68%) de los que terminaron con 20 años o más.

Los que tomaron antibióticos en los 12 meses anteriores contestaron correctamente en menor proporción que los que no los tomaron (50% frente al 59%). Por otra parte, alrededor de dos tercios (68%) de los que habían recibido información sobre el uso innecesario de antibióticos dieron la respuesta correcta, en comparación con la mitad (50%) de los que no la recibieron.

En 14 Estados miembros, el porcentaje de encuestados que dan la respuesta correcta a esta pregunta representa a la mayoría. En general, más de tres cuartas partes de los encuestados dieron la respuesta correcta en Finlandia, los Países Bajos y Suecia (todos 79%). Los encuestados menos propensos a responder a la pregunta correctamente fueron los de Grecia (30%), Bulgaria (34%) y Polonia (34%); en España fueron un 48%.

Han habido algunos incrementos notables desde 2013 en la proporción de encuestados que dan la respuesta correcta a esta pregunta. Los mayores incrementos se encuentran en Chipre (+19 pp), Austria (+16), Alemania (+14) y Portugal (+11); en España aumentaron en +4 pp, igual que la media de la UE. Sólo cuatro países muestran una disminución de más de dos puntos porcentuales: Croacia (-6), Grecia (-4), Italia (-3) y Dinamarca (-3).

¿El uso innecesario de antibióticos hace que se conviertan en ineficaces?

Una gran mayoría (84%) de los encuestados europeos dio la respuesta correcta que el uso excesivo de antibióticos reduce su eficacia, mientras que un 8% dio la respuesta equivocada (8%), exactamente los mismo que en 2013. En prácticamente todos los países, excepto Italia y Hungría, más de tres cuartas partes de los encuestados saben que el uso innecesario de antibióticos hace que se conviertan en ineficaces. La proporción en Italia es mucho menor (58%), y una cuarta parte (25%) de los encuestados en ese país no sabe qué responder a esta pregunta, en comparación con el 8% de media en la UE. Casi todos los encuestados en Suecia (98%), los Países Bajos (96%) y Malta (95%) respondieron correctamente, y al menos nueve de cada diez encuestados dieron respuestas correctas en otros 10 países. En España, la proporción de acertantes fue del 87% (2 pp menos que en 2013), frente al 5% con respuesta errónea y un 10% sin saber qué responder.

¿Tomar antibióticos a menudo tiene efectos secundarios, tales como diarrea?

Dos tercios (66%) de los encuestados europeos dieron la respuesta correcta de que los antibióticos pueden producir efectos secundarios; sin embargo, un 20% no fueron capaces de dar una respuesta a esta pregunta y una proporción ligeramente más pequeña (14%) dio una respuesta incorrecta. Al igual que en la pregunta anterior, los resultados se han mantenido muy estable desde la encuesta de 2013. En general, un menor porcentaje de hombres (62%) que de mujeres (69%) estuvieron de acuerdo en que los antibióticos a menudo tienen efectos secundarios. Los de 15 a 24 años (55%) acertaron menos que los de otros grupos de edad (65-70%).

En todos los Estados miembros, más de la mitad de los encuestados respondió correctamente. Las proporciones más elevadas se encuentran en Finlandia (79%), Lituania (77%), Austria, Estonia y Eslovaquia (todos 76%); en España fue del 70% (11 pp más que en 2013). Los encuestados en Suecia (55%) e Italia (56%) tuvieron los niveles más bajos de conocimiento. La proporción de encuestados que no supieron dar una respuesta fue más alta en Dinamarca (29%) y Suecia (28%), y la más baja en Eslovaquia (10%), Finlandia, Lituania y Austria (todos 11%); en España fue del 21%.

Conocimiento global sobre el uso de antibióticos

En promedio, sólo alrededor de una cuarta parte (24%) de los europeos contestaron correctamente al conjunto de las cuatro preguntas, mientras que alrededor de la mitad (51%) dio al menos tres respuestas correctas y el 94% dio al menos una respuesta correcta. La media europea de respuestas correctas fue de 2,5 sobre 4. Estas cifras son muy similares a las obtenidos en 2013.

En general, las mujeres conocen mejor los antibióticos, ya que el 27% dio cuatro respuestas correctas, en comparación con el 21% de los hombres. Las personas de entre 15 y 24 años tienen menos probabilidades que los encuestados de mayor edad para dar cuatro respuestas correctas (15% en comparación con el 23-29%). Más de un tercio (35%) de los que terminaron sus estudios a la edad de 20 o más años contestaron todas las preguntas correctamente, en comparación con el 15% de los que terminaron su educación a los 15 años o antes. También parece existir una relación entre el nivel económico y los niveles de conocimiento: más de un cuarto de los que casi nunca tienen problemas económicos (27%) dieron las cuatro respuestas correctas, en comparación con el 16% de aquellos con problemas económicos.

El número medio de respuestas correctas varía entre los Estados miembros, de manera que en general coincide con el patrón identificado para cada una de los cuatro preguntas individuales. Finlandia tiene el promedio más alto, con 3,1, seguido de los Países Bajos, Suecia (ambos 3,0) y Luxemburgo (2,9). El promedio más bajo se observó en Italia (1,9), con cifras bajas también en Rumania, Bulgaria, Letonia y Grecia (todos 2,1). En España es de 2,4.

En ninguno de los países hubo una mayoría de encuestados que respondiesen a las cuatro preguntas correctamente. Sin embargo, hay diferencias significativas entre los distintos países. Los encuestados en Finlandia (46%) fueron los más aventajados, seguidos por los de Suecia (41%), los Países Bajos (37%), Dinamarca (36%), Luxemburgo (35%) y el Reino Unido (34%). En el otro extremo figuran los encuestados en Italia (12%), Letonia (12%) y Grecia (13%). En España fueron el 20% (4 pp más que en 2013).

¿Cuándo finalizar el tratamiento antibiótico?

Un 82% de los europeos respondieron correctamente que sólo se debe detener el tratamiento antibiótico cuando se hayan tomado todas las unidades, según las indicaciones, mientras que el 15% dice que se puede parar cuando se sienta mejor. En seis países, al menos nueve de cada diez encuestados dijeron que sólo se debe dejar de tomar antibióticos cuando se haya tomado todo de la dosis prescrita como se indica. Esta respuesta es más común en los Países Bajos (94%), Finlandia y Suecia (ambos 93%). Por el controario, los encuestados en Letonia son los menos propensos a decir esto (67%), seguidos por los de Lituania (71%), Grecia (71%), Bulgaria (72%), Chipre (73%) y Polonia (74%). En España lo hizo un 84%.

Las mujeres son más propensas que los hombres a decir que sólo se debe dejar de tomar antibióticos cuando se han tomado todos los antibióticos según las indicaciones (85% frente a 79%). Por el contrario, las personas de entre 15 y 24 años tienen menos probabilidades que los encuestados de mayor edad que decirlo (74% frente al 81-85%). El 87% de los que terminaron sus estudios a la edad de 20 años o más, en comparación con el 79% de los que terminaron su educación no más tarde de los 15 años. También hay una relación entre el nivel económico y los niveles de conocimiento: los que casi nunca tienen problemas económicos (85%) son más propensos a decir esto, en comparación con aquellos que tienen problemas económicos la mayoría de las veces (75%).

INFORMACIÓN SOBRE EL USO CORRECTO DE LOS ANTIBIÓTICOS

Disponibilidad de información sobre antibióticos

Sólo un tercio (33%) de los encuestados de la Unión Europea dicen que han recibido dicha información. Esta es la misma proporción en que se registró en 2013. Hay diferencias sustanciales a nivel de país sobre esta cuestión; por ejemplo, en Finlandia un 68% de los encuestados recuerda haber recibido información sobre el uso innecesario de antibióticos y al menos la mitad de los encuestados recuerdan la obtención de información en Suecia (51%), Lituania y Francia (ambos 50%). Sin embargo, en nueve países menos de una cuarta parte de los encuestados recuerdan haber recibido tal información, siendo las proporciones más bajas en Italia (15%), Hungría (19%), Portugal y Dinamarca (ambos 20%). En España está en el 23% (3 pp más que en 2013).

Fuentes fiables de información

A los encuestados que dijeron haber recibido información en los últimos 12 meses acerca de no tomar antibióticos innecesariamente, se les hizo para identificar la fuente de esta información. Los encuestados respondieron más frecuentemente que habían recibido la información de un médico (32%), de un farmacéutico (10%) o de otros profesionales de la salud (6%). Otras fuentes de información citadas fueron anuncios (27%) o noticias (26%) en la televisión. Un 19% obtuvo la información de un periódico, mientras que el 13% la obtuvo de Internet o de las redes sociales en línea, y el 11% de la radio. Las otras fuentes de información son amigos o miembros de la familia (12%) y los folletos o carteles (9%).

En general, los encuestados más jóvenes (15-24 años) son los que más tienen información de familiares o amigos (22% vs. 8-13% en los grupos de mayor edad). Por el contrario, los encuestados de mayor edad utilizan más las noticias de televisión (31% entre los de 55 años o más, en comparación con el 19% de los 15-39 años de edad) y los periódicos (26% frente al 8% de 15-24 años de edad). Internet o las redes sociales en línea son utilizados menos como fuente de información por los mayores (el 7% de las personas de 55 años o más en comparación con el 15-19% en los grupos de edad más jóvenes). Los encuestados de 25-39 años de edad obtienen más frecuentemente la información de un médico (37% en comparación con el 30-32% en otros grupos de edad).

Un médico es, con mucho, la fuente más común de información entre los encuestados que han usado antibióticos en los últimos 12 meses (42%). Entre los que no han tomado antibióticos recientemente, un médico es una de las tres fuentes principales (26%), junto con las noticias de televisión (28%) y anuncios de televisión (27%).

Existe una variación considerable entre los países con respecto a las fuentes de asesoramiento. Más de la mitad de los encuestados en Italia (62%), Hungría (59%) y Croacia (52%) dicen que obtuvieron su información de un médico, pero esto se aplica a menos de un cuarto de los encuestados en los Países Bajos (16%), Malta (23%) y Austria (23%); en España es del 48% y la media de la UE es del 32%. La proporción que tiene información de un farmacéutico es también alta en Hungría (24%) e Italia (22%), mientras que los de Portugal y Suecia (ambos 16%) son más propensos a tener la información obtuvo de otro profesional de la salud.

Asimismo, hay notables diferencias con respecto a los medios de comunicación y las campañas de comunicación. Los encuestados en Francia (65%) son mucho más propensos que los de otros países que dicen que consiguieron información de un anuncio de televisión, mientras que sólo una pequeña minoría decir esto en Finlandia (5%), Dinamarca (7%), Suecia (8 %) y Portugal (9%); en España fueron el 22%. La proporción que dicen que tiene información de noticias de televisión es más alta en Portugal (56%), Rumanía (47%) y Eslovaquia (40%). Los encuestados que obtuvieron la información de los periódicos fueron más comunes en Austria (48%), Suecia (43%), Alemania y Finlandia (ambos 39%), mientras que en España, solo un 6%); por su parte, la información de la radio es más común en los Países Bajos (31%), Suecia (25%) y Bélgica (24%), mientras que en España apenas llega al 3%.

Obtener información de la familia o de los amigos es más común entre los encuestados en Croacia (29%), Bulgaria (28%) y Eslovaquia (26%); en España es el 9%. Los encuestados en Bélgica (19%) y Luxemburgo (18%) son más propensos a decir que consiguieron información de un folleto o póster; en España son solo el 3%.

Impacto de la información sobre la percepción del riesgo y el comportamiento

Alrededor de un tercio (34%) de los que recibieron la información dicen que sus opiniones fueron alteradas por la información que recibieron. Esta proporción es ligeramente inferior a la obtenida en la encuesta 2013 (36%). En cuatro países, más de la mitad de los encuestados dice que la información que recibieron cambió sus puntos de vista: Chipre (70%), Bulgaria (60%), Rumania y Portugal (todos con 59%). Por el contrario, menos de un tercio de los encuestados dicen que han cambiado sus puntos de vista en Finlandia (23%), los Países Bajos (25%), Francia (25%), Suecia (26%), Alemania (29%), el Reino Unido (29%) y Bélgica (31%); en España fue un 41%, 8 puntos porcentuales (pp) más que en 2013.

En general, los países con los niveles más bajos de conocimiento acerca de los antibióticos también son aquellos en los que los encuestados respondieron más frecuentemente que sus opiniones habían sido cambiadas por la información recibida. Dos tercios (67%) de los encuestados cuyas opiniones sobre el uso de los antibióticos fueron cambiadas por la información recibida opinaron que ello fue como resultado de que siempre van a consultar a un médico acerca de la necesidad de tomar antibióticos. Dos de cada cinco (41%) dicen que ya no se toma antibióticos sin receta de un médico y uno de cada cinco (21%) dicen que ya no volverá a utilizar antibióticos sobrantes de tratamientos previos.

En casi todos los países, más de la mitad de los encuestados dicen que van a consultar a un médico para determinar si necesitan un antibiótico; la única excepción es Luxemburgo (48%). Las mayores proporciones se encuentran en Portugal (79%), Finlandia (77%) y Suecia (75%); en España es del 71%. La proporción que dice que ya no se automedican con antibióticos es más alta en Italia (39%), Rumanía (38%) y Letonia (37%) (un 31% en España), mientras que los encuestados en Chipre (61%) y Rumanía (58%) indican más frecuentemente que ya no tomarán antibióticos sin receta médica (un 18% en España). Los encuestados en la República Checa (32%), Alemania (31%) y Dinamarca (29%) indican más frecuentemente que ya no mantendrán antibióticos sobrantes la próxima vez que están enfermos (en España suponen un 11%).

La información sobre antibióticos que se quiere tener

Alrededor de una cuarta parte de los encuestados dicen que les gustaría obtener más información sobre las enfermedades para las que se usan los antibióticos (26%), mientras que proporciones un poco más pequeñas dicen que les gustaría disponer de información sobre la resistencia a los antibióticos (23%), sobre los vínculos entre la salud de los seres humanos con los animales y con el medio ambiente (23%), y la forma correcta de utilizar los antibióticos (22%). Los encuestados europeos responden menos frecuentemente que les gustaría recibir información acerca de la prescripción de antibióticos (13%). En general, los encuestados con un mayor nivel de educación fueron los que más demandaban información sobre los vínculos entre la salud de los seres humanos, los animales y el medio ambiente: 28% entre los que terminó sus estudios a la edad de 20 o más, en comparación con el 15% de los que educación finalizó antes delos 16 años.

Los encuestados en Grecia son los que responden más frecuentemente que les gustaría obtener información sobre las condiciones médicas para las cuales se utilizan antibióticos (41%), seguidos por los de Rumanía (39%), mientras que las proporciones más bajas se encuentran en el Reino Unido (15%) y Finlandia (17%); en España son el 19%. La proporción más alta de los que le gustaría recibir más información sobre la resistencia a los antibióticos se encuentra en Suecia (40%), seguido de Rumanía (35%) y Dinamarca (34%). Los encuestados en Letonia (10%), Estonia (13%) y Hungría (14%) son menos propensos a querer este tipo de información; en España son el 16%.

Los encuestados en Suecia (45%) y Dinamarca (43%) son mucho más propensos que los de otros países en relación a la demanda de información sobre los vínculos entre la salud de los seres humanos, los animales y el medio ambiente. Las proporciones más bajas se encuentran en el Reino Unido (14%), Estonia y Portugal (ambos 16%); en España representa el 19%.

Una mejor información sobre el uso correcto de antibióticos es solicitado con mayor frecuencia por los encuestados en Grecia (44%) y Chipre (40%), mientras que las proporciones más bajas se encuentran en Finlandia (7%), el Reino Unido (8%) y los Países Bajos (9%); en España supone el 25%. Los encuestados en Rumanía (29%) son mucho más propensos que los de otros países que desean información sobre la prescripción de antibióticos. Las proporciones más bajas se encuentran en Dinamarca, Letonia y el Reino Unido (todo el 6%); en España supone el 10%.

Las fuentes más fiables de información

Los encuestados ven a los profesionales médicos y a los centros de salud como las fuentes más fiables de información. Un 84% identifica a los médicos como una importante fuente de información, mientras que el 37% usaría una farmacia para obtener información fiable, un 19% de un hospital y el 15% confía en las web sanitarias oficiales. Algunos de los encuestados les gustaría obtener información de una enfermera (10%) u otro centro de atención médica (6%). Los encuestados son poco propensos a optar por fuentes no relacionadas con la salud, como la televisión (5%), la familia y los amigos (5%) u otros sitios web relacionados con la salud (4%).

Los encuestados mayores de 55 años (9%) confiaron menos en las web sanitarias oficiales que otros grupos de edad (18-22%). Asimismo, casi una cuarta parte (23%) de los que terminaron la educación a la edad de 20 o más también confiaron más que aquellos cuya educación académica finalizó antes de los 16 años (5%).

Las proporciones más elevadas de encuestados que confían en su médico se encuentran en España (92%), Malta (92%), Grecia (91%), Chipre (91%) y Rumanía (90%); los encuestados en Suecia (75%) son los que menos. Más de la mitad de los encuestados en los Países Bajos (66%), Irlanda (57%) y Finlandia (55%) dijeron que las farmacias son fuentes fiables, mientras que menos de un cuarto sostienen este punto de vista, en España (23%) e Italia (22%). En cuanto a la fiabilidad de los hospitales como fuente de información fiable, las proporciones fueron más altas entre los encuestados en Malta (34%), Grecia (31%) y los Países Bajos (31%), mientras que la cifra más baja se encuentra en Alemania (8%); en España es del 16%. Los encuestados en Suecia (48%) son los más propensos a decir que usarían una web oficial sanitaria, mientras que los encuestados en Dinamarca (40%), los Países Bajos (36%) y Finlandia (30%) también son mucho más propensos que las los de otros países para elegir esta opción. Las proporciones más bajas se encuentran en Croacia (6%), Portugal y Rumanía (ambos 7%); en España es el 9%.

RESPUESTA POLÍTICA

Medidas más eficaces para hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos

Según los datos proporcionados por el Eurobarómetro, los europeos son conscientes de que es necesario actuar a todos los niveles, con un 35% a favor de una acción a nivel mundial y de la Unión Europea (UE). Un 28% piensa que se deben tomar medidas a nivel nacional/regional, mientras que el 19% considera que debe abordarse a nivel invididual o dentro de la familia. En 18 países de la UE, la opción más popular para la lucha contra la resistencia a los antibióticos es la acción a nivel de la UE/global. Los encuestados en Suecia (64%) son, con mucho, los más propensos a decir esto, seguidos por los de Dinamarca (56%), los Países Bajos (54%) y Luxemburgo (49%); en España es el 40%. Sin embargo, es mucho menor en Letonia (16%), Polonia, Estonia (19%) y Hungría (20%).

Hay menos variabilidad entre los países europeos en cuando a que prevalezcan medidas a nivel nacional o regional. Los porcentajes más elevados se encuentran en Polonia (39%), Italia, Hungría (38%) e Irlanda (37%), mientras que las proporciones más bajas se encuentran en Eslovenia (13%) y Chipre (14%); en España es el 24%. Alrededor de la mitad de los encuestados en Eslovenia (52%) dicen que las medidas individuales o adoptadas en el seno familiar son más eficaces para hacer frente a la resistencia a antibióticos; sin embargo, esta proporción es mucho mayor que la registrada en cualquier otro país de la UE, siendo las siguientes más elevadas en Letonia (33%), Rumanía (32%) y Francia (31%); en España es del 18%. Los encuestados en Italia (8%), Dinamarca y Suecia (ambos 10%) son los menos propensos a favorecer esta opción.

Es importante constatar que solo el 10% de los europeos opinó espontáneamente que es necesario actuar a todos los niveles, con los valores más altos para esta opción en Bulgaria (20%), Alemania (19%) y Estonia (18%); en España solo llega al 6%.

En general, los encuestados más jóvenes estuvieron más a favor de las medidas a nivel nacional o regional que sus los de mayor edad (32% de las personas de 15-24 años en comparación con el 27% de los 40 años o más). Por otro lado, los encuestados de 40-54 años de edad son significativamente más propensos a favorecer la acción en la UE o mundial (39% frente al 31-35% a través de otros grupos de edad). En cuanto a la educación, cuanto mayor es su duración más probable es considerar que la acción contra la resistencia a los antimicrobianos es más eficaz en la UE o de nivel mundial (40% de los que finalizaron después de los 20 años de edad, en comparación con el 30% de los que lo hicieron antes de los 16 años).

USO DE ANTIBIÓTICOS EN AGRICULTURA Y MEDIO AMBIENTE (UNA ÚNICA SALUD)

El tratamiento con antibióticos de los animales

Ante la pregunta de si consideraban que los animales enfermos deberían ser tratados con antibióticos (si ésta es la mejor forma de resolver un problema patológico para el animal), más de la mitad de los europeos (56%) dijeron estar de acuerdo, incluyendo 19% que estaba “totalmente de acuerdo”. Sin embargo, alrededor de un tercio (34%) no están de acuerdo, incluyendo un 16% que están totalmente en contra. Los encuestados en el Reino Unido y Finlandia (75%) son los más propensos a estar de acuerdo, seguido por los encuestados en Portugal (74%), Irlanda y Malta (70%). En España, un 50% está de acuerdo (21% “totalmente de acuerdo”) y un 32% están en contra (un 18% totalmente en contra); un 18% no opina sobre esta cuestión

En general, los encuestados mayores son menos propensos que los más jóvenes sobre el derecho que los animales enfermos tienen a ser tratados con antibióticos si este es el tratamiento más adecuado: el 53% de las personas mayores de 55 años están de acuerdo, en comparación con 58-60% en los grupos de edad más jóvenes. Por su parte, las personas con niveles más altos de educación son también más propensos (60 vs. 50% a estar de acuerdo con estos últimos.

Prohibición del uso de antibióticos en la UE para estimular el crecimiento de los animales de granja

La utilización de antibióticos como promotores del crecimiento4 en animales destinados al consumo humano fue prohibida en la Unión Europea en 2006, aunque en los países escandinavos tal prohibición ya se había producido en la década de los 80 del pasado siglo (Suecia lo hizo en 1986). A pesar de ello, poco más de un tercio de los europeos (37%) afirmaron que eran conscientes de tal prohibición; de hecho, Holanda es el único país donde la mayoría de los encuestados (60%) dijo que estaban al tanto de la prohibición. A continuación figuran Finlandia (48%), Luxemburgo (47%) y la República Checa (46%). Los encuestados en Estonia son los menos conscientes de la prohibición (20%), con proporciones relativamente bajas también en Hungría (22%), España (26%), Grecia (27%), el Reino Unido, Portugal y Malta (28%).

Hemoptisis

Vallejo Hernández R, Rosa ME, Gómez González del Tánago P, Panadero del Olmo LE, Panadero Calavilla FJ.

Resumen

La hemoptisis es la expulsión por la boca de sangre procedente del aparato respiratorio a nivel subglótico (del árbol traqueobronquial o de los pulmones). La hemoptisis puede ser la primera manifestación de un gran número de enfermedades, cuyo pronóstico y tratamiento son muy diversos. Es necesario realizar un correcto diagnóstico diferencial entre hemoptisis y hematemesis y una vez confirmado que el sangrado procede del tracto respiratorio subglótico, deben realizarse la historia clínica y la exploración física, para ayudar a la orientación etiológica inicial, valorar la gravedad de la hemoptisis y decidir qué medidas diagnósticas y terapéuticas se van a realizar. Es necesario evaluar la gravedad de la hemoptisis teniendo en cuenta el volumen total de sangrado en un determinado periodo de tiempo, la velocidad del sangrado y la reserva cardiopulmonar del paciente. En todo enfermo con hemoptisis debe ponerse en marcha una estrategia diagnóstica que permita identificar la causa y la localización de la hemorragia. En pacientes con un sangrado de escasa cuantía, el diagnóstico etiológico puede realizarse de forma ambulatoria, salvo que se sospeche una enfermedad que, por sí, requiera ingreso hospitalario. El tratamiento que se plantea va a depender del grado de hemoptisis: leve; moderada/severa y amenazante.

DEFINICIÓN

Se denomina hemoptisis a la expulsión de sangre desde la cavidad oral, procedente del aparato respiratorio, precedente del nivel subglótico (del árbol traqueobronquial o de los pulmones). Siempre hay que excluir que la sangre emitida proceda, en realidad, de una gingivorragia, de la nasofaringe posterior, de la orofaringe o del tracto gastrointestinal (hematemesis).

Supone un signo de alarma, tanto para el paciente, como para el médico, ya que puede tratarse de la primera manifestación de una enfermedad grave, (tuberculosis, l carcinoma broncogénico), o puede por sí misma poner en peligro la vida del paciente si se trata de una hemoptisis masiva.

La hemoptisis tiene su origen, en la mayoría de las ocasiones, en las arterias bronquiales, estas arterias nacen de la aorta torácica, salvo en las llamadas variantes anatómicas, en las que pueden proceder de las arterias intercostales, la mamaria interna, la subclavia derecha o la aorta abdominal, existiendo en las arterias bronquiales presiones similares a la sistémica.

ETIOLOGÍA

La hemoptisis puede ser la primera manifestación de un gran número de enfermedades, cuyo pronóstico y tratamiento son muy diversos. Por ello, en la práctica clínica es muy importante plantear un buen diagnóstico diferencial y realizar un correcto diagnóstico etiológico.

Figura_1_fmt

Hasta hace poco tiempo las dos principales causas de hemoptisis eran la tuberculosis y las bronquiectasias. Actualmente, las causas más frecuentes de hemoptisis en nuestro medio son las neoplasias (28%), la bronquitis crónica (19,8%), las bronquiectasias (14,5%) y las neumonías o abscesos pulmonares (11,5%). El carcinoma es una causa muy a tener en cuenta en varones de más de 40 años de edad, sobre todo si existen antecedentes de tabaquismo.

En estos casos, el mecanismo patogénico del sangrado se relaciona con la inflamación y la necrosis de los vasos del tejido tumoral o con una neumonitis obstructiva asociada. También es causa frecuente de hemoptisis el tumor carcinoide, pudiendo ocasionar una hemorragia masiva, dado que es un tumor muy vascularizado.

En el caso de que exista una hemoptisis en el seno de una bronquitis crónica de origen tabáquico, el sangrado suele originarse debido a un aumento de la vascularización de la mucosa bronquial.

Las bronquiectasias siguen siendo, hoy en día, una causa importante de hemoptisis, en contraposición con lo que ocurre en otros países, posiblemente debido a la mayor incidencia de tuberculosis en el pasado en nuestro medio. Si os encontramos con este cuadro, el mecanismo de sangrado se debe a la hipervascularización de la mucosa por la existencia de hipertrofia de las arterias bronquiales. Cuando lo que existe es una enfermedad infecciosa, como abscesos y neumonías, el sangrado se produce por la invasión de los vasos y formación de trombos in situ y necrosis tisular.

En otros casos, no tan frecuentes, como la arpergilosis broncopulmonar alérgica se produce una destrucción del parénquima con formación de cavidades; en el micetoma se produce una hipertrofia de los vasos, éstos se rompen espontáneamente o son erosionados por efecto mecánico o por la capacidad angioinvasiva, del hongo. Otro tipo de infecciones, como los quistes hidatídicos, pueden ser también causa de hemoptisis.

Si hablamos de enfermedades extrapulmonares, las enfermedades cardiovasculares, como el tromboembolismo pulmonar, la estenosis mitral, la insuficiencia cardiaca, la endocarditis, la hipertensión pulmonar primaria o secundaria a cardiopatías congénitas, son otras causas posibles de hemoptisis; su mecanismo patogénico es diferente según la enfermedad subyacente. Otras muchas enfermedades pueden producir ocasionalmente este síntoma, como la existencia de fístulas arteriovenosas pulmonares, relativamente frecuentes en la enfermedad de Rendu-Osler, secuestro pulmonar, quistes bronquiales; en estos casos la hemorragia suele ser leve y originada por una infección respiratoria aguda concomitante.

Las fístulas aortobronquiales que aparecen en la broncolitiasis o como complicación de las intervenciones quirúrgicas correctoras de anomalías congénitas se asocian a hipertrofia de las arterias sistémicas y bronquiales, por lo que la hemorragia suele ser masiva.

También pueden ser causas de hemoptisis algunas enfermedades raras, como la linfangiomiomatosis, la amiloidosis, la litiasis alveolar, la hemosiderosis pulmonar idiopática, la granulomatosis de Wegener, la panarteritis nodosa, el síndrome de Goodpasture, incluso se ha descrito un caso de hemorragia alveolar asociada en enfermedad inflamatoria intestinal y tiroiditis de Hashimoto.

En otras ocasiones la presencia de hemoptisis tiene un origen iatrogénico debido a complicaciones tras la realización de determinadas técnicas, como la broncoscopia, la punción aspiración con aguja fina, el cateterismo cardiaco derecho, o por administración de fármacos (anticoagulantes orales, antiagregantes plaquetarios), radioterapia externa o braquiterapia.

Sin embargo, hasta en un 5 -20% de los casos de hemoptisis no es posible llegar a obtener un diagnóstico etiológico después de un completo estudio, catalogándose entonces de idiopática o criptogénica.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS

Confirmación de la hemoptisis

La primera actuación en el estudio de un paciente que refiere expectoración hemoptoica es asegurarse de que verdaderamente se trata de una hemoptisis. Debe confirmarse que la sangre procede del tracto respiratorio subglótico y no de regiones supraglóticas, como la cavidad oral, la faringe, la laringe o el tracto digestivo. También hay que tener en cuenta que una epistaxis o una gingivorragia ocurrida durante la noche puede manifestarse, a la mañana siguiente, como una expectoración sanguinolenta, sin constituir realmente una hemoptisis. Ante toda hemoptisis conviene realizar un examen de cavidad oral y de las fosas nasales y, además, si es posible, una exploración otorrinolaringológica, para descartar un origen supraglótico del sangrado. Para establecer el diagnóstico diferencial con la hematemesis, debemos valorar la existencia previa de enfermedades hepáticas, ulcus gastroduodenal o reflujo gartroesofágico, y si el sangrado se acompaña de náuseas, vómitos o dolor abdominal.

Por el contrario, la existencia de antecedentes cardiorrespiratorios, y que la emisión la sangre se acompañe de tos, disnea o dolor torácico, nos puede orientar hacia un sangrado broncopulmonar. También son útiles en el diagnóstico diferencial las características de la sangre, la que procede de la vía aérea suele tener un color rojo brillante de aspecto espumoso y de pH alcalino; la procedente del aparato digestivo suele ser negra (“posos de café”), no es espumosa, tiene un pH ácido y puede tener restos alimenticios.

Anamnesis y exploración física

Figura_2_fmt

Una vez confirmado que el sangrado procede del tracto respiratorio subglótico, deben realizarse la historia clínica y la exploración física, para ayudar a la orientación etiológica inicial, valorar la gravedad de la hemoptisis y decidir qué medidas diagnósticas y terapéuticas se van a realizar. Se debe establecer si el sangrado es agudo o crónico, pues algunas enfermedades, como bronquiectasias, tuberculosis o bronquitis crónica, pueden manifestarse con una hemoptisis recurrente. Considerar si existen factores de riesgo que nos orienten a la posible existencia de un carcinoma broncogénico (tabaquismo principalmente, pero también exposición al asbesto) y para tuberculosis pulmonar (contacto con pacientes bacilíferos, inmunodeprimidos, etc.), así como la existencia de enfermedades cardiacas, síndrome de Goodpasture, granulomatosis de Wegener, lupus eritematoso sistémico. Investigar la administración pevia de fármacos como anticoagulantes orales y antiagregantes plaquetarios es inexcusable. También debemos valorar si ha existido traumatismo torácico, aspiración de cuerpos extraños y manipulaciones diagnósticas o terapéuticas sobre la vía aérea o el pulmón. Los síntomas acompañantes pueden servir de ayuda para establecer el diagnóstico etiológico, así, si la hemoptisis aparece junto a un cuadro súbito de disnea, dolor torácico y signos de trombosis venosa profunda en miembros inferiores, se debe descartar, en primer lugar, el tromboembolismo pulmonar como causa del sangrado; en el caso de que la disnea se acompañe de ortopnea, expectoración espumosa y tos paroxística, debemos pensar en la posible existencia de un edema agudo de pulmón. La exploración física del enfermo con hemoptisis, como ya se ha comentado, es de gran ayuda por dos motivos, ya que sirve para orientar el diagnóstico etiológico, y además, permite estimar la gravedad de la hemoptisis y el compromiso hemodinámico y respiratorio presente en cada paciente.

Se debe evaluar la situación cardiorrespiratoria midiendo las frecuencias respiratoria y cardiaca, la presencia de cianosis, el empleo de musculatura accesoria de la respiración, el estado de perfusión periférica, la tensión arterial y la auscultación cardiopulmonar.

Si no existe gravedad extrema se realizará una exploración más detallada, inspeccionando la piel, para valorar la existencia de lesiones cutáneas, como telengiectasias, signos de vasculitis, chapetas malares, equimosis o contusiones; realizar un examen cardiovascular minucioso (auscultación cardiaca, ingurgitación yugular, reflujo hepatoyugular, edemas en miembros inferiores); palpación de cadenas ganglionares cervicales, supraclaviculares y axilares; exploración abdominal y de miembros inferiores.

Evaluación de la gravedad de la hemoptisis

Es imprescindible la cuantificación de la hemoptisis para determinar el manejo diagnóstico y el terapéutico del paciente pero, en ocasiones, el volumen de sangre expectorado no corresponde con el sangrado real, ya que parte de la sangre puede ser deglutida y parte puede desviarse hacia el sistema bronquial contralateral. Básicamente se diferencian dos tipos de hemoptisis: masiva y no masiva, aunque esta clasificación es arbitraria; se considera que una hemoptisis es masiva cuando el volumen de la hemorragia es superior a los 600 ml en 24-48 horas, o cuando la cuantía del sangrado supera los 150 ml/hora; y no masiva cuando no se cumplen estas condiciones. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha introducido el término de hemoptisis amenazante para definir una situación en la que existe riesgo inmediato para la vida del enfermo; este riesgo obliga a tomar una serie de medidas terapéuticas urgentes, que tratan de conseguir que cese la hemorragia activa y que no se produzcan recidivas. Los factores que determinan una hemoptisis amenazante son los siguientes:

  1. Volumen total de sangrado en un determinado periodo de tiempo. La amenaza de muerte por hemoptisis es habitualmente secundaria a la posibilidad de asfixia por inundación hemática del árbol traqueobronquial, más que a las posibles complicaciones hemodinámicas y anémicas propias de toda hemorragia importante. Como ya se ha comentado anteriormente, se define hemoptisis masiva cuando el, sangrado es superior a 600 mL en 24-48 horas, aunque no todos los autores coinciden ni en el volumen ni en el periodo de tiempo en que se produce, con un rango que oscila desde 200 ml a 1.000 ml en 24-48 horas; estas discrepancias hacen que sea difícil comparar los diferentes trabajos realizados ya que la población no es homogénea. No obstante, parece claro que cuanto mayor es la cantidad de sangrado mayor es la mortalidad que de ella se deriva.
  2. La velocidad del sangrado tiene relación directa con la mortalidad, dado que una velocidad de sangrado elevada facilita la asfixia por inundación inmediata del árbol traqueobronquial.
  3. La reserva cardiopulmonar del paciente, en especial la situación previa de su capacidad funcional respiratoria. Aunque las hemoptisis masivas ocurren en menos del 5 % del total de las hemoptisis, la mortalidad secundaria a la misma es considerable, en torno al 10%, y que puede llegar al 25% cuando la velocidad del sangrado supera los 150 ml/hora.

DIAGNÓSTICO

En todo enfermo con hemoptisis debe ponerse en marcha una estrategia diagnóstica que permita identificar la causa y la localización de la hemorragia.

La urgencia con la que debe realizarse el estudio debe estar en relación con la gravedad de la hemorragia.

En pacientes con un sangrado de escasa cuantía, el diagnóstico etiológico puede realizarse de forma ambulatoria, salvo que se sospeche una enfermedad que, por sí, requiera ingreso hospitalario como, por ejemplo, el tromboembolismo pulmonar.

PRUEBAS INICIALES

Las pruebas iniciales deben efectuarse siempre ante toda hemoptisis las siguientes exploraciones complementarias:

Análisis de sangre

El hemograma puede orientar sobre la importancia de la hemorragia según las cifras de hemoglobina y hematocrito. Es raro que una hemoptisis produzca una anemia aguda; sin embargo, la existencia de una anemia crónica microcítica puede ser un dato útil en el diagnóstico de una hemorragia alveolar. El recuento de leucocitos ayuda al diagnóstico etiológico de una posible causa infecciosa o una enfermedad hematológica maligna. El estudio de coagulación sirve para descartar la presencia de una diátesis hemorrágica como causa primordial o coadyuvante del sangrado. Otras analíticas más específicas pueden realizarse, dependiendo de la sospecha etiológica, como marcadores tumorales en caso de sospecha de carcinoma broncogénico; autoanticuerpos, si se sospecha colagenosis o vasculitis, o estudio de función renal para descartar nefropatía.

Electrocardiograma

Ayuda a estimar la repercusión cardiorrespiratoria de la hemoptisis y a veces a sospechar o identificar una cardiopatía acompañante.

Gasometría arterial basal

Si se sospecha insuficiencia respiratoria.

Radiografía de tórax

A ser posible en dos proyecciones: posteroanterior y lateral, siendo más útil para localizar el sangrado que la historia clínica o la exploración física. No obstante, esta exploración es normal hasta en un 20 – 30% de los casos, no descartándose en modo alguno la posible presencia de una entidad patológica subyacente potencialmente grave. Además, la presencia de imágenes alveolares, especialmente en zonas declive, en enfermos con hemoptisis importante, puede corresponder a acumulación de sangre por efecto de la gravedad. También es útil considerar que la lesión radiográfica no siempre es el motivo de la hemoptisis.

Estudio del esputo

Análisis microbiológico con tinciones de Gram y de Ziehl-Neelsen y cultivos en medios habituales y de Lowestein-Jensen; también se puede realizar estudio citológico del esputo en caso de sospecha de neoplasia. Si se realiza un diagnóstico etiológico con las exploraciones anteriormente expuestas y el sangrado es leve, no hay que realizar en principio más pruebas diagnósticas y se comenzará con el tratamiento. En caso de no llegar a un diagnóstico etiológico o de existir un sangrado no leve se realizarán otras exploraciones.

PRUEBAS DIRIGIDAS

Broncoscopia

Figura_4_fmt

Figura 4.Coágulo

La broncoscopia tiene una triple misión: ubicar el origen del sangrado, identificar la causa y controlar, aunque sea de forma transitoria, la hemorragia.

El rendimiento de la fibrobroncoscopia en la localización de la hemorragia depende de la precocidad con la que se realice la técnica. Se recomienda llevarla a cabo coincidiendo con el sangrado activo o en las 48 horas siguientes a la hemoptisis, siendo fundamental determinar el origen de la hemorragia si la pérdida hemática pasa a ser masiva y, en consecuencia, se requiere un tratamiento urgente.

La fibrobroncoscopia practicada durante la hemoptisis activa no provoca un agravamiento de la misma pero, cuando se practica durante el sangrado activo de una hemoptisis masiva, es preferible la utilización de anestesia general. Esta técnica permite la visualización de ambos sistemas bronquiales y localiza el origen del sangrado, bien por identificación directa de una lesión endobronquial o por la existencia de coágulos o restos hemáticos en un bronquio determinado.

El estudio broncoscópico debe completarse con la toma de las muestras anatomopatológicas o microbiológicas que proceda. Está indicada cuando con las pruebas anteriores no se ha alcanzado un diagnóstico, sobre todo en enfermos mayores de 40 años con factores de riesgo para carcinoma broncogénico, incluso cuando la pérdida es escasa y la radiografía de tórax sea normal. En caso de existir lesiones localizadas, el diagnóstico específico se consigue en el 80% de las ocasiones con esta prueba.

Tomografía axial computarizada

Figura_3_fmt

Figura 3.Fibrobroncoscopio

Es una técnica complementaria de la fibrobroncoscopia, muy útil en el estudio de cualquier hemoptisis. La tomografía computarizada de alta resolución posibilita el diagnóstico de algunas enfermedades bronquiales, como las bronquiectasias, con una sensibilidad y especificidad superiores al 90%. También facilita el reconocimiento de lesiones parenquimatosas o de la vía aérea que no son visibles en la radiografía de tórax, y ayuda a decidir cuál es la técnica diagnóstica más adecuada en cada caso (por ejemplo, la broncoscopia o la punción aspirativa con aguja fina). El empleo de contraste intravenoso permite el estudio del mediastino y facilita el diagnóstico, en el caso d existencia de malformaciones arteriovenosas. Incluso en algunos casos con el modo helicoidal se pueden detectar las arterias causantes de la hemoptisis. Esta técnica está indicada cuando necesitamos descartar un carcinoma broncogénico o cuando existe la sospecha clínica, radiológica o broncoscópica de bronquiectasias. También en los enfermos que tienen una hemoptisis recidivante, persistente o progresiva, y en todos aquellos en los que no se ha encontrado una causa que justifique la hemoptisis.

Otros procedimientos diagnósticos

En función de la sospecha clínica, gammagrafía pulmonar de ventilación-perfusión si se sospecha tromboembolismo; ecocardiograma en pacientes con cardiopatía, angiografía pulmonar en caso de anomalías vasculares congénitas, como agenesia de la arteria pulmonar o malformaciones arteriovenosas, son pruebas diagnósticas que deben efectuarse. El estudio funcional respiratorio se debe llevar a cabo siempre que sea posible, pero en fases agudas puede infravalorar la función pulmonar real, ya que en esos momentos suelen existir zonas no ventiladas por la presencia de sangre aspirada.

TRATAMIENTO

HEMOPTISIS LEVE

En el caso de sangrado ocasional autolimitado o con persistencia de mínima expectoración hemoptoica, el paciente permanecerá en el área de urgencias en espera de pruebas complementarias y para cuantificar la hemoptisis durante 6 a 8 horas.

Si la hemoptisis no es cuantificable y no hay sospecha de carcinoma se remitirá el enfermo a la consulta externa de Neumología para su estudio ambulatorio, tratando la posible infección respiratoria de base con cefuroxima axetilo o claritromicina, en caso de sospecha de bronquitis agudizada, o de ciprofloxacino en caso de sospecha de bronqiectasias.

HEMOPTISIS MODERADA/GRAVE

Si se trata de un sangrado moderado o grave, tendrá que ser valorado por el neumólogo para su posible hospitalización, debiendo tomar las siguientes medidas:

  • Reposo en cama en posición de decúbito lateral ipsilateral al lado del sangrado. Se intenta así evitar en cierta medida la aspiración pulmonar contralateral, es razonable guiarse por una localización clinicorradiológica de presunción a la espera de la confirmación endoscópica. El paciente no debe permanecer sentado, ya que esta postura facilita la aspiración y dificulta el drenaje al exterior con riesgo de ocupación bronquial masiva y asfixia.
  • Dieta absoluta: Esta medida es necesaria para la adopción de la mayoría de las modalidades diagnóstico – -terapéuticas que debemos emplear caso de complicación.
  • Valoración de permeabilidad de la vía aérea: Disponibilidad inmediata de tubo endotraqueal, equipo de aspiración y medicación adecuada para intubación.
  • Vía venosa: Se ha de instaurar una vía venosa adecuada para la administración de líquidos. En general, la aparición de inestabilidad hemodinámica o la existencia de patología de base que pudiera entrañar riesgo de sobrecarga (edad avanzada, hepatopatía, insuficiencia renal o cardíaca) obligan a la implantación de una vía venosa central con control de PVC.
  • Reserva de sangre: Solicitar disponibilidad inmediata de reserva de sangre para posible transfusión.
  • Administración de antitusígenos: Es aceptable siempre y cuando no exista contraindicación formal a los mismos, como ocurre en los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica evolucionada. El mismo criterio es aplicable a la prescripción de ansiolíticos en caso de ansiedad acusada.
  • Cuantificación del volumen de hemorragia:
  • Control de constantes. Básicamente frecuencia cardiaca y Tensión arterial.
  • Tratamiento de la causa desencadenante, antibióticos en caso de infección respiratoria, corticoides caso de E. de Wegener, vitamina K caso de déficit, etc.
  • Oxigenoterapia continua, en caso de insuficiencia respiratoria.
  • Broncoscopia: El papel de la broncoscopia en urgencias debe indicarse únicamente en pacientes con criterios de hemoptisis amenazante. En general se acepta que se debe realizar la broncoscopia reglada a todo paciente con hemoptisis salvo dos casos: paciente ya estudiado con patología susceptible de provocar hemoptisis y aquel con antecedentes de sangrado ya estudiado y localizado con hemoptisis leve en la actualidad.

Figura_5_fmt

Figura 5.Algoritmo del manejo ante una hemoptisis.

HEMOPTISIS AMENAZANTE

Ante un paciente con hemoptisis amenazante, éste debe ser valorado y tratado en la Unidad de Monitorización Intensiva, donde llegado el caso, se pueda realizar una intubación selectiva. Los objetivos fundamentales deben orientarse a:

  • Mantenimiento de una vía aérea permeable.
  • Control y tratamiento de la hipovolemia
  • Localización endoscópica del lugar de sangrado
  • Valoración de la indicación quirúrgica y en caso contrario maniobras médicas para detener el sangrado.
  1. La broncoscopia flexible: está indicada en la hemoptisis amenzante cuando, independientemente de que se haya conseguido o no un diagnóstico, la hemoptisis es de suficiente cantidad como para plantearse detener la hemorragia independientemente de su cuantía. En la hemoptisis amenazante es útil disponer de un amplio canal de aspiración (2.6mm), así como la posibilidad inmediata de colorar un tubo orotraqueal. La broncoscopia practicada durante la hemoptisis activa no provoca un agravamiento de la misma y puede realizarse varias técnicas, en general con buenos resultados pero de utilidad transitoria: lavados con suero fisiológico frío y adrenalina al 1/10.000, bloqueo de la luz bronquial mediante catéter hinchable tipo Fogarty, fotocoagulación o colocación de un tubo tipo Carlens.
  2. La angiografía. La arteriografía bronquial se realiza mediante cateterización arterial, generalmente transfemoral. Nos da la doble vertiente, diagnóstica y terapéutica, al permitir la embolización de los vasos sangrantes. Existen diversos tipos de material o soluciones para su embolización. Los tipos de material más comúnmente utilizados son la esponja de fibrina o el alcohol polivinílico en forma de partículas. Las complicaciones graves son raras
  3. La resección quirúrgica del foco de sangrado: Es necesario valorarlo en el contexto del balance riesgo- beneficio, quedaría reservada para aquellos casos en que:
  • el foco hemorrágico se halle perfectamente localizado, que sea técnicamente accesible su resección quirúrgica
  • en los que las medidas transitorias se hayan revelado como ineficaces
  • el paciente tiene una supervivencia estimada superior a 6 meses y tiene criterios de operabilidad en función de la cirugía a realizar.

referencias

 

Autocuidado de la salud

Resumen

El autocuidado de la salud constituye un primer escalón esencial en el mantenimiento de la salud y, en general, de la calidad de la vida de cada persona. Pero, además, cada vez es mayor la evidencia de que un adecuado autocuidado reduce la incidencia de patologías graves que suponen un elevado coste en recursos a nuestro sistema sanitario y la promoción de medidas que lo favorezcan constituye un objetivo de todos los gobiernos de los países desarrollados. Un adecuado autocuidado exige una educación sanitaria básica de la población en la que están implicados todos los agentes sanitarios, tanto las autoridades como los profesionales; en este sentido, el farmacéutico tiene una particular responsabilidad, dada su situación privilegiada de accesibilidad a los pacientes y al conjunto de la población, así como por su condición de experto del medicamento. Un autocuidado racional y seguro se fundamenta en un ciudadano bien informado y debidamente asesorado para que pueda asumir con garantías la responsabilidad sobre su propia salud.

Definición

Aunque pudiera parecer lo contrario, no es fácil llegar a una definición de consenso sobre lo que es el autocuidado de la salud. Tentativamente, podríamos decir que consiste en la actitud y en la aptitud para realizar de forma voluntaria y sistemática actividades dirigidas a conservar la salud y prevenir enfermedades, y cuando se padece alguna de ellas – en especial, si tiene un carácter crónico o prolongado – adoptar el estilo de vida más adecuado para frenar la evolución patológica o – si ello no es posible – disfrutar de la mejor calidad de vida y optimizar los resultados de los cuidados sanitarios realizados por los profesionales de la salud. En definitiva, implica todo el conjunto de acciones que una persona realiza de forma voluntaria y por sí misma para controlar todos los factores – internos y externos – que puedan comprometer su desarrollo vital, particularmente en el ámbitos de la salud, pero no solo en éste.

Es importante establecer desde el principio que no puede hablarse de autocuidado de la salud al margen de la atención sanitaria general. Carecería de sentido adoptar decisiones y acciones que no encajen o incluso vayan en contra de las medidas sanitarias contrastadas empíricamente por los profesionales sanitarios; antes, al contrario, la atención sanitaria global debe contar necesariamente con el autocuidado de la salud como un elemento trascendental para su propio desarrollo y éxito. Más allá de esto, el autocuidado de la salud es actualmente contemplado como fundamental para facilitar la viabilidad – funcional y económica – de los sistemas públicos de salud (Mertig, 2012); por otro lado, son numerosos los especialistas en salud pública que contemplan al autocuidado como la forma primaria de atención sanitaria para pacientes con enfermedades crónicas, cuyas decisiones cotidianas son fundamentales para la evolución de su enfermedad (Bodenheimer, 2002).

Para que el autocuidado sea efectivo, debe estar soportado por el aprendizaje, motivado y mantenido de forma continua, como una forma de cuidado personal integral, no solo en el ámbito fisiopatológico, sino también en el cultural/espiritual. Desde una perspectiva básica, el autocuidado incluye hacer ejercicio para mantener una buena condición física y promover una buena salud mental, así como comer de forma equilibrada, practicar una buena higiene y evitar riesgos para la salud tales como fumar y beber en exceso.

En octubre de 2006, se reunió en Gran Bretaña un “Jurado de ciudadanos” para examinar estas cuestiones en el contexto de una vida saludable en general. El jurado estaba constituido por un grupo de 16 personas procedentes de la comunidad, consideradas como ampliamente representativo. Varios expertos en medicina clínica, farmacología y salud pública fueron interrogados por los miembros del jurado. Las “sentencias” del jurado incluyeron una clara demanda de más información sobre temas de salud en general y sobre los medicamentos, en particular, junto con el deseo de que el público sea involucrado de forma más estrecha y abierta en la toma de decisiones en todos los asuntos relacionados con la salud. Un aspecto relevante fue que los miembros del jurado argumentaron que las personas deben ser informadas acerca de la evidencia científica disponible sobre los medicamentos, incluso cuando exista un desacuerdo entre los expertos (Elwood, 2010).

Condiciones y necesidades

En cualquier sociedad desarrollada, la salud es un valor incuestionado y, por ello, se entiende como un derecho irrenunciable. Sin embargo, como todo derecho, requiere de unas condiciones básicas para su pleno disfrute; una de estas condiciones es, sin duda, el que cada individuo adulto tenga la formación y la información adecuadas. Además, los pacientes que están rigurosamente informados y adecuadamente educados poseen una mayor motivación para el autocuidado.

Son numerosas y muy diversas las maneras – todas ellas de forma complementaria – en que el autocuidado puede practicarse. Algunas de las más comunes son:

  • Obtención de información rigurosa, comprensible y actualizada sobre la fisiología y la patología básica humana, la salud pública (incluyendo también información sobre las enfermedades zoonóticas; es decir, las enfermedades que puede transmitirse de animales a seres humanos), el estilo de vida y, en particular, la alimentación.
  • Formación suficiente para poder captar, administrar, interpretar y reportar observaciones de la vida diaria, y para usar la información resultante en las acciones de autocuidado y la toma de las decisiones pertinentes.
  • Suministro fiable de información personalizada e instrucciones para permitir que cada persona realice un adecuado cuidado personal y tome el control de su propia salud.
  • Formación sobre manejo adecuado de dispositivos para la automonitorización y la tecnología de asistencia sanitaria.
  • Realización de cursos para potenciar las habilidades personales relativas al autocuidado.
  • El asesoramiento por parte de profesionales sanitarios, particularmente médicos, farmacéuticos, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, etc.
  • Participación en asociaciones de pacientes o redes de apoyo para el autocuidado, tanto a nivel presencial como a través de redes virtuales (internet, teléfono, etc.).
  • Buscar y mantener el equilibrio mental y espiritual.

Agentes implicados

Las enfermedades crónicas son un evidente problema de salud, para el cual es cada vez más acuciante buscar soluciones eficaces y asumibles por los propios pacientes, las familias y los cuidadores, los profesionales sanitarios, los responsables de la gestión sanitaria y el resto de los agentes implicados (stakeholders) en este complejo proceso. De hecho, las enfermedades crónicas son responsables de la mayor parte de la morbilidad y de la mortalidad en los países desarrollados y, particularmente, en Europa, donde se estima que la proporción de muertes asociadas a enfermedades crónicas crecerá desde un 59% en el año 2002 hasta un 69% en el 2030 (Mathers, 2006).

El tema del autocuidado ha recibido una creciente atención como un método eficaz para la gestión de las enfermedades crónicas, debido a que representa una aproximación mucho más realista que la visión antigua de considerar a los pacientes simplemente como receptores pasivos del tratamiento por parte de los profesionales y de las instituciones sanitarias; por el contrario, el autocuidado de la salud es considerado actualmente como una forma eficaz de que los pacientes y, en general, todas las personas asumamos la responsabilidad principal sobre nuestra propia salud.

Son muy diversos los tipos autocuidados sanitarios y, en consecuencia, es importante determinar cuál es el peso específico de cada uno de ellos en los resultados finales (sanitarios, económicos, sociales, etc.), tanto para el propio paciente como para la gestión sanitaria. Sin embargo, poco se sabe sobre qué elementos (variables) de dicho autocuidado son realmente valorados por los pacientes, por sus familias y cuidadores, por los profesionales sanitarios y por las autoridades sanitarias. En concreto, se han identificado hasta 70 posibles variabes utilizadas para evaluar los programas de autocuidado sanitario (Nolte, 2013).

En este sentido, se ha llevado a cabo una revisión sistemática de la evidencia empírica para determinar las variables del autocuidado que son valoradas por cada grupo de interés (stakeholder), utilizando para ello tres condiciones patológicas relativamente comunes: cáncer colorrectal, diabetes y accidente cerebrovascular (Boger, 2015). Los resultados de esta revisión sistemática mostraron que las opiniones de los pacientes, de sus familias, de los profesionales sanitarios y de las autoridades o gerentes sanitarios implicados en los resultados del autocuidado no han sido claramente establecidas. Por ejemplo, se sigue desconociendo la medida en que los indicadores de tipo biopsicosocial se relacionan con éxito de los autocuidados desde la perspectiva cada grupo implicado. Por ello, sigue siendo prioritario determinar qué objetivos y variables de todo tipo (no solo sanitarias) son las auténticamente relevantes en el autocuidado de la salud. Sin establecer esto, será lógicamente imposible establecer los procedimientos más adecuados y optimizar esta importante forma de actuación en salud pública.

Modalidades

Pese a la inexistencia de una medida ponderal de cada uno de las posibles variables relativas a los resultados en salud del autocuidado, al menos es posible relacionar una serie de aspectos concretos que ayudan a identificar su potencial. Quizás los más relevantes son:

  • Ejercicio físico y entrenamiento general
  • Adopción de una dieta sana de una pauta dietética adecuada
  • Abandono del tabaquismo y moderación del consumo de bebidas alcohólicas
  • Adherencia al tratamiento prescrito
  • Mejora de los hábitos de higiene personal
  • Aumento de la duración de la vida y, en especial supervivencia de calidad (expresada en AVAC: años de vida ajustados en calidad)
  • Reducción y manejo del dolor crónico
  • Reducción y manejo del estrés
  • Desarrollo y educación personal (incluyendo la específicamente sanitaria)
  • Disponibilidad de fuentes de información sanitaria rigurosa y asequible para cualquier nivel formativo, incluyendo la telesalud.

Existe un interés creciente, manifestado a través de la proliferación exponencial de la literatura científica sobre el tema, en relación con la eficacia y la ejecución de intervenciones de lo que se conoce popularmente como telesalud para la gestión personal de la propia salud. Son multitud los portales telemáticos (a través de Internet) que, con mayor o menor rigor, están disponibles para su consulta y ayuda para cumplimentar programas de autocuidado de la salud. Ciertamente, tal proliferación y la coexistencia de intereses comerciales – no siempre legítimos – con motivaciones profesionales e institucionales estrictamente sociales y sanitarias, determina un auténtico totus revolutum, que dificulta sobremanera la consecución del objetivo primordial de la telesalud: facilitar y racionalizar el autocuidado de la salud, incardinándolo adecuadamente en el conjunto de los cuidados sanitarios bien establecidos, con particular interés para los pacientes crónicos.

Sin embargo, por el momento, son muchas más las dudas y las lagunas que las certidumbres sobre qué tecnologías, motivaciones y medios son los más adecuados, y cuáles son los sistemas de control de la calidad de sus servicios. Una reciente publicación (Vassilev, 2015) ha analizado los mecanismos básicos que sustentan las intervenciones de telesalud, revisando específicamente los estudios centrados en la EPOC, la insuficiencia cardíaca y la diabetes, centrándose en los comportamientos y las complicaciones asociadas con estas condiciones.

Los resultados de esta revisión permitieron identificar tres conceptos sobre la forma en que la telesalud ayudó para involucrar y apoyar las actividades relacionadas con la salud. El primer concepto es que, más allá de establecer si una intervención telesalud permite o limita las relaciones con los profesionales sanitarios u otras fuentes sanitarias “oficiales”, los métodos de telesalud tienen potencial para remodelar y ampliar las relaciones existentes, actuando como sustituto parcial de la función de los profesionales sanitarios. El segundo concepto es relativo a la forma: las intervenciones de telesalud más exitosas son aquellas que pueden ser bien integradas en la vida y el cuidado de la salud rutinarias diarias; para lo que es necesario que sean fáciles de usar, compatibles con el entorno real de los pacientes, sus habilidades y capacidades, y que no perturben significativamente su vida y rutinas. El tercer concepto es la visibilidad: la visualización de los síntomas y su comprensión tiene la capacidad de mejorar el conocimiento, la motivación y un sentido de empoderamiento del propio paciente.

Las intervenciones digitales y telemáticas en autocuidado son prometedoras; de hecho, existen evidencias empíricas de sus efectos beneficiosos sobre algunos resultados de salud. Sin embargo, no todos los grupos de pacientes se benefician de estos procedimientos de información e interacción con los pacientes y con la población en general. Por ejemplo, en pacientes asmáticos no hay evidencia acerca de la utilidad en los mayores de 65 años, ni hay información fiable sobre la influencia que el estatus socioeconómico de personas ejerce sobre la utilidad de dichas intervenciones (Morrison, 2014).

Una cuestión de capital importancia: la adherencia terapéutica

El cumplimiento terapéutico o adherencia terapéutica puede definirse como el grado de coincidencia entre las orientaciones del personal sanitario, tanto sobre la farmacoterapia como sobre los hábitos o estilo de vida recomendados, y su cumplimiento por parte del paciente.

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, la tasa de adherencia al tratamiento en enfermedades crónicas en los países desarrollados se cifra alrededor del 50%, pero es aún menor en países en desarrollo. El incumplimiento terapéutico constituye pues un problema mundial con importantes y graves consecuencias económicas y de salud (CGCOF, 2015). Sin embargo, para obtener un buen resultado terapéutico solo son aceptables grados superiores al 80% y, en determinados casos como los tratamientos antivirales para las infecciones de VIH y de hepatitis B o C, se requerirían tasas superiores al 95% para alcanzar resultados plenamente satisfactorios (Bonafont, 2004).

Esta diferencia ilustra suficientemente la relevancia de la adherencia terapéutica. Un reciente estudio realizado por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Baleares muestra que el 43% de los pacientes incumplidores de tratamientos acudieron a servicios de urgencia por la patología en la que, precisamente, no habían sido terapéuticamente adherentes e incluso un 5,7% fueron hospitalizados por esta causa (Santandreu, 2016).

Se han identificado más de 250 factores que pueden influir en la adherencia a medicamentos. Estos factores pueden ser modificables o no modificables; por ejemplo, no es factible actuar sobre las características demográficas y psicosociales del paciente o la naturaleza de la enfermedad a tratar. Así, los pacientes entre 65 y 75 años con buena capacidad cognitiva, son mejores cumplidores que otros adultos más jóvenes; asimismo, los pacientes con enfermedades crónicas silentes (hipertensión, hipercolesterolemia, osteoporosis, etc.) registran una tasa menor de adherencia que las enfermedades agudas, en las que el paciente puede constatar por sí mismo la mejoría de sus síntomas.

Figura_1_fmt

Figura 1.Principales factores que afectan al cumplimiento terapéutico.

Afortunadamente, hay factores de la adherencia que sí son modificables, como los relacionados con el tratamiento farmacológico o la capacitación y motivación del equipo asistencial. Son ejemplos de actuación sobre factores modificables, disminuir la complejidad del tratamiento (número de medicamentos prescritos, frecuencia de la dosis diaria), mejorar la relación de confianza con los profesionales de la salud (médicos, farmacéuticos, enfermeros, psicólogos, etc.).

Existe abundante evidencia documental de que la adherencia está directamente relacionada con el número de medicamentos prescritos, el número de administraciones diarias de cada medicamento y la duración del tratamiento. En concreto, hay autores (Claxton, 2001) que encontraron que la administración una vez al día permite una adherencia significativamente más alta que la administración cada 6 o 8 h; sin embargo, las diferencias no son significativas entre las pautas cada 24 y 12 h ni entre las de cada 12 y 8 h. Otros autores (Iskedjian, 2002) sí encuentran diferencias para la adherencia del tratamiento antihipertensivo, observando que la administración cada 24 h presenta una adherencia superior a cada 12 h (92,7% vs 87,1%).

Otro aspecto a considerar es adaptar la pauta de tratamiento a los hábitos de la vida cotidiana del paciente, con el fin de que la administración de los medicamentos se incorpore como una rutina diaria más, como, por ejemplo, tomar las dosis con las comidas (siempre que ello sea aconsejable), antes de lavarse los dientes, etc.

Las estrategias educativas, como una buena comunicación verbal y una información escrita complementaria en un lenguaje sencillo y comprensible, también pueden disminuir el número y la importancia de los errores de medicación, potenciando la adherencia al tratamiento. No obstante, es importante insistir en que la información verbal y escrita se tienen que utilizar de forma combinada (ninguna de debe sustituir a la otra), siendo especialmente más útiles cuando se acompañan de otras medidas (vídeos, aplicaciones para teléfonos móviles, etc.).

La utilización del servicio personalizado de dispensación (SPD) es también una forma de contribuir a mejorar la adherencia al tratamiento farmacológico. En el este sentido, la legislación sanitaria española1 establece que “una vez dispensado el medicamento podrán facilitar sistemas personalizados de dosificación a los pacientes que lo soliciten, en orden a mejorar el cumplimiento terapéutico, en los tratamientos y con las condiciones y requisitos que establezcan las administraciones sanitarias competentes”.

En definitiva, el papel de los diferentes profesionales sanitarios en la optimización de la adherencia conlleva varias actividades: verificar la adherencia, identificar factores que predispongan a una buena o mala adherencia, proveer el consejo oportuno a los pacientes y recomendar estrategias específicas que lo favorezcan. Sin embargo, debe tenerse presente que aquellos pacientes que presentan patologías crónicas, dificultades físicas o cognitivas, o tradiciones culturales alejadas de la población habitual, pueden requerir soluciones especiales. En cualquier caso, cualquier estrategia para mejorar la adherencia tiene que contemplar de forma individualizada la edad del paciente, su escenario vital y su nivel cultural.

Más allá de recordarle al paciente la importancia de mantener no solo el tratamiento prescrito sino también su pauta (la regularidad y las condiciones específicas de su administración), parece muy pertinente ofrecerle una serie de consejos prácticos que faciliten la adherencia terapéutica.

El primero de todos, si el paciente no es propicio a las rutinas o un comportamiento metódico, es recurrir, como ya se ha indicado, a un sistema personalizado de dosificación (SPD), que tiene la ventaja adicional de, además de recordarte visualmente la necesidad de tomar la medicación, evita duplicar las dosis por los pacientes que han olvidado que ya la habían tomado. Es útil también echar mano de los dispositivos electrónicos que incorporan alarmas horarias y que, por tanto, recuerdan el momento preciso en que un medicamento debe ser administrado.

Otro recurso habitual es asociar el momento de la administración de medicamentos con alguna actividad cotidiana. Lo más habitual es recurrir al horario de las comidas, aunque también puede ligarse a otras actividades (despertarse, después del aseo diario, etc.); en este sentido, es conveniente crear un ritual específico para los tratamientos crónicos. No es conveniente, en cambio, administrar por vía oral los medicamentos inmediatamente antes de acostarse, dado que podrían quedar retenidos en el esófago y, en el mejor de los casos, reducir o retrasar su efecto.

Mantener los medicamentos a la vista del paciente puede ser recomendable en algunos casos, pero no es una práctica que deba generalizarse. El motivo es que la visión continuada de los envases puede acabar por hacerlos invisibles, precisamente por acostumbrarse a su visión y, además, el aspecto del envase de un medicamento puede variar. Por otro lado, esta práctica es manifiestamente desaconsejable en lugares donde convivan o sea visitados por niños. Además, es conveniente, en general, mantener los medicamentos en lugares sin luz, secos y con temperatura moderada (más allá de las exigencias específicas de conservación de determinados medicamentos, como las insulinas, etc.).

Autocuidado de los enfermos crónicos

Durante las últimas décadas el crecimiento demográfico mundial ha progresado de forma muy intensa. Esto es debido a numerosos factores, tanto sanitarios como no sanitarios. En cualquier caso, hay menor mortalidad infantil y, en general, la esperanza de vida ha aumentado de forma notable en todas las regiones del mundo. Esto supone, entre otras cosas, que la población envejece; es decir, cada vez la proporción de personas mayores de 65 años (considerado como referencia) es cada vez mayor en todas las sociedades. En la Unión Europea, se estima que el porcentaje de personas mayores de 65 años pasará de un 16% en 2000 a un 27% en 2050. En concreto, España está entre los países con poblaciones más envejecidas del mundo, estimándose que para esas fechas cerca del 35% de nuestra población superará esa edad, si no se produce un cambio sustancial de la tendencia actual.

La relación de la edad con las enfermedades crónicas y con la utilización de los servicios sanitarios está claramente establecida. En este sentido, se estima que las enfermedades crónicas serán la principal causa de discapacidad en 2020 y que hacia 2030 se doblará la incidencia actual. Una de las consecuencias inmediatas de estos cambios es el rápido incremento de pacientes que comparten múltiples enfermedades crónicas. Según la última Encuesta Nacional de Salud Española, existe una media de 2,8 problemas o enfermedades crónicas por persona entre los 65 y 74 años, alcanzando un promedio de 3,2 en mayores de 75 años. En definitiva, las personas con múltiples enfermedades crónicas representan el 50% o más de toda la población, lo que implica que los costes relacionados con su atención sanitaria llegue a multiplicarse por seis respecto a los que no tienen ninguna enfermedad o solo tienen una, y en la actualidad los pacientes con cinco o más enfermedades crónicas representan dos tercios del gasto sanitario de algunas organizaciones sanitarias, multiplicando por diecisiete el gasto sanitario y por veinticinco el hospitalario. Obviamente, si este problema no se aborda adecuadamente, no sólo consumirá la mayor parte de los recursos de los sistemas sanitarios, sino que puede llegar a cuestionar la sostenibilidad de nuestro actual Sistema de Salud (Ollero, 2011).

Uno de los elementos considerados clave para enfrentarse a este grave problema consiste en la concepción, desarrollo e implantación de sistemas de información como medio para aumentar la autonomía del paciente, haciendo de éste una persona experta, informada, activa y comprometida; es decir, el objetivo es pasar de un modelo en el que el paciente y el sistema sanitario se relacionan de forma pasiva a otro de relación proactiva. Los sistemas de información deben ser capaces de dar soporte a esa proactividad y favorecer la coordinación entre niveles y sectores asistenciales. Esto tiene mucho que ver con el empoderamiento (empowerment, en inglés)”; es decir, la capacitación del paciente para tomar las decisiones pertinentes sobre su propia salud, dotándole de proactividad, compromiso, autonomía y conocimiento riguroso de su estado de salud y, en particular, de su enfermedad o enfermedades.

Parece obvio que el desarrollo de las denominadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) puede mejorar el nivel de control de la salud de los pacientes, sin aumentar o incluso reduciendo el número de consultas médicas presenciales. Para ello, se están desarrollando numerosas experiencias como la consulta electrónica a través de Internet, la consulta telefónica o el seguimiento permanente a través de dispositivos (gadgets) que remiten conocer determinados parámetros de interés clínico (tensión arterial, glucemia capilar, grado de anticoagulación, electrocardiograma etc.) en oficinas de farmacias y en páginas web especializadas (y adecuadamente soportadas). Igualmente debe estimularse el desarrollo de las TIC para favorecer la implantación de actividades comunitarias y la potenciación de comunidades virtuales de pacientes donde puedan intercambiar información, opiniones, creencias y apoyos.

Con el fin de evaluar la efectividad de las intervenciones de apoyo a la autogestión en los pacientes con condiciones a largo plazo, en función de su sexo, se llevó a cabo una revisión sistemática cuantitativa con metanálisis de un conjunto de 40 estudios clínicos controlados sobre autocuidado en pacientes con enfermedades crónicas (Galdas, 2015), en la que se utilizaron datos sobre resultados, poblaciones de pacientes y tipo de intervención. Los resultados sugieren que la actividad física, la educación y las intervenciones basadas en apoyo de grupos tienen un impacto positivo en la calidad de vida en los pacientes varones; sin embargo, la evidencia actual es insuficiente para hacer afirmaciones acerca de si las intervenciones de apoyo a la autogestión muestran efectos más grandes, similares o menores en los varones en comparación con las mujeres.

Uno de los objetivos evidentes de promocionar el autocuidado de la salud es favorecer la viabilidad de los sistemas públicos de salud, al racionalizar la utilización de sus recursos sanitarios y económicos, además de proporcionar beneficios sobre la salud y la calidad de la atención al paciente. Por ello, hay muchos estudios que pretenden determinar cuáles son los modelos óptimos de apoyo al autocuidado de la salud que se asocien con reducciones significativas en la utilización de los servicios sanitarios, tanto públicos como privados sin comprometer los resultados sobre la salud entre los pacientes con enfermedades crónicas.

Uno de estos estudios (Panagioti, 2014) ha revisado de forma amplia las principales bases de datos de bibliografía sanitaria y económica, buscando informes relativos a los autocuidados en pacientes crónicos, contabilizando la utilización de servicios (incluyendo la hospitalización) y la calidad de vida de los pacientes. En concreto, se seleccionaron 184 estudios realizados sobre pacientes crónicos con patología cardiovascular, respiratoria o psiquiátrica, valorando el tipo de intervención (con o sin soporte profesional clínico o multidisciplinar). Los resultados mostraron que solo en una minoría de los estudios de apoyo a los autocuidados se indicaron reducciones en la utilización de servicios sanitarios en asociación con una merma de la salud, mientras que se asociaron con pequeñas pero significativas mejoras en la calidad de vida de los pacientes. La evidencia de una reducción significativa de la utilización de recursos sanitarios fue especialmente consistente en pacientes con patología cardiovascular y respiratoria.

En cualquier caso, es muy difícil establecer cuál de los componentes de los programas de autocuidados sanitarios son más importantes en los pacientes crónicos. El concepto de autocuidado es muy complejo e incluye numerosos elementos, sin que ninguno de estos destaque en importancia sobre los demás; es decir, la eficacia descansa en el conjunto, no en uno u otro aspecto diferencial. No obstante, pueden diferenciarse como más relevantes los siguientes (Taylor, 2014):

  • Provisión de educación sobre la enfermedad, reconociendo la importancia de la comprensión de los conocimientos y creencias preexistentes en los pacientes.
  • Estrategias psicológicas para apoyar la adaptación a la vida cotidiana
  • Estrategias específicas para apoyar la adherencia a los tratamientos.
  • Apoyo práctico adaptado específicamente a cada enfermedad crónica, incluyendo apoyo en torno a las actividades de la vida diaria de las condiciones de discapacidad, planes de acción, actuación durante las exacerbaciones, formación específica de la enfermedad que permita la autogestión de algunas tareas clínicas específicas.
  • Apoyo social, según cada caso. La implementación requiere un enfoque integral.

Probablemente, la diabetes mellitus, especialmente la de tipo 2, es la patología más ampliamente estudiada en el ámbito de los autocuidados de la salud. Ello es debido en buena parte a su elevada prevalencia, al amplio conocimiento que se tiene de ella y a la disponibilidad de medicamentos eficaces que permiten si no curar la enfermedad, sí al menos mantenerla controlada, evitando o retrasando sustancialmente la aparición de los problemas agudos y crónicos asociados, especialmente nefropatía, retinopatía y vasculopatía.

Entre los diversos métodos de autocuidado de los pacientes diabéticos, uno de los más conocidos es la remisión telemática de breves mensajes relativos al estilo de vida. En este sentido, una reciente revisión sistemática (Arambepola, 2016) ha analizado los estudios relativos a las intervenciones más comunes en este ámbito, fundamentalmente como servicio de mensajería telemática, con recomendaciones breves sobre dieta y otros aspectos del estilo de vida más adecuado, incluyendo también servicios bidireccionales (con respuesta por el paciente). Los resultados mostraron que este servicio de mensajería breve produjo una diferencia estadísticamente significativa de los niveles de hemoglobina glucosilada (HbA1C) de -0,53% (IC95% -0,59 a -0,47) entre el grupo de intervención y el de control; asimismo, se observó una diferencia – aunque en este caso no significativa – en el índice de masa corporal (IMC) de -0,25 kg/m2 (IC95% -1,02 a 0,52). En general, las intervenciones basadas en mensajes unidireccionales produjeron similares resultados que los bidireccionales. Curiosamente, las intervenciones realizadas en los países de ingresos medios o bajos produjeron mejores resultados que en los países más ricos.

Las personas con enfermedades mentales graves tienen el doble de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 que las personas sin enfermedad mental severa. En este sentido, las guías de tratamiento para la diabetes tipo 2 recomiendan que la educación estructurada debe integrarse en la atención rutinaria de estos pacientes. Sin embargo, para las personas con enfermedades mentales graves, la salud física puede ser una prioridad baja y la motivación para cambiar esta actitud suele ser muy limitada. Estos problemas adicionales implican que los resultados reportados en anteriores revisiones sistemáticas de intervenciones de manejo personal de la diabetes no pueden ser generalizados a las personas con enfermedad mental grave, y que es necesario un enfoque específicamente adaptado para la educación eficaz de la diabetes en esta población.

Recientemente (McBain, 2016), se ha evaluado un ensayo controlado aleatorizado que incluyó a 64 diabéticos con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo, cuya edad promedio era de 54 años; los participantes llevaban con diabetes mellitus tipo 2 una media de nueve años y con su diagnóstico psiquiátrico desde una edad promedio de 28 años. Los investigadores evaluaron el programa de formación en conciencia y rehabilitación de la diabetes (Diabetes Awareness and Rehabilitation Training; DART) durante 24 semanas en comparación con la atención habitual más información (AHI), con un seguimiento después de la conclusión del ensayo de seis meses. Los resultados mostraron que el gasto energético medio diario era de 2148 kcal con DART y 1496 kcal con AHÍ, con una ligera mejoría del índice de masa corporal (IMC), pero sin diferencias estadísticamente significativas en los niveles de hemoglobina glucosilada; tampoco se observaron mejorías significativas en la presión arterial. En definitiva, no parece clara la utilidad de este tipo de intervenciones directas en pacientes psiquiátricos, aunque probablemente existan algunas subpoblaciones de estos que podrían beneficiarse más que otras.

Entre las opciones de tratamiento no quirúrgico para la osteoartritis (artrosis) de cadera y de rodilla, las directrices más recientes se centran en el tratamiento no farmacológico. La autogestión para la realización de actividad física y el ejercicio tiene un papel fundamental en este sentido; sin embargo, los programas deben ser personalizados y ajustados a las características específicas de cada paciente. Hay un buen número de estudios que evidencian que la educación, el ejercicio y la pérdida de peso son los pilares de los tratamientos no farmacológicos en este tipo de pacientes (Gay, 2016). Estos tratamientos han demostrado ser eficaces, pero requieren cambios en el comportamiento del paciente que son difíciles de obtener. Por ello, el asesoramiento y la educación por parte de los profesionales sanitarios son considerados fundamentales para potenciar la regularidad y la adecuación de la actividad física, así como el mantenimiento de los programas de reducción de peso.

Asimismo, hay estudios rigurosos que apoyan la autogestión del paciente en el contexto de la rehabilitación de pacientes que han experimentado recientemente un accidente cerebrovascular (Parke, 2015). Existe alguna evidencia de que las intervenciones de rehabilitación y resolución de problemas también facilitan la reintegración social del paciente.

El papel del farmacéutico y de la farmacia comunitaria en el autocuidado de la salud

A lo largo de este informe, se ha insistido en que el fundamento del autocuidado de la salud de las personas está en que éstas tengan un adecuado soporte formativo e informativo, que les permita adoptar las decisiones personales sobre su propia salud con un criterio riguroso y actual. Obviamente, para alcanzar este estatus, es imprescindible – amén de la propia actitud favorable de la persona implicada – la participación de las autoridades y de los profesionales sanitarios, tanto desde el ámbito directamente asistencial como en la gestión administrativa de la salud pública.

El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España ha elaborado numerosos informes técnicos justificando científica, profesional y sanitariamente la posición oficial la Organización Profesional Farmacéutica sobre el imprescindible papel de la farmacia y del farmacéutico en el uso seguro y responsable de los medicamentos y, en particular, de aquellos que no requieren receta médica para su dispensación, en tanto que no reciben ningún asesoramiento complementario por otros profesionales sanitarios.

El medicamento, un bien sanitario

Lo primero que es fundamental trasladar a cualquier ciudadano es que los medicamentos no son simples bienes de consumo convencionales que puedan ser sometidos únicamente a las leyes del mercado. Si así fuesen, los riesgos sanitarios serían inaceptables para la población y los costes sanitarios que ello generaría serían inasumibles tanto a nivel de asistencia privada como pública. El medicamento, ya sea con o sin receta, requiere las mismas exigencias de calidad, seguridad y eficacia, y de un seguimiento adecuado de sus efectos sobre la salud de paciente. Como reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hay medicamentos exentos de riesgo.

En esta línea, los medicamentos que no requieren receta son efectivos para el mantenimiento de la salud, siempre que se utilicen correctamente, con el asesoramiento adecuado, en la prevención y curación de las enfermedades; pero también pueden ocasionar, como medicamentos que son, efectos secundarios no deseados, interacciones con otros medicamentos, interferencias con pruebas analíticas, etc. Tampoco existen diferencias con los medicamentos sujetos a prescripción médica en cuanto a la actuación del farmacéutico en lo referente a optimizar su respuesta terapéutica, en especial efectos adversos, contraindicaciones, precauciones, interacciones con otros medicamentos o con alimentos, interferencias con pruebas analíticas, etc.

El farmacéutico, como experto del medicamento

Como indica la Federación Internacional Farmacéutica (FIP), allá donde esté el medicamento ha de estar el farmacéutico. En el ámbito comunitario, el farmacéutico está en una posición óptima de proximidad con los ciudadanos y, en tanto que experto en el medicamento, tiene como una de sus funciones primordiales contribuir a la mejora de la salud y ayudar a que los pacientes hagan un uso responsable de los medicamentos.

La Organización Mundial de la Salud reconoce el rol importante de los farmacéuticos en la salud pública y la utilización de los medicamentos, asignándole un papel esencial en relación con la automedicación. En el documento “El rol de los farmacéuticos en el autocuidado de la salud y automedicación” (WHO, 1998), la OMS identifica las responsabilidades y funciones de los farmacéuticos en relación con el autocuidado y la automedicación. Asimismo, en la declaración de la FIP, aprobada en Basilea en 2008, se recoge que “suministrar información imparcial y eficaz sobre los medicamentos a los pacientes y personas a cargo de éstos debe ser una prioridad para el farmacéutico. En su calidad de experto en medicamentos el farmacéutico es una fuente de información clave para el paciente y otros profesionales de la salud” (FIP, 2008).

Los farmacéuticos tienen un papel vital en la enseñanza y la asistencia a los pacientes en la selección de la opción de tratamiento más adecuado. Dado que la tendencia del autocuidado sigue creciendo, es imperativo que las facultades de farmacia afronten los desafíos de la educación de los futuros farmacéuticos para ayudar eficazmente a los pacientes en esta área. Aunque se han realizado cambios en los programas de cuidado personal, es necesario determinar en qué medida se está cumpliendo este desafío.

Dos componentes clave para la racionalización del autocuidado de la salud en el ámbito de la farmacia comunitaria son la comunicación efectiva y la evaluación de las condiciones del paciente. Por ello, el farmacéutico debe ser capaz de hacer las preguntas pertinentes al paciente para determinar sus problemas, los síntomas más relevantes, así como otras condiciones fisiopatológicas y los medicamentos que se utilizan. Este proceso es mucho más complejo de lo que parece y, por ello, es preciso que la formación universitaria y posuniversitaria incorpore elementos curriculares actualizados y contrastados sobre estas cuestiones.

En este sentido, en algunas facultades de Farmacia de Estados Unidos y de Europa se están incorporando innovaciones docentes, como son el aprendizaje basado en equipos, la realización de juegos de rol, la realización de viñetas y de vídeos, y, en general, el manejo de los medios de comunicación social. Pero no todos los medios de comunicación son igualmente útiles en el asesoramiento profesional del autocuidado de la salud; además, se desconoce cuál es el impacto real sobre los ciudadanos de la mayoría de los procedimientos de comunicación y asesoramiento. En este sentido, la elaboración de vídeo para facilitar su distribución a través de plataformas de Internet de libre acceso, como YouTube, para la educación de los pacientes, es un área en la que se necesita más investigación para determinar el impacto real que tienen en la comprensión de los pacientes sobre sus medicamentos, para mejorar la adherencia y reducir los errores y los eventos adversos (Ambizas, 2014).

Como ya ha sido comentado, el proceso de dispensación de un medicamento trasciende ampliamente el de una mera transacción comercial. Esto resulta especialmente relevante en el caso de los medicamentos que no requieren receta para su dispensación ya que, en este caso, el farmacéutico se convierte en el único profesional sanitario que se relaciona con el paciente antes de que éste utilice el medicamento.

Entre los primeros cometidos que debe hacer el farmacéutico comunitario es ayudar al paciente a identificar sus síntomas, además de confirmar (o no) los signos. Para ello, es preciso utilizar un lenguaje de comunicación sencillo pero preciso, que conduzca a aclarar el posible carácter limitado o autolimitado2 del trastorno que sufre el paciente que acude a la oficina de farmacia en busca de un medicamento publicitario. Este concepto de autolimitación va asociado al de reconocimiento inequívoco de los síntomas y de los signos presentes, y su asociación con cuadros patológicos sin potencial relevante de agravamiento. En este sentido, para alcanzar la máxima eficacia en la utilización de estos medicamentos que no requieren receta médica, es preciso manejar con soltura el significado y condiciones de los trastornos autolimitados, evaluando la aparición, duración y curso de los mismos. Obviamente, cualquier duda razonable debe ser traducida automáticamente por el farmacéutico recomendando al paciente su asistencia a la consulta médica.

De igual manera, es conveniente conocer la existencia de preocupaciones o estados de ansiedad en el paciente, y su rendimiento psicofísico diurno. No pocos síntomas y signos orgánicos resultan de la somatización de trastornos psicológicos, pasajeros o no. Obviamente, el origen de estos trastornos requiere un tratamiento médico adecuado.

Uno de los aspectos que el farmacéutico debe conocer del paciente es aquella información relativa al consumo de café, té, bebidas alcohólicas o tabaco, ya que todos estos productos y hábitos, son susceptibles de provocar modificaciones notables en la respuesta a determinados medicamentos o pueden ellos mismos ser la causa de los trastornos que el paciente pretende paliar mediante los medicamentos no sujetos a prescripción médica. No menos importante son los hábitos dietéticos del paciente, tanto en lo referente a los horarios como al tipo y cantidad de su alimentación, en función de sus necesidades fisiológicas aparentes. Cenar ligeramente y no acostarse inmediatamente después de la cena evita en muchos casos dispepsias e insomnios, por ejemplo.

Una vez establecida inequívocamente el carácter limitado del proceso, el paciente considera las diferentes opciones terapéuticas, dentro de las específicamente incluidas en el campo de los medicamentos sin prescripción y, entre ellas, la que mejor se adapte a las condiciones específicas del paciente en cuestión, si es que la hay. Sin embargo, aunque el prospecto del medicamento contiene una información básica, el farmacéutico debe actuar recalcando aquellos aspectos más importantes, y en especial aquellos referidos a la posología, tales como la pauta de utilización y la duración (tanto la recomendada, como la máxima) del tratamiento, junto con aspectos prácticos de cómo debe llevarse a cabo la administración del medicamento.

Un aspecto esencial es el establecimiento de criterios en el paciente para que éste sepa determinar si la respuesta es la adecuada, qué hacer cuando ésta no se produce o incluso cuando aparecen determinadas manifestaciones en el paciente que éste no espera. Para ello, es muy importante explicar al paciente en qué consiste el trastorno de carácter autolimitado que padece. En algunos casos, como en el insomnio puntual, es preciso indicarle que pequeñas variaciones transitorias del sueño, especialmente en ciertas circunstancias, son completamente normales. Esto debe ser explicado con especial énfasis y un lenguaje adecuado a los ancianos.

Con carácter general, el farmacéutico debe mantener unas especiales precauciones cuando el destinatario final del medicamento presenta determinadas condiciones. En su caso, tales precauciones pueden traducirse en la remisión del paciente hacia la consulta médica:

  • Edad: Niños pequeños o personas mayores con evidentes signos de deterioro orgánico o psicológico que no hayan acudido previamente a la consulta médica.
  • Condiciones fisiológicas especiales: El caso más obvio es el del embarazo, que contraindica globalmente el uso de los medicamentos sin un control del ginecólogo. También se considera la lactancia materna como un elemento de riesgo en cuanto al uso de medicamentos en general y de aquellos que no requiere receta en particular, dada la creencia injustificada por parte de algunas personas de que estos medicamentos son inocuos.
  • Enfermos crónicos con asma, úlcera péptica, diabetes, adenoma prostático, enfermedades cardiovasculares, etc., que no hayan sido evaluados previamente por el médico.
  • Pacientes sometidos a otros tratamientos con medicamentos, especialmente si tales tratamientos tienen un carácter crónico. Esto resulta de especial relevancia, tanto para evitar la aparición de interacciones farmacológicas potencialmente graves, como para descartar que los trastornos no estén asociados al uso de determinados medicamentos.
  • Pacientes que están siendo o vayan a ser evaluados próximamente mediante técnicas de diagnóstico mediante visualización (radiografía, resonancia magnética, etc.) o analítica (bioquímica, citológica, etc.), en los que el empleo de un medicamento podría interferir eventualmente con dichas pruebas.
  • Pacientes con signos o síntomas adicionales, tales como sangre en las heces, deshidratación, pérdida marcada de peso, tensión abdominal, fiebre elevada, etc.
  • Frecuencia con que reaparece del trastorno. La persistencia de los problemas durante períodos superiores a una o dos de semanas (o incluso menos, según el tipo de trastorno) es motivo suficiente como para recomendar la consulta médica, incluso aunque no existan complicaciones adicionales.
  • La generalización de cuadros patológicos inicialmente bien localizados, así como la intensificación de los signos o síntomas son aspectos relevantes que también son especialmente considerados por el farmacéutico y que indican claramente la conveniencia de consulta médica. En muchas ocasiones, el uso de determinados medicamentos que no requieren receta médica tiene sólo un carácter meramente sintomático o complementario, con el fin de reducir temporalmente la intensidad de determinados síntomas, asumiendo que tal tratamiento no modificará sustancialmente el curso de la enfermedad de base del paciente. En estos casos, el farmacéutico pone un especial énfasis en evitar que el paciente adquiera falsas expectativas de éxito terapéutico.
  • Es importante también recordar al paciente la existencia de una serie de medidas útiles de tipo extrafarmacológico, como la práctica de ejercicio físico moderado (andar, pedalear, nadar), acentuación de las medidas higiénicas personales, vestuario o calzado, uso de medias compresivas, etc.
  • Los medicamentos que no requieren receta también producen efectos adversos, lo cual no debe ser minusvalorado por el paciente. La adecuada consideración de tales manifestaciones es uno de los aspectos más importantes de la labor sanitaria del farmacéutico. Asimismo, el farmacéutico debe explicar a los pacientes que tomen cierto tipo de medicamentos que no deben conducir vehículos o manejar maquinaria potencialmente peligrosa, debido a la previsible reducción de la capacidad de respuesta psicomotriz producida por estos fármacos.

El valor de la farmacia y del farmacéutico comunitario

Aspectos asistenciales

La consideración del medicamento (requiriendo o no receta médica o veterinaria, en su caso) como un simple bien de consumo es, como ya ha quedado dicho, fuente de numerosos problemas sanitarios; por ello, como indicaba ya la FIP hace dos décadas, la distribución de los medicamentos debería estar reservada a las farmacias (FIP, 1996). Afortunadamente, esta es la situación oficial de la farmacia comunitaria en España que, como especifica la legislación sanitaria, es un establecimiento sanitario al servicio de los Sistemas Nacionales de Salud, regulada en beneficio de la población para la adquisición, conservación, custodia y dispensación de los medicamentos en condiciones de seguridad, calidad y eficacia.

La dispensación de medicamentos en las farmacias aporta accesibilidad y seguridad al paciente. La farmacia debe responder como un establecimiento sanitario a las demandas de salud de un paciente, y no a la demanda de un producto determinado por parte de un consumidor. El medicamento es un bien sanitario estratégico para la salud, y no es un bien de consumo, por lo que nunca debe ligarse a la promoción de su venta (ofertas, cupones descuentos, etc.), como ocurre habitualmente en países donde se permite la venta de medicamento sin receta en establecimientos comerciales generalistas. A diferencia de lo que ocurre en las grandes superficies comerciales, la farmacia garantiza la calidad de los productos que se dispensan en ella, mientras que la responsabilidad en una gran superficie queda por completo diluida, al ser el propio cliente responsable de coger directamente el medicamento. Además, la cadena del medicamento – Industria, Distribución Farmacéutica, Farmacia – asegura que el medicamento que llega al paciente cuenta con las condiciones adecuadas y garantiza también su autenticidad.

En España, la red asistencial de 21.937 farmacias3 permite tener a tiempo el medicamento preciso con las mejores garantías, a través de una distribución que cubre todo el país durante las 24 horas del día y permitiendo la retirada casi inmediata en el caso de problemas de calidad, falsificaciones, alertas sanitarias o cualquier tipo de incidencia. Se garantiza así el acceso universal a los medicamentos, ya que existe al menos una farmacia en todos los municipios españoles, cubriendo así más del 99% de la población. Aproximadamente 1 de cada 4 oficinas de farmacia están ubicados en el medio rural y, concretamente, 3 de cada 4 farmacias rurales, en municipios de menos de 5.000 habitantes.

El número de habitantes por farmacia en España es de 2.125, alcanzando en promedio el valor de 1.883 habitantes por farmacia en capitales de provincia y de 2.261 habitantes por farmacia en el resto de municipios. Se trata de uno de los países europeos con menor número de habitantes por farmacia, frente a países como Suecia con más de 10.000 habitantes por oficina de farmacia. Por autonomías, exceptuando a Ceuta y Melilla, Canarias (2.979), País Vasco (2.647) y Región de Murcia (2.583) son las autonomías con mayor concentración de población por farmacia, mientras que la Comunidad Foral de Navarra (1.060), Castilla y León (1.518) y Castilla – La Mancha (1.621) son las comunidades con menor ratio de habitantes por farmacia (CGCOF, 2016).

La importancia de que todos los medicamentos (con o sin receta) sean distribuidos, en el ámbito comunitario, en las oficinas de farmacia viene reforzada por numerosos servicios estratégicos para el Sistema Nacional de Salud. Entre otros, la receta electrónica integral (medicamentos financiados y no financiados, con y sin receta); así como el seguimiento de la medicación en pacientes mayores, crónicos y polimedicados. Por otro lado, el estricto control a que se ve sometida la cadena del medicamento de la que forma parte la farmacia comunitaria impide la entrada de medicamentos falsificados, un emergente peligro para la Salud Pública en un gran número de países y una realidad a través de internet.

Aspectos sanitarios

De acuerdo con lo dicho anteriormente, el binomio farmacia comunitaria–farmacéutico constituye una garantía de Salud Pública en el ámbito extrahospitalario (como lo es, en el hospitalario, la participación de los Servicios de Farmacia). En el informe “Valoración del Consejo Sanitario de las Farmacias” (CGCOF, 2003), se demuestra que en España una de cada tres personas que entran en una farmacia comunitaria sale sin adquirir nada. Obviamente, esta circunstancia no se produciría si el medicamento estuviese en manos de otros establecimientos no sanitarios, en los que se podría producir una inducción al consumo de los mismos. Esta circunstancia, considerando que más de dos millones de españoles visitan diariamente las oficinas de farmacia, adquiere un valor sanitario muy importante.

Por otro lado, no se puede desligar el medicamento del binomio farmacéutico-farmacia comunitaria, porque ello implicaría romper con el circuito necesario de la farmacovigilancia. En este sentido, la FIP señala que “el farmacéutico, como parte del equipo de atención sanitaria, es a la vez fuente de informador y un evaluador crítico de la información relativa a los medicamentos. Los conocimientos del farmacéutico son de vital importancia para la aplicación del perfil de seguridad de un medicamento a las necesidades particulares de un paciente” (FIP, 2006).

Asimismo, la evolución profesional del farmacéutico comunitario pasa por la provisión de servicios asistenciales. Esto no sería posible si se diversifican los canales de suministro de medicamentos. Además, el carácter sanitario de la farmacia se ve potenciado por la utilización de herramientas de información científica rigurosas e independientes, compartidas con otras farmacias escala nacional, facilitando con ello un enfoque homogéneo.

Uno de los aspectos sanitarios donde se puede manifestar más típicamente el papel de las farmacias comunitarias es el de potenciar la adherencia terapéutica, tanto a los medicamentos (con o sin recetas) como a otros tipos de medidas prescritas. Obviamente, conocer el grado de adherencia terapéutica que se asocia a determinado régimen, los motivos a los que se asocia con el incumplimiento y establecer medidas que lo reduzcan contribuirá a mejorar los resultados del tratamiento. Por ello, el farmacéutico puede actuar en el ámbito comunitario de diversas formas sobre los factores que condicionan el cumplimiento y así optimizar los resultados del tratamiento (Figura 2).

Figura_2_opt

Figura 2.Posibilidades de intervención del farmacéutico para mejorar el cumplimiento terapéutico.

En este sentido, son particularmente relevantes dos estudios realizados por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España, cuyos resultados demuestran de forma rigurosa el valor sanitario de la intervención de los farmacéuticos comunitarios. El primero de ellos fue realizado en el ámbito del programa ADHIÉRETE, mientras que el segundo estudió específicamente la adherencia y conocimiento del tratamiento con IBP).

El Programa ADHIERETE fue diseñado con la finalidad de mejorar la adherencia a los tratamientos en pacientes mayores, crónicos, polimedicados e incumplidores (CGCOF, 2015). Fue desarrollado en cuatro provincias españolas (Badajoz, Barcelona, Bizkaia y Cáceres) con el fin de poner en valor los servicios asistenciales de la Farmacia Comunitaria, facilitando una mayor adherencia, seguridad y efectividad de la medicación, y aumentando la calidad de vida de los pacientes. Para ello, se realizó un estudio de tipo observacional, sin grupo control, prospectivo y multicéntrico, incluyendo a 51 farmacias de estas cuatro provincias, totalizando 114 pacientes mayores, crónicos, polimedicados y con mala adherencia documentada a los tratamientos.

Las farmacias participantes en el programa desarrollaron un conjunto de servicios asistenciales y emplearon herramientas de refuerzo a la adherencia, como los sistemas personalizados de dosificación y aplicativos móviles. Los resultados del Programa ADHIÉRETE mostraron un incremento del 35% al 76% en la adherencia a los tratamientos tras la intervención del farmacéutico, una mejora de 5,5 puntos de media en la calidad de vida y una reducción del 33% en los problemas relacionados con los medicamentos.

La prevalencia de los trastornos gastrointestinales, como la dispepsia o la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) en la población adulta es muy elevada, aunque varía entre diversos grupos poblacionales: 7-34 % si se refiere a dolor en el abdomen superior, llegando al 23-45 % si se utiliza una definición más amplia que incluya síntomas gastrointestinales en el abdomen superior, con una incidencia del 1-9 %, lo que conlleva un notable impacto económico y sanitario. En España, se estima que el 24 % de las personas han presentado síntomas considerados como dispepsia funcional en los últimos 6 meses. Además, la dispepsia es un frecuente motivo de consulta tanto en Atención Primaria como en especializada y supone hasta el 26-70 % del total de consultas.

La falta de adherencia es un factor determinante en el fracaso de la terapia con los fármacos más utilizados en estas condiciones, como son los inhibidores de la bomba de protones (IBP: omeprzol, lansoprazol, pantoprazol, etc.), lo que se asocia con el abandono del tratamiento y con la reducción de la calidad de vida de los pacientes. Para confirmar la efectividad de la prestación farmacéutica en este aspecto, se llevó a cabo un estudio observacional, descriptivo y multicéntrico (CGCOF, 2014), en el que se evaluó la adherencia de los pacientes en tratamiento con IBP, en el que participaron 143 farmacias comunitarias de toda España, incluyendo a 610 pacientes.

Los resultados mostraron que al inicio del estudio, solo un 45 % de los pacientes tenía un conocimiento suficiente de su tratamiento; al finalizar el estudio este porcentaje aumentó de forma estadísticamente significativa hasta el 75%. Por su parte, la tasa de adherencia – según el test Morisky-Green – en el inicio del estudio era de aproximadamente el 50 % de los pacientes, en línea con el rango observado en otros estudios. Tras las tres visitas incluidas en este estudio, se observó un aumento significativo en el porcentaje de los pacientes que cumplen con el tratamiento con IBP, alcanzando una tasa de cumplimiento del 62 %. Cabe indicar, en este sentido, que la adherencia al tratamiento con los IBP en la ERGE se ha relacionado con un menor número de días de ingreso hospitalario por año y una reducción de costes médicos globales.

Asimismo, en el estudio se evaluó la calidad de vida relacionada con la salud de los pacientes, en la visita inicial y en la visita final, con la Escala Visual Analógica (EVA) del test EuroQoL 5D 3P. Al inicio del estudio la puntuación media en la EVA fue de 63,94; tras los tres meses de estudio la puntuación media en la EVA fue de 68,6, lo que supone un aumento respecto a la visita inicial de 4,7 puntos (IC95 % 2,5 a 6,8; p<0,001). Específicamente, se registró al final del estudio un número significativamente superior de pacientes sin dolor o malestar, en comparación con la visita inicial, con un aumento relativo del 28 % (diferencia absoluta: 11,0 %; p<0,001). Esta dimensión es de especial importancia en estos pacientes en tratamiento con IBP, ya que es uno de los principales síntomas asociados a las patologías tratadas con estos medicamentos y motivo principal de utilización de los recursos sanitarios de urgencia.

Bibliografía

 

El riesgo cardiovascular es un reconocido factor patológico de excepcional relevancia. Sin embargo, no siempre los modelos epidemiológicos son lo suficientemente claros y precisos como para servir de referencia clínica real. Por este motivo y para proporcionar una visión general de los modelos de predicción de riesgo de enfermedad cardiovascular en la población general, se ha llevado a cabo una revisión sistemática de estudios que describen el desarrollo o la validación externa de modelos multivariables para predecir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en la población general. De las cerca de 10.000 referencias seleccionadas en las bases de datos bibliográficas, se incluyeron en el análisis un total de 212 artículos que describían el desarrollo de 363 modelos de predicción y 473 validaciones externas. La mayoría de los modelos fueron desarrollados en Europa (46%), prediciendo el riesgo de enfermedad coronaria, tanto fatal como no fatal (33%) sobre un periodo de 10 años (58%). Los factores predictivos más habituales fueron el tabaquismo (90%) y la edad (88%), y la mayoría de los modelos fueron específicos para cada sexo (69%). Globalmente, se apreció una notable heterogeneidad entre los modelos en la definición de los predictores y de las variables; es más, el horizonte de predicción no fue especificado en 49 modelos (13%) y en 92 (25%) no se incluía información esencial capaz de permitir el uso del modelo en la predicción personal de riesgos. Asimismo, solo 132 modelos desarrollados (36%) fueron validados externamente y 70 (19%) lo fueron por investigadores independientes.

En definitiva, parece que hay un exceso de modelos de predicción de la incidencia de enfermedades cardiovasculares en la población general. Por otro lado, la utilidad de la mayoría de los modelos diseñados hasta ahora aún no está clara debido a las deficiencias metodológicas, a la presentación incompleta y a la falta de estudios de validación y del impacto. Como concluyen los autores de esta revisión, en lugar de desarrollar más y más nuevos modelos de predicción de riesgo de cardiovasculares, que en realidad son similares a los anteriores, las investigaciones futuras deberían centrarse en la validación externa y la comparación de los modelos validados de riesgo cardiovascular que ya existen, así como en la adaptación o incluso la combinación de estos modelos a las condiciones locales, e investigar si estos modelos se pueden ampliar mediante la adición de nuevos predictores.

Medias elásticas de compresión: ¿Durante cuánto tiempo?

El objetivo de las medias elásticas de compresión (medias terapéuticas) es reactivar el flujo sanguíneo movilizando el contenido de sangre desde su estancamiento. Para ello, la media elástica ha de comprimir de forma suficiente, ejerciendo una mayor compresión a nivel de tobillo y tercio inferior de la pierna, y decreciendo a medida que se aproxima a la raíz del muslo. Esta diferencia de compresión es, precisamente, la que facilita el retorno venoso (que la sangre ascienda hasta el corazón) y no quede retenida en el sistema venoso profundo. En este sentido, la presión ejercida por la media sobre la pierna facilita la corrección de los problemas que origina la mala circulación, mejora el flujo sanguíneo, previene la formación de edemas y reduce el riesgo de trombosis. Las medias de comprensión fuerte se usan ante las posibles consecuencias de una insuficiencia venosa constitucional o postrombótica, o con marcada tendencia al edema, entre otros. Aunque hay datos suficientes que demuestran la utilidad del empleo de las medias elásticas en estas indicaciones, no está tan claro cuál es su periodo óptimo de uso. Para conocer mejor esta cuestión, se ha llevado a cabo un ensayo clínico ciego y multicéntrico (OCTAVIA) en pacientes que habían experimentado previamente una trombosis venosa profunda en una pierna, con el fin de establecer si mantener el uso de las medias elásticas de compresión durante un año es o no peor que usarlas durante dos años seguidos. Un total de 518 pacientes que habían estado utilizando las medias de compresión elástica y que tras un año no habían experimentado ningún síndrome postrombótico, fueron asignados aleatoriamente a detener o continuar con el uso de las medias de compresión durante un año más. Los resultados mostraron que en el grupo donde se suspendió su uso, 51 de 256 pacientes desarrollaron síndrome postrombótico, con una incidencia del 19,9% (IC95% 16 a 24), mientras que en el grupo que continuó durante el segundo año, 34 de 262 pacientes desarrollaron síndrome postrombótico, con una incidencia del 13,0% (IC95% 9,9 a 17), de las cuales el 85% utilizaron las medias al menos seis días a la semana; no obstante, la diferencia entre ambos grupos no llegó a alcanzar el límite de significación estadística, siendo 14 el número necesario de pacientes a tratar para prevenir un caso de síndrome postrombótico. En definitiva, no está claro si continuar durante un segundo año el empleo de medias elásticas de comprensión mejora los resultados en pacientes con trombosis venosa, aunque lo que resulta evidente es que no los empeora, sin que tal uso afecte a la calidad de vida de los pacientes.

La leche y los lácteos son cardioprotectores

Son cada vez más consistentes las pruebas de que apoyan el papel del consumo de alimentos lácteos sobre la prevención de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

En este sentido, las pruebas parecen confirmar que las proteínas lácteas podrían tener un papel relevante en aspectos tales como como la presión arterial, la concentración de lípidos en sangre y el control de la glucemia. Una reciente revisión ha venido a actualizar y evaluar de forma crítica la evidencia empírica disponible sobre los efectos acumulados de la caseína y de otras proteínas del suero lácteo en relación con la función metabólica humana. En este sentido, algunos estudios clínicos a corto plazo que evalúan la respuesta posprandial a la ingestión de proteínas lácteas sugiere la obtención de efectos beneficiosos sobre la función vascular, independientemente de la presión arterial, así como la mejora en la homeostasis de la glucemia. No obstante, otras intervenciones a más largo plazo parecen indicar que una diversidad de conclusiones sobre los efectos vasculares, aunque parece prevalecer la conclusión de que el mayor consumo de productos lácteos sea relaciona con una menor presión arterial, y un mejor control de la dislipemia y de la hiperglucemia.

Por el momento, no se conoce cuáles serían los mecanismos implicados; aunque se ha estudiado el efecto de las proteínas lácteas sobre los procesos de estrés oxidativo y de la inflamación, se piensa que el mecanismo es más probable es que la leche reduzca la resistencia a la insulina. Hoy por hoy, sin embargo, es difícil atribuir efectos concretos a la caseína y al resto de proteínas lácteas sobre el metabolismo humano, aunque lo que sí parece confirmarse es su papel favorable sobre la prevención vascular. Frente a lo que afirman injustificadamente ciertas campañas con marcados intereses comerciales, la leche y los alimentos lácteos siguen siendo considerados como alimentos saludables.