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Obinutuzumab GAZYVARO® (Roche)

Resumen

El obinutuzumab es un anticuerpo monoclonal humanizado de tipo IgG1 (κ) que se une específicamente a la cadena extracelular de la proteína CD20, la cual es expresada por los linfocitos B (tanto malignos como no malignos), a lo largo de su proceso de maduración celular. Como consecuencia de ello, se produce una combinación, en diferentes grados, de efectos celulares de citotoxicidad y fagocitosis mediados por anticuerpos, así como apoptosis independiente de la cascada de caspasas (inducción directa de la muerte celular) y citotoxicidad dependiente del complemento; no obstante, se considera que la citotoxicidad y la fagocitosis celulares mediadas por anticuerpos son los mecanismos antineoplásicos principales del obinutuzumab. Ha sido autorizado como medicamento huérfano para el tratamiento, en combinación con clorambucilo, de pacientes adultos con leucemia linfática crónica (LLC), no tratados previamente y con comorbilidades que les hace no ser adecuados para el tratamiento basado en una dosis completa de fludarabina.

 

LEUCEMIA LINFOCÍTICA CRÓNICA (LLC)

La leucemia linfocítica crónica es una neoplasia hematológica de células maduras cuya principal característica consiste en una proliferación y acumulación de linfocitos circulantes funcionalmente anormales pero morfológicamente similares a los normales, que expresan marcadores de superficie CD5, CD20 y CD23. La acumulación se inicia frecuentemente en la médula ósea, diseminándose posteriormente hacia los ganglios linfáticos y bazo, pudiendo haber esplenomegalia.

Es la leucemia más frecuente en los países occidentales, constituyendo el 30 % de todas las formas de leucemia y 75 % de las leucemias crónicas. Su incidencia es de 4,2 casos/100.000 habitantes/año, aunque aumenta con la edad, siendo rara antes de los 40 años; en cualquier caso, es evidente que se trata de una enfermedad rara. A la edad de 50 años alcanza los 5 casos y a los 80 años llega a los 30 casos; de hecho, la mediana de la edad en el momento del diagnóstico es 72 años (EMA, 2014). Existe un predominio en el sexo masculino (2:1). Afecta a más de 300.000 personas en el mundo y a más de 15.000 en España; concretamente, se diagnostican alrededor de 1.800 nuevos casos cada año en nuestro país.

Los pacientes con LLC activa se caracterizan por una acumulación progresiva de linfocitos, a veces con linfadenopatía, hepatoesplenomegalia, anemia y trombocitopenia. Asimismo, produce un estado de inmunosupresión que incrementa el riesgo de infecciones, que en última instancia es la principal causa de muerte en estos pacientes. El subtipo más frecuente de la LLC es la que afecta a células (linfocitos) B, que representa más del 97% de los casos. En restante el 2-3%, la proliferación clonal anormal se produce a partir de células T. También se han incluido otros patrones leucémicos crónicos dentro de la leucemia linfocítica crónica, tales como la leucemia prolinfocítica, la fase leucémica del linfoma cutáneo de células T (síndrome de Sézary), la leucemia de células peludas (tricoleucemia) y el linfoma leucemizado.

El origen de la LLC sigue siendo desconocido, aunque se apuntan varios hipotéticos, como las radiaciones ionizantes, los agentes alquilantes o ciertos productos leucemógenos, que parecen aumentar el riesgo de desarrollar LLC. Aunque la infección por el virus HTLV-I es la causante de la leucemia T del adulto, no parece tener ninguna responsabilidad en la etiología de la LLC de células B. En cualquier caso, la acumulación de linfocitos parece deberse un funcionamiento erróneo en la apoptosis (muerte celular programada). No obstante, se han descrito otros mecanismos que posiblemente colaboren de alguna manera en la acción proliferativa, como ciertas interleucinas o sus receptores, como el factor de necrosis tumoral (TNF) o las interleucinas IL-4 e IL-6. Aproximadamente la mitad de los pacientes, y aún más en estadios avanzados, presentan algún tipo de alteración citogenética. La más frecuente (25-30%) es la trisomía del par cromosómico 12; otras alteraciones menos frecuentes afectan a los cromosomas 11,13, 14 y 17 (Cuéllar, 2014).

Globalmente, la mediana de supervivencia desde el diagnóstico varía entre los 18 meses y más de 20 años, dependiendo de la presencia de factores de riesgo. En pacientes asintomáticos en estadios iniciales, la mediana de supervivencia es de más de 10 años, mientras que en pacientes con enfermedad avanzada, sintomática o progresiva, la mediana de supervivencia oscila entre 18 meses y 3 años (AEMPS, 2014). Debe tenerse en cuenta que los pacientes con LLC también son más propensos a desarrollar una segunda neoplasia.

Se han descrito 3 grupos pronósticos en función de la citogenética, siendo peor para los casos relacionados con una translocación t(11q; v) o una deleción del(11q) o del(17p); esta última confiere resistencia a la fludarabina (Novelli, 2011). Considerando un pronóstico de gravedad intermedia la trisomía del par 12 (+12), los casos con mejor pronóstico son aquellos cuya anomalía citogenética implica una deleción del(13q).

La terapia no está indicada en los pacientes con LLC hasta que aparezcan síntomas o progrese la enfermedad. El tratamiento específico incluye quimioterapia, corticoides, cirugía y radioterapia, aunque la cirugía o la radioterapia sólo son útiles en situaciones especiales. En cualquier caso, no se ha demostrado que ninguno de los tratamientos prolongue sustancialmente la supervivencia y generalmente se acepta que el sobretratamiento es más peligroso que el infratratamiento.

Los agentes quimioterápicos que han demostrado algún tipo de eficacia en el tratamiento de la LLC son fundamentalmente los agentes alquilantes (fundamentalmente, clorambucilo y bendamustina), los análogos de las purinas (fludarabina, cladribina) y los corticosteroides.

La monoterapia tradicional con agentes alquilantes del paciente con LLC previamente no tratado ha sido la utilización de clorambucilo en pauta continua o intermitente, en especial en los grupos de riesgo bajo e intermedio en los que se aprecia progresión o actividad de la enfermedad. La duración del tratamiento es variable ya que el objetivo es alcanzar algún tipo de respuesta. No obstante, no se ha demostrado que alcanzar una respuesta parcial o completa prolongue la supervivencia o la calidad de vida del paciente. En el 70 % de los pacientes se observa algún tipo de respuesta aunque sólo en un número reducido de ellos es completa (10-20 %).

Por su parte, la bedamustina ha demostrado una clara superioridad sobre el clorambucilo en pacientes con leucemia linfocítica crónica intolerantes a la fludarabina, consideraba como tratamiento de referencia (en combinación con rituximab y ciclfosfamida), si bien la toxicidad de bendamustina también es algo mayor que la del clorambucilo; con todo, el balance beneficio/riesgo parece claramente favorable a la bendamustina (Cuéllar, 2011).

Los análogos de purinas, fludarabina y cladribina, son algo más eficaces y menos tóxicas que los agentes alquilantes, produciendo remisiones más prolongadas, si bien tampoco se han demostrado ventajas sustanciales con respecto a la supervivencia global, al menos en monoterapia. En pacientes previamente no tratados, con la fludarabina se obtiene un 30-40 % de respuestas completas y un 8-20 % de respuestas parciales, con una mediana de duración de la respuesta de más de 2 años y una supervivencia proyectada a los 6 años del 80 %. La respuesta máxima se obtiene en 2-3 meses y, en caso de no conseguirse respuesta, se debe detener el tratamiento. En pacientes con enfermedad refractaria o en recaída tras diversos tratamiento previos, han demostrado respuestas importantes en el 30-60 % de los casos (15-40 % respuestas completas y, adicionalmente, un 15-50 % respuestas parciales). La mayor parte de las respuestas se obtienen tras 3-4 ciclos. La mediana del tiempo hasta la progresión es de 21 meses sólo en los pacientes que obtuvieron algún tipo de respuesta. Los casos en que la respuesta es completa, con nódulos linfoides en médula ósea o sin ellos, no precisan tratamiento adicional. En pacientes que alcanzan respuestas parciales, se continúa el tratamiento hasta la estabilización de ésta. No se debe exceder la duración de un año de tratamiento por la posibilidad de toxicidad acumulativa.

La cladribina actúa tanto sobre linfocitos (proliferantes o en reposo) como monocitos. En pacientes no tratados previamente se ha obtenido un 25 % de respuestas completas y un 60 % de respuestas parciales, con una mediana de duración de la respuesta superior a 8 meses. En pacientes previamente tratados, se ha obtenido un 5 % de respuestas completas y un 40 % de respuestas parciales, con una mediana de duración de la respuesta de 4 meses. La toxicidad de fludarabina y cladribina es similar, especialmente en lo que se refiere a la mielosupresión y la inmunosupresión prolongadas. Aproximadamente, un 15 % de los pacientes experimentan alguna forma de neurotoxicidad, aunque normalmente leve. Adicionalmente, se observa en ocasiones el síndrome de lisis tumoral1. Parece existir resistencia cruzada entre estos agentes.

En ocasiones se utilizan también corticosteroides para combatir la anemia y la trombocitopenia, cuando aparecen de forma marcada. En este sentido, la administración de prednisona puede producir una mejoría rápida en pacientes en fases avanzadas, pero la respuesta suele ser breve. Además, las complicaciones metabólicas asociadas a los corticosteroides, junto con la importante incidencia y gravedad de las infecciones limitan notablemente su uso prolongado. Numerosos expertos desaconsejan, de hecho, su utilización en este tipo de pacientes, en asociación a antineoplásicos.

El rituximab es un anticuerpo monoclonal quimérico selectivo para un marcador biológico presente prácticamente en la membrana del 100% de los linfocitos B, tanto sanos como malignos, el CD20, una fosfoproteína no glucosilada. Aunque la selectividad para el marcador es importante, el hecho de que el propio marcador no lo sea para las células sanas y para los clones malignos viene a indicar lo que no puede esperarse de este tratamiento: la curación de la leucemia linfocítica crónica. Ha demostrado eficacia en pacientes intensamente pretratados (50% de respuesta global). Con posibilidad de retratamiento (44% de respuesta global). Disminución del tamaño del tumor (87% de los pacientes). En combinación con quimioterapia CHOP (95% de respuesta).

La quimioterapia con rituximab, en particular en combinación con fludarabina y ciclofosfamida requiere una función renal normal y un estado general adecuado, además de que la presencia de determinadas anomalías citogenéticas (como la del17p) son predictores de mala respuesta al tratamiento, lo que limita su utilidad. Cuando la fludarabina no sea apropiada, se considera al clorambucilo, o mejor aún a la bendamustina, como una alternativa para la primera línea de tratamiento, especialmente en pacientes de edad avanzada y comorbilidad importante.

El ofatumumab es otro anticuerpo monoclonal humano (IgG1) que se une específicamente a la proteína CD20 presente en la membrana de los linfocitos B. Fue autorizado para el tratamiento de leucemia linfocítica crónica en pacientes que son refractarios a fludarabina y alemtuzumab. Ofatumumab produce una respuesta objetiva clínicamente relevante, en la que un 49% de los pacientes doblemente refractarios a fludarabina y alemtuzumab tuvieron una respuesta parcial al tratamiento con ofatumumab, con una superviencia media libre de enfermedad de 6,4 meses y una supervivencia global de 13,9, sin que haya diferencias sustanciales entre los pacientes tratados previamente o no con rituximab (Cuéllar, 2014).

La radioterapia se utiliza sólo para reducir adenopatías que causan síntomas compresivos en pacientes refractarios a otros tratamientos. Aunque la irradiación corporal total en pequeñas dosis ha tenido resultados satisfactorios en algunas ocasiones, el uso más habitual es en administración local en zonas de adenopatías, hígado o bazo para obtener una paliación sintomática transitoria.

ACCIÓN Y MECANISMO

El obinutuzumab es un anticuerpo monoclonal humanizado de tipo IgG1 (κ) que se une específicamente a la cadena extracelular de la proteína CD202, la cual es expresada por los linfocitos B (tanto malignos como no malignos), a lo largo de su proceso de maduración celular. Como consecuencia de ello, se produce una combinación, en diferentes grados, de efectos celulares de citotoxicidad y fagocitosis mediados por anticuerpos, así como apoptosis independiente de la cascada de caspasas (inducción directa de la muerte celular) y citotoxicidad dependiente del complemento; no obsatnate, se considera que la citotoxicidad y la fagocitosis celulares mediadas por anticuerpos son los mecanismos antineoplásicos principales del obinutuzumab. Ha sido autorizado para el tratamiento, en combinación con clorambucilo, de pacientes adultos con leucemia linfática crónica (LLC), no tratados previamente y con comorbilidades que les hace no ser adecuados para el tratamiento basado en una dosis completa de fludarabina.

El obinutuzumab forma parte del tipo II de anticuerpos anti-CD20 utilizados en terapéutica. Los de tipo I (rituximab, ofatumumab) actúan fundamentalmente mediante un potente efecto citotóxico dependiente del complemento, en tanto que los de tipo II tienen un efecto citotóxico directo mucho más marcado que su efecto dependiente del complemento. Los anticuerpos de tipo I inducen la translocación del CD20 en grandes microdominios lipídicos, fenómeno al que se atribuye su mayor actividad citotóxica dependiente del complemento. Por el contrario, los de tipo II, como el obinutuzumab, son significativamente más potentes que los de tipo I en inducir la apoptosis de células CD20+, tanto normales como malignas. El obinutuzumab parece producir una mayor depleción que el rituximab de linfocitos B, tanto normales como malignos (EMA, 2014).

ASPECTOS MOLECULARES

El obinutuzumab es un anticuerpo monoclonal humanizado de tipo IgG1 (κ) que se une específicamente a la cadena extracelular de la proteína CD20. Presenta la característica estructura en Y, formada por dos cadenas peptídicas pesadas y otras dos ligeras, interconectadas inter e intracatenariamente mediante puentes disulfuro (-S-S-), contabilizando un peso molecular aproximado – considerando solo la fracción peptídica – de 146 kDa.

Cada una de las cadenas pesadas presenta un único sitio de glucosilación, en el que se fijan N-glucanos complejos e híbridos, pero con un bajo nivel de fucosilación3. Precisamente, la técnica de producción del obinutuzumab, utilizando glucoingeniería, determina un perfil de glucosilación específico de la estructura proteica, lo que se traduce fundamentalmente en un marcado incremento de la afinidad hacia los receptores FcyIIIa y, con ello, una potenciación de la citotoxicidad celular mediada por anticuerpos, en detrimento de la citotoxicidad dependiente del complemento.

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad clínicas del obinutuzumab han sido adecuadamente contrastadas en las indicaciones autorizadas mediante un ensayo clínico de fase 3 (confirmatorio de eficacia y seguridad), aleatorizado, multicéntrico y abierto, sobre un total de 781 pacientes con leucemia linfocítica crónica previamente no tratada con quimio o inmunoterapia, con diversas comorbilidades y con una puntuación mayor de 6 en la escala CIRS4 (Cumulative Illness Rating Scale) o un aclaramiento de creatinina inferior de 30 a 69 ml/min, un recuento de neutrófilos ≥1,5 x 109/l y de plaquetas ≥75 x 109/l, y una esperanza de vida de al menos 6 meses.

Los pacientes fueron aleatoriamente asignados a uno de los siguientes tres brazos de tratamiento: clorambucilo (CL), clorambucilo más obinutuzumab (OB/CL) o clorambucilo más rituximab (RI/CL), durante seis ciclos. La dosis de obinutuzumab (infusión IV) fue de 1.000 mg los días 1, 8 y 15 del primer ciclo5; en el resto de los ciclos fue de 1.000 mg el primer día. La dosis de clorambucilo fue de 0,5 mg/kg (oral) los días 1 y 15 de cada ciclo, y la de rituximab fue de 375 mg/m2 (infusión IV) el día 1 del primer ciclo, y de 500 mg/m2 el primer día de cada uno de los restantes ciclos.

Las características antropométricas y patológicas de los pacientes fueron: 60% varones, mediana de edad de 73 años (19% <65 años y 56%>75 años), 95% blancos, mediana de altura de 167 cm y de peso de 72,9 kg, mediana de tiempo desde el diagnóstico al tratamiento de 2,6 años; mediana de aclaramiento de creatinina de 62 ml/min y puntuación media del CIRS de 8.

La variable primaria de eficacia utilizada fue la supervivencia libre de progresión (SLP), definida como la duración media del tiempo transcurrido entre el inicio del tratamiento (aleatorización) hasta el primer evento de progresión de la leucemia, recaída o muerte por cualquier causa, determinada por el investigador (INV) o por un comité independiente de revisión (CIR). Como variables clínicas secundarias se utilizaron la supervivencia libre de eventos (SLE), definida como el tiempo transcurrido entre la aleatorización y la fecha de progresión o recaída de la leucemia, muerte o inicio de un nuevo tratamiento antileucémico; también se determinó la duración de la respuesta (DR), definida por el tiempo transcurridos 56 días después del tratamiento en pacientes que hubieran obtenido una respuesta total o parcial. Asimismo, se determinaron, entre otras variables secundarias, el tiempo hasta retratamiento/nuevo tratamiento antileucémico (TRNT), la supervivencia global (SG) – definida como el tiempo medio transcurrido desde la aleatorización hasta la muerte del paciente por cualquier causa – y la tasa de remisión molecular al final de tratamiento (RM), definida como el porcentaje de pacientes que no presentan ninguna evidencia de células leucémicas en la médula ósea entre los meses 2 y 6 después de finalizar el tratamiento.

Los resultados encontrados mostraron que la supervivencia libre de progresión determinada por el investigador fue (mediana) de 11,1 meses con clorambucilo (CL) vs. 26,7 con obinutuzumab más clorambucilo (OB/CL) en la primera fase de observación (mediana de 22,8 meses) y de 15,2 meses con rituximab más clorambucilo (RI/CL) vs. 26,7 con obinutuzumab más clorambucilo (OB/CL). Esta misma variable primaria, determinadas por un comité revisor independiente arrojó los siguientes resultados de supervivencia libre de progresión: 11,1 (CL) vs. 27,2 meses (OB/CL) y 14,9 (RI/CL) vs. 26,7 meses (OB/CL); en todos los casos, las diferencias observadas fueron estadísticamente significativas

En cuanto a las variables secundarias, la tasa de respuesta al final del tratamiento fue del 31,4% (CL) vs. 77,3% (OB/CL) y del 65,0% (RI/CL) vs. 78,4% (OB/CL), la tasa de pacientes con remisión molecular al final de tratamiento fue del 0% (CL) vs. 26,8% (OB/CL) y del 2,5% (RI/CL) vs. 25,5% (OB/CL), mientras que la supervivencia libre de eventos (mediana) fue de 10,8 meses (CL) vs. 26,1(OB/CL) y de 14,3 (RI/CL) vs. 26,1 (OB/CL). El tratamiento OB/CL prolongó más la supervivencia global que CL (tasa de riesgo, HR= 0,41; IC95% 0,23 a 0,74; p=0,002) y que RI/CL (HR= 0,66; IC95% 0,41 a 1,06; p=0,0849, no significativa)

Desde el punto de vista de la seguridad, el obinutuzumab presentó en el estudio clínico pivotal un perfil toxicológico similar al del rituximab (ambos, en combinación con clorambucilo). La incidencia de eventos adversos graves fue del 39% con obinutuzumab más clorambucilo (OB/CL) vs. 32% con rituximab más clorambucilo (RI/CL) y condujeron a la suspensión del tratamiento en el 20/15%. Entre los eventos adversos de grado 3-5, los más comunes fueron reacciones adversas relacionadas con la infusión IV (fiebre, dolor, escalofríos e hipertensión; 21/4%), neutropenia (34/26%) e infecciones (9/12%). Globalmente, la tasa comparada de eventos adversos de OB/CL vs. RI/CL fue de:

  • Reacciones relacionadas con la infusión IV: 65,8% (OB/CL) vs. 37,7%
  • Neutropenia: 38,1/32,1%
  • Trombocitopenia: 14,2/6,5%
  • Leucopenia: 6,2/1,9%
  • Diarrea: 10,1/7,5%
  • Estreñimiento: 8,2/5,0%
  • Nasofaringitis: 5,7/3,1%
  • Infecciones del tracto respiratorio superior: 2,4/4,7%
  • Infecciones del tracto urinario: 5,4/1,6%
  • Dolor de espalda: 4,8/2,8%
  • Artralgia: 4,8/2,5
  • Edema periférico: 3,2/5,2%
  • Erupciones exantemáticas: 2,4/5,9%
  • Síndrome de lisis tumoral: 4,2/0,0%

Dado que el obinutuzumab comparte con el rituximab y otros anticuerpos monoclonales anti-CD20 el mecanismo de acción, se ha investigado específicamente el riesgo de leucoencefalopatía multifocal progresiva (progressive multifocal leucoencephalopathy, PML) en el estudio pivotal. La PML es una enfermedad extremadamente infrecuente que es provocada por la reactivación del virus JC, un poliomavirus perteneciente a la familia de los papovavirus que reside de forma latente en el 70-90% de las personas adultas a escala mundial. La inmunosupresión – debida a la depleción de linfocitos B – asociada a los anticuerpos anti-CD20 ha sido asociada con la reactivación de los virus JC y con la aparición de la PML, una grave enfermedad, mortal o gravemente discapacitante en la mayoría de los casos. En el ensayo pivotal se ha registrado un caso a asociado al obinutuzumab, aunque es imposible actualmente determinar el potencial real de asociación con la PML para el este fármaco.

ASPECTOS INNOVADORES

El obinutuzumab es un anticuerpo monoclonal humanizado de tipo IgG1 (κ) que se une específicamente a la cadena extracelular de la proteína CD20, la cual es expresada por los linfocitos B (tanto malignos como no malignos), a lo largo de su proceso de maduración celular. Como consecuencia de ello, se produce una combinación, en diferentes grados, de efectos celulares de citotoxicidad y fagocitosis mediados por anticuerpos, así como apoptosis independiente de la cascada de caspasas (inducción directa de la muerte celular) y citotoxicidad dependiente del complemento; no obstante, se considera que la citotoxicidad y la fagocitosis celulares mediadas por anticuerpos son los mecanismos antineoplásicos principales del obinutuzumab. Ha sido autorizado como medicamento huérfano para el tratamiento, en combinación con clorambucilo, de pacientes adultos con leucemia linfática crónica (LLC), no tratados previamente y con comorbilidades que les hace no ser adecuados para el tratamiento basado en una dosis completa de fludarabina.

El amplio ensayo clínico pivotal ha mostrado una clara superioridad de la combinación de obonutuzumab y clorambucilo sobre este último en solitario (26,7 vs. 11,1 meses de supervivencia libre de progresión), en pacientes con leucemia linfocítica crónica no trata previamente y con morbilidades diversas. Igualmente, la comparación con frente a la combinación de rituximab y clorambucilo muestra una superioridad estadísticamente significativa (26,7 vs. 14,9 meses). Otras variables clínicas apoyan esta mayor eficacia del obinutuzumab frente al rituximab.

No se dispone de estudios directamente comparativos con otros anticuerpos anti-CD20, como el ofatumumab, pero conviene no olvidar que éste produce una respuesta objetiva clínicamente relevante en pacientes doblemente refractarios a fludarabina y alemtuzumab, con una supervivencia media libre de enfermedad de 6,4 meses y una supervivencia global de 13,9, sin que haya diferencias sustanciales entre los pacientes tratados previamente o no con rituximab (Cuéllar, 2014).

Por otro lado, el perfil toxicológico del obinutuzumab es muy relevante, con frecuentes y graves efectos adversos, obviamente relacionados con su gran potencial inmunosupresor. Esto es algo que era previsible atendiendo a su mecanismo de acción, capaz de provocar un notable depleción de linfocitos B maduros o premaduros; incluso, en este sentido, sus efectos adversos son algo más comunes que los del rituximab y, lo que aún más importante, sigue flotando el riesgo – aunque ciertamente muy bajo – de leucodistrofia multifocal progresiva (PML) que ha venido acompañando a todos los agentes anti-CD20 usados en terapéutica.

Desde el punto de vista farmacológico, el obinutuzumab presenta la particularidad de ser el primer representante comercializado del tipo II de anticuerpos anti-CD20 utilizados en terapéutica. Los de tipo I (rituximab, ofatumumab) actúan fundamentalmente mediante un potente efecto citotóxico dependiente del complemento, en tanto que los de tipo II, como el obinutuzumab, tienen un efecto citotóxico directo mucho más marcado que su efecto dependiente del complemento. Esto parece ser determinante para que el obinutuzumab produzca una mayor depleción de linfocitos B – tanto normales como malignos – que el rituximab, con consecuencias tanto positivas como negativas.

VALORACIÓN

OBINUTUZUMAB

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GAZYVARO®(Roche)

Grupo Terapéutico (ATC): L01XC. TERAPIA ANTINEOPLÁSICA Y AGENTES INMUNOMODULADORES. Citostáticos: Anticuerpos monoclonales.

Indicaciones autorizadas: En combinación con clorambucilo, para el tratamiento de pacientes adultos con leucemia linfática crónica (LLC), no tratados previamente y con comorbilidades que les hace no ser adecuados para el tratamiento basado en una dosis completa de fludarabina.

VALORACIÓN GLOBAL: INNOVACIÓN MODERADA. Aporta algunas mejoras, pero no implica cambios sustanciales en la terapéutica estándar.

♣ ♣

Novedad clínica: Mejora la eficacia clínica del tratamiento farmacológico estándar

Novedad molecular: Mecanismo de acción parcialmente innovador frente al de los tratamientos previamente disponibles para la misma o similar indicación terapéutica.

FÁRMACOS RELACIONADOS REGISTRADOS ANTERIORMENTE EN ESPAÑA

Fármaco

Medicamento®

Laboratorio

Año

Rituximab

Mabthera

Roche

1998

Ofatumumab

Arzerra

Glaxo SmithKline

2010

Obinutuzumab

Gazyvaro

Roche

2015

BIBLIOGRAFÍA

 

Ramucirumab CYRAMZA® (Lilly)

Resumen

El ramucirumab es un anticuerpo monoclonal que se une específicamente al receptor tipo 2 del Factor de Crecimiento de Endotelio Vascular (Vascular Endothelial Growth Factor, VEFG), implicado en el desarrollo de diversos tumores. Ha sido autorizado, como medicamento huérfano, en combinación con paclitaxel (o en monoterapia para pacientes en los que el paclitaxel no es apropiado), para el tratamiento de pacientes adultos con cáncer gástrico avanzado o adenocarcinoma de la unión gastroesofágica con progresión de la enfermedad tras quimioterapia previa con platino y fluoropirimidina. El ramucirumab aporta una eficacia clínica modesta pero relevante para el tratamiento de pacientes con cáncer gástrico o de la unión gastroesofágica en fase avanzada o metastásica y con un perfil toxicológico aceptable, todo lo cual viene a reforzar el creciente papel de los agentes biológicos en la terapéutica del cáncer.

 

CÁNCER GÁSTRICO

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El cáncer gástrico es uno de los tumores más frecuentes y representa la tercera causa de muerte por cáncer a nivel mundial, por detrás del cáncer de pulmón y el de hígado. Es especialmente frecuente en países del sudeste asiático, Sudamérica y Europa del Este, siendo más frecuente en varones que en mujeres (relación 2:1). Según la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (International Agency for Reasearch on Cancer, IARC), de la Organización Mundial de la Salud, se prevé que el número de nuevos casos de cáncer de estómago en 2015 será de un millón en todo el mundo, mientras que el de muertos por este motivo serán aproximadamente unos 785.000. En Europa, el número estimado de nuevos casos en 2015 será de 170.000 y 132.000 el de muertos por este motivo. Finalmente, las estimaciones para España indican que se diagnosticarán en 2015 unos 8.500 nuevos casos de cáncer de estómago (6ª cáncer más común), muriendo por este motivo unas 5.700 personas (3.500 varones y 2.200 mujeres).

Existen dos tipos histológicos de adenocarcinoma gástrico que es importante diferenciar, pues su etiología y comportamiento son distintos (Lamarca, 2011):

  • Adenocarcinoma gástrico de tipo intestinal: la infección por Helicobacter pylori y algunos tipos de gastritis autoinmune dan lugar a una gastritis atrófica crónica, en la cual el pH del estómago aumenta y esto facilita la formación una serie de sustancias nocivas para el epitelio; otras situaciones, como el reflujo biliar, tienen consecuencias similares. El resultado de todo ello es que el epitelio normal del estómago se transforma en una mucosa pretumoral (displásica) y se acaba desarrollando tumores.
  • Adenocarcinoma gástrico de tipo difuso: es más agresivo y no se conocen lesiones precursoras; es decir, no surge a partir de lesiones displásicas, como en el caso anterior.

Se conocen diversos factores de riesgo ambientales para el desarrollo de cáncer gástrico: el tabaco, la dieta rica en sal y grasas y baja en fibra, la obesidad y el nivel socioeconómico bajo. La presencia de úlceras gástricas o cirugías previas también favorece el desarrollo tumoral y también se conocen síndromes hereditarios (síndrome de Lynch, poliposis adenomatosa familiar, cáncer gástrico difuso hereditario, etc.) relacionados con el cáncer gástrico familiar.

Los pacientes con cáncer gástrico suelen presentar molestias gástricas y pérdida de peso. A veces, si el tumor es muy grande, puede generar problemas obstructivos, provocar náuseas y vómitos, etc. También puede aparecer anemia si el tumor sangra. La carcinomatosis peritoneal consiste en la siembra o diseminación del tumor en el peritoneo y puede provocar obstrucción o ascitis. Se estima (Price, 2012) que la supervivencia a los 5 años es del 24% para el conjunto de todos los pacientes diagnosticados, aunque el pronóstico para aquellos con cáncer gástrico avanzado es un año.

Para la adecuada estadificación de la enfermedad se utilizan las herramientas habituales como el TAC (tomografía axial computadorizada). Para conocer la profundidad exacta del tumor y establecer si es un tumor operable desde el inicio, se realiza la ecoendoscopia. En el cáncer gástrico puede hacer falta la realización de una laparoscopia exploradora para descartar la carcinomatosis peritoneal, que puede no verse ni en el TAC ni en pruebas más sensibles como la tomografía por emisión de positrones (PET, positron emission tomography).

En aquellos pacientes con tumores poco profundos y sin afectación de los ganglios (enfermedad localizada), el tratamiento estándar es la cirugía. En casos seleccionados en los que la lesión sea pequeña (menos de 2 cm, con menos de 1 cm de profundidad) se puede resecar el tumor por vía endoscópica, evitando la agresividad de la cirugía. Sin embargo, en los tumores algo más avanzados, los que atraviesan la capa muscular propia del tejido, o cuando hay ganglios afectados, las opciones más ampliamente utilizadas son la quirúrgica y la farmacológica (quimioterapia), sin que a día de hoy se haya establecido cuál de ellas es superior. Dentro de la opción quirúrgica, se puede optar por una gastrectomía parcial o una total, en función de la extensión de la enfermedad con extirpación de ganglios linfáticos regionales (linfadenectomía), seguida de tratamiento adyuvante con quimiorradioterapia. El fármaco utilizado es el fluorouracilo (5-FU) por vía IV, asociado a ácido folínico1, antes, durante y tras finalizar la radioterapia.

Tras una cirugía correcta (resección completa con bordes libres de afectación tumoral), la supervivencia a largo plazo de los pacientes con enfermedad en estadios iniciales es del 70% aproximadamente. En pacientes con enfermedad más avanzada (afectación de capas profundas del estómago o de ganglios regionales) la supervivencia es del 30%; muchos de estos pacientes sufren recaídas de la enfermedad a nivel local y un tercio de ellos presentarán enfermedad metastásica en algún momento de su evolución. Con el objetivo de reducir esa tasa de recaídas y aumentar la supervivencia de los pacientes, tras la cirugía se plantea tratamiento complementario (adyuvante).

El esquema más ampliamente utilizado en quimioterapia es el ECF – epirubicina-cisplatino-fluorouracilo – antes (neoadyuvancia) y después (adyuvancia) de la cirugía (quimioterapia perioperatoria). El objetivo de esto (generalmente se administran tres ciclos previamente a la cirugía) es reducir al máximo el tamaño del tumor, facilitando con ello la intervención quirúrgica; posteriormente, mediante otros tres ciclos adicionales, se busca disminuir al máximo la tasa de recaídas. Este abordaje tiene las ventajas de reducir el tamaño del tumor – mejorando así los resultados de la cirugía – y ser mejor tolerado que el de la quimioterapia exclusivamente posoperatoria.

En los casos de enfermedad metastásica la cirugía no es curativa, por lo que estos pacientes son tratados en su mayoría exclusivamente con quimioterapia. El esquema de quimioterapia históricamente más activo es cisplatinofluorouracilo (esquema más conocido como Al-Sarraf y ampliamente utilizado en tumores de cabeza y cuello). No obstante, progresivamente se han ido realizando cambios a este esquema, añadiendo docetaxel (esquema DCF: docetaxel, cisplatino, fluorouracilo), lo que ha incrementado la tasa de respuestas. En lugar de docetaxel, también se han añadido antraciclinas (epirubicina), asimismo con mejorar de la tasa de respuesta; de hecho, éste es el esquema utilizado en la quimioterapia perioperatoria. Sin embargo, este esquema es muy complicado de administrar, fundamentalmente debido a que la infusión IV de fluorouracilo era de 21 días. Para intentar tener un tratamiento más cómodo para el paciente, se ha sustituido el cisplatino por oxalipaltino y el fluorouracilo por la capecitabina, con una mejor tolerancia y facilidad en la administración sin perder la eficacia; por ello, el esquema EOX (epirubicina-oxaliplatino-capecitabina) es otra opción de tratamiento. Por último, aquellos tumores en cuyas células se sobreexpresa el receptor de membrana HER-2 son susceptibles de recibir trastuzumab junto con la quimioterapia, habiendo conseguido mejorar la tasa de respuestas y la supervivencia global.

Los tumores que se forman en el tercio inferior del esófago (los 10 cm próximos al estómago) son adenocarcinomas que, por su localización y comportamiento, son muy similares a los cánceres gástricos, por lo que su manejo es muy parecido al de éstos.

ACCIÓN Y MECANISMO

El ramucirumab es un anticuerpo monoclonal que se une específicamente al receptor tipo 2 del Factor de Crecimiento de Endotelio Vascular (Vascular Endothelial Growth Factor, VEFG), implicado en el desarrollo de diversos tumores. Ha sido autorizado, en combinación con paclitaxel (o en monoterapia para pacientes en los que el paclitaxel no es apropiado), para el tratamiento de pacientes adultos con cáncer gástrico avanzado o adenocarcinoma de la unión gastroesofágica con progresión de la enfermedad tras quimioterapia previa con platino y fluoropirimidina.

Los factores de crecimiento del endotelio vascular A, B, C y D (VEGF-A, VEGF-B, VEGF-C y VEGF-D) forman parte de la familia de factores angiogénicos VEGF, que pueden actuar como potentes factores mitogénicos, quimiotácticos y de permeabilidad vascular para las células endoteliales. Actúan a través de las tirosina cinasas de dos receptores, el VEGFR-1 y el VEGFR-2, presentes en la superficie de las células endoteliales. La activación excesiva de estos receptores por los diferentes VEFG puede dar lugar a una neovascularización patológica y una permeabilidad vascular excesiva, permitiendo la extravasación de macromoléculas desde los vasos tumorales.

El ramucirumab se une selectivamente a los receptores de tipo 2 (VEGFR-2), impidiendo su activación por los ligandos (principalmente VEGF-A, VEGF-C y VEGF-D), lo que da lugar a un bloqueo de la proliferación de células endoteliales, inhibiendo, así, el crecimiento de nuevos vasos (neovasos tumorales) que proporcionan oxígeno y nutrientes al tumor; asimismo, inhibe la proliferación inducida por dichos ligandos, así como la mitogénesis y la migración de células endoteliales.

ASPECTOS MOLECULARES

El ramucirumab es un anticuerpo monoclonal humano de tipo IgG1 que se une específicamente al dominio extracelular del receptor de tipo 2 del VEGF (VEGFR-2). Presenta la característica estructura en forma de Y, constituida por dos cadenas peptídicas pesadas (γ1, con 446 aminoácidos cada una) y otras dos ligeras (κ, con 214 aminoácidos cada una), interconectadas mediante 16 puentes disulfuro (-S-S-), 4 de ellos intercatenarios y 12 intracatenarios. Presenta dos puntos de N-glucosilación (en el aminoácido Asn296 de cada una de las dos cadenas pesadas), pero no presenta O-glucosilación. El peso molecular total del ramucirumab es de 146.756 Da.

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad clínicas de ramucirumab han sido adecuadamente contrastadas en las indicaciones autorizadas mediante dos ensayos clínicos de fase 3 (confirmatorios de eficacia y seguridad), aleatorizados, multinacionales, multicéntricos, doblemente ciegos y controlados con placebo, en pacientes adultos con cáncer gástrico avanzado o adenocarcinoma de la unión gastroesofágica con progresión de la enfermedad tras quimioterapia previa con complejos de platino y una fluoropirimidina (mayoritariamente, fluorouracilo, 5-FU). En ambos casos, la variable clínica primaria fue la supervivencia global (periodo transcurrido desde el inicio del tratamiento hasta el fallecimiento, cualquiera que sea su causa); como variables secundarias se determinaron, entre otras, la supervivencia libre de progresión tumoral (tiempo desde el inicio del tratamiento hasta una progresión tumoral objetivamente establecida o la muerte por cualquier causa) y la tasa de respuesta objetiva (proporción de pacientes con una respuesta completa o parcial).

El estudio REGARD (Fuchs, 2014) fue acometido en 119 centros de 29 países en América (norte, centro y sur), Europa, Asia, Australia y África, sobre un total de 355 pacientes, a los que se sometió a monoterapia con ramucirumab, en dosis de 80 mg/kg cada dos semanas (IV). Por su parte, el estudio RAINBOW (Wilke, 2014) fue acometido en 170 centros de 27 países en América (norte y sur), Europa, Asia y Australia, sobre un total de 665 pacientes, a los que se sometió a terapia combinada de ramucirumab (80 mg/kg cada dos semanas) con paclitaxel (80 mg/m2, los días 1, 8 y 15 de cada ciclo de 28), ambos por vía IV.

Tabla 1. Estudios clínicos de fase 3 con ramucirumab controlados con placebo

Tratamiento

Monoterapia

Asociado a Paclitaxel

Nº pacientes (ITT*)

355

655

Sexo (% varones)

70%

71%

Edad (mediana, en años; %
pacientes ≥65 años)

60 años (36%)

61 años (37%)

Raza (% blancos)

77%

61%

Pérdida de peso ≥10% en los
últimos tres meses (% pacientes)

17%

15%

Localización del tumor primario
(% pacientes)

Gástrica: 75%

Unión gastroesofágica: 25%

Gástrica: 79%

Unión gastroesofágica: 21%

Histología tumoral (% pacientes)

Intestinal: 25%

Difusa: 39%

No determinada: 36%

Intestinal: 42%

Difusa: 37%

Mixta/No determinada: 21%

Metástasis (% pacientes ≥3
localizaciones)

34%

34%

Localización de las metástasis
(% pacientes)

Hepática: 45%

Peritoneal: 31%

Hepática: 43%

Peritoneal: 47%

Nódulos linfáticos: 63%

Pulmón: 22%

Supervivencia libre de progresión tumoral meses con el tratamiento previo (% pacientes)

67% (<6 meses)

30% (<4 meses)

Supervivencia global (mediana; meses)

Ramucirumab: 5,2 meses (IC95% 4,4 a 5,7)

Placebo: 3,8 meses (IC95% 2,8 a 4,7)

Tasa de riesgo: HR=0,78; IC95% 0,60 a 1,00; p=0,0473

Ramucirumab: 9,6 meses (IC95% 8,5 a 10,8)

Placebo: 7,4 meses (IC95% 6,3 a 8,4)

Tasa de riesgo: HR=0,81; IC95% 0,68 a 0,96; p=0,0169

Supervivencia libre de progresión tumoral (medana; meses)

Ramucirumab: 2,1 meses (IC95% 1,5 a 2,7)

Placebo: 1,3 meses (IC95% 1,3 a 1,4)

Tasa de riesgo: HR=0,48; IC95% 0,38 a 0,61; p=0,0483

Ramucirumab: 4,4 meses (IC95% 4,2 a 5,3)

Placebo: 2,9 meses (IC95% 2,8 a 3,0)

Tasa de riesgo: HR=0,64; IC95% 0,54 a 0,75; p<0,0001

Referencia

REGARD (Fuchs, 2014)

RAINBOW (Wilke, 2014)

* ITT: Análisis estadístico por intención de tratar.

Desde el punto de vista de la seguridad, el ramucirumab presenta un perfil toxicológico moderado, aunque con efectos adversos asociados frecuentes y, algunos, eventualmente graves.

En monoterapia y comparado con placebo (estudio REGARD), la proporción de pacientes con eventos adversos con un grado 3-4 de intensidad ocurridos durante el tratamiento con ramucirumab fue del 57% vs. 58% con placebo, suspendiéndose el tratamiento por este motivo en el 10,5 vs. 6,0%. En concreto, las reacciones adversas más comunes fueron diarrea (14,4% en total y 0,8% de grado 3-4 con ramucirumab vs. 8,7 y 1,7% con placebo), hipertensión (16,1/7,6% vs. 7,8/2,6%), cefalea (9,3/0% vs. 3,5/0%), hiponatremia (5,5/3,4% vs. 1,7/0,9%), neutropenia (4,7/2,1% vs. 0,9/0%), epistaxis (4,7/0% vs. 0,9/0%), erupciones exantemáticas (4,2/0% vs. 1,7/0%), obstrucción intestinal (2,1/1,7% vs. 0/0%) y episodios tromboembólicos arteriales (1,7/1,3% vs. 0/0%).

Por su parte, comparando la combinación de ramucirumab con paclitaxel vs. placebo con paclitaxel (estudio RAINBOW), la proporción de pacientes con eventos adversos con un grado 3-4 de intensidad ocurridos durante el tratamiento con ramucirumab fue del 82% vs. 63%, suspendiéndose el tratamiento por este motivo en el 31 vs. 24%. En concreto, las reacciones adversas más comunes fueron diarrea (57% en total y 12% de grado 3-4 con ramucirumab-paclitaxel vs. 44% y 5,5% con placebo-paclitaxel), neutropenia (54/41% vs. 31/19%), leucopenia (54/41% vs. 21/6,7%), diarrea (32/3,7% vs. 23/1,5%), epistaxis (31/0% vs. 7,0/0%), hipertensión (25/15% vs. 5,8/2,7%), edema periférico (25/1,5% vs. 14/0,6%), estomatitis (20/0,6% vs. 7,3/0,6%), proteinuria (17/1,2% vs. 6,1/0%), trombocitopenia (13/1,5% vs. 6,1/1,8%), hipoalbuminemia (11/1,2% vs. 4,9/0,9%) y hemorragia gastrointestinal (10,1/3,7% vs. 6,1/1,5%).

ASPECTOS INNOVADORES

El ramucirumab es un anticuerpo monoclonal que se une específicamente al receptor tipo 2 del Factor de Crecimiento de Endotelio Vascular (Vascular Endothelial Growth Factor, VEFG), implicado en el desarrollo de diversos tumores. Ha sido autorizado, como medicamento huérfano, en combinación con paclitaxel (o en monoterapia para pacientes en los que el paclitaxel no es apropiado), para el tratamiento de pacientes adultos con cáncer gástrico avanzado o adenocarcinoma de la unión gastroesofágica con progresión de la enfermedad tras quimioterapia previa con platino y fluoropirimidina.

La eficacia ha sido adecuadamente demostrada mediante dos ensayos clínicos aleatorizados, multicéntricos y controlados con placebo, tanto en monoterapia como en asociación al paclitaxel. En monoterapia se ha conseguido un aumento de 1,4 meses de supervivencia global sobre la obtenida con placebo, reduciendo asimismo el riesgo de progresión tumoral en un 52%, con un 40% de los pacientes tratados con ramucirumab libre de progresión tumoral a los 12 meses vs. 16% con placebo. En combinación con paclitaxel los resultados han sido algo mejores2, habiendo conseguido una supervivencia global (mediana) de 2,2 meses más que con paclitaxel solo, reduciendo el riesgo de progresión tumoral en un 37%. En ambos casos, las mejoras conseguidas se apreciaron en varios subgrupos de la población estudiada.

Desde el punto de vista de la seguridad, el ramucirumab presenta un perfil toxicológico moderado, en línea con lo esperado para los anticuerpos monoclonales anti-VEGF, siendo los efectos adversos más comunes fatiga, neutropenia, leucopenia, diarrea, epistaxis e hipertensión. En monoterapia con ramucirumab, la proporción de pacientes con eventos adversos con un grado 3-4 es prácticamente la misma que con placebo, suspendiéndose el tratamiento por este motivo en el 10,5 vs. 6,0%. En combinación de paclitaxel, la proporción de pacientes con eventos adversos con un grado 3-4 con ramucirumab-paclitaxel fue del 82% vs. 63% con paclitaxel solo, suspendiéndose el tratamiento por este motivo en el 31 vs. 24%.

Aunque la mejora de la supervivencia global conseguida con rimucirumab es modesta (1,4 meses en monoterapia y 2,2 meses en combinación con paclitaxel), edbe tenerse presente que actualmente la supervivencia de los pacientes con cáncer gástrico avanzado o metastásico es muy corta (Satolli, 2015). En cualquier caso, se trata del primer fármaco biológico que ha demostrado mejorar significativamente – aunque sea de forma modesta – la supervivencia de los pacientes con cáncer, tanto en monoterapia como en combinación con quimioterapia, en pacientes en los que no se ha determinado la expresión de marcadores oncogénicos, en especial del HER2 (Young, 2015). En este sentido, el trastuzumab, en combinación con capecitabina o fluoracilo y cisplatino, está indicado para el tratamiento de pacientes adultos con adenocarcinoma gástrico o unión gastroesofágica metastásico, HER2-positivo, siempre que no hayan recibido un tratamiento previo para metástasis. Debe tenerse en cuenta que las tasas de positividad de HER2 en cáncer gástrico oscilan entre un 7% y un 43%, por lo que la utilización de tratuzumab en esta indicación requiere procedimientos analíticos adicionales, generalmente mediante tinción inmunohistoquímica (IHQ) e hibridación in situ con fluorescencia (FISH) o hibridación in situ por colorimetría (CISH).

En definitiva, una nueva incorporación que aporta una eficacia clínica modesta pero relevante para el tratamiento de pacientes con cáncer gástrico o de la unión gastroesofágica en fase avanzada o metastásica y con un perfil toxicológico aceptable, todo lo cual viene a reforzar el creciente papel de los agentes biológicos en la terapéutica del cáncer.

VALORACIÓN

Ramucirumab

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CYRAMZA®(Lilly)

Grupo Terapéutico (ATC): L01XC. TERAPIA ANTINEOPLÁSICA Y AGENTES INMUNOMODULADORES. Citostáticos: Anticuerpos monoclonales.

Indicaciones autorizadas: En combinación con paclitaxel (o en monoterapia para pacientes en los que el paclitaxel no es apropiado), está indicado para el tratamiento de pacientes adultos con cáncer gástrico avanzado o adenocarcinoma de la unión gastroesofágica con
progresión de la enfermedad tras quimioterapia previa con platino y fluoropirimidina.

VALORACIÓN GLOBAL: INNOVACIÓN MODERADA. Aporta algunas mejoras, pero no implica cambios sustanciales
en la terapéutica estándar.

♣ ♣

Novedad clínica: Mejora la eficacia clínica del tratamiento farmacológico estándar.

FÁRMACOS RELACIONADOS REGISTRADOS EN ESPAÑA

Fármaco

Medicamento®

Laboratorio

Año

Bavacizumab

Avastin

Roche

2005

Ranibizumab

Lucentis

Novartis

2007

Aflibercept

Zaltrap

Sanofi Aventis

2013

Ramucirumab

Cyramza

Lilly

2015

BIBLIOGRAFÍA

 

Tedizolid SIVEXTRO® (Merck Sharp Dohme)

Resumen

El tedizolid es un agente antibacteriano, estrechamente relacionado con el linezolid tanto química como estructuralmente, cuyo mecanismo de acción consiste en la inhibición de la formación del complejo funcional de iniciación 70S del ribosoma bacteriano. Ha sido autorizado para el tratamiento de infecciones bacterianas agudas de la piel y tejidos blandos de la piel. El tedizolid tiene un efecto básicamente bacteriostático sobre las especies bacterianas Gram-positivas sensibles y actúa específicamente inhibiendo la iniciación de la síntesis proteica, al interferir de forma selectiva con el proceso de translación, que implica una interacción con la subunidad 50S y, específicamente con el dominio V del centro 23S de la ARNr peptidil transferasa, lo que impide la unión del ARNt.

 

INFECCIONES DE LA PIEL Y TEJIDOS BLANDOS

Las infecciones de piel y tejidos blandos constituyen la tercera causa más frecuente de infecciones, tras las urinarias y las respiratorias (Calvo, 2007), siendo aún más frecuentes en los mayores que en la población general y, particularmente, en las personas hospitalizadas, debido a la coexistencia de varios factores de riesgo: inmunodepresión, malnutrición, diabetes, otras afecciones crónicas, incontinencia fecal. Asimismo, en las residencias, el 10% de los pacientes que siguen un tratamiento antibiótico lo realiza por una infección de piel o tejidos blandos.

Entre los motivos por los que las personas mayores son más susceptibles a las infecciones de la piel y tejidos blandos cutáneos, destaca el hecho de que en la edad avanzada todas las capas de la piel se encuentran alteradas, debido fundamentalmente a una disminución en la velocidad de renovación de células y en la acumulación consiguiente de células muertas. Asimismo, el estrato córneo es más delgado, sobre todo en zonas expuestas, tiene menor contenido en agua y mayor velocidad de descamación, mientras que la epidermis también es más delgada y en la dermis y la hipodermis disminuye el número de glándulas sudoríparas.

Las infecciones de la piel más frecuentes en los mayores son las bacterianas por grampositivos, el intertrigo, el herpes y la onicomicosis. El punto de entrada más frecuente de las infecciones de la piel son las soluciones de continuidad por pequeñas heridas, aunque también lo pueden ser traumatismos o heridas quirúrgicas. La fiebre, el signo cardinal de las infecciones, está ausente o se presenta más tarde en el 20-30% de los casos, lo que retrasa el diagnóstico y aumenta la mortalidad.

Las bacterias que más frecuentemente ocasionan infecciones en la piel y tejidos blandos del anciano son los grampositivos, como estreptococos betahemolíticos del grupo A (Streptocuccus pyogenes) y Staphylococcus aureus; las infecciones por gramnegativos y anaerobios son más raras. Aunque el estreptococo es más frecuente en la piel del anciano, en los pliegues cutáneos con humedad y maceración son más frecuentes las enterobacterias. En los últimos años ha habido un aumento alarmante en la incidencia de infecciones por grampositivos multirresistentes como el Staphylococcus aureus resistente a meticilina (SARM) y el neumococo (Streptococcus pneumoniae) resistente, que está obligando a cambiar el perfil clásico del tratamiento antibiótico Las infecciones bacterianas más frecuentes son la erisipela y la celulitis, la fascitis necrosante, el impétigo, la ectima, la foliculitis y el eritrasma.

La erisipela es la infección bacteriana de la dermis, mientras que la celulitis también afecta al tejido celular subcutáneo y es menos demarcada. Se localiza sobre todo en las extremidades inferiores y en segundo lugar en la cara. Se manifiesta con eritema, tumefacción, calor y dolor. En la erisipela se forman con frecuencia ampollas superficiales, que pueden hacerse hemorrágicas o necróticas. Una celulitis grave puede producir necrosis dérmica afectando también a fascia y músculo subyacente. Los gérmenes causantes más frecuentes de la erisipela son los estreptococos betahemolíticos (A: Streptococcus pyogenes; B: Streptococcus agalactiae), aunque también pueden producirse por otros estreptococos o estafilococos. En la celulitis, la etiología suele ser más variada, con predominio de estreptococos y también pueden estar implicados neumococos y gramnegativos. Las complicaciones en ancianos son muy frecuentes cuando no se instaura tratamiento antibiótico. Pueden evolucionar a fascitis, necrosis y sepsis. En las extremidades pueden producir linfedema, elefantiasis y trombosis venosa profunda. La celulitis orbitaria es frecuente en ancianos y suele producirse por Streptococcus viridans (un estreptococo alfahemolítico) solo o asociado a gramnegativos.

La fascitis necrosante es una infección particularmente destructiva que causa rápidamente la necrosis de tejidos profundos. La etiología es polimicrobiana e incluye cocos grampositivos y gramnegativos, y anaerobios, como Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y Pseudomonas aeruginosa. Alrededor del 10% está producida por Streptococcus pyogenes, y puede evolucionar a gangrena estreptocócica. Las lesiones menores, como los forúnculos, se encuentran en alrededor del 20% de los pacientes antes de que presenten una fascitis necrosante.

El impétigo es una infección superficial de la piel, que en ancianos se presenta en forma ampollosa, producida por Staphylococcus aureus y Streptococcus pyogenes. Se presenta sobre áreas de piel normal o eritematosa sobre la que aparecen lesiones vesiculoampollosas, de consistencia flácida y ligeramente pruriginosas. Se manifiesta como placas rojas, blandas, dolorosas, calientes y bien delimitadas. El contenido de las ampollas es claro, seroso o purulento. En el impétigo ampolloso el estado general suele ser bueno y sin fiebre; son raras las complicaciones como la linfadenitis o la glomerulonefritis.

La ectima es una infección vesiculopustulosa, que posteriormente se abre y forma una úlcera de márgenes elevados indurados y violáceos, que es más profunda que el impétigo. Se localiza casi siempre en las extremidades inferiores, donde las lesiones ampollosas dejan a la luz unas úlceras de fondo granuloso, exudativo, purulento y con bordes indurados. Evoluciona favorablemente con linfangitis, fiebre, adenopatías y malestar general.

Las foliculitis son infecciones superficiales o profundas que asientan alrededor de un folículo piloso. Se localizan en cualquier zona de pelo corto y grueso, como cuero cabelludo, barba, axilas, nalgas y extremidades inferiores. Son lesiones pustulosas de pequeño tamaño, alrededor de un pelo y rodeadas de un halo eritematoso y ligeramente pruriginosas. Su etiología más frecuente es Staphylococcus aureus, pero pueden estar involucrados estreptococos y gramnegativos. Por su parte, el furúnculo es una foliculitis aguda, profunda y necrosante, que aparece en zonas pilosas de roce o presión, que se inicia como un nódulo duro, rojo y doloroso, que crece rápidamente de tamaño y se rodea de un edema considerable y es muy doloroso. Puede acompañarse de fiebre y malestar general. Pueden ocasionar complicaciones locales (linfadenitis, linfangitis) o generales (osteomielitis, endocarditis, sepsis). Finalmente, el ántrax consiste en una foliculitis profunda que se produce sobre todo en pacientes diabéticos, malnutridos y con malas condiciones de higiene. Afecta a la raíz de varios pelos, así como al tejido dérmico y subcutáneo de alrededor, con la formación de varios focos de necrosis. Se localizan más en nuca y espalda. Se presenta como una placa elevada, edematosa, roja, caliente y dolorosa. Se acompañan de fiebre elevada, dolor intenso y malestar general. Los factores que favorecen la aparición de estas lesiones son: la alta carga nasal de colonizados por Staphylococcus aureus resistentes a meticilina (SARM), los arañazos, la diabetes mellitus, la obesidad, las neoplasias linfoproliferativas, la desnutrición y el tratamiento previo con glucocorticoides o inmunosupresores.

El eritrasma es una infección crónica que se da más en mayores hospitalizados. Está causada por Corynebacterium minutissimum y se presenta como una placa delimitada de forma variable, que al inicio es húmeda y roja, y tiende a volverse marrón y descamativa. Se localiza en pliegues interdigitales de pies, ingles o axilas.

Durante las últimas décadas, el Staphylococcus aureus se ha ido haciendo progresivamente resistente a la meticilina (SARM) y estas cepas se han difundido a escala mundial, no solo en el ámbito hospitalario sino incluso en cuadros infecciosos adquiridos en la comunidad. A esto cabe agregar que un porcentaje creciente de cepas de SARM está adquiriendo la condición de multirresistente, siendo insensibles a diversos antibacterianos: linezolid, clindamicina, estreptograminas, pleuromutilinas (tiamulina), etc. En España existen muy pocos datos acerca de la prevalencia de infecciones por Staphylococcus aureus resistentes a meticilina adquiridos en la comunidad (SARMAC); sin embargo, en un estudio observacional prospectivo realizado en un Servicio de Urgencias de la Comunidad de Madrid (Casado, 2010), donde se evaluaron todos los pacientes que ingresaron en este servicio con una infección cutánea supurativa adquirida en la comunidad a lo largo de un semestre, la prevalencia de SARMAC entre estos pacientes fue del 22% y entre las infecciones estafilocócicas del 33%.

ACCIÓN Y MECANISMO

El tedizolid es un agente antibacteriano, estrechamente relacionado con el linezolid tanto química como estructuralmente, cuyo mecanismo de acción consiste en la inhibición de la formación del complejo funcional de iniciación 70S del ribosoma. Ha sido autorizado para el tratamiento de infecciones bacterianas agudas de la piel y tejidos blandos de la piel.

Los ribosomas son los orgánulos celulares responsables de la síntesis proteica, que están formados por una fracción proteica y por otra de ácido nucleico (ARN ribosomal o ARNr). Estructuralmente están compuestos por dos subunidades de diferente densidad, conocidas como 50S y 30S1. Las dos subunidades se combinan durante la síntesis proteica para formar un ribosoma completo de densidad 70S, cuyo diámetro real es de aproximadamente 25 nm. Una bacteria normal tiene una media 15.000 ribosomas.

Los ribosomas actúan como una auténtica fábrica en cadena para producir proteínas, recibiendo y traduciendo las instrucciones genéticas para la síntesis de proteínas específicas. Durante este proceso, el ARN mensajero (ARNm) – que no es más que una copia simple de una parte concreta del ADN – se une a la subunidad 30S, mientras que el ARN de transferencia (ARNt) transporta a un aminoácido específico (sólo existe un número determinado de ARNt, equivalente al número de aminoácidos fisiológicos: 20), que se une a la subunidad 50S.

El tedizolid tiene un efecto básicamente bacteriostático sobre las especies bacterianas Gram-positivas sensibles y actúa específicamente inhibiendo la iniciación de la síntesis proteica, al interferir de forma selectiva con el proceso de translación2, que implica una interacción con la subunidad 50S y, específicamente con el dominio V del centro 23S de la ARNr peptidil transferasa. También se produce, de forma secundaria, una interacción con la subunidad 30S. La unión del tedizolid con la subunidad 50S impide la unión del ARNt, aunque no la actividad del enzima peptidil transferasa (Cuéllar, 2001).

El tedizolid es, en término medio, unas 3,4 veces más potente que el linezolid como inhibidor de la síntesis proteica en células procariotas y 4-32 veces más potente frente a bacterias Gram-positivas, incluyendo cepas resistentes a vancomicina y linezolid. Tiene un espectro antibacteriano fundamentalmente limitado a bacterias Gram-positivas, con actividad particularmente relevante sobre estafilococos (Staphylococcus aureus, S. epidermidis y otros coagulasa-negativos), enterococos (Enterococcus faecium, E. faecalis), estreptococos (Streoptococcus pyogenes, S. agalactiae, S. anginosus, S. penumonaie, S. viridans), Corynebacterium jeikeium, Listeria monocytogenes, Legionella pneumophyla, Mycobacterium spp. (M. tuberculosis, M. avium, M. kansaii), Nocardia brasiliensis, Clostridium spp. (C. difficile, C. perfringens) y Peptostreptococcus spp. (P. micros, P. anaerobius).

Los valores promedio de la concentración mínima inhibitoria para el 90% de los aislados (CMI90%) son del orden de 0,5 µg/ml para Staphylococcus aureus sensibles a meticilina (MSSA), 1,0 µg/ml para S. aureus resistentes a meticilina (MRSA), 8,0 µg/ml para S. aureus resistentes a linezolid y 1 µg/ml para S. aureus resistentes a vancomicina. En el caso de los enterococos y estreptococos, están en torno a 0,25 µg/ml.

El tedizolid tiene un bajo potencial de inducción de resistencias bacterianas por estafilococos, enterococos y estreptococos, sin que se observe a concentraciones en las que sí se registra con linezolid. El principal mecanismo de resistencia bacteriana al tedizolid es el mismo que el de linezolid y consiste en la aparición de la mutación G2576T al nivel del gen que codifica la subunidad 23S bacteriana.

ASPECTOS MOLECULARES

FIGURA_1_fmt

El tedizolid forma parte de la serie de (R)-3-aril-5-metil-2-oxazolidinonas, genéricamente conocido como oxazoladinonas, cuyo primer representante introducido en clínica fue el linezolid. El desarrollo de las oxazolidinonas se inició en 1987 (EI du Pont), aunque los primeros antibacterianos sintetizados fueron desechados por problemas de toxicidad y de farmacocinética desfavorable. Posteriormente, a principios de la década de 1990, los laboratorios Pharmacia-Upjohn sintetizaron dos derivados muchos menos tóxicos, eperezolid (PNU-1005929) y linezolid (PNU-100766), de los que el primero fue también desechado por su farmacocinética desfavorable.

Merece la pena destacar dos aspectos estructurales. El primero es el anillo de oxazolidinona, que no es otra cosa más que un carbamato cíclico, aunque con exigencias estereoespecíficas derivadas de la existencia de un átomo de carbono asimétrico en el anillo (sólo es activo biológicamente el isómero R). Esta estructura es capaz de comportarse como un falso aminoácido que es capaz de incorporarse al proceso de translación, durante el cual el ARNt recoge aminoácidos específicos y procede a transferirlos a los ribosomas para que sean insertados en la posición adecuada de la cadena proteica en formación, dentro de la síntesis proteica bacteriana.

La otra peculiaridad estructural consiste en la presencia de un átomo de flúor sobre el anillo aromático ligado al anillo de oxazolidinona (dicho anillo aromático es imprescindible para la actividad antibacteriana), que incrementa notablemente las propiedades antibacterianas. Es difícil no establecer un cierto paralelismo por este motivo con las antiguas quinolonas (ácido oxolínico, etc.), que vieron notablemente incrementado su espectro y potencia antibacteriana en las fluoroquinolonas (ciprfloxacino, etc.) con la simple introducción de este elemento.

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad clínicas del tedizolid han sido adecuadamente contrastadas en las indicaciones autorizadas mediante dos amplios ensayos clínicos de fase 3 (confirmatorios de eficacia y seguridad), aleatorizados, multicéntricos, doblemente ciegos, doblemente simulados y controlados con linezolid.

Los pacientes incluidos en ambos ensayos clínicos presentaban celulitis/erisipelas, accesos cutáneos graves o heridas infectadas con una superficie afectada mínima de 75 cm2 y al menos un signo regional o sistémico de infección (linfadenopatía, fiebre, ≥10% neutrófilos inmaduros o recuento anormal de leucocitos en sangre periférica). La dosificación utilizada en ambos estudios fue de 200 mg/24 h de tedizolid durante 6 días o de 600 mg/12 h de linezolid durante 10 días, en ambos casos por vía oral. Todos los pacientes comenzaron el tratamiento por vía intravenosa (con al menos una dosis con tedizolid y dos con linezolid), pudiendo cambiarse a la administración oral siempre que se cumpliesen dos de los siguientes cuatro criterios: no aumentase el tamaño de la lesión, temperatura corporal inferior a 38º C, ausencia de signos o síntomas locales de empeoramiento desde la última visita y mejoría de al menos un signo local o síntoma asociado a la infección.

Como covariables primarias se emplearon la tasa de curación clínica por intención de tratar (ITT) y clínicamente evaluable (CE) a los 7-14 días después de finalizar el tratamiento, entendiendo como curación clínica el cumplimiento de todos los siguientes criterios: resolución completa o casi completa de la mayoría de síntomas y signos específicos de la infección, ausencia o resolución casi completa de los signos sistémicos de infección (linfadenopatía, fiebre, ≥10% neutrófilos inmaduros o recuento anormal de leucocitos en sangre periférica), ausencia de nuevos signos, síntomas o complicaciones relacionadas con la infección.

Tabla 1. Estudios clínicos de fase 3 con tedizolid controlados con linezolid

Tipo de pacientes

Adultos (≥18 años)

Niños mayores y adultos (≥12 años)

Análisis conjunto

Pacientes aleatorizados

667

666

1333

Finalizaron el estudio (%)

90,9%

91,7%

91,3%

Edad (mediana; % pac. <65 años)

43 años

91,8% <65 años

46 años

88,6% <65 años

45 años

90,2% <65 años

Sexo (% varones)

60,3%

65,9%

63,1%

Raza (% blancos)

83,2%

85,1%

84,1%

IMC (mediana; kg/m2)

27,4

27,1

27,3

Linfadenopatía basal (% pac.)

86,7%

70,6%

78,7%

Recuento alterado de leucocitos
(% pac. ≥10000 o <4000/mm3)

41,0%

49,1%

45,1%

>10% de neutrófilos inmaduros (% pac.)

3,4%

14,2%

8,8%

Fiebre (≥38º C)

17,9%

30,0%

24,0%

Staphylococcus aureus sensible a meticilina (MSSA; % pac.)

40,7%

54,2%

47,5%

Staphylococcus aureus resistente a meticilina (MRSA; % pac.)

42,6%

27,3%

35,0%

Streptococcus pyogenes (% pac.)

2,9%

10,3%

6,6%

Streptococcus anginosus/milleri (% pac.)

7,2%

6,8%

7,0%

Tasa de curación clínica (% pac.),
por intención de tratar (ITT)

Tedizolid: 85,5%

Linezolid: 86,0%

Tedizolid: 88,0%

Linezolid: 87,7%

Tedizolid: 86,7%

Linezolid: 86,8%

Tasa de curación clínica (% pac.),
clínicamente evaluable (CE)

Tedizolid: 94,6%

Linezolid: 95,4%

Tedizolid: 92,4%

Linezolid: 96,1%

Tedizolid: 93,5%

Linezolid: 95,7%

Tasa de erradicación microbiológica
(% pac.) ITT

Tedizolid: 85,6%

Linezolid: 86,6%

Tedizolid: 87,8%

Linezolid: 88,6%

Tedizolid: 86,7%

Linezolid: 87,6%

Tasa de erradicación microbiológica
(% pac.) EC

Tedizolid: 95,9%

Linezolid: 98,8%

Tedizolid: 93,0%

Linezolid: 97,0%

Tedizolid: 94,4%

Linezolid: 97,9%

Respuesta clínica precoz
(a las 48-72 h; % pac.)

Tedizolid: 75,9%

Linezolid: 79,4%

Tedizolid: 85,0%

Linezolid: 83,0%

Tedizolid: 81,6%

Linezolid: 79,4%

Tasa de curación clínica (% pac., ITT/CE), en pacientes infectados por Staphylococcus aureus meticilina-resistentes (MRSA)

Tedizolid: 84,8/93,5%

Linezolid: 81,5/97,4%

Referencia

ESTABLISH-1; Prokocimer, 2013

ESTABLISH-2; Moran, 2014

Shorr, 2015

Nota: Ninguna de las diferencias entre los datos correspondientes al tedizolid y los del linezolid fueron estadísticamente significativas.

Desde el punto de vista de la seguridad, el tedizolid presenta un perfil toxicológico equiparable al del linezolid, con eventos adversos generalmente leves o moderados, transitorios y tratables fácilmente. La incidencia global de eventos adversos relacionados con el tratamiento en los ensayos clínicos pivotales fue del 22,4% (tedizolid) y 27,9% (linezolid), siendo graves en el 1,8% y 2,0%, respectivamente. Los porcentajes de pacientes que suspendieron el tratamiento por este motivo fueron del 0,5% y 0,9% (EMA, 2015).

Los eventos adversos más frecuentes fueron de naturaleza digestiva (16,0-16,3% con tedizolid vs. 20,5-26,0% con linezolid), siendo estadísticamente significativas las diferencias relativas a náusea (8,2-8,8 vs. 11,0-14,3%) y vómitos (3,0-3,3% vs. 5,2-6,3%); también fue significativa la diferencia de trombocitopenia (6,4 vs. 12,6%); en cambio, no lo fue la cefalea (5,7-6,3% vs. 6,0-6,7%).

Se observaron algunas diferencias en la incidencia de eventos adversos en función de la vía de administración del tedizolid. En concreto, la incidencia de trastornos gastrointestinales fue del 16,3% por vía oral, 18,4% con evolución de IV a oral y del 4,7% con IV exclusiva; en concreto, náusea (8,5/9,0/3,1%), vómitos (2,7/3,7/0%), fatiga (0,3/0,7/9,4%), deshidratación (0,9/0/3,1%), cefalea (6,3/6,7/3,1%), insomnio (1,8/0,4/4,7%) e hipertensión (0,6(0,7/1,6%).

Se ha observado un empeoramiento en al menos dos grados de gravedad (sobre un máximo de cinco) en los siguientes parámetros hematológicos: anemia (1,0% con tedizolid vs. 0,7% con linezolid), leucocitosis (2,6 vs. 1,7%), neutropenia (0,5 vs. 1,3%) y trombocitopenia (1,4 vs. 0,7%).

ASPECTOS INNOVADORES

El tedizolid es un agente antibacteriano, estrechamente relacionado con el linezolid tanto química como estructuralmente, cuyo mecanismo de acción consiste en la inhibición de la formación del complejo funcional de iniciación 70S del ribosoma. Ha sido autorizado para el tratamiento de infecciones bacterianas agudas de la piel y tejidos blandos de la piel. El tedizolid tiene un efecto básicamente bacteriostático sobre las especies bacterianas Gram-positivas sensibles y actúa específicamente inhibiendo la iniciación de la síntesis proteica, al interferir de forma selectiva con el proceso de translación, que implica una interacción con la subunidad 50S y, específicamente con el dominio V del centro 23S de la ARNr peptidil transferasa, lo que impide la unión del ARNt.

Tiene un espectro antibacteriano fundamentalmente limitado a bacterias Gram-positivas, con actividad particularmente relevante sobre estafilococos (tanto sensibles como resistentes a meticilina), enterococos, estreptococos, Corynebacterium jeikeium, Listeria monocytogenes, Legionella pneumophyla, Mycobacterium spp., Nocardia brasiliensis, Clostridium spp. y Peptostreptococcus spp.

El tedizolid tiene un bajo potencial de inducción de resistencias bacterianas por estafilococos, enterococos y estreptococos, sin que se observe a concentraciones en las que sí se registra con linezolid. El principal mecanismo de resistencia bacteriana al tedizolid es el mismo que el de linezolid y consiste en la aparición de la mutación G2576T al nivel del gen que codifica la subunidad 23S bacteriana.

Dos amplios estudios clínicos de fase 3 (confirmatorios de eficacia y seguridad) controlados con linezolid ha mostrado que el tedizolid no es inferior a aquel, tanto en términos de curación clínica (86,7/86,8% por intención de tratar; 93,5/95,7% clínicamente evaluable) como de erradicación bacteriana (86,7/87,6% por intención de tratar; 94,4/97,9% clínicamente evaluable), con especial relevancia en los cuadros causados por Staphylococcus aureus resistencia a meticilina (MRSA): 84,4/93,5% y 81,5/97,4%).

Presenta un perfil aceptable de toxicidad, en línea con la observada anteriormente con linezolid, con efectos adversos en general leves o moderados y reversibles. Los más comunes (<10%) son náusea, cefalea, vómitos y trombocitopenia, todos los cuales – salvo la cefalea – fueron significativamente menos frecuentes con tedizolid que con linezolid. Aunque presenta in vitro un leve efecto inhibidor de la monoamino oxidasa (IMAO), no se ha apreciado efectos significativos en clínica.

La menor duración del tratamiento con tedizolid (6 días), con relación al linezolid (10 días) podría estar detrás de la menor incidencia de algunos eventos adversos observados en los ensayos clínicos pivotales, particularmente relacionados con una potencial mielosupresión y su efecto sobre las células sanguíneas; sin embargo, la incidencia de trastornos hematológicos graves (empeoramiento de al menos de dos niveles sobre un total de cinco) no parece confirmar esta previsión. De hecho, los cuadros graves de trombocitopenia (1,4 vs. 0,7%) y de leucocitosis (2,6 vs. 1,7%) fueron más frecuentes con tedizolid que con linezolid, no así con los de neutropenia (0,5 vs. 1,3%). Precisamente, en relación con lo anterior, cabe decir que no se dispone de datos de eficacia y de seguridad en pacientes inicialmente con neutropenia, dado que fueron excluidos por protocolo en los dos ensayos clínicos pivotales.

Para el Informe de Posicionamiento Terapéutico (AEMPS, 2015), el tedizolid es una alternativa al linezolid y a otros antibacterianos utilizados en esta misma indicación (vancomicina, teicoplanina, daptomicina, tigeciclina, dalvabancina, etc.), pero sin diferencias clínicamente relevantes.

No obstante, se ha resaltado (Durkin, 2015) el menor número de dosis diarias (1 vs. 2) y, especialmente, la menor duración del tratamiento (6 vs. 10 días) que el linezolid para esta indicación3; asimismo, se ha indicado un menor potencial de interaccionar con otros fármacos, debido a su menor capacidad de actuar como IMAO y una incidencia global de eventos adversos, particularmente digestivos, menor que con linezolid. En cualquier caso, como hemos visto, no parece que haya diferencias sustanciales en lo que se refiere a los efectos adversos clínicamente más relevantes. Por todo ello, solo puede considerarse como una modesta innovación fundamentalmente de carácter farmacocinético, que permite una posología diaria más cómoda y de duración más corta.

VALORACIÓN

TEDIZOLID

SIVEXTRO®(Merck Sharp Dohme)

Grupo Terapéutico (ATC): J01XX. TERAPIA ANTIINFECCIOSA, USO SISTÉMICO. Antibacterianos: otros.

Indicaciones autorizadas: Tratamiento de infecciones bacterianas agudas de la piel y tejidos blandos de la piel.

VALORACIÓN GLOBAL: INNOVACIÓN MODERADA. Aporta algunas mejoras, pero no implica cambios sustanciales en la terapéutica estándar.

♣ ♣

Novedad físico-química: Mejora las características farmacocinéticas, con incidencia en las condiciones de uso.

FÁRMACOS RELACIONADOS REGISTRADOS EN ESPAÑA

Fármaco

Medicamento®

Laboratorio

Año

Linezolid

Zyvoxid

Pfizer

2001

Tedizolid

Sivextro

Merck Sharp Dohme

2015

BIBLIOGRAFÍA

 

Medicamentos con nuevos principios activos autorizados por EMA/AEMPS

MEDICAMENTOS DE USO HUMANO AUTORIZADOS (EMA/AEMPS)
DURANTE LOS ÚLTIMOS DOCE MESES, CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS
QUE AÚN NO ESTÁN COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA

Principio activo

Medicamento®

Laboratorio

Autorización

GT

Indicación autorizada1

Mepolizumab

Nucala

Glaxo SmithKline

2015/12/02

R03DX

Asma

Blinatumomab

Blincyto

Amgen

2015/11/23

L01XC

Leucemia/Linfoma linfomblástico (O) (C)

Cobimetinib

Cotellic

Roche

2015/11/20

L01XE

Melanoma

Iduracizumab

Praxbind

Boehringer Ingelheim

2015/11/20

V03AB

Hemorragia

Cólico, ácido

Kolban

Retrophin

2015/11/20

A05AA

Metabolopatía congénita (O)

Efmoroctocg alfa

Elocta

Biogen Idec

2015/11/19

B02BD

Hemofilia A (O)

Sacubitrilo + Valsartán

Entresto

Novartis

2015/11/19

C09DX

Insuficiencia cardiaca

Elvitegravir + Cobicistat +Emtricitabina +Tenofovir + Alafenamida

Genvoya

Gilead

2015/11/19

J05AR

Infección por VIH

Carlizomib

Kyprolis

Amgen

2015/11/19

L01XX

Mieloma múltiple (O)

Lumacaftor + Ivacaftor

Orkambi

Vertex

2015/11/19

R07AX

Fibrosis quística (O)

Susostocg alfa

Obizur

Baxalta

2015/11/11

B02BD

Hemofilia A (O) (E)

Isavuconazol

Cresemba

Basilea

2015/10/15

J02AC

Aspergilosis (O)

Guanfacina2

Intuniv

Shire

2015/09/17

C02AC

Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

Alirocumab

Praluent

Sanofi Aventis

2015/09/23

C10AX

Dislipemia

Hierro (III), citrato complejo

Fexeric

Keryx Biopharma

2015/09/23

V03AE

Hiperfosfatemia, diálisis renal

Ceftolazan/Tazobactam

Zerbaxa

Merck Sharp Dohme

2015/09/18

J01DD

Infecciones bacterianas

Idebenona

Roxone

Santhera

2015/09/08

N06BX

Atrofia óptica de Leber (O) (E)

Panobinostat

Farydak

Novartis

2015/08/28

L01XX

Trastornos congénitos metabolismo lipídico (O)

Asfotasa alfa

Strensiq

Alexion

2015/08/28

A16AB

Hipofosfatemia (O) (E)

Sebelipasa alfa

Kanuma

Synageva

2015/08/28

A16AB

Enfermedad de Wolman (O)

Inhibidor de la Alfa-1
proteinasa

Respreeza

CLS Behring

2015/08/20

B02AB

Trastornos congénitos pulmonares

Sonidegib

Odomzo

Novartis

2015/08/14

L01XX

Carcinoma de células basales

Dinutuximab

Unituxin

United Therapeutics

2015/08/14

L01XC

Neuroblastoma (O)

Nivolumab

Nivolumab BMS

Bristol Myers Squibb

2015/07/20

L01XC

Cáncer de pulmón no microcítico

Pembrolizumab

Keytruda

Merck Sharp Dohme

2015/07/17

L01XC

Melanoma

Evolocumab

Repatha

Amgen

2015/07/17

C10AX

Hipercolesterolemia

Tasimelteon

Hetlioz

Vanda

2015/07/03

N05CH

Trastornos del sueño (O)

Edoxaban

Lixiana

Daiichi Sankyo

2015/06/19

B01AF

Tromboembolismo venoso

Lutecio (177Lu)

Lumark

IDB Radiopharmacy

2015/06/19

V09

Radiodiagnóstico

Nivolumab

Opdivo

Bristol Myers Squibb

2015/06/19

L01XC

Melanoma

Lenvatinib

Lenvima

Eisai

2015/05/28

L01XE

Cáncer de tiroides (O)

Netupitant + Palonosetrón

Akynzeo

Helsinn Birex

2015/05/27

A04AA

Vómitos de origen canceroso

Ceritinib

Zycadia

Novartis

2015/05/06

L01XE

Cáncer de pulmón no microcítico (C)

Bupropión + Naltrexona

Mysimba

Orexigen Therapeutics

2015/03/26

A08AA

Obesidad

Cangrelor

Kengresal

Medicines Company UK

2015/03/23

B01AC

Cirugía vascular

Liraglutida3

Saxendra

Novo Nordisk

2015/03/23

A10BX

Obesidad

Oritavancina

Orbactiv

Medicines Company UK

2015/03/19

J01XA

Infecciones de piel y tejidos blandos

Safinamida

Xadago

Zambon

2015/02/24

N04BD

Enfermedad de Parkinson

Dalbavancina

Xydalba

Durata

2015/02/19

J01XA

Infecciones de piel y tejidos blandos

Células epiteliales corneales humanas autólogas

Holoclar

Chiesi

2015/02/17

S01XA

Enfermedades de la córnea (O) (E)

Eliglustat

Cerdelga

Genzyme

2015/01/19

A16AX

Enfermedad de Gaucher (O)

Vorapaxar

Zontivity

Merck Sharp Dohme

2015/01/19

B01AC

Infarto de miocardio

Apremilast

Otezla

Celgene

2015/01/15

L04AA

Psoriasis y artritis psoriásica

Ospemifeno

Senshio

Shionogi

2015/01/15

G03XC

Postmenopausia

1 O= Medicamento huérfano; C= Autorizado condicionalmente; E= Autorizado en condiciones excepcionales

2 La guanfacina es un agonista alfa-2A adrenérgico, originalmente utilizado como antihipertensivo aunque actualmente en desuso para esta indicación.

3 Ya está autorizado en España, desde 2009, un medicamento con liraglutida (Victoza®), aunque indicado en el tratamiento de la diabetes mellitus de tipo 2.

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA
EN LOS ÚLTIMOS DOCE MESES

PAM

Principio activo

Medicamento®

INNOVACIÓN

Indicación principal

Laboratorio

a

b

c

d

e

f

389

Tedizolid

Sivextro

 

 

 

 

♣♣

Infecciones de piel y tejidos blandos

Merck Sharp Dohme

389

Ramucirumab

Cyramza

 

 

 

 

♣♣

Cáncer de estómago

Lilly

389

Obinutuzumab

Gazyvaro

 

 

 

♣♣

Leucemia linfocítica crónica

Roche

388

Alogliptina

Vipidia

 

 

 

 

 

Diabetes mellitus tipo 2

Takeda

388

Secukinumab

Cosentyx

 

 

 

♣♣

Psoriasis en placas

Novartis

388

Peginterferón beta-1a

Plegridy

 

 

 

 

♣♣

Esclerosis múltiple

Biogen IDec

388

Umeclidinio, bromuro

Incruse

 

 

 

 

 

EPOC

Glaxo SmithKline

387

Ivermectina

Soolantra

 

 

 

 

♣♣

Rosácea

Galderma

386

Vedolizumab

Entyvio

 

 

 

Colitis ulcerosa/enfermedad de Crohn

Takeda

386

Ivacaftor

Kalydeco

 

 

 

♣♣♣

Fibrosis quística

Vertex

385

Macitentán

Opsumit

 

 

 

 

 

Hipertensión pulmonar

Actelion

385

Degarelix

Firmagon

 

 

 

 

 

Cáncer de próstata

Ferring

384

Riociguat

Adempas

 

 

 

Hipertensión pulmonar

Bayer

384

Albiglutida

Eperzan

 

 

 

 

♣♣

Diabetes mellitus tipo 2

Glaxo SmithKline

384

Canagliflozina

Invokana

 

 

 

 

 

Diabetes mellitus tipo 2

Janssen Cilag

384

Empagliflozina

Jardiance

 

 

 

 

 

Diabetes mellitus tipo 2

Boehringer Ingelheim

383

Dasabuvir

Exviera

 

 

 

 

♣♣

Hepatitis C

Abbvie

383

Ombitasvir/ Paritaprevir/ Ritonavir

Viekirax

 

 

 

 

♣♣

Hepatitis C

Abbvie

383

Ledipasvir/Sofosbuvir

Harvoni

 

 

 

 

♣♣

Hepatitis C

Gilead

383

Pixantrona

Pixuvri

 

 

 

♣♣

Linfoma no hodgkiniano de células B

Servier

383

Tianeptina

Zinosal

 

 

 

♣♣

Depresión

Juste

382

Radio [223Ra], cloruro

Xofigo

 

 

 

♣♣

Cáncer de próstata

Bayer

382

Regorafenib

Stivarga

 

 

 

 

♣♣

Cáncer colorrectal/GIST

Bayer

382

Sufentanilo

Sufentanilo GES

 

 

 

 

 

Anestesia/sedación

GES

381

Alemtuzumab

Lemtrada

 

 

 

 

♣♣

Esclerosis múltiple

Genzyme

381

Olodaterol

Striverdi Respimat

 

 

 

 

 

EPOC

Boehringer Ingelheim

380

Daclatasvir

Daklinza

 

 

♣♣♣

Hepatitis C

Bristol-Myers Squib

380

Vandetanib

Caprelsa

 

 

 

 

♣♣

Cáncer medular de tiroides

AstraZeneca

380

Ruxolitinib

Jakavi

 

 

 

♣♣

Mielofibrosis

Novartis

380

Fumarato de dimetilo

Tecfidera

 

 

 

♣♣

Esclerosis múltiple

Biogen Idec

380

Teriflunomida

Aubagio

 

 

 

 

♣♣

Esclerosis múltiple

Sanofi Aventis

A. Clínica: Mejora la eficacia clínica con relación al tratamiento estándar.

B. Molecular: Incorpora variaciones significativas en la estructura molecular
y/o en el mecanismo de acción.

C. Seguridad: Mejora el perfil toxicológico con relación a la terapia estándar.

D. Farmacocinética: Mejora las características farmacocinéticas, con incidencia potencial o demostrada en las condiciones de uso y en la respuesta del paciente.

E. Técnico-Económica: Mejora algún aspecto farmacoeconómico y/o farmacotécnico.

F. Valoración Global

VALORACIÓN DE LA INNOVACIÓN TERAPÉUTICA EN PANORAMA ACTUAL DEL MEDICAMENTO

Es importante indicar que se valora el grado de innovación. Todos los medicamentos no innovadores tienen utilidad terapéutica, en tanto que su autorización por las autoridades sanitarias implica han demostrado rigurosamente su eficacia, su seguridad, su calidad y las condiciones de uso (incluyendo la información contenida en la ficha técnica – sumario de características – y en el prospecto del medicamento). Por tanto, la valoración que se hace se refiere a la incorporación, en el grado que se determine, de algún elemento innovador con respecto a otros medicamentos autorizados previamente para iguales o similares indicaciones terapéuticas o, en su caso, cubriendo la ausencia de éstas. Asimismo, debe considerarse que ésta es una evolución que se practica coincidiendo con la comercialización inicial del medicamento. Se trata, por consiguiente, de una valoración provisional de la innovación realizada en función de la evidencia clínica disponible hasta ese momento, lo que no prejuzga, en ningún caso, el potencial desarrollo de nuevas indicaciones clínicas ni la posible aparición de aspectos desfavorables (efectos adversos graves previamente desconocidos, interacciones, etc.). Se consideran tres posibles niveles, adjudicados en función de la relevancia de la(s) innovación(es) presentes en el nuevo medicamento, siempre en relación al arsenal terapéutico disponible clínicamente en España en el momento de la comercialización:

SIN INNOVACIÓN. No implica aparentemente ninguna mejora farmacológica ni clínica en el tratamiento de las indicaciones autorizadas ()

INNOVACIÓN MODERADA. Aporta algunas mejoras, pero no implica cambios sustanciales en la terapéutica estándar (♣♣)

INNOVACIÓN IMPORTANTE. Aportación sustancial a la terapéutica estándar (♣♣♣).

Se distinguen dos niveles de evidencia científica para los aspectos innovadores de los nuevos medicamentos:

Evidencia clínica: mediante estudios controlados específicamente diseñados y desarrollados para demostrar lo que pretende ser un avance o mejora sobre la terapia estándar.

Plausibilidad científica (potencialidad): existencia de aspectos en el medicamento que racionalmente podrían mejorar la terapéutica actual, pero que no han sido adecuadamente demostradas mediante ensayos clínicos, bien por motivos éticos o bien por imposibilidad de realización en el momento de la comercialización del nuevo medicamento: perfil de interacciones, mecanismos nuevos que permiten nuevas vías terapéuticas, nuevos perfiles bioquímicos frente a mecanismos de resistencia microbiana, posibilidad de combinar con otros medicamentos para la misma indicación terapéutica, efectos sobre el cumplimiento terapéutico (por mejoras en la vía, número de administraciones diarias, etc.), mejora de la eficiencia, etc.

El rigor de los datos contrastados mediante ensayos clínicos controlados (evidencia clínica) es determinante en la valoración de la innovación, mientras que las potencialidades solo pueden ser valoradas accesoriamente, como aspectos complementarios de esta valoración. En ningún caso, un medicamento es valorado con un nivel de innovación importante en función de sus ventajas potenciales, si no aporta otras ventajas demostradas clínicamente. Se analizan cinco aspectos de la innovación: clínica, molecular, toxicológica, físico-química y económico-tecnológica. Como ya se ha indicado, la fundamental y determinante es la novedad clínica.

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA
DURANTE LOS ÚLTIMOS DOCE MESES, POR GRUPOS TERAPÉUTICOS

GRUPO TERAPéUTICO

Principio activo

Medicamento®

Laboratorio

PAM

A. Tracto alimentario y metabolismo

Albiglutida

Eperzan

Glaxo SmithKline

384

Alogliptina

Vipidia

Takeda

388

Canagliflozina

Invokana

Janssen Cilag

384

Empagliflozina

Jardiance

Boehringer Ingelheim

384

C. Aparato cardiovascular

Macitentán

Opsumit

Actelion

385

Riociguat

Adempas

Bayer

384

D. Terapia dermatológica

Ivermectina

Soolantra

Galderma

387

J. Antiinfecciosos, uso sistémico

Daclatasvir

Daklinza

Bristol-Myers Squibb

380

Dasabuvir

Exviera

Abbvie

383

Ledipasvir/Sofosbuvir

Harvoni

Gilead

383

Ombitasvir/Paritaprevir/ Ritonavir

Viekirax

Abbvie

383

L. Antineoplásicos y terapia
inmunomoduladora

Alemtuzumab

Lemtrada

Genzyme

381

Degarelix

Firmagon

Ferringo

385

Obinutuzumab

Gazyvaro

Roche

389

Pixantrona

Pixuvri

Servier

383

Ramucirumab

Cyramza

Lilly

389

Regorafenib

Stivarga

Bayer

382

Ruxolitinib

Jakavi

Novartis

380

Secukinumab

Cosentyx

Novartis

388

Teriflunomida

Aubagio

Sanofi Aventis

380

Vandetanib

Caprelsa

AstraZeneca

380

Vedolizumab

Entyvio

Takeda

386

N. Sistema nervioso

Fumarato de dimetilo

Tecfidera

Biogen Idec

380

Peginterferón beta-1a

Plegridy

Biogen Idec

388

Sufentanilo

Sufentanilo GES

GES

382

Tianeptina

Zinosal

Juste

383

R. Aparato respiratorio

Ivacaftor

Kalydeco

Vertex

386

Olodaterol

Striverdi Respimat

Boehringer Ingelheim

381

Umeclidinio, bromuro

Incruse

Galxo SmithKline

388

V. Varios

Radio [223Ra], cloruro

Xofigo

Bayer

382

MEDICAMENTOS CON NUEVOS PRINCIPIOS ACTIVOS COMERCIALIZADOS EN ESPAÑA DURANTE LOS ÚLTIMOS DOCE MESES, POR LABORATORIOS

Laboratorio

Principio activo

Medicamento

PAM

Abbvie

Dasabuvir

Exviera

383

Ombitasvir/Paritaprevir/Ritonavir

Viekirax

383

Actelion

Macitentán

Opsumit

385

AstraZeneca

Vandetanib

Caprelsa

380

Bayer

Radio [223Ra], cloruro

Xofigo

382

Regorafenib

Stivarga

382

Riociguat

Adempas

384

Biogen Idec

Fumarato de dimetilo

Tecfidera

380

Interferón beta-1a

Plegridy

388

Boehringer Ingelheim

Empagliflozina

Jardiance

384

Olodaterol

Striverdi Respimat

381

Bristol-Myers Squibb

Daclatasvir

Daklinza

380

Ferring

Degarelix

Firmagon

385

Galderma

Ivermectina

Soolantra

387

Genzyme

Alemtuzumab

Lemtrada

381

GES

Sufentanilo

Sufentanilo GES

382

Gilead

Ledipasvir/Sofosbuvir

Harvoni

383

Glaxo SmtihKline

Albiglutida

Eperzan

384

Umeclidinio, bromuro

Incruse

388

Janssen Cilag

Canagliflozina

Invokana

384

Juste

Tianeptina

Zinosal

383

Lilly

Ramucirumab

Cyramza

389

Merck Sharp Dhome

Tedizolid

Sivextro

389

Novartis

Ruxolitinib

Jakavi

380

Secukinumab

Cosentyx

388

Roche

Obinutuzumab

Gazyvaro

389

Sanofi Aventis

Teriflunomida

Aubagio

380

Servier

Pixantrona

Pixuvri

383

Takeda

Alogliptina

Vipidia

388

Vedolizumab

Entyvio

386

Parálisis facial idiopática

Resumen

Más de la mitad de los casos de parálisis facial es de etiología desconocida y se etiquetan como parálisis facial periférica aguda o parálisis de Bell. Se sospecha de la causa más probable de este síndrome es la afectación del nervio facial por el virus herpes. La parálisis de Bell se presenta típicamente de forma repentina (generalmente apareciendo en horas) como una parálisis facial unilateral. Los hallazgos más comunes son flacidez en la ceja, incapacidad para cerrar el ojo, desaparición de pliegue nasolabial. El diagnóstico de la parálisis facial idiopática es eminentemente clínico. El pronóstico de la enfermedad de Bell se correlaciona con la gravedad de la lesión. Si la lesión es grave puede verse afectada la córnea a causa del cierre insuficiente del ojo y verse reducido el lagrimeo, por lo que se deben tomar medidas preventivas para evitar ulceras como por ejemplo el uso de lágrimas artificiales de forma continua. En todos los pacientes con parálisis facial idiopática el tratamiento de inicio es una terapia con corticoides entre 60-80 mg/día durante 1 semana.

 

La parálisis facial periférica es una de las mononeuropatías más frecuentes y la lesión puede originarse en cualquier parte del recorrido del nervio, tanto a nivel central como periferico. La frecuencia de las parálisis idiopáticas varía en función de las series estudiadas, con una incidencia de entre 10-15 casos / año. Desde que en 1830 Sir Charles Bell describió por primera vez una debilidad unilateral de la cara por disfunción del nervio facial, este subgrupo de parálisis idiopáticas pasó a denominarse parálisis de Bell.

Sin embargo, los términos “parálisis de Bell” y “parálisis facial idiopática” ya no pueden ser considerados sinónimos, puesto que una parálisis facial periférica es un síndrome clínico que puede ser debido a multiples causas, y su evaluación requiere mucho más que un examen superficial. Su sintomatología clínica, muy llamativa, contrasta con una evolución clínica habitualmente favorable.

RECUERDO ANATÓMICO

FIGURA_1_fmt

El nervio facial es un nervio mixto, que contiene diversos tipos de fibras:

  • Fibras motoras que inervan los músculos faciales
  • Fibras parasimpáticas que inervan las glándulas salivales, lagrimales, submandibulares y sublinguales.
  • Fibras aferentes de los receptores del gusto de los dos tercios anteriores de la lengua.
  • Fibras somáticas del conducto auditivo externo y pabellón auricular.

Debido a la gran cantidad de fibras, la lesión del nervio facial puede originar distintos tipos de síntomas según la localización de la lesión.

EPIDEMOLOGÍA

Aproximadamente la mitad de los casos en los que se ve afectado el nervio facial tiene origen desconocido, definiéndose como se ha comentado previamente “parálisis de Bell”. No hay raza, zona geográfica o predilección de género, pero se ha observado un aumento de incidencia durante el embarazo, en inmunodeprimidos y diabéticos.

En caso de sospecha de parálisis de Bell, esta patología suele afectar a la población general y a cualquier edad, sin embargo es más frecuente entre los 15-45 años, en paciente inmuno deprimidos, diabéticos y en embarazadas.

CAUSAS DE PARÁLISIS FACIAL

Primaria

Parálisis facial idiopática o de Bell

Secundarias

– Traumática

– Infecciosa o Vírica

· herpes simple

· Herpes Zoster

· Bacteriana

– Neurológica

· Guillen-Barre

· Neuropatía hipertrófica hereditaria

· Síndrome de Moebius

– Tumoral

· Parotideo

· Colesteatoma

· Neurinoma del acústico

– Enfermedades sistémicas

· Diabetes

· Sarcoidosis

· Hipertiroidismo

· Autoinmunes o Leucemias

PATOGENIA

Se ha comentado con anterioridad, que debemos distinguir entre pacientes con parálisis de Bell y parálisis facial periférica. Este último síndrome clínico tiene muchas causas, y la activación del virus del herpes simple es una de las causas más probables. Sin embargo, la mayoría de los pacientes están diagnosticados como parálisis de Bell ya que no hay ningún método establecido para confirmar la etiología del proceso.

La activación del virus herpes simple ha sido ampliamente aceptada como la causa más probable de la parálisis de Bell en la mayoría de los casos, aunque la evidencia no es del todo concluyente. El herpes zoster es probablemente la segunda infección viral más común asociada con la parálisis facial. Entre otras causas infecciosas de la parálisis facial se incluyen citomegalovirus, virus de Ebstein-Barr, adenovirus, virus de la rubéola, parotiditis, influenza B y el virus del Coxsackie.

Otras causas no infecciosas son la predisposición genética o la isquemia del nervio facial. Los pacientes con diabetes tienen mayor predisposición por la migroangiopatía que padecen. Así mismo las embarazadas en el tercer trimestre, así como durante la primera semana tras el parto, tienen mayor riesgo de padecer la parálisis facial debido a la retención de líquidos que puede producir una compresión del nervio facial.

SíNTOMAS y SIGNOS

TABLA_fmt

Los pacientes con parálisis facial idiopática presentan en su mayoría una serie de síntomas de aparición repentina, evolucionando en horas. Los hallazgos más comunes aparecen en la hemicara contralateral al nervio afectado; incluyen flaccidez a nivel de la ceja junto con incapacidad para cerrar el ojo, desaparición del pliegue nasolabial y pérdida de uniformidad de la boca con imposibilidad o debilidad para realizar movimientos con el músculo orbicular de los labios (cuando al paciente se le ordena que enseñe los dientes, la zona perioral afectada no puede movilizarse ya que las fibras motoras del nervio están afectadas, y aparece una clara asimetría facial). También se puede observar disminución de lagrimeo y de la saliva, hiperacusia y/o pérdida del sentido del gusto en los dos tercios anteriores de la lengua.

En ocasiones los pacientes pueden presentar paresia durante 3 semanas y en ocasiones precedida de dolor en la región del pabellón auricular.

Normalmente estos pacientes solo tienen afectado el nervio facial, aunque en un número pequeño de casos se pueden ver afectados otros nervios como por ejemplo el nervio trigémino ipsilateral.

La Clasificación del grado de lesión del Nervio Facial puede seguir los siguientes criterios de House- Brackmann.

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico de la parálisis de Bell es fundamentalmente clínico, tras la exclusión de otras causas menos frecuentes que también pueden provocar parálisis del nervio facial y con las que deberá hacerse diagnóstico diferencial.

EL diagnóstico se basa en los siguientes criterios:

  • Afectación del nervio facial que se manifiesta por la parálisis de los músculos faciales, con o sin pérdida del gusto en los dos tercios anteriores de la lengua junto con secreción alterada de las glándulas lagrimales y salivales.
  • Inicio agudo, durante uno a tres días. El curso suele ser progresivo, alcanzando el máximo de sintomatología en las 2-3 primeras semanas del cuadro.

Es muy importante en el momento del diagnóstico distinguir entre parálisis facial central o periférica.

La parálisis facial central se produce por afectación superior al núcleo facial. Se diferencia de la periférica porque se alteran otras estructuras del SNC y se preserva la musculatura frontal y orbicular de los parpados (ya que poseen inervación bilateral). Clínicamente se produce una parálisis de la mitad inferior de la hemicara contralateral, conservándose la función de la musculatura frontal y el reflejo corneal. Esto es, en la parálisis central está afectada la musculatura periroral, pero no la musculatura periorbitaria

Examen físico

FIGURA_2_fmt

Cuando se explora al paciente se observa una desviación de la comisura labial, junto con inexpresividad en la región de la cara afecta, con alteración de la elevación de la ceja, dificultad para fruncir el ceño de forma simétrica (parálisis periférica). En el caso de que sólo encontrásemos en la exploración física, afectación de la desviación de la comisura labial, sin alteración de la capacidad para cerrar el ojo homolateral o elevar la ceja, estaríamos ante una parálisis facial central

Debido a que una gran parte de pacientes presentan lesiones por el virus herpes, no es raro encontrar vesículas o costras en el oído externo (síndrome de Ramsay-Hunt).

Pruebas complementarias

Los estudios electrodiagnósticos así como los estudios de imagen ayudan a determinar el pronóstico y las posibles causas quirúrgicas del proceso. Estas pruebas no son necesarias en todos los pacientes, ya que los pacientes con una lesión típica que es incompleta y se recuperan no necesitan más estudios.

El intento de localizar el sitio de la lesión con pruebas como el test de Schirmer para el lagrimeo, reflejo estapedial, y la evaluación del gusto y la salivación solo tienen una precisión moderada y son de poca utilidad práctica.

  • Estudios electromiográficos: la técnica más utilizada es la electromiografía que puede mostrar algunos potenciales de acción sobre la voluntad activa, lo que permite concluir que el nervio se encuentra todavía competente en sus funciones si la lesión es clínicamente completa.

En los primeros días después del inicio de los síntomas, el reflejo de parpadeo puede confirmar el origen periférico de la debilidad y evaluar el grado de bloqueo de la conducción axonal (a través de la estimulación del nervio supraorbital).

  • Estudios de imagen: la utilización de este tipo de técnicas está justificada cuando los signos físicos son atípicos, cuando no hay progresión en la mejoría clínica mas allá de tres semanas, o si no hay mejoría en cuatro meses.

Las técnicas más utilizadas para establecer el diagnóstico son la tomografía axial computerizada con contraste o gadolinio MRI. La Resonancia Nuclear Magnética delinea las estructuras de los tejidos blandos, y es el mejor estudio para evaluar el nervio facial en su porción intraparotidea (sospecha de tumor).

Otras pruebas

Se recomiendan las pruebas serológicas para la enfermedad de Lyme cuando la sospecha clínica recae sobre un adulto con parálisis facial aguda de aparición repentina en países con áreas endémicas de esta enfermedad.

En otras ocasiones se puede llegar a realizar biopsias de la glándula parótida cuando los signos físicos son atípicos, la evolución de la enfermedad es tórpida, o si las técnicas de imagen no llegan a ser concluyentes en los 6 primeros meses.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Esta entidad clínica puede ser causada por una gran variedad de trastornos que pueden llegar a afectar la integridad del nervio facial. Como primer paso, lo que se debe diferenciar es la parálisis facial periférica de la parálisis facial central. No obstante, hay entidades neurológicas centrales que pueden simular una parálisis facial periférica.

  • Virus herpes zoster: La forma clínica con la que se suelen presentar estos pacientes se asemeja a la forma clínica idiopática pero además se observan vesículas en el conducto auditivo externo. El síndrome de Ramsay Hunt se refiere tanto al herpes zoster ótico o a cualquier zona cefálica complicado por la parálisis facial o por síntomas auditivos o vestibulares.
  • Otitis Media: La parálisis facial puede ser una complicación de la inflamación de oido medio, normalmente producido por una infección bacteriana. La forma de diagnosticarlo es sencilla ya que por simple inspección de la membrana timpánica se puede observar la inflamación de la misma.
  • Enfermedad de Lyme: Una de las formas de presentación más frecuentes de esta enfermedad a nivel neurológico es la parálisis del nervio facial. La clínica más habitual nos muestra a un paciente joven que debuta con una parálisis facial, afección cardiaca, artritis, vértigo o pérdida de audición. Puede haber o no antecedentes de picadura por artrópodo.
  • Síndrome de Guillain-Barré. La clínica de este síndrome se corresponde con debilidad muscular mayormente simétrica progresiva ascendente, y reflejos tendinosos profundos ausentes o deprimidos. La debilidad facial suele aparecer en la mitad de los casos y es típicamente bilateral y simétrica.
  • Infección por HIV: Dentro de la clínica de la infección del HIV, las mononeuropatías son bastante infrecuentes y suelen afectar a nervios craneales y periféricos indistintamente.
  • Sarcoidosis: La neuropatía craneal, incluyendo la parálisis facial periférica es una manifestación frecuente de neurosarcoidosis. Puede ser uni o bilateral (simultanea o secuencial) y recurrente.
  • Síndrome de Sjögren: Este síndrome puede producir distintas afecciones neurológicas entre las que se encuentra la parálisis facial.
  • Tumores: Lesiones con efecto masa de hueso temporal, nervio acústico, ángulo pontocerebeloso o glándula parótida pueden comprimir el nervio facial y causar debilidad facial ipsilateral. Un paciente con debilidad facial de curso prolongado, lentamente progresivo o bien que se de forma recurrente, sugiere tumoración que afecta al nervio facial.
  • Accidentes cerebrovasculares: Los ictus tanto isquémicos como hemorrágicos se pueden presentar con debilidad facial unilateral. Según la localización de la lesión se encontraría afectado el nucleo del nervio facial o bien su trayecto a nivel intracraneal produciendo distinta sintomatología.

Diagnóstico diferencial de parálisis facial

LOCALIZACIÓN
DE LA LESIÓN

SÍNTOMAS ACOMPAÑANTES

CAUSAS

PROTUBERANCIA

– Parálisis VI par.

– Hemiparesia contralateral.

– Nistagmo.

– Hipoesteria termoalgésica contralateral

– Congénita (E. de Möbius).

– Vascular.

– Esclerosis múltiple.

– Tumor (metástasis).

– Encefalitis.

– Siringobulbia.

– Esclerosis lateral amiotrófica.

ÁNGULO PONTO-CEREBELOSO O MEATO AUDITIVO INTERNO

– Afectación del VII, V, IX, X y XI par.

– Pérdida de gusto y salivación.

– Pérdida del lagrimeo.

– Hiperacusia.

– Neurinoma del acústico.

– Meningiomas.

– Colesteatoma.

– Tumor del glomus.

– Carcinomatosis meníngea.

CANAL FACIAL

– Pérdida de gusto y salivación.

– Preservación del lagrimeo.

– Parálisis de Bell.

– Fractura de peñasco.

– Otitis, mastoiditis.

– Herpes zóster (S. de Ramsay-Hunt).

– Metástasis, leucemia.

– Infección por VIH.

– Borreliosis.

– Diabetes.

– Síndrome de Guillain-Barré.

ÁNGULO ESTILOMASTOIDEO TRAYECTO EXTRACRANEAL

– Preservación del gusto, salivación y del lagrimeo.

– Afectación parcial de grupos musculares.

– Edema facial, lengua plicata.

– Sarcoidosis.

– Tumores de parótida.

– Síndrome de Melkersson-Rorenthal.

– Traumatismos y cirugía.

PRONÓSTICO

El pronóstico de la parálisis de Bell se relaciona sobre todo con la gravedad de la lesión. Como norma general, las lesiones incompletas se suelen recuperar. El pronóstico mejora si aparece mejoría en los primeros 21 días desde el incio del proceso.

En las lesiones graves que se recuperan, la presencia de nuevos axones aparecidos desde el sitio de la lesión no se dirige de forma uniforme, existe una distribución axonal desorganizada y mal dirigida, por lo que pueden quedar secuelas clínicas como un parpadeo irregular, una mala oclusión bucal o dificultad para el guiño.

TRATAMIENTO

Algunos ejercicios de fisioterapia, propuestos para la mejora de la movilidad facial

Algunos ejercicios de fisioterapia, propuestos para la mejora de la movilidad facial

En el tratamiento se debe hacer especial hincapié en las medidas físicas para proteger los órganos que podrían presentar lesiones.

Los pacientes presentan sequedad ocular e irritación corneal, ante la imposibilidad de realizar un cierre completo palpebral; lo que podría originar la aparición de úlceras corneales. Estos deben protegerse con oclusión ocular y pomada protectora durante el sueño y durante el día usar gafas de sol junto con lágrimas artificiales.

Distintos estudios han intentado mejorar la movilidad de la musculatura facial a través de fisioterapia, sobre todo en personas con parálisis facial moderada y en los casos crónicos. No obstante no hay pruebas de alta calidad que demuestren beneficios significativos con ningún tipo de fisioterapia en la parálisis facial idiopática aguda.

De la misma manera tampoco se recomienda la estimulación eléctrica de los músculos paralizados ni los masajes porque no han demostrado que reduzcan el tiempo de recuperación ni las secuelas.

La base del tratamiento de la parálisis facial idiopática del nervio facial o parálisis del nervio facial de sospecha de etiología viral es el tratamiento con glucocorticoides orales. El tratamiento con corticoides disminuye el porcentaje de pacientes con una recuperación incompleta entre un 10-15% y las sincinesias motoras durante el seguimiento. El tratamiento está indicado en mayores de 16 años y debería pautarse en las primeras 72 horas tras el inicio de los síntomas.

El uso de antivirales no ha demostrado aumentar la eficacia de los corticoides en una proporción significativa. En algunos estudios de menor calidad sugieren que el uso de corticoides con antivirales (valaciclovir) pudiera mejorar la clínica de estos pacientes.

La terapia más utilizada en estos pacientes es la administración de prednisona (60-80 mg/ día) durante una semana.

Otros tratamientos como la descompresión quirúrgica no está indicado en las parálisis de Bell y solo se reservan para pacientes con sección traumática o quirúrgica del nervio.

 

referencias

 

Evolución de la resistencia bacteriana a los antibióticos

Como todos los años, el 18 de noviembre se celebra el Día Europeo para el Uso Prudente de Antimicrobianos en Europa, a instancias del Centro Europeo para el Control y la Prevención de las Enfermedades (European Centre for Disease Prevention and Control; ECDC). Una comparación de los datos de cepas bacterianas resistentes procedentes de aislados clínicos en los últimos diez años muestra una perspectiva sombría – y muy preocupante – de la evolución de la resistencia bacteriana a los antibióticos, tanto en España como en la mayoría de los países de la Unión Europea. Esto enfatiza, una vez más, la importancia capital de este aspecto de la salud pública y la necesidad de afrontarlo con estrategias globales que cuenten con los necesarios recursos económicos, científicos, profesionales, administrativos y materiales.

UN PROBLEMA A ESCALA MUNDIAL

La Organización Mundial de la Salud y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enferemdades (ECDC) estiman que las bacterias resistentes a los antibacterianos son responsables en Europa de alrededor de 400.000 infecciones, generando 2,5 millones de días adicionales de hospitalización y 25.000 muertes por año, con un gasto añadido superior a los 1.500 millones de por los costes derivados de la atención sanitaria y de la pérdida de productividad. Asimismo, según estimaciones los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) de Estados Unidos, cada año mueren en ese país más de 23.000 personas por infecciones causadas por bacterias resistentes, y generan unos costes sanitarios directos, derivados de dichas infecciones, alcanzan los 20.000 millones de dólares, a los que habría que añadir otros 35.000 millones en costes indirectos (CDC, 2012). En esta misma línea, según la OMS, cada año se producen unos 440.000 casos nuevos de tuberculosis multirresistente en el mundo, que causan al menos 150.000 muertes.

La Organización Mundial de la Salud (WHO, 2014) ha llamado la atención sobre la existencia de tasas muy altas de resistencia a los agentes antimicrobianos por parte de las bacterias causantes de infecciones comunes adquiridas en la comunidad (infecciones del tracto urinario, infecciones de heridas, infecciones del torrente sanguíneo y neumonía), en todas las regiones del planeta. Por otro lado, la OMS destaca también la existencia de muchas lagunas en la información sobre los patógenos, que son de gran importancia para la salud pública; lagunas relativas a la vigilancia, así como a la ausencia de normas metodológicas estándar, del intercambio de datos y de coordinación. Por todo ello, la OMS está desarrollando un plan de acción global para afrontar la resistencia microbiana, en la que pretende incluir:

  • Desarrollo de herramientas y normas estandarizadas para armonizar la vigilancia de la resistencia bacteriana en seres humanos, animales productores de alimentos y cadena alimentaria.

  • Elaboración de estrategias para vigilancia de la resistencia microbiana a nivel poblacional y su impacto económico y sanitario.
  • Colaboración entre las diferentes redes y centros de vigilancia para crear o fortalecer la vigilancia coordinada a nivel regional y global.

En este sentido, la OMS insiste en que la resistencia microbiana es una cuestión de seguridad de la salud de carácter global y por ello requiere acciones coordinadas y globales de los gobiernos y de la sociedad. En este sentido, la vigilancia que permite disponer de datos rigurosos y representativos es, sin duda, un elemento capital de las estrategias globales y de salud pública para afrontar el problema.

Las altas proporciones de resistencia a las cefalosporinas de tercera generación reportadas para Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae significan que el tratamiento de infecciones graves que podrían ser causadas por estas bacterias en muchos entornos necesitan utilizar antibióticos carbapenémicos, considerados como el último recurso para tratar infecciones graves. Estos antibacterianos son caros, por lo que pueden no estar disponibles en zonas con recursos limitados, y su uso amplio también es probable que acelere aún más el desarrollo de la resistencia frente a ellos. La OMS considera preocupante el hecho de que se hayan registrado cepas de K. pneumoniae resistentes a carbapenemas, que en algunos casos superan el 50% de las aisladas en clínica; además, la existencia de grandes lagunas en el conocimiento de la situación en muchas partes del mundo es un motivo adicional de preocupación. Para E. coli, la alta resistencia a las fluoroquinolonas significa limitaciones del tratamiento oral disponible para condiciones que son comunes en la comunidad, tales como las infecciones del tracto urinario.

Las altas tasas de cepas resistentes de Staphylococcus aureus frente a la meticilina (SARM) implican que el tratamiento de las infecciones graves, como las infecciones comunes de la piel y heridas, obligan a recurrir a antibacterianos de segunda línea en muchos países, y la profilaxis estándar para la cirugía ortopédica y otras cirugías donde la profilaxis antimicrobiana está indicada verá limitada su eficacia en muchos entornos. Por otro lado, los antibacterianos de segunda línea para S. aureus son más caros y algunos pueden producir relevantes efectos secundarios, lo que obliga a una vigilancia clínica especial que, además, incrementa los costes globales del tratamiento.

En todo el mundo se está detectando una reducción de la susceptibilidad a la bencilpenicilina por parte del Stretococcus pneumoniae. Debido a que la enfermedad neumocócica invasiva (neumonía y meningitis) es una enfermedad grave en niños y personas de edad avanzada, se necesita con urgencia un mejor seguimiento de esta resistencia.

La resistencia a las fluoroquinolonas por dos de las principales bacterias causantes de diarrea, (especies no tifoideas de Salmonella– NTS – y Shigella) es comparativamente menor que para E. coli. Sin embargo, sigue habiendo considerables lagunas en la información sobre estas dos bacterias, particularmente de las zonas donde son de gran importancia para la salud pública, en particular países del tercer mundo. También se ha verificado en muchos países una disminución de la susceptibilidad a cefalosporinas de tercera generación por parte de Neisseria gonorrhoeae, que es el tratamiento de último recurso para la gonorrea. La OMS ha constatado que la vigilancia es inadecuada en los países con altas tasas de la enfermedad, donde también faltan datos fiables de resistencia de la gonorrea y donde el grado de propagación de gonococos resistentes puede ser alto.

Por lo que se refiere a la resistencia antibacteriana en animales productores de alimentos y en la cadena alimentaria, la OMS resalta la existencia de lagunas importantes en la vigilancia y el intercambio de datos relacionados con la aparición de resistencia en bacterias transmitidas por los alimentos y su impacto potencial tanto sobre la salud animal como la humana. Dicha vigilancia, además, se ve obstaculizada por la insuficiente aplicación de las normas armonizadas a nivel mundial. Asimismo, la integración de los sistemas de vigilancia permitiría la comparación de datos de los animales productores de alimentos, de productos alimenticios de los seres humanos.

La identificación del agente causal de un cuadro infeccioso o, en su defecto, la adscripción razonable del proceso a un microorganismo determinado y el estudio de sensibilidad en el laboratorio son esenciales para instaurar un tratamiento antimicrobiano correcto. Sin embargo, en general, los microorganismos que integran una especie bacteriana no suelen presentar un comportamiento homogéneo cuando se exponen a la acción de los diferentes antimicrobianos, ya que pueden presentar mecanismos de resistencia. Esta respuesta puede medirse en el laboratorio un antibiograma, en el que se enfrenta el germen aislado en clínica con diferentes concentraciones de varios antibacterianos, con el fin de establecer la concentración mínima inhibitoria (CMI).

EL ORIGEN DE LA RESISTENCIA BACTERIANA

La elección del antimicrobiano se sustenta en el conocimiento de las interrelaciones que existen entre el microorganismo que produce la infección, el paciente que padece el proceso infeccioso y el antimicrobiano elegido (Cantón, 2012); en este sentido, la respuesta al tratamiento antiinfeccioso tiene mayor probabilidad de ser satisfactoria cuando:

  1. La infección esté causada por un microorganismo o grupo de microorganismos sensibles al antimicrobiano elegido, es decir, que sean inhibidos en su crecimiento o se produzca la muerte del agente infeccioso por concentraciones de antimicrobiano fácilmente alcanzables en el lugar de la infección.
  2. Las concentraciones que se alcancen no sean tóxicas para el paciente o no produzcan efectos secundarios importantes.
  3. El régimen y la duración del tratamiento sean los adecuados.

Las bacterias resistentes surgen por un proceso de selección adaptativa bajo la acción del propio antimicrobiano. En cualquier población bacteriana existen de manera natural células bacterianas que no se inhiben por las concentraciones de antibacterianos que habitualmente inhiben la mayoría de los microorganismos pertenecientes a esta población (mutantes resistentes). Cuando se somete una población bacteriana que contiene mutantes resistentes a la acción inhibitoria del antibiótico puede producirse un efecto deletéreo de la subpoblación sensible, mientras que la subpoblación resistente puede continuar su desarrollo, llegando a sustituir a toda la población bacteriana (selección). Cuando la selección del antimicrobiano, la dosis, la pauta y la duración del tratamiento son los adecuados, la selección de mutantes resistentes tiene una escasa relevancia; pero cuando se emplean inadecuadamente los agentes antimicrobianos de forma reiterada y generalizada, al cabo de algunos años se origina una fuerte presión selectiva en el mundo microbiano, lo que favorece la aparición y el aumento de las poblaciones resistentes, lo que se asocia con el fracaso terapéutico. Básicamente, la resistencia de las células bacterianas a los agentes antimicrobianos se puede producir:

  1. Dificultando el acceso del antimicrobiano a su diana farmacológica.
  2. Facilitando la eliminación o la expulsión del antimicrobiano del interior de la bacteria.
  3. Inactivando o modificando el antimicrobiano antes de que actúe sobre la diana.
  4. Produciendo grandes cantidades de la diana o modificándola.
  5. Desarrollando de vías metabólicas que suplan la inhibida por el antimicrobiano.

Además, es habitual que en un mismo microorganismo coexistan más de uno de estos mecanismos, con lo que aumenta el número de antimicrobianos a los que es resistente el microorganismo. La diseminación de estos mecanismos entre las bacterias patógenas ha sido extraordinariamente rápida y en la actualidad ningún antimicrobiano escapa a la acción de alguno de estos mecanismos.

Desde un punto de vista genético, la resistencia a los antimicrobianos puede producirse por adquisición de elementos genéticos que confieren resistencia a los antimicrobianos a partir de otras bacterias (en este caso, es imprescindible el intercambio genético entre los microorganismos y la recombinación) o por mutación en genes preexistentes, aunque también debe considerarse la posibilidad de aparición de mutaciones en genes adquiridos previamente. En este sentido, algunos de los genes que se adquieren por las bacterias y que les confieren resistencia a determinados antimicrobianos tienen su origen en los propios microorganismos que producen antibióticos (esencialmente Streptomyces), ya que gracias a estos genes son capaces de resistir a la acción del antibiótico que sintetizan. La resistencia por transferencia genética es típica de bacterias que comparten nichos ecológicos con otros microorganismos. Cuando no es posible el intercambio genético, las bacterias recurren a procesos mutantes que se manifiestan bajo la acción selectora

La aparición de resistencia microbiana en cada país, con especial énfasis en la resistencia bacteriana (pero sin olvidar la viral y la fúngica), está ligada a un amplio y diverso colectivo de factores. Es prácticamente imposible establecer cuantitativamente el grado de responsabilidad correspondiente a cada uno de los múltiples factores implicados en el desarrollo de resistencia microbiana. En cualquier caso, es la presión conjunta de todos estos factores lo que determina el desarrollo de resistencia microbiana y, por tanto, cualquier acción que no contemple de forma global el problema está necesariamente abocada al fracaso. Entre los factores más relevantes, podemos citar los siguientes:

  • Naturales:
  • ncremento de la presión ecológica sobre las especies microbianas
  • Prevalencia desigual de enfermedades infecciosas áreas geográficas diversas
  • Prescripción de antimicrobianos en seres humanos y en animales:
  • Errores en el diagnóstico y/o en selección del antimicrobiano adecuado
  • Abuso en la prescripción de antibióticos
  • Uso para indicaciones no autorizadas
  • Usos extrasanitarios o incontrolados en explotaciones agrícolas o ganaderas
  • Distribución y dispensación de antimicrobianos:
  • Dispensación de antibióticos sin receta médica o, en su caso, veterinaria
  • Distribución sin control farmacéutico
  • Adquisición/Distribución a través de Internet
  • Eliminación de restos:
  • Uso inadecuado en animales de productores de alimentos o implicados en la cadena alimentaria
  • Eliminación inapropiada de restos de envases empleados en Atención Primaria y Hospitalaria, y en explotaciones ganaderas
  • Eliminación inapropiada de excretas procedentes de hospitales y explotaciones ganaderas
  • Gestión/Administración Sanitaria:
  • Deficiencias en recursos para el diagnóstico y en la formación continuada de los profesionales sanitarios
  • Industria farmacéutica:
  • Presión comercial a profesionales sanitarios
  • Elevado número de presentaciones comerciales de medicamentos, con pocas o nulas diferencias entre ellas.
  • Escaso nivel de innovación
  • Pacientes
  • ncumplimiento o falta de adherencia al tratamiento antimicrobiano.
  • Autoconsumo de antimicrobianos procedente de restos de tratamientos anteriores

LA SITUACIÓN ACTUAL DE LAS RESISTENCIAS BACTERIANAS EN EUROPA

Una comparación de los datos de cepas bacterianas resistentes procedentes de aislados clínicos en los últimos diez años muestra una perspectiva bastante sombría – y preocupante – de la evolución de la resistencia bacteriana (Tabla 1). Los datos – 16 de noviembre de 2015 – proceden de la base de datos interactiva de resistencia antimicrobiana EARS-Net, del Sistema Europeo de Vigilancia del ECDC (TESSy, 2015).

tabla1

Los valores expresados en cursiva corresponden al año inmediatamente anterior; nd: no determinado.

Cepas resistentes: >50,0%; 25,0-49,9%; 10,0-24,9%; 5,0-9,9%; 1,0-4,9%; <1,0%

En la tabla 1 se ha recogido los datos correspondientes a España, junto con los de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Italia, Portugal y Suecia, representando a países desarrollados de todos las zonas europeas con una población amplia y con datos contrastados. Según la escala de colores que hemos utilizado para facilitar la visualización del problema, la situación es extremadamente preocupante en Grecia y, en algo menor medida, en Italia y Portugal1. La situación de España tampoco puede calificarse, en modo alguno, como satisfactoria, a pesar de ser sensiblemente mejor que la de los mencionados, situándose globalmente en línea con Alemania y Francia. Gran Bretaña y, especialmente, Suecia (a los que habría que añadir Noruega, Dinamarca y Finlandia, no incluidos en esta tabla) presentan un espectro menos alarmante que el resto.

Según el último informe (ECDC, 2015), se puede observar claramente un gradiente norte-sur y este-oeste de tasas de resistencia antimicrobiana para algunas especies bacterianas. En general, los porcentajes de resistencia más bajos son reportados por los países del norte y los más altos en los países del sur y del este de Europa. Estas diferencias están relacionadas muy probablemente con diferencias en el uso de antimicrobianos, con el control de las infecciones y con las prácticas sanitarias utilizadas en cada país. En el caso de las bacterias gram-negativas, la situación es particularmente preocupante. En los últimos cuatro años (2011-2014), la resistencia a las cefalosporinas de tercera generación en Klebsiella pneumoniae y Escherichia coli aumentó significativamente a nivel global europeo, así como en muchos de los Estados miembros individuales.

Una gran proporción de las cepas aisladas resistentes a las cefalosporinas de tercera generación son productoras de betalactamasas de espectro extendido (BLEE; extended-spectrum beta-lactamases, ESBL). Asimismo, la resistencia a cefalosporinas de tercera generación se asoció a menudo con la resistencia a las fluoroquinolonas y a los aminoglucósidos. La tendencia europea para este tipo de resistencia combinada aumentó significativamente entre 2011 y 2014 tanto para E. coli como para K. pneumoniae.

Por lo que respecta a las tendencias de resistencia en las bacterias gram-positivas, el informe del ECDC observa un patrón más diverso en toda Europa que en el caso anterior. Para el Staphylococcus aureus meticilina-resistente (MRSA), la tasa de cepas aisladas resistentes ha ido disminuyendo en los últimos cuatro años, desde el 18,6% en 2011 al 17,4% en 2014; esta disminución es, sin embargo, menos pronunciada que la observada durante el período 2009-2012.

Para el Streptococcus pneumoniae, los porcentajes de resistencia se mantuvieron en general constantes durante el período 2011-2014, aunque con grandes variaciones entre los países europeos. El porcentaje de cepas resistentes de S. pneumoniae a macrólidos fue, en general, mayor que el de aislados resistentes a penicilina. Finalmente, el ECDC encuentra significativo el aumento de la tendencia europea de los últimos cuatro años en el aumento del porcentaje de cepas de Enterococcus faecium resistentes a la vancomicina.

Escherichia coli

Se trata de la bacteria Gram-negativa más comúnmente aislada en los cultivos sanguíneos. De hecho, es la principal causa de infecciones del torrente circulatorio y del tracto urinario, tanto en la comunidad como en los hospitales. También se asocia con peritonitis espontánea o posquirúrgica, y con infecciones de piel y tejidos blandos de etiología polimicrobiana; causa meningitis neonatal y es una de los principales agentes causales de infecciones transmitidas por alimentos.

Más de la mitad de los aislados de E. coli reportados en 2014 fueron resistentes a al menos uno de los grupos de antibióticos sometidos a vigilancia, siendo especialmente frecuentes los resistentes a aminopenicilinas y fluoroquinolonas, tanto en forma de resistencia aislada como en cepas multirresistentes. Asimismo, se aprecia un incremento de las tasas de resistencia a cefalosporinas de tercera generación y resistencia combinada a éstas, fluoroquinolonas y aminoglucósidos. Afortunadamente, la resistencia a carbapenemas parece mantenerse estable.

En España ha habido un deterioro de la situación de las resistencias antimicrobianas para el E. coli. En concreto, ha aumentado de 1,3% (2005) al 5,6% (2014) la tasa de aislados resistentes a cefalosporinas de 3ª generación, aunque está por debajo de la media europea (12,0%). Este no es el caso de las resistencias a aminoglucósidos, que han crecido del 9,9% al 15,1%, mientras la media de la UE es del 9,8%. Más preocupantes aún son las resistencias a fluoroquinolonas (de 28,2 a 34,0%), muy por encima de la media europea (22,4%).

Klebsiella pneumoniae

Coloniza habitualmente el tracto gastrointestinal de los seres humanos, pero también puede encontrarse sobre la piel, en la orofaringe y en el tracto respiratorio superior en pacientes hospitalizados. La mayoría de las infecciones causadas por este patógeno se producen en entornos sanitarios, difundiéndose rápidamente entre los pacientes colonizados o infectados, a través de las manos y del personal sanitario, provocando auténticos brotes hospitalarios. Entre las infecciones que provoca con mayor frecuencia se citan las del tracto urinario, tracto respiratorio inferior y torrente sanguíneo. Algunas cepas puede provocar graves infecciones invasivas (frecuentemente accesos hepáticos con bacteriemia e infecciones metastásicas).

Más de un tercio de los aislados reportados en 2014 eran resistentes a al menos un antibiótico, siendo común la multirresistencia, particularmente a fluoroquinolonas, cefalosporinas de 3ª generación y aminoglucósidos. Hay importantes diferencias en cuanto a las tasas de resistencia a carbapenemas a escala nacional, siendo los países con mayores tasas Grecia, Rumanía e Italia.

En España también ha habido un deterioro de la situación de las resistencias antimicrobianas para el K. pneumoniae. En concreto, ha aumentado de 7,1% (2005) al 18,0% (2014) la tasa de aislados resistentes a cefalosporinas de 3ª generación, aunque está por debajo de la media europea (28,0%). En general, la tasa de resistencias a todos los antibióticos sometidos a vigilancia es menor en España que la media europea, aunque esto no es ningún consuelo, ya que en esta última década se ha producido un incremento significativo de las tasas de aislados de K. pneumoniae resistentes: aminoglucósidos (de 3,6 a 13,9%, vs. 23,1 de media en la UE), carbapenemas (0 a 2,3%, vs. 7,3%), fluoroquinolonas (de 12,7 a 18,6%, vs. 27,4%) y multirresistentes (de 3,6 a 10,0% vs. 19,6%).

Pseudomonas aeruginosa

Se trata de una bacteria Gram-negativa no fermentadora que está presente prácticamente en todos los medios acuáticos de la naturaleza; se trata de un patógeno oportunista para plantas, animales y, obviamente, seres humanos. Se le considera como una de las bacterias patógenas más importantes para los pacientes hospitalizados, particularmente en aquellos con algún grado o tipo de inmodeficiencia. Es uno de los causantes habituales de las neumonías adquiridas en el hospital, así como bacteriemia e infecciones urinarias.

Debido a su ubicuidad, a su gran versatilidad y a su tolerancia intrínseca a muchos detergentes, desinfectantes y antisépticos, es difícil de controlar en hospitales y en entornos cerrados. Es un agente causal frecuente de infecciones cutáneas (foliculitis, otitis externa, etc.) entre los nadadores, y puede colonizar de forma permanente a pacientes con fibrosis quística, provocando exacerbaciones graves, fundamentalmente a nivel respiratorio. También es frecuente encontrarlo en unidades de quemados, donde es prácticamente imposible erradicar las cepas colonizadoras utilizando los procedimientos convencionales de antisepsia y desinfección.

La resistencia a P. aeruginosa es frecuente en la Unión Europea, con tasas de aislados resistentes que raramente bajan del 10%. La resistencia a antibióticos carbapenémicos es común, con tasas nacionales que oscilan entre un 4% y un 60%. Se ha observado un incremento global de la tasa de resistencia desde 2011 (16,8%) a 2014 (18,3%). La resistencia combinada a al menos tres antibióticos afecta al 15% de los aislados y hasta un 5,5% son resistentes a los cinco grupos de antibióticos sujetos a vigilancia.

Como en el caso anterior, en España también ha habido un deterioro de la situación de las resistencias antimicrobianas para el P. aeruginosa. En este sentido, ha aumentado de 4,3% (2005) al 16,5% (2014) la tasa de aislados resistentes a aminoglucósidos, en línea con la media europea (14,8%%), de 5,7 a 9,6% para ceftazidima (13,1% de media en la UE), de 14,3 a 24,6% (media europea: 19,4%) para fluoroquinolonas, de 4,3 a 7,8% (media europea: 16,8%) para piperacilina/tazobactam. La única noticia favorable – o no desfavorable – es que la resistencia a carbapenémicos no ha aumentado sensiblemente en la última década en España, aunque las tasas son mucho más altas de las deseables (de 17,1 a 18,5%; vs. 18,3% de media europea).

Acinetobacter spp.

Este género está constituido por un elevado número de especies, aunque la mayoría tiene poca capacidad patógena para el ser humano; la más relevantes en este aspecto es Acinetobacter del grupo baumannii. Se trata de gérmenes Gram-negativos, aerobios estrictos, no fermentadores y patógenos oportunistas. Al A. baumannii se le ha identificado en neumonías adquiridas en hospital, infecciones del torrente circulatorio, urinarias y en el punto de incisión quirúrgica y en heridas cutáneas.

La sensibilidad a los antibióticos varía notablemente a lo largo de toda la Unión Europea, aunque con tasas más altas en los países del este y sur. La resistencia al carbapenem es común, en muchos casos combinada con la resistencia a fluoroquinolonas y aminoglucósidos. En España, los datos de 2014 indican una resistencia generalizada a fluoroquinolonas (67,1%) y a aminoglucósidos (60,0%), lejos de países como Francia (11,9/8,6%), Gran Bretaña (11,4/10,1%) o Suecia (11,5/2,8%).

Streptococcus pneumoniae

Este coco Gram-positivo es un patógeno frecuente, especialmente entre los niños no vacunados, así como en personas mayores inmunodeficientes. Provoca una amplia diversidad de patologías: tracto respiratorio superior (sinusitis, otitis media, etc.) e inferior (neumonía), infecciones del torrente circulatorio y meningitis. Es la principal causa de neumonía a escala mundial, por lo que la morbimortalidad asociada a esta bacteria es elevada.

La susceptibilidad del S. pneumoniae varía ampliamente entre los diversos países de la Unión Europea, siendo más frecuente la resistencia a macrólidos que las penicilinas. La situación en España es muy preocupante, dada su alta prevalencia en nuestro país, con tasas de resistencia a penicilina del 20,1% (9,2% en 2005) y a macrólidos del 19,9% (22,5% en 2005).

Staphylococcus aureus

Es una bacteria Gram-positiva que coloniza la piel de aproximadamente el 30% de las personas sanas. Sin embargo, es un patógeno oportunista que puede provocar importantes infecciones. Las cepas resistentes a oxacilina (meticilina-resistentes, MRSA)2 son consideradas como una de las principales causas de infecciones graves en el ámbito hospitalario, asociadas históricamente a una elevada tasa de mortalidad.

La incidencia y distribución de cepas de MRSA es muy variada en la Unión Europea, yendo del 0,9% al 56%, siendo más comunes en el sur que en el norte. Afortunadamente, su incidencia está disminuyendo en la Unión Europea (18,6% en 2011 y 17,4% en 2014). Esto mismo se aprecia en el caso de España, donde ha pasado del 27,1% en 2005 al 22,1% en 2014, si bien seguimos por encima de la media europea (17,4%). Afortunadamente, las cepas resistentes a rifampicina siguen siendo excepcionales (0,9% en 2005 y 0,5% en 2014).

Enterococos (Enterococcus spp.)

Forman parte de la flora bacteriana del tracto digestivo de los seres humanos; sin potencial patógeno para las personas sanas. Estos cocos Gram-positivos, sin embargo, pueden provocar infecciones invasivas, en el caso de inmodeficiencia, particularmente endocarditis, infecciones del torrente circulatorio e infecciones urinarias; también son asociados con peritonitis y abscesos intraabdominales. Las dos especies de enterococos más habitualmente implicadas en las infecciones en seres humanos son E. faecium y E. faecalis.

Existe una elevada tasa de resistencia frente a enterococos patógenos, generalmente asociada a infecciones hospitalarias. Es significativo y preocupante el importante incremento de aislados reportados resistentes a vancomicina. En España, los aislados de E. faecalis resistentes a gentamicina presentan altas tasas de resistencia (36,1% en 2005 y 38,9% en 2014), por encima de la media europea (28,8%). Queda el consuelo de que la resistencia de E. faecalis a vancomicina en España es prácticamente nula (0,1% en 2014).

EL CONSUMO DE ANTIBACTERIANOS Y LA RESISTENCIA BACTERIANA

La experiencia adquirida en algunos países europeos muestra que la disminución de la prescripción de antibacterianos a los pacientes ambulatorios se ha acompañado de una reducción simultánea de la resistencia (Goossens, 2008). Entre el 80% y el 90% de todas las recetas de antibacterianos se extienden en las consultas de atención primaria, sobre todo, a pacientes con infecciones respiratorias (Goossens, 2005), a pesar de que hay datos que demuestran que en muchas infecciones respiratorias no se necesitan antibióticos (Butler, 2009) y que el sistema inmunitario del paciente tiene capacidad suficiente para combatir infecciones leves.

Por ello, parece razonable esperar que un cambio en los hábitos de prescripción de antibacterianos pudiera afectar de forma clara a la incidencia de resistencias bacterianas. De hecho, la prescripción innecesaria de antibióticos en la atención primaria constituye un fenómeno complejo, relacionada principalmente con factores como una mala interpretación de los síntomas, un diagnóstico incierto y las expectativas del paciente.

Consumo ambulatorio (en la comunidad)

En la Unión Europea el consumo total de antibacterianos de uso sistémico en la comunidad varió desde 10,6 DDD (dosis diaria definida) por 1.000 habitantes y día de Holanda, hasta los 34,1 de Grecia (ECDC, 2015). Aunque tradicionalmente se ha acusado a España de mantener unos niveles excesivos de consumo de antibacterianos en el ámbito ambulatorio, lo datos reales no soportan tal afirmación, al menos en relación al conjunto de la Unión Europea. Comparando la situación española (21,7) con la de los países de su entorno y con similares sistemas sanitarios, puede apreciarse que se encuentra en una posición intermedia, muy similar a Gran Bretaña (20,9) o Portugal (20,3) y significativamente por debajo de Francia (30,1) e Italia (27,8), por ejemplo. En concreto, el dato referido a España es muy próximo al de la media ponderada de toda la Unión Europea, que es de 21,6. En general, el consumo más bajo se produjo en el norte de Europa (países escandinavos y bálticos), mientras que la tasa de mayor consumo fue en el sur de Europa, particularmente Grecia y Rumanía.

tabla2

Elaboración propia, a partir de datos de ESAC-Net, 2015

* Expresado en dosis diarias definidas (DDD) por cada 1.000 habitantes por día. Se han seleccionado los países más representativos correspondientes a rangos de consumo alto, intermedio y bajo, entre los 27 países de la Unión Europea con datos disponibles.

También es interesante comparar el consumo ambulatorio de antibióticos en función del número de envases, lo que orienta acerca de la racionalización del contenido de los envases. En la tabla 3 puede apreciarse que el consumo en España, considerando este parámetro, está claramente por debajo de la media europea y a mucha distancia de Francia o Italia.

Tabla 3. Consumo de antibacterianos sistémicos en el ámbito ambulatorio, en número de envases por 1.000 habitantes y día

Año

Unión Europea (media)

Suecia

Dinamarca

España

Portugal

Bélgica

Grecia*

Italia

Francia

2014

3,05

1,00

1,62

1,93

2,04

2,41

3,61

3,70

4,62

2010

3,03

1,19

1,79

2,13

2,34

2,51

3,86

3,84

4,82

Diferencia

+0,02

-0,19

-0,17

-0,20

-0,30

-0,10

-0,25

0,14

-0,20

Elaboración propia, a partir de datos de ESAC-Net, 2015. (*) Datos de 2011, en lugar de 2010.

En cuanto a la estructura de prescripción/dispensación de antibióticos, el perfil español señala claramente a las aminopenicilinas (J01AC) como los antibióticos más ampliamente utilizados, muy por encima de la media europea (65 vs. 48%); también son más habituales en España las fluoroquinolonas (J01M). Por el contrario, se utilizan menos las tetraciclinas (4 vs. 14%), los macrólidos, lincosánidos y estreptograminas (J01F; 9 vs. 15%), tal como se refleja en la Tabla 4.

Tabla 4. Consumo relativo de antibióticos de espectro antibacteriano
amplio y reducido en la comunidad, 2014.

País

Consumo total

Relación espectro amplio/reducido

Bélgica

28,22

79.92

Dinamarca

15,91

0.63

Alemania

14,60

5.62

Grecia

34,11

606.81

Italia

27,82

184.26

Holanda

10,58

7.77

Portugal

20,32

37.88

España

21,65

76.13

Suecia

13,01

0.37

Gran Bretaña

20,86

1.64

Elaboración propia, a partir de datos de ESAC-Net, 2015.

Esta particular manera de prescribir antibióticos determina que España sea uno de los países de la Unión Europea donde se emplean más antibióticos de amplio espectro (fundamentalmente, aminopenicilinas) en relación a los de espectro reducido, tal como ocurre en Grecia, Italia, Bélgica y Portugal, todos los cuales tienen tasas muy elevadas de resistencia a neumococos; por su parte, la situación contraria sucede en los países nórdicos (Dinamarca, Suecia), Holanda o Alemania, por ejemplo.

Resulta particularmente ilustrativo el hecho de que Gran Bretaña, que tuvo un consumo global de antibióticos en el ámbito ambulatorio (no hospitalario) similar al de España en 2014 (20,9 vs. 21,7 DDD/1.000 habitantes/día, respectivamente), tiene en general tasas sustancialmente más bajas de resistencia antimicrobiana, particularmente en neumococos (Streptococcus pneumoniae) y estafilococos (Staphylococcus aureus resistente a meticilina, MRSA). Sin embargo, al estratificar el consumo de antibióticos, se aprecia claramente que los médicos británicos prescribieron solo 1,6 veces más antibióticos de amplio espectro que de espectro reducido, mientras que los españoles lo hicieron 76,1 veces más, es decir, cerca de 50 veces más (tabla 4). Otros países con bajas tasas relativas de resistencia antimicrobiana presentan también proporciones relativamente bajas de prescripción de antibióticos de amplio espectro, por ejemplo Suecia (0,37) o Dinamarca (0,63).

Consumo hospitalario

Un aspecto particularmente relevante de la aparición de cepas resistentes a patógenos es el consumo hospitalario de antibióticos, dado que es este entorno en el que se produce y detecta un mayor número de aislados de cepas bacterianas resistentes. Lamentable y sorprendentemente, ESAC-Net no dispone de información relativa al consumo hospitalario en España (tampoco en Alemania), lo que ayudaría a comprender mucho mejor la distribución e incidencia de cepas bacterianas resistentes en este ámbito. A escala europea, la tasa de consumo es de 2,0 DDD por 1.000 habitantes y día, con datos que oscilan entre los 0,95 de Holanda hasta los 2,59 de Gran Bretaña. También en este ámbito se aprecian hábitos de uso de antibióticos muy diferentes entre los diversos países de la Unión Europea (tabla 5).

tabla_5

(Elaboración propia, a partir de datos de ESAC-Net, 2015)

Sea como fuere, la información disponible permite considerar que la situación hospitalaria del uso de antibacterianos no es mejor que la comunitaria. De hecho, los especialistas consideran desde hace tiempo que el mal uso de los antibióticos en los hospitales es uno de los factores que más favorecen la resistencia bacteriana a los mismos (Lepper, 2002), especialmente porque los pacientes hospitalizados tienen una probabilidad elevada de recibir un antibiótico y, como apuntan algunos autores (Willemsen, 2007), el 50% de todos los antibióticos utilizados en los hospitales podrían ser inadecuados; por otro lado, entre el 20% y el 30% de las infecciones hospitalarias se consideren prevenibles por higiene intensiva y programas de control (ECDC, 2015).

Consumo de antibióticos de uso veterinario

Por lo que se refiere a la distribución en la Unión Europea de antibióticos para uso veterinario3, en su último informe la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, 2015), correspondiente a las ventas en 2013, registraba un total de 8.122 toneladas de antibióticos (expresadas como principio activo). De ellos, prácticamente dos tercios del total (62,4%) lo acaparaban tres países: España (2.203,4 toneladas; 27,2% del total), Alemania (1.534,6 toneladas; 18,9%) e Italia (1.327,9; 16,3%). Por grupos de antibacterianos, los más utilizados fueron las tetraciclinas, seguido de penicilinas y sulfamidas; globalmente superan el 70% del total. En relación a las ventas realizadas en 2012 (7.982 toneladas), el crecimiento global experimentado en 2013 fue del 1,8%; en España, el crecimiento ha sido excepcional, en torno al 30% (2.204 vs. 1.693).

Usando la unidad de mg/PCU4, que correlaciona las ventas de agentes antibióticos vendidos en un país con el tamaño de su cabaña animal productora de alimentos, España ocupa el segundo lugar de la Unión Europea con 317,1 mg/PCU, solo tras Chipre (425,8), por delante de otros países de gran raigambre ganadera: Italia (301,6), Hungría (230.2), Portugal (187,2) o Alemania (179,1). En este sentido, cabe indicar que otros países con una cabaña grande (con un PCU>3.000, en miles de toneladas) tienen unas ventas relativas de antibióticos considerablemente menores: Alemania (PCU: 8.526; 179,1 mg/PCU); Francia (7.165; 95,0), Gran Bretaña (6.799; 62,1), Italia (4.372; 301,6); Polonia (3.806; 151,2) y Holanda (3.226; 69,9).

En España, el consumo relativo lo constituyen las tetraciclinas (39,9%), la penicilinas (22,6%) y las sulfamidas (6,6%), en línea con el conjunto de la Unión Europea: tetraciclinas (36,7%), penicilinas (24,5%) y sulfamidas (9,6%).

INICIATIVAS GLOBALES

Considerando todo lo indicado hasta aquí, resulta obvio que cualquier iniciativa que se emprenda para frenar el desarrollo de la resistencia microbiana ha de tener un carácter no solo multifactorial, sino también a escala mundial. En este sentido, en mayo de 2014, la sexagésima séptima Asamblea Mundial de la Salud aprobó la resolución WHA67.25 sobre la resistencia a los antimicrobianos, pidiendo a la Dirección General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que elabore un proyecto de plan de acción mundial para combatir la resistencia a los antimicrobianos, incluyendo resistencia a los antibióticos, y presentar el proyecto a la sexagésima octava Asamblea Mundial Salud en mayo de 2015, a través del Consejo Ejecutivo en su 136ª reunión (OMS, 2014).

En respuesta a esta petición de la Asamblea de la Salud, se adoptaron las recomendaciones del Grupo Estratégico de Asesoramiento Técnico de la OMS sobre resistencia a los antimicrobianos, en relación con la elaboración de un proyecto de plan de acción global y un enfoque multisectorial. En julio y agosto de 2014 se organizaron consultas telemáticas y se envió una carta a los Estados miembros el 18 de julio 2014, describiendo el proceso e invitando a realizar los oportunos comentarios. Finalmente, los Estados miembros, las partes interesadas y la Secretaría convocaron a una serie de debates técnicos, políticos e interinstitucionales de alto nivel para contribuir al plan de acción, que convergieron en una reunión para promover el desarrollo de capacidades globales de vigilancia, sistemas y normas, organizada por Suecia (Estocolmo, 2-3 de diciembre de 2014).

La OMS recuerda que, aunque la resistencia es un proceso natural de adaptación por parte de los microbios cuando estos se exponen a los agentes antimicrobianos, se desarrolla mucho más rápidamente por el mal uso y el uso excesivo de estos medicamentos. En este sentido, la OMS indica que el uso de antibióticos en los seres humanos ha aumentado en un 36% entre 2000 y 2010, siendo los países desarrollados los que tienen un mayor consumo por persona, aunque el consumo está creciendo rápidamente también en las economías emergentes. Asimismo, la cantidad total de antibióticos utilizados en animales está creciendo significativamente y se espera que crezca aún más a medida que aumenta la producción animal; en este sentido, se estima en un 70% el crecimiento del consumo animal para el año 2050 para satisfacer las demandas de la creciente población mundial. Y ello sin olvidar que algunos antimicrobianos también se utilizan ampliamente en agricultura, piscifactorías y cultivo de mariscos.

Como indica el informe de la OMS, la resistencia se extiende de una manera que no se pueden predecir, pero que incluye el intercambio de material genético entre diferentes bacterias. Por ejemplo, la resistencia a los antibióticos en las bacterias que causan determinadas intoxicaciones alimentarias puede transferirse a las bacterias que causan la neumonía. Además, microbios resistentes pueden circular entre los animales y los seres humanos, y los patrones de bacterias resistentes en animales productores de alimentos se pueden encontrar en la carne y la leche destinada a la venta a los consumidores.

La OMS recuerda también que la resistencia puede propagarse rápidamente y que la difusión de genes bacterianos de resistencia detectados recientemente puede acabar generalizándose mucho antes de lo esperado. Un ejemplo de ello es el gen NMD-1 (New Delhi metallo-beta-lactamase), que confiere resistencia a numerosos antibióticos betalactámicos, incluyendo carbapenemas. La metalo-betalactamasa codificada por este gen fue identificada por primera vez en diciembre de 2009 en un paciente sueco hospitalizado en Nueva Delhi (India) infectado por Klebsiella pneumoniae, pero tan solo a mediados de 2011 ya se habían identificado pacientes infectados por bacterias conteniendo el gen NDM-1 en todos los continentes, salvo América Central y del Sur.

Finalmente, la OMS insiste en recordar que la resistencia microbiana tiene una evidente relación con el riesgo de muerte de los pacientes; así, los pacientes hospitalizados con infecciones por Staphylococcus aureus resistentes a la meticilina (SARM) tienen un 61% más riesgo de morir que aquellos con la forma no-resistente de la bacteria, y un riesgo de muerte casi tres veces mayor que los pacientes con similares condiciones pero sin esta infección.

El Plan de Acción que se pretende desarrollar a iniciativa de la OMS tiene como principios básicos los siguientes:

  • El compromiso es de toda la sociedad (Whole-of-society engagement). Todo el mundo – todos los sectores y disciplinas – deben participar en la aplicación de este plan de acción a nivel personal, social o profesional.
  • Las acciones deben estar basadas en el mejor conocimiento y pruebas científicas disponibles (Actions based on best available knowledge and evidence)
  • Lo primero es la prevención (Prevention first). Cada infección que se evita, sin el uso de antimicrobianos, es una infección que no necesita tratamiento.
  • Acceso sin exceso (Access not excess). Es necesario mantener un equilibrio entre el acceso equitativo y el uso apropiado de los antimicrobianos, particularmente de los más modernos.
  • Sostenibilidad (Sustainability). Las acciones son más sostenibles si son parte integral de los sistemas de salud y si son transparentes en cuanto a la ejecución y la consecución de los objetivos.
  • Objetivos incrementales para su implementación (Incremental targets for implementation). Todos las partes interesadas deben ser capaces de demostrar el progreso de la aplicación del plan de acción mundial, sea cual sea su estado actual. Para ello, se recomiendo hacer un enfoque progresivo e incremental sobre la consecución de objetivos e indicadores de los mismos.

A nivel de la Unión Europea, la Comisión Europea elaboró en 2011 un Plan de Acción quinquenal (CE, 2011) con el fin de atajar la propagación de las resistencias bacterianas. Dicho Plan contiene siete ámbitos clave en los que es imprescindible tomar medidas: 1) garantizar que los antimicrobianos se usen adecuadamente en la medicina humana y veterinaria; 2) prevenir las infecciones microbianas y su propagación; 3) diseñar nuevos antimicrobianos eficaces o tratamientos alternativos; 4) cooperar con socios internacionales para reducir los riesgos de resistencia bacteriana; 5) mejorar el seguimiento y la vigilancia en medicina y en veterinaria; 6) fomentar la investigación y la innovación; y 7) apoyar la comunicación, la educación y la formación.

En junio de 2012, el Consejo de la Unión Europea solicitó a los Estados Miembros que elaborasen e implementasen a nivel nacional estrategias o planes de acción para contener el desarrollo de resistencias a los antimicrobianos, resultando la necesidad de una perspectiva conjunta humana y veterinaria para que la lucha contra el desarrollo y diseminación de resistencias antimicrobianas sea realmente eficaz. Previamente a ello, durante una reunión interna convocada el 8 de marzo de 2012 por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI) para la preparación de la Conferencia de expertos de la presidencia danesa, se planteó la posibilidad de crear un Grupo de Trabajo constituido por las partes interesadas en este tema, que permitiera sentar las bases para el desarrollo de un mecanismo intersectorial sobre resistencias a los antimicrobianos a nivel estatal.

Fruto de esta iniciativa y con el objetivo es dar cumplimiento a la Comunicación de la Comisión Europea y desarrollar un Plan Estratégico y de Acción para Reducir el Riesgo de Selección y Diseminación de Resistencias a los Antimicrobianos, se procedió a convocar el día 6 de julio de 2012, a petición de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), a dicho grupo en el que participan representantes del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; del Ministerio de Economía y Competitividad; de la Universidad; del Comité Español de Antibiograma; de Sociedades Científicas y de Organizaciones Profesionales Sanitarias (Farmacéuticos, Médicos y Veterinarios).

Fruto de los primeros trabajos del Grupo de Trabajo (Grupo Coordinador) ha sido la elaboración de un primer documento definiendo los objetivos y un plan de trabajo, tanto para los aspectos que competen a la salud humana y como para los de la salud animal; ambos con los mismos objetivos y la misma metodología de trabajo: identificar los datos en este ámbito, las acciones que están en marcha y las partes implicadas en el desarrollo de las mismas; identificar los aspectos que son necesarios poner en marcha y los que es preciso mejorar porque su desarrollo no ha tenido los efectos esperados; diseñar y proponer estrategias concretas, desarrollando un cronograma que contenga un mapa de acciones, sus vías de implementación, el tiempo de ejecución, el grado de prioridad y los responsable de cada una de ellas; y, finalmente, diseñar un procedimiento de evaluación del grado de cumplimiento de los objetivos. El documento preliminar fue presentado oficialmente por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad el día 18 de noviembre de 2013, coincidiendo con la celebración del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos. La evolución del documento, así como sus realizaciones correspondientes, se irán haciendo públicos anualmente, a lo largo del quinquenio 2014-2018.

Los trabajos del Grupo Coordinador han definido seis líneas estratégicas, cada una de las cuales incluye varias medidas, tanto en el ámbito de la salud humana como animal. A su vez, cada medida implica varias acciones comunes o específicas para salud humana y animal, hasta un total de 77. Las líneas estratégicas, con sus medidas correspondientes, son las siguientes:

  1. Vigilancia del consumo de antibióticos y de las resistencias a los antimicrobianos
  2. 1.1. Monitorizar el consumo de antibióticos

    1.2. Mejorar la vigilancia de la resistencias a antibióticos

    1.3. Controlar el uso de antibióticos críticos

    1.4. Participar en proyectos europeos e internacionales para intercambiar información

  3. Controlar las resistencias bacterianas
  4. 2.1. Controlar la difusión de resistencias

    2.2. Diseñar y difundir herramientas para la promoción de las buenas prácticas de uso de antibióticos

    2.3. Elaborar directrices para la prescripción excepcional de antibióticos dentro de los programas sanitarios veterinarios

    2.4. Limitar el uso profiláctico de antibióticos a casos con necesidades clínicas definidas

  5. Identificar e impulsar medidas alternativas y/o complementarias de prevención y tratamiento
  6. 3.1. Fomentar la mejora de las medidas de higiene, manejo y bienestar animal

    3.2. Promover el desarrollo y uso de pruebas de sensibilidad y métodos de diagnóstico rápido

    3.3. Desarrollar normas para reducir el riesgo de infección y transmisión de organismos resistentes

    3.4. Fomentar la adopción de medidas para mejorar las condiciones de administración de los productos antiguos

  7. Definir prioridades en materia de investigación
  8. 4.1. Desarrollar y promover una estrategia común en materia de investigación

    4.2. Desarrollo de la investigación epidemiológica y socioeconómica

  9. Formación e información a los profesionales sanitarios
  10. 5.1. Movilizar a los profesionales de la salud

    5.2. Fomentar la formación de los profesionales de la salud

    5.3. Desarrollar programas de formación continuada de los profesionales de la salud con criterios de homogeneidad

    5.4. Desarrollar la autoevaluación de los prescriptores

  11. Comunicación y sensibilización a la población en su conjunto y de subgrupos de población
  12. 6.1. Campañas para la población general

    6.2. Información específica para subgrupos de población.

EL PAPEL DEL FARMACÉUTICO

Dadas sus múltiples posiciones a lo largo de toda la cadena del medicamento – desde la investigación hasta la dispensación y el control del uso – los farmacéuticos tienen una inequívoca responsabilidad en la lucha contra la resistencia microbiana. Esto resulta determinante dado que el problema de la resistencia bacteriana a los antibióticos es multifactorial e implica – además de las administraciones públicas, instituciones sanitarias y universitarias, ciudadanos en general – a todas las profesiones sanitarias.

En este sentido, desde bastantes años los farmacéuticos españoles vienen realizando un esfuerzo continuado para combatir dicha resistencia bacteriana de forma eficaz, tanto desde el ejercicio profesional individual como a través de la Organización Farmacéutica Colegial. En este sentido, el Consejo General y los Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España han venido realizando por iniciativa propia y desde hace años múltiples campañas de sensibilización entre los farmacéuticos y los propios pacientes, con informes técnicos y material divulgativo con indicaciones muy precisas sobre cómo actuar y utilizar los agentes antimicrobianos.

Asimismo, la Organización Farmacéutica Colegial viene participando en iniciativas de carácter público (Ministerio de Sanidad y Agencia Estatal de Medicamentos y Productos Sanitarios), tanto de carácter divulgativo entre la población, así como en comisiones de expertos. Por tanto, la Organización Farmacéutica Colegial asume como uno de sus objetivos la promoción de estrategias que garanticen un uso adecuado de los medicamentos. Conocedores de la importante labor educativa del farmacéutico, ha llevado a cabo con éxito cerca de cien campañas y jornadas técnicas durante los últimos años, algunas de ellas específicamente centradas en el uso correcto de los antibióticos (por ejemplo, la campaña “Con los antibióticos no se juega”). Adicionalmente, el Consejo General participa activamente, a través de dos representantes técnicos, en el desarrollo del Plan Estratégico y de Acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antimicrobianos, junto con otros expertos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; Ministerio de Economía y Competitividad; Universidad; Comité Español de Antibiograma; Sociedades Científicas y de otras organizaciones profesionales sanitarias.

Es importante recordar también que la Organización Farmacéutica Profesional ha liderado en Europa el tema del uso racional de antibióticos ante la Agrupación Farmacéutica Europea y que forma parte del SIGRE, el sistema de recogida selectiva de medicamentos, que agrupa a la práctica totalidad de las oficinas de farmacia españolas donde se recogen los medicamentos no utilizados por los pacientes y, entre ellos, de los antibióticos, impidiendo su vertido incontrolado y la correspondiente polución medioambiental.

Igualmente, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos creó en su momento un espacio monográfico en www.portallfarma.com, denominado Uso prudente de antibióticos5, en el que se recoge toda la información sobre el uso racional de los antibióticos y los riesgos de resistencia bacteriana, así como una Instrucción Técnica Estandarizada para la dispensación de antibióticos.

En general, las recomendaciones en la oficina de farmacia comunitaria consisten básicamente en las siguientes:

  • En caso de padecer síntomas de alguna enfermedad infecciosa, se debe acudir siempre al médico. Él es el profesional responsable de determinar el origen de la enfermedad y, si fuese bacteriano, prescribirá en cada caso el antibiótico más adecuado para dicha infección, teniendo en cuenta las características específicas del paciente.
  • Al rechazar la solicitud de dispensación de antibióticos sin la correspondiente receta médica, es conveniente que el farmacéutico aproveche la oportunidad para instruir al solicitante sobre los riesgos que implica el uso incontrolado de antibióticos, no solo para el propio paciente sino también para la comunidad. En particular, es muy importante hacer ver que muchas enfermedades comunes de carácter infeccioso, como la gripe y ciertas infecciones de garganta, son producidas por virus y, por tanto, el uso de antibióticos resulta completamente inútil y además facilita la selección de bacterias resistentes al antibiótico improcedentemente utilizado.
  • Obviamente, el momento de la dispensación de un antibiótico debidamente prescrito es especialmente oportuno para instruir acerca la importancia de cumplir el tratamiento completo prescrito por el médico, aunque se mejore antes. Si se interrumpe el tratamiento de forma prematura, se corre el riesgo de que la bacteria patógena vuelva a multiplicarse, produciendo así una infección aún más grave.
  • La mayoría de los tratamientos con antimicrobianos prescitos en el ámbito extrahospitalario se establecen por periodos entre 3 y 10 días. En todo caso, la duración del tratamiento es la fijada por el médico y debe venir especificada en la receta correspondiente. Igualmente, es esencial tomar la cantidad correcta de medicamento y cada dosis a la hora adecuada (preferiblemente a las mismas horas y en las mismas condiciones).
  • Es preciso recordar que los antibióticos son fármacos generalmente seguros, aunque – como todo medicamento – pueden producir efectos indeseables en algunos casos. La alergia a determinados antibióticos (particularmente, a los betalactámicos) es uno de los efectos adversos más conocidos; el paciente debe estar informado si es alérgico y, en ese caso, llevar siempre consigo una tarjeta, pulsera o medalla que así lo indique. En todo caso, cualquier manifestación de alergia (picores generalizados, erupciones cutáneas, etc.) debe ponerse en conocimiento del médico, y si tiene un carácter brusco (ahogos, edema, caída de la presión arterial, etc.) se debe acudir inmediatamente a Urgencias.

Todo lo dicho pone de relieve que la oficina de farmacia constituye un centro sanitario de especial relevancia en el ámbito de educación sanitaria y muy particularmente en el uso correcto y racional de los antibióticos.

Finalmente, la Federación Farmacéutica Internacional ha elaborado un documento titulado Fighting antimicrobial Resistance, the contribution of pharmacist (Luchando contra la resistencia antimicrobiana, la contribución de los farmacéuticos; FIP, 2015), en el que afirma, entre otras cosas, que:

  • Los farmacéuticos son los profesionales sanitarios más accesibles y son completamente competentes en todos los aspectos relacionados con los medicamentos. Poseen un conocimiento científico de todo el proceso de la producción y uso de los medicamentos.
  • Los farmacéuticos están en primera línea de los servicios sanitarios comunitarios y facilitan la entrada de pacientes a los servicios sanitarios, lo que da a los farmacéuticos la posibilidad de comunicar y educar sobre diversos aspectos sanitarios y de prevención de las infecciones.
  • La oficina de farmacia es un centro donde los farmacéuticos evalúan las necesidades de los pacientes y ello permite remitir, en caso necesario, al paciente hacia el médico, o aconsejar al paciente sin suministrarle ningún antibiótico o, en aquellos países donde la regulación legal lo permite, suministrarle el tratamiento antibiótico adecuado, utilizando para ello las pruebas de laboratorio adecuadas.
  • El farmacéutico provee un asesoramiento efectivo tanto de los tratamientos a corto como a largo plazo, haciendo especial énfasis en la importancia de cumplir las instrucciones del médico en la duración del tratamiento y frecuencia de administración de los antibióticos prescritos.
  • Los farmacéuticos participan activamente en el desarrollo de programas para combatir la resistencia antimicrobiana, a través de la promoción, prevención y control de los tratamientos antimicrobianos, y facilitando el acceso a los tratamientos en todos los niveles de atención sanitaria, pública o privada, comunitaria u hospitalaria.
  • Los farmacéuticos colaboran activamente en la recogida en medicamentos no utilizados, evitando con ello la contaminación biológica del medio ambiente.
  • Los farmacéuticos alientan al resto de profesionales sanitarios en la lucha común contra las resistencias antimicrobianas, en el desarrollo de programas multidisciplinares.

Bibliografía

 

Carta de la Directora

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El 20 de noviembre de 1915 se publicó en la Gaceta de Madrid nº 326 la Real Orden del Ministerio de la Gobernación por la que se declaraba como corporación oficial la Unión Farmacéutica Nacional, constituida dos años antes por un grupo de compañeros que vieron la necesidad de disponer de una organización que reuniera a nivel nacional, a los Colegios de Farmacéuticos ya existentes, para una mejor defensa de los intereses de la Farmacia y del ciudadano. Tras su disolución en 1936, la Unión Farmacéutica Nacional pasó a constituirse de nuevo en 1938, como Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Cumplimos, pues, nuestro primer Centenario como organización profesional representativa a nivel nacional de la Profesión Farmacéutica.

Es para mí un especial motivo de orgullo, como farmacéutica y como miembro de la actual Junta Directiva del Consejo General, poder celebrar dicha conmemoración de una institución cuya trayectoria ha sido la que han definido y consolidado los propios profesionales farmacéuticos, centrada en la representación y los servicios profesionales.

Como directora de Panorama Actual del Medicamento, quiero aprovechar esta celebración para reafirmar nuestro compromiso con los farmacéuticos españoles, respaldando su cotidiana labor profesional y científica en todos los ámbitos de actuación profesional. Frente a las numerosas y graves dificultades con las que nos hemos enfrentado en estos cien años y las que aún hoy nos enfrentamos, la unidad de los profesionales de la Farmacia nos ha permitido avanzar notablemente y situarnos en la primera línea de la sanidad, para trabajar en colaboración con el resto de los profesionales sanitarios y de la administración pública; pero, por encima de todo, para prestar un servicio irreemplazable a la sociedad de la que formamos parte.

María Rosa
López-Torres Hidalgo

Directora de Panorama
Actual del Medicamento

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El pescado reduce los síntomas depresivos juveniles

Aunque algunos datos aislados sugieren que el consumo habitual de pescado podría tener efectos beneficiosos sobre la incidencia de síntomas depresivos y de otros trastornos del humor, sin embargo hasta el momento no se había realizado ningún estudio específico que confirmase estas observaciones, especialmente en jóvenes. Por ello, un grupo de investigadores decidió analizar la posible relación entre el consumo de pescado y la incidencia de síntomas depresivos en jóvenes universitarios. Para ello, se utilizó un cuestionario formado por 20 preguntas (Center for Epidemiologic Studies Depression Scale), con el fin cuantificar los síntomas depresivos, estableciendo como punto de corte el valor de 16. En total, se recopilaron 4190 encuestas válidas para el análisis estadístico (2124 de varones y 2066 de mujeres), encontrándose que el consumo de pescado fue asociado inversamente con el riesgo de síntomas depresivos en estos estudiantes. Tras realizar los ajustes estadísticos pertinentes, las correspondientes reducciones del riesgo para el consumo de pescado 1-2 veces por mes, 1-2 veces por semana, 3-4 veces por semana y casi todos los días, en relación con la práctica ausencia de consumo, fueron del 22% (odds ratio, OR= 0,78; IC95% 0,62 a 0,99), 30% (OR= 0,70; IC95% 0,56 a 0,87), 33% (OR= 0,70; IC95% 0,53 a 0,85) y 35% (OR= 0,46; IC95% 0,56 a 0,92), con la particularidad de que esta correlación fue más robusta entre las mujeres que entre los hombres.

Los niños obesos están peor hidratados… porque beben menos

Hasta ahora no se conocía bien la relación entre obesidad y estado de hidratación en los niños. Por ello, se ha llevado a cabo un estudio para establecer cuál es esa relación y si los mecanismos de hidratación son los mismos en los niños obesos que en los no obesos. Para determinar tales cuestiones, se incluyeron en dicho estudio a 195 niños con edades comprendidas entre los 7 y 11 años, la mitad de los cuales eran obesos y la otra mitad no. El estado de hidratación se determinó como la reserva media de agua libre (orina eliminada en 24 horas menos los solutos excretados en 24 horas, considerando una osmolalidad media de 830 mOsm/kg) durante dos días consecutivos. Los resultados mostraron que los niños obesos están peor hidratados que los no obesos, mostrando una mediana de 0,80 hg/día vs. 2,10 (p<0,02); de hecho, un 32% de los niños obesos mostraron un balance negativo de la reserva de agua libre, frente a un 20% de los no obesos. Se pudo establecer una correlación inversa estadísticamente significativa entre el índice de masa corporal (IMC) y la ingestión de agua. En pocas palabras: los niños obesos beben menos que los no obesos

Fragilidad ósea en artritis reumatoide y osteoartritis

Con el objetivo de establecer cuál es la proporción de fracturas de cadera y del radio en pacientes con artritis reumatoide u osteoartritis (artrosis) de cadera o de rodilla, se ha llevado a cabo un estudio de cohortes utilizando para ello datos sanitarios de 15 años (1998-2012) procedentes de una región de Suecia (Skåne). Los investigadores demostraron la existencia de un incremento – sobre el resto de la población – de la tasa de fracturas de cadera (standardized fracture rate ratio, SFR) del 54% en mujeres (SFR=1,54; IC95% 1,40 a 1,70) y del 81% en varones (SFR=1,81; IC95% 1,51 a 2,17). Sin embargo, la tasa de fracturas de cadera se redujo en un 10-20% entre las mujeres y las fracturas del trocánter fueron menos frecuentes que las cervicales, lo que los investigadores han atribuido a alteraciones óseas subcondrales.