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Bromocriptina (Parlodel®): Condiciones de uso en inhibición de la lactancia

Tras la evaluación del balance beneficio-riesgo de bromocriptina (Parlodel®) para la inhibición de la lactancia, el Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo (PRAC) ha concluido que el balance beneficio-riesgo se mantiene favorable, teniendo en cuenta lo siguiente:

– Utilizar únicamente cuando esté médicamente indicado y no de forma rutinaria para la supresión de la lactancia o el alivio de síntomas post-parto.

– No se debe utilizar en mujeres con hipertensión arterial no controlada, trastornos hipertensivos del embarazo u otras patologías cardiovasculares graves, así como en aquellas con síntomas o antecedentes de patología psiquiátrica severa.

– Debe controlarse la tensión arterial de las pacientes durante el tratamiento, en particular durante los primeros días.

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha informado1 de los acuerdos tomados por el Comité europeo para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia (PRAC) celebrado en julio de 2014, sobre el uso de la bromocriptina en la supresión o inhibición de la lactancia.

Parlodel® (bromocriptina) está comercializado en España en comprimidos de 2,5 y 5 mg, autorizado para la inhibición de la lactancia, hiperprolactinemia, prolactinoma, tratamiento complementario de acromegalia y enfermedad de Parkinson. La presentación de 5 mg únicamente está autorizada en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson (para una información detallada, consultar la ficha técnica en www.aemps.gob.es).

Recientemente, en julio de 2014, el Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo (PRAC) ha finalizado la evaluación del balance beneficio-riesgo de bromocriptina en su indicación como inhibidor de la lactancia. Posteriormente, el pasado 21 de agosto de 2014, las recomendaciones del PRAC fueron ratificadas2 en la reunión del CMDh, el Grupo Europeo de Coordinación del que forman parte todas las Agencias de Medicamentos europeas y, eventualmente, por la Comisión Europea, que concluirán con una decisión final y vinculante para toda la UE.

Esta revisión se ha llevado a cabo a solicitud de la autoridades francesas como consecuencia de un incremento de la notificación de sospechas de reacciones adversas graves cardiovasculares (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular), neurológicas (convulsiones) y psiquiátricas (alucinaciones, episodios maníacos) asociadas a su uso como inhibidor de la lactancia. Estas posibles reacciones adversas ya estaban descritas para bromocriptina.

Se han revisado los datos procedentes de notificación espontánea de sospechas de reacciones adversas, de ensayos clínicos, de estudios observacionales y de la literatura científica. En esta revisión no se han incluido otras indicaciones diferentes a la supresión de la lactancia.

En cuanto a los datos de seguridad, los casos de sospechas de reacciones adversas cardiovasculares, neurológicas y psiquiátricas notificados no se han considerado elevados en términos absolutos teniendo en cuenta el uso de bromocriptina para esta indicación desde su autorización. De entre los casos graves, un porcentaje elevado tenían otros factores contribuyentes. Además, el post-parto es en sí mismo un periodo de riesgo para este tipo de acontecimientos. Los datos procedentes de estudios observacionales en los que se analizaron los riesgos de hipertensión arterial3, acontecimientos cardiovasculares y cerebrovasculares4 y convulsiones5 no apoyan una asociación con el tratamiento.

No obstante, debido a la existencia de casos notificados sin factores contribuyentes y con una reaparición de la reacción adversa tras una nueva exposición a bromocriptina, no se puede descartar que bromocriptina, pueda incrementar el riesgo de acontecimientos cardiovasculares y trastornos neuropsiquiátricos asociados al periodo post-parto.

Los datos de eficacia procedentes de ensayos clínicos confirman que bromocriptina es eficaz en esta indicación, al igual que otros agonistas dopaminérgicos.

Recomendaciones

La AEMPS recomienda a los profesionales sanitarios seguir estas condiciones de uso, reflejadas en la ficha técnica del medicamento.

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, el PRAC ha concluido que el balance beneficio-riesgo de bromocriptina en la inhibición de la lactancia se mantiene favorable, respetando las siguientes condiciones:

  • Bromocriptina (Parlodel®) únicamente debe utilizarse cuando la supresión de la lactación esté médicamente indicada y no de forma rutinaria para la supresión de la lactancia o el alivio de síntomas post-parto como el dolor y tensión mamaria, para los que existen alternativas no farmacológicas o el uso de analgésicos.
  • No se debe utilizar en mujeres con hipertensión arterial no controlada, trastornos hipertensivos del embarazo (eclampsia, pre-eclampsia o hipertensión durante el embarazo), hipertensión post-parto, antecedentes de cardiopatía isquémica u otras patologías cardiovasculares graves, así como en aquellas con síntomas o antecedentes de patología psiquiátrica severa.
  • La tensión arterial de las pacientes debe vigilarse durante el tratamiento, en particular durante los primeros días.
  • En el caso de que se presente hipertensión arterial, dolor torácico o cefalea severa o mantenida indicativa de origen central, el tratamiento deberá suspenderse.

REFERENCIAS

  1. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Bromocriptina (Parlodel®) en inhibición de la lactancia: condiciones de uso. (Recomendaciones del Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo-PRAC). Nota informativa MUH (FV) 10/2014, de 11 de julio de 2014. Disponible en la web: http://www.aemps.gob.es/informa/notasInformativas/medicamentosUsoHumano/seguridad/2014/NI-MUH_FV_10-2014-bromocriptina.htm (consultado 02 septiembre 2014).
  2. EMA. CMDh endorses restricted use of bromocriptine for stopping breast milk production The medicine should not be used routinely for preventing or stopping milk production after childbirth, 21 August 2014. Referencia: EMA/441377/2014. Disponible en: http://www.ema.europa.eu/docs/en_GB/document_library/Referrals_document/Bromocriptine_31/Position_provided_by_CMDh/WC500171671.pdf (consultado 02 septiembre 2014).
  3. Watson DL, Bhatia RK, Norman GS, Brindley BA, Sokol RJ. Bromocriptine mesylate for lactation suppression: a risk for postpartum hypertension? Obstet Gynecol 1989;74:573-6.
  4. Herings RM, Stricker BH. Bromocriptine and suppression of postpartum lactation. The incidence of adverse cardiovascular effects in women of child-bearing age. Pharm World Sci. 1995 Jul 28;17(4):133-7.
  5. Rothman KJ1, Funch DP, Dreyer NA. Bromocriptine and puerperal seizures. Epidemiology. 1990 May; 1(3):232-8.

IMPORTANTE

El Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de Uso Humano (SEFV-H) se basa en el programa de notificación espontánea de un profesional sanitario (médico, odontólogo, farmacéutico, enfermero, otros) de una sospecha de relación entre un medicamento (incluidos vacunas, sueros, gases medicinales, fórmulas magistrales, plantas medicinales) y un síntoma o signo adverso (reacción adversa, RAM) que manifieste el paciente (programa de tarjeta amarilla). El Real Decreto 577/2013 de Farmacovigilancia de medicamentos de uso humano (BOE núm. 179, de 27 de julio de 2013) entró en vigor el 28 de julio de 2013. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) coordina el SEFV-H.

¿Qué notificar?

Se deben notificar las sospechas de RAM:

– con medicamentos autorizados, incluidas las de aquellos que se hayan utilizado en condiciones diferentes a las autorizadas o con medicamentos extranjeros importados con autorización de la AEMPS,

– principalmente las RAM ‘graves’ (mortales, o que amenacen la vida, prolonguen o provoquen una hospitalización, causen incapacidad o sean médicamente importantes y las trasmisiones de un agente infeccioso a través de un medicamento) o RAM ‘inesperadas’ de cualquier medicamento,

– con medicamentos de ‘seguimiento adicional’ (durante sus primeros 5 años desde la autorización, identificados con un triángulo negro invertido () a la izquierda del nombre del medicamento en el material informativo, en el prospecto y en la ficha técnica); ver la lista mensual de los medicamentos con triángulo negro en la web de la AEMPS, en la sección de CIMA con el criterio de búsqueda del «Triángulo negro»: http://www.aemps.gob.es/cima/pestanias.do?metodo=accesoAplicacion

– las que sean consecuencia de ‘errores de medicación’, que ocasionen daño en el paciente,

– las originadas por ‘interacciones’ con medicamentos, plantas medicinales, incluso alimentos (zumo de pomelo, ahumados, crucíferas, etc).

¿Cómo notificar?

No olvide notificar cualquier sospecha de RAM a su Centro Autonómico o Regional de Farmacovigilancia mediante las ‘tarjetas amarillas’. Consulte en este directorio su Centro Autonómico de Farmacovigilancia correspondiente.

NUEVO MÉTODO: se puede notificar a través del sitio web https://www.notificaram.es/, y el sistema electrónico le hace llegar a su centro correspondiente la notificación de sospecha de RAM. Sirve para profesionales sanitarios y para ciudadanos, en formularios diferentes. La nueva legislación europea de farmacovigilancia establece esta posibilidad para facilitar la notificación de las sospechas de RAM por la población en general.

¿Dónde conseguir tarjetas amarillas?

Consultando a su Centro correspondiente del SEFV-H. Podrá encontrar el directorio de Centros en las primeras páginas del «Catálogo de Medicamentos» y en las páginas de Internet http://www.portalfarma.com y http://www.aemps.gob.es/vigilancia/medicamentosUsoHumano/docs/dir_serfv.pdf.

¿Dónde consultar las fichas técnicas y prospectos de los medicamentos?

En la página web de la AEMPS http://www.aemps.gob.es >> seleccionando >> «CIMA: Centro de Información on-line de Medicamentos de la AEMPS, Humanos», se pueden consultar por nombre comercial o por sus principios activos. También están disponibles en la base de datos BOT Plus.

NOTA: la mención de marcas comerciales en el texto solo tiene fines de identificación, y en absoluto se les debe asignar directamente lo descrito en el texto.

Anticoncepción no hormonal

Resumen

La anticoncepción consiste en el uso de productos y/o técnicas específicas por parte de individuos o parejas para controlar su fertilidad de forma permanente o durante periodos determinados, con el fin de evitar un embarazo no deseado. La anticoncepción forma parte de la denominada salud reproductiva. Actualmente, el 73% de las mujeres españolas en edad fértil utilizan algún método anticonceptivo, especialmente preservativos masculinos (31%), anticonceptivos hormonales orales (16%) y métodos quirúrgicos (13%, fundamentalmente vasectomía y ligadura de trompas). Los métodos de barrera incluyen una serie de dispositivos físicos o sustancias químicas, que aplicados sobre el aparato genital masculino o femenino impiden el paso de los espermatozoides al canal cervical uterino. Estos métodos son importantes no solo desde la perspectiva de la prevención de embarazos no deseados, sino también en relación a la problemática de las enfermedades de transmisión sexual. Específicamente, con respecto a los métodos de barrera, y sobre todo cuando se utilizan los espermicidas, el farmacéutico tiene un papel determinante porque debe tener en cuenta el nivel cultural y la formación de los usuarios para que haya una correcta utilización de estos métodos, cuya eficacia depende de ello.

Concepto

El embarazo es consecuencia de la fusión de determinadas células (gametos) producidas por el hombre (espermatozoides) y la mujer (óvulos), durante su etapa vital de fertilidad. La fusión entre el espermatozoide y el óvulo tiene lugar normalmente en una de las trompas de Falopio, por donde desciende el, generalmente, único óvulo que madurado en el ovario durante el ciclo menstrual. Los espermatozoides son depositados en la vagina (eyaculación) por el pene masculino, ascendiendo por el útero hasta las trompas de Falopio.

Los espermatozoides son capaces de sobrevivir en el entorno vaginal y uterino un máximo de 72 h, mientras que la supervivencia del óvulo es menor, entre 6 y 24 h. Por ello, en términos reales, la probabilidad de embarazo a lo largo de un ciclo menstrual típico queda restringida fundamentalmente a tres o cuatro días; sin embargo, no siempre puede saberse con precisión cuándo se produce la “ventana fértil”. En general, se estima que una pareja adulta fértil y sana que mantenga relaciones sexuales plenas (1-4 veces por semana), la posibilidad de embarazo sin tomar ninguna medida anticonceptiva es del 85-90% a lo largo de un año.

Por su parte, la anticoncepción consiste en el uso de productos y/o técnicas específicas por parte de individuos o parejas para controlar su fertilidad de forma permanente o durante periodos determinados, con el fin de evitar un embarazo no deseado. La anticoncepción forma parte de la denominada salud reproductiva, que según la IV Conferencia Internacional de Población y Desarrollo celebrada en El Cairo en 1994, consiste en un estado general de bienestar físico, mental y social y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos. La salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la libertad de decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia. El hombre y la mujer tienen el derecho a obtener información y acceso a métodos seguros, eficaces, asequibles y aceptables de su elección para la regulación de la fecundidad, así como el derecho a recibir servicios adecuados de atención de la salud que permitan los embarazos y los partos sin riesgos. La salud y los derechos sexuales suponen el ejercicio de la sexualidad y la orientación sexual, libre de discriminación, coacción o violencia, así como el acceso a la información sobre el cuerpo y a la educación sexual. 

Según el Libro blanco sobre la percepción de los anticonceptivos entre las mujeres españolas1, en España es entre los 16 y los 20 años de edad cuando la mayoría de las mujeres establecen sus primeras relaciones sexuales (63,3%). En esta publicación se señala al ginecólogo como principal fuente de información y consulta de la mujer, con una influencia destacada en la toma de decisión a la hora de elegir un método anticonceptivo. Junto a este especialista, es destacable el papel de las matronas y el de los farmacéuticos, debido a la relación de confianza que mantienen con las mujeres españolas. En este mismo estudio se registra la percepción, en general, de falta de información sobre los anticonceptivos disponibles.

La utilización de métodos anticonceptivos ha sido objeto de varios estudios en nuestro país, permitiendo comprobar la evolución de los hábitos a lo largo del tiempo. En el año 2007, el 37,0% de las mujeres afirmaba utilizar métodos anticonceptivos2, especialmente entre las mujeres con edades comprendidas entre 20 y 39 años (20-29: 66% y 30-39: 59%). Un 60,1% de las mujeres dice no utilizarlos (15-19: 75,3%). En el año 2014, un 72,7% de las mujeres con edades comprendidas entre 15 y 50 años los utilizaban3 (20-29 años: 82% y 30-39 años: 74%) y aunque se incluyeron a mujeres de 50 a 59 años de edad en el estudio de 2007 pero no en el de 2014, es evidente un aumento del uso de medidas anticonceptivas con carácter regular en España.

En 2007 y en 2014, los métodos anticonceptivos usados más habitualmente fueron los mismos: preservativo masculino (31,3% en 2014 vs 30,7% en 2007), anticonceptivos hormonales orales (16,2% vs. 28,6%), métodos quirúrgicos (12,7% vs. 10,2%, fundamentalmente vasectomía y ligadura de trompas), coitus interruptus o “marcha atrás” (0,8% vs. 7,1%) DIU/espiral de cobre (3,6% vs. 4,3%), anillo vaginal mensual (3,2% vs. 4,1%), parches hormonales mensuales (1,3% vs. 0,9%), abstinencia regular y otros métodos naturales4 (0,1% vs. 2,6%), y etc. Como se aprecia, se mantiene el preservativo masculino como principal método, se ha reducido el consumo de anticonceptivos orales, ha aumentado la utilización de métodos quirúrgicos, y han descendido drásticamente las prácticas de tipo naturalístico (coitus interruptus, abstinencia periódica, etc.). Por grupos de edad, los métodos más empleados son:

  • 15-19 años: preservativo masculino (38% en 2014 vs. 42% en 2007) y anticonceptivos orales (9% vs. 32%).
  • 20-29 años: preservativo masculino (40% vs. 30%)y anticonceptivos orales (28% vs. 43%)
  • 30-39 años: preservativo masculino (30% vs. 34%) y anticonceptivos orales (19% vs. 27%).
  • 40-49 años: preservativo masculino (24 vs. 32%) y métodos quirúrgicos (20% vs. 23%).

Por otro lado, se ha consolidado la utilización de la llamada píldora postcoital o píldora del día después (PDD) como método de emergencia anticonceptiva. Pese a los argumentos inicialmente esgrimidos por algunos, prácticamente ninguna mujer utiliza la PDD como método anticonceptivo habitual, tal como recoge el Estudio poblacional sobre el uso y opinión de la píldora postcoital (2013)5; de hecho, solo el 0,5% del total de mujeres de 14 a 50 años tienen en casa la PDD de manera preventiva. El 16,6% de las mujeres de 14 a 50 años ha comprado alguna vez la PDD aunque no la haya utilizado y el 14,7% de las mujeres españolas de 14 a 50 años declara haberla utilizado alguna vez, manteniéndose una tasa de uso declarado muy estable. La utilización de la PDD está asociada mayoritariamente a una situación de emergencia, fundamentalmente como consecuencia de algún problema con el método anticonceptivo utilizado (78,9%), principalmente el preservativo. El uso de la PDD es ocasional, como lo demuestra que la gran mayoría de las mujeres que la ha utilizado en los últimos 12 meses, lo hicieron una sola vez (75%).

Características generales de los anticonceptivos

Los métodos anticonceptivos generalmente se clasifican frecuentemente según su relación temporal con el coito. En este sentido, los métodos utilizados en el momento del coito (diafragma, preservativo, etc.) son menos eficaces que los no relacionados (anticonceptivos hormonales, DIU, etc.), dado que en estos últimos la intervención personal es más sencilla y eficaz. Aunque en este artículo se revisan exclusivamente los de carácter no hormonal, es importante tener en consideración aquellos de carácter hormonal, como referencia de eficacia anticonceptiva. En general, los métodos anticonceptivos reúnen una serie de características o atributos determinantes para su elección. Entre ellos, los más relevantes son:

  • Eficacia: Es definida como la capacidad de un método anticonceptivo de impedir la gestación, aunque a veces es referida incorrectamente como seguridad. Se suele valorar mediante un parámetro denominado índice de Pearl (IP), que indica el número de embarazos que presentarían 100 mujeres que usaran un determinado método durante un año. El índice de Peral para una pareja fértil y sana con relaciones sexuales plenas frecuentes, este índice es 85. En orden de mayor a menor eficacia: esterilización/anticoncepción oral/DIU (dispositivo intrauterino)/métodos de barrera/métodos naturales. En la eficacia debe resaltarse la diferencia entre eficacia teórica o uso perfecto, que es la que presentaría un método en las condiciones óptimas, y la eficacia de uso más común o uso típico, que es la que resultaría en el momento de su implantación y está sometida a posibles fallos del propio usuario.
  • Seguridad: Es el atributo que describe la capacidad de un método para alterar positiva o negativamente el estado de salud del usuario o de amenazar su vida.
  • Reversibilidad: Valora la recuperación de la capacidad reproductiva al interrumpir el uso de un método determinado. Se valora al comparar las curvas acumulativas de embarazos en un colectivo que abandona el método con este objetivo con las curvas que presentan las no usuarias de contracepción en la misma situación.
  • Complejidad de uso: Es un factor que limita su potencial aplicación universal y que obliga a asegurarse de la capacidad de comprensión del usuario respecto al método aconsejado y la propia habilidad del usuario. Así, por ejemplo, la colocación adecuada de un diafragma exige un buen nivel de conocimiento del propio cuerpo y un mínimo de destreza para colocar adecuadamente este instrumento una vez aplicada la crema espermicida.
  • Relación con el coito: Se pueden distinguir al respecto tres tipos de métodos: los que tienen una relación inmediata, mediata y lejana. Entre los inmediatos debemos incluir coito interrumpido y el preservativo, ambos afectan a la relación, pero además en el caso del segundo existe la necesidad de disponer del preservativo en el momento adecuado. Entre los métodos mediatos se pueden citar el diafragma, la esponja vaginal y los espermicidas, aunque no interrumpen la relación, implican la disponibilidad de estos medios y del tiempo y lugar adecuados para colocarlos con anterioridad a la relación. Finalmente, se pueden considerar métodos lejanos aquellos que se aplican de forma difusa y que, por tanto, no guardan ninguna relación temporal específica con el coito; entre ellos se encuentran la esterilización, el DIU y la anticoncepción hormonal.
  • Coste y disponibilidad: Aunque este atributo pueda parecer de escasa importancia, sobre todo cuando se compara con los costes de una gestación no deseada, continúa siendo un factor que puede influir sustancialmente en los usuarios, especialmente cuando no se dispone en las circunstancias precisas de su uso.

Anticonceptivos no hormonales

Métodos de barrera

Estos métodos incluyen una serie de dispositivos físicos o sustancias químicas, que aplicados sobre el aparato genital masculino o femenino impiden el paso de los espermatozoides al canal cervical uterino. Estos métodos son importantes no solo desde la perspectiva de la prevención de embarazos no deseados, sino también en relación a la problemática de las enfermedades de transmisión sexual (ETS), como sífilis, gonorrea, clamidiasis, SIDA, condiloma acuminado (papiloma venéreo o verruga genital), herpes genital, hepatitis B y C, etc.

Los preservativos o condones masculinos son fundas muy finas que se insertan en el pene, para lo cual éste debe estar erecto. Los modelos disponibles en oficina de farmacia están normalizados, de manera que cubran toda la longitud del pene y además tengan una capacidad determinada de resistencia física y química. Pueden variar en cuanto al reservorio y al material lubricante, que puede llevar espermicida o no. El material más empleado es el látex, aunque existe una amplia oferta de preservativos confeccionados con otros materiales para su uso en parejas en el que uno de sus miembros es alérgico al látex.

El esperma es recogido dentro del preservativo (la mayoría tienen un depósito para ello), debiendo dejarse puesto mientras dure el coito. Cada preservativo sólo vale para un único coito, no debiendo reutilizarse ni siquiera después de lavarlo, ya que pierde la lubricación y pueden producirse pequeñas fisuras imperceptibles a simple vista.

Si se utilizan de forma adecuada, el preservativo también proporciona una considerable protección frente a las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y parece ser que éste se muestra efectivo frente a la gonorrea, pero no frente al virus del herpes. Se ha discutido mucho acerca de la capacidad para prevenir el cáncer cervical en las mujeres. El índice de fracasos con un empleo correcto oscila entre un 1% y un 4%, que puede ser aún menor con el empleo de un espermicida, en el preservativo o en la vagina. El uso inadecuado reduce notablemente la capacidad para prevenir el embarazo. Un problema importante que se plantea con el uso de los preservativos es la alergia al látex, que se cibra en un 5-10% de la población.

A diferencia del masculino, no existe un diseño universal para el preservativo femenino, aunque el material es similar, en látex o poliuretano, y más grueso, cubriendo toda la longitud de la vagina y presenta un área extensa sobre el perineo, que recubre los genitales externos. El modelo más experimentado consiste en una vaina de poliuretano prelubricado que contiene dos anillos elásticos, uno en cada extremo, el primero se localiza en el extremo ciego y se coloca sobre el fondo vaginal como si se tratara de un diafragma y el segundo anillo se extiende sobre el perineo cubriendo los genitales externos.

En cuanto a eficacia se estima que tiene un índice fallos del 5% en uso perfecto, pero alcanza un 21% en uso típico. Puede tener una ventaja importante en la prostitución y en la transmisión de enfermedades, ya que puede ser usado por la mujer independientemente de la actitud del varón, al menos teóricamente. Sin embargo el uso de este preservativo plantea una serie de problemas, aunque la mayoría de carácter subjetivo. El papel dominante del hombre en ciertas culturas, el desplazamiento del sistema dentro o fuera de la vagina, los ruidos molestos durante el coito, la dificultad de inserción, el precio, y la consideración inaceptable para muchos de la visibilidad de la parte externa, son los más significativos.

El diafragma consiste en una copa de goma o látex y protegido en sus bordes por un aro de metal flexible, también revestido, que generalmente contiene espermicida en crema. Se coloca en el fondo de la vagina, sobre el cérvix, tres horas antes de la relación sexual, lo cual hace que no sea necesario interrumpir la fase de excitación, como ocurre con el uso del preservativo. Debe permanecer entre 6 y 8 horas. La mujer debe ser adiestrada por su ginecólogo sobre la manera correcta de inserción, así como en la elección de la talla y el tipo de diafragma. Cuando es empleado correctamente, el índice de fracasos se sitúa en un 3% al año. Su capacidad preventiva de enfermedades de transmisión sexual es menor que la conferida al preservativo masculino y femenino.

Para su uso y aplicación se requiere el asesoramiento del ginecólogo ya que si bien en el caso de los preservativos las medidas son prácticamente universales, en este caso las medidas deben ajustarse a cada usuaria, y ésta debe ser instruida posteriormente sobre la técnica de su colocación. El aro metálico se aprieta entre los dedos dándole forma de ocho y se introduce en la vagina hacia dentro y abajo, con el dedo índice se eleva el borde anterior y se coloca en la fosa retropúbica. Una vez realizado el acto sexual éste se retira, se lava y se guarda en el estuche.

Se ha aconsejado también la utilización del diafragma asociado con espermicidas que se aplicarían impregnando ambas caras. Sin embargo, hay controversias a este respecto ya que hay quien lo considera algo grasiento y poco limpio. Este método presenta protección frente a Chlamydia, gonococo y Trichomonas, pero nula protección frente a virus del herpes. Es importante señalar que se ha observado un aumento de infecciones por Escherichia coli. Existen algunas variantes, como el LEA’S SHIELD®, constituido por silicona en forma de casquete elíptico o bol que hace de barrera en el cérvix. Igualmente existe el denominado capuchón cervical, denominado FEM CAP®, que cubre el cérvix, se ajusta a los fondos de saco vaginales y presenta una aleta circundante que se adhiere a la pared vaginal. Su tasa de fallos oscila entre un 6% y un 16%.

Los DIU (dispositivos intrauterinos) son unos pequeños dispositivos que se insertan en el útero por ginecólogos, taponando las trompas de Falopio y se mantienen allí durante períodos variables, según el tipo. Son bastante eficaces como anticonceptivos. Existen varios tipos:

  • DIU inertes (mecanismo antiimplantativo). Producen un infiltrado leucocitario en el endometrio, provocando la fagocitosis de los espermatozoides; tienen, en este sentido, también una acción espermicida.
  • DIU con cobre (mecanismo anticonceptivo). El depósito de cobre en el endometrio provoca alteraciones como el incremento de la síntesis de prostaglandinas y la reducción de los receptores esteroideos. El depósito de cobre en el moco cervical le confiere actividad espermicida adicional. Su índice de Pearl es de 0,6-0,8%.
  • DIU con levonorgestrel (progestágeno): Tienen una acción hormonal y su índice de Pearl es de 0,1%.

Entre las contraindicaciones absolutas deben citarse: gestación, neoplasias uterinas, antecedentes de enfermedad inflamatoria pélvica, infecciones genitales activas, hipocoagulabilidad sanguínea, promiscuidad sexual, alteraciones menstruales por exceso y, además en el caso de los DIU de cobre, alergia al cobre y enfermedad de Wilson,

Los espermicidas vaginales constituyen un grupo de sustancias que deben colocarse en la vagina antes del coito, ya que ejercen su acción directamente sobre los espermatozoides debido a su capacidad lesiva sobre los mismos. Estas sustancias destruyen o inmovilizan los espermatozoides por contacto, y también proporcionan una cierta barrera física para el esperma. Si bien son agentes bastante eficaces como anticonceptivos locales, no se puede hablar de una efectividad total.

Diversas sustancias se han utilizado desde tiempo inmemorial con este propósito, como la miel o el vinagre. Actualmente, el único que se incluye como medicamento es el cloruro de benzalconio (Crema contraceptiva Lanzas®, 1,2%), un detergente catiónico que actúa emulsionando el componente lipídico de las membranas celulares, alterándolas irreversiblemente y provocando su ruptura. Es un potente agente espermicida con acción virucida limitada (sólo sobre algunos virus), bactericida y fungicida. La protección es de unas 4 horas como mínimo, si bien es necesario advertir que la realización de un nuevo coito requiere una nueva aplicación. Está contraindicado en personas alérgicos al benzalconio; es necesario advertir que no deben usarse en casos de infecciones vaginales, aunque por su acción bactericida, etc., pudiera proteger frente a ETS; debido a que su toxicidad no es altamente selectiva y pueden producir irritación local; en caso de ulceraciones o dermatitis, puede, sin embargo, aumentar el riesgo de transmisión de dichas enfermedades. Es importante advertir a los usuarios de la inactivación de estos productos con los jabones, de tal manera que después del coito deberá esperarse al menos cuatro horas antes de proceder al lavado de los genitales externos.

El nonoxinol-9 es un anticonceptivo y antiséptico local, cuya acción se debe a la capacidad surfactante sobre las membranas celulares con una potente actividad espermicida. Aunque presenta algunas propiedades microbicidas, la FDA de Estados Unidos determinó que el noxinol-9 no proporciona protección frente a una posible infección del virus de la inmunodeficiencia humana o SIDA (VIH/SIDA) ni de otras enfermedades de transmisión sexual6. Además, puede irritar la vagina y el recto, por lo que se puede incrementar el riesgo de contagio de VIH/SIDA a partir de otra persona infectada. Por todo ello, su uso ha decaído notablemente.

Métodos quirúrgicos

La esterilización voluntaria femenina representa en la actualidad el método de anticoncepción que experimenta un mayor crecimiento. Ésta se clasifica según:

  • Tipo de incisión abdominal: Minilaparotomía, laparotomía.
  • El momento: postparto, postaborto, intervalar.
  • Lugar de actuación:
  • Sobre el útero: histerectomía o extirpación del útero, que puede ser total, subtotal o fúndica.
  • Sobre las trompas: salpinguectomía o amputación total o parcial de las trompas. También existe la oclusión sin sección mediante anillos, clips y electrocoagulación.

La forma más común esterilización masculina es la vasectomía. Se trata de un método quirúrgico ambulatorio que mediante técnica reglada y con anestesia local permite en unos 15-30 minutos la sección de ambos conductos deferentes por vía escrotal. Tiene un índice de Pearl del 0,10-0,15% y puede presentar una serie de complicaciones como hematomas, hemorragias de la herida, infecciones, inflamaciones del epidídimo o epididimitis, inflamaciones testiculares u orquitis, así como prostatitis.

Métodos “costumbristas”

Utilizan diversas estrategias enraizadas en la cultura popular y en muchos casos carecen de justificación. El más conocido es el coitus interruptus, consistente en retirar el pene de la vagina antes de que se produzca la eyaculación. Sin embargo, es muy común que antes de la eyaculación propiamente dicha se produzca alguna pequeña descarga de semen, muchas veces suficiente como para provocar el embarazo. Este es el motivo por el que estos métodos tengan un elevado índice de fallos (4-27%). Otro método de este tipo es el lavado o ducha vaginal después del coito, también muy poco efectivo, ya que los espermatozoides pueden alcanzar el útero (al que no se accede con el lavado) en poco más de un minuto tras la eyaculación.

La infertilidad natural posparto se debe fundamentalmente a la hiperprolactinemia responsable de la lactación. Aunque es cierto que la lactancia natural retrasa la reinstauración de la ovulación tras el parto, sin embargo en más del 5% de las mujeres la ovulación vuelve ya en el primer ciclo tras el parto; de ahí su escasa eficacia (impredectibilidad) como método anticonceptivo.

Métodos anticonceptivos “naturales” (planificación familiar natural)

Aunque el término es equívoco y cargado de connotaciones morales y religiosas, los llamados métodos “naturales” consisten en la determinación del período fértil (ovulación) del ciclo menstrual de la mujer, absteniéndose de mantener relaciones sexuales con penetración vaginal durante el mismo.

El más clásico es el método del ritmo u Ogino (en honor de un ginecólogo japonés estudioso del tema), pero también es posiblemente uno de los menos eficaces, incluso en mujeres con ciclos muy regulares. Consiste en restar 18 días a la duración del ciclo más corto de los últimos 12 anteriores ciclos, y 11 días del ciclo más largo. En la mayor parte de los casos, con ciclos medios de 26 a 29 días, esto implica que debe haber abstinencia sexual durante los días 8º al 18º del ciclo, contados a partir del primer día de la menstruación. En su aplicación perfecta tiene un índice de Pearl (IP) del 9%.

El método de cristalización de la saliva se basa en las variaciones que el 17 beta-estradiol presenta a lo largo del ciclo, utilizando como sustrato biológico algo tan asequible como la saliva. Para ello, se exige la recogida de la saliva en determinadas condiciones de higiene, en precisos momentos del día y sin que exista espuma, que podría falsear el resultado.

Actualmente puede determinarse con gran especificidad de los niveles de glucurónido de estrona y de LH en orina mediante tiras de papel reactivo. Ello permite anticipar el desarrollo folicular y en consecuencia la cercanía del incremento o pico de LH. De esta manera se detecta el inicio de la fase fértil. La eficacia se coloca en un índice de Pearl entre el 2-9%.

El método de la temperatura basal se basa en el efecto termogénico de la progesterona. La temperatura deberá medirse a diario, a la misma hora, por la mañana y sin haberse levantado de la cama, tras un período de sueño o descanso continuado al menos de 6-8 horas (en situación de mínimo gasto energético o de metabolismo basal), con un termómetro clínico (en décimas de grados) en toma rectal. La temperatura aumenta entre 0,2º C y 0,3ºC desde un valor relativamente inferior antes de la ovulación a uno algo mayor (normalmente por encima de 37ºC) después de la ovulación. La pareja debe abstenerse de realizar el coito vaginal hasta al menos 48 o 72 h después del aumento de la temperatura, ya que la ovulación se produce antes o al mismo tiempo en que se eleva el nivel de la temperatura basal.

El método del moco cervical se basa en el incremento de la cantidad y fluidez de moco periovulatorio poco antes de la ovulación. Las relaciones sexuales relativamente seguras pueden realizarse tras el final de la menstruación, hasta que se detecta la secreción del moco cervical, tras lo cual debe realizarse abstinencia sexual durante cuatro días.

Los métodos sintotérmicos combinan varios índices o parámetros de la función ovárica y genital. Concretamente, combina los métodos del moco cervical y el de la temperatura basal, junto con otros signos y síntomas de la ovulación. Es el más eficiente entre los basados en la abstinencia sexual periódica, y cuando se utiliza siguiendo estrictamente todas las indicaciones tiene un índice de fallos del 2% al año, y ello tras realizar un adiestramiento adecuado.

Valoración

Uno de los aspectos más importantes en la utilización de los distintos métodos anticonceptivos es el denominado consejo anticonceptivo. En el caso de la mujer, siempre es muy recomendable el consejo del ginecólogo para decidir con criterio el mejor método anticonceptivo en cada situación. Igualmente, la realización periódica de visitas al ginecólogo por la mujer es otra importante recomendación, entre otros motivos porque algunos de los métodos anticonceptivos disponibles requieren la prescripción médica e incluso la colocación especializada por el ginecólogo. Una vez establecido el mejor método en cada caso por el ginecólogo, el farmacéutico puede ejercer un importa papel de asesoramiento, tanto para los métodos farmacológicos como para los de barrera.

Específicamente, con respecto a los métodos de barrera, y sobre todo cuando se utilizan los espermicidas, el farmacéutico tiene un papel determinante porque debe tener en cuenta el nivel cultural y la formación de los usuarios para que haya una correcta utilización de estos métodos. Es necesario insistir sobre el uso correcto, orientar sobre las diversas ventajas e inconvenientes de estos métodos.

Entre los inconvenientes se debe insistir en que los espermicidas son sustancias químicas no exentas de efectos secundarios, pero con las ventajas de que éstos pueden ser efectivos frente a determinadas infecciones de transmisión sexual, sobre todo si los espermicidas se combinan con el preservativo y el diafragma, como ya se ha comentado anteriormente.

El consejo farmacéutico en este campo puede ser especialmente complejo, ya que debe combinar la información técnica con la sensibilidad y receptividad para tratar cada situación de la forma adecuada. El farmacéutico debe combinar la información sobre los aspectos de seguridad y eficacia, y las ventajas e inconvenientes de los productos y métodos, asesorando a la persona sobre todo ello y, si procede, remitiéndole al ginecólogo. Muchos usuarios con escasa formación cultural desconocen el significado de la terminología técnica, por lo que es especialmente importante emplear términos sencillos y, sobre todo, muy gráficos, asegurándose de que han sido adecuadamente entendidos.

L. Terapia Antineoplásica y Agentes Inmunomodulares Cáncer: efecto perversos de la obesidad

Cáncer

Efectos perversos de la obesidad

La obesidad – expresada como índice de masa corporal, IMC – se asocia con un aumento del riesgo de padecer cáncer; sin embargo, la diversidad del efecto entre los diferentes tipos de cáncer y de pacientes sugiere la existencia de mecanismos diferentes para cada uno de ellos.

Desde hace tiempo se dispone de abundantes datos que relacionan un alto valor del índice de masa corporal (IMC) con determinados tipos de cáncer, pero hasta ahora no se había realizado una caracterización específica y sistemática en un amplio colectivo de personas afectadas por diferentes tipos de cáncer. Por este motivo, un grupo de investigadores del Departamento de Epidemiología de Enfermedades no comunicables de la London School of Hygiene and Tripical Medicine, han analizado los datos de atención primaria de individuos en la Clínical Datalink Practice Research con datos de IMC, para investigar las asociaciones entre el IMC y 22 de los cánceres más comunes, ajustando los resultados según posibles factores de confusión, investigado la modificación del efecto por el sexo, el estado menopáusico, el tabaquismo y la edad; y calculado efectos en la población.

En total, se incluyeron los datos correspondientes a 5,24 millones de individuos, de los que 166.955 desarrollaron cánceres objeto del análisis. En total, las cifras altas de IMC se relacionaron con 17 de los 22 tipos de cánceres analizados, aunque con efectos muy variados para uno u otro tipo. En concreto, cada incremento de 5 kg/m2 en el IMC se relacionó directamente con el cáncer de útero, con un incremento del riesgo del 62% (HR= 1,62; IC99% 1,56 a 1,69; p> 0,001), del 31% en vesícula biliar (HR= 1,31; IC99% 1,12 a 1,52; p> 0,001), del 25% en riñón (HR= 1,25; IC99% 1,17 a 1,33; p> 0,001), del 10% en cérvix (HR= 1,10; IC99% 1,03 a 1,17; p= 0,0035), del 9% en tiroides (HR= 1,09; IC99% 1,00 a 1,19; p= 0,0088) y del 9% en leucemia (HR= 1,09; IC99% 1,05 a 1,13; p= 0,001); e IMC también fue asociado significativamente ( p< 0,0001) con el cáncer de hígado (HR= 1,19; IC99% 1,12 a 1,27; ), de colon (HR= 1,10; IC99% 1,07 a 1,14), de ovarios (HR= 1,09; IC99% 1,04 a 1,14) y de mama en mujeres postmenopausicas (HR= 1,05; IC99% 1,03 a 1,07), aunque estos efectos notablemente en función de las características individuales.

Por otro lado, también se registraron asociaciones inversas (reducción del riesgo con el aumento del IMC) para el cáncer de próstata (HR= 0,98; IC99% 0,95 a 1,00), cáncer de mama premenopausico (HR= 0,89; IC99% 0,85 a 0,94) y en no fumadores (próstata: HR= 0,96; IC99% 0,93 a 0,99; cáncer de mama premenopausico: HR= 0,89; IC99% 0,85 a 0,94). Por el contrario, no se observó ninguna asociación entre el IMC y el cáncer de pulmón (HR= 0,99; IC99% 0,93 a 1,05) y de la cavidad oral (HR= 1,07; IC99% 0,91 a 1,26).

En definitiva, los autores indican que asumiendo la causalidad, el 41% de los casos de cáncer de útero y el 10% o más de los de vesícula biliar, riñones, hígado y colon podría ser atribuible al exceso de peso, estimando que un aumento de 1 kg/m2 en el IMC en toda la población se traduciría en 3.790 casos adicionales de cáncer al año del Reino Unido, desarrollando uno de los diez cánceres asociados con el IMC.

M. Sistema Musculoesquelético Osteoporosis: Mujeres postmenopáusicas, mejor abstenerse de beber refrescos con gas

Osteoporosis

Mujeres postmenopáusicas: mejor abstenerse de beber refrescos con gas

El consumo elevado de refrescos de todo tipo con “burbujas” podría estar relacionado con un mayor riesgo de fractura de cadera en mujeres posmenopáusicas; sin embargo, no se conoce cuál puede ser el mecanismo de este efecto adverso.

El consumo de refrescos con gas es elevado Estados Unidos y en otros países desarrollados. Algunos estudios previos han relacionado dicho consumo excesivo con una peor salud ósea en los niños, pero pocos estudios habían examinado hasta ahora esta relación en adultos, y ninguna en particular analizó la posible relación entre el elevado consumo de refrescos con gas y el mayor riesgo de fracturas de cadera. Por este motivo, se procedió a estudiar la asociación de refrescos con gas, incluyendo tipos específicos de refresco, y el riesgo de fractura de cadera en mujeres posmenopáusicas. El análisis se llevó a cabo en mujeres postmenopáusicas procedentes del estudio de cohortes Nurses’ Health Study, incluyendo a 73.572 casos. La dieta fue evaluada al inicio del estudio mediante un cuestionario de frecuencia de alimentos semicuantitativo y se actualizó cada 4 años. A lo largo de un seguimiento de hasta 30 años, se identificaron 1.873 fracturas de cadera.

Tras proceder al análisis estadístico utilizando modelos multivariables, se encontró un aumento del 14% (RR= 1,14; IC95% 1,06 a 1,23) en el riesgo de fractura de cadera por cada unidad adicional de refresco ingerida por día. Este incremento del riesgo afectó tanto a las consumidores de refrescos gaseosos azucarados (RR= 1,19; IC95% 1,02 a 1,38) como a las de refrescos light (RR= 1,12; IC95% 1,03 a 1,21), y no difirió significativamente entre los refrescos de cola o los restantes, con o sin cafeína. Esta asociación fue independiente del índice de masa corporal (IMC) o de la existencia de diabetes en la mujer.

N. Sistema Nervioso Tabaquismo: combinando vareniclina con nicotina

Tabaquismo

Combinando vareniclina y nicotina

La combinación de vareniclina con nicotina parece ser más eficaz que la vareniclina sola, tanto al final del tratamiento (12 semanas), como a los seis meses.

Tanto los enfoques conductuales como la farmacoterapia han demostrado un cierto grado de utilidad para facilitar el abandono del tabaquismo en los fumadores, pero hay dudas sobre los efectos de varias terapias farmacológicas combinadas con este objetivo y, en concreto, sobre si la combinación de la terapia de reemplazo de nicotina (parches transdérmicos) y de vareniclina podría mejorar la abstinencia de forma segura. Por este motivo, se ha llevado a cabo un ensayo clínico aleatorizado, ciego y controlado con placebo, con un periodo de tratamiento de 12 semanas y otro de 12 semanas de seguimiento, realizado en 7 centros en África del Sur sobre 445 fumadores en general sanos.

Los resultados mostraron que el tratamiento combinado se asoció con una mayor tasa de abstinencia continua a las 12 semanas (55,4 vs. 40,9%; odds ratio [OR] = 1,85, IC95% 1,19 a 2,89; p= 0,007) y a las 24 semanas (49,0 vs. 32,6%; OR= 1,98; , IC95% 1,25 a 3,14; p= 0,004), siendo la tasa puntual de prevalencia de abstinencia a los 6 meses del 65,1vs. 46,7%; OR)= 2,13; IC95% 1,32 a 3,43; p= 0,002). En el grupo de tratamiento combinado hubo una mayor incidencia de náuseas, alteraciones del sueño, reacciones en la piel, estreñimiento y depresión, aunque solo la diferencia en la tasa de reacciones cutáneas fue estadísticamente significativa (14,4 vs. 7,8%; p= 0,03); por el contrario, el grupo de vareniclina solo experimentó pesadillas y cefaleas

Eficiencia de ácido zoledrónico versus clodronato en mieloma múltiple

El mieloma múltiple es una enfermedad producida por la degeneración maligna de las células plasmáticas que forman parte del sistema inmune y se hallan normalmente en la médula ósea. El sistema inmune está formado principalmente por linfocitos T y B. Cuando hay una infección, los linfocitos B se convierten en células plasmáticas y producen anticuerpos. En el mieloma, las células plasmáticas anormales producen sólo un tipo de anticuerpos, impidiendo además la formación de anticuerpos por las otras células plasmáticas normales, que se destruyen; llegado este caso, existe un gran riesgo de infección.

El tratamiento consiste en el trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos. La radioterapia es efectiva en el tratamiento de dolores óseos y las formas localizadas de la enfermedad. Asimismo, en pacientes con mieloma sintomático se usan agentes inmunomoduladores como talidomida o lenalidomida asociados al inhibidor de proteasoma, bortezomib. A menudo se comienza el tratamiento con bifosfonatos junto con quimioterapia, lo cual ha mostrado en los ensayos clínicos que reduce el dolor y el riesgo de eventos relacionados con el esqueleto (hipercalcemia, fractura patológica, compresión de la médula ósea y radioterapia ósea); asimismo, algunos bifosfonatos, como ácido zoledrónico, han mostrado una mejora de la supervivencia global y libre de progresión.

Con el objetivo de analizar la eficiencia de la utilización de ácido zoledrónico, los autores1 realizaron un análisis coste efectividad respecto de clodronato en pacientes con diagnóstico nuevo de mieloma múltiple, desde la perspectiva del sistema de salud.

Se diseñó un modelo de Markov que estimara la supervivencia y el coste de los pacientes que recibían uno u otro fármaco. Los valores de la efectividad clínica, expresada como supervivencia global y libre de progresión e incidencia de eventos relacionados con el esqueleto y efectos adversos, se extrajeron del estudio MMIX. El modelo presentó 3 estados de salud: libre de progresión, en progresión y muerto. La estimación de la proporción de pacientes en cada estado y ciclo se analizó mediante análisis de supervivencia. El tiempo en post progresión se calculó como la diferencia entre las supervivencias global y libre de progresión; el de pre progresión, mediante la supervivencia libre de progresión.

Los resultados se estimaron como años de vida ganados y años de vida ajustados a calidad –una vez que los anteriores se modularon por el valor de las utilidades de cada estado de salud. Asimismo, se calculó el coste para cada ciclo mensual, en un horizonte temporal de 20 años, en ciclos mensuales. Ambos, beneficios y costes, se descontaron mediante una tasa anual del 5%. Las utilidades se estimaron a partir de los resultados obtenidos con el instrumento EQ-5D, realizado durante la realización del ensayo clínico. Por su parte, los costes incluidos fueron los de los fármacos más el de su administración –en el caso de vía parenteral.

Se efectuó un análisis probabilístico, con 1000 iteraciones. Adicionalmente se llevaron a cabo diversos análisis de sensibilidad determinísticos, modificando en un ±50% o en el rango de sus intervalos de confianza, los valores de costes y de probabilidades utilizadas. Un escenario analizado aisladamente resultó de considerar que el efecto del tratamiento cesaba a los 5 años, en contraposición con el caso base que asumía que el efecto se mantiene en el tiempo.

Los resultados muestran un aumento de la esperanza de vida asociado a la administración de ácido zoledrónico, así como un aumento del coste global –si bien redujo el coste asociado a los eventos relacionados con el esqueleto. En el caso de asumir que el efecto disminuye, el estimador de la eficiencia, ratio coste efectividad incremental, obviamente aumentó hasta 63.027 Can$/AVAC (Tabla 1).

El análisis probabilístico mostró que la probabilidad de que el ácido zoledrónico fuera más eficiente que clodronato era del 67% para una disposición a pagar de 100.000 Can$/AVAC. Por su parte, el análisis determinístico mostró que los resultados no eran significativamente sensibles a los parámetros modificados. Asimismo, el escenario que contemplaba la pérdida de efecto del tratamiento a los 5 años se asociaba con peores resultados de la eficiencia relativa del fármaco analizado.

En definitiva, los autores concluyen que el ácido zoledrónico representa una alternativa eficiente respecto de la administración de clodronato en el tratamiento de pacientes con mieloma múltiple de nuevo diagnóstico.

 

Tabla 1

 

 

Ácido zoledrónico

Clodronato

Diferencias

AVG: efecto mantenido

5,03

4,48

0,55

AVAC: efecto mantenido

2,80

2,53

0,27

Costes totales (Can$):
efecto mantenido

32.551

19.143

13.407

RCEI (Can$/AVAC)

49.829

 

 

Eficiencia de un tratamiento preventivo en beta talasemia mayor

La beta talasemia mayor es una forma grave de talasemia por déficit de cadenas beta de globina, caracterizada por anemia hemolítica crónica, eritropoyesis no efectiva y considerable hemosiderosis, que requiere periódicas transfusiones de hematíes, así como la administración de quelatos de hierro. Este tratamiento, junto con una estrecha monitorización, implica un alto coste en el manejo de esta enfermedad. Con el fin de prevenir la enfermedad, se han puesto en marcha algunos programas profilácticos como los cribados a la población general en la escuela, cribados prematrimoniales o de las parejas al inicio de un embarazo.

Ante las dos alternativas mencionadas, de prevención y tratamiento, cabe la pregunta de cuál de ellas resulta más eficiente –a la par de más eficaz. Por ello, los autores2 analizaron el coste de la prevención de la beta talasemia mayor a partir de los datos recogidos retrospectivamente de un programa llevado a cabo desde 1987, con el objetivo de compararlos con los costes asociados al tratamiento actual de los pacientes que cursan la enfermedad.

El programa de prevención realizó desde 1987 un cribado a las mujeres embarazadas, además de a los maridos de las mujeres que resultaron positivas, y las parejas identificadas como de alto riesgo de tener descendencia afectada con la enfermedad fueron derivadas para consejo genético y test prenatal, recomendando la interrupción del embarazo en el caso de afectación fetal. Desde el inicio del programa se detectaron 71 casos de beta talasemia mayor y 25 de beta talasemia intermedia, los cuales fueron tratados posteriormente; 26 casos de beta talasemia mayor presentaron complicaciones posteriores, principalmente por sobrecarga de hierro, y murieron en la segunda o tercera década de vida.

Los costes del programa preventivo se correspondieron con el del propio programa (cromatografía de líquidos de alta resolución, personal de laboratorio, recuento sanguíneo, gestión del proyecto, etc.), el del tratamiento de la enfermedad con quelantes de hierro (desferroxiamina, deferasirox o deferiprona) y su seguimiento periódico y, finalmente, el correspondiente al tratamiento de las complicaciones observadas (si bien, esta magnitud fue tan reducida que no se incorporó al estudio ) (Tabla 2).

En los 24 años en que se tomaron datos para realizar el estudio económico (1987-2011), se analizaron aproximadamente 75.000 mujeres, detectándose más de 500 parejas consideradas como de riesgo de tener descendencia afectada de la enfermedad, lo que representó una prevalencia del 6,25 por 1000. Por otra parte, en los 600 diagnósticos prenatales se detectaron 110 fetos afectados, procediéndose a la interrupción del embarazo en tales casos. Durante el período de cribado se detectaron 32 nuevos casos de beta talasemia mayor; todos excepto uno, nacieron de mujeres a las que se detectó como portadoras en el programa de cribado, pero rehusaron al consejo genético o prefirieron no llevar a cabo un aborto terapéutico tras un diagnóstico positivo.

En el programa de cribado se efectuaron anualmente unas 5.000 pruebas de laboratorio para la detección en sangre. Durante los últimos 10 años se identificó a una media de 26 parejas en riesgo anualmente, a las que se practicó un diagnóstico prenatal. Asumiendo un 25% de incidencia de la enfermedad en el feto, se habrían detectado 6,5 fetos afectados al año y se hubieran efectuado una media anual de 4-5 abortos terapéuticos. El coste medio anual de llevar a cabo el programa de prevención fue de 413.795 $ por lo que el coste por diagnóstico de feto afectado sería de 63.660 $.

Por su parte, el coste de diagnóstico y tratamiento de cada nuevo caso de beta talasemia mayor fue de 500 $ para el diagnóstico, más 22.980 $ de la monitorización habitual y el tratamiento durante los dos primeros años de vida, más 1.947.900 $ del tratamiento desde el tercer año hasta los 50 años de vida, más la monitorización del paciente; todo ello hace un total de 1.971.380 $ por paciente tratado durante 50 años, equivalente a 39.427$ por paciente y año. En definitiva, el coste de prevenir un caso mediante el programa de cribado es de 63.660$ por feto detectado y el correspondiente a cada caso diagnosticado, a lo largo de 50 años, de 1.971.380 $.

Teniendo en cuenta que se detectaron 110 casos de fetos afectados –procediendo después a un aborto terapéutico- durante los 24 años del programa de prevención, lo que equivale a una media de 4,5 casos anuales. De este modo, el coste de la prevención, mediante el programa realizado, de los 45 casos que hubieran nacido con la enfermedad durante un período de 50 años será de 2,87 millones de $ (63.660 * 45). Asimismo, el coste del tratamiento de estos casos durante el horizonte mencionado supone un coste de 89,88 millones de $ (1.997.380 * 45). Finalmente, el ahorro asociado al programa de prevención en sustitución del tratamiento de los casos diagnosticados es de 87,02 millones de dólares (89,88 – 2,87), así, por cada dólar invertido en el programa se pueden ahorrar 31,4 dólares a lo largo de los 50 años de vida del paciente. Asimismo, el coste de un solo caso tratado equivale a 4,83 años (1.997.380/413.795) de programa de prevención, en donde se podrían detectar y prevenir 31,39 nuevos casos (6,5 * 4,83).

Los autores concluyen que cada paciente nacido con beta talasemia incurre en un coste de 1,77 millones de dólares a lo largo de su vida –estimada en 50 años. Tal presupuesto podría financiar un programa preventivo durante 4,8 años previniendo 31 casos de enfermedad.

Tabla 2

Alternativas analizadas

Coste/año (US$)

Coste/paciente/año ($)

Programa de prevención :

413.795

63.660

Nº de pacientes

Coste total ($)

para:

45

2.864.700

Tratamiento de los casos :

– Diagnóstico inicial

– Del diagnóstico a los 2 años

– De 3 a 50 años

1.971.380

500

22.980

1.947.900

39.427

Nº de pacientes

Coste total ($)

Para

55

89.882.100

Beneficio global ($)

Resultado :

87.017.400

… y mientras tanto, a aprovechar los favorables efectos cognitivos del aceite de pescado

La utilización de suplementos de aceite de pescado parece asociarse con una preservación de las funciones cognitivas y, concretamente, con diferencias significativas en la puntuación de la subescala cognitiva de la Escala de Evaluación de la Enfermedad de Alzheimer y mayores puntuaciones en la Mini-Mental State Examination, entre personas con cognición normal.

Estas conclusiones proceden de un estudio de cohortes retrospectivo realizado para examinar la relación entre el uso de suplementos de aceite de pescado durante Iniciativa Neuroimaging de la Enfermedad de Alzheimer y los indicadores de deterioro cognitivo. Un conjunto de adultos mayores (229 individuos cognitivamente normales, 397 pacientes con deterioro cognitivo leve y 193 pacientes con la enfermedad de Alzheimer) fueron evaluados con pruebas neuropsicológicas y de imagen por resonancia magnética cerebral cada 6 meses.

Por otro lado, las pruebas de neuroimagen realizadas durante este estudio mostraron que los pacientes cognitivamente normales que utilizaban regularmente los suplementos de aceite de pescado presentaban una menor contracción de áreas muy relevantes de la corteza cerebral, en comparación con los no usuarios. Los resultados favorables solo se apreciaron en personas que no eran portadoras del gen APOE-4.

Daiello LA, Gongvatana A, Dunsiger S, Cohen RA, Ott BR; Alzherimer’s Disease Neuroimaging Initiative. Association of fish oil supplement use with preservation of brain volume and cognitive function. Alzheimer’s & Dementia, June 18, 2014 (on line). DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.jalz.2014.02.005

Coste efectividad de prevención primaria vs tratamiento a demanda en hemofilia A

La hemofilia A es una forma de hemofilia caracterizada por la deficiencia grave del factor VIII (F VIII); se manifiesta con hemorragias espontáneas y frecuentes, como consecuencia de heridas leves, tras la cirugía o asociadas a las extracciones dentales.

Los pacientes precisan entonces de la administración de F VIII para prevenir las hemorragias y las complicaciones asociadas en músculos y articulaciones. Dicho tratamiento puede ser administrado o bien a demanda –cuando se administra el F VIII para tratar un episodio hemorrágico- o bien como medida profiláctica –para prevenir episodios futuros. La prevención puede considerarse primaria, si se inicia antes de los 2 años y/o antes de presentarse el primer episodio hemorrágico articular, o secundaria, cuando se inicia después de los 2 años y/o después de más de una hemorragia articular.

La prevención primaria es el tratamiento considerado como el gold standard en niños, presentando mayores beneficios que el tratamiento a demanda; no obstante, dicha administración profiláctica supone obviamente un mayor coste. Por dicho motivo, los autores3 han efectuado un análisis coste utilidad que evalúa la eficiencia relativa de la prevención con el factor VIII respecto de la administración terapéutica del mismo en caso necesario, en pacientes con hemofilia A grave.

Para realizar dicha evaluación económica, se adaptó un modelo de Markov previamente diseñado, que estimaba a lo largo de toda su vida, el coste y los beneficios de administrar el F VIII a una cohorte teórica de pacientes con la enfermedad de referencia; dicho estudio se llevó a cabo bajo la perspectiva del Sistema de Salud. Los resultados de las alternativas terapéuticas evaluadas se combinaron para estimar el ratio coste utilidad incremental de una respecto de otra. Las alternativas incluidas fueron: a) a demanda; b) prevención primaria; c) prevención secundaria; d) mixto, en donde se administra a demanda hasta los 2 años y posteriormente se administra de forma preventiva.

El modelo presentaba 4 estados de salud: vivo, requiriendo cirugía mayor, cirugía y muerte. Los pacientes se incorporan al modelo como vivos y al cabo de un ciclo –de 1 año de duración- transitan a la necesidad de cirugía mayor, a la muerte o bien permanecían en su estado de salud inicalo. Una vez que requerían cirugía mayor transitaban al estado de cirugía o bien morían. Finalmente, desde el estado de salud de cirugía, regresaban a vivos, pudiendo igualmente fallecer. El tratamiento finaliza cuando los pacientes alcanzan la edad de 70 años o cuando fallecen.

El coste de los recursos administrados se corresponde con el del F VIII más el de las hospitalizaciones asociadas a las hemorragias y a las intervenciones quirúrgicas mayores relacionadas. Los beneficios derivan de las transiciones entre los estados de salud del modelo. La probabilidad de muerte, que tomaron para el caso de los individuos con la enfermedad, fue equivalente a la de la población general del norte de Europa; la de los individuos que requirieron prevención primaria o secundaria, se extrajeron de las tablas de mortalidad del país del estudio; finalmente, la asociada a la cirugía realizada fue igualmente de dichas tablas, incrementadas en un 1%, siendo incorporada la probabilidad de intervención quirúrgica mayor de los registros hospitalarios. La supervivencia en cada estado de salud y en cada ciclo anual se ajustó por calidad de vida, mediante el valor de las utilidades de cada estado, las cuales fueron extraídas de los valores previamente publicados en estudios anteriores.

En el caso de administración a demanda, se consideró una administración en bolus de 40 UI/kg de peso de F VIII 1-2 veces después de cada hemorragia; en el caso de prevención, tanto primaria como secundaria, se administraban 30 UI/kg de peso 5 veces cada 2 semanas. Para el primer caso, el número de hemorragias anuales estimadas fue de 33,7 y 36,9 episodios en adolescentes y adultos, respectivamente, mientras que en el segundo caso, fue de 2,5 y 5,4 episodios respectivamente. Se aplicó una tasa de descuento del 6% anual en todos los costes de los recursos utilizados en el modelo.

Los resultados mostraron un coste superior en todas las alternativas que utilizaban la administración preventiva, como era de esperar, a la par que un mayor beneficio en dichas alternativas (Tabla 3).

Los análisis de sensibilidad se efectuaron para cada estrategia terapéutica evaluada, modificando los valores del precio y dosis del F VIII, probabilidad de cirugía mayor, de hemorragia, frecuencia de administraciones y tasa de descuento. En el caso de prevención primaria, en todos los escenarios evaluados se observó que el resultado se incrementaba de forma muy significativa –hasta presentar un ratio coste utilidad muy próximo a los 75.000 /AVAC adicional- cuando se reducía desde el 6% utilizado en el caso base hasta el 3,5%, muy próximo al valor del 3% recomendado en España.

A la vista de los resultados, los autores concluyen que la administración del factor VIII como tratamiento de prevención primaria es una alternativa más costosa, pero que obtiene un mejor resultado respecto del tratamiento a demanda. No obstante, el resultado es muy sensible al valor de la tasa de descuento temporal.

 

Tabla 3

 

 

A demanda

Prevención 1ª

Prevención 2ª

Mixto

Coste (€)

874.266

1.661.686

1.644.406

1.296.000

Diferencia (€) *

 

787.420

770.140

421.734

AVAC

41,37

60,94

60,51

44,91

Diferencia (AVAC) *

 

19,57

19,14

3,54

RCEI *

 

40.236

40.237

119.133

Internacional: Se descarta la posible curación del VIH en la “niña de Mississippi”

Tras más de dos años sin tratamiento antirretroviral ni carga viral detectable, el VIH ha vuelto a reaparecer en la llamada “niña de Mississippi”. El caso, que había sido tomado como prueba de concepto de la curación funcional de la infección por VIH, salió a la luz en la XX Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas. Lamentablemente, más de un año después, los investigadores implicados en el caso han anunciado que, en una visita rutinaria de seguimiento que tuvo lugar recientemente, la carga viral había pasado de indetectable a 16.750 copias/mL, hallazgo confirmado en un análisis realizado 72 horas después. Adicionalmente, se observó un descenso en los niveles de CD4 y, por primera vez, se detectaron anticuerpos contra el VIH.

El conjunto de estos tres hallazgos lleva a una conclusión inevitable: el VIH ha rebrotado y la suposición existente acerca de la cura funcional era finalmente falsa.

La primera de las consecuencias del hallazgo será entender cómo el VIH ha podido reaparecer tras dos años de carga viral indetectable sin tratamiento y, además, sin rastro de anticuerpos durante ese período.

Una posible explicación de por qué no se llegó a eliminar por completo la cantidad de VIH en los reservorios podría ser que el tiempo bajo tratamiento antirretroviral fue de 18 meses, bastante menos del que lo tomaron las personas con aparente cura funcional de la infección descritas en la cohorte VISCONTI, de un promedio de unos tres años. Posiblemente, una de las primeras consecuencias del rebrote virológico de la “niña de Mississippi” será una mayor precaución en el manejo de la segunda enferma con circunstancias similares, la denominada “niña de Los Ángeles” en la que no se ha interrumpido todavía el tratamiento tras un inicio muy precoz del mismo, pero si se ha comprobado la inexistencia de ARN viral en el organismo –hecho que indicaría la cura funcional-. Es posible que, dadas las circunstancias, la interrupción del tratamiento se retrase hasta, al menos, los niveles de la cohorte VISCONTI.