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Ospemifeno SENSHIO® (Shionogi)

Resumen

El ospemifeno es un modulador selectivo de los receptores estrogénicos que ha sido autorizado para el tratamiento de la atrofia vulvovaginal sintomática de moderada a grave en mujeres postmenopáusicas que no cumplen los requisitos para recibir un tratamiento vaginal con estrógenos locales. Se trata del primer medicamento autorizado para esta indicación por vía oral, aunque actualmente se dispone de diversos preparados de naturaleza estrogénica de aplicación tópica. Precisamente por ello, se echa de menos la utilización de algún comparador activo en los estudios clínicos pivotales; no obstante, una comparación bibliográfica de la superioridad sobre el placebo con dichos preparados tópicos arroja valores de la misma magnitud que los encontrados con el ospemifeno. Por todo ello y teniendo en cuenta que farmacológicamente tampoco aporta nada nuevo innovación, no parece que este nuevo fármaco pueda ser considerado como innovador.

 

VULVOVAGINITIS ATRÓFICA POSMENOPÁUSICA

La vulvovaginitis atrófica o atrofia vulvovaginal posmenopáusica es una patología que se asocia típicamente con la disminución de los niveles generales de estrógenos; por consiguiente, se trata de una condición que suele manifestarse entre los tres a cinco años de sobrevenir la menopausia. En términos clínicamente relevantes, afecta al 30-50% de las mujeres posmenopáusicas, porcentaje que prácticamente se duplican en el caso de las posmenopáusicas supervivientes de un cáncer de mama (Monterosa, 2013).

El déficit estrogénico típico de la menopausia es responsable de la atrofia vulvovaginal debido a una menor maduración de las células epiteliales de la vagina, un descenso progresivo en la vascularización de los tejidos vaginales y una reducción de la lubricación; asimismo, el contenido de glucógeno de las células epiteliales vaginales se reduce, dando lugar a una menor colonización de los lactobacilos y a un aumento del pH de la vagina. Es importante tener en cuenta que los estrógenos juegan un papel importante en la fisiología vaginal, ya que la pared vaginal contiene un buen número de receptores estrogénicos, no solo en las capas basales del epitelio sino también en las células estromales y en las fibras musculares lisas. Los estrógenos afectan al epitelio, al tejido conectivo y a la elasticidad de la pared vaginal y, de hecho, las concentraciones estrogénicas se relacionan con el grosor y la madurez de la pared vaginal, con un incremento del flujo sanguíneo, de la lubricación y de la sensibilidad mecánica vaginal. Asimismo, la estimulación estrogénica produce glucógeno en las células epiteliales vaginales, el cual es metabolizado por los lactobacilos (Lactobacillus spp.), formando ácido láctico como producto final. Este ácido láctico mantiene el interior de la vagina en un entorno químico ácido (pH 3,5-4,5), lo que constituye una barrera fisiológica frente a la contaminación bacteriana y las infecciones del tracto urogenital.

En definitiva, el déficit estrogénico asociado a la menopausia conduce a la aparición de diversos síntomas y signos clínicos que incluyen sequedad vaginal, enrojecimiento, petequias, leucorrea, prurito vulvar, palidez y friabilidad de la mucosa. El cuadro se corresponde con una inflamación de la vagina debido a un adelgazamiento del tejido de sus paredes y una disminución de la secreción de fluidos lubricantes. Se manifiesta típicamente como sensación de quemazón al orinar, dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia), generalmente acompañado de un sangrado leve y flujo vaginal ligero.

El estudio CLOSER (Clarifying Vaginal Atrophy’s Impact on Sex and Relationships; Nappi, 2013) evaluó 1000 mujeres y sus parejas, con edades entre 55-65 años, para establecer el impacto emocional y psicológico de la vulvovaginitis atrófica posmenopáusica. Las molestias vaginales provocaron una limitación para la intimidad sexual en el 58%, pérdida de la libido en el 64% y dolor coital en el 64%. El 30% de las parejas consideraron que estas molestias vaginales fueron la principal razón que les llevó a la abstinencia sexual.

Las molestias originadas durante el coito son determinantes para que muchas de las mujeres que padecen vulvovaginitis atrófica eviten las relaciones sexuales o, al menos, pierdan su interés por las mismas. Asimismo, la vulvovaginitis atrófica se asocia con síntomas urológicos, entre los que cabe mencionar a un incremento de la frecuencia de las micciones, hematuria, infecciones del tracto urinaria, disuria e incontinencia de estrés.

Además de la caída brusca de los niveles estrogénicos, existen otros factores adicionales que pueden incrementar la prevalencia de este problema. Uno de ellos es el tabaquismo, que podría incrementar la tasa metabólica de los estrógenos; sin embargo, los datos epidemiológicos distan mucho de ser homogéneos. Otro factor es el sobrepeso y la obesidad, considerándose que un índice de masa corporal (IMC) superior a 27 kg/m2 incrementa significativamente este riesgo; aunque, como en el caso del tabaquismo, tampoco en esto hay unanimidad epidemiológica. La evidencia es más robusta para la asociación entre la vulvovaginitis atrófica posmenopáusica con la inactividad física, hasta el punto de que las mujeres que realizan habitualmente ejercicio físico vigoroso tienen un 50% menos de riesgo de padecer este problema al llegar la menopausia. También puede ser un factor preventivo el mantenimiento de una actividad sexual regular y frecuente, habiéndose sugerido que el motivo de ello pudiera ser que tal comportamiento tiende a incrementar la vascularización hacia los órganos pélvicos debido al estímulo mecánico, lo cual mejora la elasticidad tisular y la flexibilidad vaginal.

Las medidas para prevenir y tratar de la vulvovaginitis atrófica posmenopáusica son muy diversas. Van desde el uso de preparados hidratantes y lubricantes, particularmente cuando se mantienen relaciones sexuales, al empleo de fármacos cuyo objetivo esencial es paliar los efectos locales debidos al déficit estrogénico.

Existe una amplia base científica para considerar que los hidratantes y lubricantes vaginales son la primera línea terapéutica para aliviar los síntomas de la vulvovaginitis atrófica posmenopáusica; ambos son efectivos para el alivio de síntomas y no requieren prescripción médica. También se han utilizado complementos dietéticos, incluyendo diversas vitaminas e isoflavonas. En este sentido, un reciente estudio (Tranche, 2016) ha mostrado en un conjunto de 90 mujeres voluntarias que el consumo regular de una bebida a base de semillas de soja conteniendo 50 mg de isoflavonas (entre otros componentes) redujo los síntomas climatéricos en un 20%, los de dominio urogenital en un 21% y los relacionados con la merma de la calidad de vida en un 18%.

En los casos más intensos se suele recurrir a la terapia estrogénica, por vía tópica (cremas, parches transdérmicos, anillos vaginales) o incluso por vía oral. Se utilizan para ello, promestrieno, estrógenos conjugados, estradiol, etc. La incorporación de los llamados moduladores selectivos de receptores estrogénicos (SERM; selective entrogenic receptor modulators), puede apuntar algunas ventajas, al actuar sobre los receptores estrogénicos situados en determinadas localizaciones orgánicas pero no en otras, limitando con ello la incidencia de efectos adversos e, incluso, el riesgo de neoplasias estrógeno-dependientes. En esta línea se mueve el ospemifeno.

Se están investigando otras líneas como los denominados complejos de estrógenos selectivos del tejido (TSEC), que consisten en la combinación de estrógenos con SERM, evitando con ello la complementación de progestágenos. En este sentido, se está estudiando la combinación de bazedoxifeno (un SERM) con estrógenos conjugados, con buenos resultados de eficacia y de seguridad por el momento (Palacios, 2015). Otras vías terapéuticas experimentales van en la línea de la deshidroepiandrostenodiona (DHEA), que parece favorecer la formación de colágeno en la lámina propia, muscular y epitelial de la vagina y disminuye el pH sin aumentar los niveles estrogénicos por encima del rango postmenopáusico.

ACCIÓN Y MECANISMO

El ospemifeno es un modulador selectivo de los receptores estrogénicos. Ha sido autorizado para el tratamiento de la atrofia vulvovaginal sintomática de moderada a grave en mujeres postmenopáusicas que no cumplen los requisitos para recibir un tratamiento vaginal con estrógenos locales. Las acciones biológicas del fármaco están mediadas tanto por el propio ospemifeno como de su metabolito principal (al que se debe un 40% de la acción global del medicamento) a los receptores de estrógenos. Esta unión provoca la activación de algunas rutas estrogénicas y el bloqueo de otras. La concentración inhibitoria para el 50% (IC50%) para los receptores estrogénicos α es de 476 nM y para los β de 513 nM, mientras que la afinidad de unión del inhibidor (Ki) son de 380 y 410 nM, respectivamente. Estos parámetros son similares para el principal metabolitos del ospemifeno, así como para el toremifeno y tamoxifeno.

El ospemifeno y su metabolito principal ejercen un efecto estrogénico en la vagina, aumentando la maduración celular y la mucificación del epitelio vaginal; asimismo, en los huesos tiene una actividad de tipo agonista, favoreciendo la actividad osteoblástica. Por el contrario, en la glándula mamaria produce un efecto antagonista, mientras que en el útero los efectos son parciales débiles, con una mezcla de efectos agonistas y antagonistas.

El ospemifeno ha mostrado mejorar la sequedad vaginal y el dolor asociado con la actividad sexual, facilitando la regeneración del entorno vaginal, incluyendo su acidez (pH) y el grosor de los tejidos de la pared.

ASPECTOS MOLECULARES

El ospemifeno es un modulador selectivo de receptores estrogénicos y, en este sentido, está farmacológicamente relacionado con otros fármacos como el raloxifeno y el bazedoxifeno. Sin embargo, estructuralmente, el ospemifeno está químicamente mucho más próximo al toremifeno, un derivado no esteroideo del trifeniletileno, a su vez relacionado el tamoxifeno y el clomifeno. El toremifeno actúa sobre los receptores estrógeno, pudiendo ejercer actividad estrogénica, antiestrogénica o ambas a la vez, dependiendo de la duración del tratamiento y del tejido considerado; no obstante, en general, los derivados no esteroideos del trifeniletileno son predominantemente antiestrogénicos en el hombre. El toremifeno se une específicamente a los receptores estrógenos, en competencia con el estradiol e inhibe la estimulación inducida por los estrógenos de la síntesis del ADN y la replicación celular.

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad clínicas del ospemifeno han sido adecuadamente contrastadas en la indicación autorizada mediante tres ensayos clínicos de fase 3 (confirmatorios de eficacia y seguridad), aleatorizados, multicéntricos, doblemente ciegos y controlados con placebo.

Las co-variables primarias utilizadas en estos estudios correspondieron a la variación experimentada a las 12 semanas de tratamiento (desde su inicio) en el frotis vaginal (porcentajes de células parabasales y superficiales), en pH vaginal y en la intensidad de los síntomas más molestos1 (sequedad vaginal y dispareunia). Como co-variables secundarias se determinaron estas mismas variables clínicas a las 4 y (en uno de los estudios) 26 y 52 semanas, así como la gravedad de los síntomas vulvovaginales, evaluación visual dela vagina, niveles hormonales séricos, test de distrés urinario (UDI-6), índice de función sexual femenina (Female Sexual Function Index, FSFI) y frecuencia de uso lubricantes vaginales, entre otras variables.

Dos de los estudios tuvieron una duración de 12 semanas y en el caso del tercero fueron 52 semanas, totalizando entre ellos 2.171 mujeres menopáusicas con edades comprendidas entre los 40 y los 80 años y con útero intacto, ≤5% de células superficiales en la vagina, pH vaginal ≥5 y al menos un síntoma moderado o grave de atrofia vulvovaginal. La dosis utilizada en todos ellos fue de 60 mg/24 h (oral); en uno de los estudios también se utilizó la dosis de 30 mg/24 h. Las características y resultados de los ensayos clínicos controlados con placebo están recogidos en la tabla 1.

Tabla 1. Estudios clínicos de fase 3 con ospemifeno controlados con placebo

Parámetros

Tratamientos comparados

Tratamientos comparados

Ospemifeno 30 mg/24 h

Ospemifeno 60 mg/24 h

Placebo

Ospemifeno 60 mg/24 h

Placebo

Ospemifeno 60 mg/24 h

Placebo

Ospemifeno 60 mg/24 h

Placebo

Pacientes aleatorizados

826

314

605

426

Duración del estudio

12 semanas

12 semanas

12 semanas

52 semanas

Determinación de las co-variables primarias

12 semanas

12 semanas

12 semanas

12 semanas

Variación (media) en el pH vaginal

Ospemifeno (30): -0,67

Ospemifeno (60): -1,00

Placebo: -0,10

Ospemifeno (60): -0,95

Placebo: -0,25

Ospemifeno (60): -0,94

Placebo: -0,07

Ospemifeno (60): -1,22

Placebo: -0,16

Variación % células parabasales

Ospemifeno (30): -21,9

Ospemifeno (60): -30,1

Placebo: +4,0

Ospemifeno (60): -31,7

Placebo: -3,9

Ospemifeno (60): -40,3

Placebo: -0,4

Ospemifeno (60): -40,0

Placebo: 0,0

Variación % células superficiales

Ospemifeno (30): +7,8

Ospemifeno (60): +10,8

Placebo: +2,2

Ospemifeno (60): +7,0

Placebo: 0,0

Ospemifeno (60): +7,0

Placebo: 0,0

Ospemifeno (60): +5,0

Placebo: 0,0

Variación en el síntoma más molesto (sequedad vaginal)

Ospemifeno (30): -1,22

Ospemifeno (60): -1,26

Placebo: -0,84

Variación en el síntoma más molesto (dispareunia)

Ospemifeno (30): -1,02 (ns)

Ospemifeno (60): -1,19

Placebo: -0,89

Variación en el síntoma más molesto (sequedad vaginal): % pacientes con reducción ≥1 punto

Ospemifeno (60): 70.7% (ns)

Placebo: 68,2%

Variación en el síntoma más molesto (dispareunia): % pacientes con reducción ≥1 punto

Ospemifeno (60): 79.9%

Placebo: 64,0%

% Respondedoras*

Ospemifeno (30): 20,6%

Ospemifeno (60): 33,7%

Placebo: 3,4%

Ospemifeno (60): 39,7%

Placebo: 5,5%

% Mujeres con mejoría sustancial en sequedad vaginal**

Ospemifeno (60): 42,4%

Placebo: 26,9%

Ospemifeno (60): 46,3%

Placebo: 34,4%

% Mujeres con mejoría sustancial en dispareunia

Ospemifeno (60): 40,8%

Placebo: 29,5%

Ospemifeno (60): 52,8%

Placebo: 38,7%

Determinación de las co-variables secundarias

4 semanas

4 semanas

4 semanas

52 semanas

Variación en el pH vaginal

Ospemifeno (30): -0,60

Ospemifeno (60): -0,89

Placebo: -0,18

Ospemifeno (60): -0,86

Placebo: -0,23

Ospemifeno (60): -0,84

Placebo: -0,19

Ospemifeno (60): -1,30

Placebo: -0,07

Variación % células parabasales

Ospemifeno (30): -18,6

Ospemifeno (60): -25,1

Placebo: +2,8

Ospemifeno (60): -31,2

Placebo: -2,8

Ospemifeno (60): -37,8

Placebo: -0,8

Ospemifeno (60): -45,0

Placebo: -4,0

Variación % células superficiales

Ospemifeno (30): +7,6

Ospemifeno (60): +9,7

Placebo: +1,3

Ospemifeno (60): +12,7

Placebo: +3,6

Ospemifeno (60): +13,0

Placebo: +1,9

Ospemifeno (60): +2,0

Placebo: 0,0

Variación en el síntoma más molesto (sequedad vaginal)

Ospemifeno (30): -1,02 (ns)

Ospemifeno (60): -1,03 (ns)

Placebo: -0,80

Variación en el síntoma más molesto (dispareunia)

Ospemifeno (30): -0,99 (ns)

Ospemifeno (60): -1,09 (ns)

Placebo: -0,99

Referencia

15-50310 (Bachmann, 2010)

15-50821 (Portman, 2014)***

15-50821 (Constantine, 2015)

15-50718 (Goldstein, 2014)

Nota: Todas las diferencias de las variables observadas con ospemifeno y placebo fueron estadísticamente significativas (p<0,05), salvo aquellasnotadas con (ns).

* Se consideró como respondedora a aquellas mujeres que experimentaron un incremento del índice de maduración (células superficiales) de al menos 10, una reducción del pH vaginal de al menos 0,5 puntos y una mejora del síntoma más molesto de al menos 1 punto.

** Mejoría sustancial: aumento de ≥2 puntos en el índice de síntomas más molestos.

*** Los estudios de Portman y Constantine son, en realidad, dos brazos del mismo estudio (15-50821).

Desde el punto de vista de la seguridad, el ospemifeno presenta un perfil toxicológico aceptable, con efectos secundarios leves y transitorios. Son frecuentes (>10%) la candidiasis vaginal y otras infecciones fúngicas, así como sofocos, espasmos musculares, secreción vaginal y erupciones cutáneas.

Los eventos adversos más cmunes relacionados con el tratamiento (EMA, 2014) fueron: sofocos (7,5% con ospemifeno y 2,6% con placebo), flujo vaginal (3,7 vs. 0,3%) y cefalea (3,1 vs. 2,4%). La incidencia de eventos adversos graves con ospemifeno (60 mg) fue del 3,1% vs. 1,7% con placebo, y en el caso de aquellos específicamente relacionados con el tratamiento, fueron del 0,6% y 0,1%, respectivamente. La suspensión del tratamiento como consecuencia de un evento adverso se registró en el 5,2% con ospemifeno y en el 1,8% con placebo.

ASPECTOS INNOVADORES

El ospemifeno es un modulador selectivo de los receptores estrogénicos que ha sido autorizado para el tratamiento de la atrofia vulvovaginal sintomática de moderada a grave en mujeres postmenopáusicas que no cumplen los requisitos para recibir un tratamiento vaginal con estrógenos locales.

Los datos clínicos disponibles son metodológicamente robustos, aunque los resultados solo pueden ser considerados como modestos en términos clínicos. En cualquier caso, se ha demostrado una superioridad estadísticamente significativa sobre el placebo en diversos parámetros, tales como el pH vaginal y los porcentajes de células parabasales y superficiales de la vagina. Asimismo, los porcentajes de mujeres respondedoras al tratamiento con ospemifeno mostraron una superioridad estadísticamente significativa en la sequedad vaginal y en la dispareunia, aunque los porcentajes de respuesta al placebo fueron ciertamente elevados y las diferencias favorables al ospemifeno fueron modestas. Los datos clínicos a un año sugieren que el efecto se mantiene durante al menos este periodo. Un metanálisis (Cui, 2014) ha confirmado la superioridad estadística del ospemifeno sobre el placebo, particularmente en lo relativo a la dispareunia.

Presenta un perfil de seguridad aceptable, en principio, con eventos adversos generalmente leves y transitorios, aunque algunos de ellos (sofocos, cefalea, etc.) pueden agravar o prolongar los eventos característicos de la menopausia. Un 5% de las mujeres suspenden el tratamiento por eventos adversos (vs. 2% con placebo).

Debe tenerse en cuenta que el ospemiefno es un modulador selectivo de receptores estrogénicos (SERM) y este grupo de fármacos ha sido asociado con un incremento del riesgo de Tromboembolismo venoso, por lo que no puede excluirse este mismo riesgo para el ospemifeno. No obstante, los datos actualmente disponibles no han mostrado ninguna diferencia con placebo en este aspecto.

Se trata del primer medicamento autorizado para esta indicación por vía oral, aunque actualmente se dispone de diversos preparados de naturaleza estrogénica de aplicación tópica. Precisamente por ello, se echa de menos la utilización de algún comparador activo en los estudios clínicos pivotales; no obstante, una comparación bibliográfica de la superioridad sobre el placebo con dichos preparados tópicos arroja valores de la misma magnitud que los encontrados con el ospemifeno. Por todo ello y teniendo en cuenta que farmacológicamente tampoco supone aporta nada nuevo, no parece que este nuevo fármaco pueda ser considerado como innovador.

VALORACIÓN

OSPEMIFENO

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SENSHIO® (Shionogi)

Grupo Terapéutico (ATC): G03XC. SISTEMA GENITOURINARIO Y HORMONAS SEXUALES. Hormonas sexuales y moduladores del sistema genital: moduladores selectivos del receptor de estrógenos.

Indicaciones autorizadas: Tratamiento de la atrofia vulvovaginal sintomática de moderada a grave en mujeres postmenopáusicas que no cumplen los requisitos para recibir un tratamiento vaginal con estrógenos locales.

VALORACIÓN GLOBAL: SIN INNOVACIÓN. No implica aparentemente ninguna mejora farmacológica ni clínica en el tratamiento de las indicaciones autorizadas.

FÁRMACOS RELACIONADOS REGISTRADOS EN ESPAÑA

Fármaco

Medicamento®

Laboratorio

Año

Tamoxifeno

Nolvadex

AstraZeneca

1977

Toremifeno

Fareston*

Orion**

1996

Raloxifeno

Evista

Daiichi Sankyo***

1998

Bazedoxifeno

Conbriza

Pfizer

2009

Ospemifeno

Senshio

Shionogi

2016

* No comercializado actualmente

** Originalmente, Schering Plough

*** Originalmente, Lilly.

BIBLIOGRAFÍA

 

Evolocumab REPATHA® (Amgen)

Resumen

El evolocumab es un anticuerpo monoclonal con propiedades hipolipemiantes, que actúa uniéndose a la proteína PCSK9, provocando una reducción de la degradación intracelular de los receptores de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y, en consecuencia, una reducción de los niveles de LDL-colesterol (cLDL) en sangre. Ha sido autorizado para el tratamiento de adultos con hipercolesterolemia primaria (familiar heterocigótica y no familiar) o dislipidemia mixta, como complemento a la dieta en combinación con una estatina o con una estatina y otros tratamientos hipolipemiantes en pacientes que no consiguen alcanzar los niveles objetivo de cLDL con la dosis máxima tolerada de estatina, o bien solo o en combinación con otros tratamientos hipolipemiantes en pacientes intolerantes a las estatinas o en los que las estatinas están contraindicadas. También está indicado en adultos y adolescentes a partir de 12 años con hipercolesterolemia familiar homocigótica en combinación con otros tratamientos hipolipemiantes. Considerando la relevancia sanitaria de las indicaciones autorizadas para el evolocumab, la escasez de alternativas farmacológicas, la magnitud de los efectos obtenidos con el evolocumab, la persistencia de su efecto durante periodos prolongados, el amplio margen de seguridad mostrado hasta ahora, la incorporación de un nuevo mecanismo de acción hipolipemiante que actúa de forma potente y directa sobre los procesos bioquímicos de eliminación de cLDL del torrente circulatorio y, finalmente, la cómoda posología (inyección subcutánea convencional cada dos o cuatro semanas), este nuevo medicamento es valorado como una innovación importante.

 

HIPERCOLESTEROLEMIA

Los lípidos son sustancias que nuestro organismo utiliza como almacén de energía y que desempeñan importantes funciones (formación de las membranas celulares, modificación de proteínas, producción de hormonas, etc.). Por su carácter liposoluble, estas moléculas precisan, para su transporte en el medio acuoso que constituye el plasma, de un vehículo adecuado. Colesterol, triglicéridos y fosfolípidos se transportan en el plasma formando macrocomplejos en los que las moléculas más hidrófobas se disponen en el centro y se recubren de otras hidrófilas, como fosfolípidos y apolipoproteína. Estos macrocomplejos son lo que conocemos como lipoproteínas (Figura 1), entre las que se diferencian varios tipos (de baja densidad –LDL–, de alta densidad –HDL–, etc.) en función de la composición del núcleo lipófilo y el tipo de apoproteínas que presentan (algunas de las cuales constituyen la tarjeta de presentación de las lipoproteínas a su receptor). Los niveles plasmáticos de lipoproteínas reflejaran por tanto los de los lípidos que contienen (Díez, 2012).

Las dislipemias son alteraciones del metabolismo lipídico que conducen a desviaciones de los valores normales de las lipoproteínas o los lípidos en el organismo. Se denominan primarias cuando se deben a una alteración genética o a una dieta inadecuada, y secundarias cuando están relacionadas con patologías que alteran el metabolismo lipídico, como son la diabetes mellitus, trastornos renales, hipotiroidismo o la administración de algunos medicamentos (p. ej., los inhibidores de la proteasa, la ciclosporina o las tiazidas).

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Figura 1. Estructura de una lipoproteína (A) y separación por densidad y composición de los diferentes tipos de lipoproteínas (B). C: colesterol; HDL: lipoproteínas de alta densidad; LDL: lipoproteínas de baja densidad; P; proteínas; PL: fosfolípidos; Qm: quilomicrones; TG: triglicéridos; VLDL: lipoproteínas de muy baja densidad.

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El incremento de los niveles de colesterol unido a LDL (cLDL) y la disminución de los de colesterol unido a HDL (cHDL) constituyen, junto con la hipertensión y el tabaquismo, los principales factores de riesgo modificables para la aterosclerosis, una enfermedad sistémica que afecta a las arterias alterándolas progresivamente y formando placas esclerosadas que llegan a reducir la luz vascular (estenosis), conduciendo a situaciones con mayor o menor grado de isquemia del área afectada, y cuya rotura puede desencadenar la activación plaquetaria, dando lugar a trombosis o embolia, que pueden causar un infarto o un accidente cerebrovascular.

Las dislipemias han sido objeto de distintos sistemas de clasificación. La de Fredrickson (Tabla 1) es la más útil en cuanto a terapéutica, pero debemos saber que en cada uno de los tipos se pueden encontrar distintas enfermedades (primarias o secundarias a otras patologías) que pueden dar lugar a la alteración de los niveles de un tipo de lipoproteína. La reducción del cLDL y los triglicéridos retrasa la progresión e incluso puede reducir la placa de ateroma. Todos los datos disponibles indican que el control de las dislipemias es esencial en la prevención primaria y secundaria de las enfermedades cardiovasculares.

La hiperlipidemia familiar es un trastorno genético en el que se agrupan varias patologías. La más común es la hipercolesterolemia familiar, caracterizada por la presencia de elevadas concentraciones sanguíneas de cLDL y por el desarrollo prematuro de enfermedades cardiovasculares. Está asociada a la existencia de mutaciones del gen codificador del receptor de LDL (R-LDL) en el 95% de los casos, aunque también se asocia con mutaciones de los genes codificadores de Apolipoproteína B (ApoB) y de la PCSK9 (Proprotein convertase subtilisin/kexin type 9), un enzima codificado que se une al R-LDL presente en los hepatocitos, facilitando su internalización y degradación.

En su forma heterocigótica, la hipercolesterolemia familiar tiene una prevalencia en la Unión Europea de 1:200 a 1:500 y, a pesar de tratamiento hipolipemiante intensivo, presenta una tasa de mortalidad doble de lo normal. Por su parte, la forma homocigótica es aún mucho más grave, cursando con niveles de cLDL y colesterol total extraordinariamente elevados, lo que determina una alta mortalidad incluso en edad infantil y juvenil; afortunadamente, es mucho más infrecuente que la forma heterocigótica, con una prevalencia entre 1:300.000 y 1:1.000.000.

En el caso de las dislipemias secundarias, el primer paso debe ser el tratamiento de la patología de base y, en todos los casos, controlar la dieta y favorecer un estilo de vida saludable –ejercicio, abandonar el tabaco, moderar el consumo de alcohol– y, si fuese necesario, administrar tratamiento farmacológico.

Los ácidos grasos constituyen la base de los lípidos del organismo. Son ácidos orgánicos con cadenas hidrocarbonadas de diferente longitud y grado de saturación. Estos ácidos grasos se esterifican con otras sustancias como glicerol y ácido fosfórico, dando lugar entre otros productos a triglicéridos y fosfolípidos, o bien son metabolizados a esteroles, dando lugar al colesterol. Como ya se ha dicho, al ser inmiscibles en el medio acuoso de la sangre, los lípidos necesitan acoplarse a un vehículo adecuado. Los ácidos grasos no esterificados se asocian a la albumina, pero los restantes constituyen las lipoproteínas. Este sistema permite movilizar los triglicéridos desde el intestino y el hígado hasta los puntos de utilización o almacenamiento (tejido adiposo y musculo) y transportar el colesterol allí donde se necesita, por ejemplo para la síntesis de membranas, la producción de hormonas esteroideas o la síntesis de ácidos biliares.

Las lipoproteínas (Tabla 2) se clasifican según su densidad (a mayor densidad, mayor contenido en proteínas, y a mayor diámetro, mayor contenido de lípidos) y, como veremos, cada tipo ejerce distintas funciones:

  • Quilomicrones: se forman en el intestino, contienen apoproteína B48 y transportan fundamentalmente los triglicéridos, los fosfolípidos y el colesterol procedentes de la dieta y de la síntesis en el epitelio intestinal. En los tejidos periféricos ricos en lipoproteína lipasa (LPL), liberan ácidos grasos.
  • Lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL, very low density lipoproteins): contienen apoproteína B (ApoB), C y E y transportan triglicéridos y colesterol, sintetizados en el hígado, hacia los tejidos periféricos, cediendo igualmente ácidos grasos en tejidos periféricos.
  • Lipoproteínas de baja densidad (LDL, low density lipoproteins): proceden de las VLDL (presentan por tanto las mismas apoproteínas) y representan el principal sistema de transporte del colesterol hacia las células de los tejidos periféricos.
  • Lipoproteínas de alta densidad (HDL, high density lipoproteins): contienen fundamentalmente apoproteína A (ApoA), C y E. Transportan el colesterol cedido por las células de los tejidos periféricos al hígado. Es, por tanto, un mecanismo bioquímico hipocolesterolemiante.

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Figura 2. Metabolismo lipídico.

Los enterocitos liberan los lípidos absorbidos a la linfa en forma de quilomicrones ricos en triglicéridos. En los capilares del tejido adiposo y muscular esquelético, ricos en lipoproteína lipasa (LPL), los lípidos contenidos en los quilomicrones son hidrolizados a ácidos grasos, que son asimilados por las células de estos tejidos, donde se almacenan, constituyendo un depósito de energía, o se emplean como materia prima para la síntesis de otros lípidos (Figura 2). Los quilomicrones remanentes, que no han perdido su colesterol, sufren un proceso de endocitosis en el hígado.

El colesterol hepático, ya sea de origen endógeno o exógeno, puede ser esterificado y almacenado, excretarse en la bilis como colesterol libre o ser transformado en ácidos biliares, constituir nuevas lipoproteínas o incorporarse a las membranas plasmáticas de los hepatocitos. Aproximadamente el 80% del colesterol endógeno procede de síntesis hepática y se libera a la circulación en forma de VLDL; a nivel de los capilares del musculo esquelético y del tejido graso, las VLDL sufren el ataque de la LPL, que hidroliza los triglicéridos y libera ácidos grasos, que son captados por los tejidos y convierten a las VLDL en LDL. Los niveles elevados de LDL y su oxidación forman parte de la base etiopatogénica de la aterosclerosis. Las LDL circulantes son reconocidas por receptores presentes en las membranas celulares (R-LDL), produciéndose su endocitosis al interior celular. Allí se convierten en sustrato de enzimas lisosomales, cediendo colesterol libre.

Las HDL se sintetizan en el hígado y en el intestino, pero también en la sangre circulante a partir de apoproteínas y fosfolípidos procedentes de la hidrolisis de los quilomicrones y las VLDL por la LPL. Las HDL son responsables del denominado transporte inverso de colesterol, es decir, del que se produce desde las células periféricas al hígado. Esta es la razón por la que los niveles altos de cHDL se asocian a un menor riesgo de cardiopatía isquémica. Estas HDL nacientes captan el colesterol libre de la superficie de las membranas celulares en tejidos periféricos y, por acción de la lecitincolesterol-acil transferasa (LCAT), van aumentando su contenido en colesterol esterificado y su tamaño, convirtiéndose en partículas de HDL2 que pueden acceder al hepatocito para ceder el colesterol, o bien convertirse en HDL3 por acción de la lipasa hepática, que libera triglicéridos. El colesterol esterificado no atraviesa las membranas celulares y se intercambia, gracias a la proteína de transferencia de esteres de colesterol (CETP), por los triglicéridos de las VLDL y LDL.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares se encuentran entre las 10 primeras causas de muerte en todos los países del mundo, y en el caso concreto de la aterosclerosis, resulta la primera causa de muerte e incapacidad en los países desarrollados. En la actualidad, se considera un proceso inmunoinflamatorio crónico de origen multigénico y multifactorial, que comienza tempranamente por una disfunción del endotelio vascular y modificaciones oxidativas de los lípidos sanguíneos atrapados en el subendotelio vascular. Los lípidos depositados en las lesiones ateroscleróticas provienen fundamentalmente de las LDL circulantes, que ingresan en la pared vascular a través de este endotelio lesionado o disfuncional.

La enfermedad se desarrolla de forma intermitente en el tiempo; se observa que el crecimiento de las placas es discontinuo, se intercalan periodos de inactividad con otros de rápida evolución y todo ello es modulado por factores ambientales y genéticos. El resultado final es que, como consecuencia de una serie de factores etiopatogénicos, tiene lugar la aparición y desarrollo de lesiones con mayor o menor contenido lipídico, presencia de colágeno, fibras elásticas y calcio, que, en casos avanzados, pueden sufrir complicaciones (rotura o fisura de la placa, con el evidente riesgo de trombosis). La localización y el grado de desarrollo de estas lesiones dan lugar a las diferentes formas de enfermedad aterosclerótica, que se caracterizaran por unos síntomas y signos que corresponden, bien a la obliteración de la luz vascular con disminución del flujo y aparición de isquemia crónica, bien a la obstrucción de dicha luz por rotura de la placa y aparición de fenómenos trombóticos (debido a que el núcleo lipídico de la placa es altamente trombogénico y desencadena la activación de las cascadas de la coagulación y de la adhesión y agregación plaquetarias), con manifestaciones de isquemia aguda.

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Figura 3. Estrategias hipolipemiantes. *No disponibles en terapéutica. CETP: proteína de transferencia de ésteres de colesterol.

Tabla_4_fmt

Tabla 3. Objetivos terapéuticos en hiperlipemia.

La prevención y tratamiento de las dislipemias deben contemplarse como parte fundamental de la prevención de la enfermedad cardiovascular. Como tal, sus objetivos deben ajustarse atendiendo al riesgo cardiovascular que presenta el paciente concreto. A lo largo de numerosos y amplios ensayos clínicos, se ha evidenciado que la reducción de los niveles séricos de colesterol total y de cLDL comporta una reducción del riesgo cardiovascular, por lo que esto se convierte en objetivo prioritario del tratamiento, al que pueden seguir los valores de otras fracciones lipídicas asociadas a la aterosclerosis.

Existe abundante documentación clínica que demuestra que los niveles plasmáticos altos de colesterol se relacionan con un aumento de la incidencia de la morbilidad y mortalidad cardiovasculares. La aparentemente obvia conclusión de que el tratamiento hipolipemiante estaría justificado en todos los casos de pacientes con riesgo cardiovascular, sin embargo, es todavía objeto de polémica y está lejos de haberse demostrado esta máxima terapéutica para todos los agentes hipolipemiantes. En general, con cifras de disminución del LDL-colesterol del orden del 25-30% hay un retardo significativo en la progresión de la arteriosclerosis en arteria coronaria y carotidea (la regresión de las lesiones se produce pocas veces). Los objetivos terapéuticos están recogidos en la tabla 3.

Por tanto, el criterio principal subrogado1 para juzgar la eficacia del tratamiento es el descenso de la fracción LDL y el aumento de la fracción HDL. Actualmente, hay una tendencia a evitar los tratamientos farmacológicos hipocolesterolemiantes en pacientes jóvenes sin factores de riesgo cardiovascular, e intensificarlos en cambio en pacientes que hayan sufrido un episodio coronario o presenten, en general, un nivel de riesgo coronario y/o cerebrovascular de moderado a elevado. Algunas normas fijan objetivos del tratamiento en términos de niveles de LDL y en función de la presencia o no de enfermedad coronaria y de la existencia de factores adicionales de riesgo. En cualquier caso, la terapia hipolipemiante parece evolucionar a tratamientos cada vez más selectivos, pero también más intensivos.

Los denominados inhibidores de la HMG-CoA reductasa, más comúnmente referidos como estatinas (atendiendo al sufijo común de esos fármacos), actúan inhibiendo competitivamente uno de los enzimas claves en el proceso de síntesis del colesterol en el organismo. Producen una reducción rápida e intensa de colesterol total (15-30%) y de cLDL (25-60%), un descenso moderado de triglicéridos (10-25%) y ligero ascenso (4-10%) de cHDL. La experiencia es de buena tolerancia aunque ocasionalmente producen aumento de las transaminasas séricas (que revierten al suspender el tratamiento) o miositis.

La inhibición de la HMG-CoA reductasa produce una activación de las proteínas reguladoras SREBP (sterol regulatory elements-binding proteins), que activan la transcripción de proteínas e incrementan la expresión del gen del receptor de LDL y un aumento en la cantidad de receptores funcionales en el hepatocito, dando lugar a una mayor eliminación de las LDL circulantes, lo que disminuye las concentraciones de cLD. El orden de potencia hipolipemiante de las estatinas a nivel equimolecular es: pitavastatina > rosuvastatina > atorvastatina > simvastatina > pravastatina = lovastatina > fluvastatina. Sin embargo, cuando se utilizan dosis equivalentes, el efecto terapéutico es similar. Al doblar la dosis de cualquier estatina, el aumento relativo en la reducción de cLDL es, en general, del 6-7%. El efecto sobre los triglicéridos es mayor en los sujetos con triglicéridos >250 mg/dl, en los que se alcanza el 35% de reducción. Las estatinas actúan rápidamente, inhibiendo la enzima limitante en pocas horas; asimismo, más del 90% del efecto reductor de cLDL se consigue las primeras cuatro semanas de tratamiento, sin que sea haya evidenciado tolerancia farmacológica con el tratamiento crónico.

Aparte de sus efectos sobre el perfil lipídico, las estatinas tienen otros efectos cardiovasculares beneficiosos, especialmente sobre la pared arteria y que explicarían el beneficio adicional no atribuible a la reducción del cLDL observado en muchos estudios de intervención (efectos pleiotrópicos). Al inhibir la HMG-CoA reductasa, las estatinas interfieren en la formación de isoprenoides a partir del mevalonato. Como consecuencia de esto, la prenilación de las proteínas G (Rho, Rac, Rab y Ras) se reduce. La prenilación de estas moléculas es necesaria para su anclaje a la membrana celular y, así, poder ejercer su mecanismo de acción relacionado con la migración, la diferenciación y la proliferación celular. A través de estos potenciales efectos sobre las proteínas celulares, las estatinas pueden tener una serie de propiedades antiateroscleróticas y antitrombóticas, como la inhibición del crecimiento de la célula muscular lisa, la adhesión celular, la activación plaquetaria y la secreción de proteína C reactiva, entre otras. Por todo ello, actualmente se considera a las estatinas como tratamiento hipolipemiante de referencia (Cuéllar, 2011).

Los derivados del ácido clofíbrico reducen fundamentalmente los niveles de triglicéridos (30-50%), y consecuentemente cVLDL, y aumentan los de cHDL (10-20%). La acción reductora sobre colesterol total (10-20%) y cLDL (5-10%) es comparativamente mucho menor, y muy variable según el fármaco. Los medicamentos más modernos, únicos que permanecen en el mercado, como el fenofibrato y bezafibrato, etc., son más activos que el clofibrato sobre el colesterol y fracciones lipídicas relacionadas. Por su parte, gemfibrozilo tiene poco efecto sobre el colesterol, pero en cambio tiene una acción más pronunciada sobre triglicéridos y en ciertos casos produce una elevación significativa de la fracción cHDL.

Entre los adsorbentes o secuestrantes de sales biliares, colestipol, colesevelam y colestiramina son polímeros de intercambio aniónico, mientras que el detaxtrano es un derivado del dextrano mucho menos difundido y documentado. Se encuentran entre los medicamentos hipolipemiantes más antiguos, aunque no por ello su eficacia es cuestionada. De hecho, forman parte de todas las estrategias terapéuticas hipocolesterolemiantes, tanto solos como en asociación con estatinas. Reducen los niveles de cLDL en un 10-30% y en combinación con ácido nicotínico o con estatinas dicha reducción puede alcanzar el 60%. Actúan uniéndose a los ácidos biliares presentes en el intestinal, formando complejos inabsorbibles que son eliminados con las heces y, por tanto, impiden la reabsorción de dichos ácidos biliares. A medida que la reserva orgánica de estos se agota, el enzima colesterol 7a hidrolasa experimenta una regulación al alza, incrementado la tasa de conversión de colesterol en ácidos biliares, lo que a su vez provoca un aumento de la demanda de colesterol por parte de los hepatocitos, dando lugar a un incremento tanto de la expresión como de la actividad de la HMG-Coa reductasa, así como del número de receptores hepáticos de LDL. Estos efectos compensatorios potencian la eliminación de cLDL de la sangre y, por consiguiente, reducen sus niveles.

A pesar de su eficacia probada y de que no son absorbidos en el tracto intestinal, se asocian con una elevada tasa de discontinuidad en el tratamiento, debido fundamentalmente a las molestias gastrointestinales, en especial el estreñimiento que llega a afectar al 40% de los pacientes tratados. Además, producen flatulencia, borborigmos y calambres intestinales.

El interés por los aceites poliinsaturados de pescado surgió de estudios epidemiológicos indicativos de que poblaciones con dietas ricas en pescado (esquimales, japoneses) tienen una incidencia de enfermedades cardiovasculares significativamente inferior a otros grupos de población con consumo equivalente de grasas animales o vegetales. Los preparados de aceite de pescado son mezclas de los ácidos eicosapentaenoico y docosaexaenoico, en la que la acción farmacológica principal la ejerce el primero. El segundo actúa fundamentalmente de reserva transformándose lentamente en ácido eicosapentaenoico, aunque puede tener funciones biológicas aún no bien conocidas. Aunque a dosis terapéuticas ambos se comportan como hipolipemiantes, desarrollan significativos otros efectos preventivos cardiovasculares cuya naturaleza es compleja, porque modifican la proporción de los diversos tipos de prostaglandinas del organismo, lo que puede traducirse en acción vasodilatadora e inhibición de la agregación plaquetaria.

La ezetimiba es un agente hipolipemiante que reduce la absorción intestinal del colesterol procedente de la dieta y de la secreción biliar. En dosis terapéuticas, es capaz de reducirla en más de un 50%. En términos generales, la ezetimiba reduce los niveles de cLDL en un 17-20% en monoterapia, y en más del 40% en combinación con estatinas. Tiene una acción reductora moderada sobre triglicéridos (10%) e incrementa modestamente los niveles de HDL (5-10%). Actúa situándose en las microvellosidades del intestino delgado, inhibiendo la captación del colesterol por los enterocitos, a través de un mecanismo aún no bien dilucidado.

ACCIÓN Y MECANISMO

El evolocumab es un anticuerpo monoclonal con propiedades hipolipemiantes, que actúa uniéndose a la proteína PCSK9, provocando una reducción de la degradación intracelular de los receptores de LDL-colesterol y, en consecuencia, una reducción de los niveles de LDL-colesterol (cLDL) en sangre. Ha sido autorizado para el tratamiento de adultos con hipercolesterolemia primaria (familiar heterocigótica y no familiar) o dislipemia mixta, como complemento a la dieta en combinación con una estatina o con una estatina y otros tratamientos hipolipemiantes en pacientes que no consiguen alcanzar los niveles objetivo de cLDL con la dosis máxima tolerada de estatina, o bien solo o en combinación con otros tratamientos hipolipemiantes en pacientes intolerantes a las estatinas o en los que las estatinas están contraindicadas. También está indicado en adultos y adolescentes a partir de 12 años con hipercolesterolemia familiar homocigótica en combinación con otros tratamientos hipolipemiantes.

La PCSK9 (Proprotein Convertase Subtilisin/Kexin type 9) es un enzima codificado por el gen del mismo nombre, que se une al receptor de LDL presente en los hepatocitos. Cuando la PCSK9 se une al receptor de LDL (R-LDL) presente en la membrana, este sufre un proceso de internalización, pasando al citoplasma donde es degradado. Al bloquear la PCSK9, el evolocumab favorece la permanencia de dichos receptores en la superficie de los hepatocitos y su actividad para retirar las moléculas de LDL-colesterol circulantes en el torrente sanguíneo. Además de los efectos sobre los niveles de cLDL, el evolocumab facilita también la reducción de los de colesterol total, apolipoproteína B (ApoB), cVLDL, triglicéridos y lipoproteína a (Lp(a)).

ASPECTOS MOLECULARES

El evolocumab es un anticuerpo monoclonal enteramente humano de la clase IgG2 que se une selectivamente y con gran afinidad a la proteína PCSK9, inactivándola biológicamente. Presenta la característica estructura en forma de Y, constituida por dos cadenas peptídicas pesadas (con 441 aminoácidos cada una) y otras dos ligeras (con 215 aminoácidos cada una), interconectadas mediante 18 puentes disulfuro (-S-S-), tanto inter como intracatenarios. Presenta un punto de N-glucosilación (en el aminoácido Asn291 de cada una de las dos cadenas pesadas), pero no presenta O-glucosilación. El peso molecular total del evolocumab (no glucosilado) es de 141,8 kDa. La desglucosilación del evolocumab no parece afectar de forma significativa a su potencia biológica.

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad clínicas del evolocumab han sido adecuadamente contrastadas en las indicaciones autorizadas mediante varios ensayos clínicos de fase 3 (confirmatorios de eficacia y seguridad), aleatorizados, multicéntricos, doblemente ciegos (abiertos, en algunos casos) y controlados con placebo y comparadores activos, fundamentalmente ezetimiba.

En concreto, se dispone de ensayos clínicos en hiperlipidemia primaria (familiar heterocigótica y no familiar) y dislipemia mixta (pacientes adultos entre 18 y 80 años), tanto en monoterapia tanto en combinación con estatinas y, eventualmente, otros hipolipemiantes, así como en pacientes con intolerancia a las estatinas. La hiperlipidemia primaria (familiar heterocigótica y no familiar) fue definida como la existencia de niveles elevados de cLDL aislados, mientras que se consideró como dislipemia mixta la combinación de niveles elevados de cLDL y triglicéridos (≥150 mg/dL; 1,7 mmol/L) o de bajos niveles de cHDL (≤40 mg/dL, 1,0 mmol/L en varones; ≤50 mg/dL, 1,3 mmol/L en mujeres). La hipercolesterolemia grave fue definida como la existencia de niveles séricos de cLDL ≥160 mg/dL; 4,1 mmol/L estando bajo tratamiento con estatinas o de ≥240 mg/dL; 6,2 mmol/L sin tratamiento con estatinas. También ha sido estudiado en pacientes con hipercolesterolemia familiar homocigótica (pacientes entre 12 y 80 años).

La variable primaria de eficacia utilizada en estos estudios fue la variación porcentual media experimentada en los niveles plasmáticos de cLDL a las 10 y 12 semanas desde el inicio del tratamiento. Como variables secundarias de determinaron las variaciones porcentuales y absolutas de ApoB, colesterol total, cHDL, ApoA1, lipoproteína a, triglicéridos, cVLDL, así como determinaciones de seguridad; asimismo, en algunos estudios se determinaron los porcentajes de pacientes que experimentaron una reducción ≥50% en sus niveles de cLDL o que consiguieron alcanzar un nivel determinado (≤70 o 100 mg/dL, según el estudio). En los estudios a largo plazo, se determinaron las variaciones porcentuales de los parámetros lipídicos a las 52 semanas.

Los estudios tuvieron una duración que osciló entre 12 semanas y cinco años, utilizándose dosis subcutáneas (SC) de evolocumab de 140 mg cada dos semanas o de 420 mg cada mes. Los características y resultados de los ensayos clínicos controlados están recogido en las tablas 4 y 5 en hiperlipidemia primaria y dislipemia mixta, y 6 en hipercolesterolemia familiar homocigótica.

Tabla 4. Estudios clínicos de fase 3 y 12 semanas de duración con evolocumab en hiperlipidemia primaria y dislipemia mixta

Parámetro

Hiperlipidemia

primaria familiar

y no familiar

Hiperlipidemia

primaria familiar

y no familiar

Hiperlipidemia

primaria familiar y no familiar; intolerantes a estatinas(1)

Hiperlipidemia

primaria familiar

Tratamiento de base

Ninguno

Estatinas ± Ezetimiba

Hipolipemiantes (no estatinas ni ezetemiba)

Estatinas ± Ezetimiba

Tratamientos comparados

Evolocumab 140 mg/2 sem

Evolocumab 420 mg/mes

Ezetimiba 10 mg/24 h oral

Placebo

Evolocumab 140 mg/2 sem

Evolocumab 420 mg/mes

Ezetimiba 10 mg/24 h oral

Placebo

Evolocumab 140 mg/2 sem

Evolocumab 420 mg/mes

Ezetimiba 10 mg/24 h oral

Evolocumab 140 mg/2 sem

Evolocumab 420 mg/mes

Placebo

Pacientes (finalizaron)

614 (97%)

1896 (96%)

307 (95%)

329 (94%)

Edad (media)

53 años

60 años

62 años

51 años

Sexo (mujeres)

66%

46%

46%

42%

Coronariopatía

<1%

23%

29%

31%

Diabetes tipo 2

<1%

16%

20%

7%

Hipertensión

29%

57%

59%

33%

Historial familiar de patología cardiovascular

10%

20%

32%

59%

cLDL basal media (ayunas)

143 mg/dL (3,7 mmolL)

108 mg/dL (2,1 mmolL)

193 mg/dL (5,0 mmolL)

155 mg/dL (4,0 mmolL)

Determinación de la variable primaria

10 y 12 semanas

10 y 12 semanas

10 y 12 semanas

10 y 12 semanas

Variación cLDL

(vs. placebo)

Evolocumab (140): -57%

Evolocumab (420): -55%

Evolocumab (140): -74%

Evolocumab (420): -61%

Evolocumab (140): -61%

Evolocumab (420): -66%

Variación cLDL

(vs. ezetimiba)

Evolocumab (140): -39%

Evolocumab (420): -38%

Evolocumab (140): -44%

Evolocumab (420): -43%

Evolocumab (140): -38%

Evolocumab (420): -39%

Variación colesterol total (2)

Evolocumab (140): -25%

Evolocumab (420): -25%

Evolocumab (140): -41%

Evolocumab (420): -40%

Evolocumab (140): -24%

Evolocumab (420): -26%

Evolocumab (140): -42%

Evolocumab (420): -44%

Variación Triglicéridos

Evolocumab (140): -9%

Evolocumab (420): -9%

Evolocumab (140): -17%

Evolocumab (420): -23%

Evolocumab (140):

-6% (ns)

Evolocumab (420): -9%

Evolocumab (140): -23%

Evolocumab (420): -17%

Variación cVLDL

Evolocumab (140): -7% (ns)

Evolocumab (420): -10% (ns)

Evolocumab (140): -18%

Evolocumab (420): -22%

Evolocumab (140): -4% (ns)

Evolocumab (420): -7% (ns)

Evolocumab (140): -23%

Evolocumab (420): -16%

Variación cHDL

Evolocumab (140): +6%

Evolocumab (420): +4%

Evolocumab (140): +6%

Evolocumab (420): +8%

Evolocumab (140): +5%

Evolocumab (420): +6%

Evolocumab (140): +8%

Evolocumab (420): +9%

Variación relación CT/cHDL

Evolocumab (140): -29%

Evolocumab (420): -28%

Evolocumab (140): -45%

Evolocumab (420): -46%

Evolocumab (140): -27%

Evolocumab (420): -30%

Evolocumab (140): -47%

Evolocumab (420): -49%

Variación ApoB

Evolocumab (140): -34%

Evolocumab (420): -35%

Evolocumab (140): -56%

Evolocumab (420): -56%

Evolocumab (140): -32%

Evolocumab (420): -35%

Evolocumab (140): -49%

Evolocumab (420): -55%

Variación ApoA1

Evolocumab (140): +3%

Evolocumab (420): +4%

Evolocumab (140): +3%

Evolocumab (420): +5%

Evolocumab (140): +5%

Evolocumab (420): +3% (ns)

Evolocumab (140): +7%

Evolocumab (420): +5%

Variación relación ApoB/ApoA1

Evolocumab (140): -35%

Evolocumab (420): -37%

Evolocumab (140): -56%

Evolocumab (420): -58%

Evolocumab (140): -35%

Evolocumab (420): -36%

Evolocumab (140): -53%

Evolocumab (420): -56%

Variación Lp(a)

Evolocumab (140): -22%

Evolocumab (420): -20%

Evolocumab (140): -30%

Evolocumab (420): -27%

Evolocumab (140): -24%

Evolocumab (420): -25%

Evolocumab (140): -31%

Evolocumab (420): -31%

Referencia

MENDEL-2

(Koren, 2014)

LAPLACE-2

(Robinson, 2014)

GAUSS-2

(Stroes, 2014)

RUTHERFORD-2

(Raal, 2015)

Nota: Salvo que se indique lo contrario, los datos indican diferencias vs. placebo. Todas las diferencias en la variable primaria observadas con los datos del medicamento de referencia y los del comparador fueron estadísticamente significativas, salvo aquellas notadas con (ns). (1) No hubo brazo placebo; todas las comparaciones se hicieron respecto a ezetimiba. (2) Salvo que se indique lo contrario, todas las comparaciones se indican respecto al placebo.

Tabla 5. Estudios clínicos de fase 3 de larga duración con evolocumab en hiperlipidemia primaria y dislipemia mixta

Parámetro

Hiperlipidemia

primaria familiar

y no familiar

Hiperlipidemia

primaria familiar

y no familiar(1)

Tratamiento de base

Dieta ± atrovastatina ± ezetimiba

Tratamiento estándar

Tratamientos comparados

Evolocumab 420 mg/mes

Placebo

Evolocumab 140 mg/2 sem

Evolocumab 420 mg/mes

Pacientes

901

2928

Duración

52 semanas

124 semanas

cLDL basal media (ayunas)

104 mg/dL (2,7 mmolL)

124 mg/dL (3,2 mmolL)

Determinación de la variable primaria

52 semanas

12 y 24 semanas

Variación cLDL (vs. placebo)

Evolocumab (420): -59%

Evolocumab (140): -54%

Evolocumab (420): -53%

Variación colesterol total

Evolocumab (420): -33%

Variación Triglicéridos

Evolocumab (420): -12%

Variación cVLDL

Evolocumab (420): -29%

Variación cHDL

Evolocumab (420): +5%

Variación relación CT/cHDL

Evolocumab (420): -37%

Variación ApoB

Evolocumab (420): -44%

Variación ApoA1

Evolocumab (420): +3%

Variación relación ApoB/ApoA1

Evolocumab (420): -46%

Variación Lp(a)

Evolocumab (420): -22%

Referencia

DESCARTES

(Blom, 2014)

OSLER-2

(Sabatine, 2015)

Nota: Salvo que se indique lo contrario, los datos indican diferencias vs. placebo. Todas las diferencias en la variable primaria observadas con los datos del medicamento de referencia y los del comparador fueron estadísticamente significativas. (1) Estudio abierto, sin brazo placebo; las diferencias se expresan con respecto a los valores basales.

Tabla 6. Estudios clínicos de fase 3 con evolocumab

en hipercolesterolemia familiar homocigótica

Parámetro

Hipercolesterolemia familiar homocigótica

Tratamientos comparados

Evolocumab 420 mg/mes

Placebo

Evolocumab 420 mg/mes(1)

Pacientes

49

98

Duración

12 semanas

5 años

Edad (media)

31 años (20% <18 años)

cLDL basal media (ayunas)

348 mg/dL (9,0 mmolL)

321 mg/dL (8,3 mmolL)

Determinación de la variable primaria

12 semanas

24 semanas

Variación cLDL

Evolocumab (420): -31%

Evolocumab (420): -21%

Referencia

TESLA-B

(Raal, 2015)

TAUSSIG

(EMA, 2015)

Nota: Todas las diferencias en la variable primaria observadas con los datos del medicamento de referencia y los del comparador fueron estadísticamente significativas. (1) Estudio abierto.

Desde el punto de vista de la seguridad, el evolocumab presenta un perfil toxicológico benigno, con adversos poco frecuentes y generalmente leves o moderados, transitorios y tratables fácilmente. Los eventos adversos más frecuentemente descritos en los ensayos clínicos de fase 3 son: nasofaringitis (3,2% con la dosis evolocumab de 140 mg/2 sem y 5,8% con la de 420 mg/mes; 4,0% con ezetimiba y 2% con placebo), infección del tracto respiratorio superior (1,8%; 4,1%; 2,3% y 3,0%), dolor de espalda (2,3%; 3,6%; 2,3% y 3,8%), cefalea (2,6%; 3,4%; 3,6% y 2,9%), dolor de espalda (2,3%; 3,6%; 2,3% y 3,8%), síntomas gripales (1,4%; 2,9%; 1,6% y 3,1%), dolor muscular (1,7%; 2,5%; 4,9% y 2,4%), dolor articular (2,0%; 2,4%; 2,2% y 2,7%) y náusea (1,7%; 2,4%; 2,2% y 2,0%).

La incidencia de eventos adversos graves fue del 2,8% vs. 2,4% con placebo y 2,1% con ezetimiba. Se procedió a la suspensión del tratamiento en el 1,9% de los tratados con evolocumab, 1,6% con placebo y 2,3% con ezetimiba.

ASPECTOS INNOVADORES

El evolocumab es un anticuerpo monoclonal con propiedades hipolipemiantes, que actúa uniéndose a la proteína PCSK9, provocando una reducción de la degradación intracelular de los receptores de LDL-colesterol y, en consecuencia, una reducción de los niveles de LDL-colesterol en sangre. La PCSK9 (Proprotein Convertase Subtilisin/Kexin type 9) es un enzima codificado por el gen del mismo nombre, que se une al receptor de LDL-colesterol presente en los hepatocitos. Cuando la PCSK9 se une al receptor de LDL (R-LDL) presente en la membrana, este sufre un proceso de internalización, pasando al citoplasma donde es degradado. Al bloquear la PCSK9, el evolocumab favorece la permanencia de dichos receptores en la superficie de los hepatocitos y su actividad para retirar las moléculas de cLDL circulantes en el torrente sanguíneo. Además de reducir los niveles de cLDL, el evolocumab facilita también la disminución de los de colesterol total, apolipoproteína B (ApoB), cVLDL, triglicéridos y lipoproteína a, incrementando modestamente los de CHDL y ApoA1.

Ha sido autorizado para el tratamiento de adultos con hipercolesterolemia primaria (familiar heterocigótica y no familiar) o dislipidemia mixta, como complemento a la dieta en combinación con una estatina o con una estatina y otros tratamientos hipolipemiantes en pacientes que no consiguen alcanzar los niveles objetivo de C-LDL con la dosis máxima tolerada de estatina, o bien solo o en combinación con otros tratamientos hipolipemiantes en pacientes intolerantes a las estatinas o en los que las estatinas están contraindicadas. También está indicado en adultos y adolescentes a partir de 12 años con hipercolesterolemia familiar homocigótica en combinación con otros tratamientos hipolipemiantes.

Los datos clínicos disponibles son abundantes y metodológicamente robustos, con resultados contundentes en relación a la variable clínica principal, el descenso de los niveles séricos de cLDL. En este sentido, la documentación clínica muestra en los pacientes con hipercolesterolemia primaria (familiar heterocigótica y no familiar) o dislipidemia mixta descensos del 60-70% en relación al placebo y del 40% vs. ezetimiba al cabo de 12 semanas, tanto en monoterapia como asociación a otros hipolipemiantes (estatinas, ezetimiba, etc.), en pacientes que, en muchos casos eran intolerantes o refractarios al tratamiento con las dosis de máximas de estatinas de alta potencia (atorvastatina y rosuvastatina). Asimismo, otros parámetros lipídicos potencialmente adversos desde el punto de vista del riesgo cardiovascular experimentan descensos notables, tales como ApoB (50-54% vs. placebo y 34% vs. ezetimiba), colesterol total (37-41% y 24%) y triglicéridos (15-20% y 3-6%), con aumentos ligeros pero estadísticamente significativos de los niveles de cHDL (6-8% y 5-7%). Estos descensos fueron mantenidos en periodos de más de dos años, al menos.

Asimismo, en pacientes con hipercolesterolemia familiar homocigótica se ha reportado una reducción del 15-32% en los niveles de cLDL al cabo de 12 y 24 semanas, incluyendo un pequeño número de pacientes entre 12 y 18 años, con persistencia del efecto durante más de dos años, al menos. Como en el caso anterior, también se vieron afectados favorablemente otros parámetros lipídicos.

Los valores de los niveles séricos de los parámetros lipídicos empleados en estos ensayos clínicos son variables subrogadas de los efectos sobre el riesgo cardiovascular; es decir, tales valores estarían directamente ligados a un descenso proporcional de dicho riesgo patológico. Aunque es obvio que lo ideal sería que en los propios ensayos clínicos se hubieran determinado incidencia de trastornos cardiovasculares, es preciso indicar que tal observación requeriría periodos de tiempo mucho mayores que los habitualmente empleados en estos ensayos clínicos y, por otro lado, existe una abundante documentación clínica que demuestra tal relación con muchos otros agentes hipolipemiantes, en particular con las estatinas. Además, ya hay algunos datos clínicos incipientes que asocian directamente el empleo de evolucumab con una reducción significativa del 53% (0,95 vs. 2,18%) en la incidencia de eventos cardiovasculares al cabo de un año, en relación con la terapia estándar (Sabatine, 2015).

Un aspecto muy relevante a tener en consideración es el perfil benigno de seguridad que ha mostrado el evolocumab en los ensayos clínicos realizados hasta ahora, con eventos adversos escasos, leves y clínicamente irrelevantes, equiparables a los controles utilizados (incluyendo el placebo). Esto viene corroborado con la tasa de suspensión del tratamiento por eventos adversos, que fue del 1,9% con evolocumab, 1,6% con placebo y 2,3% con ezetimiba. Los eventos adversos más habitualmente reportados son nasofaringitis, infección del tracto respiratorio superior, dolor de espalda, cefalea, dolor de espalda, síntomas gripales, dolor muscular, dolor articular y náusea, con incidencias que van del 2% al 6%, prácticamente en línea con el placebo y la ezetimiba. La dosificación de 420 mg al mes se asocia con una ligera mayor incidencia de eventos adversos que la de 140 cada dos semanas.

La hiperlipidemia familiar es un trastorno genético en el que se agrupan varias patologías. La más común es la hipercolesterolemia familiar, caracterizada por la presencia de elevadas concentraciones sanguíneas de cLDL y por el desarrollo prematuro de enfermedades cardiovasculares. Está asociada a la existencia de mutaciones del gen codificador del receptor de LDL (95% de los casos), aunque también se asocia puntualmente con mutaciones de los genes codificadores de Apolipoproteína B (ApoB) y de la PCSK9. En su forma heterocigótica, la hipercolesterolemia familiar tiene una prevalencia en la Unión Europea de 1:200 a 1:500 y, a pesar de tratamiento hipolipemiante intensivo, presenta una tasa de mortalidad doble de lo normal. Por su parte, la forma homocigótica es aún mucho más grave, cursando con niveles de cLDL y colesterol total extraordinariamente elevados, lo que determina una alta mortalidad incluso en edad infantil y juvenil; afortunadamente, es mucho más infrecuente que la forma heterocigótica, con una prevalencia entre 1:300.000 y 1:1.000.000.

Evidentemente, el evolocumab no es una primera opción de tratamiento de una hiperlipidemia leve o moderada; para ello existen numerosas alternativas mucho más experimentadas, que han demostrado plenamente su eficacia no solo farmacológica – en términos de niveles lipídicos – sino preventiva del riesgo cardiovascular. Sin embargo, las indicaciones autorizadas para el evolocumab incluyen a pacientes de alto riesgo cardiovascular que prácticamente carecen de otras opciones farmacológicas, al ser resistentes o intolerantes a los más potentes hipolipemiantes actualmente disponibles (estatinas) en su mayor dosificación.

Deben considerarse la relevancia sanitaria de las indicaciones autorizadas para el evolocumab, la escasez de alternativas farmacológicas, la magnitud de los efectos obtenidos con el evolocumab, la persistencia de su efecto durante periodos prolongados, el amplio margen de seguridad mostrado hasta ahora, la incorporación de un nuevo mecanismo de acción hipolipemiante que actúa de forma potente y directa sobre los procesos bioquímicos de eliminación de cLDL del torrente circulatorio y, finalmente, la cómoda posología (inyección subcutánea convencional cada dos o cuatro semanas). En definitiva, este conjunto de aspectos favorables determina que este nuevo medicamento sea valorado como una innovación importante.

VALORACIÓN

EVOLOCUMAB

REPATHA®( Amgen)

Grupo Terapéutico (ATC): C10AX. SISTEMA CARDIOVASCULAR. Agentes modificadores de lípidos: otros.

Indicaciones autorizadas: Tratamiento de adultos con hipercolesterolemia primaria (familiar heterocigótica y no familiar) o dislipidemia mixta, como complemento a la dieta en combinación con una estatina o con una estatina y otros tratamientos hipolipemiantes en pacientes que no consiguen alcanzar los niveles objetivo de C-LDL con la dosis máxima tolerada de estatina, o bien solo o en combinación con otros tratamientos hipolipemiantes en pacientes intolerantes a las estatinas o en los que las estatinas están contraindicadas. También está indicado en adultos y adolescentes a partir de 12 años con hipercolesterolemia familiar homocigótica en combinación con otros tratamientos hipolipemiantes.

VALORACIÓN GLOBAL: INNOVACIÓN IMPORTANTE. Aportación sustancial a la terapéutica estándar

♣ ♣ ♣

Novedad clínica: Mejora la eficacia clínica con relación al tratamiento estándar.

Novedad molecular: Mecanismo de acción innovador frente al de los tratamientos previamente disponibles para la misma o similar indicación terapéutica.

Novedad toxicológica: Mejora el perfil toxicológico con relación a la terapia estándar.

BIBLIOGRAFÍA

Medicamentos con nuevos principios activos autorizados por EMA/AEMPS

MEDICAMENTOS DE USO HUMANO AUTORIZADOS (EMA/AEMPS)
DURANTE LOS ÚLTIMOS DOCE MESES, CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS
QUE AÚN NO ESTÁN COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA

Principio activo

Medicamento®

Laboratorio

Autorización

GT

Indicación autorizada1

Brivaracetam

Briviact

UCB

2016/01/14

N03AX

Epilepsia

Pegaspargasa

Oncaspar

BAxalta

2016/01/14

L01XX

Leucemia-linfoma linfoblástico

Mepolizumab

Nucala

Glaxo SmithKline

2015/12/02

R03DX

Asma

Fenilbutirato de glicerol

Ravicti

Horizon

2015/11/27

A16AX

Enzimopatías del ciclo de la urea (O)

Blinatumomab

Blincyto

Amgen

2015/11/23

L01XC

Leucemia/Linfoma linfomblástico (O) (C)

Cobimetinib

Cotellic

Roche

2015/11/20

L01XE

Melanoma

Iduracizumab

Praxbind

Boehringer Ingelheim

2015/11/20

V03AB

Hemorragia

Cólico, ácido

Kolban

Retrophin

2015/11/20

A05AA

Metabolopatía congénita (O)

Efmoroctocg alfa

Elocta

Biogen Idec

2015/11/19

B02BD

Hemofilia A (O)

Sacubitrilo + Valsartán

Entresto

Novartis

2015/11/19

C09DX

Insuficiencia cardiaca

Elvitegravir + Cobicistat +Emtricitabina +Tenofovir + Alafenamida

Genvoya

Gilead

2015/11/19

J05AR

Infección por VIH

Carlizomib

Kyprolis

Amgen

2015/11/19

L01XX

Mieloma múltiple (O)

Lumacaftor + Ivacaftor

Orkambi

Vertex

2015/11/19

R07AX

Fibrosis quística (O)

Susostocg alfa

Obizur

Baxalta

2015/11/11

B02BD

Hemofilia A ((O) (E)

Isavuconazol

Cresemba

Basilea

2015/10/15

J02AC

Aspergilosis (O)

Guanfacina2

Intuniv

Shire

2015/09/17

C02AC

Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

Alirocumab

Praluent

Sanofi Aventis

2015/09/23

C10AX

Dislipemia

Hierro (III), citrato complejo

Fexeric

Keryx Biopharma

2015/09/23

V03AE

Hiperfosfatemia, diálisis renal

Ceftolazan/Tazobactam

Zerbaxa

Merck Sharp Dohme

2015/09/18

J01DD

Infecciones bacterianas

Idebenona

Roxone

Santhera

2015/09/08

N06BX

Atrofia óptica de Leber (O) (E)

Panobinostat

Farydak

Novartis

2015/08/28

L01XX

Trastornos congénitos metabolismo lipídico (O)

Asfotasa alfa

Strensiq

Alexion

2015/08/28

A16AB

Hipofosfatemia (O) (E)

Sebelipasa alfa

Kanuma

Synageva

2015/08/28

A16AB

Enfermedad de Wolman (O)

Inhibidor de la Alfa-1 proteinasa

Respreeza

CLS Behring

2015/08/20

B02AB

Trastornos congénitos pulmonares

Sonidegib

Odomzo

Novartis

2015/08/14

L01XX

Carcinoma de células basales

Dinutuximab

Unituxin

United Therapeutics

2015/08/14

L01XC

Neuroblastoma (O)

Nivolumab

Nivolumab BMS

Bristol Myers Squibb

2015/07/20

L01XC

Cáncer de pulmón no microcítico

Tasimelteon

Hetlioz

Vanda

2015/07/03

N05CH

Trastornos del sueño (O)

Edoxaban

Lixiana

Daiichi Sankyo

2015/06/19

B01AF

Tromboembolismo venoso

Lutecio (177Lu)

Lumark

IDB Radiopharmacy

2015/06/19

V09

Radiodiagnóstico

Lenvatinib

Lenvima

Eisai

2015/05/28

L01XE

Cáncer de tiroides (O)

Netupitant + Palonosetrón

Akynzeo

Helsinn Birex

2015/05/27

A04AA

Vómitos de origen canceroso

Ceritinib

Zycadia

Novartis

2015/05/06

L01XE

Cáncer de pulmón no microcítico (C)

Bupropión + Naltrexona

Mysimba

Orexigen Therapeutics

2015/03/26

A08AA

Obesidad

Cangrelor

Kengresal

Medicines Company UK

2015/03/23

B01AC

Cirugía vascular

Liraglutida3

Saxendra

Novo Nordisk

2015/03/23

A10BX

Obesidad

Oritavancina

Orbactiv

Medicines Company UK

2015/03/19

J01XA

Infecciones de piel y tejidos blandos

Dalbavancina

Xydalba

Durata

2015/02/19

J01XA

Infecciones de piel y tejidos blandos

Células epiteliales corneales humanas autólogas

Holoclar

Chiesi

2015/02/17

S01XA

Enfermedades de la córnea (O) (E)

1 O= Medicamento huérfano; C= Autorizado condicionalmente; E= Autorizado en condiciones excepcionales

2 La guanfacina es un agonista alfa-2A adrenérgico, originalmente utilizado como antihipertensivo aunque actualmente en desuso para esta indicación.

3 Ya está autorizado en España, desde 2009, un medicamento con liraglutida (Victoza®), aunque indicado en el tratamiento de la diabetes mellitus de tipo 2.

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA
EN LOS ÚLTIMOS DOCE MESES

PAM

Principio activo

Medicamento®

INNOVACIÓN

Indicación principal

Laboratorio

a

b

c

d

e

f

390

Evolocumab

Repatha

 

 

♣♣♣

Hipercolesterolemia primaria

Amgen

390

Dulaglutida

Trulicity

 

 

 

 

 

Diabetes mellitus tipo 2

Lilly

390

Ospemifeno

Senshio

 

 

 

 

 

Vulvovaginitis atrófica posmenopáusica

Shionogi

390

Nintedanib

Ofev

 

 

 

♣♣

Fibrosis pulmonar idiopática

Boehringer Ingelheim

389

Tedizolid

Sivextro

 

 

 

 

♣♣

Infecciones de piel y tejidos blandos

Merck Sharp Dohme

389

Ramucirumab

Cyramza

 

 

 

 

♣♣

Cáncer de estómago

Lilly

389

Obinutuzumab

Gazyvaro

 

 

 

♣♣

Leucemia linfocítica crónica

Roche

388

Alogliptina

Vipidia

 

 

 

 

 

Diabetes mellitus tipo 2

Takeda

388

Secukinumab

Cosentyx

 

 

 

♣♣

Psoriasis en placas

Novartis

388

Peginterferón beta-1a

Plegridy

 

 

 

 

♣♣

Esclerosis múltiple

Biogen IDec

388

Umeclidinio, bromuro

Incruse

 

 

 

 

 

EPOC

Glaxo SmithKline

387

Ivermectina

Soolantra

 

 

 

 

♣♣

Rosácea

Galderma

386

Vedolizumab

Entyvio

 

 

 

♣♣

Colitis ulcerosa/enfermedad de Crohn

Takeda

386

Ivacaftor

Kalydeco

 

 

 

♣♣♣

Fibrosis quística

Vertex

385

Macitentán

Opsumit

 

 

 

 

 

Hipertensión pulmonar

Actelion

385

Degarelix

Firmagon

 

 

 

 

 

Cáncer de próstata

Ferring

384

Riociguat

Adempas

 

 

 

♣♣

Hipertensión pulmonar

Bayer

384

Albiglutida

Eperzan

 

 

 

 

♣♣

Diabetes mellitus tipo 2

Glaxo SmithKline

384

Canagliflozina

Invokana

 

 

 

 

 

Diabetes mellitus tipo 2

Janssen Cilag

384

Empagliflozina

Jardiance

 

 

 

 

 

Diabetes mellitus tipo 2

Boehringer Ingelheim

383

Dasabuvir

Exviera

 

 

 

 

♣♣

Hepatitis C

Abbvie

383

Ombitasvir/ Paritaprevir/ Ritonavir

Viekirax

 

 

 

 

♣♣

Hepatitis C

Abbvie

383

Ledipasvir/Sofosbuvir

Harvoni

 

 

 

 

♣♣

Hepatitis C

Gilead

383

Pixantrona

Pixuvri

 

 

 

♣♣

Linfoma no hodgkiniano de células B

Servier

383

Tianeptina

Zinosal

 

 

 

♣♣

Depresión

Juste

382

Radio [223Ra], cloruro

Xofigo

 

 

 

♣♣

Cáncer de próstata

Bayer

382

Regorafenib

Stivarga

 

 

 

 

♣♣

Cáncer colorrectal/GIST

Bayer

382

Sufentanilo

Sufentanilo GES

 

 

 

 

 

Anestesia/sedación

GES

381

Alemtuzumab

Lemtrada

 

 

 

 

Esclerosis múltiple

Genzyme

381

Olodaterol

Striverdi Respimat

 

 

 

 

 

EPOC

Boehringer Ingelheim

A. Clínica: Mejora la eficacia clínica con relación al tratamiento estándar.

B. Molecular: Incorpora variaciones significativas en la estructura molecular
y/o en el mecanismo de acción.

C. Seguridad: Mejora el perfil toxicológico con relación a la terapia estándar.

D. Farmacocinética: Mejora las características farmacocinéticas, con incidencia potencial o demostrada en las condiciones de uso y en la respuesta del paciente.

E. Técnico-Económica: Mejora algún aspecto farmacoeconómico y/o farmacotécnico.

F. Valoración Global

VALORACIÓN DE LA INNOVACIÓN TERAPÉUTICA EN PANORAMA ACTUAL DEL MEDICAMENTO

Es importante indicar que se valora el grado de innovación. Todos los medicamentos no innovadores tienen utilidad terapéutica, en tanto que su autorización por las autoridades sanitarias implica han demostrado rigurosamente su eficacia, su seguridad, su calidad y las condiciones de uso (incluyendo la información contenida en la ficha técnica – sumario de características – y en el prospecto del medicamento). Por tanto, la valoración que se hace se refiere a la incorporación, en el grado que se determine, de algún elemento innovador con respecto a otros medicamentos autorizados previamente para iguales o similares indicaciones terapéuticas o, en su caso, cubriendo la ausencia de éstas. Asimismo, debe considerarse que ésta es una evolución que se practica coincidiendo con la comercialización inicial del medicamento. Se trata, por consiguiente, de una valoración provisional de la innovación realizada en función de la evidencia clínica disponible hasta ese momento, lo que no prejuzga, en ningún caso, el potencial desarrollo de nuevas indicaciones clínicas ni la posible aparición de aspectos desfavorables (efectos adversos graves previamente desconocidos, interacciones, etc.). Se consideran tres posibles niveles, adjudicados en función de la relevancia de la(s) innovación(es) presentes en el nuevo medicamento, siempre en relación al arsenal terapéutico disponible clínicamente en España en el momento de la comercialización:

SIN INNOVACIÓN. No implica aparentemente ninguna mejora farmacológica ni clínica en el tratamiento de las indicaciones autorizadas ()

INNOVACIÓN MODERADA. Aporta algunas mejoras, pero no implica cambios sustanciales en la terapéutica estándar (♣♣)

INNOVACIÓN IMPORTANTE. Aportación sustancial a la terapéutica estándar (♣♣♣).

Se distinguen dos niveles de evidencia científica para los aspectos innovadores de los nuevos medicamentos:

Evidencia clínica: mediante estudios controlados específicamente diseñados y desarrollados para demostrar lo que pretende ser un avance o mejora sobre la terapia estándar.

Plausibilidad científica (potencialidad): existencia de aspectos en el medicamento que racionalmente podrían mejorar la terapéutica actual, pero que no han sido adecuadamente demostradas mediante ensayos clínicos, bien por motivos éticos o bien por imposibilidad de realización en el momento de la comercialización del nuevo medicamento: perfil de interacciones, mecanismos nuevos que permiten nuevas vías terapéuticas, nuevos perfiles bioquímicos frente a mecanismos de resistencia microbiana, posibilidad de combinar con otros medicamentos para la misma indicación terapéutica, efectos sobre el cumplimiento terapéutico (por mejoras en la vía, número de administraciones diarias, etc.), mejora de la eficiencia, etc.

El rigor de los datos contrastados mediante ensayos clínicos controlados (evidencia clínica) es determinante en la valoración de la innovación, mientras que las potencialidades solo pueden ser valoradas accesoriamente, como aspectos complementarios de esta valoración. En ningún caso, un medicamento es valorado con un nivel de innovación importante en función de sus ventajas potenciales, si no aporta otras ventajas demostradas clínicamente. Se analizan cinco aspectos de la innovación: clínica, molecular, toxicológica, físico-química y económico-tecnológica. Como ya se ha indicado, la fundamental y determinante es la novedad clínica.

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA
DURANTE LOS ÚLTIMOS DOCE MESES, POR GRUPOS TERAPÉUTICOS

GRUPO TERAPéUTICO

Principio activo

Medicamento®

Laboratorio

PAM

A. Tracto alimentario y metabolismo

Albiglutida

Eperzan

Glaxo SmithKline

384

Alogliptina

Vipidia

Takeda

388

Canagliflozina

Invokana

Janssen Cilag

384

Dulaglutida

Trulicity

Lilly

390

Empagliflozina

Jardiance

Boehringer Ingelheim

384

C. Aparato cardiovascular

Evolocumab

Repatha

Amgen

390

Macitentán

Opsumit

Actelion

385

Riociguat

Adempas

Bayer

384

D. Terapia dermatológica

Ivermectina

Soolantra

Galderma

387

G. Terapia genitourinaria

Ospemifeno

Senshio

Shionogi

390

J. Antiinfecciosos, uso sistémico

Dasabuvir

Exviera

Abbvie

383

Ledipasvir + Sofosbuvir

Harvoni

Gilead

383

Ombitasvir + Paritaprevir + Ritonavir

Viekirax

Abbvie

383

Tedizolid

Sivextro

Merck Sharp Dohme

389

L. Antineoplásicos y terapia
inmunomoduladora

Alemtuzumab

Lemtrada

Genzyme

381

Degarelix

Firmagon

Ferring

385

Nintedanib

Ofev

Boehringer Ingerheim

390

Obinutuzumab

Gazyvaro

Roche

389

Peginterferón beta-1a

Plegridy

Biogen Idec

388

Pixantrona

Pixuvri

Servier

383

Ramucirumab

Cyramza

Lilly

389

Regorafenib

Stivarga

Bayer

382

Secukinumab

Cosentyx

Novartis

388

Vedolizumab

Entyvio

Takeda

386

N. Sistema nervioso

Sufentanilo

Sufentanilo GES

GES

382

Tianeptina

Zinosal

Juste

383

R. Aparato respiratorio

Ivacaftor

Kalydeco

Vertex

386

Olodaterol

Striverdi Respimat

Boehringer Ingelheim

381

Umeclidinio, bromuro

Incruse

Glaxo SmithKline

388

V. Varios

Radio [223Ra], cloruro

Xofigo

Bayer

382

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA DURANTE LOS ÚLTIMOS DOCE MESES, POR LABORATORIOS

Laboratorio

Principio activo

Medicamento

PAM

Abbvie

Dasabuvir

Exviera

383

Ombitasvir + Paritaprevir + Ritonavir

Viekirax

383

Actelion

Macitentán

Opsumit

385

Amgen

Evolocumab

Repatha

390

Bayer

Radio [223Ra], cloruro

Xofigo

382

Regorafenib

Stivarga

382

Riociguat

Adempas

384

Biogen Idec

Interferón beta-1a

Plegridy

388

Boehringer Ingelheim

Empagliflozina

Jardiance

384

Nintedanib

Ofev

390

Olodaterol

Striverdi Respimat

381

Ferring

Degarelix

Firmagon

385

Galderma

Ivermectina

Soolantra

387

Genzyme

Alemtuzumab

Lemtrada

381

GES

Sufentanilo

Sufentanilo GES

382

Gilead

Ledipasvir + Sofosbuvir

Harvoni

383

Glaxo SmtihKline

Albiglutida

Eperzan

384

Umeclidinio, bromuro

Incruse

388

Janssen Cilag

Canagliflozina

Invokana

384

Juste

Tianeptina

Zinosal

383

Lilly

Dulaglutida

Trulicity

390

Ramucirumab

Cyramza

389

Merck Sharp Dohme

Tedizolid

Sivextro

389

Novartis

Secukinumab

Cosentyx

388

Roche

Obinutuzumab

Gazyvaro

389

Servier

Pixantrona

Pixuvri

383

Shionogi

Ospemifeno

Senshio

390

Takeda

Alogliptina

Vipidia

388

Vedolizumab

Entyvio

386

Congresos y cursos

Congresos y cursos

EVENTO

FECHA

INFORMACIÓN 

LOCALIDAD 

DIRECCIÓN TELEMÁTICA

8TH INTERNATIONAL CONFERENCE AND EXHIBITION ON PHARMACEUTICS & NOVEL DRUG DELIVERY SYSTEMS

7-9 de marzo
de 2016

FIP

Madrid

Tel: +971-6-5575783

Fax: +971-6-5575784

info@icddt.com

www.icddt.com

INFARMA 2016

8-10 de marzo de 2016

COF Madrid

COF Barcelona

Madrid

www.interalia.es/www.infarma.net/

21ST CONGRESS OF THE EAHP (THE EUROPEAN ASSOCIATION OF HOSPITAL PHARMACISTS: “HOSPITAL PHARMACISTS TAKING THE LEAD – PARTNERSHIPS AND TECHNOLOGIES”

16-18 de marzo de 2016

 

Viena

Austria

www.eahp.eu/congresses

WORLD HEALTH PROFESSIONS CONFERENCE ON REGULATION 2016

21-22 de mayo de 2016

 

Ginebra

Suiza

whprc2016@fdiworldental.org

http://www.whpa.org/whpcr2016/

CONFERENCIA EUROPEA SOBRE ENFERMEDADES RARAS Y MEDICAMENTOS HUÉRFANOS

26-28 de mayo de 2016

Eurordis

Edimburgo

Reino Unido

http://www.eurordis.org/es/ecrd

VII CONGRESO INTERNACIONAL DE FARMACÉUTICOS COMUNITARIOS

26-28 de mayo de 2016

SEFAC

Zaragoza

 

+34-91-3612600

+34-91-3559208

congreso-sefac@kenes.com

www.congreso-sefac.org

 

DIA 2016 52ND ANNUAL MEETING

26-30 de junio de 2016

DIA

Filadelfia

Estados Unidos

http://www.diaglobal.org/flagship/dia-2016

WORLD CONGRESS OF PHARMACY AND PHARMACEUTICAL SCIENCES 2016

28 de agosto-
1 de septiembre de 2016

FIP

Buenos Aires

Argentina

http://buenosaires2016.fip.org/

Tel: +31 (0) 70 302 19 82
Fax: +31 (0) 70 302 19 98
congress@fip.org

REUNIÓN ANNUAL DE LA AMERICAN ASSOCIATION OF PHARMACEUTICVAL SCIENTIST (AAPS)

14-17
de noviembre
de 2016

AAPS

Denver (Colorado)

Estados Unidos

Tel:+1.703.248.4788

Fax: +1.703.243.9650

sproehnlej@aaps.org

http://www.aaps.org

ECNP 2016 – 29TH EUROPEAN COLLEGE OF NEUROPSYCHOPHARMACOLOGY CONGRESS

17-29
de septiembre
de 2016

 

Austria

Viena

 

www.ecnp.eu

Disnea aguda

Resumen

La disnea es un síntoma de frecuente consulta en los Servicios de Urgencias, de difícil cuantificación, por tratarse de un síntoma subjetivo. La sensación de disnea parece originarse en la activación de sistemas sensoriales implicados en el control de la respiración. La evaluación de la disnea se basa en la historia clínica, el examen físico y la realización de las pertinentes pruebas complementarias, en función de la sospecha clínica. Hay muchos cuadros patológicos que pueden cursar con disnea como síntoma principal o secundario; desde la existencia de afectación de vías aéreas superiores o inferiores, patología cardiaca e incluso procesos psicógenos, por tanto el diagnóstico diferencial debe ser amplio intentando detectar el origen o el desencadenante de la disnea. Es importante calificar tanto la situación clínica como la situación hemodinámica del paciente, ya que en función de esto se clasificará como estable o inestable y la terapéutica será diferente, incluso llegando a la intubación endotraqueal si fuera necesaria. El tratamiento se basa en tratar la causa que la produce y estabilizar al paciente.

 

La disnea es un síntoma frecuente, de origen multifactorial y de difícil definición. Disnea deriva del latín dyspnoea, del griego dyspnoiα, y los pacientes lo describen como la “sensación subjetiva de dificultad respiratoria, falta de aire o ahogo”. Una de las definiciones más aceptadas, es la que define disnea como “una experiencia subjetiva de malestar ocasionado por la respiración que engloba sensaciones cualitativas distintas que varían en intensidad”. Esta experiencia se origina a partir de interacciones entre factores fisiológicos, psicológicos, sociales y ambientales múltiples, que pueden a su vez inducir respuestas fisiológicas y comportamientos secundarios” (American Thoracic Society, 1999).

Desde un punto de vista docente, es útil diferenciar disnea aguda de disnea crónica. Aunque no existe consenso en el tiempo de evolución que debería llevar cada una para ser considerada como tal, pero en general se entiende por disnea aguda la que se presenta en minutos, horas o unos pocos días; y crónica cuando se desarrolla durante más de 4-8 semanas. Algunos pacientes presentan empeoramiento agudo de la disnea crónica que puede ser causada por un nuevo problema o un empeoramiento de una patología subyacente. Hablaríamos entonces de una reagudización o empeoramiento de su disnea basal.

Al ser un síntoma subjetivo, no es fácil cuantificar la disnea. Existen diferentes escalas, pero las más, en la práctica clínica no valoran la condición física y el grado de entrenamiento del enfermo. Aunque existen muchas escalas que pretenden medirla, las más útiles son la escala de disnea del Medical Research Council (MRC) que se utiliza sobre todo en la EPOC (Tabla 1) y la de la New York Health Association (NYHA), recomendada para la clasificación funcional de la disnea en la insuficiencia cardiaca (Tabla 2).

Tabla 1. Escala de disnea. Modificada del Medical Research Council (MRC)

Grado 0

Ausencia de disnea, excepto para ejercicio intenso

Grado 1

Disnea al andar deprisa o subir una pequeña cuesta

Grado 2

Incapacidad de mantener el paso de otras personas de la misma edad, caminando en llano, o tener que parar a descansar al andar en llano al propio paso.

Grado 3

Necesidad de parar a descansar al andar unos 100 metros o a los pocos minutos de andar en llano.

Grado 4

Imposibilidad de salir de casa, o disnea con actividades como vestirse o desvestirse.

Tabla 2. Escala de disnea. Modificada de la New York Health
Association (NYHA)

Clase I

Ausencia de síntomas con la actividad normal.

Clase II

Síntomas con la actividad ordinaria.

Clase III

Síntomas con actividad inferior a la ordinaria.

Clase IV

Síntomas al menor esfuerzo o de reposo.

La disnea presenta diversas formas en función de su relación con la actividad física, distribución en el tiempo y posición corporal, según esto podemos encontrarnos con disnea:

  • Continua.
  • Intermitente (paroxística).
  • De reposo.
  • De esfuerzo.
  • En decúbito u ortopnea.
  • En decúbito lateral o trepopnea (se asocia a patología pleural).
  • En posición vertical o platipnea (se asocia a cortocircuitos intracardíacos o pulmonares y se alivia con decúbito).

Es importante diferenciar el síntoma “disnea” de otras alteraciones respiratorias como son:

«Hiperventilación»: respiración rápida mediante inspiraciones muy breves, con sensación o no de disnea.

«Taquipnea»: respiración muy rápida y corta (típica de insuficiencia cardíaca e insuficiencia respiratoria).

«Hiperpnea»: respiraciones muy rápidas y profundas.

«Polipnea»: respiración profunda y prolongada (respiración de Kussmaul propia del coma cetoacedótico diabético y urémico).

«Disnea laríngea» que se acompaña de estridor, tiraje e incremento de tiempo inspiratorio, siendo consecuencia de presencia de cuerpo extraño, (edema de glotis, absceso laríngeo o neoplasia).

FISIOPATOLOGÍA

La sensación de disnea parece originarse en la activación de sistemas sensoriales relacionados con el control de la respiración.

Figura 1. Receptores involucrados en la fisiopatología de la disnea.

El proceso de la respiración es complejo a pesar de la facilidad con que podemos olvidarnos de ella: exige unos mecanismos de control centrales (voluntarios: corteza motora; e involuntarios: pneumotáctico, apneustico y medulares), sensores respiratorios (quimiorreceptores centrales y periféricos; mecanoreceptores de la vía aérea, pulmonares y pared torácica) y un sistema efector (vía nerviosa y músculos). La interrelación continua entre centros respiratorios y receptores permite asegurar la efectividad de las órdenes motoras emitidas a los músculos ventilatorios en términos de flujo y volumen.

La disnea es una integración cortical exclusiva del estado vigil y no se experimenta dormido. No se ha podido demostrar un área cortical responsable de la misma aunque se insinúan varias estructuras que podrían estar implicadas: ínsula anterior, vermix cerebeloso, etc. Tampoco existe un tipo de aferencia específica que haga llegar al cortex la sensación de disnea, sino que el sistema nervioso central realiza un complicado análisis de información, procedente de:

  1. la propia percepción del estímulo respiratorio enviado a los músculos respiratorios (este autoconocimiento del impulso central motor se denomina sensación de esfuerzo)
  2. la relación entre las aferencias recibidas y las esperadas (discordancia aferente-eferente o neuromecánica);
  3. aferencias de mecanoreceptores;
  4. aferencias de quimiorreceptores.

No existe un mecanismo único que explique la disnea, sino que hay varios implicados según las situaciones clínicas que la producen y los mecanismos.

Sensación de esfuerzo ventilatorio y disociación neuromecánica

La sensación de esfuerzo es la percepción consciente de la activación de los músculos respiratorios. Es atribuida a una descarga enviada a los músculos respiratorios, desde los centros respiratorios involuntarios y la corteza motora, a la corteza sensitiva, originándose la sensación de esfuerzo ventilatorio.

La Disnea se origina ante la desproporción entre el impulso motor central y la respuesta mecánica obtenida del sistema respiratorio, en términos de ventilación. Esto explica la disnea del paciente ventilado mecánicamente cuando disminuye el volumen minuto o el flujo, aunque permanezca fijo el nivel de carbónico, o la disnea experimentada por todos nosotros cuando contenemos la respiración voluntariamente.

La sensación de esfuerzo resultante se intensifica con el incremento de:

  1. el impulso central o demanda ventilatoria;
  2. la carga muscular (impedimentos mecánicos a la contracción, como la resistencia y la elastancia);
  3. la relación entre la presión ejercida por los músculos y su capacidad máxima de generar presión (P/Pmax.).

Durante el ejercicio se incrementan las demandas ventilatorias en personas sanas y enfermas, y con ellas se aumenta la intensidad de la disnea, siendo desproporcionada a la ventilación en casos de desacondicionamiento muscular. Los músculos desentrenados producen niveles de ácido láctico mayores y más precoces, y este es un estímulo adicional que incrementa la ventilación para un mismo grado de ejercicio. También se requiere mayor ventilación para compensar el mayor espacio muerto de determinados procesos parenquimatosos y vasculares. Las enfermedades que cursan con incremento de la resistencia de la vía aérea (EPOC y asma) o de la elastancia (enfermedades intersticiales y otras), suelen causar disnea, pues el nivel de impulso central necesario para conseguir un mismo resultado ventilatorio es mucho mayor. Cuando los músculos están fatigados, debilitados o paralizados, también existe un desequilibrio neuromecánico, pues la relación P/Pmax. aumenta.

Mecanoreceptores

Son receptores periféricos situados en vía aérea, pulmón y pared torácica. Envían su información por vía vagal y modifican la disnea. Es posible que la respiración rápida y superficial frecuentemente encontrada en procesos parenquimatosos, sea debida a estimulación de estos receptores. También son los protagonistas de la disnea relacionada con el ejercicio, la congestión pulmonar y la presencia de tromboembolismo pulmonar. También se ha observado sensación disneica en pacientes con sección espinal cervical. Durante el ejercicio disminuye la sensación disneica debido al bloqueo vagal.

La disnea por broncoconstricción inducida por histamina disminuye cuando bloqueamos los receptores con lidocaína inhalada. La distribución de mecanoreceptores es la siguiente:

1. Vía aérea superior:

Dispone de receptores de flujo cuyos impulsos aumentan o disminuyen la sensación disneica. Por ejemplo, cuando son estimulados por aire frío (asomarse a la ventana) o cuando se aplica ventilación por presión, la disminuyen, y cuando se estimulan al respirar a través de una boquilla de espirometría, la aumentan.

2. Pulmonares:

  • Del músculo liso de la vía aérea: son los receptores de estiramiento o de adaptación lenta, situados sobre todo en bronquios proximales. Responden a las variaciones de volumen y median el reflejo de Hering-Breuer.
  • De las células epiteliales de las vías respiratorias: son receptores de irritación o de adaptación rápida, situados principalmente en bronquios grandes, que responden con una broncoconstricción ante variedad de estímulos mecánicos (estimulación táctil, cambios de flujo aéreo e incrementos del tono muscular bronquial) y químicos (como las generadas en asma).
  • De las paredes alveolares y vasos sanguíneos: son receptores C y J correspondientes a terminaciones lentas amielínicas que se estimulan con la congestión pulmonar y el edema (aumento de presión intersticial y capilar).

3. De la pared torácica:

En las articulaciones, tendones y músculos. Los estímulos vibratorios inspiratorios sobre los músculos intercostales disminuyen la disnea y los espiratorios la aumentan. Los mecanoreceptores son protagonistas de la sensación disneica generada por desproporción entre longitud y tensión muscular. Esta desproporción es interpretada por el córtex como disnea.

Quimiorreceptores

Los quimiorreceptores centrales se encuentran localizados en diferentes áreas nerviosas, como la superficie ventral medular, núcleo del tracto solitario y locus caeruleus. Responden primariamente a cambios de la concentración de hidrogeniones, y por tanto de pH, en el fluido cerebroespinal e intersticial medular. La respuesta a los cambios de CO2 se debe a su rápida difusión a través de la membrana hematoencefálica y conversión en ácido carbónico y disociación de éste en bicarbonato e iones H+, que son los que actúan en los quimiorreceptores. La acción de la anhidrasa carbónica es clave en este proceso. La imidazol-histidina también está implicada, considerándosela un sensor molecular de pH. La respuesta central originada tiene una fase rápida debido a la acidificación inmediata del fluido cerebroespinal, y una fase lenta (minutos) por la acidificación del intersticio medular. Los quimiorreceptores periféricos son aórticos (con escaso protagonismo) y carotídeos, que son los fundamentales y responden a PaO2 y H+. Están inervados por fibras mixtas de simpático y parasimpático.

Tanto la hipoxia como la hipercapnia inducen disnea. La hipercapnia es independiente de la actividad de los músculos respiratorios y potencia la disnea aunque permanezca fijo el patrón ventilatorio. La hipercapnia se traduce en cambios de pH que estimularían los quimiorreceptores, pero posiblemente existan otros mecanismos implicados pues, por ejemplo, esto no explica por qué no sufren disnea algunos pacientes con acidosis metabólica. Por su parte, la hipoxemia estimula los quimiorreceptores y causa activación respiratoria. Puede considerarse que la hipoxia origina disnea, aunque no existe una relación directa entre ellas y a veces pacientes no hipoxémicos tienen disnea y viceversa. Al corregir la hipoxemia puede persistir la disnea.

EVALUACIÓN CLÍNICA

La evaluación de la disnea se basa en la historia clínica, el examen físico y la realización de determinadas pruebas complementarias. La disnea de reciente aparición, en muchas ocasiones, encierra una enfermedad grave y requiere una intervención inmediata, por lo que en este caso debemos dirigir el interrogatorio únicamente a los puntos clave.

Al evaluar la disnea crónica, seguimos un enfoque diagnóstico por etapas de las pruebas iniciales, el seguimiento de las pruebas, y pruebas avanzadas, a partir de aquellas que son menos invasivas y que más probabilidades ofrecen de obtener un diagnóstico. Dentro de cada nivel, se seleccionan las pruebas individuales en base a las características clínicas del paciente, resultados de las pruebas anteriores, y la respuesta al tratamiento.

Anamnesis: cuando la situación es de auténtica urgencia, la historia clínica debe ser muy breve y dirigida a los aspectos esenciales y es conveniente realizarla simultáneamente con el examen físico, con el fin de valorar la situación de gravedad del paciente. Al realizar una anamnesis dirigida se debe interrogar siempre por:

  • Antecedentes personales: pues en muchas ocasiones la causa de disnea tiene relación con patologías previas.
  • Historia laboral (exposición a sustancias contaminantes)
  • Hábitos tóxicos: tabaquismo.
  • Traumatismos torácicos, inmovilización prolongada o cirugías recientes.
  • Edad: puede ser orientativa de la causa de disnea también.
  • Comienzo, duración, momento del día y posición en que aparece de la disnea
  • Factores precipitantes: ejercicio, exposición a sustancias (alergénicas, contaminantes o irritantes), ingesta.
  • Presencia de síntomas asociados: dolor torácico, palpitaciones, fiebre, tos y características de la expectoración, disfagia, ortopnea, disnea paroxística nocturna, etc.
  • Tratamiento farmacológico (anticonceptivos orales, betabloqueantes, amiodarona, metrotexate, busulfán, ciclofosfamida, bleomicina) y posible consumo de drogas.

Examen físico:

  • Evaluación inicial: para comprobar la estabilidad hemodinámica del paciente:
  • Constantes vitales: frecuencia respiratoria, frecuencia cardiaca, tensión arterial y temperatura.
  • Saturación de oxígeno, que se deberá monitorizar a lo largo del proceso.
  • Auscultación para comprobar el ritmo cardiaco y la ventilación pulmonar.
  • Presencia de cianosis, palidez o signos de mala perfusión.
  • Uso de la musculatura accesoria (“tiraje” intercostal o supraclavicular).
  • Estado mental.
  • Evaluación posterior
  • Peso y talla (IMC).
  • Cuello: comprobar si existe ingurgitación yugular, retracción de las fosas claviculares.
  • Tórax: valorar si existe asimetría de los movimientos respiratorios en ambos hemitórax o deformidades, enfisema subcutáneo a la palpación y al percutir si existen datos de consolidación pulmonar o derrame pleural. En la auscultación detectar si existen ruidos patológicos sobreañadidos o ausencia de sonidos. En la auscultación cardiaca tendremos en cuenta la presencia de soplos, roces y tonos más apagados, arritmias y ritmo de galope.
  • Abdomen: prestar especial atención a detectar visceromegalias, la presencia de ascitis y movimientos paradójicos del abdomen.
  • Extremidades inferiores: comprobar la presencia de edemas, el color de la piel, su temperatura, los pulsos periféricos y el llenado capilar.
  • Extremidades superiores: presencia de acropaquias que reflejan patología respiratoria crónica.
  • Examen psiquiátrico: descartar cuadros de ansiedad.

Pruebas complementarias: la decisión de realizar pruebas complementarias vendrá siempre guiada por los resultados de una buena anamnesis y el examen físico, y dependerá de los medios disponibles y la accesibilidad a las diferentes pruebas.

  • Pulsioximetría: de gran valor a la hora de evaluar la gravedad del cuadro y en su seguimiento evolutivo monitorizando la saturación de oxígeno. Tiene buena correlación con la presión de oxígeno para valores de saturación por encima del 80%.
  • Electrocardiograma: puede proporcionar información sobre la presencia de una coronariopatía aguda, arritmias y bloqueos, la presencia de derrame pericárdico o signos indirectos de TEP.
  • Radiología de tórax: de gran utilidad, deberá solicitarse siempre que la tengamos accesible. Proporciona información sobre el tamaño cardiaco, parénquima, edema intersticial o alveolar, redistribución vascular, derrames y patología pleural, y estado del mediastino y de los diafragmas.
  • Radiología lateral de cuello: si sospechamos obstrucción aguda de las vías aéreas superiores.
  • Glucemia capilar no debemos olvidar que existen algunas causas metabólicas de disnea. Una elevación importante debe sugerir acidosis metabólica secundaria a diabetes como desencadenante de la disnea.
  • Análisis de sangre: hemograma y bioquímica para detectar la existencia de anemia, elevación de leucocitos que sugiera infección, disfunción tiroidea, insuficiencia renal, etc. Solicitaremos D-Dímero, (que nos orienta sobre la probabilidad de enfermedad tromboembólica pulmonar), péptido natriurético cerebral (BNP, elevado en los pacientes afectos de fallo cardiaco) y biomarcadores cardiacos (su positividad confirma la presencia de cardiopatía isquémica)
  • Gases arteriales: nos informa sobre la presión de oxígeno y carbónico y el equilibrio ácido-base.
  • Medición del flujo espiratorio máximo (FEM) en caso de asma nos servirá para valorar la gravedad y monitorizar la respuesta al tratamiento.
  • Espirometría: imprescindible en el diagnóstico. Es una de las primeras pruebas a realizar en pacientes que consultan por disnea de semanas o más tiempo de evolución.
  • Laringoscopia si sospechamos cuerpo extraño o patología de las vías aéreas superiores o cuerdas vocales.
  • Ecocardiografía es muy útil en el diagnóstico de enfermedades cardiacas (insuficiencia cardiaca, cardiomiopatías, enfermedad valvular, derrame pericárdico o hipertensión pulmonar).
  • TAC pulmonar: prueba de elección ante sospecha enfermedad intersticial, bronquiectasias y tromboembolismo pulmonar.
  • Phmetría esofágica: para demostrar la presencia de RGE.
  • Monitorización electrocardiográfica durante 24 horas: ( se recomienda en pacientes con episodios de disnea asociados a palpitaciones, pacientes con enfermedad coronaria o ante sospecha de arritmias no detectadas en el electrocardiograma basal)
  • Otros estudios cardiacos como la gammagrafía de perfusión, la ecocardiografía de estrés, la resonancia magnética nuclear cardiaca y la coronariografía se podrían considerar en pacientes con cardiopatía isquémica.

ETIOLOGÍA DE LA DISNEA AGUDA

La disnea aguda es un motivo frecuente de consulta. El paciente adulto con disnea aguda presenta retos difíciles en el diagnóstico y manejo. Es importante considerar un amplio diagnóstico diferencial mientras se proporciona tratamiento inicial adecuado pues puede tratarse de una enfermedad potencialmente mortal.

¿Cuáles son las causas de disnea aguda?

  1. Obstrucción de la vía aérea superior
    • Cuerpo extraño y epiglotitis
    • Edema de glotis
    • Estenosis traqueal (tumores, intubación prolongada, reacción fibrótica post-traqueotomía)
  2. Patología pulmonar o pleural
    • Crisis de asma
    • Reagudización de EPOC
    • Infección del tracto respiratorio
    • Neumonías
    • Neumotórax
    • Traumatismo torácico
    • Derrame pleural
  3. Patología cardiovascular
    • Insuficiencia cardiaca
    • Cardiopatía isquémica
    • Valvulopatías
    • Arritmias
    • Pericarditis y taponamiento cardiaco
    • Enfermedad tromboembólica
  4. Otras causas
  • Ansiedad
  • Acidosis metabólica
  • Shock
  • Intoxicación por CO
  • Anemias
  • Angioedema y anafilaxia
  • Guillen Barré

MANEJO DEL PACIENTE CON DISNEA AGUDA

Aunque la historia es fundamental para la evaluación del paciente que presenta de forma aguda disnea, en ocasiones puede ser difícil obtener una anamnesis completa y detallada. Debemos priorizar el mantener una oxigenación y ventilación adecuadas ya que el objetivo inicial es determinar la severidad de ésta y la necesidad de una intervención urgente.

Paciente con disnea inestable: Debemos prestar atención a la presencia de signos de gravedad y/o inestabilidad hemodinámica:

  • Alteración del nivel de conciencia, somnolencia, obnubilación.
  • Agitación psicomotriz.
  • Cianosis.
  • Signos de mala perfusión tisular y bajo gasto.
  • Imposibilidad de toser o hablar.
  • Uso de musculatura accesoria.
  • Incoordinación toracoabdominal.
  • Frecuencia respiratoria >30 rpm o bradipnea <10 rpm.
  • Frecuencia cardiaca >125 ppm.
  • Hipotensión.
  • Silencio auscultatorio.
  • Presencia de desviación traqueal en la Rx de tórax.
  • Saturación de O2 <90 a pesar de oxigenoterapia.

Ante estos signos se establecerán medidas de soporte vital inmediato (oxigenoterapia, monitorización de constantes vitales, etc) y trataremos de buscar causas potencialmente reversibles de manera inmediata. Es fundamental una rápida intervención y alertar los servicios de urgencias pertinentes, para su derivación a un centro hospitalario.

Paciente con disnea estable: si el enfermo está estable y hemos excluido una situación de emergencia, deberemos realizar una historia clínica y un examen físico más pausado y detallado. El manejo de estos enfermos dependerá fundamentalmente de las causas que los ha llevado a esta situación.

DIAGNóSTICO DIFERENCIAL

Lo deberemos realizar con:

  1. Insuficiencia cardíaca: los síntomas más frecuentes son la disnea sin espiración prolongada, con presencia disnea paroxística nocturna, auscultación pulmonar con presencia de estertores crepitantes en ambas bases, ingurgitación yugular, edemas, nicturia, dolor precordial, etc. Debemos buscar antecedentes de enfermedad cardíaca y factores precipitantes, como infecciones, arritmias, isquemia miocárdica, embarazo, hipertensión, hipertiroidismo, etc. Puede ser evidente un ritmo de galope, 3.º y 4.º ruido y la presencia de soplo cardíaco (sobre todo si hay valvulopatía).
  2. Insuficiencia respiratoria: disnea con espiración prolongada frecuente, cianosis y a veces flapping tremor(temblor fino distal de los dedos cuando se realiza la extensión de estos). En la auscultación pueden apreciarse roncus, sibilancias y disminución del murmullo vesicular. Si aparecen crepitantes suelen ser unilaterales y se modifican con la tos. Puede existir ingurgitación yugular cuando estemos ante un EPOC con Cor Pulmonale (insuficiencia cardiaca derecha).
  3. Metabólica: respiración de Kussmaul debido a la existencia de una acidosis metabólica.
  4. Emocional: se presenta en personas jóvenes, sanas y con antecedentes de crisis emocionales recientes. Cursa con hiperventilación, espasmos carpopedales y auscultación normal.

TRATAMIENTO

Se actuará tratando la patología de base que haya desencadenado el cuadro, siendo fundamental iniciar unas medidas generales de soporte básico para el paciente:

  • Incorporar al paciente a 45º. En posición semi sentado se incrementa ventilación hasta en un 75%.
  • Canalización de vía venosa periférica con suero glucosado al 5%.
  • Oxigenoterapia de inmediato con mascarilla efecto Ventiru al 24-28% en insuficiencia respiratoria crónica (IRC) y al 50% en insuficiencia respiratoria aguda (IRA).
  • Si fuese necesario intubar al paciente, debemos considerar unos criterios de intubación endotraqueal.

Criterios de intubación endotraqueal en caso de disnea aguda

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Figura 3.

ALGORITMO DE TRATAMIENTO DE DISNEA AGUDA EN PACIENTES EN CUIDADOS PALIATIVOS
(Tomada de “Guía de práctica Clínica sobre Cuidados Paliativos” en www.guiasalud.es/egpc/cuidadospaliativos/completa/apartado06/control_sintomas_4.html)

  • Apnea.
  • Escala de Glasgow < o igual de 8.
  • Agotamiento físico con trabajo respiratorio excesivo.
  • Frecuencia respiratoria > de 35-40 rpm.
  • Respiración caótica o irregular.
  • PO2 < 50-60 mmHg con oxigenoterapia al 50% y/o PCO2 > 50 mmHg y pH < 7,2 en IRA.
  • SaO2 < 90% con oxigenoterapia al 50% en IRA.

referencias

  1. Schwartzstein RM. Aproximación al paciente con disnea. UpToDate, Noviembre.
    Disponible en: www.uptodate.com
  2. Azeemuddin A, Mark A Graber. Evaluación del adulto con disnea en urgencias. UpToDate, Noviembre. Disponible en: www.uptodate.com
  3. Schwartzstein RM. Fisiología de la disnea. UpToDate, Julio 2013. Disponible en: www.uptodate.com
  4. Irízar Aramburu MI, Martínez Eizaguirre JM. Disnea aguda. Fisterra, Junio 2010.
  5. Bergardá García J, Riera Sagrera. Protocolo diagnóstico de disnea aguda. Medicine 2001; 8(49): 2605-8.
  6. Semfyc. Guía de actuación en Atención Primaria. 2ª Edición 2002. 443-445.
  7. De Miguel J. Nieto MA. Disnea. En: Villasante C. Enfermedades respiratorias. Editorial Aula Médica Vol 1. Madrid 2002. 143-152.
  8. www.guiasalud.es/egpc/cuidadospaliativos/completa/apartado06/control_sintomas_4.html

La formulación magistral del siglo XXI

Resumen

Las fórmulas magistrales, elaboradas en las farmacias, fueron durante siglos los únicos medicamentos disponibles e incluso a mediados de la pasada centuria suponían el 60% de las prescripciones médicas. A partir de entonces, el gran desarrollo de los medicamentos de fabricación industrial fue arrinconando rápidamente a la formulación y este proceso llevó incluso a plantearse su utilidad. Sin embargo, las fórmulas magistrales son medicamentos cuya individualización y preparación individualizada en el momento en que se solicitan les aporta varias ventajas sobre los medicamentos de fabricación industrial. Para que puedan aprovecharse dichas ventajas es imprescindible que tanto los prescriptores como los farmacéuticos que las preparar y dispensan cumplan una serie de requisitos fundamentales.

Introducción

Las fórmulas magistrales, elaboradas en las farmacias, fueron durante siglos los únicos medicamentos disponibles e incluso a mediados de la pasada centuria suponían el 60% de las prescripciones médicas. A partir de entonces, el gran desarrollo de los medicamentos de fabricación industrial fue arrinconando rápidamente a la formulación y este proceso llevó incluso a plantearse su utilidad. Así en países como Francia o Estados Unidos se adoptaron medidas muy restrictivas que parecían encaminadas a su eliminación, que sin embargo fueron posteriormente reconsideradas.

Hoy en día la formulación magistral, lejos de ser el recurso de prescriptores cuyos conocimientos están ya obsoletos o que se aferran a una tradición trasnochada, supone una alternativa que responde a las más modernas tendencias de individualizar los tratamientos o mejorar la adherencia terapéutica. Para ello ha tenido, no ya que evolucionar, sino incluso transformarse, utilizando nuevos excipientes, empleando maquinaria moderna y sobre todo implantando sistemas de gestión de la calidad que garanticen el cumplimiento de normas de correcta fabricación.

Los países industrializados han ido dictando desde finales del siglo pasado medidas legislativas que han facilitado y tutelado ese proceso. Así, en España resultó clave la entrada en vigor del Real Decreto 175/2001, que cambió radicalmente los requisitos que deben cumplir las fórmulas magistrales, transformándolas en medicamentos modernos y adaptados a las exigencias actuales de calidad y seguridad.

Según establece la actual normativa una fórmula magistral es “el medicamento destinado a un paciente individualizado, preparado por el farmacéutico, o bajo su dirección, para cumplimentar expresamente una prescripción facultativa detallada de las sustancias medicinales que incluye, según las normas técnicas y científicas del arte farmacéutico, dispensado en su farmacia o servicio farmacéutico y con la debida información al usuario”.


En esta definición encontramos varios aspectos clave, como son que:

  • Se trata de un medicamento individualizado, lo que supone que para su elaboración se deberán tener en cuenta las características del paciente al que va destinado.
  • Se elabora para cumplimentar una prescripción detallada, lo que no solo implica la exigencia de receta, sino que excluye la posible existencia de “remedios secretos”, cuya prescripción y preparación supone una infracción muy grave según la normativa vigente.
  • Se elabora según las normas técnicas y científicas, y la mención al arte farmacéutico, que puede resultar para algunos un anacronismo o un contrapunto a lo científico, no lo es en absoluto, si entendemos, como hace la Real Academia de la Lengua Española, que el arte es el “Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo”.

Tabla 1. Diferencias entre fórmula magistral y preparado oficinal

Preparados oficinales

Fórmulas magistrales (FM)

– Todos y cada uno de ellos están descritos en el Formulario Nacional

– Pueden dispensarse sin receta

– Se prepara habitualmente por lotes

– Su elaboración solo puede contratarse a terceros cuando se solicitan con receta

– No suelen estar descritas en el Formulario Nacional (solo lo están las FM tipificadas)

– Necesitan receta para su dispensación

– Se preparan de forma individualizada

– Su elaboración puede subcontratarse a terceros

En este artículo, con el que inauguramos la sección de formulación magistral en Panorama Actual del Medicamento, vamos a desarrollar esos aspectos. Incidiremos en las ventajas que tienen las fórmulas magistrales y sus características diferenciales con los medicamentos de fabricación industrial, en las recomendaciones para su prescripción racional y en los requisitos para su preparación, dejando para la segunda parte del mismo la presentación de las distintas formas farmacéuticas que se emplean actualmente, a las que luego iremos dedicando artículos específicos a lo largo de los próximos números de esta revista.

Ventajas de la formulación magistral

Después de décadas de franca disminución, la prescripción de fórmulas magistrales está aumentando paulatinamente en los últimos años en los países más avanzados debido fundamentalmente a que:

  • Ayuda a cubrir lagunas terapéuticas.
  • Hace posible adaptar el medicamento a las características del paciente.
  • Puede contribuir a mejorar la adherencia a los tratamientos.
  • Permite utilizar preparaciones con escasa estabilidad.

Ayuda a cubrir lagunas terapéuticas

La industria farmacéutica pone hoy a disposición de los pacientes miles de principios activos en un número creciente de formas farmacéuticas. Sin embargo, por razones de rentabilidad económica, la gran abundancia de medicamentos y presentaciones diferentes dista mucho de ser homogénea entre los distintos fármacos y grupos terapéuticos. Esta realidad genera varias situaciones en las que se puede recurrir a la formulación:

Preparación de formas farmacéuticas no disponibles

En el caso de la vía oral, el ejemplo más palmario es la preparación de soluciones o jarabes para facilitar el uso pediátrico de principios activos que solo está comercializados en formas orales sólidas. También se recurre a esta solución en pacientes con dificultades para tragar o cuando además de ingerir el fármaco es conveniente que se enjuague antes con él la mucosa oral, como sucede por ejemplo con los antifúngicos.

Sin embargo, donde esta actuación es más habitual es por vía tópica. Así, es frecuente preparar fórmulas para aplicar fármacos sobre las mucosas, como ocurre cuando se preparan colutorios, geles lipófilos o lollypops, para su aplicación en el interior de la boca. También es habitual utilizar emulsiones con alta capacidad hidratante y un cierto aporte de grasa para tratar psoriasis, geles en pacientes con acné o espumas cuando se precisa tratar una afección del cuero cabelludo.

Asociación de principios activos que no se comercializan combinados

Los avances en la aplicación de los criterios de uso racional de la farmacoterapia han supuesto la eliminación del mercado de los medicamentos de un gran número de combinaciones de fármacos a dosis fijas. Sin embargo, en terapéutica dermatológica es a menudo necesario asociar dos fármacos durante cortos periodos de tiempo. Así sucede, por ejemplo, cuando en determinadas fases del tratamiento del acné se precisa asociar un antibiótico y un comedolítico o cuando esta afección se asocia a un melasma que hace aconsejable un tratamiento combinado.

Aunque es menos frecuente, también puede emplearse este recurso para disminuir el número de tomas por vía oral para simplificar las pautas e incrementar así la adherencia a determinados tratamientos.

Uso de dosis diferentes a las disponibles comercialmente

Es muy habitual, sobre todo en los hospitales preparar fórmulas pediátricas de fármacos como ácido ursodesoxicólico, enalaprilo, flecainida o furosemida, que no están disponibles a las dosis necesarias para los lactantes. También hay casos en los que se precisan altas dosis, que supondrían la ingesta de varios comprimidos, con la consiguiente incomodidad para los pacientes.

Además, puede adaptarse la dosificación a la evolución de la patología y lo que es más importante a la superficie corporal del paciente, lo que resulta especialmente relevante en fármacos de estrecho margen terapéutico, o con importantes efectos adversos.

Elaboración de medicamentos con problemas de abastecimiento o que han dejado de comercializarse

En los últimos años, los problemas de abastecimiento no solo no han disminuido, sino que están aumentando. En bastantes casos puede, sin embargo, conseguirse el principio activo, lo que permite preparar fórmulas para los pacientes que precisan mantener su tratamiento. Por otra parte, existen medicamentos que a pesar de ser de elección para determinadas afecciones, han dejado de comercializarse por su escasa rentabilidad, como por ejemplo niclosamida o dapsona.

Ampliación de los recursos terapéuticos disponibles y suministro de medicamentos huérfanos

La formulación magistral es un recurso muy habitual en el tratamiento de afecciones dermatológicas, como la psoriasis, o de las patologías de la mucosa oral. En éstas y otras afecciones, en las que no existe un tratamiento de elección que resulte efectivo para la mayoría de los pacientes, es necesario a menudo recurrir a medicamentos no comercializados.

También la formulación puede ser la solución a la que recurrir cuando se precisa utilizar fármacos indicados en el tratamiento de enfermedades raras, que no llegan a comercializarse por su escasa rentabilidad, aunque la normativa vigente puede suponer más un obstáculo que una garantía de seguridad para los pacientes que precisan estos tratamientos.

Hace posible adaptar el medicamento a las características y necesidades del paciente

Sobre todo en el ámbito de la dermatología, donde se utiliza mayoritariamente la vía tópica, existen grandes variaciones interindividuales que hacen difícil estandarizar los preparados. En este ámbito, la selección de distintos tipos de vehículos y la modificación de las cantidades a prescribir permiten:

Facilitar el tratamiento de afecciones que cubren grandes superficies corporales

Afecciones como las dermatitis o la psoriasis afectan a menudo a zonas muy amplias de la piel, haciendo necesario aplicar 500 gramos o incluso una cantidad mayor de preparado en una semana (ver tabla 3), por lo que recurrir a los envases comercializados resulta muy poco práctico.

Preparar el medicamento más adecuado para cada tipo de piel

Como iremos viendo a lo largo de los sucesivos artículos de esta sección, las diferentes formas farmacéuticas tópicas de que se dispone (pomadas, emulsiones, geles, soluciones…), resultan adecuadas para pieles secas o grasas en función de su composición, de manera que puede individualizarse el tratamiento para conseguir una mayor eficacia del mismo.

Diseñar el preparado en función de la afección

Aunque para su tratamiento pueda en ocasiones utilizarse el mismo fármaco, afecciones como la psoriasis y el acné tienen unas características totalmente diferentes, que hacen necesaria la selección de vehículos muy distintos.

Adaptar el tratamiento a las capacidades y los gustos del paciente

Los niños y los ancianos, por sus especiales características, precisan a menudo que el medicamento se diseñe teniendo en cuenta factores tanto fisiológicos como psicológicos. Así por ejemplo, para tratar unas aftas en estos grupos de edad, puede ser mucho más adecuado un lollypop que un colutorio.

Evitar la utilización de sustancias a las que el paciente es alérgico

Aunque es menos frecuente, también puede ser necesario recurrir a la formulación para administrar medicamentos a pacientes con alergias o intolerancias a determinados excipientes, cuando estos están presentes en todas las presentaciones disponibles de un determinado fármaco.

Contribuye a mejorar la adherencia a los tratamientos

Resulta evidente que la adherencia a los tratamientos es esencial para la eficacia de los mismos. La falta de adherencia adquiere especial relevancia en los trastornos crónicos, por la necesidad de prolongar las terapias, así como en los tratamientos que presentan especiales dificultades en su aplicación, como sucede a menudo en el área dermatológica.

Algunos de los ejemplos anteriormente citados, como el hacer que el medicamento se adapte al tipo de piel y las características de la afección o que las formas de aplicación bucal tengan en cuenta las capacidades y preferencias del paciente, también contribuyen a aumentar la adherencia, pero además mediante la formulación magistral se puede:

Adaptar las características reológicas y las propiedades organolépticas

La selección de excipiente para conseguir una buena extensibilidad de los preparados tópicos y su rápida absorción, hace que éstos sean más fáciles de aplicar y su uso resulte más agradable para el paciente. Por otra parte el uso de saborizantes puede hacer más aceptables determinadas formulaciones orales.

Seleccionar la forma farmacéutica que mejor responda a las preferencias del paciente

Al tratarse de una preparación individualizada, se puede incluso preguntar al paciente sobre sus preferencias y tenerlas en cuenta a la hora de seleccionar los vehículos a utilizar

Permite utilizar preparaciones con escasa estabilidad

Determinados principios activos se deterioran con rapidez si están en solución acuosa y aunque para soslayar este problema la industria comercializa algunos medicamentos que deben ser preparados por el propio paciente, no siempre existe este recurso. Así sucede, por ejemplo, con las soluciones de captoprilo, ranitidina, furosemida y permanganato potásico o con las suspensiones de omeprazol.

Tabla 2. Ventajas de las fórmulas magistrales y de los medicamentos

de fabricación industrial

Fórmulas magistrales

Medicamentos de fabricación industrial

– Se pueden adaptar las dosis a cada paciente

– Se pueden utilizar excipientes adecuados a las características físicas, estados fisiológicos y tipo de patología de cada paciente

– Se pueden combinar principios activos distintos en un solo medicamento para reducir las tomas o aplicaciones

– Se adaptan las cantidades a las necesidades de cada paciente

– Se pueden realizar preparaciones con tiempos cortos de estabilidad

– Puede obtenerse un efecto placebo mayor

– Los precios son más económicos

– Pueden dispensarse en el momento en que se solicitan

– Las fechas de caducidad son más lejanas a la de preparación

– Se garantiza que son exactamente iguales en todas las farmacias.

– Se garantiza que la información escrita al paciente (prospecto) es también homogénea

– Disponen de ficha técnica que detalla todas sus características

– Puede accederse a la ficha técnica y al prospecto en cualquier momento a través de internet

Recomendaciones para la prescripción racional

Para que las fórmulas magistrales cumplan unos mínimos de calidad y los pacientes se puedan beneficiar de sus ventajas, se deben cumplir una serie de requisitos, tanto a la hora de prescribirlas como a la de elaborarlas y dispensarlas.

Sin embargo, al contrario de lo que sucede con su preparación, no existe una normativa sobre la prescripción de fórmulas que vaya más allá de la prohibición de los remedios secretos y de la obligación de prescribir sustancias de acción e indicación reconocida en España.

No obstante, si pueden realizarse algunas recomendaciones a los prescriptores como:

  • Utilizar los fármacos a las dosis adecuadas para cada indicación.
  • Asociar principios activos solo si es realmente necesario y teniendo en cuenta las posibles incompatibilidades.
  • Elegir el excipiente más adecuado para cada caso.
  • Adaptar las cantidades que se prescriben a las pautas de tratamiento (ver tabla 3).
  • Informar al paciente sobre cómo y cuándo debe utilizar el medicamento.

Tabla 3. Cantidades necesarias para cubrir distintas áreas corporales con un preparado dermatológico

Área a tratar

Cantidad aproximada que se necesita

Una aplicación

2 veces/día

1 semana

3 veces/día

1 semana

2 veces/día

1 mes

3 veces/día

1 mes

Manos, cara, cuero cabelludo o genitales

2 g

30 g

45 g

120 g

180 g

Un brazo, pecho o espalda

3-4 g

45-60 g

60-80 g

180-240 g

270-360 g

Una pierna

4-6 g

60-85 g

80-130 g

240-360 g

360-540 g

Todo el cuerpo

30-60 g

420-840 g

630-1250 g

1800-3600 g

2700-5400 g

Requisitos para la preparación de fórmulas magistrales

El Real Decreto 175/2001 por el que se aprueban las normas de correcta elaboración y control de calidad de fórmulas magistrales y preparados oficinales, establece una serie de requisitos muy detallados en todo lo que concierne a los procesos de elaboración; pero hay, además, otras normas legales y recomendaciones de buena práctica que deben seguirse, desde el momento en que el paciente acude a la farmacia con su receta:

  1. Recoger los datos del paciente para poder evaluar la adecuación del preparado y adaptar los excipientes.
  2. Revisar la fórmula para asegurarse de que la indicación, dosificaciones y selección del vehículo son correctas.
  3. Analizar los aspectos galénicos para establecer el procedimiento de elaboración.
  4. Seguir escrupulosamente las normas de correcta elaboración.
  5. Realizar los controles necesarios para verificar la calidad del producto elaborado
  6. Elaborar la etiqueta y el prospecto.
  7. Dispensarla con la adecuada información oral.

Recoger los datos del paciente

Cuando se solicita en la farmacia una fórmula magistral es imprescindible obtener varios datos del paciente a quien va destinada. Lo ideal, especialmente cuando se tratada de un preparado de aplicación tópica, es entrevistar al propio paciente, pero incluso en caso de que ello no sea posible es necesario obtener al menos la siguiente información:

  • Afección para la que está destinada. Sin este dato no puede valorarse si el principio activo prescrito y su dosificación son adecuadas y por lo tanto no se puede seguir adelante en el proceso de elaboración de la fórmula.
  • Edad y sexo del paciente. En muchos casos son también datos imprescindibles para detectar posibles contraindicaciones y pueden ayudar a la hora de adaptar los excipientes.
  • Localización de la afección. Es evidente que un preparado adecuado para las palmas de las manos no lo es para el cuero cabelludo y la localización de la afección no puede deducirse de lo que figura en la receta
  • Tipo de piel. Es un dato esencial para los preparados dermatológicos de aplicación tópica. Un excipiente libre de grasa es imprescindible para determinadas pieles pero puede resultar contraproducente en otras que, sin embargo, padecen la misma patología infecciosa.
  • Duración del tratamiento y número de administraciones diarias. Aunque ese dato debería figurar siempre en todas las recetas, el prescriptor no siempre es consciente de que su responsabilidad es consignarlo. Ahora bien, éste es un dato esencial para elaborar el prospecto que es obligatorio incluir en cualquier fórmula magistral, y también es preciso para valorar si es adecuada la cantidad prescrita (ver tabla 2).

Para facilitar este trabajo es recomendable disponer en la farmacia de un formulario normalizado donde anotar estos datos. Si se utiliza el formato papel puede emplearse en forma de talonario de hojas numeradas que incluyen una parte recortable para entregar al paciente con el fin de que la presente cuando acude a recoger la fórmula.

Cuando se solicita en la farmacia una fórmula magistral es imprescindible obtener varios datos del paciente a quien va destinada.

Revisar la fórmula para asegurarse de que la indicación, dosificaciones y selección del vehículo son correctas

A la hora de dispensar un medicamento es obligación del farmacéutico comprobar la ausencia de posibles errores de prescripción.

Esta actuación es especialmente importante en el caso de la formulación magistral, ya que existen muchas más posibilidades de error que con los medicamentos de fabricación industrial (éstos a menudo solo tienen una presentación y en cualquier caso las alternativas son muy limitadas, mientras que es ingente la variabilidad de las concentraciones de los principios activos y sus posibles combinaciones en las fórmulas).

Lo mismo sucede en cuanto a las formas farmacéuticas, ya que en formulación son muchas más las posibilidades en que puede administrarse un fármaco y dado que se trata de un medicamento individualizado, es importante que la selección del vehículo responda a las características del caso que se han detallado en el punto anterior. A menudo el prescriptor no especifica los excipientes concretos a utilizar y se limita a consignar la forma farmacéutica (p.e. cápsulas, emulsión O/W, gel…) y deja por tanto en manos del farmacéutico la selección de aquellos. Dada la importancia de este aspecto en el siguiente artículo de esta serie profundizaremos en la selección de excipientes.

Analizar los aspectos galénicos para establecer el procedimiento de elaboración

Una vez establecidas y detalladas las cantidades de principios activos y excipientes a utilizar llega el momento de preparar el Procedimiento Normalizado de Trabajo (PNT). Éste es un documento distinto para cada fórmula, aunque generalmente se dispone en la farmacia de PNT genéricos para las distintas formas farmacéuticas que sirven de base para elaborar el de cada fórmula concreta.

La redacción del PNT exige la aplicación de los conocimientos galénicos y es recomendable antes de darlo por bueno analizar las distintas alternativas. Los aspectos más importantes a considerar son la solubilidad y estabilidad de cada uno de los principios activos y excipientes y el procedimiento a aplicar con cada forma farmacéutica. Este es un aspecto fundamental que iremos desgranando en los distintos artículos que se publicarán en esta sección.

Seguir escrupulosamente las normas de correcta elaboración

Como ya hemos indicado la entrada en vigor del RD 175/2001 supuso un antes y un después para la formulación en España. En lo que afecta directamente a la elaboración de las fórmulas, plantea una serie de exigencias que abarcan:

  • Las características de locales y el utillaje.
  • La documentación general y específica de cada fórmula (PNT y hoja de control).
  • La adquisición, control y almacenaje de las materias primas.
  • El proceso de elaboración propiamente dicho.

Cualquier farmacéutico que vaya a elaborar fórmulas magistrales debe conocer con detalle los requisitos que establece esta normativa y no ha lugar en este artículo a detallar cada uno de sus aspectos. Sin embargo, conviene insistir en uno de ellos que es clave para que el resultado final sea un medicamento que cumpla los requisitos de calidad, que no es otro que el control de las materias primas. No se puede olvidar en ningún caso que para cada una de ellas es obligatorio verificar que cumple con los requisitos establecidos en la Farmacopea Española (o en su defecto en otra de reconocido prestigio). Para ello bastará con revisar el boletín de análisis cuando se adquieran a un centro autorizado como almacén de distribución de medicamentos, pero no si se recurre a otro proveedor, en cuyo caso deberá efectuarse un control analítico completo de las sustancia.

Cada vez que se adquiere una materia prima es obligatorio comprobar que el boletín de análisis cumple los requisitos de la Real Farmacopea Española.

Realizar los controles necesarios para verificar la calidad del producto elaborado

Una vez preparada la fórmula es imprescindible realizar un control de calidad que como mínimo debería incluir la verificación de peso y el examen de sus características organolépticas.

Elaborar la etiqueta y el prospecto

Cada fórmula magistral tiene que incluir una etiqueta en la que, además de los datos de la farmacia que la ha dispensado (nombre, dirección y teléfono), se consignen al menos los siguientes datos:

  • Nombre del preparado.
  • Composición cuali y cuantitativa completa de al menos principios activos y excipientes de declaración obligatoria.
  • Forma farmacéutica**, vía de administración** y cantidad dispensada**.
  • Número de registro en el Libro Recetario.
  • Fecha de elaboración y plazo de validez o fecha de caducidad.
  • Nombre y número de colegiado del prescriptor**.
  • Nombre del paciente**.

Además, se incluirá la leyenda “Manténgase fuera del alcance de los niños” y se consignarán las condiciones de conservación, cuando proceda.

Por otra parte, tal como se hace para cualquier medicamento, se entregará siempre un prospecto, en el que además de los datos que se incluyen en la etiqueta (salvo los referentes al paciente y al prescriptor), figurarán la posología y forma de administración. Ahora bien, aunque estos son los datos que exige la normativa legal, resulta evidente que también deberían incluirse otros como las precauciones de empleo y las posibles interacciones y reacciones adversas.

Dispensarla con la adecuada información oral

La dispensación de cualquier medicamento nunca puede ser algo mecánico e implica una actitud proactiva, pero esta forma de actuar es especialmente importante cuando lo que se entrega es un medicamento individualizado, como la fórmula magistral.

Conclusiones

Las fórmulas magistrales son medicamentos cuya individualización y preparación individualizada en el momento en que se solicitan les aporta varias ventajas sobre los medicamentos de fabricación industrial.

Para que puedan aprovecharse dichas ventajas es imprescindible que tanto los prescriptores como los farmacéuticos que las preparar y dispensan cumplan una serie de requisitos fundamentales.

BIBLIOGRAFÍA

 

Cáncer colorrectal

Resumen

El cáncer colorrectal es el tipo de cáncer más comúnmente diagnosticado en España, representando el 15,0% de todos los nuevos casos, por delante del cáncer de próstata, el de mama y el de pulmón; esto supone en torno a 55 nuevos casos anuales por cada 100.000 varones españoles y unos 30 para las mujeres. Aproximadamente 15.500 personas fallecen en nuestro país por esta causa; solo el cáncer de pulmón, con 22.000 fallecimientos anuales, supera al cáncer colorrectal como causa de muerte de origen neoplásico. Afortunadamente, el cáncer colorrectal es el tumor que mejor se puede prevenir mediante un cribado poblacional relativamente sencillo y asequible, en el que la oficina de farmacia ya está jugando un papel de gran relevancia.

 

FISIOPATOLOGÍA Y ETIOLOGÍA DEL CÁNCER COLORRECTAL

Localización e histología

El colon o intestino grueso es el último tramo del tubo digestivo. Tiene una longitud aproximada de 1,5 metros y se extiende desde el final del intestino delgado hasta el ano. La primera parte del intestino grueso está localizada en la zona inferior derecha del abdomen, donde desemboca el intestino delgado (ciego). Desde ese punto, el colon asciende hasta llegar a la zona del hígado (colon ascendente o cecoascedente) y atraviesa de lado a lado el abdomen (colon transverso), dirigiéndose posteriormente hacia abajo, en lo que se denomina colon descendente, hasta llegar a una zona denominada sigma que desemboca en el recto y finalmente en el ano que se abre al exterior por el esfínter anal a través del cual se eliminan las heces. La función fundamental del colon ascendente y transverso consiste en absorber agua y electrolitos (sodio, potasio, etc.), mientras que la función del colon descendente y recto consiste en almacenar las materias fecales hasta su expulsión por el ano.

Por su parte, el recto está ubicado dentro de la pelvis y se extiende desde la mucosa transicional de la línea dentada anal hasta el colon sigmoideo, midiendo entre 10 cm y 15 cm desde el borde del ano. La histología del recto es similar a la del colon; la ampolla rectal sirve como almacenamiento temporal de las heces, debido a que las paredes rectales son capaces de distenderse cuando se acumulan los excrementos en su interior.

El tipo histológico más común de cáncer de colon es el adenocarcinoma (>93%), que puede ser mucinoso (coloide) o de células en anillo de sello; otros tipos histológicos mucho menos comunes son los escirrosos y los neuroendocrinos. Estos últimos suelen presentar un pronóstico más precario que las variantes de adenocarcinoma puro. Los adenocarcinomas constituyen también la gran mayoría de tumores rectales (>95%).

La localización más habitual de los tumores de colon son el descendente y sigma (40%), y el cecoascendente (40%); el restante 20% corresponde a colon transverso. Las tres cuartas partes de los tumores de recto se localizan en la ampolla, mientras que la cuarta parte restante se localiza en el recto sigmoide; solo un pequeño porcentaje (1-2%) se sitúan en el ano.

Aspectos clínicos

Las características fisiopatológicas y las sintomatologías del cáncer de colon y el de recto son muy similares, motivo por el cual se consideran habitualmente como una misma entidad patológica, con escasas diferencias. Los síntomas son, en general, poco específicos y consisten fundamentalmente en hemorragia rectal (sangre fresca en las heces o pérdidas a través del ano), cambios de hábitos intestinales, dolor abdominal, obstrucción intestinal, cambios en el apetito, pérdida de peso y debilidad general.

Con excepción de los síntomas obstructivos, los síntomas no se correlacionan necesariamente con el estadio de la enfermedad ni con la localización del tumor. Sin embargo, la localización tiene importantes consecuencias prácticas, ya que, en el caso del cáncer rectal, la distancia del tumor desde la musculatura del esfínter anal es determinante sobre la capacidad de llevar a cabo cirugías para preservar el esfínter anal. Asimismo, las restricciones óseas de la pelvis limitan el acceso quirúrgico al recto y ello resulta en una probabilidad menor de obtener márgenes ampliamente negativos y un riesgo más alto de recidiva local.

Los estadios neoplásicos evolutivos del cáncer colorrectal son:

  • Estadio 0 (cáncer in situ): presencia de células anormales (displásicas) en la mucosa (la capa más interna) de la pared del colon.
  • Estadio 1 (I): presencia de células neoplásicas en la mucosa colónica, con diseminación a la submucosa, con posible afectación de la capa muscular lisa de la pared del colon. No se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes ni a áreas distantes.
  • Estadio 2 (II):
  • 2A (IIA): Diseminación a través de la pared muscular hacia la capa serosa (la capa más externa) de la pared del colon. No ha alcanzado órganos adyacentes. Todavía no se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos ni a otras partes distantes del cuerpo.
  • 2B (IIB): crecimiento a través de la pared del colon o del recto, pero no hacia otros tejidos u órganos adyacentes. Todavía no se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos ni a otras partes distantes del cuerpo.
  • 2C (IIC): crecimiento a través de la pared del colon o del recto y está unido o crece hacia otros tejidos u órganos adyacentes. Todavía no se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos ni a otras partes distantes del cuerpo.
  • Estadio 3 (III):
  • 3A (IIIA). Cualquiera de las siguientes situaciones:
  • el cáncer ha crecido a través de la mucosa hasta la submucosa y también es posible que haya crecido hasta la muscula. Se propagó a entre uno y tres ganglios linfáticos cercanos o hacia áreas de grasa cercadas a los ganglios linfáticos, pero no a los ganglios en sí. Sin propagación a partes distantes.
  • el cáncer ha crecido a través de la mucosa hasta la submucosa. Se propagó a entre cuatro y seis ganglios linfáticos cercanos, pero no se ha propagado a partes distantes.
  • 3B (IIIB). Cualquiera de las siguientes situaciones:
  • Crecimiento hacia las capas más externas del colon o del recto, o a través del peritoneo visceral, pero no ha alcanzado los órganos adyacentes. Se propagó a entre uno y tres ganglios linfáticos cercanos o hacia áreas de grasa cercadas a los ganglios linfáticos, pero no a los ganglios en sí. No se ha propagado a partes distantes.
  • Crecimiento hacia la capa muscular o hacia las capas más externas del colon o el recto. Se propagó a entre cuatro y seis ganglios linfáticos cercanos, pero no a partes distantes.
  • Crecimiento a través de la mucosa hasta la submucosa o también es posible que haya crecido hasta la muscular. Propagado a siete o más ganglios linfáticos cercanos, pero no a partes distantes.
  • 3C (IIIC). Cualquiera de las siguientes situaciones:
  • Crecimiento a través de la pared del colon o del recto (incluyendo el peritoneo visceral), pero sin alcanzar los órganos adyacentes. Propagado a entre cuatro y seis ganglios linfáticos cercanos, pero no a partes distantes.
  • Crecimiento hacia las capas más externas del colon o del recto, o a través del peritoneo visceral, pero no ha alcanzado los órganos adyacentes. Se propagó a siete o más ganglios linfáticos cercanos. No se ha propagado a partes distantes.
  • Crecimiento a través de la pared del colon o del recto y está unido o crece hacia otros tejidos u órganos adyacentes. Se propagó por lo menos a un ganglio linfático cercano o hacia áreas de grasa cercanas a los ganglios linfáticos. No se ha propagado a partes distantes.
  • Estadio 4 (IV): Diseminación a través de la sangre y los ganglios linfáticos a otras partes distantes del colon y recto, como el pulmón, el hígado, la pared del abdomen o el ovario (cáncer metastásico):
  • 4A (IVA): Propagación a un órgano distante o a un grupo de ganglios linfáticos. Puede o no haber crecido a través de la pared del colon o del recto, y puede o no haberse propagado a los ganglios linfáticos adyacentes.
  • 4B (IVB): Propagación a más de un órgano distante (tal como el hígado o los pulmones) o a un grupo de ganglios linfáticos, o se ha propagado a partes distantes del peritoneo. Puede o no haber crecido a través de la pared del colon o del recto, y puede o no haberse propagado a los ganglios linfáticos adyacentes.
  • El cáncer recidivante se refiere a la reaparición tumoral tras haber obtenido un éxito terapéutico inicial. Esta reaparición puede tener lugar en el colon o en otras partes, como el hígado o los pulmones, pero siempre con el mismo tipo histológico que el tumor primario.

Etiología

Aproximadamente el 75% de todos los casos de cáncer colorrectal son esporádicos y los restantes se relacionan con la historia familiar y/o enfermedades intestinales inflamatorias; de los casos familiares, aproximadamente el 5% tienen un patrón de herencia bien definido.

Aspectos genéticos

Es característica la acumulación de varios defectos genéticos en el desarrollo de cualquier neoplasia y la colorrectal no es ninguna excepción. Este tipo de alteraciones acostumbran a ser mutaciones en la secuencia del ADN, que pueden corresponder a la pérdida de algún gen (deleción), a la variación de la localización o ubicación de uno o varios genes o de sus fragmentos (translocación), o incluso a un aumento del número de copias de un gen específico (amplificación génica). De una manera o de otra, cualquiera de estas alteraciones condiciona la modificación del efecto naturalmente asociado a los genes afectados, pudiendo implicar la pérdida de la función del gen – típico en los genes supresores del crecimiento celular – o un incremento de su función, lo que suele implicar un aumento del crecimiento celular, característico de los oncogenes (Cuéllar, 2015).

Durante la etapa de iniciación de la carcinogénesis, las alteraciones suelen producirse mediante reacciones de intercambio electrónico en zonas intensamente electronegativas, como son las cadenas de ADN o de ARN, o ciertas proteínas. Es relativamente común que las cadenas de los ácidos nucleicos experimenten alteraciones o lesiones, que alteran una fracción de la cadena. Afortunadamente, en el núcleo celular existe varios sistemas de reparación de las lesiones del ADN, pero estos no siempre son competentes, por lo que no es posible recomponer la lesión generada en el ácido nucleico. Algunas de estas lesiones pueden llegar a ser tan relevantes como para hacer inviable la continuidad vital de la célula y, en ese momento, se ponen en marcha un conjunto de mecanismos bioquímicos programados que acaban por destruir la célula en cuestión. Se trata, por tanto, de un auténtico suicidio programado, la apoptosis, cuya importancia biológica es extraordinaria, ya que este mecanismo de seguridad elimina las células muy defectuosas que impedirían o dificultarían gravemente el normal desarrollo y actuación de las restantes sanas (Koff, 2015).

Los agentes externos al propio organismo susceptibles de inducir directa o indirectamente la transformación tumoral de una célula sana son los denominados carcinógenos. Pueden ser productos químicos, microorganismos (especialmente virus, tanto ADN como ARN) y procesos físicos (especialmente radiaciones ionizantes y ultravioletas). Por su parte, los genes relacionados con la inducción de la transformación maligna y el crecimiento tumoral se denominaron oncogenes, que codifican la síntesis de proteínas que controlan la proliferación celular, el proceso de apoptosis o ambos. El proceso de activación de los oncogenes es muy variado: mutación, fusión génica, translocación o amplificación. Las mutaciones y translocaciones acostumbran a ocurrir en la etapa de iniciación o durante la etapa de promoción, mientras que la amplificación génica sucede habitualmente durante la etapa de promoción y progresión. Igualmente, los productos de los oncogenes son variados: factores de transcripción, remodeladores de la cromatina, factores de crecimiento, receptores de factores de crecimiento y reguladores de la apoptosis.

Los factores de transcripción son proteínas que estimulan la transcripción de otros genes diferentes del propio oncogén, aunque en algunos tumores es necesaria la interacción de varias moléculas para activar la transcripción. Por su parte, los denominados remodeladores de cromatina juegan un importante papel, ya que el grado de compactación de la cromatina – el material genético presente en el núcleo celular – resulta crítico para la expresión, replicación y reparación de numerosos genes. En este sentido, algunos datos recientes sugieren que algunos cambios epigenéticos ligados alteraciones metabólicas a través de una remodelación del conjunto del material genético del núcleo (cromatina); muchos de estos cambios se observan en la génesis y desarrollo tumoral, por lo que el conocimiento de este proceso de remodelación cromatínica es fundamental para profundizar en la patogénesis y en el tratamiento del cáncer.

Se ha identificado un gran número de factores de crecimiento; unos están relacionados con procesos fisiológicos muy específicos pero, al mismo tiempo, parecen estar implicados con la transformación maligna celular. La mayor parte de estos factores de crecimiento ejerce su acción gracias a la existencia de un receptor específico de membrana, cuya identificación ha permitido diseñar y producir anticuerpos monoclonales para bloquearlos y, con ello, inhibir su papel en la malignificación celular. Finalmente, determinadas alteraciones de los genes que codifican las proteínas responsables de la apoptosis conducen a un bloqueo de este proceso, impidiendo la muerte celular programada de las células defectuosas (incluyendo las tumorales).

Frente a lo que ocurre con los oncogenes, los genes supresores tumorales tienen como misión codificar proteínas que permiten controlar el crecimiento celular ejerciendo su función mediante la regulación de la progresión del ciclo celular. Uno de los más citados es el gen p53, considerado como un actor central en la respuesta frente al daño en el ADN celular. El p53 es sobreexpresado (regulado al alza) y activado por el estrés genotóxico e induce un programa transcripcional con efectores que promueven la apoptosis, la detención del ciclo celular, la senescencia y la reparación del ADN. Durante las últimas tres décadas, se ha considerado al p53 como el único mecanismo importante de supresión tumoral, hasta el punto de ser denominado como guardián del genoma (Speidel, 2015).

Como mecanismos mutacionales asociados al cáncer colorrectal se hallan los epigenéticos (metilación del ADN) y la inestabilidad genómica, tanto cromosómica como de microsatélites (Juárez, 2014).

Los cambios epigenéticos1 en el ADN que inactivan la expresión génica incluyen la metilación de las islas CpG2 en secuencias promotoras y modificaciones en proteínas como las histonas e hipometilación global; en general, ocurren en estadios tempranos de la carcinogénesis colorrectal. La hipermetilación de secuencias promotoras conlleva el silenciamiento transcripcional de genes supresores de tumor y genes involucrados en el control del ciclo celular, la reparación de ADN y la apoptosis. La metilación de las islas CpG en promotores es un mecanismo que afecta a la expresión de los genes de reparación del ADN. La metilación del ADN es el segundo mecanismo genético más común relacionado con el cáncer colorrectal esporádico (15%).

La inestabilidad cromosómica es el mecanismo que más comúnmente ocurre en el cáncer colorrectal esporádico (70-85%). Conlleva diversos cambios en el número de copias y la estructura cromosómica, ocasionando pérdida de la heterocigosidad en genes supresores de tumor y mutaciones en protooncogenes. Por su parte la inestabilidad de microsatélites es causada por errores en el sistema de reparación de los daños del ADN (MMR), principalmente por fallo en la complementariedad de bases, lo que genera la expansión de secuencias cortas en tándem y un aumento en el número de mutaciones. El sistema MMR está conformado por siete genes: hMLH1, hMLH3, hMSH2, hMSH3, hMSH6, hPMS1 y hPMS2; hasta la fecha se han descrito más de 500 mutaciones diferentes en estos genes MMR.

El modelo genético del cáncer colorrectal sugiere que éste es el resultado de mutaciones en genes con importantes funciones como la regulación de la proliferación celular o en la reparación del daño al ADN. Sin embargo, se requiere mutaciones en más de un gen y la secuencia de las mutaciones es determinante para su progresión.

Los genes que participan en este modelo genético se dividen en dos clases: genes supresores de tumor (APC, DCC y TP53) y oncogenes, como K-RAS y CTNNB1. Los genes supresores de tumor codifican para proteínas que inhiben la proliferación celular o promueven la apoptosis. Estos genes a menudo son inactivados durante la carcinogénesis colorrectal. Por el contrario, los oncogenes son versiones activadas de protooncogenes, los cuales inducen la proliferación celular. Una vez activados, los oncogenes pueden acelerar el crecimiento celular y contribuir a la formación del tumor.

Existen dos mecanismos génicos independientes que pueden conducir al desarrollo del cáncer colorrectal. El primero es iniciado por la inactivación mutacional del gen supresor de tumor APC, el cual es responsable de la poliposis adenomatosa familiar (FAP) y de aproximadamente el 85% de los cánceres colorrectales esporádicos. Algunos de estos carcinomas se desarrollan tras la activación mutacional de β-catenina (CTNNB1), cuya actividad normalmente regulada por APC. El segundo mecanismo es iniciado a través de la inactivación de una familia de genes supresores de tumor involucrados en la reparación del daño al ADN, conocidos como genes MMR o Mismatch (MSH2, MLH1 y PMS2). Se han encontrado mutaciones en estos genes tanto en individuos con cáncer colorrectal esporádico (15%) como hereditario. Se ha descrito además inactivación mutacional de otros genes supresores de tumor como DPC4/SMAD4 y activación mutacional de oncogenes como COX-2, los cuales están presentes en etapas tardías de la formación del cáncer colorrectal.

Tabla 1. Modelo genético
del adenocarcinoma colorrectal

CÁNCER
HEREDITARIO

CÁNCER
ESPORÁDICO

EPITELIO NORMAL

FAP (APC)

HNPCC (MMR)

FAP (APC)

COX-2

ADENOMA INICIAL

HNPPC (MLH1, MSH2)

HRAS, DCC, SMAD4

ADENOMA DISPLÁSICO

 

TP53

CARCINOMA

En resumen, el cáncer colorrectal evidencia una gran heterogeneidad genética, debido a que puede desarrollarse por diferentes vías, dependiendo del gen alterado inicialmente; por ejemplo, si ocurre una alteración en un gen supresor de tumores o en un protooncogén, como APC o K-RAS respectivamente, se desarrolla la vía supresora; si, por el contrario, la mutación se presenta en un gen de reparación como MLH1 o MSH2, se desencadena la vía mutadora, mientras que si se produce una inactivación en la expresión de genes por mecanismos epigenéticos, el cáncer se podría desarrollar por la vía de la metilación.

La integración de información proteómica y genómica de los estudios de cáncer colorrectal ha permitido identificar hasta cinco subtipos de cáncer de colon y ha demostrado su valor para comprender las mutaciones que favorecen la formación del cáncer (Zhang, 2014).

Angiogénesis

La angiogénesis tiene una gran importancia biológica, en tanto que gracias a ella todas las células humanas, incluyendo las tumorales, reciben oxígeno y nutrientes para sobrevivir. Aunque las células solas, o formando un pequeño grupo, pueden obtener los recursos bioquímicos necesarios para su supervivencia por procesos de difusión y ósmosis, a partir de un cierto número de células, aquellas que se encuentran en el centro se encuentran en una situación de hipoxia. En el caso de los tejidos tumorales sólidos, se pone en marcha un proceso de señalización con la secreción de diferentes factores de crecimiento que estimulan a las células endoteliales a generar nuevos vasos (neovasos) para garantizar el aporte sanguíneo a todas las células tumorales, al mismo tiempo que se estimula la eritropoyesis. Al mismo tiempo, este proceso permite que determinadas células tumorales puedan introducirse en la red vascular normal y, a través de ella, migrar a otros puntos del organismo para dar lugar a las metástasis.

La importancia de la angiogénesis en el cáncer determina que se haya convertido en una auténtica diana terapéutica de primer orden, particularmente en el cáncer colorrectal. Sin embargo, las terapias antiangiogénicas desarrolladas hasta ahora tienen un efecto limitado sobre la supervivencia de los pacientes con cáncer, si no se asocian a otros tipos de tratamientos antitumorales. Por este motivo, se está investigando la utilización de vacunas específicas frente a células endoteliales neovasculares o a ciertos componentes de éstas, como proteínas o fracciones de ADN, con el fin de potenciar la eficacia antitumoral. De hecho, algunos ensayos clínicos preliminares están ofreciendo resultados prometedores (Wentink, 2015).

Aunque no está claro por qué unos tumores tienen mayor capacidad que otros para diseminarse y hacer metástasis en zonas lejanas del tumor primario, la diseminación y la metástasis son propiedades características de las células neoplásicas. Frente a lo que ocurre con las células normales, que requieren para crecer y multiplicarse estar unidas entre sí (gracias a la existencia de ciertas proteínas, como la E-cadherina) y, a la vez, a la matriz extracelular (mediante las integrinas), las células tumorales deben haber perdido parte de su adherencia para poder migrar. Para ello, desarrollan la capacidad para sintetizar un conjunto de proteasas (entre ellas, la catepsina-D y las metaloproteinasas), mediante las cuales rompen los puntos de anclaje con la matriz extracelular y la degradan. Asimismo, gracias a la acción de diferentes proteínas del citoesqueleto y diferentes factores que participan en los procesos inflamatorios, las células tumorales son capaces de moverse a lo largo del estroma. A partir de ahí, algunas de estas células podrán introducirse en los vasos sanguíneos, viajar a través del torrente circulatorio (células tumorales circulantes, CTC) y dar lugar a metástasis.

De forma paralela, las células de determinados órganos diana excretan proteínas que actúan como elementos de atracción de las CTC y facilitan su implantación en localizaciones específicas; algunas de ellas se dividen y dan lugar a las células tumorales metastásicas que acaban creciendo en el tejido colonizado. Finalmente, las células tumorales del tumor de origen sintetizan un conjunto de citocinas inflamatorias que ejercen un papel de atracción de las CTC para que regresen al tumor primario para encontrar un microambiente más propicio, vuelvan a circular por el torrente sanguíneo y se puedan adaptar con mayor facilidad al microambiente de los focos metastásicos.

El proceso de la angiogénesis es complicado y empieza con la producción y liberación de una serie de proteínas conocidas como factores de crecimiento angiogénico, como respuesta a una señal bioquímica tisular, provocada por un daño o a una anomalía. El más importante es el Factor de Crecimiento Endotelial Vascular (VEGF), antiguamente conocido como Factor de Permeabilidad Vascular (VPF).

Estos factores difunden a los tejidos próximos y se unen a receptores específicos situados sobre las células endoteliales de los vasos sanguíneos próximos a dichos tejidos. La unión de los factores de crecimiento angiogénico con sus receptores provoca la activación de las células endoteliales, dando lugar a producción de una serie de enzimas que disuelven algunas zonas de la membrana basal que rodea a los vasos sanguíneos. Además, las células endoteliales comienzan a proliferar, emigrando a través de los agujeros realizados en la membrana basal hacia el tejido dañado o anómalo.

Las células endoteliales que han emigrado se enrollan sobre sí mismas, formando un tubo, a modo de capilar sanguíneo muy elemental. Un conjunto de moléculas denominadas integrinas (moléculas de adhesión) actúan como agarraderas, facilitando el brote del nuevo vaso sanguíneo. Además, se producen otro tipo de enzimas, conocido como metaloproteinasas matriciales (MMP), cuya misión es disolver el tejido que está delante del nuevo vaso que está formando, facilitando con ello su penetración y acomodación. A medida que el nuevo vaso sanguíneo crece longitudinalmente, el tejido experimenta una remodelación, disponiéndose alrededor del vaso.

Finalmente, los nuevos vasos formados son conectados entre sí y con el circuito sanguíneo principal, convirtiéndose en auténticos vasos sanguíneos que suministran sangre al tejido dañado o anómalo. Estos vasos sanguíneos recién formados son estabilizados mediante pericitos y células musculares lisas, que les sirven de soporte estructural.

La activación de los receptores de VEGF (VEGFR) se asocia con actividades biológicas que favorecen la proliferación y la supervivencia de las células endoteliales vasculares, siendo un elemento clave en los procesos de vascularización y neovascularización (asociados al desarrollo de tumores sólidos). De ahí que el bloqueo de los receptores VEGF se asocie con la inhibición de la neovascularización tumoral y, consecuentemente, del crecimiento del tumor. Normalmente, los VEFGR solo son expresados en las células endoteliales, estando ausentes prácticamente en la mayoría del resto de células del organismo, si se exceptúa las del glomérulo renal.

El acoplamiento de VEGF a sus receptores fisiológicos conduce a la homodimerización de las subunidades del receptor, lo que provoca la autofosforilación de sus dominios de tirosina cinasa localizados en el citoplasma. Este proceso dispara una serie de procesos de señalización química en el interior celular, responsables de los efectos biológicos. La mayor parte de los efectos producidos sobre la proliferación y supervivencia de las células endoteliales son debidos a la activación del VEGFR-2, incluyendo la expresión de proteínas antiapoptóticas (Bcl-2 y A1).

Una proporción variable (0-80%) de los tumores colorrectales presenta células neoplásicas que expresan el Receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico (EGFR, Epidermal Growth Factor Receptor). Se trata de una proteína perteneciente a una amplia familia de tirosina cinasas, conocida como erbB. El EGFR es una proteína enzimática que actúa como reguladora de diversas funciones celulares especialmente implicadas en el crecimiento celular neoplásico, tanto en lo que se refiere a la proliferación, supervivencia, reparación, adhesión, migración y angiogénesis.

Los ligandos específicos del EGFR son el propio EGF (Factor de crecimiento epidérmico) y otros péptidos relacionados con éste, entre los que cabe incluir el factor de crecimiento transformante alfa (TGF-a) y la amfiregulina, entre otros. Tanto el EGF como el TGF-a son capaces de desencadenar, tras su acción sobre el EGFR, una serie de eventos citoquímicos necesarios para continuar con el ciclo de división celular.

La familia de erbB está formada actualmente por cuatro receptores (Human Epidermic Receptor, HER): EGFR (HER-1, erbB1, c-erbB), HER-2 (erbB2/neu), HER-3 (erbB3) y HER-4 (erbB4), que en condiciones normales se encuentran en la membrana de la célula. Las anomalías en el EGFR están involucradas en el complicado proceso de carcinogénesis que incluye entre otras la proliferación celular incontrolada, la migración celular, invasión del estroma y resistencia a la apoptosis y a la angiogénesis.

Además de los tumores colorrectales, los erbB están presentes en células de otros tumores sólidos; en este sentido, se detecta en el 40-80% de los cánceres no microcíticos de pulmón (NSCLC), en el 95-100% de los cánceres de cabeza y cuello de útero, en el 40-50% del cáncer renal y en el 25-35% de los cánceres de mama.

Por otro lado, hay evidencias científicas de la existencia de un nexo de unión directo entre ciertos oncogenes y la angiogénesis tumoral. Concretamente, se ha observado que la expresión de protooncogenes RAS mutados puede conducir a una fuerte inducción de la producción de VEGF, a través de una vía de tipo no autocrino que puede ser exacerbada por influencias fisiológicas o ambientales. El gen RAS codifica un conjunto de proteínas que actúan a modo de interruptores moleculares en la transmisión de señales celulares implicadas en múltiples procesos, tales como los que controlan la integridad del citoesqueleto, la proliferación celular, la diferenciación celular, la adhesión celular, la apoptosis y la migración celular.

Sin embargo, a menudo, tanto el gen como las proteínas RAS se encuentran alterados en los tumores malignos, facilitando las metástasis y anulando los procesos de apoptosis. La familia de los protooncogenes RAS comprende H-RAS, N-RAS y K-RAS. Las mutaciones son muy frecuentes, encontrándose en el 20-30% de todos los cánceres humanos. La activación inapropiada del gen RAS ha demostrado ser una importante vía de la señal de transducción celular para la proliferación y transformación maligna de los tumores. Los oncogenes como el BCR-ABL o del receptor celular erb-B del factor de crecimiento, activan constitutivamente la traducción de RAS.

EPIDEMIOLOGÍA, FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO

El cáncer colorrectal fue en 2015 el tipo de cáncer más comúnmente diagnosticado en España, con una estimación del 15,0% (34.096/227.076) de todos los nuevos casos de cáncer diagnosticados (IARC, 2014), por delante del cáncer de próstata (29.602; 13,0%) y el de pulmón (28.324; 12,5%). Esto supone en torno a 55 nuevos casos anuales por cada 100.000 varones españoles y unos 30 para las mujeres. En cuanto a la mortalidad, el número de varones españoles que se estima que han muerto en 2015 debido a un cáncer colorrectal es de 15.501, lo que supone el 14,3% de todas las defunciones previstas por cáncer para 2015 (108.390), solo por debajo del cáncer de pulmón (22.368; 20,6%). En Europa, el número de casos previstos de cáncer colorrectal en 2015 es de 494.255, lo que representa un 12,7% de los 3.877.124 casos de cáncer; por lo que respecta al número de muertes asociadas a este tipo de cáncer, la previsión para 2015 arroja valores de 239.848, un 11,8% del total de muertes por cáncer en varones (2.026.026).

Resulta difícil separar las consideraciones epidemiológicas del cáncer de recto de aquellas del cáncer de colon porque, en los estudios epidemiológicos es muy habitual considerarlos conjuntamente como cáncer colorrectal, dada su extremada similitud patológica. En los estudios donde se han diferenciado específicamente, la proporción entre los cánceres de colon y los de recto difieren según la localización geográfica; en concreto, en Estados Unidos es de 2,4:1, mientras que en la Unión Europea la relación es de 1,5:1.

Entre los principales factores de riesgo asociados al cáncer colorrectal destacan ciertas alteraciones genéticas (hasta un 30% de los pacientes tienen carga familiar y el 5% de los casos se debe a síndromes hereditarios), la enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn), la presencia de pólipos intestinales, el consumo de alcohol y tabaco, la obesidad, la dieta rica en grasas y baja en fibra, etc. La mayoría de los casos se diagnostican a partir de los 50 años edad, especialmente entre los 65 y los 75 años, con un máximo a los 70, aunque se registran casos desde los 35-40 años. Aproximadamente, entre el 20% y el 25% de los pacientes presenta metástasis en el momento del diagnóstico y más del 50% de los pacientes diagnosticados en estadios iniciales acabará desarrollándolas. El grado de evolución (estadio) de la enfermedad es el principal factor pronóstico, con tasas de supervivencia a los cinco años por encima del 90% en el estadio I y de menos del 10% en el IV.

Varios estudios de cohortes han corroborado que la probabilidad de fallecer a causa del cáncer aumenta en los fumadores entre un 30% (varones) y un 40% (mujeres). En este sentido, se considera que el hábito de fumar puede ser la causa de aproximadamente un 12% de los tumores colorrectales fatales.

La existencia de historial familiar de cáncer colorrectal, en especial de un familiar cercano menor de 55 años o múltiples familiares incrementa sustancialmente el riesgo de padecer esta forma de cáncer. Por otro lado, la poliposis adenomatosa familiar, conlleva cerca de un 100% de riesgo de contraer cáncer colorrectal para la edad de 40 años, si no ha sido tratada convenientemente; asimismo, existe una forma de cáncer colorrectal hereditario no asociado a poliposis, conocido como síndrome de Lynch.

Desde el punto de vista genético, parece que la mutación del gen “l1307K APC” puede provocar en mayor proporción el cáncer colorrectal en los judíos Ashkenazi, aquellos con ascendencia en Europa Oriental. Algunos estudios arrojaron indicios de posibles diferencias, ya que alrededor del 6% de los judíos originarios de Estados Unidos con cáncer colorrectal lo padecen por asociación con esa mutación, aproximadamente el 10% de los judíos Ashkenazi con la misma enfermedad y mutación lo sufren. Asimismo, la sobreexpresión de PLAC8 (Placenta-specific 8), se asocia al cáncer de colon, alterando las células normales del revestimiento del colon de tal manera que las cambia a un estado que fomenta la metástasis, concrementamente favoreciendo la transición epitelial-mesenquimatosa (Li, 2014).

La existencia de pólipos adenomatosos en el colon, aunque no tenga carácter hereditario, aumenta significativamente el riesgo de que una persona desarrolle cáncer colorrectal; de hecho, la eliminación de dichos pólipos durante la colonoscopia disminuye el riesgo subsecuente de cáncer de colon. Asimismo, los individuos que previamente hayan sido diagnosticados y tratados de otras formas cáncer tienen un mayor riesgo que la población general de contraer cáncer colorrectal en el futuro, particularmente las mujeres que hayan tenido cáncer de ovario, útero o de mama. También las enfermedades inflamatorias intestinales (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa), incrementan en un 30% el riesgo de padecer cáncer colorrectal, especialmente si afectan a todo el colon.

Existe una amplia documentación que avala que una dieta rica en carne y baja en frutas y otros vegetales, y pescados se asocia con un incremento del riesgo de cáncer colorrectal. De acuerdo con las estimaciones más recientes del Proyecto sobre la Carga Global de Enfermedad, cerca de 34.000 muertes por cáncer al año en todo el mundo son atribuibles a dietas ricas en carne procesada3 (OMS, 2015). En este sentido, se estima que por cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en aproximadamente un 18%. El riesgo de cáncer relacionado con el consumo de carnes rojas es más difícil de estimar debido a que la evidencia de que ésta causa cáncer no es tan evidente. Sin embargo, si se demostrara que la asociación de la carne roja y el cáncer colorrectal es causal, los datos sugieren que el riesgo podría aumentar en un 17% por cada porción de 100 gramos de carne roja consumida diariamente.

Algunos estudios de cohortes indican que un régimen de alimentación o ejercicio puede mejorar el desenlace en pacientes con cáncer colorrectal. En un ensayo con quimioterapia adyuvante para pacientes de cáncer de colon en estadio III (Meyerhardt, 2012), se comprobó que los pacientes en el quintil más bajo del modelo alimentario occidental comparados con aquellos pacientes en el quintil más alto presentaron un coeficiente de riesgo instantáneo (CRI) ajustado para la supervivencia sin enfermedad de 3,25 (IC95% 2,04 a 5,19; p<0,001) y para la supervivencia global de 2,32 (IC95% 1,36 a 3,96; p<0,001). Además, se observó que los pacientes de cáncer de colon en estadio III en el quintil más alto de carga glucémica en la alimentación presentaron un CRI ajustado para la supervivencia global de 1,76 (IC 95%, 1,22–2,54, P <0,001) en comparación con los del quintil más bajo. Por su parte, en el Cancer Prevention Study II Nutrition Cohort, donde se incluso a 2.315 participantes diagnosticados con cáncer colorrectal, el grado de consumo de carne roja y procesada antes del diagnóstico se relacionó con un mayor riesgo de muerte (riesgo relativo, RR= 1,29; IC95% 1,05 a 1,59; p=0,03), aunque el consumo de carne roja después del diagnóstico no se relacionó con la mortalidad general (McCullough, 2013).

Hay datos que confirman el favorable efecto que tiene la actividad física, reducir el riesgo de muerte entre aquellos pacientes diagnosticados de cáncer colorrectal. En un metanálisis de siete estudios prospectivos de cohortes en los que se evaluó la actividad física antes y después del diagnóstico de cáncer colorrectal, se demostró que los pacientes que realizaron cualquier cantidad de actividad física antes del diagnóstico tenían una reducción del 25% del riesgo relativo (RR=0,75; IC95% 0,65 a 0,87; p<0,001) de muerte por cáncer colorrectal, en comparación con los pacientes que no realizaron ninguna actividad física. Considerando el nivel de actividad, se apreció que existía un cierto grado de proporcionalidad con la reducción del riesgo. En este sentido, los pacientes que realizaron una gran cantidad de actividad física vs. poca cantidad antes del diagnóstico tenían una reducción adicional del riesgo (RR=0,70; IC95% 0,56 a 0,87; p=0,002); por su parte, los pacientes que realizaron alguna actividad física, comparados con ninguna actividad, después del diagnóstico tenían también una reducción del 26% (RR=0,74; IC95% 0,58 a 0,95; p=0,02) de mortalidad por cáncer colorrectal. Quienes realizaron una gran cantidad de actividad física (vs. poca cantidad) después del diagnóstico también presentaron un menor riesgo (RR=0,65; IC95% 0,47–0,92; P = 0,01). (Je, 2013).

Hay estudios que sugieren que el uso de ácido acetilsalicílico en dosis de al menos 75 mg/día durante varios años puede reducir, a largo plazo, la incidencia (24%) y la mortalidad (35%) debida al cáncer de colon; sin embargo, no ha podido confirmarse que este potencial beneficio aumente con dosis mayores de 75 mg al día, al menos después de 5 años de tratamiento; además, no parece apreciarse ningún efecto preventivo sobre el cáncer de recto (Rothwell, 2010.). El beneficio del tratamiento con ácido acetilsalicílico parece ser más significativo en los canceres de colon proximal, posiblemente por su un efecto sobre los cánceres de novo no polipoides, que son más habituales en colon proximal. Estos tumores son planos, más agresivos y difícilmente detectados por colonoscopia.

En un estudio que comparó la microflora gastrointestinal de pacientes con cáncer colorrectal frente a pacientes de control sin cáncer, se asoció el riesgo de cáncer colorrectal a una menor diversidad bacteriana. En este sentido, se observó una menor abundancia relativa de Clostridium (69 vs. 78%) y la mayor presencia de Fusobacterium (OD=4,11; IC95% 1,62 a 10,47) y Porphyromonas (OD=5,17; IC95% 1,75 a 15,25) en pacientes con cáncer colorrectal que en controles sanos (Ahn, 2013).

El pronóstico para los pacientes de cáncer de colon se relaciona claramente con el grado de penetración del tumor a través de la pared intestinal, la presencia o ausencia de compromiso ganglionar y la presencia o ausencia de metástasis a distancia; asimismo, la obstrucción intestinal y la perforación intestinal son indicadores de un pronóstico precario. Las concentraciones séricas elevadas del antígeno carcinoembrionario (ACE) antes del tratamiento tienen una significación pronóstica negativa.

Por lo que se refiere al pronóstico de los pacientes con cáncer de recto, los factores más significativos son similares a los del cáncer de colon. En cualquier caso, se relaciona con la adherencia a órganos adyacentes o invasión de los mismos, la presencia o ausencia de compromiso tumoral en los ganglios linfáticos y número de ganglios linfáticos positivos, la presencia o ausencia de metástasis a distancia, la perforación u obstrucción del intestino, la presencia o ausencia de características patológicas de riesgo alto (tales como márgenes quirúrgicos positivos, invasión linfovascular, invasión perineural o características histológicas precariamente diferenciadas) y el margen circunferencial de resección (MCR4) o la profundidad de la penetración del tumor a través de la pared intestinal.

DETECCIÓN Y DIAGNÓSTICO

Clínicamente, el cáncer de colon debe sospecharse en pacientes que presenten alteraciones del ritmo intestinal (estreñimiento o estreñimiento alternado con diarrea), sangrados rectales, obstrucción intestinal o anemia ferropénica. El diagnóstico suele realizarse por colonoscopia, que debe ser completa, visualizando todo el colon para descartar la presencia de varios tumores sincrónicos, lo que ocurre hasta en el 3-5% de los casos. Como prueba complementaria, debe hacerse una tomografía axial computarizada (TAC) abdominal y una prueba de imagen de tórax (radiografía o TAC) (Lamarca, 2011).

La medición del antígeno carcinoembrionario5 (ACE, en inglés CEA; una glucoproteína sérica), ya no se considera actualmente como un instrumento valioso para la detección inicial del cáncer colorrectal, debido a su baja sensibilidad y especificidad; sin embargo, sí se utiliza para el seguimiento de los pacientes ya diagnosticados (Abir, 2006), aunque se recomienda monitorizar la recidiva del cáncer colorrectal con más de una forma de diagnóstico, aplicando el punto de corte más alto de ACE evaluado (10 µg/l) (Nicholson, 2015).

Son diversas las formas con las que puede detectarse signos y síntomas que sugieran un potencial diagnóstico de cáncer colorrectal. La confirmación suele hacerse mediante biopsia. Además del examen general y la revisión de los antecedentes sanitarios (anamnesis) de la persona, es relativamente común, particularmente a partir de los 55 años de edad proceder a un examen digital (tacto rectal) y la realización de pruebas para detectar sangre oculta en las heces. También son frecuentes las radiografías del tracto gastrointestinal inferior, mediante un enema opaco de bario.

La utilidad del cribado con la prueba de sangre oculta en heces sobre la mortalidad por cáncer colorrectal persiste después de 30 años, pero sin embargo no influye en la tasa de mortalidad por cualquier causa (Shaukat, 2013). Esta es la principal conclusión del Minnesota Colon Cancer Control Study, en el que se incluyeron a 46.551 participantes, de 50 a 80 años de edad, siendo asignados al azar para recibir la atención habitual (control) o para el cribado anual o bianual mediante la prueba de sangre oculta en heces. Los resultados mostraron que a lo largo de 30 años de seguimiento, 33.020 participantes (70,9%) fallecieron. Un total de 732 muertes se atribuyeron al cáncer colorrectal: 200 de las 11.072 muertes (1,8%) en el grupo de cribado anual, 237 de las 11.004 muertes (2,2%) en el grupo de cribado bienal y 295 de las 10.944 muertes (2,7%) en el grupo de control. A partir de estos datos, la práctica de la detección de sangre oculta en heces redujo la mortalidad del cáncer colorrectal en un 32% con la revisión anual (riesgo relativo; RR=0,68; IC95% 0,56 a 0,82) y en un 22% con el cribado bienal (RR= 0,78; IC95% 0,65 a 0,93), a lo largo de 30 años de seguimiento. Sin embargo, no se observó una reducción en la mortalidad por cualquier causa con la revisión anual (RR=1,00; IC95% 0,99 a 1,01) ni con el cribado bienal (RR=0,99; IC95% 0,98 a 1,01). La reducción de la mortalidad por cáncer colorrectal fue mayor para los hombres que para las mujeres en el grupo de cribado bienal (p=0,04).

En general, las pruebas sistemáticas por antonomasia son la colonoscopia y la sigmoidoscopia. La colonoscopia permite comprobar el estado del interior del recto y del colon para determinar si hay pólipos, áreas anormales o cáncer, todo ello mediante la introducción a través del ano de un tubo delgado y flexible, dotado de iluminación y cámara de vídeo. Es frecuente, que además disponga de una herramienta para extraer pólipos o muestras de tejido para verificar al microscopio si hay signos de cáncer (biopsia). Actualmente se va incorporando la colonoscopia virtual, que utiliza técnicas de TAC (tomografía axial computadorizada).

Por su parte, la sigmodoscopia es una forma específica de colonoscopia que permite observar el interior del recto y el colon sigmoide (inferior) y verificar si hay pólipos, otras áreas anormales o incluso tumorales. La mayoría de los sigmoidoscopios permiten también extraer pólipos o muestras de tejido para someterlas a la correspondiente biopsia. Se trata de un examen menos invasivo y con menos efectos secundarios que la colonoscopia, y ha demostrado su eficacia para reducir los índices de casos nuevos y de muertes por este tipo de cáncer. En un estudio que llevó casi 20 años, los investigadores encontraron que la mortalidad general por cáncer colorrectal se redujo 26% y que la incidencia se redujo 21% como resultado de exámenes de detección con sigmoidoscopia (Schoen, 2012).

TRATAMIENTO

Cáncer colorrectal no metastásico

El cáncer de colon es una enfermedad altamente tratable y, a menudo, curable cuando se localiza en el intestino. La cirugía es la forma primaria de tratamiento y resulta en la curación de aproximadamente 50% de los pacientes. La recidiva después de la cirugía es un problema grave y, con frecuencia, la causa definitiva de muerte (INC, 2015).

La cirugía es la primera y única opción en los estadios O (cáncer in situ) a II, también se emplea en la fase III pero acompañada de quimioterapia adyuvante; en la fase IV, las metástasis hepáticas son tratadas con cirugía y quimioterapia neoadyuvante, mientras que los cuadros de cáncer recidivante son tratados, una vez más, con cirugía, quimioterapia y terapia dirigida.

El tratamiento inicial de la enfermedad localizada es la cirugía, resecando la mitad del colon (hemicolectomía derecha o izquierda) donde se localice el tumor, o todo el colon (colectomía total o subtotal) cuando haya varios tumores localizados en diferentes lados del colon. Tras la cirugía, la tasa de supervivencia a los 5 años varía mucho, en función del estadio de la enfermedad, yendo desde un 90% para aquellos en los estadios más iniciales, hasta menos del 30% en los pacientes con más de 4 ganglios afectados (estadio IIIc) (Lamarca, 2011).

Con la quimioterapia postoperatoria (adyuvante) se trata de reducir el riesgo de recurrencia de la enfermedad y aumentar la supervivencia de los pacientes. Su utilidad en tumores con afectación ganglionar (estadios III) ha quedado demostrada en múltiples ensayos clínicos. En aquellos tumores en los que no haya ganglios afectados, pero el tumor infiltre capas profundas de la pared del colon (estadios II), el beneficio de este tratamiento es más controvertido y solo está indicado cuando existan factores de riesgo (perforación u obstrucción intestinal, menos de 12 ganglios resecados, infiltración de vasos linfáticos o nervios por el tumor, tumor cercano a los bordes de la cirugía, etc.).

El tratamiento del cáncer de recto varía en algunos aspcetos del de cáncer de colon debido al aumento del riesgo de recidiva local y un pronóstico general más precario. Las diferencias incluyen la técnica quirúrgica, el uso de radioterapia y el método de administración de la quimioterapia. Además de determinar cuál es la intención de la cirugía del cáncer de recto (es decir, curativa o paliativa), es importante considerar aspectos terapéuticos relacionados con el mantenimiento o el restablecimiento de la normalidad del esfínter anal, el funcionamiento genitourinario y la función sexual.

Un estudio indicó que la microflora gastrointestinal no solo es capaz de afectar al riesgo de contraer un cáncer colorrectal, sino que también puede modificar la respuesta al tratamiento de tumores formados por células de carcinoma de colon. En este sentido, la respuesta óptima a la terapia requiere una microbiota comensal intacta, capaz de modular las funciones de las células mieloides en el microambiente tumoral (Iida, 2013).

Cirugía

El tratamiento estándar para los pacientes de cáncer de colon con enfermedad localizada ha sido la resección quirúrgica de la fracción del colon (colectomía) afectada, así como los ganglios linfáticos primarios y regionales. La utilización de técnicas laparoscópicas6 parece reducir la duración de la estancia hospitalaria y un periodo posquirúrgico más aceptable para el paciente. Así, en un ensayo multicéntrico prospectivo, aleatorizado de no inferioridad se comparó la colectomía laparoscópica (CLA) con la colectomía abierta en 872 pacientes. Con una mediana de seguimiento de 4,4 años, las tasas de recidiva a los 3 años (16 CLA vs. 18% colectomía abierta; cociente de riesgo instantáneo [CRI] para la recidiva = 0,86; intervalo de confianza [IC] 95%, 0,63–1,17; P = 0,32) y las tasas de supervivencia general a 3 años (86 CLA vs. 85% colectomía abierta; CRI de muerte = 0,91; IC 95%, 0,68–1,21; P = 0,51) fueron similares en ambos grupos para todos los estadios de la enfermedad evaluados. La recurrencia tumoral tras las incisiones quirúrgicas fue menos de 1% en ambos grupos. Sin embargo, se apreció una disminución de la estadía hospitalaria (5 días CLA vs. 6 días de la colectomía abierta P <0,001) y una disminución del uso de analgésicos en el grupo de CLA (COSTSG, 2004).

En función de la cantidad de colon o recto resecado durante la colectomía, puede ser preciso anular – temporal o definitivamente – la eliminación de las heces a través del ano, recurriendo a la realización de una colostomía, comunicando el colon con la pared abdominal y practicando una apertura u estoma, que adquiere las funciones del ano en cuanto a la eliminación de las heces. En general, el estoma se sitúa en la parte baja del lado izquierdo y las heces que se expulsan se recogen en un sistema colector (bolsa). La colostomía puede ser temporal o permanente, siendo esta última la que con mayor frecuencia se lleva a cabo en el cáncer colorrectal (AECC, 2014). En el caso de la colostomía temporal se restablece el tránsito intestinal uniendo los extremos seccionados del colon pasado un tiempo.

Quimioterapia

El valor potencial de la quimioterapia adyuvante para los pacientes de cáncer de colon en estadio II es polémico. Los análisis conjuntos y los metanálisis indicaron una mejora de la supervivencia global de 2 a 4% para los pacientes tratados con terapia basada en fluorouracilo (5-FU) adyuvante, en comparación con la observación (Gill, 2004). Antes del año 2000, este fármaco era la única quimioterapia citotóxica útil en el entorno adyuvante para los pacientes de cáncer de colon en estadio III. Sin embargo, ya el año 2000, se estableció que la capecitabina era preferible en términos de eficacia y de seguridad, siendo al menos equivalente a la combinación de fluorouracilo y leucovorina (ácido folínico). Asimismo, la combinación del oxaliplatino al fluororacilo y leucovorina mejoró la supervivencia global de esta combinación; el tegafur (UFT), un análogo del fluorouracilo, también ha sido utilizado. Por su parte, el irinotecán, utilizado en el cáncer de colon metastásico, no es útil en tumores localizados. Inicialmente se utilizaron combinaciones de fluorocilo con ácido folínico (leucovorina, LV) en diversos esquemas (bolo o infusión continua), con un mejor perfil de toxicidad en aquellos de infusión continua. Las fluoropirimidinas orales (capecitabina, UFT) han demostrado ser al menos tan eficaces como las combinaciones de 5-FU y LV, con la ventaja de una administración más cómoda. Posteriormente, se demostró que la adición de oxaliplatino a los esquemas de 5-FU y LV (esquema FOLFOX) aumentaba la supervivencia libre de enfermedad y la supervivencia global frente a esquemas con 5-FU y LV. La combinación de capecitabina y oxaliplatino (esquema CAPOX) también se ha mostrado superior a 5-FU y LV. Por ello, el estándar de tratamiento adyuvante actualmente consiste en 6 meses de quimioterapia mediante la pauta FOLFOX, o bien CAPOX como alternativa.

La capecitabina es una fluoropirimidina oral que pasa por una conversión enzimática de tres pasos a 5-FU en donde el paso final ocurre en la célula tumoral. En dos estudios de pacientes de cáncer de colon metastásico se mostró la equivalencia de la capecitabina con 5-FU y la leucovorina. Para pacientes de cáncer de colon en estadio III, la capecitabina provee resultados equivalentes con el 5-FU y leucovorina. En un estudio europeo multicéntrico se comparó la capecitabina (1.250 mg/m2) administrada dos veces por día durante los días 1 a 14, y luego administrada cada 21 días por ocho ciclos, con 5-FU y leucovorina en dosis bajas para pacientes de cáncer de colon en estadio III. El estudio mostró que la supervivencia libre de enfermedad a los 3 años era equivalente para los pacientes que reciben capecitabina o 5-FU y leucovorina (coeficiente de riesgo instantáneo, CRI=0,87; P <0,001). El síndrome de mano-pie y la hiperbilirrubinemia resultaron significativamente más comunes en los pacientes que recibían capecitabina, pero la diarrea, la náusea o el vómito, la estomatitis, la alopecia y la neutropenia fueron significativamente menos comunes. De los pacientes que recibieron capecitabina, 57% necesitaron una modificación de la dosis (Twelves, 2005).

El oxaliplatino presenta una actividad significativa cuando se combina con leucovorina-5-FU en pacientes de cáncer colorrectal metastásico. El adyuvante FOLFOX4 mostró que prolonga la supervivencia global de los pacientes de cáncer de colon en estadio III en comparación con los pacientes que recibieron 5-FU leucovorina sin oxaliplatino (André, 2009). Los resultados preliminares del estudio con 37 meses de seguimiento, mostraron una mejoría significativa en la supervivencia sin enfermedad a 3 años (77,8 vs. 72,9%, P = 0,01) a favor del FOLFOX4, pero no hubo una diferencia significativa en la supervivencia (SG) global. Un seguimiento más prologado a 6 años notificó que la SG para todos los pacientes (en estadio II y estadio III) que participaron del estudio, no fue estadísticamente diferente (SG = 78,5 vs.76,0%; CRI = 0,84; IC 95%, 0,71–1,00). En un análisis subconjunto, la SG a 6 años en pacientes de cáncer de colon en estadio III que recibieron FOLFOX, fue de 72,9% y de 68,9% en los pacientes que recibieron 5-FU/LV (CRI = 0,80; IC 95%, 0,65–0,97, P = 0,023). Los pacientes que recibieron FOLFOX4 presentaron efectos tóxicos más frecuentes, que consistieron principalmente en neutropenia (41%>grado 3) y neuropatía sensorial periférica reversible (12,4%>grado 3). FOLFOX se ha convertido en la norma de referencia para la próxima generación de ensayos clínicos para los pacientes de cáncer de colon en estadio III.

Tabla 2. Regímenes de quimioterapia adyuvante en cáncer de colon

REGIMEN

CICLOS: DURACIÓN Y NÚMERO

Fluorouracilo

(5-FU)

Ácido Folínico (Leucovorina)

Oxaliplatino

Capecitabina

Uracilo-Tegafur

(UFT)

Referencias

FOLFOX4

2 semanas:

12 ciclos

400 mg/m2, bolo iv 2-5 m; seguido de 600 mg/m2; infusión iv 22 h (d1 y 2) *

200 mg/m2; infusión iv 2 h (d1 y 2))

85 mg/2;
infusión iv
2 h (d1)

 

 

Goldberg, 2006

FOLFOX6

2 semanas:

12 ciclos

400 mg/m2, bolo iv 2-5 m; seguido de 2400 mg/m2; infusión iv 46 h (d1-2)

400 mg/m2; infusión iv 2 h (d1)

100 mg/m2;

infusión iv 2 h (d1)

 

 

Tournigand, 2004

FOLFOX6 modificado

2 semanas:

12 ciclos

400 mg/m2, bolo iv 2-5 m; seguido de 2400 mg/m2; infusión iv 46 h (d1-2)

400 mg/m2; infusión iv 2 h (d1)

85 mg/2;
infusión iv
2 h (d1)

 

 

André, 2013

FLOX

8 semanas;

3 ciclos

500 mg/m2/semana; bolo iv 2-5 m

(1-6 semanas)

500 mg/m2/semana; infusión iv 2 h

(1-6 semanas)

85 mg/m2/semana;

infusión iv 2 h (semanas 1, 3 y 5)

 

 

Kuebler, 2007

5-FU + LV

(Roswell Park)

8 semanas;

3-4 ciclos

500 mg/m2, bolo iv 2-5 m
(6 semanas)

500 mg/m2; infusión iv 2 h

 

 

 

Lembersky, 2006

5-FU + LV

(Mayo Clinic)

4 semanas;

3-4 ciclos

400 mg/m2/d

(d 1-5): bolo iv 2-5 m

20-25 mg/m2/d (d 1-5); bolo iv 2 h

 

 

 

QUASAR, 2007

UFT + LV

5 semanas:

5 cclos

 

30 mg/8 h

(4 semanas); oral

 

 

100 mg/m2/
8 h, oral

(4 semanas)

Lembersky, 2006

Capecitabina

3 semanas:

8 ciclos

 

 

 

1000 mg/m2/
12 h; oral

(2 semanas)

 

Twelves, 2005

XELOX

3 semanas:

8 ciclos

 

 

130 mg/m2;

infusión iv 2 h (d1)

1250 mg/m2/
12 h; oral

(2 semanas)

 

Schmoll, 2007

* La notación d seguida de números expresa el número de días desde el primer día del ciclo (d1). Cuando la dosis expresada se repite cada día durante varios se expresa con un guion; por ejemplo, d1-5 todos los días durante los primeros cinco del ciclo, mientras que d1 y 3 significa solo los días del ciclo expresados específicamente (el primer y el tercer día del ciclo).

Radioterapia

Aunque la modalidad combinada de tratamiento con quimioterapia y radioterapia tiene una función importante en el tratamiento de los pacientes de cáncer de recto, la función de la radioterapia adyuvante para los pacientes de cáncer de colon no se encuentra bien definida y, en cualquier caso, es mucho menos común limitándose a ciertos subgrupos de pacientes de riesgo alto con cáncer de colon (es decir, metástasis, ubicación del tumor en sitios inmóviles, perforación local, obstrucción y enfermedad residual después de la resección). En un estudio aleatorizado intergrupal de fase III diseñado para probar el beneficio de añadir radioterapia a la cirugía y quimioterapia con 5-FU y levamisol en determinados pacientes de riesgo alto con cáncer de colon, no mostró ningún beneficio relacionado con la recidiva o la supervivencia global para el grupo que recibió radioterapia, aunque el tamaño del grupo y la fuerza estadística resultaron inadecuados para excluir un posible beneficio; de hecho, este ensayo clínico finalizó prematuramente debido a que la participación de pacientes fue insuficiente; el análisis de los 222 pacientes participantes, cuando la meta original era de 700 (Martenson, 2004). En general, se considera que la radioterapia adyuvante no tiene una función estándar en el tratamiento de los pacientes de cáncer de colon tras la resección curativa, aunque puede desempeñar una función en los pacientes con enfermedad residual.

Cáncer no metastásico de recto

Para el cáncer de recto en estadios II y III, habitualmente se realiza una escisión mesorrectal total, ya sea con resección anterior baja o resección abdominoperineal antes o después de la quimiorradioterapia. En conjunto, la radioterapia de ciclo corto y la quimiorradiación preoperatoria de ciclo largo constituyen ambas estrategias de tratamiento razonables para pacientes de adenocarcinoma rectal en estadios II o III. No obstante, en un análisis compartido de 3.791 pacientes, se demostró que, para los pacientes con enfermedad en estados III, la tasa de supervivencia global a 5 años con cirugía más quimioterapia (84%) se comparó favorablemente con las tasas de supervivencia con cirugía más radiación y bolo de quimioterapia (76%), o cirugía más radiación e infusión prolongada de quimioterapia (80%) (Gunderson, 2004).

Muchos oncólogos recomiendan que se considere al régimen de LV/5-FU/oxaliplatino (FOLFOX) como quimioterapia adyuvante estándar para el cáncer de recto. Sin embargo, no hay datos sobre el cáncer de recto que sustenten este enfoque. El oxaliplatino no parece añadir ningún beneficio en la respuesta del tumor primario, pero aument la toxicidad aguda. Por el contrario, la adición de oxaliplatino a 5-FU / LV para el tratamiento adyuvante de cáncer de colon se considera ahora el estándar de atención.

Cáncer colorrectal metastásico y recidivante

Como ya se indicado, hasta un cuarto de los pacientes con tumores de colon presentan metástasis (las más frecuentes, hepáticas y pulmonares) en el momento del diagnóstico, a pesar de lo cual, puede ser subsidiario de cirugía: si el tumor primario causa problemas (obstrucción, sangrado, etc.) puede realizarse, en el caso de que sea posible, una extirpación del mismo, o una cirugía paliativa sin resección tumoral para restituir el tránsito intestinal (colostomía de descarga). Por el momento, no existe tratamiento curativo para el cáncer colorrectal metastásico, aunque puede prolongarse la vida del paciente de forma significativa, pasando de 6 meses (supervivencia media sin tratamiento) hasta un promedio de 20 con quimioterapia selectiva. Para los pacientes de enfermedad recidivante local o metastásica del hígado solamente o del pulmón solamente, la resección quirúrgica, si es posible, es el único tratamiento potencialmente curativo.

Quimioterapia y terapia dirigida

En la actualidad, hay un grupo de fármacos autorizados para el tratamiento de pacientes de cáncer colorrectal metastásico que se usan solos o en combinación. Además de los fármacos ya comentados previamente (fluoropirimidinas, irinotecán y oxaliplatino), son útiles en el tratamiento de la enfermedad metastásica determinados anticuerpos monoclonales. En este sentido, se ha observado que la supervivencia de los pacientes es mayor cuantos más fármacos lleguen a recibir a lo largo de la evolución de la enfermedad. Por ello, lo habitual es administrar combinaciones de quimioterapia (fluoropirimidina combinada con oxaliplatino o irinotecán). Cuando la enfermedad progresa a un tratamiento concreto, se cambia de esquema de quimioterapia.

Se han diseñado múltiples esquemas de tratamiento. Algunos de ellos (FOLFOX y CAPOX) ya se han mencionado para el tratamiento de la enfermedad localizada, pero otros, basados en el uso de irinotecán combinado con 5-FU (FOLFIRI, IFL), sólo son útiles en la enfermedad metastásica. El esquema FOLFIRI utiliza 180 mg/m2 de irinotecán en perfusión intravenosa, durante 90 minutos, y 400 mg/m2 de ácido folínico en perfusión intravenosa, durante 2 horas, al mismo tiempo el día 1, seguido de 400 mg/m2 de fluorouracilo en bolo intravenoso, seguido de 2400 mg/m2 en perfusión intravenosa continua durante 46 horas, completando un ciclo de dos semanas. Por su parte, el esquema IFL se basa en la administración durante el primer día de cada semana de irinotecán, fluorouracilo y ácido folínico, durante 4 de cada 6 semanas.

Un estudio intergrupal, comparó los regímenes IFL y FOLFOX4 para el tratamiento de primera línea con pacientes de cáncer colorrectal metastásico. Los pacientes asignados al régimen FOLFOX4 presentaron una mejoría en la mediana de supervivencia sin progresión tumoral (6,9 vs. 8,7 meses; P = 0,014; coeficiente de riesgo instantáneo, CRI=0,74; IC95% 0,61 a 0,89) y supervivencia global (15,0 vs. 19,5 meses; p=0,001; CRI=0,66; IC95% 0,54 a 0,82) en comparación con los pacientes asignados al régimen IFL. Otros dos estudios compararon los regímenes FOLFOX y FOLFIRI, en los que se permitió que los pacientes pasaran al tratamiento de primera línea una vez que mostraran evolución de la enfermedad (Tourningand, 2004; Colucci, 2005). En ambos caso, la supervivencia sin progresión tumoral y la global fueron idénticas entre los grupos de tratamiento.

Esta igualdad en cuanto a eficacia, en términos de supervivencia, determina que la elección de una u otra combinación debe realizarse en función del perfil de toxicidad buscado. Los esquemas basados en oxaliplatino (FOLFOX, CAPOX) tienen como principal efecto adverso la neurotoxicidad, mientras que las combinaciones con irinotecán (FOLFIRI, IFL) producen fundamentalmente toxicidad gastrointestinal (diarrea) y alopecia. Cuando la toxicidad de estas combinaciones de quimioterapia sea intolerable, pero la enfermedad haya respondido, puede retirarse el fármaco más tóxico (oxaliplatino o irinotecán) dejando como mantenimiento el fluorouracilo hasta que la enfermedad progrese. En lo que a los fármacos quimioterápicos clásicos se refiere, el raltitrexed y la mitomicina son también una opción a tener en cuenta.

Para los pacientes con cáncer de recto metastásico que recidiva localmente, solo en el hígado o solo en el pulmón, la resección quirúrgica es el único tratamiento potencialmente curativo. Los pacientes con metástasis pulmonar limitada y los pacientes con metástasis tanto pulmonares como hepáticas, también se pueden considerar para resección quirúrgica, con una supervivencia a 5 años posible en pacientes muy seleccionados. La presencia de hidronefrosis relacionada con la recidiva parece ser una contraindicación para la cirugía con intención curativa. El cáncer de recto que recidiva localmente se puede resecar; en particular, si la operación previa se realizó de manera inadecuada. Para los pacientes con recidiva local sola después de una resección con intención curativa, un tratamiento local intensivo con una resección anterior baja y anastomosis coloanal, una resección abdominoperineal o una exenteración pelviana posterior o total pueden conducir a una supervivencia sin enfermedad (SSE) a largo plazo (Vermaas, 2007). El uso de la quimiorradioterapia de inducción para pacientes no irradiados previamente con recidivas pelvianas localizadas en estado avanzado (compromiso de la pared pelviana lateral, el sacro o los órganos adyacentes) puede aumentar la resecabilidad y permitir la preservación del esfínter. La radioterapia intraoperatoria para aquellos pacientes con enfermedad recidivante local que recibieron previamente radiación de haz externo puede mejorar el control local, con una morbilidad aceptable (INC, 2015).

Inmunoquimioterapia

El desarrollo de nuevos anticuerpos monoclonales selectivos está incrementando las opciones terapéuticas disponibles y, en particular, el cáncer colorrectal metastásico es uno de los tumores donde el uso de estos fármacos está más desarrollado.

El bevacizumab es un anticuerpo monoclonal parcialmente humanizado que se une al factor de crecimiento endotelial vascular. Actúa, por tanto, sobre la neovascularización tumoral. En combinación con quimioterapia basada en irinotecán (FOLFIRI o IFL), ha demostrado mejorar los resultados de la quimioterapia sola, aumentando la supervivencia global de los pacientes. También existen datos favorables en la combinación con esquemas con oxaliplatino (CAPOX o FOLFOX), retrasando la progresión de la enfermedad.

En un estudio, 820 pacientes de cáncer colorrectal metastásico, después de que el cáncer avanzara estando bajo quimioterapia de primera línea que incluyó bevacizumab, recibieron aleatoriamente quimioterapia con o sin bevacizumab. La mediana de la supervivencia global fue de 11,2 meses con bevacizumab y 4,1 meses sin éste (CRI= 0,81; IC95% 0,69 a 0,94; p=0,0062). La mediana de supervivencia sin avance (sin progresión tumoral) fue de 5,7 meses por cada paciente que recibió bevacizumab más quimioterapia (CRI=0,68; IC95% 0,59 a 0,78; p<0,0001) (Arnold, 2012).

La combinación de bevacizumab con uno u otro régimen quimioterápico (FOLFIRI vs. FOLFOXIRI) fue estudiado en 508 pacientes con cáncer colorrectal metastásico no tratados previamente (naïve). Se realizaron hasta 12 ciclos de tratamiento, seguido de fluorouracilo más bavacizumab hasta la progresión de la enfermedad. La supervivencia libre de avance fue de 12,1 con FOSFOXIRI vs. 9,7 con FOLFIRI (HR=0,75; IC95% 0,61 a 0,90; p=0,003). Las respectivas tasas de respuesta objetiva (OR) fueron del 65% y 53% (p=0,006) y la supervivencia global también fue superior con FOSFOXIRI, aunque no aunque no llegó a ser estadísticamente significativa (31,0 vs. 25,8 meses; HR=0,79; IC95% 0,63 a 1,00; p=0,054). La incidencia de neurotoxicidad, estomatitis, diarrea y neutropenia fueron sustancialmente mayores con FOLFOXIRI/bevacizumab que con FOLFIRI/bevacizumab (Loupakis, 2014).

El cetuximab es un anticuerpo monoclonal parcialmente humanizado contra el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) y, por tanto, tiene como objetivo fundamental frenar la angiogénesis tumoral. Debido a que el cetuximab afecta la señalización de la tirosina cinasa en la superficie de la membrana celular, los tumores con mutaciones que causan activación de las vías descendientes del EGFR de la mutación K-RAS, no son sensibles a sus efectos ya que de existir mutaciones de K-RAS, ésta se encuentra activada de manera constante e independiente del EGFR, por lo que su bloqueo por cetuximab no resulta útil.

Al igual que bevacizumab, el cetuximab, en combinación con irinotecán, mejora los resultados de supervivencia en los pacientes con K-RAS no mutado. Por el contrario, los pacientes con tumores con mutación K-RAS pueden presentar un resultado peor cuando se añade cetuximab. Así, en el Crystal Study (Van Cutsem, 2009) se asignó aleastoriamente a 1.198 pacientes de cáncer colorrectal en estadio IV a FOLFIRI con cetuximab o sin este. La adición de cetuximab se relacionó con una mejora de la supervivencia sin avance (CRI=0,85; IC95% 0,72 a 0,99; p=0,048), pero no de la supervivencia global. Se encontró una relación significativa de respuesta tumoral entre el estado de la mutación K-RAS y el tratamiento (P=0,03) pero no con la supervivencia sin avance (p=0,07). Entre los pacientes con tumores de tipo natural (no mutado) K-RAS, el resultado favoreció al grupo FOLFIRI con cetuximab (CRI=0,68; IC95% 0,50 a 0,94).

En otro ensayo, los pacientes de cáncer colorrectal recibieron capecitabina, oxaliplatino y bevacizumab con cetuximab o sin este (Tol, 2009). La mediana de supervivencia sin avance tumoral fue de 9,4 meses en el grupo que recibió cetuximab y de 10,7 meses en el grupo que no recibió cetuximab (P=0,01). En un análisis de subconjunto, los pacientes tratados con cetuximab con tumores que albergaban un gen K-RAS mutado presentaron una disminución significativa de la supervivencia sin avance en comparación con los pacientes tratados con cetuximab con tumores KRAS de tipo natural (8,1 vs. a 10,5 meses; p=0,04). Asimismo, los pacientes con tumores con K-RAS mutados tratados con cetuximab presentaron una supervivencia sin avance significativamente más corta que los pacientes de tumores con K-RAS mutados que no recibieron cetuximab (8,1 meses vs. 12,5 meses; p=0,003) al igual que la supervivencia global (17,2 vs. 24,9 meses; P = 0,03).

Otro ensayo clínico (Maughan, 2011) estudió la adición de cetuximab a una quimioterapia combinada con fluoropirimidina y oxaliplatino en el tratamiento de primera línea para 729 pacientes con tumores K-RAS de tipo natural (no mutados). En estos, la supervivencia global no difirió entre los grupos de tratamiento (17,9 vs. 17,0; CRI=1,04; IC95% 0,87 a 1,23; p=0,67). De forma similar, no hubo efecto en la supervivencia sin progresión tumoral (8,6 vs. 86 meses; CRI=0,96; IC95% 0,82 a 1,12; p=0,60).

Otro fármaco anti-EGFR usado en estos pacientes es el panitumumab, que requiere para su uso, al igual que para el cetuximab, descartar la existencia de mutación de K-RAS. Está admitido su uso en monoterapia tras progresión a primera línea. Los efectos secundarios son muy similares a los del cetuximab, excepto por una muy baja incidencia de reacciones de hipersensibilidad, por lo que no precisa premedicación. En un estudio, 1.183 pacientes fueron asignados de forma aleatorizada a FOLFOX4 con panitumumab o sin este como tratamiento de primera línea para el cáncer colorrectal metastásico (Douillard, 2010). Se observó una mejoría estadísticamente significativa en la supervivencia sin progresión tumoral en los pacientes con tumores K-RAS de tipo natural que recibieron panitumumab-FOLFOX4 comparados con aquellos que recibieron solo FOLFOX4 (CRI=0,80; IC95% 0,66 a 0,97; p=0,02), pero no hubo diferencias significativas en la supervivencia global entre los grupos (CRI=0,83; IC95% 0,67 a 1,02; p=0,072). Para los pacientes con tumores KRAS mutantes, la supervivencia sin avance tumoral fue más precaria con la adición del panitumumab (CRI=1,29; IC95% 1,04 a 1,62; p=0,02), con una mediana de 7,3 meses (IC95% 6,3 a 8,0 meses) para panitumumab-FOLFOX4 y de 8,8 meses (IC95% 7,7 a 9,4 meses) para FOLFOX4 solo.

Igualmente, añadir panitumumab a un régimen de FOLFOX con bevacizumab resultó en una menor supervivencia sin avance tumoral y una peor toxicidad en comparación con un régimen FOLFOX con bevacizumab solo en pacientes no determinados por la mutación K-RAS con cáncer de colon metastásico (11,4 vs. 10,0 meses; CRI=1,27; IC95% 1,06 a 1,52) (Hecht, 2009).

El aflibercept es una proteína de fusión recombinante, formada por porciones de los lugares de unión del factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) de los dominios extracelulares de los receptores humanos VEGFR-1 y 2, fusionados con una porción Fc de la IgG1 humana. El fármaco actúa como un receptor soluble que se une al VEGF-A, actuando de señuelo, con una afinidad más alta que sus receptores nativos, con lo que previene la unión de los ligandos endógenos a dichos receptores y, de esta forma, bloquea la señalización correspondiente (Cuéllar, 2013). Para el cáncer colorrectal se utiliza en combinación con quimioterapia con irinotecán-fluorouracilo-ácido folínico (FOLFIRI).

En un ensayo, 1.226 pacientes fueron asignados al azar para recibir aflibercept (4 mg/kg IV) o placebo cada dos semanas en combinación con FOLFIRI (Van Cutsem, 2012). A los pacientes a quienes se les administró aflibercept más FOLFIRI presentaron una supervivencia significativa en cuanto a la SG relacionada con el placebo más FOLFIRI (CRI, 0,817; 95,34% IC, 0,713–0,937; P = 0,0032) con medianas de supervivencia de 13,50 meses versus 12,06 meses, respectivamente. Aflibercept también mejoró significativamente la SSE (CRI, 0,758; IC, 95%, 0,661–0,69; P <0,0001), con una mediana de SSE de 6,90 meses versus 4,67 meses, respectivamente. Sobre la base de estos resultados, el uso de FOLFIRI más aflibercept es un régimen de segunda línea aceptable para pacientes que habían sido tratados previamente con quimioterapia con base en el FOLFOX. Si continuar con el bevacizumab o el iniciar aflibercept como tratamiento de segunda línea, es algo que no se ha abordado en un ensayo clínico, y no hay aún datos disponibles.

Aunque no es un medicamento biológico, el regorafenib se incluye en este campo por estar estrechamente relacionado con los mecanismos farmacológicos de la inmunoquimioterapia del cáncer colorrectal. Se trata del primer inhibidor de tirosina cinasas (TKI) comercializado que ha conseguido demostrar algún grado de beneficio clínico, en términos de supervivencia en los pacientes con cáncer colorrectal metastásico con progresión tumoral pese a haber sido intensamente tratados con los medicamentos de referencia actuales (Ettrich, 2014).

El regoranib es un inhibidor de un amplio grupo de tirosina cinasas, incluyendo las que forman parte de receptores de ligandos endógenos implicados en la angiogénesis tumoral (VEGFR1, 2 y 3; TIE2, FGFR1 Y PDGFRB), la oncogénesis (KIT, RET, RAF-1, BRAF) y el microambiente tumoral (PDGFR, FGFR). El medicamento ha sido autorizado para el tratamiento de pacientes adultos con cáncer colorrectal metastásico que han sido previamente tratados con las terapias disponibles o no se les considera candidatos adecuados a dichas terapias, incluyendo quimioterapia basada en fluoropirimidinas, terapia anti-VEGF y terapia anti-EFGR; también está indicado en pacientes adultos con tumores del estroma gastrointestinal (GIST) irresecables o metastásicos que progresaron durante el tratamiento previo con imatinib y sunitinib o son intolerantes al mismo (Cuéllar, 2015).

La eficacia y la seguridad del regorafenib fueron evaluadas en un estudio clínico realizado con 760 pacientes de cáncer colorrectal metastásico sometidos a tratamiento previo (Grothey, 2013). Los pacientes se asignaron aleatoriamente para recibir regorafenib o placebo además del mejor cuidado de apoyo. Los pacientes tratados con regorafenib presentaron una mejora estadísticamente significativa de la supervivencia global (6,4 vs. 5,0 meses; CRI=0,77; IC95% 0,64 a 0,94; p=0,0052).

Tratamiento de la metástasis hepática

Se estima que alrededor del 50% de los pacientes de cáncer de colon acaban por presentar metástasis hepáticas, ya sea en el momento de la presentación inicial o como resultado de la recidiva de la enfermedad.

Una proporción pequeña de pacientes con metástasis hepáticas son aptos para someterse a resección quirúrgica, concretamente aquellos que presenten un número limitado de lesiones, con ubicación intrahepática, ausencia de compromiso vascular importante y una suficiente reserva hepática funcional. No obstante, los avances en las técnicas de ablación del tumor y en la quimioterapia están ampliando las opciones de tratamiento. Para los pacientes con metástasis hepática que se considera resecables, las tasas de supervivencia a 5 años oscilan entre el 25% y el 40%.

Además, los pacientes con enfermedad metastásica aislada en el hígado que se considere irresecable inicialmente, ocasionalmente podría ser resecable tras la administración de quimioterapia, alcanzando una tasa de supervivencia a 5 años similar a los pacientes que inicialmente tenían enfermedad resecable. No hay consenso sobre el mejor régimen para convertir las metástasis hepáticas aisladas irresecables en metástasis hepáticas resecables (Leonard, 2005).

Hay diversas técnicas ablativas que permiten eliminar las metástasis hepáticas macroscópicas, sin necesidad de recurrir a la cirugía convencional. En este sentido, la ablación por radiofrecuencia aparece como una técnica inocua (2% de morbilidad y tasa de mortalidad de <1%) que puede ofrecer control tumoral a largo plazo (Livraghi, 2003). La ablación crioquirúrgica es otra opción factible (Bageacu, 2007). Otras técnicas ablativas locales que se utilizaron para tratar las metástasis en el hígado incluyen embolización y radioterapia intersticial. Los pacientes con metástasis pulmonares limitadas y aquellos con metástasis pulmonares y hepáticas, también se pueden considerar para resección quirúrgica, que ofrece una posible supervivencia a 5 años en pacientes muy específicos.

No está clara la función que desempeña la quimioterapia adyuvante tras un resecado potencialmente curativo para la metástasis del hígado. No hay pruebas definitivas que muestren que la quimioterapia perioperatoria o posoperatoria mejoren la supervivencia global de los pacientes sometidos a resección de metástasis hepáticas.

EL PAPEL DEL FARMACÉUTICO

Cribado del cáncer colorrectal entre la población general

El cáncer colorrectal es el tumor que mejor se puede prevenir mediante un cribado poblacional relativamente sencillo y asequible, lo que, añadido, a al hecho de ser la forma de cáncer de mayor prevalencia global en España, hace de dicho cribado una medida sanitaria de extraordinaria relevancia en salud pública (APPC, 2012).

En el año 2003, el Consejo de la Unión Europea recomendó a los estados miembros que desarrollasen programas de cribado de cáncer de mama, de cuello de útero y de colon y recto. En este sentido La Estrategia del Cáncer del SNS del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España, actualizada en el año 2009 y posteriormente en 2013, también recogía la misma recomendación (MSSSI, 2013) para poner en marcha programas de cribado de cáncer colorrectal y fijando como objetivo para el año 2015 alcanzar una cobertura del 50% a nivel nacional para el grupo de edad de hombres y mujeres entre 50 y 69 años.

En concreto, esta Estrategia incluye entre sus objetivos implantar programas de cribado de cáncer de colon y recto para población de riesgo medio-bajo organizados con carácter poblacional, con una población objetivo entre 50 y 69 años – en una primera etapa – para realizar una prueba de sangre oculta en heces, con un intervalo de exploración de 2 años.

En 2013, ocho Comunidades Autónomas tenían programas en desarrollo, con una ronda completa o más y en extensión a toda la población (Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Cantabria, País Vasco, Canarias, Castilla y León y La Rioja); otras cuatro habían iniciado programas piloto o lo iban a iniciar en ese mismo año (Galicia, Navarra, Aragón y Extremadura). Asimismo, en Asturias, desde el año 2011, está en vigor una estrategia de captación oportunista de personas con riesgo elevado de cáncer colorrectal o con antecedentes familiares del mismo. En 2015 prácticamente todas las Comunidades Autónomas han desarrollado programas de cribado del cáncer colorrectal, planteándose como objetivo que en el plazo de 10 años la cobertura (invitación a participar) se aproxime al 100% de toda la población española diana.

Aprovechando la relación próxima y cercana que existe entre paciente y farmacéutico comunitario, parece evidente su posición privilegiada para concienciar a la población, explicando de forma sencilla la importancia de la prevención del cáncer de colon. En este sentido, oficinas de farmacia de toda España han participado activamente en la campaña de la Alianza integral en el cribado poblacional del cáncer colorrectal (con el apoyo institucional del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, entre otras instituciones) difundiendo los dípticos “Como prevenir el cáncer de colon” (APPC, 2012).

Desde los primeros momentos, se consideró que la accesibilidad de las farmacias podría ser un elemento clave para conseguir la implantación efectiva del cribado, facilitando que los ciudadanos invitados a hacerse la prueba pudieran ir a cualquiera de las farmacias que participan en el programa, tanto a recoger el test necesario para hacerse la prueba como para devolver la muestra recogida. Cada dos años, el colectivo en riesgo recibe una carta de los servicios sanitarios de la Comunidad Autónoma en la que se les invita a participar en el programa. Si aceptan, pueden recoger su kit de cribado en las farmacias y tomar una muestra de sus heces ellos mismos. Luego, las propias farmacias recogen las pruebas, que serán analizadas en centros especializados y, si sale positivo, se entrega el resultado al paciente y se le invita a someterse a una colonoscopia para determinar el diagnóstico concreto.

En este sentido, desde 2009, las oficinas de farmacias y el Hospital Clínic y el Hospital del Mar de Barcelona han venido trabando conjuntamente para detectar a tiempo esta enfermedad en el marco del Programa de Detección Precoz de Cáncer de Colon y Recto. Dicho programa fue inicialmente desplegado en seis distritos de Barcelona, permitiendo detectar entre enero de 2012 y diciembre de 2013 un total de 165 tumores, 1.234 adenomas de alto riesgo y 696 de bajo riesgo. De una población diana de 170.467 personas (hombres y mujeres de entre 50 y 69 años), 81.777 barceloneses en riesgo participaron en el programa, un 48% de la población que debería realizársela (población diana). Estos datos, presentados en su momento por el Col·legi de Farmacèutics de Barcelona, mostraron que la participación de las farmacias comunitarias mejoraban respeto a la primera fase del programa, cuando el 45% acudió a su farmacia más cercana para someterse al test. En la segunda ronda, un 5,2% de todas las muestras recogidas en las farmacias dieron positivo. Los responsables del programa explican que esta cifra (4.275 positivos), inferior a la de la primera ronda (4.973) porque algunos pacientes ya se sometieron a la detección y posible eliminación de adenomas esa primera vez. De hecho, el 82,6% de las personas que participaron en la primera ronda, también lo hizo en la segunda.

La pionera iniciativa del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona fue secundada por otros Colegios de Farmacéuticos de España, como el Col·legi Oficial de Farmacèutics de les Illes Balears, que inició un pilotaje en 2015 con 77 farmacias de la Comunidad Autónoma (actualmente participan en el mismo 86 farmacias). Igualmente, se están desarrollando actualmente iniciativas en esa misma línea en Murcia.

Por otro lado, el Consejo de Farmacéuticos de Castilla y León (Concyl) propuso en 2013 la participación de las farmacias comunitarias en el Plan de Cribado del Cáncer de Colon que incluyó el Consejo Interterritorial de Salud en la cartera de servicios del Ministerio de Sanidad. En este sentido, las autoridades sanitarias de Castilla y León reconocían la baja participación para la detección precoz de un cáncer con alta prevalencia, en la que solo el 20% de las personas a las que se citaba para hacerse la prueba acuden a sus centros de salud, porcentaje que está muy lejos del 50% conseguido por las farmacias barcelonesas.

Asistencia farmacéutica a los pacientes con cáncer colorrectal

La intervención farmacéutica en el seguimiento farmacoterapéutico de los pacientes con cáncer colorrectal se centra fundamentalmente en la detección y prevención de interacciones entre medicamentos, así como de eventos adversos potencialmente asociados a los tratamientos. Asimismo, teniendo en cuenta que muchos de los pacientes son sometidos a cirugía practicándoseles una ostomía, es preciso informar sobre los aspectos higiénico-sanitarios relacionados con ella, particularmente durante las primeras semanas.

Información, prevención y tratamiento de potenciales efectos adversos del tratamiento

La utilización de agentes farmacológicos, eventualmente asociados a radioterapia (en especial, en cáncer de recto), determina la posible aparición de un amplio espectro de eventos adversos, cuyo conocimiento es necesario que el paciente sea capaz de reconocer para informar de ello al oncólogo (AECC, 2014).

Es frecuente la falta de apetito (anorexia), la inflamación de la boca (mucositis) y la alteración del gusto de los alimentos; a ello cabe agregar que las frecuentes náuseas, vómitos o diarreas pueden tener un importante efecto negativo en la nutrición y en el estado general del paciente. Por este motivo, es importante recomendar una alimentación adecuada durante el tratamiento.

Frecuentemente, las náuseas y los vómitos, además de ser los efectos secundarios más frecuentes de la quimioterapia, suelen ser los más temidos. Pueden aparecer tempranamente (1 o 2 horas después de la administración) o tardíamente (24 horas o más después del ciclo). Generalmente desaparecen en unos pocos días. Por ello, es frecuente que se prescriba algún antiemético previamente, durante o después de la administración de la quimioterapia. Además, de ello, es recomendable que el paciente reparta la comida en pequeñas cantidades (5-6 veces al día), evitando los olores intensos o desagradables; por este motivo, es preferible que en los días posteriores al tratamiento otra persona se encargue de preparar las comidas. Asimismo, se tomar las comidas a temperatura ambiente o frescas y masticar bien los alimentos. Se deben evitar las comidas ricas en grasas (frituras, salsas, quesos grasos, leche entera, etc.) y descansar después de cada comida, preferiblemente sentado, al menos durante una hora. Cuando se acuda al hospital a recibir la quimioterapia, es preferible ir con el estómago vacío (dos horas, al menos).

La diarrea es otro efecto común asociado a la quimioterapia y puede alcanzar niveles de intensidad elevados, hasta provocar cuadros de deshidratación. Más allá de las medidas para atajarla o paliarla, es aconsejable realizar una dieta absoluta durante las 2-3 primeras horas, de tal forma que el intestino descanse. A partir de entonces, se puede comenzar a ingerir lentamente líquidos, preferiblemente tomados en pequeños sorbos cada 5-10 minutos, a lo largo del día, evitando lácteos y derivados. Solo cuando la diarrea disminuya de intensidad o frecuencia, es aconsejable ingerir alimentos sólidos, preferiblemente en pequeñas cantidades, desgrasados y fáciles de digerir (arroz o pescado hervido, manzana asada, etc.). Deben evitarse las comidas con mucha fibra (fruta, verduras, hortalizas o cereales integrales) y, por supuesto, las bebidas irritantes como café o las alcohólicas; también deben evitarse los alimentos que produzcan flatulencia (legumbres, espinacas, repollo, coliflor y otros).

Algunos fármacos empleados en cáncer de colon son capaces de producir estreñimiento. Para reducir su incidencia, debe aconsejarse adoptar algunas medidas dietéticas e incrementar la actividad física para favorecer el tránsito intestinal. Cuando el estreñimiento predomine claramente sobre la diarrea7 se debe recurrir a los alimentos ricos en fibra como pan o arroz integral, frutas, verduras, legumbres, frutos secos, etc., junto con abundante bebida a lo largo del día. Es importante fijar un horario para ir al cuarto de baño. En cuanto al ejercicio físico, es recomendable hacerlo todos los días, preferiblemente caminando durante una hora, al menos.

La alteración del gusto durante el tratamiento con quimioterapia es un efecto secundario bastante frecuente, percibido como una disminución en el sabor de determinadas comidas o un gusto metálico o amargo de las mismas, sobre todo con los alimentos ricos en proteínas, como la carne y pescado. Es importante que el paciente sepa que este síntoma suele desparecer algunas semanas después de finalizar el tratamiento; en cualquier caso, es un aspecto que no debe minusvalorarse porque podría contribuir a la pérdida de apetito y de peso. Por ello, debe recomendarse a los cuidadores y al propio paciente que se esfuerce por preparar comidas con buen aspecto y olor agradable, así como realizar enjuagues antes de comer. Si el sabor metálico es muy intenso, pueden sustituirse los cubiertos habituales por unos de plástico y evitar utilizar especias o condimentos suaves en la preparación de las comidas.

La alteración más frecuente de la mucosa de la boca durante el tratamiento quimioterápico es la mucositis, consistente en una inflamación de la mucosa interna de la boca, acompañada de llagas o úlceras dolorosas, que en ocasiones pueden sangrar e incluso infectarse. Suele aparecer de 7 a 10 días después de iniciar la quimioterapia y generalmente, si no existe infección, mejora al cabo de 1 a 2 semanas.

Existen algunos medicamentos con un leve efecto anestésico local y que no requieren receta que pueden ayudar a paliar el dolor. En ocasiones, es preciso recurrir a enjuagues antifúngicos para tratar las infecciones por hongos sobrevenidas. En cualquier caso, debe mantenerse en todo momento – antes y después de la quimioterapia – una higiene bucal rigurosa y visitar con frecuencia al dentista. Se recomienda el uso de cepillos de cerdas suaves, evitar los colutorios con alcohol y el uso continuado de dentadura postiza (si ésta es móvil). Los alimentos deberán ser tibios (ni muy calientes ni muy fríos).

Las alteraciones de la médula ósea son muy comunes tras la quimio y la inmunoterapia anticancerosa. Pueden afectar a la serie roja (anemia), blanca (leucopenia, neutropenia) y plaquetas (trombocitopenia). La anemia suele traducirse en debilidad, cansancio, sensación de falta de aire ante pequeños esfuerzos, taquicardia, mareos y palidez de la piel y de las mucosas. Es importante comunicar estos síntomas y signos, con el fin de proceder a adoptar medidas correctivas y, eventualmente, cambiar o suspender el tratamiento. En cualquier caso, debe recomendarse un descanso prolongado en los pacientes, evitando realizar esfuerzos físicos intensos.

La leucopenia y, particularmente, la neutropenia pueden favorecer el desarrollo de infecciones, eventualmente graves. Es importante informar al médico sobre la posible aparición de éstas, incluso aunque se consideren triviales (faringitis, resfriado, cistitis, etc.). Algunos pacientes pueden requerir el uso de factores estimulantes de colonias (filgrastim, etc.) para prevenir una neutropenia intensa. Además, en estos casos, deben extremarse las precauciones higiénicas y evitar el contacto con personas con alguna infección. También deberá evitarse la administración de vacunas durante el periodo de neutropenia más intenso.

La trombocitopenia incrementa el riesgo de hemorragia incluso ante mínimos traumatismos. Por este motivo, es preciso recomendar al paciente que evite los golpes, traumatismos o cortes al realizar cualquier actividad habitual, en particular cuando manejan tijeras, cuchillos o cualquier otro utensilio cortante, así como proceder a un cepillado de dientes afectando lo menos posible a las encías. En cualquier caso, debe ponerse en contacto con el médico si aparecen petequias (punteado rojo en la piel), hematomas sin traumatismo previo, presencia de sangre en orina, sangrado en las encías sin motivo aparente, etc.

La alopecia es uno de los efectos adversos más comunes de la quimioterapia del cáncer y, aunque en términos estrictamente toxicológicos es poco relevante (además, es un efecto reversible prácticamente en todos los casos), suele tener efectos psicológicos desfavorables para muchos pacientes e incluso devastadores para algunos de ellos. Esto se debe a que la alopecia es un elemento socialmente identificador del cáncer (en especial, para las mujeres) y, además, recuerda al propio paciente su condición de forma permanente, aunque no experimente ninguna molestia física. Por ello, hay que darle la importancia debida y respetar los sentimientos del paciente, aunque debe informársele (y a su entorno familiar y social) de las características de la alopecia y, sobre todo, de su carácter reversible. En cualquier caso, si el impacto que produce sobre el o la paciente es elevado, puede recomendarse la adopción de medidas estéticas (pelucas, sombreros, pañuelos, etc.) para paliarlo. Por otro lado, no siempre aparece alopecia con cualquier tratamiento anticanceroso, ni la intensidad, ni la localización son iguales.

En todo caso, se debe evitar peinar agresivamente el cabello, utilizar tenacillas u otros dispositivos similares que puedan alterar físicamente al pelo, evitando también el empleo de champús, acondicionadores y otros productos cosméticos de carácter agresivo. No se recomienda el secado del cabello con secadores, al menos con temperatura o potencia elevadas.

Las alteraciones de la piel son también frecuentes, generalmente en forma de sequedad, descamación, eritema e incluso prurito; en cuanto a las uñas, estas pueden volverse quebradizas u obscurecerse. Deben evitarse los baños prolongados, el agua excesivamente caliente, el empleo de lociones u otros cosméticos con alcohol y la exposición prolongada al sol; por el contrario, es recomendable el empleo habitual de cremas hidratantes. Cualquier cambio intenso de la coloración cutánea debe ser informado al oncólogo.

Algunos fármacos antineoplásicos pueden producir efectos adversos neurológicos, principalmente manifestados como una disminución de la sensibilidad, acorchamiento, hormigueos y pinchazos en brazos y piernas. También puede experimentarse una paulatina pérdida de la fuerza y de destreza manual, lo que puede afectar al desarrollo de actividades cotidianas, como por ejemplo abrocharse los botones de la ropa. Aunque muchos de estos efectos tienen un carácter transitorio (aunque algunos pueden tardar varias semanas o incluso meses en desaparecer), cualquier cambio intenso en este aspecto debe ser comunicado al médico.

La toxicidad cardiaca es característica solo de algunos fármacos antineoplásicos (en particular, de las antraciclinas: doxorubicina, etc.) y siempre es objeto de un seguimiento específico por parte del oncólogo, que puede adoptar incluso medidas preventivas o correctivas desde el inicio del tratamiento.

Más frecuente es la aparición de cistitis, debido a un efecto irritativo de los agentes quiomioterápicos sobre la vejiga; por este motivo, debe aconsejarse al paciente beber abundante líquido y no retener excesivamente la orina, orinando con cierta frecuencia (para evitar concentrar el fármaco en el interior de la vejiga). Esto mismo es importante para prevenir o limitar la toxicidad renal, particularmente si son frecuentes los vómitos o la diarrea.

Las alteraciones en la sexualidad y de la fertilidad son relativamente comunes, aunque muchos de ellos puede ser paliados o incluso evitados en la mayoría de los pacientes. En muchos casos, las alteraciones de la sexualidad están ligadas fundamentalmente a los efectos adversos del tratamiento (náuseas, vómitos, malestar, diarrea, mucositis, etc.), cuya desaparición o reducción sustancial suele ser suficiente para restablecer el deseo sexual. En la mujer, los síntomas locales vaginales pueden ser paliados con el empleo de lubricantes antes de iniciar las relaciones sexuales.

Muchos de los medicamentos antineoplásicos pueden reducir la fertilidad e, incluso, pueden tener efectos terotogénicos, por lo que se debe recomendar un tratamiento anticonceptivo adecuado a cada caso.

Cuidados de la ostomía

La realización de una ostomía es muy habitual en los pacientes con cáncer colorrectal intervenidos quirúrgicamente. Por este motivo, es particularmente importante que desde la farmacia se proporcione una información precisa y rigurosa sobre los cuidados e higiene que deben realizarse en torno al estoma y la piel que le circunda, complementando las instrucciones recibidas en el hospital; asimismo, deben proporcionarse las bolsas y el resto de dispositivos y productos directamente utilizados en el mantenimiento y cuidado, adecuándolas a las características específicas de cada paciente. La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC, 2014) recomienda que un vez dado de alta en el hospital, es necesario que la persona inicie cuanto antes su vida normal y que incorpore a su rutina diaria la limpieza y cuidado de la colostomía, siguiendo unas pautas básicas de funcionamiento.

En general, la limpieza diaria de la colostomía es fundamental, lavando la piel alrededor del estoma con agua tibia, jabón neutro y esponja natural, realizando movimientos circulares y secando a continuación sin frotar con una toalla suave. Una vez seca la piel se coloca la bolsa. No debe olvidarse que tanto la esponja como la toalla deben estar en perfectas condiciones higiénicas y utilizarse sólo para la limpieza de la colostomía.

El material colector está formado por la bolsa y por un adhesivo, que se pega a la piel que rodea la colostomía. Existen dispositivos variados y su elección depende de las necesidades y condiciones del paciente, pero en todo caso se deberá tener en cuenta que se deben adaptar al tamaño del estoma; asimismo, es importante cuidar la piel que rodea el estoma, garantizar la perfecta sujeción de la bolsa y ser durables y herméticas, para evitar fugas de olores o heces. Si existe vello en la zona de colocación de la bolsa, debe cortarse al ras con tijera para que el anillo se adhiera a la piel y evitar cortes con cuchilla. A continuación, se debe aplicar cuidadosamente el adhesivo sobre la piel empezando de abajo a arriba. Si se emplea un sistema con el adhesivo separado de la bolsa, a continuación se debe enganchar la bolsa al aro. Para cambiar la bolsa, hay que retirar el anillo adhesivo muy despacio, preferiblemente de arriba abajo y sujetando la piel, para no tirar de ella. Si se está fuera de casa y no se dispone de agua y jabón, y existe la necesidad de cambiar la bolsa, se pueden emplear toallitas limpiadoras y secar con un pañuelo de papel.

La irritación cutánea es un problema frecuente, especialmente cuando no coincide exactamente el tamaño del estoma con el del adhesivo, o con la retirada brusca del mismo. Habitualmente desaparecen con el empleo de cremas barrera, o soluciones cicatrizantes (es importante esperar a que sequen antes de aplicar el adhesivo, para que pegue bien sobre la piel).

Asimismo, es normal que durante los primeros meses tras la intervención, el diámetro de la colostomía disminuya ligeramente (estenosis), haciendo necesario adaptar el adhesivo de la bolsa.

La aparición de una hernia, debida al debilitamiento de la pared abdominal que empuja hacia fuera tanto a la ostomía como a la piel de su alrededor, dificulta la colocación correcta de la bolsa, por lo que, en estos casos, es conveniente el uso del cinturón y de fajas para controlar la presión abdominal, evitar esfuerzos físicos y aumento de peso. Asimismo, algunos pacientes pueden experimentar una retracción o hundimiento del estoma hacia la cavidad abdominal, permitiendo un escape de heces que favorece la irritación de la piel. En estos casos, se aconseja el empleo de pasta niveladora para igualar la superficie y facilitar una adhesión correcta del anillo adhesivo de la bolsa.

Bibliografía

 

Profilaxis del VIH a demanda

Profilaxis preexposición con antirretrovirales ha demostrado reducir el riesgo de virus de inmunodeficiencia humana tipo 1 (VIH-1) en algunos estudios, pero los resultados contradictorios se han reportado entre los estudios, probablemente debido a los retos de la adhesión a un régimen diario.Un reciente estudio ha demostrado que el empleo de la combinación de tenofavor y emtricitabina antes y después de la actividad sexual parece brindar protección contra la infección VIH-1 en los varones homosexuales, aunque el tratamiento se asoció con importantes tasas de eventos adversos gastrointestinales y renales.

Estas conclusiones proceden de un estudio doblemente ciego y aleatorizado sobre la proflaxis antirretroviral en varones homosexuales que practican sexo no seguro, en el que se comparó voluntariamente la utilización de la combinación antiretroviral vs. placebo, aunque todos los participantes recibieron asesoramiento y preservativos para prevenir la infección por VIH y otras enfermedades de transmisión sexual. Un total de 400 varones homosexuales y activos sexualmente que no tenían infección por VIH antes del inicio del estudio, fueron incorporados al mismo, siendo sometidos a un periodo medio de 9,3 meses, a final del cual se registraron 2 casos entre los tratados preventivamente (incidencia de 0,91 por 100 personas-año) y 14 entre los que utilizaron placebo (6,60 por 100 personas-año), lo que implica una reducción del riesgo del 86% (IC95% 40 a 98; p=0,002). En el grupo tratado hubo tasas más altas de eventos adversos gastrointestinales (14 vs. 5%; p=0,002) y renales (18 vs. 10%; p=0,03), en comparación con el grupo placebo.

Artrosis de rodilla: interdependencia de la cirugía y la farmacoterapia

La extrusión meniscal podría modificar la respuesta al tratamiento glucosamina y condroitín sulfato en pacientes con artrosis de rodilla, en función de la gravedad de la enfermedad.Esta es la principal conclusión de un estudio longitudinal realizado sobre 300 pacientes con osteoartritis de rodilla, estratificados en función de si recibieron (+) o no (-) analgésicos/AINE o glucosamina/condroitín sulfato durante 24 meses consecutivos, en los que se hubiera practicado (+Ext) o no (-Ext) una extrusión meniscal medial al inicio del estudio. En concreto, este estudio tuvo como objetivo determinar los efectos de los tratamientos farmacológicos sobre los cambios estructurales de la rodilla, en la presencia o ausencia de Ext.

Los grupos de – y + analgésicos/ AINE (n = 300 cada uno), entre aquellos sometidos a extrusión del menisco tenían enfermedad más avanzada al inicio del estudio y experimentaron una mayor pérdida de volumen del cartílago en el compartimento medial (p≤0,049,), tanto a los doce meses 12 como a los 24, en comparación con los participantes que no fueron intervenidos quirúrgicamente. En el grupo de pacientes sometidos a extrusión de menisco que no utilizaron analgésicos/AINE pero sí glucosamina/condroitín sulfato, presentaron una significativa menor pérdida de volumen de cartílago en la meseta medial a los 24 meses (p ≤ 0,010). En el grupo en que no se había procedido a la extrusión de menisco y que tomaban analgésicos/AINE y glucosamina/condroitín sulfato también una menor pérdida de volumen de cartílago en el global (p ≤ 0,002), así como medial y mesetas lateral (p=0,034 y p=0,013, respectivamente. No se encontró diferencia significativa en la pérdida JSW entre los grupos

Vitaminas B y depresión

Un reciente estudio parece apuntar la posibilidad de que el riesgo de depresión pudiera ser menor entre las mujeres con mayor ingesta de vitamina B6 en la dieta, aunque de forma dependiente de la ingesta total de energía; por su parte, entre los hombres este mismo efectos fue observado entre aquellos con mayor ingesta de vitamina B12 con los alimentos, aunque de forma independientemente de la ingesta energética.

El objetivo de este estudio fue investigar si los diferentes niveles de ingesta de ácido fólico, vitamina B6 y B12 contenidos en la dieta se relacionaban de alguna manera con una incidencia de depresión entre los hombres y mujeres en general sanos residentes en la comunidad de mayores, a lo largo de 3 años. Los participantes en el Estudio Longitudinal de Quebec sobre Nutrición y Envejecimiento (Nuage), que no presentaban depresión al inicio (N = 1368; 74±4 años; 50,5% mujeres), fueron examinados anualmente para determinar la aparición, en su caso, de depresión o si estaban utilizando medicación antidepresiva. Al cabo de tres años de observación, se identificó a un total de 170 pacientes con depresión, observándose que las mujeres pertenecientes al terco (tercil) más elevado de ingesta de la ingesta de vitamina B6 con la comida presentaban un 43% menos de riesgo de depersión (OR=0,57; IC95% 0,39 a 0,96), aunque el ajuste realizado considerando la energía total contenido en la dieta parece atenuar el efecto. Por su parte, los varones del tercil más alto de la ingesta de vitamina B12 con la dieta experimentaron una reducción del 58% para el riesgo de depresión (OR=0,42; IC95% 0,20 a 0,90). No se observó ninguna otra asociación con otros constituyentes de la dieta.