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Internacional: Uso de intervenciones no registradas en la infección por Ebola

África Occidental está sufriendo el mayor, más grave y más complejo brote de virus del Ebola (EVE) de toda la historia. Los brotes de EVE pueden contenerse con las intervenciones disponibles, como la detección y aislamiento precoz, el rastreo y seguimiento de los contactos y la observancia de procedimientos rigurosos de control de la infección. No obstante, si hubiera vacunas o tratamientos específicos serían un arma poderosa para luchar contra el virus.

En el último decenio se ha trabajado en el desarrollo de vacunas y fármacos contra la EVE. Algunos han dado resultados prometedores en el laboratorio, pero todavía no se ha evaluado su seguridad y eficacia en el ser humano. El gran número de personas afectadas por el brote de África Occidental de 2014 y la alta tasa de letalidad han llevado a proponer el uso de intervenciones médicas en fase de investigación para intentar salvar la vida de los pacientes y frenar la epidemia. Por consiguiente, la OMS convocó el pasado 11 de agosto de 2014 una reunión consultiva para examinar y evaluar las implicaciones éticas que tendría el posible uso de intervenciones no registradas en la toma de decisiones clínicas. El grupo de expertos acordó por consenso que en las circunstancias particulares de este brote, y siempre que se cumplan determinadas condiciones, es ético ofrecer intervenciones no probadas, cuya eficacia y efectos adversos todavía no se conocen, con fines potencialmente terapéuticos o preventivos. El uso de esas intervenciones debe regirse por criterios éticos, tales como la transparencia de todos los aspectos de la atención, el consentimiento informado, la libertad de elección, la confidencialidad, el respeto a las personas, la protección de su dignidad y la participación de la comunidad.

A fin de conocer la seguridad y la eficacia de estas intervenciones, el grupo aconsejó que, siempre que se utilicen para tratar a pacientes, hay la obligación moral de recopilar y dar a conocer todos los datos generados, incluidos los derivados de los tratamientos administrados de forma «compasiva» (acceso a un fármaco no aprobado fuera de un ensayo clínico). El grupo exploró cómo se puede evaluar científicamente el uso de estas intervenciones en fase de investigación para garantizar la disponibilidad de información puntual y exacta sobre su seguridad y eficacia. Hubo unanimidad con respecto al deber moral de evaluar también estas intervenciones (terapéuticas o profilácticas) en los mejores ensayos clínicos que sean posibles en las circunstancias vigentes, a fin de demostrar definitivamente su seguridad y eficacia o aportar pruebas para detener su uso. Las intervenciones futuras deberían guiarse por los resultados de una evaluación continua.

Internacional: La industria farmacéutica mejora la productividad de su investigación

La industria farmacéutica es el sector que más invierte en investigación y desarrollo (I+D) a nivel mundial y, aunque también se han visto afectados por la crisis económica global, están comenzando a disfrutar de un resurgimiento de la innovación y está mejorando su productividad en esté ámbito. Así se desprende de un informe elaborado por la consultora KPMG a raíz de una serie de entrevistas a directivos de I+D en compañías farmacéuticas, de las que un 58 % presentaban ingresos superiores a los 5.000 millones de dólares. En concreto, el 70 % de los ejecutivos encuestados afirmó que se está experimentando un resurgimiento de la innovación; de hecho, solo uno de cada cuatro opina que la innovación no se está revitalizando en el sector.

El informe aborda el gran reto de la investigación desde la óptica de los directivos del sector en el área de I+D, y se analiza la forma de superar las barreras a la innovación.

En este sentido, casi dos tercios de los encuestados aseguran que entre los próximos cinco y diez años al menos la mitad de su presupuesto de I+D se ejecutará externamente, para lo que las empresas también están forjando alianzas más intensas con las universidades, siendo notable la tendencia al outsourcing en la I+D, el “partenariado” y los proyectos de colaboración. Además, según el informe, a nivel mundial se prevé que la suma empleada en la externalización de proyectos para el descubrimiento de nuevos fármacos se duplique hasta alcanzar los 25.000 millones de dólares en 2018. El informe también recuerda que uno de los principales desafíos para la productividad es la gestión de riesgos en inversiones tan elevadas sin restringir la innovación, de ahí que las empresas del sector deban en ocasiones elaborar estrategias para mejorar los esfuerzos de I+D+i a través de la colaboración.

Finalmente, el informe recomienda que el valor del medicamento sea medido en términos de resultados y de mejora de la calidad de vida del paciente, y que ésta sea la guía para la toma de decisiones en todas las fases del ciclo de la investigación farmacéutica.

España: Los medicamentos con marca caen un tercio desde 2010 frente a los genéricos

Desde la aplicación de las medidas de contención del gasto farmacéutico iniciadas en 2010 sobre distintos segmentos del mercado farmacéutico español (sobre todo a partir de los Reales Decretos-leyes 8/2010, 9/2011 y 16/2012), el impacto de estas medidas sobre el mercado global de prescripción ha sido muy fuerte. Pero el segmento de los medicamentos de marca es el que más ha sufrido las consecuencias con una reducción de sus ventas de casi un tercio desde 2010, mientras que las de genéricos se han duplicado en este tiempo.

El dinamismo del mercado de medicamentos genéricos contrasta con la crisis en la que sigue inmerso el mercado de medicamentos de marca, que se explica por las bajas tasas de penetración de los medicamentos innovadores, los retrasos en la comercialización de nuevos fármacos y la discriminación regulatoria favorable a la dispensación de medicamentos genéricos en casos de prescripción por principio activo e igualdad de precio con la marca correspondiente.

En el periodo comprendido entre junio de 2010, momento anterior a que entrara en vigor el primero de los RDL, y marzo de 2014, el total del mercado de medicamentos de prescripción financiados ha disminuido un 17%, si bien, al desglosar por tipo de fármacos, se desprende que los medicamentos de marca han caído un 27%, mientras que los genéricos han aumentado sus ventas en más de un 100%.

El análisis de los datos referidos a las unidades vendidas y el resultado es muy similar al de valores. Así, aunque el mercado total de prescripción financiado ha disminuido un 5% respecto a junio de 2010, la venta de unidades de genéricos se ha visto aumentada en un 101%, mientras que los medicamentos de marca han caído un 30%.

Pero esta disminución de la venta de unidades de medicamento

s de marca no se puede achacar a la implantación de los nuevos sistemas de copagos, pues, antes de que se hicieran efectivos en junio de 2012, éstas habían descendido en un 15% en comparación con junio de 2010.

Respecto a los datos publicados recientemente por la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) referidos a 2013, y que publica el Instituto Nacional de Estadística anualmente, el gasto privado total de los hogares españoles en productos farmacéuticos alcanzó los 3.713 millones de euros en 2013. Este gasto comprende una amplia gama de partidas, entre las que se encuentra medicamentos y preparados medicinales (medicinas de patente), e incluye todo el gasto realizado por los hogares españoles en medicamentos no financiados (de prescripción o publicitarios), así como los copagos de aquellos medicamentos que cuentan con financiación pública. Así, en términos per cápita, el gasto en productos farmacéuticos supuso un pago de 80,47 euros en 2013, lo que supone un 0,75% del gasto total de los hogares españoles durante el pasado año. En términos comparativos el gasto privado en productos farmacéuticos está a un nivel similar al gasto en telefonía fija (84,42 euros) y es muy inferior a artículos como el pan (119,28 euros), tabaco (143,05 euros), teléfonos móviles (161,16 euros), comidas y cenas en restaurantes (221,87 euros) o consumiciones en bares y cafeterías (442,65 euros por habitante y año).

España: La biotecnología casi triplica su peso en el PIB entre 2008 y 2012

Según la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), el 7,8% del PIB depende ya de la bioeconomía, es decir, de empresas dedicadas a la biotecnología y usuarias, lo que supone casi tres veces más del peso de la facturación que tuvieron estas compañías en 2008, que supuso el 2,98% del PIB. Sin embargo, Asebio considera que la bioeconomía sufre un cierto agotamiento y ralentización del crecimiento respecto a años anteriores y creen que la tendencia negativa se podría haber acentuado en 2013 y 2014.

En este sentido, Asebio pide a las administraciones que desarrollen políticas de choque para evitar la destrucción del tejido innovador, precisamente en un período en el que el conjunto de la economía parece recuperarse.

El número de empresas que realizan actividades relacionadas con la biotecnología ascendió a 3.070 en 2012, con una tasa de crecimiento del 1,48%. De ellas, 625 empresas desarrollaron la biotecnología como actividad principal y/o exclusiva, lo que supone una caída del 5,3% respecto al año anterior. No obstante, el empleo en estas empresas se incrementó en casi un 5% (7.141) y su cifra de negocio creció un 10,78% (8.800 millones de euros), lo que apunta una mayor consolidación del sector.

La inversión interna privada en I+D en biotecnología todavía sigue arrojando datos preocupantes, aunque la caída no fue tan pronunciada: la cifra ascendió a 523 millones de euros en 2012, un 2,7% menos que en 2011.

En cuanto a las comunidades autónomas, Cataluña concentra el mayor número de empresas usuarias de biotecnología (18,61%), seguida de Andalucía (14,60%) y Madrid (13,14%). Por sectores, predominan las de alimentación (68,5%) y salud humana (19,7%) en las usuarias de biotecnología, mientras que en las estrictamente biotecnológicas se invierte el orden: salud humana (52,6%) y alimentación (32,3%). El número de productos lanzados en 2013 fue de 126 -el 60% relacionados con la biotecnología biosanitaria- y se crearon 71 nuevas empresas biotecnológicas.

En cuanto a las patentes, el pasado año se publicaron 901, lo que representa un descenso del 15,32% con respecto a 2012. La internacionalización sigue siendo la mayor prioridad para 2014, seguida por el lanzamiento de productos al mercado. Según Asebio la falta de recursos sigue siendo la principal barrera para afrontar un efectivo proceso de internacionalización para el 85,51% de las empresas. No obstante, en 2009 Asebio contaba con apenas 20 empresas con presencia en 22 países, frente a las 43 de 2013 en 39 países.

Plan Nacional de Formación Continuada

Cuestiones para recordar

En general, las alteraciones del funcionalismo ovárico se clasifican en primarias, cuando el trastorno es de origen ovárico; secundarias, cuando es hipofisario; terciarias, cuando el problema está localizado en el hipotálamo y, cuaternarias, si el fallo se sitúa en los órganos efec­tores. En cualquier caso, con inde­pendencia de su origen, los problemas del eje hipotá­lamo-hipofiso-ovárico pueden deberse a hipofunción o disfunción (los más frecuentes) o a hiperfunción (mucho más raros). En este sentido, es importante recordar que todo este sistema comien­za su funcionamiento a partir de los 12-15 años, con la aparición de la pubertad, finalizando de manera fisiológi­ca a los 45-50 años, con la llegada de la menopausia. Evidentemente, también son posibles las alteraciones por modificación de la cronología de ambos hechos, es decir, retrasos puberales o pubertad precoz y adelan­tamientos o retrasos en la aparición de la menopausia.

Las manifestaciones más comunes de las alteraciones del eje hipo­tálamo-hipófiso-ovárico van desde irregularidades del ciclo menstrual, con menstruaciones más o menos frecuentes, hasta su ausencia total (amenorrea). Cuando la alteración es prepuberal, aun­que se pueden desarrollar parcialmente los caracteres sexuales secundarios (vello en la zona genital y axilas, crecimiento mamario, etc.), por lo general están retrasados en el tiempo y no llegan a aparecer menstruaciones, constituyendo una amenorrea primaria. Cuando la alteración ocurre después del desarrollo pu­beral, las menstruaciones, que hasta ese momento ocu­rrían de manera más o menos regular, desaparecen, en cuyo caso se habla de amenorrea secundaria.

En todos los casos la mujer tiene dificultades impor­tantes para quedarse embarazada. En algunos casos se producen alteraciones importantes de la fase lútea. En cualquier caso se requiere de la administración de gonadotropinas y/o de hormo­nas hipotalámicas para recuperar la fertilidad. En algún caso especial, como ocurre en el síndrome del ovario poliquístico, además hay que añadir metformina a veces para mejorar la resistencia a la insulina que suelen presentar estas pacientes y conseguir una buena respuesta.

Durante los últimos años han adquirido gran desarro­llo las técnicas de reproducción asistida (TRA), que combinan la esti­mulación ovárica, para conseguir un desarrollo folicular múltiple, con la preparación y capacitación del semen en el laboratorio para depositarlo posteriormente en el interior de la cavidad uterina (inseminación artificial tanto intraconyugal [IAC] como de donante [IAD], o bien proceder a su cultivo con ovocitos en el labora­torio para fecundarlos y obtener embriones que serán finalmente transferidos a la cavidad uterina (fecunda­ción in vitro [FIV]).

Sin embargo, dichas técnicas de reproducción asistida plantean ciertas complicaciones, particularmente las relacionadas con la hiperestimulación ovárica – embarazo múlti­ple – y malformaciones fetales. Durante los primeros tiempos, la alta incidencia inicial de embarazo múltiple (34% en 1994) constituyó una complicación notable que obligó a corregir el procedimiento y actualmente se limita el número de embriones a transferir en función de la edad de la paciente y de la tasa de fecundación. La consecuencia de ello es que actualmente hay una baja incidencia de hiperestimulaciones ováricas y el porcentaje de malformaciones fetales observado no ha sido superior al esperable en función de las carac­terísticas de la población tratada, por lo que no plan­tea problemas.

Por su parte, las alteraciones del funcionalismo testicular se clasifican en primarias, cuando el trastorno tiene su origen en el propio testículo; secun­darias, cuando el origen es hipofisario, por fallo en las gonadotropinas; y terciarias, cuando el problema está localizado en el hipotálamo. Todo el sistema comien­za su funcionamiento en el varón a partir de los 13-15 años, con la aparición de la pubertad. Obviamente, como ocurre en la mujer, pueden darse alteracio­nes en la cronología de la pubertad, retrasos pube­rales o pubertad precoz. Entre los 40-50 años, el varón comienza a experimentar un proceso de disminución paulatina de la producción hormonal y de espermatozoides, pero sin llegar a una situación de andropausia propiamente dicha, obser­vándose manifestaciones más o menos intensas del declive testicular.

En varones con hipogonadismo hipogonadotropo, el tratamiento con gonadotropina menopáusica humana (hMG) u hormona foliculoestimulante (FSH), combinado con gonadotropina coriónica humana (hCG), permite obtener un desarrollo adecuado de las ca­racterísticas sexuales secundarias e inducir la esper­matogénesis. El tratamiento suele iniciarse con FSH, para estimular la pobla­ción de células de Sertoli que serán las encargadas de poner en marcha la espermatogénesis, y al cabo de unas semanas se añade hormona luteinizante (LH) o hCG, con lo que se logra producción de testosterona, con el consiguiente desarrollo de los caracteres sexuales secundarios masculinos, y se lle­ga a completar también la espermatogénesis al cabo de varios meses. Otra indicación de la hCG en varones es la crip­torquidia (falta de descenso de los testículos hacia el escroto), para lo que suelen administrarse semanalmente 2-3 inyec­ciones de hCG (500-5.000 UI), durante va­rias semanas.

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Terapéutica farmacológica de los trastornos de los aparatos respiratorio, osteomuscular y genitourinario (2ª edición)

Cerrada

16/7/14

16/1/15

Terapéutica farmacológica de los trastornos dermatológicos, oftalmológicos y otológicos. Agentes farmacológicos de diagnóstico

Hasta 30/9/14

27/10/14

27/4/15

Búsqueda y manejo de información en Bot PLUS 2.0 (2ª Ed)

Hasta 14/10/14

20/10/14

20/1/15

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5/10/14

2/12/14

Búsqueda y manejo de información en Bot PLUS 2.0 (3ª Ed)

Hasta 20/1/14

26/1/15

27/4/15

Investigación en farmacia asistencial

Cerrada

26/5/14

27/2/15

CURSOS Y ACREDITACIÓN DEL PLAN NACIONAL DE FORMACIÓN CONTINUADA

(*) Créditos asignados

Terapéutica farmacológica de los trastornos dermatológicos, oftalmológicos y otológicos.
Agentes farmacológicos de diagnóstico

Pendiente

Terapéutica farmacológica de los trastornos del aparato digestivo, metabolismo y sistema endocrino

13,8

Terapéutica farmacológica de los trastornos de los aparatos respiratorio, osteomuscular y genitourinario

13,7

Sistemas personalizados de dosificación

3,9

Farmacovigilancia

13,8

Búsqueda y manejo de información en Bot PLUS 2.0

4

Buenas prácticas de distribución farmacéutica

6

Investigación en farmacia asistencial

Pendiente

(*) Acreditados por la Comisión de Formación Continuada del Sistema Nacional de Salud.

Traumatismos oculares

Resumen

Pese a que la mayoría de lesiones oculares son banales, es importante realizar una anamnesis y una exploración física minuciosa para descartar posibles lesiones graves o con mal pronóstico. Es igualmente importante detectar los signos y síntomas claves que son indicadores de derivación urgente al oftalmológo, ya que el manejo y valoración rápida y eficaz ante a una lesión ocular es determinante para el buen pronóstico de la lesión.

INTRODUCCIÓN

La mayoría de las lesiones traumáticas oculares son banales y solo afectan a las cubiertas protectoras del ojo; en otras ocasiones, pueden provocar secuelas de extrema gravedad, siendo la primera causa de ceguera unilateral en el mundo.

El 60-80% de los traumatismos oculares se producen en hombres de 30 a 40 años y hasta el 25% en niños. Actualmente las causas más frecuentes son los deportes de contacto o de raqueta y los accidentes laborales. El paciente suelo acudir a consulta por el antecedente traumático , pudiendo estar asintomático o manifestar síntomas oculares como disminución de la agudeza visual , dolor ocular, ojo rojo, etc.

DEFINICIÓN

Agresión mecánica, física o química sobre el globo ocular y/o sus anejos originada por accidentes laborales, de tráfico o domésticos.

CLASIFICACIÓN

Los principales tipos de traumatismos oculares que podemos ver en atención primaria están recogidos en la tabla 1.

Lesiones Químicas

Son el 10% del total de los traumatismos oculares, el 88% de ellas son leves. Hay muchas sustancias que pueden dañar el ojo . La gravedad de las lesiones depende de la concentración, la cantidad, el tipo de producto y la rapidez en eliminarlo. Las lesiones por álcalis (lejía, sosa caústica, cal, amoniaco, potasa, etc.) son más graves que las causadas por ácidos ya que ellos son capaces de penetrar hasta el interior de la cámara anterior; los ácidos suelen producir una quemadura circunscrita a la superficie. La exploración ocular debe valorar la gravedad: el tamaño de la lesión epitelial, la opacidad intraocular.

Lesiones por agentes físicos

Tabla 1. Tipos de traumatismos oculares

Traumatismos químicos

– Por ácidos

– Por álcalis

Traumatismos físicos

– Quemaduras

– Queratitis actínica

Traumatismos palpebrales y orbitarios

– Cerrados

– Abiertos

Traumatismos mecánicos contusos

Traumatismos incisos del globo ocular

– Heridas no penetrantes

– Heridas penetrantes y perforantes del globo ocular

Traumatismos por cuerpo extraño

  • Queratitis actínica. Lesión corneal bilateral producida por rayos ultravioletas. Es frecuente en los soldadores que no utilizan gafas de protección o tras la exposición solar prolongada. Suele haber un periodo asintomático desde la exposición hasta el inicio de los síntomas de 6-10 horas. Produce dolor intenso, hiperemia periquerática, fotofobia, y lagrimeo. Si se tiñe la córnea con fluoresceína se puede evidenciar un punteado corneal (queratitis punctata) y edema palpebral.
  • Quemadura térmica. Suele afectar al párpado, puede haber disminución de la agudeza visual, y sensación de cuerpo extraño. Las de primer grado pueden tratarse como en cualquier otra localización siempre que no esté afectada la conjuntiva o la córnea. Las de mayor intensidad pueden originar retracciones o pérdidas de tejido palpebral lo que conlleva un pronóstico grave para el aparato visual. Cualquier afectación por quemadura térmica del globo ocular es grave y debe derivarse al especialista de inmediato.

Traumatismos palpebrables y de la órbita

  • Contusión ocular: Lesión cerrada causada por un traumatismo (los puñetazos son la causa mas habitual)
  • Hematoma y equímosis palpebrales: Cuando se presentan de forma aislada son asintomáticos y no requieren tratamiento.
  • Heridas en párpado: Se pueden producir laceraciones y arrancamientos palpebrales. La sección canalicular hay que descartarla en todo traumatismo ocular que afecte a la parte medial del borde libre palpebral. En todos los casos derivar al oftalmólogo de urgencias.
  • Fracturas orbitarias: Están producidas por traumatismos de fuerte intensidad que inciden sobre el macizo facial asociada a fracturas del reborde y pared orbitarios. La pared de la órbita más débil es la inferior seguida de la interna. Si se afecta la medial se suele asociar a fracturas del suelo orbitario. Generalmente se asocian con lesiones del globo ocular . El paciente suele tener visión doble (diplopia) y en la exploración encontramos enoftalmos, enfisema subcutáneo y en caso de fracturas del suelo del órbita aparece anestesia local a ese nivel y restricción al movimiento de dirigir el ojo hacia arriba (por atrapamiento nervioso y muscular, respectivamente). Requiere derivación urgente para valoración por el especialista en cirugia maxilofacial.

Traumatismos del globo ocular

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Las contusiones leves pueden producir alteraciones banales en segmento anterior como lesiones en conjuntiva (hemorragia subconjuntival) o en córnea (erosión corneal traumática). Enviar al oftalmólogo cuando sospechemos lesiones diferentes a éstas o cuando el mecanismo traumático o su violencia nos hagan pensar que pueda exisitir un daño ms grave en estructuras oculares. Los traumatismos pueden ser contusos, incisos o inciso-contusos, pudiendo observarse las siguientes alteraciones según la intensidad del impacto, las características del objeto y la apertura o no del párpado.

 

  • Hemorragia subconjuntival o hiposfagma: Suele ser asintomática y no precisa tratamiento, si existe sensación de cuerpo extraño aplicar lagrimas artificiales.
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  • Lesión corneal: Existe inyección periquerática, fotofobia, sensación de cuerpo extraño y dolor moderado. Si disminuye la transparencia de la córnea central se altera la visión de forma moderada- severa. Existe una disrupción del epitelio y la tinción con fluoresceína es positiva. El tratamiento se realiza mediante ungüentos o colirios antibióticos (de nuevo señalar que en usuarios de lentes de contacto los antibióticos de elección son las quinolonas así como cuando la lesión es producida por un objeto vegetal) cada 2-4 horas, añadir al tratamiento un colirio ciclopéjico tres veces al día para aliviar los síntomas y pomada epitelizante antes de acostarse. Los antibióticos se mantendrán durante 5-7 días.
  • Uveitis anterior traumática: Producida por una inflamación de iris y cuerpo ciliar generalmente secundaria a una contusión ocular producida por el impacto de un objeto a alta velocidad (ejemplo: pelotazo). En la exploración encontramos una inyección ciliar y dolor ocular moderado-severo. Puede aparecer lesión borrosa como consecuencia del desprendimiento de células inflamatorias y proteínas, que se pueden observar «flotando» en cámara anterior; que dan lugar al fenómeno Tyndal (Tyndal positivo, solo valorable con lámpara de hendidura). Hay una escasa respuesta del iris a la luz y es clásica la presencia de miosis. Derivar al oftalmólogo urgentemente para tratamiento.
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  • Hifema: Es una complicación grave del traumatismo ocular. Consiste en la existencia de sangre en cámara anterior que muchas veces puede ser observada a simple vista, a veces depositada inferiormente. Suele acompañarse de dolor y disminución de agudeza visual y frecuentemente con elevaciones importantes de la presión intraocular. Remitir al oftalmólogo para valoración y tratamiento. El paciente debe estar en reposo absoluto los días siguientes al traumatismo para evitar el resangrado.
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  • Lesiones traumáticas del iris y del cristalino: Se producen tras traumatismo de gran violencia y generalmente se acompañan de hifema. El paciente se queja de pérdida de agudeza visual, dolor y en la exploración se observa corectopia (alteración de la situación de la pupila). Descartar estas lesiones es tarea del oftalmólogo. A medio plazo se pueden desarrollar cataratas, aunque son más frecuentes en traumatismos penetrantes.
  • Hemovítreo y desgarro retiniano: Produce perdida de la agudeza visual o percepción de manchas oscuras en caso de hemorragia vitrea. Si la hemorragia es intensa se pierde el fulgor pupilar y no se podrán valorar los detalles del fondo de ojo. Siempre que existe sospecha de esta patología, el paciente debe ser derivado al oftalmólogo.
  • Heridas perforantes del globo ocular: Estallido ocular: La herida penetrante se produce por un objeto puntiagudo y sin orificio de salida . El objeto produce una penetración completa en la pared ocular. El estallido del globo ocular es debido a un traumatismo de gran intensidad con un objeto de menor tamaño que el diámetro orbitario. Tienen escasa incidencia, pero en pacientes intervenidos de cirugías oculares , como cataratas, son más frecuentes. En ambos la reconstrucción ocular es necesaria para mantener la visión visual y evitar la enucleación.

Cuerpos extraños

La sensación de cuerpo extraño o de arenilla constituye un motivo de urgencia muy frecuente y a veces puede resolverse en la consulta del médico de familia. La anamnesis sobre las circunstancias que precedieron al impacto puede explicar las características de la lesión. En caso de sospecha de cuerpo extraño intraocular, cuerpo extraño metálico o alteraciones de la agudeza visual se debe remitir de urgencia al oftalmólogo.En función de la localización del cuerpo extraño:

  • Conjuntiva y córnea: Aparecen los síntomas anteriormente descritos en la lesión corneal. Si existe importante blefaroespasmo instilar una gota de anestésico para facilitar la exploración , irrigar el ojo con suero fisiológico, visualizar objeto e intentar retirar suavemente con una torunda de algodón (estéril). Si se desprende sin manipular lo manejaremos como una erosión corneal, en caso contrario derivar al oftalmólogo. No olvidar valorar la conjuntiva tarsal superior. Si es un cuerpo extraño metálico derivar al oftalmólogo.
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  • Intraoculares: Pueden entrar a través de córnea o esclera. Los grandes objetos se suelen acompañar de destrozos importantes, pero si son pequeños (fragmentos de metal, vidrio, etc.) puede tener un punto de entrada tan pequeño que pase desapercibido en la inspección. Sospecharlo cuando el paciente refiera que «le ha saltado algo al ojo» (picar, martillar, cavar o cualquier choque de instrumentos de metal con superficies duras, se consideran maniobras de alto riesgo) y no se vea cuerpo extraño en córnea, conjuntiva. Derivación urgente al oftalmólogo.

DIAGNÓSTICO

Anamnesis

La anamnesis y la exploración física son las herramientas básicas para establecer el diagnóstico y para recabar las señales de alarma ante cualquier traumatismo ocular. (Esquema 1)

  • Antecedentes personales: enfermedades , anticoagulantes y antecedentes oftalmológicos.
  • Enfermedad actual: Origen del traumatismo, tiempo de evolución, naturaleza del cuerpo extraño, síntomas (dolor, sensación de cuerpo extraño, fotofobia, lagrimeo, blefaroespasmo, sobre todo si hay afectación corneal). La agudeza visual puede estar o no afectada en mayor o menor grado, de normal a muy baja.

Exploración Física

Inspección

  • Debe realizarse con mucho cuidado hasta descartar que no se haya prducido una herida penetrante en el globo ocular. Al abrir los párpados , el médico debe apoyarse sobre el reborde orbitario para no ejercer presión sobre el globo ocular.
  • Revisar los párpados y las zonas adyacentes, buscando heridas, contusiones, hematomas, y cuerpos extraños. Para la exploración del polo anterior se utilizara una lámpara de hendidura y, en su defecto una fuente de luz y algún sistema de amplificación.
  • En la conjuntiva se buscará la existencia de hiperemia y cómo es ésta. La llamada hiperemia superficial afecta a toda la conjuntiva y muy especialmente a los fondos de saco, su coloración es rojo intenso . Su aparición orienta a la existencia de lesiones superficiales. La hiperemia profunda y periquerática , aparece como una vasodilatación y enrojecimiento situada en torno a la córnea; su coloración es rojo vinoso y debe hacernos sospechar la existencia de lesiones más profundas del globo, especialmente corneales. Además se buscarán erosiones, hematomas y heridas. Puede aparecer edema conjuntival (quémosis)
  • En los traumatismos cerrados del globo la inspección de la cámara anterior puede mostrar la presencia de un concentrado hemático denominado hiphema, que ocuparía total o parcialmente la cámara. Si existen lesiones por cáusticos es posible observar una córnea blanca.

Agudeza Visual (AV)

Es un síntoma clave, y probablemente nunca debemos olvidar interrogar al paciente acerca de la existencia o no de una alteración en la agudeza visual. Se mide con el optotipo de Snellen y su disminución indica gravedad. Siempre debe medirse, por su importancia pronostica y médico-legal.

Fondo de ojo

En los cuerpos extraños intraoculares del segmento posterior podrían observarse la aparición de hemorragia vítrea, y/o lesión retineana y/o el propio cuerpo extraño.

Motilidad ocular intrínseca y extrínseca

Previa instilación de una gota de colirio anestésico, se añadirá una gota de colirio de fluoresceína y se inspeccionara la córnea con una luz azul cobalto. Debe valorarse si existe zonas de tinción (teñidas de verde intenso). Un cuerpo extraño subtarsal da lugar a un signo patognomónico de abrasiones corneales lineales, teñidas con fluoresceína. Con esta técnica diagnóstica puede encontrarse el signo de Seidel, útil para descartar penetración ocular. Esto es positivo cuando, tras instilar una gota de fluoresceína se observa como es diluida por el humor acuoso que sale de la cámara anterior atravesando la córnea, situación que acontece cuando existe una perforación de la cámara anterior.

TRATAMIENTO

Lesiones por sustancias químicas

  • Lavado ocular abundante con suero fisiológico o agua durante al menos 10-20 minutos antes incluso de realizar la anamnesis, insistiendo en los fondos de saco conjuntivales. En caso de causticaciones graves puede ser de utilidad el lavado con suero hipertónico, por ejemplo glucosado al 10%, ya que cuando se emplean líquidos hipotónicos respecto al plasma (como el agua) , éstos penetran en el espesor corneal provocando edema , incluso penetrando en la cámara anterior. Si el líquido del lavado es hiperosmótico, se logra el efecto contrario. Los álcalis deben lavarse más abundantemente y más tiempo .Se deben limpiar con una gasa los restos sólidos que pudieran estar en contacto con la conjuntiva, incluyendo los fondos de saco.
  • Analgesia por vía oral en función de la intensidad del dolor.
  • Tras el lavado, teñir con fluoresceína y tratar como una erosión corneal: colirio ciplopéjico. (ciclopentolato al 1%, 1 gota cada 6-8 horas durante 1 – 2 días) y pomada antibiótica (Eritromicina una aplicación cada 8 horas durante 5- 7 días)
  • Los corticosteroides tópicos pueden usarse en la uveÍtis anterior , sólo si el epitelio está integro y la lesión no ha sido producido por un álcali.

Lesiones por agentes físicos (queratitis actínica)

  • Reposo ocular y mantener los ojos cerrados en una habitación con poca luz.
  • Colirio ciclopéjico ( ciclopentalato al 1% 1 gota cada 6-8 horas durante 1-2 días) mas pomada antibiótica para evitar la sobreinfección (Eritromicina 1 aplicación cada 8 horas durante 3 – 5 días).
  • Analgesia por vía oral

Otras lesiones causadas por agentes físicos

  • Las radiaciones ionizantes o las infrarrojas pueden producir lesiones del globo ocular, sin embargo, no son comunes, y , en todo caso, si el epitelio corneal está intacto, se utilizaran corticosteroides tópicos (dexametasona)

Contusión orbitaria

  • Si la AV y la motilidad ocular no están afectadas, procederemos a realizar una radiografía orbitaria ; si es normal , realizaremos un tratamiento conservador
  • En caso de hematoma periorbitario, aplicar frío local y explicar al paciente que el hematoma persistirá durante varios días o semanas. Derivar al oftalmólogo.

Heridas palpebrales

  • Las lesiones palpebrales simples solo precisan limpieza de la herida con solución salina, buscar y extraer cuerpos extraños, y suturar con seda fina ( 5/0 o 6/0)
  • Debe explorarse la posible lesión de los canalículos o el saco lacrimal, lo que precisaría reparación por el oftalmólogo.

Fracturas orbitarias

  • Tratamiento conservador si no existe alteración de la AV , ni de la motilidad ocular. Se derivara a urgencias hospitalarias para su valoración.

Abrasión – Erosión corneal

  • Si existe dolor: Ciclopéjico (colirio con ciclopentolato al 1%, 1 gota cada 6-8 horas durante 2 días). En caso de antecedente de glaucoma de ángulo cerrado, no se debe dilatar.
  • Si existe riesgo de infección secundaria (erosión producida por material contaminado, orgánico, uñas, etc.): Antibiótico de amplio espectro (colirio Gentamicina 1-2 gotas cada 6 horas durante 5 días más pomada de gentamicina ocular nocturna.
  • Vendaje compresivo ocular durante 24 horas: Aunque la oclusión ha sido el tratamiento estándar en el pasado, estudios recientes en los pacientes con erosiones corneales simples (<10 mm) sugieren que la oclusión ocular no acorta el periodo de cicatrización ni reduce el dolor, por lo que no se recomienda actualmente.

Erosión conjuntival y laceración de la esclera

  • Se debe descartar una herida profunda que afecte al globo ocular. Realizar lavado y limpieza oculares.
  • Laceraciones conjuntivales menores de 10 mm, no requiere sutura y se debe aplicar pomada antibiótica (eritromicina o clortetraciclina cada 8 horas durante 5 días). En las laceraciones mayores de 10 mm , valoración por el oftalmólogo y sutura con material reabsorbible (7/0 u 8/0)
  • Las laceraciones esclerales deben ser suturadas en quirófano y completar la exploración bajo microscopio.

Cuerpo extraño enclavado a nivel superficial

  • Extracción de cuerpo extraño: Puede retirarse mediante lavado e irrigación con suero fisiológico, y si persiste , utilizar una gasa, bastoncillo de algodón o raspar con una punta de una aguja estéril (25 G) o una lanceta.
  • Ante cualquier manipulación o intento de extracción, administrar previamente colirio anestésico y una gota de fluoresceína. La aguja se manejara siempre paralela a la córnea.
  • La retirada de un cuerpo extraño de hierro con un imán puede resultar útil cuando está localizado profundamente. Se debe eliminar con fresado o utilizando una aguja oftálmica el círculo de oxido que producen los cuerpos extraños metálicos (con extremo cuidado). Para mayor comodidad después del tratamiento tópico, se procede a la oclusión ocular durante 24-48 horas con vendaje compresivo.
  • Una vez extraído y si hay riesgo de infección (erosión producida por material contaminado, orgánica, uñas, etc) prescribir un colirio con gentamicina (1-2 gotas/2-6 horas durante 5 días) , el riesgo de infección es bajo cuando se trata de material inorgánica.
  • Si existe dolor ocular: ciclopéjico (ciclopentolato al 1% , una gota cada 6 horas durante 2-3 días), éste produce escozor al instilarlo y visión borrosa por la midriasis, no debe administrarse si hay antecedente de ángulo cerrado. Añadir analgésicos sistémicos si es necesario.

Perforación ocular y estallido del globo

  • Ante la presencia o sospecha de heridas perforantes del globo, no se debe ejercer presión sobre este o los párpados, evitar maniobras de Valsalva, no aplicar gotas ni pomadas y evitar la manipulación ya que puede provocar mayor pérdida del contenido intraocular.
  • Analgesia y sedación si fuera necesaria.
  • Administrar antiheméticos si hay cortejo vegetativo.
  • Colocar un protector ocular y remitir a urgencias .

DERIVACIÓN URGENTE

  • Sospecha de perforación ocular.
  • Cuerpo extraño profundamente enclavado o si hay sospecha de penetración ocular (test de Seidel positivo), si no se puede eliminar el halo de oxido , si hay erosiones muy extensas, o en caso de no mejoría a las 24 -48 horas de tratamiento
  • Lesiones térmicas y eléctricas.
  • Hiphema traumático de cualquier grado. Siempre derivar al oftalmólogo
  • Heridas palpebrales: Si afectan al borde libre y/o los canalículos lacrimales , deben ser derivados al oftalmólogo o cirujano plástico.
  • Lesiones químicas: Si son extensas o profundas, con córnea opacificada ( córnea blanca) se deben derivar para tratamiento especializado de inmediato. Las lesiones por álcalis especialmente por amoniaco o sosa cáustica deben derivarse a oftalmología de urgencias.
  • Contusión orbitaria: Ante un globo contusionado y sin lesiones aparentes, pero con disminución de la AV.

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BIBLIOGRAFÍA

Brentuximab vedotina ADCETRIS ® (Takeda)

LINFOMA DE HODGKIN

Los linfomas son neoplasias del sistema linfático que forman un grupo diverso de patologías, pero que coinciden en determinados aspectos morfológicos, inmunológicos y genéticos. Tradicionalmente, los linfomas se han clasificado en dos grandes grupos, la enfermedad de Hodgkin, que representa el 15-20% de los casos, y los linfomas de tipo no-Hodgkin. Actualmente, se definen tres categorías de neopla­sias linfoides: el linfoma de Hodgkin y, dentro de los linfomas no Hodgkin, los de linfocitos B y T/NK.

El linfoma de Hodgkin es un cáncer infrecuente

de hecho, es considerada como una enfermedad rara

que compromete los ganglios linfáticos y el sistema linfático. Tiene una incidencia de alrededor de 1/40.000 en Norteamérica y Europa; donde el número de casos nuevos diagnosticados cada año (incidencia) de linfoma de Hodgkin en diversos países y regiones de Europa es de 2,4 casos por cada 100.000 habitantes (2,5 en varones y 2,1 en mujeres). Extrapolando estos datos a la población española, esto significa que cada año se producen unos 1.150 casos nuevos. La incidencia del linfoma de Hodgkin ha disminuido ligera pero significativamente a lo largo de los 20 últimos años, con una tasa del 0,9% anual. El linfoma de Hodgkin afecta tanto a niños como a adultos. Es más común entre los 25 y 30 años de edad, y a partir de los 55 años. En los países occidentales sólo el 10% de los casos tiene lugar en personas menores de 15 años o en mayores de 70 años. La enfermedad es algo más frecuente en hombres que en mujeres y no parece existir una clara asociación de factores familiares y socioeconómicos con la aparición de la enfermedad, aunque en el caso de los adolescentes en países occidentales, la enfermedad afecta más frecuentemente a individuos que pertenecen a familias de mayor nivel socioeconómico (

Rueda, 2013)

.

El linfoma de Hodgkin es, en realidad, un grupo heterogéneo de neoplasias linfoides malignas de origen en linfocitos B que se caracteriza histológicamente por la presencia de células de Hodgkin y de Reed-Sternberg (HRS) en la gran mayoría de los casos (Connors, 2012). El linfoma se forma a partir de un linfocito B que se encuentra en proceso de maduración/activación en el ganglio linfático; dicho linfocito sufre una mutación en los genes que regulan su capacidad para producir anticuerpos, transformándose en una célula incapaz de llevar a cabo su función fisiológica por lo que habitualmente experimenta un proceso de apoptosis (muerte celular programada). Sin embargo, algunas mutaciones determinan la aparición de resistencia frente a los mecanismos apoptóticos naturales, escapar al control de las células encargadas de la vigilancia inmunológica y proliferar de forma incontrolada. 
Por lo general, el linfoma de Hodgkin comienza a afectar a los ganglios linfáticos del cuello o del mediastino (entre los pulmones y la zona posterior del esternón). También pueden aparecer en los grupos de ganglios linfáticos que están en las axilas, en las ingles, en el abdomen o en la pelvis. En el caso de que se produzca la diseminación de los linfocitos B mutados, lo más frecuente es que lo hagan al bazo o al hígado, aunque también pueden diseminarse al pulmón, hueso y médula ósea, pero esto es poco frecuente.

El linfoma de Hodgkin se presenta bajo dos formas principales: el linfoma de Hodgkin clásico (LHc), que representa el 95% de todos los casos, y el linfoma de Hodgkin con predominio linfocítico nodular (NLPHL). A su vez, la forma clásica se divide en 4 subtipos: de tipo esclerosis nodular (40-70% de los casos), de celularidad mixta (30-50%; posiblemente la forma con peor pronóstico), rico en linfocitos (rara, asociada habitualmente al SIDA) y deplecio­nado de linfocitos. A diferencia del NLPHL, en el que se pueden observar células pop-corn (con núcleo polilobulado que recuerda a las palomitas de maíz), el tipo clásico se caracteriza por la presencia de la célula de Reed-Sternberg, de mayor tamaño que los linfocitos normales, con dos o más núcleos, cada uno con un nucléolo prominente, que expresan la proteína CD30 en su superficie. Por su parte, el NLPHL no expresa CD30 (CD30-negativo) pero sí CD20 y CD45, mientras que la forma clásica (LHc) es negativo para estas últimas en el 60-80% de los casos.

Se desconoce la causa exacta pero se cree que están implicados factores inmunológicos, genéticos y ambientales. No obstante, ciertas peculiaridades epidemiológicas sugieren la posibilidad de que exista algún microorganismo implicado en la etiopatogenia de la enfermedad. Uno de los más frecuentemente asociados es el virus de Epstein-Barr (VEB), dado que presenta una tendencia natural  a infectar a los linfocitos B. De hecho, cerca del 90% de la población general adquiere presenta una infección por VEB durante su infancia o los primeros años de su vida adulta. Es más, haber padecido una mononucleosis infecciosa (producida por el VEB) triplica la probabilidad de padecer un linfoma de Hodgkin. Incluso, se ha detectado material genético del VEB en el interior de los linfocitos B malignos del linfoma de Hodgkin; no obstante, esta observación es más común en los países en vías de desarrollo (más del 90% de los casos) que en los países desarrollados (40%). Según los datos actualmente disponibles, el material genético aportado por el VEB podría colaborar en los mecanismos por los que la célula maligna elude los mecanismos fisiológicos apoptóticos antes de desarrollar el linfoma.

Asimismo, hay datos epidemiológicos que sugieren la posibilidad de una cierta predisposición genética para desarrollar un linfoma de Hodgkin. De hecho, los familiares en primer grado de los pacientes presentan un riesgo hasta cinco veces mayor de sufrir el linfoma y los gemelos monocigóticos de pacietnes con linfoma de Hodgkin tienen una probabilidad casi 100 veces mayor de padecer la enfermedad en relación a los gemelos dicigóticos. En cualquier caso, la probabilidad de una agregación familiar hereditaria (linfoma de Hodgkin familiar) en inferior al 5% de todos los casos. 

Sintomáticamente, lo más frecuente es el crecimiento de los ganglios linfáticos, con tumoraciones o inflamaciones no dolorosas a nivel del cuello, axilas o, menos frecuentemente, ingles. Cuando el crecimiento ganglionar se produce en el tórax o en el abdomen los síntomas dependen de la compresión que los ganglios provocan sobre otras estructuras anatómicas. Así, puede aparecer tos y dificultad respiratoria (en caso de compresión de la traquea o los bronquios), o dolor abdominal o de espalda (en caso de afectación de los ganglios del abdomen). Un síntoma clásico, pero poco común, es la aparición de dolor en los ganglios linfáticos después de tomar alcohol (signo de Oster). Alrededor del 25% de los pacientes manifiesta sintomatología general consistente en pérdida de peso importante (mayor del 10% respecto al peso inicial), intensa sudoración nocturna o fiebre persistente. El prurito generalizado es un síntoma infrecuente pero característico del linfoma de Hodgkin y, algunas veces, puede anteceder meses o años al diagnóstico del linfoma.

El sistema de clasificación del linfoma de Hodgkin de Ann Arbor establece diferentes estadios dependiendo del grado de afectación.

  • I: afectación de una sola región de ganglios linfáticos (I) o de un solo órgano o sitio extralinfático (IE).
  • II: afectación de 2 o más regiones de ganglios linfáticos en el mismo lado del diafragma (II) o afectación localizada de un solo órgano o sitio asociado extralinfático y sus ganglios linfáticos regionales con otras regiones de ganglios linfáticos en el mismo lado del diafragma o sin ellas (IIE).
  • III: afectación de ganglios linfáticos en ambos lados del diafragma (III) que también puede ir acompañada de la afectación localizada de un órgano o sitio extralinfático (IIIE), de la complicación del bazo (IIIS), o de ambos, (IIIS + E).
  • IV: afectación diseminada de uno o más sitios extralinfáticos con asociación de ganglio linfático o sin ella, o con afectación aislada de un órgano extralinfático y complicación ganglionar distante (no regional).
  • Síntomas: A. Asintomáticos. B. Presencia de fiebre mayor de 38 ºC por 3 días consecutivos, sudoración nocturna o pérdida de peso no explicada del 10% o más del peso corporal en los 6 meses previos a la admisión

Por su parte, el índice pronóstico internacional (IPI; international prognostic score, IPS) utiliza un conjunto de 7 factores de riesgo en el momento del diagnóstico (sexo varón, >45 años de edad, enfermedad en estadio IV, albúmina sérica <4 g/dl, hemoglobina <10,5 g/l, recuento de leucocitos >15.000/mm3), recuento de linfocitos <600/mm3 o menos del 8% del recuento total de leucocitos. Cada factor puntúa 1 y se considera que un IPS>4 es des­favorable. Las tasas actuales de curación son del 90% para los primeros estadios (I/II) y del 70% para los estadios avanzados (III/IV).

El tratamiento con radioterapia fue el primero que consiguió curar a algunos pacientes con estadios iniciales, pero su uso ha ido decayendo a favor de la quimioterapia. De hecho, actualmente la radioterapia se utiliza casi siempre combinada con quimioterapia, empleando la radioterapia de campo afectado (se irradian exclusivamente las áreas ganglionares afectadas por la enfermedad). En general, el tratamiento con radioterapia y quimioterapia sistémica es eficaz y conlleva un pronóstico muy bueno., aunque es necesario un seguimiento prolongado con exámenes físicos, test sanguíneos y pruebas de imagen para detectar posibles recaídas y los efectos secundarios a largo plazo de los tratamientos tóxicos utilizados. Los posibles efectos secundarios a largo plazo incluyen cánceres secundarios, infertilidad, inmunidad reducida, problemas de tiroides, enfermedad cardíaca y accidentes cerebrales vasculares.

La quimioterapia más habitualmente utilizada en el linfoma de Hodgkin es el esquema ABVD (doxorubicina – adriamicina –, bleomicina, vinblastina y dacarbazina), aunque debe adaptarse inicial­mente a la tipología del linfoma, según sea la forma clásica o la de predominio linfocítico nodular (NLPHL).

En la forma clásica los esquemas más utilizados, al menos en España, son el citado ABVD y el Stanford V (doxorubicina, vinblastina, mecloreta­mina, etopósido, bleomicina, vincristina y prednisona), en casos avanzados. Para pacientes de alto riesgo, al­gunos centros utilizan el esquema BEACOPP escalado (bleomici­na, etopósido, doxorubicina, ciclofosfamida, vincristina, procarbazina y prednisona).

No existe un esquema quimioterapéutico estándar para las formas refractarias primarias ni para las recaídas (30-40% de los pacientes con estadios avanzados). En esos casos, se suele emplear quimioterapia agresiva y trasplante de médula ósea. Se estima que en aquellos que no respondan a este último tratamiento su supervivencia media es inferior a tres años.

La forma de predominio linfocítico nodular (NLPHL) expresa la proteína CD20 y, a nivel de tratamiento y evolución, también hay algunas diferencias con la forma clásica (LHc). De hecho, hay datos contrastados que indican que algunos pacientes mejoran con tan sólo escisión de la masa tumoral (cuando ello es posible). Además, cuando recaen, las recaídas no suelen ser tan agresivas y las tasas de supervivencia son un poco mayores. El uso inicial de anticuerpos anti-CD20 (rituximab, alemtuzumab, ofatumumab) en linfoma de Hodgkin todavía es controvertido, ya que al­gunos informes indican que podría desencadenar una enfermedad más agresiva; sin embargo, los pacientes en recaída tras ABVD alcanzan remisiones hasta del 80% al ser tratados con regímenes combinados con anti-CD20. Los regímenes más utilizados son, además de ABVD, CHOP (ciclofosfamida, doxorubicina, vincristina y prednisona), CVP (ciclofosfamida, vincristina y prednisona) y EPOCH (etopósido, prednisona, vincristina, ciclofosfamida y doxorubicina), siempre asociados a radioterapia.

En caso de recaída, se utilizan los siguientes esquemas de rescate previo al trasplante autólogo de progenito­res hematopoyéticos (TASPE): ICE (ifosfamida, carbo­platino, etopósido), C-MOPP (ciclofosfamida, vincristi­na, procarbazina, prednisona), DHAP (dexametasona, cisplatino, dosis altas de citarabina), ESHAP (etopósido, metilprednisolona, cis­platino y dosis altas de citarabina) y MINE (eto­pósido, ifosfamida, mes­na, mitoxantrona). Entre ellos, el más utilizado en nuestro país es el DHAP (Novelli, 2011).

En caso de alcanzar una respuesta completa o parcial, el paciente po­drá ser sometido a qui­mioterapia a altas dosis seguida de un TASPE. De lo contrario, deberá recibir algún otro esque­ma o podrá ser incluido en algún ensayo clínico. Si tras el TASPE recae, se deberá considerar la op­ción de un trasplante alo­génico de precursores he­matopoyéticos (alo-TPH).

LINFOMA ANAPLÁSICO DE CÉLULAS GRANDES

Los linfomas no Hodgkin (LNH) son un grupo he­terogéneo de trastornos linfoproliferativos que se originan en los linfocitos B, T y natural killer (NK). Se calcula que la incidencia global en España es de 12,3 casos por cada 100.000 varones/año y 10,8 en el caso de las mujeres, diagnosticándose unos 3.100 casos nuevos al año en hombres y 2.400 en mujeres. En cuanto a la mortalidad, representan un 3% del total de muertes por cáncer (Rueda, 2013). Los linfomas no Hodgkin de células B representan el 80-85%, los T el 15-20% y los NK el resto.

La clasifiación de los linfomas no Hodgkin de la Organización Mundial de la Salud (2008) establece dos grandes grupos, según el origen: linfomas de células B (linfoma y leucemia linfoblástica aguda de células B, leucemia linfocítica de células B, leucemia de células pilosas, plasmocitoma, linfoma de Burkitt, etc.) y linfomas de células T de y células NK (linfoma y leucemia linfoblástica aguda precursora de células T, micosis fungoide, linfoma extranodal de células T, leucemia agresiva de células NK, linfoma anaplásico de células grandes, etc.).

La etiopatogenia de los LNH varía en los distintos tipos, aunque tienen en común ciertos factores de riesgo, como tener un sistema inmune debilitado (ya sea por una enfermedad hereditaria o tras un trasplante de órganos), edad elevada, antecedentes familiares, exposición a agentes tóxicos (herbicidas) e infecciones por algunos virus (virus linfotrópico de células T del ser humano tipo 1 –HTLV-1–, virus de la inmunodeficiencia humana –VIH–, virus de Epstein-Barr –EBV–) y bacterias (Helicobacter pylori).

El linfoma anaplásico de células grandes es una variedad de linfoma no Hodgkin que deriva de linfocitos T, y de la que existen dos formas: la sistémica y la cutánea. Representa entre el 2% y el 8% de todos los linfomas de células T y tiene la peculiaridad de expresar la proteína CD30. Se trata de una forma tumoral muy agresiva. En cualquier caso, la evolución clínica depende en buena medida del estatus ALK.

La cinasa del linfoma anaplásico (Anaplastic Lymphoma Kinase, ALK) es también conocida como receptor de la tirosina cinasa de ALK o CD246. Se trata de un enzima que en los seres humanos está codificada por el gen ALK y que desempeña un papel importante en el desarrollo del cerebro y ejerce sus efectos sobre neuronas específicas. Sin embargo, el gen ALK puede actuar como un oncogén de tres maneras diferentes: mediante la formación de un gen de fusión con otros genes, mediante la obtención de copias adicionales de genes o con mutaciones del código de ADN para el propio gen. Un determinado trasvase de material genético o translocación entre los cromosomas 2 y 5, denominado t(2;5)(p23;q35), está asociada con aproximadamente el 60 % de los casos de linfoma anaplásico de células grandes. La translocación crea un gen de fusión de la cinasa del linfoma anaplásico (ALK) y de la nucleofosmina (NPM), de tal manera que la fracción 3’ de la ALK (proveniente del cromosoma 2 y que codifica para el dominio catalítico), está fusionada a la porción 5′ de NPM, proveniente del cromosoma 5. El producto de fusión formado (NPM/ALK) se traduce en una proteína quimérica denominada p80, que es oncogénica y característica de este tipo tumoral. El gen de fusión de EML4-ALK es responsable de aproximadamente el 2-5 % de los casos cáncer de pulmón no microcítico.

Los pacientes con linfoma anaplásico de células grandes ALK-positivos son más jóvenes y tienen mejor pronóstico que los ALK-negativos. La quimioterapia con esquemas basados en doxorubicina (particularmente, ABVD) proporciona tasas de respuesta completa del 70%, con una supervivencia a los cinco años del 60% de los pacientes, sin que exista un consenso general sobre cómo tratar a los cuadros resistentes ni a las recidivas, aunque algunos pacientes se benefician con nuevos regímenes quimioterápicos y con TASPE.

ACCIÓN Y MECANISMO

El brentuximab vedotina es un anticuerpo monoclonal conjugado con un agente citotóxico (vedotina) que es capaz de provocar la apoptosis específicamente de células que presenten la proteína CD30 en su superficie. Ha sido autorizado para el tratamiento de pacientes adultos con linfoma de Hodgkin CD30+ en recaída o refractario después de trasplante autólogo de células madre o después de al menos dos tratamientos previos cuando el trasplante autólogo de células madre o la poliquimioterapia no es una opción terapéutica; también está indicado para el tratamiento de pacientes adultos con linfoma anaplásico de células grandes sistémico en recaída o refractario.

El anticuerpo se une selectivamente a la parte extracelular del CD30 presente en la superficie de la membrana, formando un complejo que es internalizado mediante endocitosis. Una vez en el interior celular, el fármaco accede al interior de los lisosomas donde sufre un proceso de escisión proteolítica liberando la vedotina (monometil auristatina E). La vedotina es un potente agente citotóxico que actúan interfiriendo con la polimerización de la tubulina; por ello, impide la formación del huso mitótico durante la división celular bloqueando el ciclo celular en fase G2/M, lo que provoca la activación de los mecanismos de apoptosis (muerte celular programada) y, en definitiva, la muerte celular.

La proteína CD30 es expresada por los linfocitos B de los pacientes con linfoma de Hodgkin clásico (LHc) y en algunas formas de linfoma no Hodgkin, como el linfoma anaplásico de células grandes (LACG); también expresada en algunas células de tumores sólidos, como el cáncer de testículo de tipo germinal. La CD30 forma parte de la superfamilia de receptores de Factor de Necrosis Tumoral (TNF) y se expresa en linfocitos normales (no malignas) de tipo B, T y NK, pero solo en aquellos que hayan sido previamente activados, no en fase de reposo; también se expresa, aunque débilmente, en monocitos.

ASPECTOS MOLECULARES

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El conjugado brentusimab vedotina está formado por tres fracciones peptídicas (anticuerpo, ligando y fracción citotóxica), unidas entre sí por enlaces covalentes.

El brentuximab propiamente dicho es un anticuerpo (cAC10) específico para la proteína CD30; se trata de una inmunoglobulina de tipo IgG1, de tipo quimérico (de origen mixto) y recombinante, cuya estructura es un heterotetrámero formado por dos cadenas peptídicas ligeras de tipo kappa (k) y dos pesadas gamma (γ), totalizando un peso molecular de 148.081 Da y está glucosilado en un punto (Asn297).

El ligando consiste en un tetrapéptido formado por ácido maleimidocaproico, valina, citrulina y alcohol para-aminobencílico (PABC), y su función consiste actuar como zona de escisión proteolítica selectiva (a nivel lisosomal), liberando la fracción citotóxica, a la que está unida mediante un grupo carbamato.

Finalmente, la fracción citotóxica corresponde a la vedotina o monometil auristatina E (MMAE), un potente agente citotóxico muy activo sobre las estructuras microtubulares de las células. Estructuralmente, constituye un análogo peptídico formado por metilvalina, valina, dolaisoleucina, dolaprolina y norefedrina, cuya denominación química específica corresponde a la (2S)-N-[(2S)-1-[[(3R,4S,5S)-1-[(2S)-2-[(1R,2R)-3-[[(1S,2R)-1-hidroxi-1-fenilpropan-2-il]amino]-1-metoxi-2-metil-3-oxopropil]pirrolidin-1-il]-3-metoxi-5-metil-1-oxoheptan-4-il]-metilamino]-3-metil-1-oxobutan-2-il]-3-metil-2-(metilamino)butanamida.

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad clínicas del conjugado brentuximab-vedotina han sido estudiadas fundamentalmente mediante dos ensayo clínicos de fase II, abiertos, multicéntricos y de brazo único (no controlados, sin comparador), utilizando al fármaco como monoterapia en pacientes con formas recidivantes o refractarias de linfoma de Hodgkin o de linfoma anaplásico de células grandes.

En el primero de los ensayos clínicos (SG035-003; Younes, 2012), se incluyeron a 102 pacientes con linfoma de Hodgkin recidivante o refractario que habían sido previamente sometidos a un trasplante autólogo de células madre, con enfermedad histológicamente confirmada y biomarcador CD30+. Los pacientes tenían una mediana de edad de 31 años (15-77), un 48% eran varones y un 89% de raza blanca; el estadio evolutivo de la enfermedad era I en el 4%, II en el 46%, III en el 26% y IV en el 20% (4% desconocido), un 58% eran cuadros recidivantes y un 42% refractarios, la mediana de tiempo transcurrido desde el diagnóstico y el inicio del tratamiento fue de 39 meses, el tiempo transcurrido desde la última recaída fue de 2,1 meses. Los pacientes recibieron 1,8 mg/kg brentuximab vedotina en infusión IV durante el primer día cada ciclos de 21 días, durante un mínimo de 8 y un máximo de 16, aunque en el caso de manifestaciones tóxicas se redujo la dosis a 1,2 mg/kg.

Como variable primaria de eficacia se determinó la tasa global de respuesta objetiva, a partir de la valoración de un comité independiente del investigador; como variables secundarias se utilizaron la duración mediana de la respuesta, las tasas de respuesta completa y las duraciones medianas de la supervivencia libre de progresión y de la supervivencia global.

Los resultados obtenidos hasta 2012 (el seguimiento todavía se mantiene) mostraron una tasa global de respuesta objetiva del 75%, de los un 34% eran respuestas completas, con una duración mediana de la respuesta de 6,7 meses (IC95% 3,6 a 14,8), y un valor mediano de supervivencia libre de progresión de 5,6 meses (IC95% 5,0 a 9,0). Aunque no pudo establecerse un valor mediano para la supervivencia global, el 30% de los pacientes se mantenían vivos sin progresión de la enfermedad 1,5 años después de haber iniciado el tratamiento.

En el segundo ensayos clínicos (SG035-004; Pro, 2012), se valoraron a 58 pacientes con linfoma anaplásico de células grandes recidivante o refractario que hubiesen recibido quimioterapia previamente, con enfermedad histológicamente confirmada y biomarcadores CD30+. Los pacientes tenían una mediana de edad de 52 años (14-76), un 48% eran varones y un 83% de raza blanca y 12% negros o afroamericanos; un 28% eran ALK+ y el estadio evolutivo de la enfermedad era I en el 19%, II en el 22%, III en el 14% y IV en el 36% (9% desconocido), un 50% eran cuadros recidivantes y el otro 50% refractarios, la mediana de tiempo transcurrido desde el diagnóstico y el inicio del tratamiento fue de 16,8 meses, el tiempo transcurrido desde la última recaída fue de 1,7 meses. La posología y duración del tratamiento, así como la variable primaria y las secundarias fueron idénticas a las del primer estudio.

Los resultados obtenidos (actualizados hasta 2012) arrojaron una tasa global de respuesta objetiva del 86% (IC95% 74,6 a 93,6), de los un 57% eran respuestas completas y un 29% parciales, con una duración mediana estimada de la respuesta de 13,2 meses (IC95% 3,6 a ), y un valor mediano estimado de supervivencia libre de progresión de 14,3 meses (IC95% 5,7 a ). Aunque no pudo establecerse un valor mediano para la supervivencia global, el 71% (IC95% 59 a 82) de los pacientes se mantenían vivos sin progresión de la enfermedad 12 meses después de haber iniciado el tratamiento.

La administración de brentuximab vedotina da lugar a un perfil toxicológico importante, especialmente a nivel neurológico, digestivo y hematológico. La incidencia global de eventos adversos graves (grado 3 a 5) fue del 57% (55% en los pacientes con linfoma de Hodgkin y 60% en aquellos con linfoma anaplásico), conduciendo a la suspensión del tratamiento en el 19% (20/19); en concreto, se estimó la incidencia de eventos adversos graves relacionados específicamente con el tratamiento en un 15% (14/17).

Los eventos adversos más comunes fueron neuropatía periférica (44%; 47% en linfoma de Hodgkin y 38% en linfoma anaplásico), 42% con fatiga (46/34), 41% con náusea (42/38), 34% con diarrea (36/29), 31% con fiebre (29/33), 28% con infecciones del tracto respiratorio superior (37/12), 21% con neutropenia (22/21), 20% con vómitos (22/17), 19% con tos (21/17), 18% con cefalea (19/16), 17% con estreñimiento (16/19), 17% con prurito (16/19), 16% con mialgia (17/16), etc.

ASPECTOS INNOVADORES

El brentuximab vedotina es un anticuerpo monoclonal conjugado con un agente citotóxico (vedotina), en el que el anticuerpo (brentuximab) actúa como transportador del agente citotóxico (vedotina), seleccionando las células con presencia de la proteína CD30 en su superficie; ésta es expresada por los linfocitos B de la mayoría de los pacientes con linfoma de Hodgkin clásico (LHc) y en algunas formas de linfoma no Hodgkin, como el linfoma anaplásico de células grandes (LACG). El medicamento ha sido autorizado para el tratamiento de pacientes adultos con linfoma de Hodgkin CD30+ en recaída o refractario después de trasplante autólogo de células madre o después de al menos dos tratamientos previos cuando el trasplante autólogo de células madre o la poliquimioterapia no es una opción terapéutica; también está indicado para el tratamiento de pacientes adultos con linfoma anaplásico de células grandes sistémico en recaída o refractario.

Los datos procedentes de los estudios clínicos muestran importantes tasas de respuesta objetiva, un 75% (34% completa) en los pacientes con linfoma de Hodgkin y un 86% (59% completa) en aquellos con linfoma anaplásico de células grandes, con medianas de supervivencia libre de progresión de 5,3 y 14,3 meses, respectivamente.

Es importante indicar que la representatividad de estos ensayos clínicos es limitada, tanto por no ser de fase III (confirmatorios de eficacia y seguridad), como por ser de brazo único, es decir, no utilizar ningún comparador. Por otro lado, es preciso tener en cuenta que la condición de enfermedad rara que tienen amabas indicaciones, que determinan la característica de huérfano para este medicamento, no facilita la realización de amplios estudios clínicos confirmatorios, como sería deseable. Por ello, es necesario disponer de los nuevos datos que se vayan registrando para completar el seguimiento a fin de determinar la supervivencia global real (más allá de las estimaciones estadísticas) en estos pacientes, lo que, a su vez, determina la condición de autorización condicional por la EMA. Por otro lado, el hecho de que la indicación de los pacientes sean CD30+ deriva de la exigencia del protocolo de inclusión de los ensayos clínicos de referencia, aunque no todos los pacientes con linfoma de Hodgkin lo sean (sí lo son aquellos con linfoma anaplásico de células grandes).

Obviamente, la ausencia de comparaciones directas con ninguna otra alternativa obliga de alguna manera a considerar, con toda la prudencia necesaria, los datos de estudios realizados con otros medicamentos para indicaciones iguales o similares, aun reconociendo que el escaso valor de dicha comparación, dada la extrema variabilidad fisiopatológica que se aprecia en los diferentes colectivos de estos pacientes. Algunos datos (EPAR, 2012) indican tasas de respuesta completa con gemcitabina en pacientes con linfoma de Hodgkin previamente sometidos a trasplante autólogo de células madre del 15%, comparativamente inferiores al 34% obtenido con brentuximab vedotina. Pero, insistimos, que tal comparación solo tiene un mero valor orientativo y, en ningún caso, puede considerarse como determinante.

El perfil toxicológico del medicamento es complejo, aunque clínicamente manejable. La neuropatía periférica, el eventos adverso más común, tiene un carácter mayoritariamente sensorial y es típico de los agentes citotóxicos que actúan sobre los microtúbulos, como los taxano o los alcaloides de la vinca; se trata de un efecto acumulativo que, no obstante, responde de forma satisfactoria a una reducción de la dosis (de 1,8 a 1,2 mg/kg). La mielosupresión (neutropenia) es de corta duración y también suele responder bien a la administración de fármacos estimulantes de colonias (filgrastim, etc.).

La administración de brintuximab vedotina en pacientes con linfoma anaplásico refractario facilita que estos puedan beneficiarse de un ulterior trasplante de médula y, con ello, ofrece la oportunidad de curación del cuadro o, al menos, de una supervivencia prolongada. Por otro lado, atendiendo a sus datos de eficacia clínica incluso asumiendo la notable incertidumbre derivada de la ausencia de brazo comparador y no excesiva toxicidad, el tratamiento con brentuximab vedotina puede considerarse como tratamiento de elección en pacientes con linfoma de Hodgkin refractario/recidivante tras un trasplante autólogo de células madre o varios regímenes quimioterápicos (Siddiqi, 2014).

Actualmente, están en curso varios ensayos clínicos para evaluar el papel de este medicamento como tratamiento previo al trasplante autólogo y como mantenimiento tras este último. Asimismo, está siendo ensayado en cuadros de recidivas de diversos tipos de linfomas de células T de tipo periférico, incluyendo variedades angioinmunoblásticas, con tasas de respuesta global del 40-55% (Horwitz, 2014).

Es importante destacar que el conjugado brentuximab-vedotina es el resultado de un diseño teórico muy interesante aunque no nuevo en el que se utiliza un agente que transporta el auténtico agente citotóxico (vedotina) y permite su incorporación selectiva a las células diana del tratamiento (Perini, 2013).

En definitiva, se trata de una innovadora vía de actuación farmacológica, con tasas notables de respuesta en cuadros de muy difícil tratamiento, aunque la incertidumbre derivada de la ausencia de brazo comparador en los ensayos clínicos disponibles atempere sustancialmente el grado de interés innovador de este medicamento.

VALORACIÓN

BRENTUXIMAB VEDOTINA -ADCETRIS® (Takeda)

Grupo Terapéutico (ATC): L01XC. TERAPIA ANTINEOPLÁSICA Y AGENTES INMUNOMODULADORES. Citostáticos: anticuerpos monoclonales.

Indicaciones autorizadas: Tratamiento de pacientes adultos con linfoma de Hodgkin (LH) CD30+ en recaída o refractario después de trasplante autólogo de células madre o después de al menos dos tratamientos previos cuando el trasplante autólogo de células madre o la poliquimioterapia no es una opción terapéutica; también está indicado para el tratamiento de pacientes adultos con linfoma anaplásico de células grandes (LACG) sistémico en recaída o refractario.

VALORACIÓN GLOBAL: INNOVACIÓN MODERADA. Aporta algunas mejoras, pero no implica cambios sustanciales en la terapéutica estándar.

♣ ♣

Novedad clínica: Utilidad en cuadros refractarios a los tratamientos actuales o en pacientes en los que el tratamiento estándar está contraindicado.

Novedad molecular: Mecanismo de acción innovador frente al de los tratamientos previamente disponibles para la misma o similar indicación terapéutica.

FÁRMACOS RELACIONADOS REGISTRADOS ANTERIORMENTE EN ESPAÑA

Fármaco

Medicamento®

Laboratorio

Año

Rituximab

Mabthera

Roche

1998

Trastuzumab

Herceptin

Roche

2000

Alemtuzumab*

Mabcampath

Sanofi Aventis

2001

Bevacizumab

Avastin

Roche

2005

Panitumumab

Vectibix

Amgen

2007

Cetuximab

Erbitux

Merck

2007

Ipilimumab

Yervoy

Bristol Myers Squibb

2011

Pertuzumab

Perjeta

Roche

2014

Ofatumumab

Arzerra

Glaxo SmithKline

2014

Brentuximab vedotina

Adcetris

Takeda

2014

* El medicamento Mabcampath® fue retirado de la Unión Europea en 2012, por motivos comerciales (EMA, 2012).

BIBLIOGRAFÍA

Tetradecilsulfato sódico VEINFIBRO® (STD)

ESCLEROTERAPIA DE VENAS VARICOSAS

Tradicionalmente, el sistema venoso de las extremidades inferiores es dividido en superficial (venas safena mayor o interna, safena menor o externa y sus tributarias) y profundo (venas que acompañan a las arterias principales y las venas perforantes). Las venas de las extremidades inferiores poseen válvulas bicúspides que facilitan el retorno sanguíneo en contra de la gravedad, pero este sistema se encuentra alterado, especialmente en la edad madura, en cerca de la mitad de la población, dando lugar a manifestaciones de mayor o menor relevancia clínica.

Las telangiectasias son dilataciones de venas intradérmicas y subdérmicas; representan la manifestación más frecuente de insuficiencia vneosa crónica y afectan más a las mujeres que a los varones. Por su parte, las varices son venas subcutáneas dilatadas y elongadas que están presentes en un 10-30% de la población general y aumentan a medida que aumenta la edad. La enfermedad venosa crónica de las extremidades o insuficiencia venosa crónica inferior es la enfermedad vascular más frecuente y se define por la presencia crónica de dilatación venosa y/o alteración funcional de las venas.

Las venas varicosas pueden clasificarse en primarias, que afectan a venas superficiales y son dos veces más frecuentes en mujeres que en varones y en un 50% de los casos hay antecedentes familiares. Las secundarias se deben a una insuficiencia u oclusión de las venas perforantes o de las venas profundas.

Los pacientes varicosos con síntomas más graves son generalmente los de más edad y presentan otras enfermedades concomitantes. La presentación clínica es variada; suele provocar edema y dolor en la extremidad afecta en más del 50% de los casos. El dolor empeora al mantenerse de pie o sentado de forma prolongada y mejora elevando la extremidad. En las mujeres, los síntomas pueden empeorar durante la menstruación o el embarazo, por el aumento del volumen intravascular y/o de los niveles plasmáticos de estrógenos. En un 25-75% de los pacientes se detecta un aumento del volumen de la extremidad. Suelen aparecer dilataciones venosas anómalas, eritema, dermatitis e hiperpigmentación cutáneos en las zonas más distales. En los casos más graves, aparecen úlceras y episodios de celulitis recidivante. El primer síntoma puede ser un sangrado espontáneo o por una úlcera. Se asocian fatiga generalizada, calambres musculares y alteraciones de la sensibilidad cutánea, que pueden dificultar el diagnóstico diferencial con otras causas de neuropatía periférica. Cuando los síntomas son intensos aparece una incapacidad progresiva para caminar, con disminución de la calidad de vida (González Toda, 2012).

tetra01

El tratamiento es fundamentalmente sintomático y está encaminado a prevenir la evolución de las varices, sus complicaciones y sus secuelas, ya que una vez instauradas, no existe actualmente ningún tratamiento medicamentoso que pueda revertir el proceso y la eliminación de la variz sólo puede realizarse destruyendo el vaso varicoso mediante diversos procedimientos (cirugía, láser, escleroterapia, etc.). Todos los factores que favorezcan el estancamiento o estasis de la sangre venosa de las piernas empeoran las varices; por ello, se debe facilitar el retorno venoso y potenciar la bomba muscular, tales como:

  • Elevación de las extremidades inferiores al menos al nivel del corazón durante 30 minutos unas 3-4 veces al día. Es útil en casos con síntomas leves o moderados, pero en muchos casos no es posible compatibilizarlo con la actividad laboral del paciente.
  • Ejercicio físico: es importante que el paciente evite el sedentarismo y periodos prolongados de estar de pie o sentado. Los ejercicios de flexión de las rodillas o caminar han demostrado mejorar los parámetros hemodinámicos, pero la adherencia a estas medidas tiende a ser muy baja.
  • Compresión continua mediante el uso de medias elásticas de compresión decreciente desde el pie hasta el muslo. Asimismo, los vendajes elásticos, que permiten aplicar la presión adecuada a la extremidad, también son de utilidad, pero menos prácticos. En cualquier caso, es un pilar fundamental del tratamiento de la insuficiencia venosa crónica, tanto para el control sintomático como para evitar la aparición de úlceras o lograr la curación de las mismas.

El tratamiento farmacológico va encaminado a aumentar el retorno venoso (venotónicos), incrementando el tono, la competencia valvular y la bomba muscular; asimismo, se pretende disminuir la inflamación de la pared venosa, reduciendo así la formación de edema. Como se ha indicado, los medicamentos actuales no resuelven el problema, pero pueden contribuir al alivio sintomático. Otros fármacos habitualmente utilizados son:

  • Diuréticos: no han demostrado eficacia en el control sintomático; sin embargo, pueden ser útiles en pacientes con otras patologías asociadas que provocan aparición o empeoramiento de los edemas (insuficiencia cardiaca, insuficiencia renal, etc.).
  • Ácido acetilsalicílico: parece acelerar la curación de las úlceras venosas, pero no tiene efecto alguno sobre la evolución de los pacientes con insuficiencia venosa no complicada.
  • Antibióticos sistémicos: sólo están indicados en pacientes con celulitis aguda o úlceras cutáneas infectadas. Nunca se deben utilizar de forma profiláctica.

Los venotónicos (dobesilato, bioflavonoides, escina, etc.) facilitan, en mayor o menor medida, un control sintomático. Sin embargo, los fundamentos científicos (ensayos clínicos controlados y aleatorizados) son muy escasos y metodológicamente cuestionables en muchos casos; además, en general no muestran mejores resultados que las medidas físicas. En cualquier caso, la pentoxifilina asociada a la terapia compresiva parece acelerar la curación de las úlceras venosas, así como la sulodexida. El iloprost, un análogo sintético de la prostaciclina, se utiliza en el tratamiento de las úlceras venosas.

La ablación (eliminación) de las venas varicosas superficiales logra disminuir eficazmente el edema de la extremidad y las complicaciones cutáneas secundarias a la hipertensión venosa. Su indicación depende de la intensidad de los síntomas, de la respuesta al tratamiento farmacológico y compresivo, de la extensión de la enfermedad, de las expectativas del paciente y de la posibilidad de dar un beneficio duradero tanto estético y sintomático como pronóstico. En los pacientes que sufren complicaciones importantes con tromboflebitis superficial recidivante o úlceras cutáneas persistentes o recurrentes, está directamente indicado el tratamiento quirúrgico. Las técnicas de ablación venosa son diversas y pueden ser químicas (escleroterapia), térmicas (láser) y mecánicas (cirugía).

La ablación química o escleroterapia se utiliza en los pacientes que presentan telangiectasias, arañas venosas y pequeñas venas varicosas. Consiste en la inyección la inyección de un agente irritante (polidocanol, tetradecilsulfato sódico etc.) que causa un daño endotelial en la vena afectada y, en última instancia, su destrucción y reabsorción por el organismo. Tras ello, se aplica un vendaje compresivo durante un cierto tiempo para facilitar la evolución. Básicamente, se utilizan soluciones y espumas, fundamentalmente en función del tamaño de las venas varicosas, empleándose las soluciones en los de menor tamaño y la espuma en varicosidades de mayor tamaño, venas safenas incompetentes y venas perforantes.

La espuma inyectable se compone de una fase líquida y de otra de gas, siendo ambas necesarias para ejercer su efecto terapéutico. La utilización de espuma tiene como ventaja frente a la solución que reemplaza la sangre en la vena, lo cual mejora la eficacia del agente esclerosante mediante la reducción del volumen de esclerosante requerido para el tratamiento y el aumento de la superficie efectiva del esclerosante en contacto con la pared de la vena.

Los productos utilizados son agentes tensioactivos en los que el polo hidrófobo de la molécula se une a los lípidos de la membrana celular del endotelio venoso, lo que resulta en la ruptura de la barrera osmótica, destrucción del endotelio venoso y, a consecuencia de ello, un vasoespasmo. Tras la exposición al agente esclerosante, la superficie interior de la vena se convierte en trombogénica, lo que conduce a la formación de trombos y la oclusión venosa. La vena ocluida acaba siendo sustituida finalmente por tejido conectivo fibroso. El agente esclerosante es desactivado tras el contacto con la sangre, lo que limita su acción esclerosante solo al endotelio próximo del sitio de la inyección. La escleroterapia se usa exclusivamente por vía intravenosa e idealmente con guía ecográfica; raramente se utiliza más de 5 ml por inyección y de 15-20 ml por sesión de tratamiento. Dichas sesiones deben estar separadas por un mínimo de 5 días.

La variable más habitualmente utilizada en la actualidad para determinar la eficacia de la escleroterapia consiste en cuantificar la mejoría en los síntomas del paciente, mediante el cambio producido desde antes de la intervención a 6-10 semanas después de la última sesión de escleroterapia. Para ello se determina la puntuación promedio de la puntuación VVSymQ (Varicose Veins Symptoms Questionnaire), un cuestionario que mide los principales síntomas en los pacientes con venas varicosas (pesadez de piernas, dolor, hinchazón, palpitación y picor). La puntuación VVSymQ va de 0 a 25, donde 0 representa ningún síntoma y el 25 representa los 5 síntomas que experimentan todo el tiempo. En general, para pacientes con puntuaciones basales de 7 a 10 puntos, conseguir una reducción de más de dos puntos por encima de lo conseguido con placebo se considera clínicamente relevante (Todd, 2014).

Una ventaja principal propuesta de la escleroterapia con espuma sobre la escleroterapia convencional (solución) es que las venas más grandes parecen ser tratadas de forma más exitosa con la técnica de espuma en comparación con la escleroterapia líquida. La tasa de éxito varía entre un 85% y un 95% y los tipos de complicaciones y la tasa de complicaciones son similares a los de la escleroterapia líquida.

La escleroterapia está contraindicada en caso de alergia al agente esclerosante o de enfermedad tromboembólica aguda y su uso debe ser precautorio en pacientes con historial de trombosis venosa. No debe inyectarse intaarterialmente, ya que ésta o la extravasación del contenido pueden provocar una necrosis tisular grave.

La ablación térmica se puede lograr aplicando energía en forma de radiación lumínica sobre la piel para tratar telangiectasias o arañas venosas. También se puede aplicar introduciendo catéteres para aplicar luz láser o radiofrecuencia dentro de la vena incompetente (safena mayor o safena menor). Existen sondas pequeñas para tratar venas varicosas menores, como las perforantes.

Finalmente, la ablación mecánica consiste en la destrucción física de la vena, extrayéndola parcial o totalmente mediante cirugía. Las técnicas usadas son la ligadura venosa, la flebectomía stab, la flebectomía powered y la ligadura abierta o endoscópica de las perforantes. Las contraindicaciones para el tratamiento mediante ablación venosa son: gestación, trombosis venosa aguda profunda o superficial, presencia de enfermedades arteriales moderadas o graves, enfermedad sistémica avanzada y alteraciones articulares que limiten la movilidad.

El tratamiento quirúrgico de las várices de la vena safena interna (VSI) ha constado tradicionalmente de la ligadura safenofemoral y la extirpación de la VSI hasta la rodilla (LA/E). Las várices troncales y no safenas visibles en la pantorrilla así como las ramas varicosas de la VSI en el muslo son tratadas con flebectomías con gancho (avulsiones punzantes), escleroterapia o flebectomía transiluminada propulsada. Estos procedimientos a menudo se han realizado bajo anestesia general; sin embargo, la anestesia se utiliza cada vez menos o se adoptan técnicas de bloqueo local. Se informa que la tasa de recurrencia a cinco años después de la ligadura de la unión safenofemoral y la extirpación de la VSI (LA/E) es de entre un 20% y un 28% y cuando no se realiza la extirpación de la VSI (ligadura safenofemoral solamente) se duplica la tasa de recurrencia. Para la cirugía primaria de la VSI la tasa de complicación general es de entre un 17% y un 20% mientras que la de las venas varicosas recurrentes es de 40%. Estas complicaciones incluyen hematoma de la herida, infecciones de la herida, pérdidas linfáticas, lesiones comunes de la vena y la arteria femoral y complicaciones neurológicas. A los pacientes se los alienta a movilizarse inmediatamente después de la cirugía y generalmente se les recomienda regresar al trabajo después de 10 a 14 días (Nerbitt, 2011).

En general, se acepta que los métodos químicos (escleroterapia) y térmicos (radiofrecuencia, láser) tiene una similar eficacia que los mecánicos (cirugía) para el tratamiento de las venas varicosas más superficiales, pero la cirugía es electiva en los cuadros de varices más profundas y de mayor calibre. Por lo tanto, el método a aplicar depende de la gravedad de los síntomas, del tamaño de los vasos a tratar y de las complicaciones previsibles propias de cada método.

ACCIÓN Y MECANISMO

Veinfibro® es un medicamento consistente en una solución de tetradecilsulfato sódico, para administración intravenosa en el tratamiento en adultos de venas varicosas primarias no complicadas, venas varicosas residuales o recurrentes tras cirugía, venas reticulares, vénulas y arañas vasculares de las extremidades inferiores que muestren dilatación. La concentración de la solución de partida depende del uso específico del medicamento: arañas vasculares (0,2%), venas reticulares (0,5%), varices pequeñas o medianas (1%) y varices grandes (3%). Las concentraciones al 1% y 3% se pueden convertir en espuma previamente a su uso utilizando la técnica Tessari, mediante el que se combinan dos jeringas estériles; en la primera se recoge 1 ml de líquido esclerosante, mientras que en la segunda se toman 3-4 ml de aire (a través de un filtro esterilizante). Tras ello, se conectan ambas jeringas utilizando una válvula estéril de tres vías y se fuerza el paso del contenido entre ambas jeringas de forma repetida (alrededor de 20 veces), para homogeneizar la espuma resultante. Tras ello, se inyecta inmediatamente (no más de un minuto tras la constitución de la espuma) en la vena objeto de tratamiento esclerosante.

El tetradecilsulfato sódico causa un daño endotelial en la vena donde se aplica, como consecuencia de que la zona hidrofóbica de su molécula (la larga cadena hidrocarbonada) se une a los lípidos de la membrana celular del endotelio venoso, lo que resulta en la ruptura de la barrera osmótica, destrucción del endotelio venoso y, a consecuencia de ello, un vasoespasmo. Tras la exposición al agente esclerosante, la superficie interior de la vena se convierte en trombogénica, lo que conduce a la formación de trombos y la oclusión venosa. La vena ocluida acaba siendo sustituida finalmente por tejido conectivo fibroso. Tras su administración, más del 75% del tetradecilsulfato sódico desaparece rápidamente de la zona donde se ha aplicado, difundiendo hacia los vasos comunicantes y, en particular, en las venas profundas donde se diluye en la sangre y de donde es eliminado sin metabolizar a través del riñón.

ASPECTOS MOLECULARES

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El tetradecilsulfato sódico es un agente tensioactivo (surfactante), que presenta en su molécula una zona hidrofóbica y otra hidrofílica. La zona hidrofóbica está formada por la larga cadena hidrocarbonada de 14 átomos de carbono, en tanto que la hidrofílica está constituida por hemisulfato sódico. Actúa reduciendo la tensión superficial en la zona de contacto entre dos fases separadas, en este caso los componentes lipídicos de la membrana celular endotelial y el fluido acuoso del exterior celular, provocando la desnaturalización de la bicapa lipídica de la membrana y, con ello, la destrucción de la célula endotelial. El tetradecilsulfato está funcional y estructuralmente relacionado con otros agentes tensioactivos utilizados como esclerosantes de varices y en particular con el polidocanol (lauromacrogol 400; laureth 9).

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad del tetradecilsulfato sódico han sido adecuadamente contrastadas en la indicación autorizada. El Grupo Cochrane de Enfermedades Vasculares Periféricas (Cochrane Peripheral Vascular Diseases Group, PVD) realizó una amplia revisión (Schwartz, 2011), incluyendo 10 ensayos controlados aleatorios o cuasialeatorios sobre el tratamiento de las telangiectasias que compararon la escleroterapia con un placebo salino normal, ningún tratamiento o un régimen alternativo de escleroterapia, sobre un total de 484 pacientes. En general, el tetradecilsulfato sódico (STS), el polidocanol (POL) y heparsal (solución salina al 20% mezclada con heparina 100 unidades/ml) eliminan las venas de forma más eficaz que una inyección de solución salina normal, pero no hubo pruebas de que un agente esclerosante fuera mejor que otro, que los pacientes estuvieran más satisfechos con un agente que con otro ni a qué dosis un agente fue mejor. Hubo algunas pruebas de que el POL fue menos doloroso que el heparsal y el STS, y que el STS fue más doloroso que el heparsal. A dosis mayores, algunos de los agentes parecieron causar más dolor y efectos secundarios como decoloración parda leve, erupción o rubor próximo a la vena inyectada, o prurito; sin embargo, no hay suficientes pruebas para determinar la concentración óptima a utilizar. En opinión de los autores de la revisión, los ensayos se diseñaron de formas muy diferentes y utilizaron agentes diversos, lo que significó que no fue posible combinar los estudios para poder establecer conclusiones firmes; asimismo, la cantidad de pruebas disponibles fue limitada y la calidad metodológica general de las investigaciones fue deficiente.

Desde el punto de vista de la seguridad, los eventos adversos más frecuentemente relacionados con la administración del medicamento son dolor o escozor durante la inyección y tromboflebitis superficial (1-10%), siendo menos frecuentes la capilarización (crecimiento de arañas vasculares en la zona tratada), la coloración de la piel y las reacciones inflamatorias cutáneas locales, como dermatitis, urticaria, induración, eritema (<1%).

ASPECTOS INNOVADORES

Veinfibro® es un medicamento consistente en una solución de tetradecilsulfato sódico, para administración intravenosa en el tratamiento en adultos de venas varicosas primarias no complicadas, venas varicosas residuales o recurrentes tras cirugía, venas reticulares, vénulas y arañas vasculares de las extremidades inferiores que muestren dilatación. Las concentraciones al 1% y 3% se pueden convertir en espuma previamente a su uso utilizando la técnica Tessari. El tetradecilsulfato sódico causa un daño endotelial en la vena donde se aplica y, a consecuencia de ello, un vasoespasmo; tras la exposición al agente esclerosante, la superficie interior de la vena se convierte en trombogénica, lo que conduce a la formación de trombos y la oclusión venosa. La vena ocluida acaba siendo sustituida finalmente por tejido conectivo fibroso.

Su eficacia y su seguridad han sido comprobadas, aunque no hay pruebas de que el tetradecilsulfato sódico sea mejor ni más seguro como agente esclerosante que el polidocanol (etoxisclerol®), disponible en España como medicamento desde hace más de 30 años, ni que los pacientes estén más satisfechos. Ambos fármacos están incorporados en las European Guidelines for Sclerotherapy in Chronic Venous Disordersk (Rabe, 2014).

La incorporación del tetradecilsulfato sódico viene a completar el arsenal de tensioactivos utilizados en escleroterapia, una técnica con tasas de eficacia en oclusión venas varicosas similar a los métodos térmicos (láser y radiofrecuencia), pero menores que la cirugía (Rathburn, 2012), especialmente en los cuadros de varices más profundas y de mayor calibre.

VALORACIÓN

TETRADECILSULFATO SÓDICO – VEINFIBRO® (STD)

Grupo Terapéutico (ATC): C05BB. APARATO CARDIOVASCULAR. Vasoprotectores. Terapia antivaricosa: agentes esclerosantes locales.

Indicaciones autorizadas: Tratamiento en adultos de venas varicosas primarias no complicadas, venas varicosas residuales o recurrentes tras cirugía, venas reticulares, vénulas y arañas vasculares de las extremidades inferiores que muestren dilatación.

VALORACIÓN GLOBAL: SIN INNOVACIÓN. No implica aparentemente ninguna mejora farmacológica ni clínica en el tratamiento de las indicaciones autorizadas.

FÁRMACOS RELACIONADOS REGISTRADOS ANTERIORMENTE EN ESPAÑA

Fármaco

Medicamento®

Laboratorio

Año

Lauromacrogol 400 (polidocanol)

Etoxisclerol

Ferrer

1982

BIBLIOGRAFÍA