En España se estima una prevalencia de hipertensión arterial de aproximadamente un 30% entre los individuos de 30 años o más. De éstos, alrededor del 0,3% presentan una resistencia al tratamiento convencional o hipertensión arterial refractaria (HTAr) definido como una presión arterial diastólica igual o superior a 140 mmHg, a pesar de disponer de un tratamiento con al menos 3 fármacos antihipertensivos, uno de los cuales sería un diurético. Ello conlleva que unos 29.000 hipertensos en España se hallarían ante tal situación.
Barostim® es un producto sanitario implantable que reduce la presión arterial mediante la estimulación eléctrica de los barorreceptores carotídeos. Dicha estimulación parece ser una opción terapéutica en los pacientes con HTAr, cuando el tratamiento farmacológico ha fracasado, como así lo expresan las Guías de las Sociedades Europeas de Hipertensión y de Cardiología. Pero, como ya es habitual, el elevado precio de esta técnica hace imprescindible el análisis de su eficiencia.
Los autores2 analizan el ratio coste efectividad incremental (RCEI) de la utilización de Barostim en el tratamiento de segunda línea de la HTAr respecto del tratamiento farmacológico con un mínimo de 3 fármacos –uno de ellos un diurético. El estudio se realiza desde la perspectiva del sistema de salud de España y con un horizonte de toda la vida del paciente.
El estudio se llevó a cabo mediante un modelo de Markov que simulaba la evolución natural de los pacientes hipertensos. Éstos entran al modelo con HTAr y en ciclos de 1 mes pueden transitar hacia diversos estados de salud: cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca, infarto agudo de miocardio, accidente cerebrovascular, enfermedad renal terminal o muerte.
La efectividad clínica se midió mediante la incidencia de los eventos cardiovasculares mencionados, así como en años de vida (AV) y en años de vida ajustados a calidad (AVAC). Por su parte, los costes incluidos fueron de tipo directo (sanitarios, tales como el del manejo de los eventos ocurridos, así como el asociado a los tratamientos farmacológicos e implantación y recambio de batería del producto sanitario implantado) e indirecto (asociados a pérdida de productividad laboral).
Las probabilidades de transición entre los diferentes estados de salud se estimaron a partir de las ecuaciones de Framingham, adaptadas a la población española. Las utilidades de dichos estados se tomaron de la literatura.
Los resultados mostraron que Barostim más tratamiento farmacológico redujo la probabilidad de incidencia de todos los eventos evaluados respecto de la terapia farmacológica, desde un 13,5% de reducción de insuficiencia cardíaca hasta un 34,2% de disminución de incidencia de accidente cerebrovascular. Por otra parte, el coste directo de los pacientes con Barostim más tratamiento farmacológico fue superior al de los tratados únicamente con al menos tres fármacos, uno de ellos diurético. El RCEI resultante sobrepasó ampliamente el umbral habitualmente aceptado en España de 30.000 €/AVAC (Tabla 2). El análisis probabilístico mostró que para una disposición a pagar de 30.000 €/AVAC, la probabilidad de que el producto evaluado fuera eficiente era prácticamente del 0% y si aquella aumentaba hasta 100.000 €/AVAC, la probabilidad de eficiencia lo hacía hasta el 80%.
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Tabla 2 |
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Tratamiento Farmacológico |
Barostim + Tratamiento farmacológico |
Diferencia |
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Años de vida |
16,23 |
16,77 |
0,53 |
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AVAC |
14,92 |
15,70 |
0,78 |
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Coste (directo) (€) |
23.098 |
76.466 |
53.368 |
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RCEI (€/AVAC) |
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68.726 |
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Coste (dir + indirecto) (€) |
46.321 |
96.767 |
50.446 |
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RCEI (€/AVAC) |
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64.963 |
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A la vista de los resultados obtenidos, los autores concluyen que, al precio actual y para una disposición a pagar de 30.000 €/AVAC, Barostim no es una opción coste efectiva para el tratamiento de la población hipertensa refractaria al tratamiento farmacológico en el sistema sanitario español.