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Estados unidos: La FDA estudia si los medicamentos actúan igual en ambos sexos

La FDA lleva bastante tiempo estudiando y analizando cómo los medicamentos funcionan en diferentes personas, sobre todo en hombres y mujeres.

Se ha publicado una guía para la industria farmacéutica sobre la inclusión en el análisis de los datos procedentes de los ensayos clínicos del estudio de las diferencias por sexo y por otros grupos demográficos. Se consideran por separado la efectos de los medicamentos en los hombres y en las mujeres con el fin de determinar si existen diferencias de sexo, y cuando existen decidir si es necesaria más información para evaluar las variaciones.

Por ejemplo, en 2013 la FDA actualizó la indicación de dosis para medicamentos que contenían zolpidem y se recomendó una reducción de la dosis inicial para las mujeres a 5 mg (de 10 mg). Esto se debió a que las mujeres resultaron ser especialmente susceptibles a los efectos secundarios de zolpidem, en gran parte debido a que se elimina más lentamente en las mujeres que en los hombres. Esto da lugar a que cuando las personas con ciertos niveles en sangre de zolpidem no indican sensación de somnolencia, su capacidad de conducción sí puede verse afectadas. Este es el caso en hombres y mujeres, pero debido a que las mujeres eliminan más lentamente el medicamento y por ello están más expuestas a tener riesgo de accidentes la mañana siguiente de tomar zolpidem.

Algunas diferencias en cómo los fármacos afectan a los hombres frente a las mujeres se pueden relacionar con las variaciones en el metabolismo y la tasa de absorción, y a veces incluso con una enfermedad concreta que tiene consecuencias diferentes entre hombres y mujeres. Así que se espera que los revisores y las empresas farmacéuticas incluyan rutinariamente datos con la diferencias de sexo en sus solicitudes de comercialización de fármacos nuevos. Muchas etiquetas de medicamentos incluyen información de dosis o perfiles de efectos secundarios de acuerdo a la edad, problemas de salud, o el sexo. Algunos medicamentos sólo están aprobados para uno de los sexos. Por ejemplo, alosetron, un medicamento utilizado para tratar el síndrome del intestino irritable (IBS), sólo se aprobó para las mujeres, porque los datos de los ensayos clínicos mostraron que el medicamento no es eficaz en los hombres. Balsalazida se utiliza para tratar la colitis ulcerosa de leve a moderada en hombres mayores de 18 años, ya que ha demostrado ser ineficaz en mujeres.

La FDA también monitorea todos los medicamentos para humanos que hay en el mercado a través de los programas de farmacovigilancia. Cuando los hallazgos sugieren problemas de seguridad que se cree que son importantes, se trabaja con las empresas para poner esa información en el etiquetado (si no está incluida), y a veces se exige que las empresas realicen estudios adicionales.

FDA Voice, 14 de febrero, 2014. http://blogs.fda.gov/fdavoice/index.php/2014/02/fda-is-committed-to-determining-sex-differences-in-how-drugs-work/#sthash. URUFz93s.dpuf

Unión Europea: Logotipo para garantizar seguridad de los medicamentos adquiridos por internet

Con un número cada vez mayor de europeos que compran medicinas en internet, ¿cómo podemos estar seguros de que las farmacias on-line son auténticas y seguras? El Comisario Europeo de Salud ha declarado que cuando los consumidores compran medicamentos por internet, deben ser conscientes de que si no compran a proveedores de medicamentos que operan legalmente corren el riesgo de comprar medicamentos falsificados, que pueden no ser eficaces, ser nocivos o incluso mortales.

La Comisión ha adoptado un Reglamento de Ejecución, con arreglo a la Directiva sobre medicamentos falsificados (2011/62/UE), que establece el diseño de un logotipo común para las farmacias on-line y los requisitos técnicos para garantizar su autenticidad. Este logotipo estará disponible en el segundo semestre de 2015 y deberá figurar en la página de inicio de las farmacia on-line.

Al hacer “clic” en el logotipo se deberá acceder al sitio web de la Autoridad Nacional de Reglamentación, que recoge la lista de farmacias on-line que operan legalmente y otros minoristas de medicamentos legalmente autorizados.

La Comisión Europea está proporcionando a las autoridades nacionales un juego de herramientas para ayudarles a preparar las campañas de sensibilización que requiere la Directiva citada sobre medicamentos falsificados.

http://ec.europa.eu/health/human-use/falsified_medicines/index_en.htm

Internacional: Seguridad del paciente

La seguridad del paciente es un problema grave de salud pública en todo el mundo. En la Asamblea Mundial de la Salud de 2002, los Estados Miembros de la OMS adoptaron una resolución sobre la seguridad del paciente. Desde la puesta en marcha en 2004 del Programa de Seguridad del Paciente de la OMS, más de 140 países han tratado de solucionar los problemas que plantea una atención sin garantía de seguridad. Actualmente se reconoce cada vez más que la seguridad del paciente y la calidad de la atención que se le presta son dimensiones fundamentales de la cobertura sanitaria universal.

Se calcula que en los países desarrollados hasta uno de cada 10 pacientes sufre algún tipo de daño durante su estancia en el hospital. El daño puede ser consecuencia de distintos errores o efectos adversos.

De cada 100 pacientes hospitalizados, siete en los países desarrollados y 10 en los países en desarrollo contraerán infecciones en el proceso de su atención. La frecuencia de tales infecciones podría reducirse en más de un 50% con la adopción de medidas sencillas y de bajo costo para la prevención y el control de infecciones.

Se calcula que existen 1,5 millones de dispositivos médicos diferentes y más de 10.000 tipos de dispositivos disponibles en todo el mundo. Sin embargo, la mayor parte de la población mundial no tiene acceso adecuado a dispositivos médicos apropiados y seguros en su sistema de salud. Más de la mitad de los países de ingresos bajos y medianos-bajos no cuentan con una normativa nacional sobre tecnología sanitaria que pueda garantizar el uso eficaz de los recursos mediante una planificación, evaluación, adquisición y gestión adecuadas de los dispositivos médicos.

La medición realizada en 2010 de los indicadores principales sobre la seguridad de las inyecciones revela que ha mejorado considerablemente la tasa de reutilización de los dispositivos de inyección (5,5% en 2010), mientras que se han conseguido logros modestos mediante la reducción del número de inyecciones por persona por año (2,88 en 2010).

Se estima que cada año se realizan en el mundo 234 millones de operaciones quirúrgicas. Los errores en ese ámbito contribuyen a aumentar considerablemente la carga de morbilidad, a pesar de que el 50% de las complicaciones que surgen en la atención quirúrgica son evitables.

Los estudios sobre seguridad muestran que en algunos países se pierden hasta 19.000 millones de dólares por año a causa de la prolongación de la estancia en el hospital, los litigios, las infecciones intrahospitalarias, la discapacidad, la pérdida de productividad y los gastos médicos.

Algunas actividades supuestamente de alto riesgo, como la aviación o trabajar en plantas nucleares, tienen un historial de seguridad muy superior al de la atención médica. La probabilidad de que un pasajero sufra algún daño en un avión es de 1/1.000.000; mientras que la probabilidad de que un paciente sufra algún daño ocasionado por la atención médica es de 1/300.

La experiencia de los pacientes es el eje de los servicios de atención médica orientados al paciente. Las experiencias y perspectivas de los pacientes son valiosos instrumentos de aprendizaje y baremos que permiten determinar las necesidades, vigilar los progresos y evaluar los resultados.

Las alianzas entre hospitales destinadas a mejorar la seguridad del paciente y la calidad de la atención han servido para el intercambio técnico entre el personal sanitario. Tales alianzas ofrecen canales de aprendizaje sobre seguridad del paciente y la posibilidad de encontrar conjuntamente soluciones en unos sistemas de salud mundiales que cambian con rapidez.

http://www.who.int/es/

Coste efectividad de una intervención farmacéutica para mejorar la adherencia en EPOC

Coste efectividad de una intervención farmacéutica para mejorar la adherencia en EPOC

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es causa de gran morbimortalidad. En Bélgica, país en donde se desarrolla este estudio, hasta el 9,5% de los mayores de 75 años presentan esta patología. A pesar de ser una enfermedad crónica y progresiva, se puede obtener un buen control con los fármacos adecuados, siempre y cuando haya un buen cumplimiento terapéutico además de seguir una técnica adecuada con los inhaladores. Por este motivo, se han desarrollado diversos programas con el fin de mejorar el manejo de la enfermedad, que han demostrado su efectividad; alguna de estas intervenciones han sido realizadas en farmacia comunitaria, ofreciendo una plataforma óptima para tal fin.

El estudio PHARMACOP (Pharmaceutical Care for COPD) se llevó a cabo en Bélgica con 734 pacientes en 170 farmacias comunitarias durante 3 meses. En este tiempo se observó una tasa menor de hospitalizaciones en el grupo de intervención respecto del de cuidado habitual; por dicho motivo, resta entonces estimar la eficiencia de la intervención por lo que los autores1 llevaron a cabo un análisis coste efectividad de la misma.

El estudio fue un ensayo controlado y aleatorizado que tuvo como resultado un incremento del 13,5% de la puntuación sobre la técnica inhalatoria, así como un aumento de la adherencia (85,7% vs 94,2%) y una reducción de la tasa de hospitalizaciones (RR: 0,28). A partir de estos datos, se efectuó un análisis mediante un modelo de Markov que estimó, en un horizonte temporal de 1 año y desde la perspectiva del sistema de salud, el coste y resultados de una cohorte de pacientes con EPOC de 70 años (muy grave: 16%, grave: 34%, moderada: 43% y media: 7%), en donde había un 66% de hombres y un 43% de fumadores. Las alternativas a estudio fueron la intervención farmacéutica de referencia y el cuidado usual.

En los primeros 3 meses, el modelo incluyó los resultados del estudio. A partir de entonces, los pacientes podían transitar a los estados de enfermedad media, moderada, grave o muy grave y al de muerte. Dichas transiciones se basaron en la reducción anual del FEV1 predicho, en función de la edad, sexo y estatus tabáquico, definido por un modelo de regresión previamente publicado. Asimismo, en cada ciclo, los pacientes podían presentar 3 tipos de exacerbaciones: las tratadas en atención primaria, las que incluyeron una visita a urgencias y las que requirieron de hospitalización. Los costes imputados fueron de tipo sanitario directo (intervención, fármacos y manejo de las exacerbaciones). El coste de la intervención se derivó de un montante fijo inicial correspondiente al entrenamiento y a los materiales utilizados (dividido por el número de pacientes a tratar), así como un cargo por paciente tratado (en base a un tiempo medio dedicado de 38 minutos por paciente). Finalmente, se aplicaron los valores de las utilidades de cada estado de salud; no se observó diferencia en el tiempo de la intervención, por lo que la diferencia final se basó en la diferencia de la tasa de exacerbaciones de cada opción. Tras analizar el caso base, se desarrollaron diversos análisis de sensibilidad determinísticos y probabilístico.

Los resultados mostraron un coste global inferior en los pacientes del grupo de intervención, así como una reducción de la tasa de exacerbaciones tratadas hospitalariamente (0,18 vs 0,24 respectivamente; diferencia: -0,07; IC95%: -0,04; -0,10), de lo que se derivó un incremento ligerísimo de la supervivencia ajustada a calidad (<0,001 AVAC). No obstante, el aumento del coste asociado a la implementación de la intervención fue compensado por una importante reducción de costes derivada de una reducción del coste del manejo de las exacerbaciones (Tabla 1). El análisis probabilístico mostró que había una probabilidad superior al 99% de que la intervención mencionada se asociara con ahorro de costes. Los análisis de sensibilidad de tipo determinístico confirmaron el resultado; no obstante, el resultado fue especialmente sensible a la tasa de exacerbaciones tratadas en hospital y a la reducción del riesgo debida a la intervención.

Los autores concluyen que una intervención realizada en farmacia comunitaria que ofrezca una mejoría de la adherencia a los inhaladores para el tratamiento de la EPOC, se asocia con una reducción de costes totales, en comparación con el cuidado usual de los pacientes.

La farmacia comunitaria tiene un extraordinario potencial para la mejora del cumplimiento terapéutico. Este es un gravísimo problema que afecta a todas las patologías crónicas, reduciendo muy considerablemente la efectividad de los fármacos y conduciendo a una falta de control de la enfermedad. Este hecho, no sólo reduce el resultado clínico sino que se asocia con un importante incremento del coste sanitario. Por lo tanto, las intervenciones farmacéuticas llevadas a cabo con tal objetivo, obtendrán muy probablemente el resultado deseado. No obstante, cualquier nueva intervención farmacéutica debe ser evaluada mediante la metodología habitual –ensayo controlado y aleatorizado– que demuestre su eficacia y seguridad, así como por el posterior análisis de su eficiencia, que estime el valor de dicha acción. El estudio analizado es un buen ejemplo a seguir.

Tabla 1
  Cuidado usual Intervención Diferencia (IC95%)
Coste () 2.448 2.221 -227 (58; -403)
Cargo de farmacia 0 77 77 (55; 104)
Coste exacerbaciones 1.598 1.210 -388 (-225; -560)
Coste medicamentos 850 934 84 (44; 129)

 

R. Aparato respiratorio Asma: Déficit de vitamina D y sibilancias infantiles

Asma

Déficit de vitamina D y sibilancias infantiles


Nuevos datos experimentales parecen apoyar la hipótesis de que los niveles subnormales de vitamina D se asocian con sibilancias agudas en los niños pequeños.

Un reciente estudio ha evaluado los factores de riesgo de sibilancias agudas en los niños en edad preescolar, investigando si los niveles subóptimos de vitamina D se asocian con un mayor riesgo de sibilancias agudas, atopia o infecciones respiratorias virales o bacterianas. Para ello se reclutaron 130 niños con sibilancias agudas, de 6 meses a 4 años de edad, de los servicios de urgencias pediátricas en Estocolmo, Suecia, y 101 controles emparejados por edad sin antecedentes de sibilancias o sensibilización a los alergenos transportados por el aire. Los padres respondieron cuestionarios estandarizados y se analizaron muestras de sangre de IgE específica frente a alérgenos presentes en el aire y los alimentos, y los niveles de 25-hidroxivitamina D. Se recogieron muestras de virus nasofaríngeos durante la visita al servicio de urgencias en el grupo de niños con sibilancias y un subconjunto también se pusieron a prueba para las infecciones bacterianas.

Los resultados mostraron que los niveles de 25-hidroxivitamina D inferiores a 75 nmol/L (30 ng/ml)) fueron asociados con un aumento del riesgo de 2,7 veces (OR: 2,7; IC95% 1,1 a 622) para sibilancias agudas. Sin embargo, no se encontró asociación entre la insuficiencia de vitamina D y la atopia, o la presencia de virus o de bacterias, o infecciones recurrentes. Una observación no menos relevante fue que los niños mayores de 24 meses estaban particularmente expuestos a niveles bajos de vitamina D, con independencia del historial sibilancias.

Stenberg Hammar K, Hedlin G, Konradsen JR, Nordlund B, Kull I, Giske CG, Pedroletti C, Söderhäll C, Melén E. Subnormal levels of vitamin D are associated with acute wheeze in young children. Acta Paediatr. 2014 Apr 26. doi: 10.1111/apa.12666.

N. Sistema nervioso Enfermedad de Alzheimer: Riesgos cardiovasculares de los medicamentos utilizados

Enfermedad de Alzheimer

Riesgos cardiovasculares de los medicamentos utilizados


Aunque no son poco frecuentes, los riesgos cardiovasculares asociados a los medicamentos utilizados en el tratamiento de la Enfermedad de Alzheimer puede llegar a ser clínicamente relevantes

Una reciente revisión a analizado el potencial cardiovascular adverso de los medicamentos que se utilizan para tratar la enfermedad de Alzheimer, entre los que cabe incluir a los inhibidores de la acetilcolinesterasa donepezilo, rivastigmina y galantamina y al antagonista de los receptores NMDA del glutamato memantina. En principio, los eventos cardiovasculares adversos con estos medicamentos son muy poco frecuentes; sin embargo, hay pruebas de que la terapia de inhibidores de la acetilcolinesterasa se asocia con un pequeño pero significativo aumento del riesgo de síncope y de bradicardia; también hay algunos informes de que estos fármacos pueden estar ocasionalmente asociados con una prolongación del intervalo QT del electrocardiograma y taquicardia ventricular. Ciertamente, los efectos adversos cardiovasculares de los inhibidores de la acetilcolinesterasa, son menos comunes que los efectos adversos gastrointestinales, pero pueden tener una gran relevancia en individuos susceptibles. Por el contrario, los estudios en animales y algunos estudios observacionales en humanos sugieren que estos fármacos pueden reducir el riesgo de infarto de miocardio y la mortalidad cardiovascular, y tienen efectos favorables sobre la hemodinámica y la supervivencia en la insuficiencia cardíaca; de todas formas, se requiere investigación adicional para confirmar estos potenciales efectos beneficiosos. Más allá de esto, poco se sabe sobre los efectos cardiovasculares de la memantina, pero hay informes que recogen casos de bradicardia y de reducción de la supervivencia cardiovascular asociada con su uso.

Howes LG. Cardiovascular effects of drugs used to treat Alzheimer’s disease. Drug Saf. 2014; 37: 391-5. doi: 10.1007/s40264-014-0161-z.

Alcoholismo

Eficacia similar de naltrexona y acamprosato en el control del consumo del alcohol


Tanto acamprosato como naltrexona reducen el riesgo de retorno a la bebida. Comparados directamente entre ellos, no parece que haya diferencias significativas, por lo que la decisión de utilizar uno u otro debe adoptarse teniendo en cuenta factores tales como la frecuencia de dosificación, los efectos adversos potenciales y la disponibilidad de los tratamientos.

Se ha llevado a cabo una amplia revisión sistemática y meta-análisis de los beneficios y la seguridad de los medicamentos actualmente autorizados para el tratamiento de los trastornos por consumo de alcohol. En esta revisión se incluyeron 122 ensayos clínicos aleatorizados y 1 estudio de cohorte, totalizando 22.803 participantes. El número necesario de pacientes a tratar (NNT) para evitar retorno a cualquier bebida alcohólica durante el tratamiento con acamprosato fue 12 (IC95% 8 a 26) y de 20 (IC95% 11 a 500) para la naltrexona oral (50 mg/d). El meta-análisis de los ensayos que compararon el acamprosato a la naltrexona no encontraron diferencias estadísticamente significativas entre ellos para la vuelta a cualquier bebida alcohólica o a un consumo alto. Para la naltrexona inyectable, el meta-análisis no encontró asociación con retorno a cualquier bebida o con un consumo alto, pero se encontró una asociación con la reducción de los días de consumo excesivo (diferencia ponderada de medias [DPM], -4,6%; IC95% -8,5 a -0,56). Entre los medicamentos no autorizados oficialmente para esta indicación, una moderada evidencia apoya la asociación con una mejoría en algunos de los resultados de consumo de nalmefeno (días de consumo excesivo por mes: -2,0; IC95% -3,0 a -1,0; bebidas por día de consumo: – 1,02, IC95% -1,77 a -0,28) y de topiramato (% días de consumo excesivo: -9,0%; IC95% -15,3 a -2,7; bebidas por día de consumo: -1,0; IC95% -1,6 a -0,48). Para la naltrexona y nalmefeno, el número necesario de pacientes que hay que tratar para que uno se retire del tratamiento debido a efectos adversos (NNH) fue de 48 (IC95%, de 30 a 112) con naltrexona y de 12 (IC95% 7 a 50) con nalmefeno; el riesgo no aumentó significativamente durante el tratamiento con acamprosato o topiramato.

Jonas DE, Amick HR, Feltner C, Bobashev G, Thomas K, Wines R, Kim MM, Shanahan E, Gass CE, Rowe CJ, Garbutt JC. Pharmacotherapy for adults with alcohol use disorders in outpatient settings: a systematic review and meta-analysis. JAMA. 2014; 311(18): 1889-900. doi: 10.1001/jama.2014.3628.

J. Terapia antiinfecciosa sistémica Infecciones bacterianas: Azitromicina en neumonía nosocomial en ancianos

Infecciones bacterianas

Azitromicina en neumonía nosocomial en ancianos


Entre los pacientes ancianos hospitalizados con neumonía, el tratamiento con azitromicina se asocia con un menor riesgo de muerte a los 90 días, aunque con un leve aumento del riesgo de infarto de miocardio, en comparación con otros antibióticos.

A pesar de que las guías de práctica clínica recomiendan la terapia de combinación con macrólidos, incluyendo azitromicina, como terapia de primera línea para los pacientes hospitalizados con neumonía, investigaciones recientes sugieren que la azitromicina puede estar asociada con un aumento de los eventos cardiovasculares. Por este motivo, se ha llevado a cabo un estudio de cohortes retrospectivo comparando los pacientes ancianos (≥65 años) hospitalizados con neumonía y sometidos a diferentes regímenes antibióticos. Este estudio se realizó con el Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos, a partir de los datos oficiales nacionales de los pacientes internados en cualquier hospital de la Administración de Veteranos.

Los resultados registraron la mortalidad por cualquier causa a los 30 y de 90 días, así como la incidencia de arritmias cardiacas, insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio y cualquier evento cardiaco a los 90 días. De los 73.690 pacientes de 118 hospitales identificados, 31.863 estuvieron expuestos a la azitromicina, emparejándoseles con otros 31.863 pacientes no expuestos. La mortalidad a los 90 días fue significativamente menor en los que recibieron azitromicina (17,4% vs. 22,3%; OR= 0,73; IC95% 0,70 a 0,76). Sin embargo, se encontró un leve aunque significativo aumento del riesgo de infarto de miocardio (5,1% vs, 4,4%; OR= 1,17, IC95% 1,8 a 1,25), pero no para cualquier evento cardiaco (43,0% vs. 42,7%; OR= 1,01; IC95% 0,98 -1,05), arritmias cardiacas (25,8% vs. 26,0%; OR= 0,99; IC95% 0,95-1,02) o insuficiencia cardiaca (26,3% vs. 26,2%; OR= 1,01; IC95% 0,97 a 1,04).

Mortensen EM, Halm EA, Pugh MJ, Copeland LA, Metersky M, Fine MJ, Johnson CS, Alvarez CA, Frei CR, Good C, Restrepo MI, Downs JR, Anzueto A. Association of azithromycin with mortality and cardiovascular events among older patients hospitalized with pneumonia. JAMA. 2014; 311(21): 2199-208. doi: 10.1001/jama.2014.4304.

G. Tracto genitourinario Embarazo: Vitamina C y las embarazadas fumadoras

Embarazo

Vitamina C y las embarazadas fumadoras


La utilización de suplementos de vitamina C durante la gestación por mujeres fumadoras parecen mejorar la función respiratoria de los niños y la reducción de la incidencia de sibilancias en estos.

Ya casi nadie discute que el tabaquismo materno durante el embarazo afecta negativamente el desarrollo pulmonar del niño, provocando una reducción persistente de su función pulmonar y un mayor riesgo de asma. Algunos estudios preliminares realizados en primates sugieren que el ácido ascórbico (vitamina C) es capaz de bloquear algunos de los efectos de la nicotina sobre el útero, en particular sobre el desarrollo del pulmón y la función pulmonar posterior. En línea con esto, se realizado un estudio para determinar si los recién nacidos de mujeres embarazadas fumadoras que recibieron suplementos diarios de vitamina C mejora los resultados de las pruebas de función pulmonar y reduce la incidencia de sibilancias, en comparación con placebo. Este estudio aleatorizado y doblemente ciego, fue realizado en 3 sitios en el noroeste del Pacífico, entre marzo de 2007 y enero de 2011, en el que 159 recién nacidos de fumadoras embarazadas recibieron suplementos (76 recibieron 500 mg/día de vitamina C y 83 placebo) y otros 76 recién nacidos de fumadoras embarazadas actuaron como controles, realizándoles pruebas de su función pulmonar, tanto en el nacimiento como un año después. La variable primaria fue la medición de la función pulmonar del recién nacido (tiempo al pico de flujo espiratorio en relación al tiempo espiratorio total [TPTEF: TE] y la compliancia (distensibilidad pulmonar) respiratoria pasiva por kilogramo [Crs/kg]) en las primeras 72 horas de edad. Las variables secundarias consistieron en determinar la incidencia de sibilancias, así como diversas pruebas funcionales respiratorias hasta la edad de 1 año. Los resultados mostraron que los recién nacidos de mujeres asignadas al azar a la vitamina C, en comparación con los asignados a placebo, había mejorado la función pulmonar, medida por TPTEF: TE (0,383 vs. 0,345 [IC95% 0,011 a 0,062]; p= 0,006) y Crs/kg (1,32 vs. 1,20 [IC95% 0,02 a 0,20]; p= 0,01). Los niños nacidos de mujeres tratadas con vitamina C presentaron una incidencia significativamente inferior de sibilancias hasta la edad de 1 año (15/70 [21%] frente a 31/77 [40%]; RR= 0,56; IC95% 0,33 a 0,95]; p= 0,03), aunque no se apreciaron diferencias significativas en relación a las pruebas funcionales respiratorias. El efecto del tabaquismo materno sobre la función pulmonar del recién nacido fue asociado con el genotipo materno para el receptor nicotínico α5 (rs16969968).

McEvoy CT, Schilling D, Clay N, Jackson K, Go MD, Spitale P, Bunten C, Leiva M, Gonzales D, Hollister-Smith J, Durand M, Frei B, Buist AS, Peters D, Morris CD, Spindel ER. Vitamin C supplementation for pregnant smoking women and pulmonary function in their newborn infants: a randomized clinical trial. JAMA. 2014; 311(20): 2074-82. doi: 10.1001/jama.2014.5217.

C. Aparato Cardiovascular Hipertensión: El riesgo de los azúcares añadidos a la dieta infantil

HIPERTENSIÓN

El riesgo de los azúcares añadidos a la dieta infantil


La relación entre la duración del sueño y la hipertensión sugiere la hipótesis de que las intervenciones para prolongar el sueño y mejorar su calidad podrían resultar eficaces para la prevención de la hipertensión.

Una reciente revisión informa sobre la acumulación de evidencias clínicas bien contrastadas, estudios experimentales de privación del sueño, estudios epidemiológicos basados ​​en la población y otros, que apuntan a la potencial eficacia del sueño con calidad adecuada para prevenir y tratar la hipertensión. La restricción experimental del sueño ha demostrado aumentar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, mientras que la falta de sueño de manera crónica puede aumentar la presión promedio de 24 horas y conducir a adaptaciones estructurales que arrastran el sistema cardiovascular a un equilibrio para funcionar con una presión arterial elevada. Las interrupciones puntuales y la reducción de la duración del sueño también podrían alterar los ritmos circadianos y el equilibrio autonómico, lo que puede aumentar la prevalencia del patrón nondipping (sin reducción nocturna de la presión arterial), perturbar el ritmo diurno del gasto cardíaco y aumentar la variabilidad de la presión arterial. Una duración excesivamente corta del sueño se ha asociado con una mayor presión arterial y con hipertensión, tanto en estudios epidemiológicos transversales como longitudinales; dicha asociación parece más fuerte en los adultos de mediana edad y en las mujeres. Por otro lado, la extensión experimental del sueño ha demostrado reducir significativamente la presión arterial en personas con prehipertensión o hipertensión en fase 1.

Gangwisch JE. A Review of Evidence for the Link Between Sleep Duration and Hypertension. Am J Hypertens. 2014 Apr 28. [Epub ahead of print]

Hiperlipidemia

Evolocumab, un nuevo aliado frente a la hipercolesterolemia primaria


En un reciente ensayo clínico realizado en pacientes con hipercolesterolemia primaria y dislipidemia mixta, evolocumab añadido a una terapia con estatinas produjo una importante reducción adicional de los niveles de LDL-colesterol (LDL-C), incorporando así una nueva herramienta terapéutica para los cuadros de hiperlipemia especialmente refractarios al tratamiento.

El evolocumab es un fármaco experimental, un anticuerpo monoclonal totalmente humano desarrollado para inhibir selectivamente la proproteína convertasa subtilisina/kexina de tipo 9 (PCSK9). La PCSK9 es una proteína que degrada los receptores de LDL y, por lo tanto, reduce la capacidad del hígado para eliminar el colesterol ligado a las LDL de la sangre.

Con el fin de evaluar la eficacia y tolerabilidad de evolocumab, se ha llevado a cabo un ensayo clínico de fase III, de 12 semanas de duración, aleatorio, doblemente ciego, controlado con placebo y ezetimiba en 2.067 pacientes con hipercolesterolemia primaria y dislipidemia mixta en 198 sitios en 17 países. Los pacientes fueron aleatorizados para recibir inicialmente un tratamiento con estatinas de intensidad moderada diaria (atorvastatina [10 mg], simvastatina [40 mg], o rosuvastatina [5 mg]) o de alta intensidad (atorvastatina [80 mg], la rosuvastatina [40 mg]) con estatinas. Después de un período de estabilización de los lípidos de 4 semanas, los pacientes (n = 1899) fueron asignados al azar para comparar evolocumab (140 mg cada 2 semanas o 420 mg mensuales) con placebo (cada 2 semanas o mensuales) o ezetimiba (10 mg o placebo diariamente).

Los resultados mostraron que el evolocumab redujo los niveles de C-LDL en un 66% (IC 95% 58 a 73) a 75% (IC95% 65 a 84) (cada 2 semanas), y en un 63% (IC95% 54 a 71) a 75% (IC95% 67 a 83) (mensual) frente a placebo en la media de las semanas 10 y 12 en los grupos tratados con estatinas en dosis moderadas y de alta intensidad. Para los grupos de estatinas de intensidad moderada, evolocumab cada 2 semanas redujo el LDL-C a partir de una línea de base media de 115 a 124 mg/dl a una media de 39 a 49 mg/dl; la reducción de LDL-C con evolocumab mensual fue desde una media inicial de 123 a 126 mg/ dl a una media de 43 a 48 mg/dl. Para los grupos tratados con estatinas de alta intensidad, evolocumab cada 2 semanas redujo el LDL-C a partir de una línea de base media de 89 a 94 mg/dL a una media de tratamiento de 35 a 38 mg/dl; mientras que el evolocumab mensual redujo los niveles de LDL-C desde una media inicial de 89 a 94 mg/dL a una media de tratamiento de 33 a 35 mg/dl. Se informaron eventos adversos en el 36%, 40% y 39% de los pacientes tratados con evolocumab, ezetimiba y placebo, respectivamente, siendo los eventos adversos más comunes en los pacientes tratados con evolocumab dolor, artralgia, dolor de cabeza, espasmos musculares y dolor en las extremidades (todos con una incidencia <2%).

Robinson JG, Nedergaard BS, Rogers WJ, Fialkow J, Neutel JM, Ramstad D, Somaratne R, Legg JC, Nelson P, Scott R, Wasserman SM, Weiss R; LAPLACE-2 Investigators. Effect of evolocumab or ezetimibe added to moderate- or high-intensity statin therapy on LDL-C lowering in patients with hypercholesterolemia: the LAPLACE-2 randomized clinical trial. JAMA. 2014; 311(18): 1870-82. doi: 10.1001/jama.2014.4030.

Higiene bucal y enfermedad periodontal

RESUMEN

Se denomina periodonto al aparato de inserción o tejido de soporte del diente, constituyendo una unidad biológica y funcional susceptible de experimentar cambios con distintos factores, como la edad, las enfermedades sistémicas, el tabaquismo, los microorganismos, etc. Está constituido por la encía, el ligamento periodontal, el cemento radicular y el hueso alveolar. El dolor agudo correspondiente a la enfermedad periodontal inicial es somático, superficial y se asienta sobre la piel y las mucosas localizándose con precisión. El paciente presenta enrojecimiento, inflamación, exudado en la encía, mal aliento y existe un cambio en la textura y la forma de la encía. En esta fase el proceso es reversible pero al evolucionar puede haber formación de bolsas periodontales, pérdida de moderada a avanzada de hueso alveolar e incluso pérdida de piezas dentales; en esta fase, el dolor se hace profundo y está menos localizado.

En torno al 90% de la población española mayor de 35 años presenta enfermedad periodontal en algún grado. La enfermedad periodontal es de tipo multifactorial, estando implicados en diverso grado la acumulación física de la placa, la falta de higiene, el consumo de tabaco, la dieta rica en glúcidos (especialmente, azúcares simples), el estrés y las prótesis mal ajustadas.

La reducción de la ingesta de azúcares simples y una alimentación adecuadamente balanceada previenen la caries dental y la pérdida prematura de los dientes. Dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol disminuyen el riesgo periodontopatías y de pérdida de dientes; la exposición a largo plazo a niveles óptimos de fluoruros reduce el número de caries tanto en los niños como en los adultos. Una vez instaurada la enfermedad periodontal, el objetivo principal es controlar el dolor y la inflamación con analgésicos y antiinflamatorios, combinándolos con antisépticos; si ello no fuera suficiente (y muchas veces no lo es), se recurre al tratamiento antibacteriano sistémico, aunque siempre manteniendo el desbridamiento mecánico o la desestructuración del biofilm por medios físicos (cepillado, uso de seda dental, profilaxis, raspado y alisado radicular, etc.).

CONCEPTOS

La caries es considerada como la principal causa de destrucción y pérdida de piezas dentales. Las bacterias de la placa dental o biofilm fermentan los glúcidos de los restos de alimentos que permanecen en el espacio bucal, favoreciendo el desarrollo de especies bacterianas y haciendo que éstas produzcan un ácido (mayoritariamente, ácido propiónico) que causa la desmineralización de la parte inorgánica del diente, es decir, del esmalte, y la desintegración de la parte orgánica – la dentina – alcanzando, si no se realiza el tratamiento adecuado, la pulpa dentaria, ocasionando inflamación (pulpitis) e incluso necrosis (muerte pulpar). De hecho, la pulpitis es el motivo más frecuente de dolor dental y de pérdida de dientes en las personas jóvenes. Este dolor no está localizado, a pesar de su origen concreto, y la presión sobre el diente afectado no suele provocar dolor e incluso el sujeto puede masticar sin molestias, a menos que la cavidad se rellene por alimentos y presionen la pulpa. En la pulpitis aguda el dolor es persistente y puede aparecer por la noche cuando intenta quedarse dormido.

Se denomina periodonto al aparato de inserción o tejido de soporte del diente, constituyendo una unidad biológica y funcional susceptible de experimentar cambios con distintos factores, como la edad, las enfermedades sistémicas, el tabaquismo, los microorganismos, etc. Está constituido por la encía, el ligamento periodontal, el cemento radicular y el hueso alveolar.

El dolor agudo correspondiente a la enfermedad periodontal inicial es somático, superficial y se asienta sobre la piel y las mucosas localizándose con precisión, a diferencia de lo que ocurre con la pulpitis. El paciente presenta enrojecimiento, inflamación, exudado en la encía, mal aliento y existe un cambio en la textura y la forma de la encía. En esta fase el proceso es reversible pero al evolucionar puede haber formación de bolsas periodontales, pérdida de moderada a avanzada de hueso alveolar e incluso pérdida de piezas dentales. El dolor, en esta fase, se hace profundo porque afecta al hueso, al músculo, a las articulaciones y los ligamentos, está menos localizado y produce reacciones de defensa.

Por su parte, la gingivitis es una enfermedad de naturaleza inflamatoria o degenerativa que afecta a las encías y a los tejidos de sostén, y pasa por distintas etapas si no se trata a su debido tiempo la placa supragingival o biofilm. Si el cuadro de la gingivitis progresa, la inflamación de la encía se extiende al ligamento periodontal, al tejido conectivo y al hueso

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alveolar. El epitelio de la encía emigra por la superficie de la raíz siguiendo un proceso destructivo que genera bolsas subgingivales, reabsorbiéndose hueso y tejido conectivo, y finalizando con la pérdida de la pieza dental, dando lugar a la periodontitis.

En definitiva, la periodontitis se define como una enfermedad inflamatoria degenerativa e irreversible causada por bacterias específicas que afectan tanto a los tejidos blandos del periodonto como a los tejidos que forman el soporte del diente. Es importante no confundir la periodontitis con la infección odontogénica, que es aquella que se origina en las estructuras que forman el diente y el periodonto, y que en su evolución natural llega a afectar al hueso maxilar en la región periapical del diente enfermo, aprovechando la vía pulpar (a través del conducto radicular) o la periodontal (a través del espacio periodontal).

EPIDEMIOLOGÍA

En torno al 90% de la población española mayor de 35 años presenta enfermedad periodontal en algún grado; concretamente, el 16-30% tiene periodontitis, que llega a ser grave en el 5-11%. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud estima que las enfermedades periodontales graves con pérdida de piezas dentales en adultos y edad madura es del 5-20% a escala mundial y, particularmente, un 40-50%las personas VIH-positivas sufren infecciones bucales fúngicas o víricas al principio de la infección.

La atención odontológica curativa tradicional representa una importante carga económica para muchos países desarrollados, donde el 5-10% del gasto sanitario público guarda relación con la salud bucodental. Por otro lado, los datos correspondientes a los hábitos de higiene bucodental en España son muy poco satisfactorios desde el punto de vista de la prevención: el 6% de los jóvenes y adultos entre los 35 y los 44 años no se cepilla nunca o casi nunca los dientes (y un 30% de los jóvenes y adultos sólo se cepilla una vez al día), igual que el 20% de los mayores de 65 años.

ETIOPATOGENIA

La cavidad bucal es un ecosistema dinámico que posee una gran diversidad de nutrientes, los cuales permiten el crecimiento de un número considerable de microorganismos. Existe una flora específica para la saliva, para las mucosas, para la superficie del diente, para el surco gingival, para el conducto radicular expuesto, para la región periapical, etc., que frecuentemente adopta la forma de placa (placas supra- y subgingival). En general, parece que en las zonas superficiales predominan los gérmenes aerobios, mientras que en las más profundas son más abundantes los anaerobios.

Al no estar las superficies dentarias sometidas a procesos de descamación o renovación periódica, puede establecerse sobre ellas una comunidad bacteriana bien estructurada que constituye la placa dentaria, la cual está permanentemente adherida a dichas superficies a través de polímeros, procedentes tanto de las secreciones del individuo como de la propia bacteria. Esta placa bacteriana puede tener un carácter ácido o básico en función del tipo de bacterias que predomine en ella.

La “placa” es un conjunto de microorganismos firmemente adheridos entre sí y a una superficie, y que están rodeados y entremezclados con material abiótico extracelular. La microflora normal de la cavidad oral contiene una gran cantidad de microorganismos, incluyendo patógenos como Staphylococcus aureus o Streptococcus viridans. De hecho, las infecciones orales se atribuyeron inicialmente a estafilococos, estreptococos o coliformes que hoy son considerados contaminantes de muestras defectuosamente obtenidas, pero no genuinos agentes etiológicos en la mayor parte de los casos. En condiciones fisiológicas, la presencia de esta flora microbiota bucal no es origen de enfermedad, pero el desequilibrio cualitativo y/o cuantitativo de este ecosistema microbiano es la base etiopatogénica de infecciones prevalentes en la población como la caries dental (placa bacteriana cariógena) y las enfermedades periodontales (placa bacteriana periodontopatógena).

La enfermedad periodontal es de tipo multifactorial, como ocurre con la caries, estando implicados en diverso grado la acumulación física de la placa, la falta de higiene, el consumo de tabaco, la dieta rica en glúcidos (especialmente, azúcares simples), el estrés y las prótesis mal ajustadas. Aunque estos factores pueden controlarse, hay otros que no y ello provoca un desequilibrio del ecosistema existente en la cavidad bucal. Estos últimos son la predisposición genética, las alteraciones hormonales (especialmente en las mujeres y, en particular, durante el embarazo), enfermedades sistémicas como la diabetes, la edad, la hipertrofia de la mucosa de la encía originada por determinados fármacos (fenitoína, nifedipino, ciclosporina), o por infecciones causadas por hongos, virus y bacterias específicas que originan estomatitis gangrenosa y gingivitis necrotizante aguda. En este sentido, cabe recordar que en el momento del nacimiento tanto la mucosa de la boca como la de la faringe suelen estar estériles, pero tan solo 12 horas después ya se establecen algunas especies bacterianas de Streptococcus del grupo viridans, permaneciendo a lo largo de toda la vida como los miembros más destacados de la flora residente. Más adelante van asociándose otras especies.

Por su parte, entre las principales bacterias asociadas a la enfermedad periodontal hay numerosas especies anaeróbicas, tales como Capnocytophaga spp, Fusobacterium nucleatum, Porphyromonas gingivalis, Prevotella intermedia, Treponemas y otras espiroquetas. Además, pueden encontrarse especies aeróbicas facultativas o estrictas, como Actinobacillus actinomycetemcomitans, Actinomyces viscosus, Eikenella corrodens, Wolinella recta, etc.

En cuanto a las infecciones odontogénicas, la caries son la causa principal; los gérmenes entran por vía pulpar hacia la región periapical, donde proliferan y originan una periodontitis apical. Se pueden presentar otro tipo de infecciones como estomatitis, gingivitis, periodontitis, sialoadenitis y osteomielitis en función de las vías que utilizan. La vía periodontal tiene una gran relevancia en el adulto, en el que la enfermedad periodontal avanzada permite la colonización de la región periapical, si bien no todas las formas de periodontitis afectan de la misma manera esta región.

El inicio de la infección corre a cargo de bacterias aerobias, las cuales consumen el oxígeno tisular, seguidas de bacterias sacarolíticas, que dan lugar a ácido láctico y fórmico, propiciando la proliferación de anaerobios facultativos. Éstos a su vez, debido al medio que se ha originado, favorecen la presencia de gérmenes anaerobios estrictos que mantienen la infección si no se actúa expresamente contra ellos mediante antibacterianos específicos. En este proceso participan mayoritariamente microorganismos anaerobios facultativos (95%, frente a un 5% de microorganismos aerobios).

TRATAMIENTO

A pesar de que estas enfermedades bucodentales van disminuyendo muy lentamente con respecto a décadas anteriores en nuestro país, es posible reducir simultáneamente la carga de enfermedades bucodentales y la de otras enfermedades crónicas (como la diabetes) si se abordan los factores de riesgo comunes, como el consumo de tabaco y las dietas desequilibradas. La reducción de la ingesta de azúcares simples y una alimentación adecuadamente balanceada previenen la caries dental y la pérdida prematura de los dientes. Dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol disminuyen el riesgo de cáncer de la cavidad bucal, de periodontopatías y de pérdida de dientes; también el consumo de frutas y verduras protege contra el cáncer de la cavidad bucal. Las caries dentales pueden prevenirse manteniendo de forma constante una alta concentración de fluoruro en la cavidad bucal, mediante la fluoración del agua de bebida, suplementando la sal, la leche, los colutorios o la pasta dentífrica, o bien mediante la aplicación de fluoruros por parte de los odontólogos. La exposición a largo plazo a niveles óptimos de fluoruros reduce el número de caries tanto en los niños como en los adultos. Usando estas estrategias de prevención se pueden evitar tratamientos dentales muy onerosos.

Una vez instaurada la enfermedad periodontal, el objetivo principal es controlar el dolor y la inflamación con los analgésicos y antiinflamatorios, combinándolos con antisépticos. Si ello no fuera suficiente (y muchas veces no lo es), se recurre al tratamiento antibacteriano sistémico, aunque siempre manteniendo el desbridamiento mecánico o la desestructuración del biofilm por medios físicos (cepillado, uso de seda dental, profilaxis, raspado y alisado radicular, etc.).

Antisépticos

Los antisépticos y desinfectantes son agentes que inhiben el desarrollo o destruyen microorganismos por contacto. Los utilizados sobre superficies vivas (boca del paciente, manos del odontólogo, etc.) se denominan antisépticos, mientras que los que se emplean en objetos inanimados (instrumental, superficies de trabajo, etc.) se llaman desinfectantes. Un buen antiséptico o desinfectante debe ser químicamente estable, económico, no teñir, tener color y olor agradables, ser microbicida y no sólo inhibitorio, destruir las esporas, ser activo contra todos los patógenos (bacterias, hongos, virus y protozoos) aun en presencia de sangre u otros fluidos biológicos (pus, exudados, etc.), requerir un tiempo de exposición breve, propagarse a través de películas orgánicas, de pliegues y grietas, no corroer ni oxidar los instrumentos, no ser irritante para los tejidos y debe ser fácilmente eliminado. Aunque se trata de una amplia lista de condiciones, la mayor parte de los antisépticos y desinfectantes actualmente utilizados se adecuan bastante bien a todas ellas.

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Como consecuencia de su mecanismo de acción poco selectivo, la mayoría de los antisépticos se caracterizan por su amplio espectro que extiende su capacidad de destrucción desde formas elementales de vida (virucidas) hasta los protozoos (amebicida) y hongos (fungicida) incluyendo formas resistentes de vida bacteriana (esporicida); sin embargo, no todos los antisépticos son igualmente activos frente a todas las formas de vida mencionadas. En general, los microorganismos más sensibles son las bacterias grampositivas, seguidas en sensibilidad por las bacterias gramnegativas, los hongos, las micobacterias, los virus y las esporas. Existen por tanto antisépticos de amplio espectro y otros de espectro más limitado.

No debe olvidarse, que al igual que sucede con los antibacterianos sistémicos, existen especies resistentes a la acción de los antisépticos, y una consecuencia indeseable del uso de estos productos puede ser la selección de especies y cepas resistentes cuyo crecimiento oportunista se ve favorecido por la desaparición de los especímenes de la microflora normal. Por tanto, igual que se habla de una política de uso racional de antibióticos, debería hablarse también de una política de antisépticos/desinfectantes aunque hay pocos estudios debidamente contrastados a este respecto.

En odontología, los antisépticos se emplean para el tratamiento de conductos, prevención y tratamiento de la placa dental y la enfermedad periodontal, tratamiento de la gingivitis, las aftas y otras afecciones bucales infecciosas, preparación preoperatoria de la mucosa bucal por reducción de la concentración bacteriana y disminución de la infección local y a distancia, y como componente de ciertos dentífricos.

El tratamiento eficaz de la placa exige que el antiséptico utilizado como enjuague bucal, gel o dentífrico permanezca en el lugar con el fin de que ejerza un efecto antimicrobiano sostenido. Por lo tanto, las dos propiedades más importantes de un agente contra la placa son el espectro antimicrobiano, que inhiba los efectos de los microorganismos patológicos, y la sustantividad, que designa la persistencia de la sustancia sobre la superficie de los dientes y encías debido a su fijación inicial y su liberación ulterior.

Biguanidas

La clorhexidina es uno de los antisépticos más importantes y efectivos, hasta el punto de que se la considera actualmente como referencia para valorar la capacidad de los demás antisépticos. Su espectro antimicrobiano alcanza a bacterias grampositivas y gramnegativas y también hongos (Candida albicans). No obstante, P. aeruginosa y otras Pseudomonas spp., así como Klebsiella, cepas de Proteus, y cocos gramnegativos (Veillonela) son resistentes o poco sensibles. Su mecanismo de acción está vinculado a alteración de la permeabilidad de la pared celular con resultados bactericidas y a menor concentración bacteriostáticos.

Su alta actividad contra la placa se debe sobre todo a su sustantividad en la boca, más que su espectro particular de actividad sobre los microbios bucales, aunque la cantidad de clorhexidina retenida en la mucosa bucal y la superficie dental depende del volumen y de la concentración del enjuague.

La clorhexidina es el antiséptico que ha demostrado mayor eficacia en el control de la placa bacteriana (con actividad frente a la práctica totalidad de microorganismos patógenos periodontales), no sólo retrasando e inhibiendo su formación, sino incluso favoreciendo el desprendimiento parcial de los depósitos de placa aún no mineralizados. También puede utilizarse en la desinfección de prótesis (tras lavado de la dentadura postiza, sumergirla en solución de clorhexidina durante 15 minutos dos veces al día; si es necesario, cepillar la dentadura postiza con la solución de clorhexidina).

En general, el máximo beneficio se obtiene con enjuagues de 10-15 mL de solución de clorhexidina al 0,12-0,2%, dos veces por día durante 1-3 minutos. Estos enjuagues determinan una notoria disminución del número de bacterias bucales (reducción del 85% en 24 horas y del 95% después de 5 días). Con el tratamiento prolongado, los recuentos bacterianos tienden a aumentar, pero se mantiene una disminución de alrededor del 70% mientras se prosigue con los colutorios. La resistencia bacteriana a la clorhexidina no es clínicamente significativa.

La clorhexidina es el antiséptico más utilizado en odontología, sobre todo para enjuagues bucales (0,12-0,2%) o dentífricos (0,5-1%). Es eficaz contra la placa dental y la gingivitis, y preventivo en las infecciones después de la cirugía periodontal y la cirugía bucal. Suele, también, disminuir las infecciones bucales en los pacientes inmunodeprimidos, incluso en sujetos con SIDA. Sin embargo, se debe emplear sólo como adyuvante de otras medidas de higiene bucal y atención odontológica.

Los efectos adversos o indeseables de la clorhexidina son en general menores. Este producto deja un sabor amargo en la boca (evitar enjuagarse la boca después de su aplicación porque aumenta el sabor amargo). Puede producir tinciones sobre la superficie dentaria, y materiales de relleno y restauraciones dentales (empastes, aparatos, prótesis, etc.) e incluso sobre la mucosa oral por ej. dorsolingual (menores para 0,12%), fenómeno que es potenciado por un elevado consumo de té o café; también se han descrito trastornos del sentido del gusto (disgeusias), y sensación urente de la lengua (irritación bucal por lesiones descamativas). Puede haber reacciones de hipersensibilidad en algunos pacientes aunque no es frecuente. No se han descrito problemas en embarazo y madres lactantes pero deben adoptarse las precauciones habituales.

Compuestos de amonio cuaternario

En este grupo destacan el cloruro de benzalconio y el cloruro de cetilpiridinio. Son detergentes, microbicidas para bacterias, hongos y virus, que alteran la permeabilidad de las membranas celulares. Algunas bacterias como las Gram-negativas (Pseudomonas aeruginosa), M. tuberculosis y esporas bacterianas son relativamente resistentes. Son germicidas y no son irritantes, pero su selectividad disminuye en presencia de pus, detritus y materiales porosos como el algodón o el polietileno. A pesar de estos inconvenientes se utilizan ampliamente.

La cetrimida puede estar sola o asociada a la clorhexidina. Es uno de los más difundidos como antiséptico hospitalario y desinfectante de instrumental quirúrgico. El cloruro de cetilpiridinio es similar a la cetrimida y se ha incluido en enjuagues bucales y pastillas para reducir la formación de placa. Sin embargo deja mal sabor y puede causar úlceras bucales. Se ha asociado a la clorhexidina para el tratamiento de las periodontitis. El cloruro de decualinio se utiliza en tópicos gingivales y en pastillas. Se formula normalmente con concentraciones del 0,05% y tiene una buena adsorción a pH oral. Consigue una sustantividad de entre 3 y 5 horas, y ha demostrado actividad antiplaca.

Compuestos iodados

El iodo elemental o compuestos que lo liberan (iodóforos) son potentes germicidas de amplio espectro. El producto más utilizado es la povidona iodada, un homopolímero (etenil-pirrolidona) con el que el iodo forma un complejo que en solución acuosa permite su liberación, logrando una acción antimicrobiana (por reacciones de oxidoreducción con diversas moléculas) muy rápida (efectivo en 15 segundos) aunque poco duradera. Es un antiséptico de amplio espectro: bactericida y fungicida, antiviral, antiprotozoario y esporicida. Se utiliza en adultos y niños mayores de 6 años en solución al 0,7% para enjuagues y gargarismos sin diluir o diluida en igual cantidad de agua. Si se usa la solución al 7,5-10%, hay que diluir 10 ml en medio vaso de agua para enjuagues y gargarismos. También puede utilizarse la tintura de iodo (iodo 2% en solución alcohólica).

Aunque es un excelente antiséptico para la piel, pero en la boca sólo tiene permanencia de una hora, lo que la hace menos eficaz que otros antisépticos, incluso con espectro antimicrobiano más reducido. Hay pocos estudios comparativos entre clorhexidina y povidona iodada respecto a su efectividad en antisepsia bucodental. La clorhexidina parece mejor frente a bacterias grampositivas pero es peor contra las gramnegativas.

En cualquier caso, es un producto bien tolerado y no suele producir tinción tisular pero pueden aparecer reacciones alérgicas. Debe prestarse atención a los pacientes con alteraciones tiroideas.

Fenoles y aceites esenciales

Tanto el timol como el hexilresorcinol y el eucaliptol se formulan con una combinación de aceites esenciales, disueltos en altas concentraciones de alcohol, cuyo uso se ha ido reduciendo con el paso del tiempo desde la fórmula original hasta la actualidad. Son germicidas con actividad contra la placa y la gingivitis y se emplean de modo ocasional. El hexilresorcinol es el derivado más potente del compuesto fenólico resorcinol. Es inodoro, no tiñe, se usa en forma de pastillas, como antifúngico y como colutorio. El triclosán es un antiséptico bisfenol clorado. Como colutorio, se suele presenta al 0,5%, demostrando efecto antiplaca y antigingivitis; a largo plazo no tiene efectos secundarios y tiene una sustantividad de 5 horas, que aumenta cuando se combina con citrato de zinc. Se ha sugerido que parte de los efectos pueden deberse a una cierta actividad antiinflamatoria y no sólo al efecto antimicrobiano.

Otros antisépticos

La nitrofurazona o nitrofural posee acción bactericida, destruye bacterias tanto Gram-positivas como Gram-negativas, y bacterias aerobias y anaerobias incluso en altas diluciones, pero la actividad disminuye en presencia de suero. Actúa por inhibición de las enzimas necesarias para el metabolismo de los hidratos de carbono en las bacterias. Es muy eficaz para las quemaduras y el injerto cutáneo. Su toxicidad local es insignificante, pero en casos infrecuentes se observa sensibilización.

El peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) es un antiséptico muy popular. Su capacidad bactericida es pobre, excepto frente a anaerobios. Tiene además un efecto de limpieza mecánica por la efervescencia producida por la liberación de oxígeno al entrar en contacto con la catalasa tisular. Su acción es rápida pero de corta duración. Se utiliza en forma de colutorios y gargarismos (máx. 1,5%); también se ha usado como colutorio en el tratamiento de la gingivitis ulcerativa aguda (al 6%), y en el blanqueamiento de dientes sometidos a endodoncia (al 30%). Otros oxidantes también utilizados en odontología son el ácido bórico y sus sales (v.g. tetraborato y biborato sódicos).

La hexetidina fue durante mucho tiempo uno de los antisépticos orales más utilizados en España, a pesar de su escasa actividad antiplaca; actualmente ya no hay ningún medicamento de uso oral comercializado con este antiséptico

Existen combinaciones de antisépticos y otros productos, muchos formando parte de productos de higiene (no medicamentos), entre los que merece destacarse la listerina (mezcla de aceites esenciales, timol, mentol, eucaliptol y salicilato de metilo) que alcanza niveles importantes de reducción de placa, aunque inferiores a los obtenidos con clorhexidina (este colutorio contiene niveles importantes de alcohol), y la sanguinarina (benzofenantridina, alcaloide de Sanguinaria canadensis), utilizado también en asociación con cloruro de zinc), que aunque es reductor de placa bacteriana se ha visto recientemente relacionado con la aparición de lesiones leucoplasiformes por lo que su uso debe ponderarse cuidadosamente.

Los astringentes (también denominados estípticos) son sustancias de acción local que producen precipitación de proteínas con resultado de constricción o retracción de tejidos vivos. Algunos de ellos tienen acción hemostática local, aunque su eficacia y utilidad ha sido cuestionada. Los más comúnmente utilizados son las sales de zinc, en particular el cloruro de zinc.

Anestésicos locales

Sin duda, son los fármacos que más utilizados por los odontólogos. Actualmente, se dispone de un gran número de anestésicos locales de estructura química muy diversa, aunque básicamente se les clasifica en dos grandes grupos: ésteres y amidas, que expresa las diferencias en la capacidad alergénica y en el metabolismo entre los dos tipos de fármacos: los ésteres (cocaína, procaína, cloroprocaína, tetracaína, benzocaína) son rápidamente hidrolizados en el plasma por la pseudocolinesterasa, mientras que las amidas (lidocaína, mepivacaína, articaína, bupivacaína, etc.) son degradadas y metabolizadas más lentamente por los microsomas hepáticos.

También pueden clasificarse según su duración de acción y potencia anestésica: de acción corta y potencia anestésica baja, como la procaína o la cloroprocaína; de acción media y potencia anestésica intermedia, como la lidocaína, la mepivacaína, la prilocaína y la articaína; de acción prolongada y potencia anestésica elevada, como la tetracaína, la bupivacaína, la etidocaína, la ropivacaína y la levobupivacaína.

Los anestésicos locales pueden producir reacciones alérgicas como exantema cutáneo, enrojecimiento, urticaria y/o picor, hinchazón en cara, labios, lengua o en la boca o garganta, broncoespasmo o shock anafiláctico. Las manifestaciones alérgicas son más frecuentes con los ésteres del ácido paraaminobenzoico o PABA (benzocaína, clorprocaína, procaína, tetracaína) y son de tipo cruzado con numerosos fármacos, si bien la incidencia es muy baja (menos del 1%).

La metahemoglobinemia es un cuadro que se presenta originado por un metabolito de la prilocaína (ortotoluidina) y la articaína a dosis elevadas, que pueden causar oxidación de la forma férrica de la hemoglobina a la forma ferrosa que, cuando la cantidad sobrepasa los 4 g/dL, llega a producir un cuadro de cianosis que se suele presentar a las 4-6 horas de la administración y no responde a la administración de oxígeno (no obstante, la resolución espontánea tiene lugar entre 20 y 24 horas y no suele tener trascendencia clínica, excepto en pacientes con anemia de cierta importancia; en caso de precisarse tratamiento, éste consiste en la administración IV de azul de metileno al 1% en dosis de 1 mg/kg, desapareciendo la cianosis en aproximadamente 15 minutos).

Antibacterianos sistémicos

Los antibióticos son eficaces pero no se deben usar como medida preventiva, ya que incrementan los niveles de resistencia y deben emplearse con indicaciones muy precisas. El uso de antimicrobianos sistémicos puede mejorar los resultados clínicos y microbiológicos tras el tratamiento mecánico periodontal.

La duración de la antibioterapia no se ajusta a unas normas estrictas y depende del cuadro clínico y la evolución, aunque con el fin de evitar tratamientos incompletos y favorecer así la aparición de cepas resistentes, los antibióticos se administrarán como mínimo durante 4 días, siendo el intervalo más frecuente de 4 a 8 días.

Los betalactámicos son, con diferencia, los antibióticos más utilizados en odontología. Están indicados en el tratamiento de las infecciones bacterianas orales, particularmente las de origen odontogénico. El fármaco más usado es la amoxicilina, cuya dosis habitual en odontología para adultos es de 500-1.000 mg cada 8 horas por vía oral o parenteral; en niños se usa en dosis de 25-50 mg/kg/día repartidos en tres dosis. En la profilaxis de la endocarditis bacteriana se administran 2 gramos por vía oral una hora antes del procedimiento quirúrgico. Su uso masivo ha provocado la aparición de cepas resistentes.

Entre las cefalosporinas que se utilizan en odontoestomatología se encuentran la cefalexina (oral, 1-4 g dosificados entre tres y cuatro tomas diarias), cefadroxilo (oral, 0,5-1 g cada 12 horas), cefazolina (IM o IV, 0,5-1 g cada 8 horas), cefuroxima axetilo (oral, 250-500 mg cada 12 horas; en niños se ajusta la dosis a 15 mg/kg/día en dos tomas). Por su parte, los macrólidos que se utilizan habitualmente en odontología son eritromicina, espiramicina, roxitromicina, azitromicina y claritromicina. Estos tres últimos presentan una serie de ventajas como son su excelente absorción, larga semivida de eliminación y elevadas concentraciones en los tejidos afectados. La dosis de roxitromicina es de 150 mg/12 h, la de azitromicina de 500 mg/24 h y la de claritromicina de 250-500 mg/12 h.

La indicación principal del ciprofloxacino en el campo de la odontología son las osteomielitis por bacterias Gram-negativas. La dosis oscila entre 250 y 750 mg cada 12 horas por vía oral, aunque la pauta más común es 500 mg cada 12 horas. La dosis pediátrica es de 10-15 mg/kg/12 horas aunque debe evitarse este fármaco en individuos en crecimiento por el riesgo de artropatía en las articulaciones que soportan peso.

El metronidazol es el único antimicrobiano del grupo de los nitroimidazoles que se emplea en odontología. Es efectivo frente a gérmenes anaerobios, pero tiene escasa efectividad frente a aerobios y a bacilos Gram-positivos, por lo que habitualmente se usa en asociación con otros antibióticos (bien derivados de la penicilina o bien macrólidos como la espiramicina). Su uso masivo en odontología ha sido reprochado, ya que es considerado como uno de los poco antibacterianos auténticamente eficaces frente a anaerobios y su uso abusivo podría inducir la aparición de resistencias bacterianas. Precisamente, el metronidazol resulta atractivo para el tratamiento de los sujetos con periodontitis crónica, en parte porque su estrecho espectro parece funcionar específicamente sobre los microorganismos anaerobios asociados a la enfermedad periodontal. La combinación de metronidazol y amoxicilina parece útil en el tratamiento de periodontitis avanzadas, especialmente en pacientes que albergan Aggregatibacter actinomycetemcomitans. El uso sistémico de amoxicilina y metronidazol junto con la administración local de tetraciclina y la eliminación repetida de la placa dental por un profesional produce efectos clínicos y microbiológicos beneficiosos en pacientes con periodontitis recurrente. Es particularmente eficaz en el tratamiento de la gingivitis ulceronecrotizante aguda. En odontología se usa exclusivamente por vía oral en dosis de 250-500 mg cada 8 horas. En niños se usa en dosis de 5-15 mg/kg cada 8 horas.

La doxiciclina es una tetraciclina de amplio espectro sobre aerobios y anaerobios (destruye más del 90% de la flora de la placa bacteriana y del surco gingival), cuya absorción se ve poco influenciada por la presencia de alimento (la absorción se reduce un 20% aproximadamente) y que permite una pauta de administración más cómoda. Se administra en dosis de 100 mg/12 horas por vía oral tras una dosis inicial de 200 mg.

Analgésicos y antiinflamatorios

Los fármacos con efectos sobre el dolor y la inflamación son de uso común en odontología. El paracetamol es un analgésico sin efecto antiinflamatorio ni actividad antiagregante plaquetaria, lo que le convierte en el analgésico de uso preferente y muy común en odontología, ya que los AINE convencionales tienden a incrementar el riesgo de prolongación y/o agravamiento del sangrado en las intervenciones odontológicas. La dosis en adultos es de 325-650 mg/4-6 h o 1 g/6-8 h, hasta un máximo de 4 g/día. En niños de 1 a 5 años se administran 125-250 mg cada 4-6 h, y de 6 a 12 años la dosis es de 250-500 mg cada 4-6 h. En cuadros de dolor intenso, se puede recurrir a analgésicos opioides de actividad intermedia, como codeína o tramadol, o a AINE (diclofenaco, ibuprofeno, ketoprofeno, etc.) cuando no existen condiciones hemorrágicas (varias horas después de la intervención). Los corticosteroides son ampliamente empleados como inmunosupresores (vía oral o tópica) o como antiinflamatorios (vía oral o parenteral). En pacientes hospitalizados con procesos agudos tales como procedimientos quirúrgicos de la cavidad oral o infecciones odontogénicas graves se suelen utilizar por vía intravenosa durante la intervención.

Valoración

El dolor dental es, sin duda, una de las causas más comunes de consulta al farmacéutico, frecuentemente debido a que el miedo, temor o fobia que siente el paciente hacia todo lo relacionado con el dentista (odontoestomatólogo) le retrae de tal forma que descuida por completo su boca. Obviamente, el primer objetivo del farmacéutico en este aspecto es combatir dicho retraimiento y encauzar debidamente a estos pacientes hacia la consulta odontoestomatológica, para lo que es preciso que el farmacéutico explique con claridad los importantes riesgos que dicha intervención odontológica evitaría. Ello no obsta para que desde la farmacia puedan, adicionalmente, facilitarse algunas medidas para paliar el dolor y, especialmente, realizar un mantenimiento permanente de la higiene dental, fundamental para la prevención de la enfermedad periodontal. Por su parte, son los pacientes con caries, enfermedad periodontal e infecciones odontógenas son los que suelen visitar al odontólogo. A partir de los 35 años de edad, el 92-94% de la población adulta tiene caries, y entre el 85% y el 94% de la población española mayor de 35 años presenta algún problema relacionado con las encías.

En todo caso, la higiene oral es una medida fundamental para la eliminación de la placa bacteriana y la prevención del proceso cariógeno y la patología periodontal. Entre las medidas de higiene oral o bucal más importantes y asequibles se encuentra el cepillado dental con o sin uso de la seda dental.

El paciente debe ser instruido sobre la técnica correcta de cepillado dental, que puede incluir el cepillado dorsolingual. El tipo de cepillo (tamaño y forma, consistencia de las cerdas, uso personal estricto para evitar contagios, renovación aproximada mensual), las maniobras de cepillado (manual, o eléctrico en algunos pacientes con dificultades motoras), el tipo de pasta dentífrica (anticaries, de blanqueamiento, anti-hipersensibilidad dentinaria, etc.) y el uso de seda dental (tipo y grosor) u otros sistemas de higiene dental dependen de las características del paciente y deben ser aconsejados por el facultativo, el cual puede también recomendar medios auxiliares de higiene (como los colutorios), así como la conveniencia de higiene bucal por el odontoestomatólogo para realizar por ejemplo una tartrectomía mecánica (remoción mediante curetaje, ultrasónica, etc.) del tártaro o sarro dental, es decir la placa bacteriana calcificada que se forma en la superficie dental y resulta visible cuando es supragingival, indicando al paciente la frecuencia o periodicidad con que debe someterse a limpieza dental (por ej. cada 6-12 meses) en función de sus características individuales, sobre todo según lo aconseje el resultado del examen de las encías (coloración normal o por el contrario, enrojecimiento y sangrado) y del espacio subgingival (atención a la aparición de sarro). Debemos recordar que el uso indiscriminado o no controlado de antisépticos puede enmascarar la progresión de periodontitis coexistente con otras infecciones bucales leves.

El colutorio es un lavado o enjuague de la boca con un medicamento en solución destinado a este uso. El enjuague bucal puede completarse o no con un gargarismo, maniobra que permite mantener un líquido en la garganta, con la cabeza echada hacia atrás, agitándolo por la contracción de los músculos del velo del paladar y la acción del aire espirado, aunque el gargarismo está más específicamente indicado en las afecciones de la garganta, es decir faringoamigdalitis, o incluso laringitis. No es infrecuente la impresión de una patología “bucofaríngea” en la que la afección de la cavidad orofaríngea tiene un carácter general y el objetivo es por tanto mejorar la infección y/o inflamación de la mucosa que tapiza esta cavidad de modo global mediante enjuagues y gargarismos.

Aunque el colutorio es una forma de administración de medicamentos bien conocida, conviene recordar y realizar algunas precisiones. Debe insistirse al paciente sobre el carácter tópico o local de la medicación, y por tanto, que no debe ingerirla o tragársela de forma voluntaria. Sin embargo, es inevitable la deglución de una pequeña cantidad del colutorio lo cual no debe ser motivo de preocupación. El paciente debe comprender que para favorecer el contacto del producto con las superficies a tratar, el enjuague debe tener una duración mínima de 30 segundos antes de expulsarlo. Durante ese tiempo, el líquido debe movilizarse por la boca utilizando la musculatura de los carrillos. En ocasiones, si la adhesividad del producto es baja, se puede recomendar que el enjuague bucal se retenga durante un tiempo de hasta tres minutos (según las indicaciones de la ficha técnica y del prospecto). Alternativamente, puede recomendarse una mayor frecuencia de enjuagues al día.

Otro aspecto sobre el que debe llamarse la atención del paciente es la dilución o no de la solución tópica para enjuagues. Hay colutorios que pueden ser utilizados directamente para el enjuague bucal porque ya están preparados a la concentración apropiada, mientras otros deben diluirse a la mitad o incluso en mayor proporción de agua. Por tanto, hay que leer y seguir las instrucciones del fabricante, pero el farmacéutico debería ofrecer su cooperación en este aspecto que puede no ser fácilmente comprensible para el paciente, explicándole si es necesario las equivalencias volumétricas de medidas vulgares pero prácticas como la cucharada, el vaso de agua, etc. El uso del colutorio a una concentración inapropiada puede ocasionar reacciones indeseables como irritación, sobre todo para ciertos antisépticos (v.g. formaldehído, formaldehído, pero también clorhexidina y otros). Aquellos colutorios preparados en solución alcohólica también pueden resultar irritantes, sobre todo en determinados pacientes (niños y ancianos) y debe advertirse que el uso prolongado de soluciones alcohólicas es perjudicial para la mucosa oral.

Con el enjuague se pretende una actuación amplia en la cavidad oral. Si por el contrario interesa una actuación más puntual, se indicará su aplicación en el sitio de la lesión mediante “toques” utilizando una espátula, o bien una torunda o palito con algodón en la punta. Si se usa espátula debe limpiarse antes de reintroducirse en el frasco para no contaminar la solución, y si se usa un aplicador de algodón debe ser desechado tras su utilización. En ocasiones los productos tópicos vienen en forma de aerosol para utilizar con un spray dirigido al sitio de la lesión. También es frecuente la presentación en forma de gel para aplicar sobre la lesión, intentando mejorar con esta forma farmacéutica la adhesivididad y permanencia del producto.

En cuanto a los comprimidos de uso tópico, es evidente que lo primero es advertir al paciente que no debe tragárselos ya que se trata de un producto que actúa localmente, instruyéndole para que deshaga lentamente el comprimido en la boca evitando su trituración con los dientes. De todos modos, la saliva redistribuirá el producto por toda la boca. Lo ideal sería que lograra una disolución lenta durante un periodo de 15-30 minutos, evitando en lo posible una excesiva deglución de saliva durante este periodo. Una consideración general para todos estos productos tópicos es su frecuencia de administración y el momento apropiado.

La periodicidad es variable, y puede estar condicionada también por el grado de afectación bucal. También puede recomendarse una administración más frecuente los primeros días, aumentando el intervalo con la mejoría sintomática del paciente. En general, una administración 2 a 3 veces al día resulta apropiada en la mayoría de los casos.

La administración del producto debe ir precedida de un buen cepillado dental y lingual, con aplicación de seda si procede (v.g. paciente con espacios interdentarios amplios donde queda residuo alimentario), y un enjuague cuidadoso y completo con agua. La razón es que la mayoría de los antisépticos disminuyen su actividad antimicrobiana con la presencia de materia orgánica. No tiene sentido por tanto realizar un enjuague bucal con un antiséptico u otro producto medicinal bucal y ponerse a comer a continuación. Asimismo, en coherencia con este principio, se recomienda abstenerse de comer y beber durante al menos una hora tras la aplicación del producto medicinal tópico. También se desprende de lo dicho que un excelente momento para el colutorio es tras la higiene dental previa a acostarse ya que de este modo el producto actúa durante la noche sin interferencia de alimentos sólidos o líquidos. Finalmente, hay que rogar al paciente que no se enjuague la boca después del colutorio, ya que un lavado bucal post-tratamiento disminuye la retención local del producto, ya de por sí pequeña (quizá alrededor del 25% de la dosis), y en algunos casos aumenta el sabor amargo del mismo (clorhexidina).

Los colutorios pueden producir cierto grado de anestesia tópica, aunque no contengan anestésicos locales, y por tanto contribuir así al alivio de lesiones orales dolorosas. Este efecto puede ser más marcado con algunos antisépticos de estructura fenólica.

Aunque se trata de productos tópicos, el paciente debe ser advertido del riesgo de reacciones adversas, aunque en general, con el uso correcto del producto, éstas serán leves, infrecuentes y transitorias. Es frecuente la sensación de quemazón y/o entumecimiento bucal, e incluso irritaciones con lesiones descamativas. Aquellos pacientes que refieran lesiones bucales tras la aplicación de alguno de estos productos, debieran ser remitidos al especialista en odontoestomatología.

También pueden aparecer reacciones locales de hipersensibilidad y no puede descartarse la alergia o la intolerancia al producto. Si el excipiente tiene alguna particularidad, debería informarse al paciente. Este podría ser el caso de la sacarosa como excipiente en pacientes sometidos a restricción de glúcidos (aunque es tópico, la deglución parcial en mayor o menor grado es inevitable), pero también cuando el excipiente es alcohólico ya que el etanol tiene un efecto irritante mucosal que el paciente debe conocer.

Debe tenerse en cuenta que los derivados de amonio cuaternarios se inactivan por la presencia de detergentes aniónicos (ej. jabones), lo que debe ser advertido al paciente ya que, aunque pueda parecer raro, existen personas que se frotan las encías con productos jabonosos para su higiene bucal. También se antagonizan con otros surfactantes aniónicos, citratos, yoduros, nitratos, permanganatos, salicilatos y sales de plata.

Otro aspecto es el del control o seguimiento del paciente. Algunos productos están indicados para paliar síntomas leves y, por ello, es preciso indicarle al paciente que el producto debe ser utilizado solo temporalmente, con la advertencia expresa de que debe consultarse a un odontoestomatólogo, ya que en ocasiones el uso de antisépticos, antiinflamatorios o analgésicos-anestésicos puede enmascarar y dificultar el diagnóstico de un absceso dental, una periodontitis u otro cuadro subyacente.

Es importante preguntar a las mujeres de edad madura (a partir de los 55-60 años) sobre la utilización de tratamientos para la osteoporosis y, en particular, sobre el uso de bisfosfonatos (alendronato, etc.), debido a las complicaciones que se han presentado con su uso en odontología. Ya en 2003 aparecieron los primeros casos de osteonecrosis en los maxilares en pacientes tratados con bifosfonatos. Esta complicación aparece con más frecuencia cuando se efectúan extracciones o cirugía oral con exposición del hueso y heridas que no cicatrizan. Cuando han transcurrido 3 años de tratamiento con bifosfonatos por vía oral o 3 meses por vía intravenosa se considera que el paciente entre en el periodo de riesgo de producirse osteonecrosis si se efectúan el tipo de intervenciones ya comentadas. En los pacientes que toman estos fármacos, son cruciales las medidas de odontología preventiva, las revisiones periódicas cada poco tiempo y tratar de evitar las cirugías.

En la tabla I se indican los medicamentos que no requieren receta, indicados en higiene dental. Adicionalmente, existe una amplia lista de productos de higiene bucal (F4120: Colutorios) conteniendo antisépticos y otros productos.

Principios activos Medicamentos sin receta Indicaciones
Povidona iodada 10% Betadine bucal (solución 125 ml) Infecciones leves de boca y garganta: estomatitis, gingivitis, faringitis, aftas, pequeñas úlceras. Halitosis. Afonías y ronqueras.
Clorhexidina 0,1%+ Clorobutanol 0,1% Eludril (Solución 0,1% 200 ml) Higiene dental, estomatitis, gingivitis, alveolitis, paradontitis, aftas.
Benzalconio, cloruro 0,1%+ Zinc, cloruro 0,25% Odamida (Solución 135 ml) Higiene dental, estomatitis, gingivitis, alveolitis, paradontitis, aftas.
Tirotricina 0,25%+ sulfacetamida 10% Denticelso (Solución 12 ml) Infecciones orales leves causadas por gémenes sensibles. gingivitis, glositis, halitosis de origen bucal, heridas postoperatorias dentales, heridas por prótesis.
Tirotricina 0,25%+ Menta 0,5%+ Timol 0,5%

 

+ Salicilato de metilo 0,5%

+ Eugenol 0,1%

Piorlis (Solución 20 ml) Enfermedad periodontal, gingivitis, ulcera bucal,antisepsia tras extraccion dental.
Bencidamina 0,15% (colutorio), 3 mg (pastillas) Tantum Verde (Colutorio, 125 y 250 ml, 30 Pastillas) Alivio local sintomático del dolor e irritación de la garganta, boca y encías que cursen con dolor y sin fiebre.
Acido salicílico 1%+ Ruibarbo 5% Pyralvex (Solución 10 ml) Estomatitis y faringitis leve, irritacion por prótesis dentales, gingivitis, enfermedad periodontal, aftas orales, dolores de la denticion.
Clorofila 20 mg Clorofila SIT (10 y 50 grageas) Halitosis producida por tabaco, alcohol o comidas con fuerte olor.
Benzocaína 5% Dentispray (Solución 5 ml)Nani Predental (Gel 10 ml) Alivio sintomático de las molestias de la mucosa oral, producidas por el roce de prótesis, extracciones dentales. Alivio sintomático de los dolores de muelas, dientes y encías.
Benzocaína 20% Hurricaine (Aerosol 5 ml)Topispray (Solución 60 ml)
Procaína 0,1%+ Menta 0,6%+ Laurel-cerezo 0,4%

 

+ Timol 0,02%

+ Acido salicílico 0,02%

+ Sulfato aluminio/potasio 2%

Co Bucal (Solución 150 ml)