Resumen
En casi todos los casos los fármacos se administran a los pacientes como parte de una formulación en la que las sustancias no medicamentosas suponen al menos el 50% del preparado. Estos componentes, que tradicionalmente se han denominado excipientes o ingredientes inactivos, cumplen una serie de funciones especializadas. La selección de la forma farmacéutica y los excipientes es un aspecto fundamental de la elaboración de las fórmulas magistrales, para el que es necesario tener en cuenta aspectos relacionados con el paciente a quien va destinada, la afección que se pretende tratar y las características de los principios activos. Los farmacéuticos que elaboran fórmulas deben conocer las distintas alternativas disponibles y ser capaces de elegir la más adecuada en cada caso.
Introducción
En casi todos los casos los fármacos se administran a los pacientes como parte de una formulación en la que las sustancias no medicamentosas suponen al menos el 50% del preparado. Estos componentes, que tradicionalmente se han denominado excipientes o ingredientes inactivos, cumplen una serie de funciones especializadas. De hecho, muchos de ellos, lejos de ser inertes, influyen significativamente en la liberación y absorción de los fármacos y por lo tanto en su acción, por lo que la propia definición de excipiente -según la Real Academia Española “Sustancia inerte que se mezcla con los medicamentos para darles consistencia, forma, sabor u otras cualidades que faciliten su dosificación y uso”, no resulta adecuada para ellos.
Sobre todo en los preparados destinados a su aplicación sobre la piel, se emplean cada vez más ingredientes que, aunque no presentan propiamente una acción farmacológica, poseen en si mismos un efecto sobre el grado de hidratación y otras características de la epidermis. Pero no solo la utilización de determinados componentes específicos, sino incluso la elección de una u otra forma farmacéutica, influye significativamente en estas propiedades, por lo que la selección de los componentes y el diseño del vehículo constituyen uno de los aspectos principales de la formulación magistral.
Elegir una forma farmacéutica y unos excipientes adecuados no solo es importante para los preparados tópicos, sino también para otras vías. Así por ejemplo, en cuanto a la vía oral, resulta evidente que las formas sólidas son poco apropiadas para niños por debajo de los cinco años o para personas con problemas de deglución y que los jarabes deben variar su composición en función de patologías como la diabetes o de intolerancias a determinadas sustancias.
En general a la hora de seleccionar los excipientes, habrá que tener en cuenta la influencia de éstos en la biodisponibilidad de los principios activos, las posibles incompatibilidades y lo que pueden afectar en la estabilidad de la fórmula.
PREPARADOS DERMATOLÓGICOS
Cuando se trata de elegir un vehículo para la aplicación de un medicamento sobre la piel se debe tener en cuenta que el aspecto cosmético influye de forma notable en la adherencia. Por eso es importante seleccionar un vehículo que presente unas características reológicas (buena extensibilidad, ausencia de formación de grumos o de residuo graso…) y organolépticas (color, brillo, olor…) adecuadas.
Además hay que tomar en consideración que para que al contrario de lo que sucede con la vía oral, rectal o parenteral, generalmente se pretende que el fármaco actúe a nivel local, aunque no siempre a la misma profundidad, por lo que varía el nivel de absorción requerido. Cuando se aplica un fármaco sobre la piel tienen lugar diferentes procesos (ver tabla 1) en los que intervienen distintos factores.
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Tabla 1. Etapas de la absorción percutánea |
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Liberación |
Difusión desde el excipiente a la superficie cutánea |
Dado que es el paso previo puede intervenirse en él para regular el resto del proceso (Tal como se hace en las formas transdérmicas de liberación sostenida) |
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Penetración |
Paso a través del estrato córneo |
El estrato córneo constituye la principal barrera al paso de sustancias a través de la piel, por lo que es el proceso clave |
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Permeación |
Tránsito de una capa de la piel a la siguiente |
Dadas las características diferenciales del estrato córneo, tiene especial interés la que se produce desde éste a las capas más profundas de la epidermis |
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Adsorción |
Fijación del fármaco a la membrana del corneocito |
Produce un retraso en la absorción y da lugar a la formación de un reservorio que prolonga el periodo de actividad del preparado |
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Absorción sistémica |
Paso de las capas más profundas de la piel a los torrentes sanguíneo o linfático |
Dado que la epidermis es una capa no vascularizada, solo tiene lugar una vez de que el fármaco ha llegado a la dermis |
Factores que intervienen en la absorción cutánea de los fármacos
A la hora de elegir el excipiente más adecuado deben tenerse en cuenta múltiples factores que intervienen en el complejo proceso del paso de los fármacos a través de piel. Algunos de ellos son modificables y van a permitir que el formulador intervenga en la regulación del proceso. Otros, como los que dependen del paciente, generalmente no pueden modificarse, pero deben ser tenidos en cuenta a la hora de formular, por lo que es esencial que cuando se solicita en la farmacia una fórmula para la vía tópica se registren los datos básicos de la persona a quien va dirigida.
Factores dependientes del preparado
Entre ellos se encuentran los que son propios del principio activo y los que se relacionan con el vehículo.
- Relacionados con el principio activo:
- Peso molecular: las sustancias de PM>500 daltons no pueden penetrar a través del estrato corneo.
- Concentración: la penetración a través del estrato córneo es un proceso de difusión pasiva por lo que depende de la cantidad de sustancia en disolución, por lo tanto un factor importante a considerar es la solubilidad. En este sentido, es importante tener en cuenta que la mayor parte de la penetración se produce a través de la vía intracelular y los corneocitos constituyen básicamente un una capa hidrofóbica; sin embargo como también hay espacios hidrófilos entre las bicapas lipídicas de las membranas lo ideal es que el coeficiente de reparto grasa/agua sea próximo a 1.
- Relacionados con el vehículo: Modificando el vehículo no se puede conseguir que penetre una sustancia insoluble o de peso molecular demasiado elevado. Sin embargo, con una selección adecuada de la forma farmacéutica y los excipientes, puede influirse en gran medida en el grado de absorción de los fármacos que tienen capacidad de penetrar el estrato córneo, que son la mayoría de los que se utilizan en dermatología.
- Extensibilidad: si el vehículo no es muy viscoso, desliza con facilidad y se mezcla bien con el manto hidrolípidico de la piel, formará con facilidad una delgada capa homogénea sobre toda la superficie de aplicación, favoreciendo la absorción
- Oclusividad: es el principal factor sobre el que puede influirse al formular. Si el vehículo forma una capa que impide la pérdida de agua y calor desde la piel hacia el exterior, el estrato córneo se hidrata y se ve muy favorecida la penetración a través de él, lo que reviste especial importancia porque la penetración es, generalmente, el proceso del que más depende la absorción de las substancias.
- Además, una excesiva viscosidad de una fórmula también puede dificultar la liberación del principio activo, de la misma manera que sucederá si existe una gran afinidad entre éste y el excipiente utilizado.
- Por otra parte, y en cuanto a lo que se refiere al vehículo, debe tenerse en cuenta el posible efecto de sustancias que favorecen la penetración, como los tensioactivos (disminuyen la acción barrera de la queratina, favorecen el paso por las capas lipídicas y acuosas que se alternan en la piel y rebajan la tensión superficial) y los aceleradores (se emplean en raras ocasiones debido al incremento de riesgo de reacciones adversas), así como el posible uso de coadyuvantes que mejoren la hidratación de la piel.
Factores dependientes del paciente
Como ya hemos indicado aunque la mayoría de ellos no son modificables es importante considerarlos a la hora de formular.
- Características fisiológicas
- Edad. Con el paso de los años el estrato córneo se engrosa y disminuye su grado de hidratación lo que supone en general una disminución de la permeabilidad. Así, la piel de los recién nacidos es muy permeable a la mayoría de las sustancias y esta capacidad va disminuyendo a lo largo del tiempo. Sin embargo, en el caso de los ancianos hay que tener en cuenta que también se ve alterada la cohesión entre los corneocitos y se deterioran otras funcionalidades cutáneas, por lo que, aunque presentan una piel sobre engrosada, ello no conlleva necesariamente una menor capacidad de absorción para todas las sustancias.
- Tipo de piel. En general, las pieles secas presentarán una menor absorción. Sin embargo, en cuanto a la tipología de la piel, el principal aspecto a tener en cuenta a la hora de formular es que el excipiente no agrave la sequedad o el exceso de grasa.
- Estado de la piel. Además de la presencia de lesiones que provocan la pérdida del estrato córneo (eczemas, erosiones, quemaduras..), deben tenerse en cuenta las que ocasionan un aumento de su permeabilidad (p.e. dermatitis exfoliativas), aunque vayan unidas a un sobre engrosamiento del mismo (p.e. psoriasis). También influirá el grado de hidratación de la piel, que en un mismo individuo puede variar en un corto espacio de tiempo en función de su actividad y los cosméticos que utilice.
- Localización de la afección: Dado que el grosor del estrato córneo y la presencia de glándulas sudoríparas y folículos pilosos varía en gran medida de unos territorios a otros del organismo, existen zonas de la piel de muy alta (área genital, párpados) o alta permeabilidad (ingles, axilas o cara) y otras con muy baja capacidad absorción (plantas de los pies, palmas de las manos, codos y rodillas).
- Otros: Resulta evidente que factores como la cantidad de producto que se aplica o la forma de extenderlo, pueden tener una gran influencia en la absorción de los medicamentos. Sin embargo, los pacientes no siempre conceden a estos aspectos la trascendencia que tienen, por lo que reviste especial importancia que a la hora de dispensar una fórmula el farmacéutico se asegure de que quien la va a utilizar comprende bien cual es su posología y forma de empleo.
Selección de la forma farmacéutica
Aunque a la hora de elegir la forma farmacéutica el principal aspecto a considerar es el grado de oclusividad, también deben considerarse las características del paciente antes mencionadas. En general, para las patologías crónicas que cursan con sequedad y sobre-engrosamiento del estrato corneo, como psoriasis o ictiosis, se debe recurrir a formas oclusivas, mientras que en las afecciones agudas que cursan con acumulación de líquidos (inflamaciones, ampollas…) se recomienda emplear vehículos no oclusivos que faciliten la perdida de agua. Estos últimos son también de elección en trastornos caracterizados por el exceso de grasa cutánea, como el acné. Por su parte, en las lesiones hiperqueratósicas muy localizadas, como las verrugas o papilomas, se recurre a excipientes que alteran la permeabilidad como el colodión o el dimetil sulfóxido.
Preparaciones semisólidas
En general, son más adecuadas que las líquidas para afecciones bien localizadas (ya que permiten restringir mejor la zona de aplicación), aunque las de menor consistencia resultan también útiles para emplearlas en amplias zonas corporales.
- Pomadas anhidras. Como formas farmacéuticas que únicamente contienen grasa son muy oclusivas, especialmente las hidrófobas (que son simplemente mezclas de excipientes grasos). Sin embargo y aunque desde ese punto de vista resultarían las más adecuadas en las afecciones que cursan con sequedad de piel, no suelen emplearse demasiado, por que no resultan agradables para los pacientes dados su característicos tacto y residuo graso (que también supone que puede mancharse la ropa que se pone sobre la zona tratada) y la dificultad para eliminarlas (es más fácil hacerlo en el caso de las que emulsionan agua –que son mezclas de excipientes grasos y tensioactivos-).
- Geles lipófilos. Al tratarse de preparaciones grasas que no contienen agua, comparten las principales características de las pomadas y se emplean muy poco en formulación magistral.
- Cremas. Al ser emulsiones que contienen agua, se absorben con más facilidad dejando menos residuo y son, en general, la forma farmacéutica más versátil, ya que regulando su contenido en agua y la composición de su fase grasa pueden obtenerse desde preparados muy oclusivos hasta otros que incluso favorecen la pérdida de agua y no dejan residuo graso.
- Lipófilas o de fase externa grasa. También llamadas emulsiones W/O (en crema). Aunque no son tan oclusivas como las pomadas, resultan muy adecuadas para las afecciones que precisan retener agua porque sus propiedades reológicas y organolépticas son más adecuadas que éstas.
- Hidrófilas o de fase externa acuosa. También llamadas emulsiones O/W (en crema). Son menos oclusivas, aunque dependiendo de los componentes de la fase grasa pueden aportar bastante oclusividad y la propia combinación de dos fases unidas por un tensioactivo, hace que posean cierta capacidad de hidratar el estrato córneo.
- Geles hidrófilos. Dado que los que se utilizan generalmente contienen grandes volúmenes de agua gelificadas con pequeñas cantidades de polímeros (carbómeros, derivados celulósicos…) se evaporan rápidamente cuando se aplican sobre la piel, ejerciendo un efecto refrescante que los hace especialmente adecuados en afecciones inflamatorias y o que cursan con exceso de grasa.
- Pastas. Son preparaciones que contienen elevados porcentajes de sólidos pulverulentos. Sus características reológicas y organolépticas no son muy adecuadas, por lo que su uso ha disminuido bastante. En general, las de base grasa pueden utilizarse en afecciones que precisan oclusividad (aunque esta característica disminuye al aumentar la cantidad de polvo incorporado en la preparación) y las de base acuosa en las de tipo inflamatorio (al evaporarse el agua refrescan la zona y el polvo incrementa la superficie por la que pueden perderse el agua y el calor de la piel).
- Parches cutáneos. Aunque todavía se emplean muy poco en formulación magistral, es previsible que se uso aumente en los próximos años. Generalmente, se utilizan cuando se busca una gran capacidad de absorción y que el principio activo se vaya liberando a lo largo de tiempos prolongados.
Preparaciones líquidas
Resultan especialmente útiles para su aplicación en zonas pilosas o cuando se precisa tratar grandes superficies cutáneas. En general, suelen presentarse en frascos para su aplicación manual, pero cada vez está mas extendido el uso de pulverizadores, que facilitan su aplicación en forma de spray.
- Soluciones y suspensiones. Aunque pueden ser oleosas, lo que les confiere un carácter oclusivo, las que más se emplean son las acuosas, especialmente indicadas en afecciones de carácter inflamatorio o que cursan con piel grasas.
- Emulsiones. Al igual que las cremas son bastante versátiles, ya que en realidad suelen contener los mismos componentes y la principal diferencia es su mucha menor viscosidad (por lo que se han dado en llamar cremas fluidas o leches).
- Champús. Pueden ser emulsiones, soluciones o suspensiones, pero su principal característica es que tienen una gran cantidad de tensioactivos y están destinados aplicarse durante un corto espacio de tiempo sobre el cuero cabelludo. Precisamente la escasa persistencia del principio activo es el principal aspecto a tener en cuenta a la hora de seleccionar esta forma farmacéutica.
- Espumas. Son preparaciones que contienen un gran volumen de gas dispersado en un líquido y que se forman generalmente en el momento de su aplicación. Resultan especialmente adecuadas para aplicar medicamentos sobre el cuero cabelludo.
- Preparaciones sólidas. Los polvos de aplicación cutánea se emplean poco en formulación magistral y suelen utilizarse para afecciones localizadas en los pies, por su capacidad de absorber el sudor.
FÓRMULAS DE ADMINISTRACIÓN ORAL
Tras los preparados de uso dermatológico, las formas de administración oral son las más habituales en la formulación magistral. Aunque en este caso la selección de la forma farmacéutica suele hacerse en el momento de la prescripción, es conveniente recordar algunos aspectos fundamentales de las formas orales.
Formas orales sólidas
Cápsulas
En formulación magistral suelen emplearse las cápsulas de gelatina dura. Aunque generalmente se utilizan para encapsular sólidos, también pueden usarse para administrar líquidos oleosos, que pueden introducirse directamente (en cuyo caso se debe sellar la cápsula una vez rellenada) o adsorberse en un excipiente pulverulento.
Comprimidos
No es habitual emplearlos en formulación magistral dado que precisan disponer de maquinaria compleja y son más adecuados para la fabricación por lotes que para la individualización de los tratamientos. Lo más sencillo es utilizar el método de compresión directa, pero esto no siempre es factible y, en cualquier caso, requieren un cuidadoso diseño de la formulación y la realización de estudios de disgregación.
Granulados
Aunque no son muy habituales en formulación magistral, pueden prepararse algunos granulados, que generalmente se prescriben como preparados multidosis.
Formas orales líquidas
Las formas orales líquidas son muy utilizadas en formulación magistral de uso pediátrico y para pacientes que tienen problemas para ingerir formas sólidas. En general, se recomienda el uso de formas líquidas para los niños por debajo de los 5 años y aunque habitualmente se parte de principios activos puros, en algunos casos, sobre todo a nivel hospitalario, se recurre a preparar estas fórmulas a partir de medicamentos de fabricación industrial en cápsulas o comprimidos.
A la hora de elegir los excipientes deben tenerse en cuenta aspectos como pH, sabor, color, viscosidad, compatibilidad, conservación y la eventual necesidad de incorporar agentes suspensores o emulsificantes.
Gotas orales
Generalmente se preparan soluciones acuosas, que suelen presentar pocas complicaciones galénicas y son también fáciles de administrar. También pueden emplearse viscosizantes, como la metilcelulosa, y emplear saborizantes, como la vainillina y edulcorantes artificiales (aspartamo, sacarina…) o de origen natural (steviosidos).
Jarabes
Por su sabor dulce son especialmente adecuados en preparaciones pediátricas. Aunque puede seguir utilizándose el tradicional jarabe simple o recurrir a soluciones con edulcorantes viscosizadas con derivados celulósicos, es cada vez mas habitual emplear excipientes comercializados específicamente para preparar suspensiones orales. A los tradicionales Ora-Plus® y Ora-Sweet® se han añadido en los últimos años otros como SyrSpend SF pH 4® y SyrSpend SF Alka®, que, además de ser fáciles de manejar, garantizan un resultado más homogéneo. Por otra parte, presentan la ventaja de disponer de estudios de estabilidad con numerosos principios activos.
PREPARADOS PARA OTRAS VÍAS DE ADMINISTRACIÓN
Aunque son menos habituales, también suelen prepararse fórmulas para otras vías de administración, tanto tópica como sistémica
Fórmulas para la mucosa oral
Es muy habitual preparar fórmulas magistrales para el tratamiento de aftas, pero también pueden prescribirse para otras afecciones como mucositis, liquen oral plano, etc.
Pastas gingivales
Habitualmente se prepararan con el denominado “excipiente adhesivo oral” (Orafix u Orabase®), una pasta grasa que se utiliza como excipiente y puede permanecer adherido a la mucosa durante unas dos horas. Sobre todo se recurre a él en aftas menores poco numerosas y de fácil acceso.
Geles bucales
El excipiente habitual es el “gel adhesivo oral”, cuyas características organolépticas son mucho más agradables que las del “excipiente adhesivo oral”, pero como se disuelve con relativa facilidad en la saliva tiene mucha menor persistencia
Soluciones
Pueden utilizarse para su aplicación sobre las encías en casos de gingivitis, pero lo más habitual es prepararlas para realizar enjuagues. Generalmente, se les incorpora una pequeña cantidad de un derivado celulósico para aumentar su adhesividad, pero en cualquier caso su persistencia sobre la mucosa es menor que la de los excipientes mencionados en los dos puntos anteriores.
Pastillas para chupar
Actualmente se utilizar pastillas insertadas en un mango a modo de piruletas o lollypops. Permiten la fácil incorporación de los principios activos y los van liberando paulatinamente a medida que el paciente los chupa. Son especialmente adecuados para niños, pero también resultan de utilidad para ancianos y, en general, son bien acogidas por cualquier paciente.
Formas de uso rectal
Aunque ya no se preparan prácticamente fórmulas destinadas a la absorción sistémica, pueden prescribirse supositorios o enemas para su acción local, especialmente en casos de colitis ulcerosa.
Preparados de uso vaginal
No son muy habituales, pero pueden prescribirse cápsulas, óvulos, preparaciones semisólidas y líquidas.
Preparados nasales y óticos
Lo más habitual es la preparación de soluciones para su aplicación en forma de gotas o en spray.
Preparados oftálmicos
La preparación de colirios y especialmente la de pomadas oftálmicas requiere de maquinaria especializada que permita elaborar los productos en condiciones de esterilidad.
Formas parenterales
La elaboración de preparados estériles para su administración parenteral es muy habitual en el medio hospitalario, pero poco frecuente en el ambulatorio. Generalmente se preparan inyectables en solución y en menor medida en emulsión o suspensión, así como soluciones y emulsiones para perfusión.
Otros preparados
Además de los citados, también pueden elaborarse barras labiales (cuya fabricación es muy similar a la de los supositorios), fórmulas homeopáticas (que son generalmente soluciones para administrar en gotas o impregnar glóbulos o gránulos), e incluso preparados para inhalación.
CONCLUSIONES
La selección de la forma farmacéutica y los excipientes es un aspecto fundamental de la elaboración de las fórmulas magistrales, para el que es necesario tener en cuenta aspectos relacionados con el paciente a quien va destinada, la afección que se pretende tratar y las características de los principios activos. Los farmacéuticos que elaboran fórmulas deben conocer las distintas alternativas disponibles y ser capaces de elegir la más adecuada en cada caso.
BIBLIOGRAFÍA
AGRADECIMIENTOS
A Marian de Diego, directora técnica de Vencaser, por su asesoramiento y colaboración en la revisión de este artículo.










