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Aparato cardiovascular Hiperlipidemia: Hiperlipidemia refractaria: ¿estatinas de alta potencia o combinaciones?

Hiperlipidemia

Hiperlipidemia refractaria: ¿estatinas de alta potencia o combinaciones?


Parece ser interesante la opción de utilizar estatinas de menor intensidad en combinación con secuestrantes de ácidos biliares o ezetimiba en los pacientes de alto riesgo que no toleran o no responden a las estatinas de alta potencia o en dosis elevadas, sin embargo esta estrategia se debe utilizar con precaución debido a la falta de evidencia sobre los beneficios y riesgos clínicos a largo plazo.

Un cierto porcentaje de pacientes no toleran o no responden satisfactoriamente a la monoterapia con estatinas de alta potencia o en dosis elevadas. Con el objetivo de comparar los beneficios clínicos, la adherencia y los riesgos de estas últimas en relación con las combinaciones de estatinas de baja potencia con otros agentes hipolipemiantes, se ha llevado a cabo una amplia revisión bibliográfica, seleccionándose finalmente 36 ensayos clínicos controlados y aleatorizados.

Los resultados globales mostraron que la combinación de estatinas de baja potencia con secuestrantes de ácidos biliares redujeron entre un 0% y un 14% más los niveles de LDL que la monoterapia con estatinas de potencia media en pacientes hiperlipidémicos de alto riesgo. Asimismo, la combinación de estatinas de potencia media con ezetimiba redujeron el LDL en un 5-15% más que la monoterapia con estatinas de alta potencia en pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica de alto riesgo, y en un 3-21% más en pacientes diabéticos.

Los datos reportados en los estudios no fueron suficientes como para evaluar el efecto sobre el LDL de los fibratos, la nicotinamida y los ácidos omega-3, ni tampoco permitieron establecer los resultados relativos a los resultados largo plazo, adherencia y riesgos de ambas estrategias terapéuticas.

  • Gudzune KA, Monroe AK, Sharma R, Ranasinghe PD, Chelladurai Y, Robinson KA. Effectiveness of Combination Therapy With Statin and Another Lipid-Modifying Agent Compared With Intensified Statin Monotherapy: A Systematic Review. Ann Intern Med. 2014 Feb 11. doi: 10.7326/M13-2526. [Epub ahead of print]

Regadenosón (Rapiscan®) en prueba de esfuerzo farmacológica

RAPISCAN®(Mallinckrodt)

Resumen

El regadenosón es un análogo de la adenosina, indicado como agente de la prueba de esfuerzo farmacológica para realizar estudios de imagen de perfusión miocárdica (MPI) con radionúclidos en pacientes adultos que no pueden someterse a una adecuada prueba de esfuerzo con ejercicio. Se trata de un agonista selectivo y de baja afinidad de los receptores A2A de la adenosina; su acción sobre los receptores situados en las membranas de las células musculares lisas de las paredes vasculares de las arterias coronarias da lugar a una vasodilatación momentánea, con el consiguiente incremento, también momentáneo, del flujo sanguíneo coronario en el miocardio.

La selectividad del regadenosón sobre los receptores A2A de la adenosina, frente a la ausencia de dicha selectividad en la adenosina y el dipiridamol (indirectamente, inhibiendo la recaptación de la adenosina) hacia el resto de receptores adenosinérgicos, permite un efecto vasodilatador coronario más “limpio”, al no afectar significativamente a estos últimos y, en consecuencia, no producir efectos clínicamente menos relevantes sobre el propio corazón o sobre los mastocitos. No obstante, no parece que estas diferencias tengan gran relevancia en términos prácticos. Por el contrario, es mucho más conveniente la administración de un único bolo IV de una dosis fija de 400 µg regadenosón sin necesidad de ajuste posológico, frente a la infusión IV a velocidad controlada y con ajuste dependiente del peso que requieren adenosina y dipiridamol.

PRUEBA DE ESFUERZO MIOCÁRDICO

El ejercicio físico implica una respuesta fisiológica intensiva (estrés metabólico) y, por ello, puede facilitar la detección de anomalías cardiovasculares ausentes o muy difíciles de detectar en reposo, así como para determinar el perfil global del funcionamiento cardiaco. El denominado test de esfuerzo es utilizado frecuentemente para estudiar a pacientes con sospecha de cardiopatía coronaria y establecer un pronóstico.

El fundamento diagnóstico del test de esfuerzo consiste en que durante el ejercicio se produce un aumento de los requerimientos de oxígeno (O2) por parte del músculo esquelético y cardíaco. Este aumento de la demanda de oxígeno desencadena una serie de mecanismos para aumentar su disponibilidad, que llega a aumentar hasta 10 veces el valor basal.

Los factores que contribuyen al consumo de oxígeno son la frecuencia cardíaca (Fc), el gasto sistólico (Gs) y la diferencia entre las presiones parciales de oxígeno en la sangre arterial y la venosa (DavO2)¸todos estos factores son agrupados en la fórmula de Fick (VO2= Fc x Gs x DavO2), que permite deducir que el aumento del aporte de oxígeno se puede conseguir elevando el gasto cardíaco y la diferencia arteriovenosa de oxígeno. Cabe indicar, en este sentido, que el gasto sistólico aumenta con el ejercicio 5-6 veces, debido a un aumento en la frecuencia cardiaca y del volumen de eyección o volumen sistólico.

El incremento del volumen sistólico durante el ejercicio se debe a que hay un aumento del volumen de llenado o diastólico, al tiempo que aumenta la contractilidad y el flujo coronario. La frecuencia cardiaca y la presión arterial sistólica aumentan paulatinamente con el ejercicio hasta llegar al esfuerzo máximo donde se estabilizan, mientras que la presión diastólica se mantiene o disminuye por vasodilatación periférica. La diferencia arteriovenosa de oxígeno (DavO2) aumenta con el ejercicio por una redistribución del gasto cardíaco y por una mayor extracción tisular de oxígeno.

Con el ejercicio se incrementa el consumo de oxígeno hasta un límite, a partir del cual se mantiene constante a pesar de aumentar la carga de trabajo (consumo máximo de oxígen o VO2 máx). Esto constituye el índice que mide con mayor exactitud la capacidad funcional de un individuo.

Si hay isquemia miocárdica por obstrucción del flujo coronario no evidente en reposo, durante el ejercicio se hace manifiesta a través de la aparición alteraciones electrocardiográficas, al producirse un aumento en la demanda de oxígeno y no así de la oferta, por existir obstrucción coronaria. El desequilibrio entre la oferta y la demanda de oxígeno produce hipoxia tisular, lo que lleva a una glucólisis anaeróbica con acumulación de ácido láctico y descenso del pH y acidosis metabólica. Esta acidosis produce una alteración en el transporte del calcio, lo que significa en un principio una disminución de la relajación ventricular (disfunción diastólica) y posteriormente una disminución de la contractilidad miocárdica (disfunción sistólica).

Todas estas alteraciones en el metabolismo tisular y en la contractilidad miocárdica ocurren en ausencia de síntomas. La alteración de la función ventricular produce dilatación y aumento de la presión telediastólica del ventrículo izquierdo, lo que hace que disminuya el flujo sanguíneo al subendocardio, se manifiesten las alteraciones electrocardiográficas y posteriormente aparezca el dolor anginoso.

El test de esfuerzo está indicado en el diagnóstico de enfermedad coronaria, particularmente en pacientes con una probabilidad intermedia de tener cardiopatía coronaria; también se usa para la estratificación del riesgo en pacientes con enfermedad coronaria probable o conocida. Tras un infarto agudo de miocardio, se emplea para evaluación pronóstica, prescripción de actividad física o incorporación a programas de rehabilitación cardíaca y evaluación de terapia médica. Igualmente, se emplea tras una revascularización miocárdica (angioplastia coronaria o cirugía de bypass coronario): si reaparecen síntomas sugerentes de isquemia y para prescripción de actividad física o incorporación a un programa de rehabilitación cardíaca.

Las pruebas de esfuerzos más comunes son las realizadas en cicloergómetro y, más frecuentemente, en cinta sin fin (treadmill), consiste en hacer caminar al paciente sobre una cinta rodante que aumenta en velocidad y pendiente según el protocolo utilizado, procediendo al mismo tiempo a un registro electrocardiográfico.

Sin embargo, no todos los pacientes son capaces de alcanzar un esfuerzo físico suficiente para un registro adecuado de la respuesta o, incluso, puede ocurrir que tal esfuerzo esté contraindicado por diferentes circunstancias (infarto muy reciente, etc.). Por ello, es cada vez más frecuente recurrir a las pruebas de estrés farmacológico en combinación con los estudios de perfusión miocárdica (EPM) con radioisótopos, que no solo constituyen una excelente alternativa diagnóstica, sino que han contribuido al crecimiento sustancial de la cardiología nuclear (Beretta, 2009). En este sentido, los radiofármacos actualmente utilizados en esta indicación son el cloruro de talio (201Tl), tecnecio (99mTc)- tetrofosmina y tecnecio (99mTc)-sestamibi, particularmente los dos complejos de tecnecio (99mTc) porque el talio (201Tl) se asocia con una mayor tasa de falsos positivos.

El estrés farmacológico puede ser dividido en dos categorías según el mecanismo de acción del agente utilizando para provocar el estrés farmacológico: agentes vasodilatadores coronarios (dipiridamol, adenosina y otros agonistas específicos de los receptores A2A de adenosina) y agentes inotrópicos de tipo catecolamina (dobutamina).

Los vasodilatadores actúan directa o indirectamente sobre las arterias coronarias incrementado el flujo y en presencia de estenosis vascular significativa generan una heterogeneidad de perfusión miocárdica que puede ser registrada en imágenes usando radioisótopos. Por su parte, los derivados catecolaminérgicos, como la dobutamina, son agentes inotrópicos y cronotrópicos positivos que aumentan el trabajo cardíaco, pudiendo provocar isquemia miocárdica o simplemente una redistribución de flujo al igual que con los agentes vasodilatadores. En definitiva, unos y otros, al igual que el ejercicio físico, están destinados a poner de manifiesto una perfusión miocárdica heterogénea como expresión de enfermedad coronaria hemodinámicamente significativa.

Por otro lado, las pruebas farmacológicas se han convertido en una herramienta indispensable tanto para los EPM como para la ecocardiografía, permitiendo ampliar el espectro de pacientes estudiados al incluir ancianos y sujetos portadores de comorbilidad que no pueden realizar un ejercicio físico adecuado, o pacientes en los cuales no se considera conveniente el abandono de la medicación betabloqueante u otra que condicione el trabajo cardíaco.

El agente vasodilatador ideal para una prueba de estrés farmacológico debería provocar una dilatación selectiva de las arterias coronarias con mínimos efectos sistémicos, no debe provocar bloqueo AV ni broncoespasmo, con escasos cambios sobre la frecuencia cardíaca y presión arterial, rápido inicio y corto tiempo de acción, pero debe mantener una hiperemia coronaria lo suficientemente prolongada durante la fase de captación del radiofármaco, en torno a 1-2 minutos. Es necesario que el fármaco aumente el flujo coronario dos a tres veces por encima del nivel basal. Su administración debe ser simple, en dosis única y preferentemente sin requerir bomba de infusión.

Los fármacos vasodilatadores provocan un mínimo o nulo aumento del consumo de oxígeno por el miocardio, pero alteran el equilibrio de la perfusión entre los territorios arteriales normales y alterados, que presentan diferente capacidad de dilatación. La adenosina ejerce acción directa sobre el músculo liso vascular al unirse a receptores específicos, mientras que el dipiridamol inhibe su recaptación celular, permitiendo una mayor concentración extracelular de la molécula y por tanto ejerce una acción indirecta.

Tanto la adenosina como el dipiridamol pueden incrementar el flujo coronario de tres a cinco veces respecto a los niveles basales en las zonas con arterias coronarias normales. El dipiridamol intravenoso produce la máxima vasodilatación coronaria 5 minutos después de su administración y sus efectos persisten durante 10 a 30 minutos. Una inyección de aminofilina, antagonista competitivo no selectivo de la adenosina endógena, revertirá rápidamente los efectos del dipiridamol.

La adenosina endógena es normalmente producida en el músculo liso vascular del miocardio y en las células endoteliales, estando presente en el espacio extracelular donde se une a los receptores ubicados en la membrana celular del músculo liso. La adenosina también es producida por la desfosforilación extracelular del ATP y del ADP, producidos por neuronas, plaquetas, mastocitos y otros tipos de células. La adenosina puede reingresar a las células endoteliales, músculo liso o eritrocitos donde es fosforilada por la adenosina cinasa a AMP, o inactivada por desaminación, o bien incorporada a otras moléculas. La adenosina tiene una semivida de eliminación muy breve, de aproximadamente 2 a 10 segundos, con un inicio de acción a los pocos segundos de su aplicación y alcanzando máxima vasodilatación a los dos minutos. De este modo, al cesar la infusión de adenosina se revierten rápidamente sus efectos farmacológicos.

La adenosina administrada por vía IV produce un ligero aumento de la frecuencia cardíaca y una caída de la presión arterial de magnitud variable, tanto sistólica como diastólica, usualmente no mayor a 20 mmHg. Cuando la adenosina extracelular se une uno de sus receptores de membrana, produce vasodilatación coronaria por activación de la adenilciclasa que provoca la apertura de los canales de potasio en el músculo liso vascular, hiperpolarizando la célula e inhibiendo el potencial de los canales de calcio, liberando el calcio intracelular y produciendo relajación.

En la actualidad se han identificado cuatro subtipos de receptores para la adenosina: A1, A2A, A2B y A3, cuya estimulación tiene una amplia variedad de efectos sobre la conducción eléctrica, la vasodilatación y la broncoconstricción. Las anormalidades en la conducción AV y posiblemente la generación de dolor precordial sean debidos a la activación de los receptores A1. Los receptores A2A están relacionados con la resistencia de los vasos coronarios mediando una respuesta vasodilatadora a la adenosina, mientras que la estimulación de los receptores A2B provoca relajación de la conductancia de los vasos. Además, los receptores A2B causan vasodilatación periférica, broncoconstricción y desgranulación de los mastocitos. La activación de los receptores A3 puede jugar algún papel en el mecanismo de preacondicionamiento contra el daño miocárdico provocado por isquemia, y también estimula la desgranulación mastocitaria. La administración exógena de adenosina por vía endovenosa ejerce su efecto directamente sobre el músculo liso vascular, mientras que las xantinas (teofilina, cafeína, etc.) ejercen una acción competitiva a nivel de dichos receptores de adenosina, llegando a bloquear los efectos de ésta si ha sido administrada previamente, o bien a desplazarla de los receptores actuando como un verdadero antídoto.

Por su parte, el dipiridamol actúa inhibiendo la recaptación celular de adenosina endógena, incrementando así la disponibilidad extracelular de ésta para unirse a los receptores y, por tanto, indirectamente produciendo relajación del músculo liso vascular. El dipiridamol provoca cambios hemodinámicos similares a los observados con la adenosina, aunque algo menos intensos. Produce un modesto incremento de la frecuencia cardíaca y un descenso leve a moderado de la presión arterial tanto diastólica como sistólica, en general no mayor a 20 mmHg.

Tanto la adenosina como el dipiridamol son excelentes herramientas clínicas para la investigación de pacientes con cardiopatía isquémica, aunque se acompañan de una relativamente alta incidencia de efectos adversos, pues casi 80% de los pacientes describe algún tipo de sintomatología. Sin embargo, el riesgo de efectos adversos graves es muy bajo (<0,1%), comparable a lo reportado para la ergometría en una población similar. La eficacia diagnóstica de los EPM con adenosina o dipiridamol es elevada y tienen la ventaja de permitir identificar áreas de potencial isquemia de forma simple, así como de proporcionar una estimación semicuantitativa de la severidad y extensión de las regiones hipoperfundidas del miocardio. Asimismo, su uso se ha extendido para la estratificación de riesgo en pacientes con EC conocida o sospechada, después del infarto de miocardio (IM) y para la evaluación previa de cirugía no cardíaca en pacientes con múltiples factores de riesgo cardiovascular. Los EPM con fármacos vasodilatadores son especialmente útiles en pacientes con infarto de miocardio, ya que pueden ser realizados con seguridad a las 24-48 horas después del evento agudo.

Sin embargo, aunque la adenosina y el dipiridamol han sido tradicionalmente los fármacos preferidos para realizar EPM bajo estrés farmacológico, en aquellos pacientes con contraindicación a los anteriores por broncoconstricción (por ejemplo, asma o EPOC) o hipotensión (<90 mmHg de máxima) puede emplearse la dobutamina, un agonista de los receptores β1-adrenérgicos que incrementa la demanda de oxígeno del miocardio por efecto cronotrópico e inotrópico positivo; también incrementa el flujo sanguíneo en los vasos coronarios normales y reduce la presión de perfusión distal en la arteria coronaria estenótica. En general, los parámetros sensibilidad, especificidad y precisión con dobutamina son similares para las EPM realizadas con dipiridamol y adenosina.

ACCIÓN Y MECANISMO

El regadenosón es un análogo de la adenosina, indicado como agente de la prueba de esfuerzo farmacológica para realizar estudios de imagen de perfusión miocárdica (MPI) con radionúclidos en pacientes adultos que no pueden someterse a una adecuada prueba de esfuerzo con ejercicio. Se trata de un agonista selectivo y de baja afinidad de los receptores A2A de la adenosina; su acción sobre los receptores situados en las membranas de las células musculares lisas de las paredes vasculares de las arterias coronarias da lugar a una vasodilatación momentánea, con el consiguiente incremento, también momentáneo, del flujo sanguíneo coronario en el miocardio.

Tras su administración en bolo IV, provoca un rápido aumento del flujo sanguíneo coronario, que es especialmente marcado sobre las arterias coronarias normales (patentes o de alta conductancia sanguínea) frente a las arterias estenóticas (que con flujo sanguíneo reducido). Dicho aumento es máximo a los 30 segundos, normalizándose al cabo de menos de 10 minutos. Dado este efecto selectivo del regadenosón sobre las arterias coronarias sanas y puesto que la captación por el miocardio del radioisótopo utilizado en la técnica de visualización por imagen es proporcional al flujo sanguíneo coronario, dicha captación es proporcionalmente mayor por parte del miocardio irrigado por las coronarias no estenóticas (sanas), marcando la diferencia con las zonas irrigadas por las coronarias estenóticas. Asimismo, muestra un efecto preferente sobre los lechos vasculares coronarios frente a los periféricos (extremidades, cerebro, pulmones, etc.). El regadenosón produce una leve reducción de la presión arterial, tanto sistólica como diastólica (en torno a 3-4 mmHg), aunque algunos pacientes pueden experimentar incrementos significativos, aunque pasajeros.

El regadenosón es un agonista de baja afinidad hacia los receptores A2A de la adenosina, lo que explica su breve acción vasodilatadora, al ser fácilmente desplazado de dichos receptores. Su afinidad hacia otros receptores de la adenosina (A1, A2B y A3) es mucho menos aún que para los A2A (diez veces en el caso del A1) o, incluso, nula (A2B y A3). En este sentido, el regadenosón es unas 200 veces más activo potenciando la conductancia (efecto vasodilatador) coronaria, que está mediada por los receptores A2A, que enlenteciendo la conducción del nódulo aurículo-ventricular (AV), efecto mediado por la activación de los receptores A1

Cuando el regadenosón se une a los receptores A2A de la membrana de las células del músculo liso vascular coronario, produce vasodilatación por activación de la adenilciclasa que provoca la apertura de los canales de potasio en la membrana, hiperpolarizando la célula e inhibiendo el potencial de los canales de calcio, lo que induce la liberación del calcio intracelular y produce la relajación de lá células muscular lisa.

La aminofilina (y la teofilina) revierten los efectos del regadenosón, desplazando a éste de los receptores A2A. La cafeína también parece competir, aunque los efectos son mucho menos marcados; en este sentido, una dosis de 200 mg de cafeína reduce menos del 20% de la reserva del flujo coronario en pacientes a los que se ha administrado regadenosón.

ASPECTOS MOLECULARES

El regadenosón es un derivado pirazólico de la adenosina. Concretamente, se trata de la 2-[4-[(metil)carbonil]-1H-pirrol-1-il]-adenosina. La incorporación del resto pirazólico determina una acción selectiva sobre los receptores A2A de la adenosina, con mucho menor afinidad hacia los A1, A2B y A3. Asimismo, la farmacocinética del regadenosón difiere algo de la de la adenosina, cuya semivida de eliminación es de menos de 10 segundos, mientras que el regadenosón presenta una semivida inicial de 2-4 minutos, seguida de una fase intermedia con una semivida de 30 minutos que coincide con la pérdida del efecto farmacodinámico, y una fase terminal con una semivida de 2 horas.

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad clínicas del regadenosón han sido adecuadamente contrastastadas en la indicación autorizada mediante dos ensayos clínicos principales de fase 3, aleatorizados, doblemente ciegos y enmascarados, y controlados con un comparador activo (adenosina). Ambos estudios, de similar diseño, fueron llevados a cabo con pacientes adultos sometidos a prueba de estrés farmacológico, con historial de revascularización coronaria en los últimos seis meses, o de infarto de miocardio o angina inestable en los últimos tres. Los pacientes tenían una mediana de edad de 66 años (26-93), un 69% eran varones, 75% de raza caucásica, mediana de peso de 82 kg (42-161) y de IMC (índice de masa corporal) de 29 (16-59). Entre sus antecedentes patológicos, el 81% presentaba hipertensión, 51 % había sufrido cirugía coronaria, 63% angina, 41% infarto agudo de miocardio, 33% arritmias clínicamente relevantes, 32% diabetes y 5% EPOC. Los pacientes recibieron una primera infusión IV de adenosina (3 mg/ml) en dosis de 140 µg/kg/min durante seis minutos; posteriormente, recibieron aleatoriamente una segunda infusión IV de adenosina o un bolo IV de 400 µg regadenosón, administrado en menos de 10 segundos.

Como variable primaria de eficacia se determinó el grado de concordancia entre las imágenes interpretadas de forma ciega por expertos procedentes de pacientes a los que se había administrado adenosina o regadenosón en segunda instancia, con relación a la primera administración de adenosina. Los evaluadores de las imágenes utilizaron un modelo de 17 segmentos anatómicos, determinando el número de segmentos que mostraban un defecto de perfusión reversible, contabilizándose como segmentos defectuosos aquellos con una diferencia de puntuación entre la situación de esfuerzo y la de reposo de al menos dos puntos (en una escala validada de 0 a 5).

Los dos estudios principales (ADVANCE MPI 1 y ADVANCE MPI 2) totalizaron 2.018 pacientes, finalizando 1.995 (98,9%). El primero de los estudios (ADVANCE MPI 1) aleatorizó a un total de 1.231 pacientes, de los que completaron el estudio el 98,4%. El grado de concordancia adenosina/adenosina (A/A) fue del 61% y el de adenosina/regadenosón (A/R) del 62%, siendo la diferencia del 1% (CI95% -7,5% a +9,2%). No se observaron diferencias tampoco al estratificar los pacientes por la presencia o ausencia de estenosis coronaria, sexo o IMC. Considerando los hallazgos globalmente, la concordancia fue el 83% (A/A) y 85% (A/R). La calidad de las imágenes obtenidas fue buena o excelente en el 93% con ambos medicamentos. El grado de sensibilidad de la prueba para un estándar de al menos un 70% de estenosis coronaria fue del 86% (A/R) vs. 82% (A/A), mientras que la especificidad fue del 39% (A/R) vs. 50% (A/A); para un estándar de al menos un 50% de estenosis fue del 83% (A/R) vs. 80% (A/A), mientras que la especificidad fue del 35% (A/R) vs. 40% (A/A).

El segundo de los ensayos (ADVANCE MPI 2) estudió a 787 pacientes, completándolo el 99,6%. El grado de concordancia fue del 64% (A/A) vs. 63% (A/R), siendo la diferencia del -1% (CI95% -11,2% a +8,7%). Tampoco se observaron diferencias al estratificar los pacientes por la presencia o ausencia de estenosis coronaria, sexo o IMC. Considerando los hallazgos globalmente, la concordancia fue el 75% (A/A) y 82% (A/R). La calidad de las imágenes obtenidas fue buena o excelente en el 88% (A/A) y 90% (A/R). El grado de sensibilidad de la prueba para un estándar de al menos un 70% de estenosis coronaria fue del 81% (A/R) vs. 85% (A/A), mientras que la especificidad fue del 42% (A/R) vs. 60% (A/A); para un estándar de al menos un 50% de estenosis fue del 78% (A/R) vs. 83% (A/A), mientras que la especificidad fue del 39% (A/R) vs. 63% (A/A).

Agrupando los datos de ambos estudios, el grado de concordancia global fue del 62% (A/A) vs. 63% (A/R), con una diferencia del 0% (CI95% -6,2% a +6,8%); es decir, el regadenosón no fue inferior a la adenosina.

La incidencia global de eventos adversos fue del 80% con regadenosón vs. 83% con adenosina, estando relacionados con el tratamiento en el 77% y 82% , respectivamente; en su gran mayoría fueron de carácter leve y pasajero, y menos del 1% de los pacientes en ambos grupos tuvieron que abandonar el estudio por este motivo, aunque un 9% con regedenosón y un 8% con adenosina requirieron tratamiento.

Los eventos adversos más frecuentes posiblemente relacionados con el tratamiento fueron la disnea (27% con regadenosón vs. 25% con adenosina) y la cefalea (25% vs. 16%). Otros eventos adversos frecuentes fueron rubefacción, mareos, cambios electrocardiográficos leves (modificación de los segmentos ST y QT), molestias abdominales y dolor torácico. La incidencia de eventos adversos graves relacionados con el tratamiento fue del 2% con regadenosón y del 4% con adenosina.

ASPECTOS INNOVADORES

El regadenosón es un análogo de la adenosina, indicado como agente de la prueba de esfuerzo farmacológica para realizar estudios de imagen de perfusión miocárdica (MPI) con radionúclidos en pacientes adultos que no pueden someterse a una adecuada prueba de esfuerzo con ejercicio. Se trata de un agonista selectivo y de baja afinidad de los receptores A2A de la adenosina; su acción sobre los receptores situados en las membranas de las células musculares lisas de las paredes vasculares de las arterias coronarias da lugar a una vasodilatación momentánea, con el consiguiente incremento, también momentáneo, del flujo sanguíneo coronario en el miocardio.

Los datos procedentes de los estudios clínicos controlados con adenosina muestran niveles de concordancia similares entre adenosina y regadenosón vs. adenosina y adenosina; es decir, si los datos obtenidos en pacientes tratados con regadenosón concuerdan con los obtenidos previamente con adenosina tan frecuentemente como lo hace ésta consigo misma, parece razonable concluir que el regadenosón no es inferior a la adenosina en esta indicación.

El perfil toxicológico del regadenosón es similar a los reportados con adenosina o dipiridamol, con frecuentes aunque casi siempre leves eventos adversos, especialmente cefalea (25% vs. 16% con adenosina) y disnea (27% vs. 25%); otros son rubefacción mareos, cambios electrocardiográficos con modificación de los segmentos ST y QT (leves y escasa relevancia clínica), molestias abdominales y dolor torácico. Sin embargo, la tasa de eventos adversos graves relacionadas con el tratamiento fue doble con adenosina (4%) que con regadenosón (2%), si bien las cefaleas son más comunes con regadenosón (Iskandrian, 2007; Mahmarian, 2009).

Desde el punto de vista farmacológico, la principal ventaja del regadenosón vs. adenosina es la práctica ausencia de bradicardia – de hecho, se produce taquicardia moderada y efímera en la mayoría de los sujetos – y de bloqueo aurículo-ventricular (AV). En pacientes con bloqueo de rama izquierda, el regadenosón aumenta una media de 25,4 latidos/min vs. 15,3 con adenosina (p= 0,0083), pero esta diferencia no es significativa (11,8 vs. 8,1; p= 0,1262) en aquellos con marcapasos. En cualquier caso, no parece que estos efectos afecten a los defectos de perfusión miocárdica registrados (Thomas, 2013).

Hay estudios realizados con Resonancia Magnética Cardiovascular (CMR) en los que el regadenosón ha demostrado aportar un alto nivel de confianza en el pronóstico de personas con perfusión miocárdica normal, con valores predictivos negativos de hasta un 99% (Freed, 2013). Asimismo, la combinación de la prueba de estrés farmacológico con regadenosón asociada a la utilización de niveles submáximos de ejercicio físico es bien tolerada, incluso en pacientes con asma o EPOC (Brinkert, 2014).

Las pruebas de estrés farmacológico usadas son en general seguras y se acompañan de una eficacia diagnóstica similar a la proporcionada por el ejercicio físico. De hecho, el uso de estos agentes ha permitido en los últimos años ampliar sustancialmente el espectro de pacientes capaces de ser estudiados con procedimientos de medicina nuclear. La incorporación de protocolos combinados, las modificaciones de algunos protocolos clásicos y la introducción de nuevos fármacos agonistas específicos hacen posible actualmente la aplicación de pruebas de estrés prácticamente “a medida” de cada paciente. En concreto, la selectividad del regadenosón sobre los receptores A2A de la adenosina, frente a la ausencia de dicha selectividad en la adenosina y el dipiridamol (indirectamente, inhibiendo la recaptación de la adenosina) hacia el resto de receptores adenosinérgicos, permite un efecto vasodilatador coronario más “limpio”, al no afectar significativamente a estos últimos y, en consecuencia, no producir efectos clínicamente menos relevantes sobre el propio corazón o sobre los mastocitos. No obstante, no parece que estas diferencias tengan gran relevancia en términos prácticos. Por el contrario, es mucho más conveniente la administración de un único bolo IV de una dosis fija de 400 µg regadenosón sin necesidad de ajuste posológico, frente a la infusión IV a velocidad controlada y con ajuste dependiente del peso que requieren adenosina y dipiridamol. Por otro lado, los parámetros sensibilidad1, especificidad2 y precisión3 son muy similares para las EPM realizadas con regadenosón, en comparación con las descritas con adenosina, dipiridamol y dobutamina (Baretta, 2009).

1 Sensibilidad: Cociente entre el número de verdaderos positivos y la suma de verdaderos positivos (VP) y falsos negativos (FN): VP/[VP+FN].

2 Especificidad: Cociente entre verdaderos negativos (VN) y la suma de verdaderos negativos (VN) y falsos positivos (FP): VN/[VN+FP].

3 Precisión: Cociente de la suma de verdaderos positivos y negativos, y la suma de falsos y verdaderos positivos y negativos: (VP + VN)/(VP + VN + FP + FN).

BIBLIOGRAFIA

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  • Freed BH, Narang A, Bhave NM, Czobor P, Mor-Avi V, Zaran ER, Turner KM, Cavanaugh KP, Chandra S, Tanaka SM, Davidson MH, Lang RM, Patel AR. Prognostic value of normal regadenoson stress perfusion cardiovascular magnetic resonance. J Cardiovasc Magn Reson. 2013; 15: 108. doi: 10.1186/1532-429X-15-108.
  • Ghimire G, Hage FG, Heo J, Iskandrian AE. Regadenoson: a focused update. J Nucl Cardiol. 2013; 20(2): 284-8. doi: 10.1007/s12350-012-9661-3.
  • Iskandrian AE, Bateman TM, Belardinelli L, Blackburn B, Cerqueira MD, Hendel RC, Lieu H, Mahmarian JJ, Olmsted A, Underwood SR, Vitola J, Wang W; ADVANCE MPI Investigators. Adenosine versus regadenoson comparative evaluation in myocardial perfusion imaging: results of the ADVANCE phase 3 multicenter international trial. J Nucl Cardiol. 2007; 14(5): 645-58.
  • Mahmarian JJ, Cerqueira MD, Iskandrian AE, Bateman TM, Thomas GS, Hendel RC, Moye LA, Olmsted AW. Regadenoson induces comparable left ventricular perfusion defects as adenosine: a quantitative analysis from the ADVANCE MPI 2 trial. JACC Cardiovasc Imaging. 2009; 2(8): 959-68. doi: 10.1016/j.jcmg.2009.04.011.
  • Palani G, Ananthasubramaniam K. Regadenoson: review of its established role in myocardial perfusion imaging and emerging applications. Cardiol Rev. 2013; 21(1): 42-8. doi: 10.1097/CRD.0b013e3182613db6.
  • Thomas GS, Kinser CR, Kristy R, Xu J, Mahmarian JJ. Is regadenoson an appropriate stressor for MPI in patients with left bundle branch block or pacemakers? J Nucl Cardiol. 2013; 20(6): 1076-85. doi: 10.1007/s12350-013-9802-3.
VALORACIÓN
REGADENOSON ► RAPISCAN® (Mallinckrodt)
Grupo Terapéutico (ATC): C01EB. APARATO CARDIOVASCULAR. Terapia cardiaca: otros.
Indicaciones autorizadas: Agente de la prueba de esfuerzo farmacológica para realizar estudios de imagen de perfusión miocárdica (MPI) con radionúclidos en pacientes adultos que no pueden someterse a una adecuada prueba de esfuerzo con ejercicio.
Condiciones de conservación y dispensación:

 

– H: Medicamento hospitalario

– EXO: Excluido de la oferta del SNS

VALORACIÓN GLOBAL: INNOVACIÓN MODERADA. Aporta algunas mejoras, pero no implica cambios sustanciales en la terapéutica estándar. ♣♣♣
Novedad físico-química: Mejora las características farmacocinéticas, con incidencia en las condiciones de uso.
FÁRMACOS RELACIONADOS REGISTRADOS ANTERIORMENTE EN ESPAÑA
Fármaco Medicamento® Laboratorio Año

 

Adenosina

 

Adenoscan Sanofi Aventis 1998
COSTE ANUAL DIRECTO DEL MEDICAMENTO
Fármaco Dosis Coste

 

Regadenosón

 

 

0,4 mg

 

 

171,41 €

 

 

Adenosina*

 

0,84 mg/kg 44,63 €

* Se ha considerado un paciente de 70 kg, utilizando fracciones completas de los envases comerciales de adenosina (Adenoscan®) y de dipiridamol (Persantin®).

Sangre y órganos hematopoyéticos Enfermedad tromboembólica: Tromboembolismo venoso (TEV): estado de la ciencia

Enfermedad tromboembólica

Tromboembolismo venoso (TEV): estado de la ciencia


Un reciente informe ha revisado en profundidad la situación actual del tratamiento del tromboembolismo venoso. Por el momento, el elemento clave del mismo sigue siendo la anticoagulación, aunque ciertas intervenciones como la trombolisis y los filtros de la vena cava inferior tienen utilidad para circunstancias. Existen múltiples modos y opciones terapéuticas para el tratamiento del TEV, con pequeños pero no obstante relevantes efectos diferenciales a considerar. Los anticoagulantes siempre aumentan el riesgo de sangrado, lo que exige estrategias de tratamiento adaptadas que deben incorporar la etiología, los riesgos, los beneficios , el costo y la preferencia del paciente; en este sentido y aunque se han hecho grandes progresos, se necesitan más estudios para comprender los riesgos individuales de los pacientes para tomar decisiones de tratamiento ideales.

El tromboembolismo venoso (TEV), que comprende la trombosis venosa profunda (TVP) y la embolia pulmonar (EP), es una condición común y potencialmente letal con morbilidad aguda. Una amplia revisión ha analizado la etiología de TEV y las 3 fases del tratamiento del TEV: aguda (primeros 5-10 días), a largo plazo (a partir del final del tratamiento agudo de 3-6 meses) y extendida (más allá de 3-6 meses), utilizando para ello revisiones Cochrane, meta-análisis y ensayos controlados aleatorios, así como otros ensayos clínicos para los temas no contemplados en los anteriores.

Las heparinas de bajo peso molecular (HBPM), junto con los antagonistas de la vitamina K (warfarina, etc.) han permitido el tratamiento ambulatorio de la mayoría de los casos de trombosis venosa profunda en la fase aguda. El desarrollo de nuevos anticoagulantes orales ha simplificado aún más el tratamiento de la fase aguda y hay agentes orales que puede utilizarse evitando la necesidad de HBPM. La trombolisis es mejor reservarla para el TEV grave, mientras que los filtros de vena cava inferior se deben usar cuando está contraindicada la anticoagulación. En general, los pacientes TVP y EP requieren 3 meses de tratamiento con anticoagulantes, con opciones que incluyen las HBPM, los antagonistas de la vitamina K o inhibidores directos del factor Xa o IIa. Tras ello, las decisiones sobre los tratamientos futuros se basan en el equilibrio entre el riesgo de recurrencia de TEV , determinada por la etiología de la TEV (factores de riesgo transitorios, tanto no provocados como los asociados a malignidad), sopesándolo frente al riesgo de hemorragia importante del tratamiento. En este sentido, se necesitan mejores herramientas de predicción para la hemorragia grave. La experiencia con los nuevos anticoagulantes orales como opciones de tratamiento agudo, a largo plazo y prolongado es limitado por el momento, pero en su conjunto que parece ser seguro y eficaz para todas las fases del tratamiento.

  • Wells PS, Forgie MA, Rodger MA. Treatment of venous thromboembolism. JAMA. 2014; 311(7): 717-28. doi: 10.1001/jama.2014.65.

Estudios de farmacoeconomía

Análisis de decisión sobre trasplante renal en mayores de 65 años

El interés de traer este estudio a la sección ha consistido en mostrar cómo los análisis de decisión nos proporcionan elementos de juicio racionales para la toma de decisiones en el campo sanitario, en donde en muchas ocasiones, es preciso combinar resultados de salud con los de tipo económico. No es imprescindible obviamente, elegir la alternativa que el modelo ofrece, pero sí tenerlo en consideración para que, junto con otros elementos de juicio, se optimicen las decisiones.

Los autores 1 elaboran un modelo de decisión para analizar qué tratamiento resulta más efectivo y eficiente en la insuficiencia renal terminal en pacientes mayores de 65 años. Se plantean dos alternativas, continuar con la diálisis o proceder al trasplante renal pues, en la fecha de este estudio, el trasplante no era muy común en este grupo de edad, siendo escasamente del 5%. Sin embargo, en los pacientes seleccionados se había observado una buena supervivencia.

El estudio analiza la evolución de una cohorte teórica de pacientes de 65 años o más, estables con diálisis, que permanecen 3 días a la semana con dicho tratamiento o bien se les somete a un trasplante renal. En este caso se les administran fármacos inmunosupresores, como ciclosporina, prednisona y micofenolato de mofetilo, con sustitución o adición de anticuerpos antilinfocitarios o tacrolimús, si es necesario.

El modelo asume que los pacientes permanecen en diálisis hasta el trasplante y, en caso de no recibirlo, hasta la muerte. Los pacientes intervenidos pueden volver a recibir diálisis tras el fracaso. Asimismo, una vez trasplantados se puede observar un rechazo agudo, una complicación del trasplante o ambas situaciones simultáneamente. El riesgo de rechazo agudo es máximo en los primeros meses, reduciéndose de forma exponencial posteriormente. Finalmente, desde cualquier estado, el paciente puede morir. El riesgo de mortalidad en los pacientes trasplantados se calculó sumando la tasa de mortalidad estandarizada (TME) por edad y la tasa de mortalidad específica para el trasplante (que se estimó restando la TME para la edad de 65 años de la tasa de mortalidad media para las personas de 65 años que han sido trasplantadas).

Se estimó el valor de la utilidad para las personas en diálisis o trasplantadas, a partir de la literatura, asumiéndose los valores de 0,49 y 0,78 respectivamente. A su vez, se calcularon los costes totales por paciente a lo largo de toda su vida, a partir de los datos estimados de la diálisis, trasplante y seguimiento anual de los pacientes injertados. Se incluyeron además, los costes farmacológicos de micofenolato de mofetilo y tacrolimús.

Los resultados obtenidos mostraron que los pacientes de 65 años sin comorbilidades ganaban 1,2 años de vida (1,1 años de vida ajustados a calidad). Hasta los 80 años se observaron ganancias en la supervivencia global y ajustada a calidad si el paciente estaba sano. Asimismo, el trasplante aumentaba obviamente el coste total.

Para un paciente de 65 años con patologías cardiovasculares, diabéticas o ambas, la relación coste efectividad incremental (RCEI) aumentaba a medida que lo hacían las comorbilidades. Asimismo, si se intervenía sin demora, el estimador de la eficiencia se reducía significativamente en todos los casos. Con respecto a la edad del paciente, dicho estimador (RCEI) aumentaba muy notablemente a medida que aumentaba la edad, empeorando dichos valores si además, se producía una demora en el trasplante (Tabla 1).

Los autores concluyen que e1 trasplante renal ofrece una ganancia significativa de la supervivencia en pacientes de 70 años o menos de edad, que mejora a medida que se reduce la edad del paciente. Además, se constituye como una alternativa eficiente respecto de la diálisis en estos pacientes.

Tabla 1

60 años

65 años

75 años

85 años

Sin demora: RCEI (€/AVAC)

18.263

22.654

37.608

71.801

2 años de demora: RCEI (€/AVAC)

60.237

67.779

99.553

231.158

4 años de demora: RCEI (€/AVAC)

175.107

193.601

305.017

14.585.442

Coste efectividad del inicio de diálisis tras fracaso del injerto renal en España

En el caso de insuficiencia renal crónica, el trasplante renal es el tratamiento de elección, el cual provee una buena supervivencia del injerto (superior al 90% a 1 año, sobre el 70% a los 5 y sobre 50% a los 10). No obstante, un 4% aproximadamente de los pacientes trasplantados debe volver a diálisis tras fracaso del injerto. A pesar de las recomendaciones clínicas al respecto, no hay un consenso sobre el tiempo para reiniciar la diálisis. En la práctica, se observa frecuentemente que existe un retraso, tratando de resolver la situación con terapia inmunosupresora y manejando las complicaciones habidas, en vez de reconducir al paciente a diálisis de nuevo.

Los autores 2 analizan los resultados de salud y las implicaciones económicas del retraso en el inicio de la diálisis, comparando la situación indicada en contraste con una situación en donde todos los pacientes que han perdido el injerto inician inmediatamente dicha diálisis. Para ello, diseñan un modelo de Markov que presenta los estados de cualquier tipo de diálisis (hemodiálisis o diálisis peritoneal), trasplante, inicio tardío de diálisis (de ambos tipos) y muerte. Con dicho modelo se estiman las consecuencias de supervivencia y económicas de una cohorte de pacientes.

Los resultados muestran un incremento anual del coste tras el inicio inmediato de 211 euros en comparación con el inicio tardío. Asimismo, se observa un aumento ligero de la supervivencia, de modo que el ratio coste efectividad incremental se sitúa por debajo de los límites habitualmente aceptados.

Los análisis de sensibilidad determinísticos mostraron que los resultados obtenidos eran robustos. Por su parte, el análisis probabilístico indica que la alternativa de inicio temprano fue una estrategia dominante en el 28% de las iteraciones realizadas, y eficiente por mayor efectividad y/o menor coste en un 34% adicional, aproximadamente.

Los autores concluyen que el inicio de la diálisis tan pronto como se detecte la pérdida del injerto puede ser una alternativa eficiente en España, mejorando la supervivencia de los pacientes y su calidad de vida y a un coste abordable.

Tabla 2

Inicio tardío

Inicio temprano

Diferencias

Coste anual por paciente (€)

5.793

6.217

425

Coste anual con descuento

4.564

4.775

211

AVAC por paciente

0,2250

0,2420

0,0176

AVAC por paciente con descuento

0,1594

0,1682

0,0087

RCEI (descuento) €/AVAC

24.390

Coste efectividad de la retirada del tratamiento inmunosupresor en trasplante renal

El objetivo del tratamiento inmunosupresor en el primer año en los pacientes con trasplante renal es la optimización del manejo del injerto, evitando el rechazo agudo y el fracaso del mismo. En los años posteriores, los trasplantados deberían ser vigilados, reevaluando la eficacia, toxicidad y costes del tratamiento inmunosupresor. Este tratamiento necesita ser adaptado a lo largo del tiempo para optimizar los resultados a corto y largo plazo, pues una buena tasa de supervivencia inicial no asegura buenas tasas futuras.

Los tratamientos recibidos por el paciente para prevenir el rechazo no están exentos de efectos secundarios, por lo que la reducción de dosis o la interrupción de los mismos se aplican con frecuencia en la práctica clínica. El estudio RMR (Rapamune Maintenance Regimen) evaluó la combinación de sirolimús (SIR) más corticoides tras la supresión de ciclosporina a los 3 meses, mostrando una mejoría a largo plazo en la función renal. Sin embargo, la asociación SIR más corticoides está asociada a un mayor riesgo de rechazo al año del trasplante, con hiperlipidemia pero con menor presión arterial, mejor supervivencia del injerto y sin diferencia en el riesgo acumulado de rechazo. Por ello, los autores 3 analizan la evolución de una cohorte de pacientes para evaluar la eficiencia de la retirada del fármaco inmunosupresor con administración de SIR más corticoides respecto del tratamiento inmunosupresor habitual.

El modelo estimó los resultados de supervivencia y de coste de tres alternativas potenciales: sirolimús más esteroides (S+ST), micofenolato de mofetilo más ciclosporina más corticoides (M+C+St) y micofenolato de mofetilo más tacrolimús más esteroides (M+T+St).

Los resultados mostraron que la combinación S+St se asociaba con una ligera ventaja en la supervivencia respecto de las otras dos opciones analizadas. Asimismo, la estrategia terapéutica S+St se asociaba con menores costes totales (Tabla 3).

Los autores concluyen que el modelo sugiere una mayor eficacia y un menor coste cuando se retira el tratamiento inmunosupresor y se añade sirolimús más corticoides, en vez de continuar con el tratamiento iniciado.

Tabla 3

S+St

M+C+St

M+T+St

Años de vida ganados

11,43

11,37

11,13

Años de vida ajustados a calidad

8,21

8,09

7,91

Coste por paciente

472.799

0,2420

0,0176

– Fármacos

68.678

0,1682

0,0087

– Sanitarios

404.121

484.020

24.390

RCEI

Dominado

Dominado

1 Jassal S, Krahn M, Naglie G, Zaltzman J, Roscoe J, Cole E et al. Kidney trasplantation in the elderly: A decisión analysis. J Am Soc Nephrol. 2003;14:187-96

2 Villa G, Sánchez E, Cuervo J, Fernández L, Rebollo P, Ortega F. Cost-effectiveness analysis of timely dialysis referral after renal transplant failure in Spain. BMC Health Services Research. 2012; 12: 257.

3 Earnshaw S, Graham C, Irish W, Sato R, Schnitzler M. Lifetime cost-effectiveness of calcineurin inhibitor withdrawal after de novo renal transplantation. J Am Soc Nephrol. 2008; 19: 1807-16

Mirabegrón (Betmiga®) en incontinencia urinaria de urgencia

MIRABEGRÓN® (Betmiga)

Resumen

El mirabegrón es un agente agonista selectivo de los receptores β3-adrenérgicos, que ha sido autorizado para el tratamiento sintomático de la urgencia, aumento de la frecuencia de micción y/o incontinencia de urgencia que puede producirse en pacientes adultos con síndrome de vejiga hiperactiva. representa una nueva alternativa para el tratamiento de la incontinencia de urgencia, aportando un nuevo mecanismo farmacológico; sin embargo, su eficacia clínica es modesta y está en línea con los agentes anticolinérgicos habitualmente utilizados en esta indicación (fesoterodina, tolterodina, solifenacina, etc.); también su nivel de seguridad puede equipararse a estos últimos, aunque sin la siempre molesta sequedad de boca que provoca que algunos pacientes abandones el tratamiento. Por todo ello, el mirabegrón representa una opción adicional para tratar a pacientes intolerantes o que hayan tenido una respuesta insatisfactoria a los tratamientos previos, pero sin que deban esperarse resultados netamente superiores.

INCONTINENCIA URINARIA

La incontinencia urinaria supone una pérdida involuntaria de orina, acompañada o no de sensación de micción inminente y que implica una imposibilidad del individuo para la retención urinaria, de manera permanente o transitoria. La polaquiuria1, el tenesmo2, la incontinencia urinaria de urgencia o la combinación de estos síntomas son un problema común entre los adultos.

Representa el trastorno más común referido al tracto urinario inferior en las personas mayores de 65 años, afecta prácticamente por igual a ambos sexos (aunque más a los hombres que a las mujeres, en mayores de 75 años) y es una frecuente causa de incapacidad física. La prevalencia de la incontinencia urinaria en las mu­jeres de entre 15 y 64 años es del 10-25%. En mujeres mayores de 60 años de la población normal, el 37% padece incontinencia (el 27% incontinencia de esfuer­zo, el 55% mixta y sólo el 9% incontinencia de urgencia pura) y, del grupo, el 63% es moderada-intensa. En mujeres mayores de 65 años que necesitan cui­dados, la prevalencia es del 40-60% (en estos casos la prevalencia de urgeincontinencia es más elevada). Pero sobre todo, en la mayoría de las ocasiones, es un motivo de discapacidad psíquica y social (Zudaire, 2014).

Alrededor del 17% de los adultos europeos presenta síntomas de vejiga hiperactiva (tenesmo con polaquiuria o incontinencia de urgencia), un porcentaje similar al observado en Estados Unidos. El problema parece ser aún más prevalente en Asia, donde afecta a un 30-45% de los adultos. Varios estudios de poblaciones grandes han informado que la prevalencia de los síntomas de vejiga hiperactiva aumenta con la edad en los hombres y las mujeres. En este sentido, en mayores de 75 años la incidencia es del 42% en varones y del 31% en mujeres. En pacientes con enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple, el trastorno urinario parece ser más común que en el resto de la población. Asimismo, la obesidad se asocia con los síntomas de vejiga hiperactiva.

El tracto inferior está ocupado por una cavidad globulosa, muscular, la vejiga, cuyo vértice anterior está unido a la pared posterior del abdomen por el uraco. Presenta dos vértices posterolaterales donde desembocan los uréteres y un vértice inferior donde nace la uretra, que es un conducto de drenaje al exterior.

La vejiga tiene la función de almacenamiento de la orina y, por tanto, debe distenderse para recibir la orina procedente de los riñones, a través de los uréteres. La evacuación al exterior a través de la uretra exige la capacidad de contracción de la vejiga; y ésta se encuentra mecanizada en el músculo detrusor y en la región anatómica comprendida entre los dos orificios ureterales (donde conectan los uréteres procedentes de los riñones) y la uretra, conformando el trígono. La relación de los distintos componentes anatómicos mencionados constituye el sistema esfinteriano:

  • El esfínter interno, constituido por dos capas musculares, superficial y profunda, del músculo trigonal unidas a fibras del cuello vesical pertenecientes al músculo detrusor. Esta amalgama muscular es responsable de la continencia proximal.
  • La uretra presenta además de dos capas de músculo liso (longitudinal interna y circular externa), una capa de músculo estriado que conforma el esfínter externo, responsable último de la continencia.

Por su parte, la pared de la vejiga está formada por tres capas:

  • Capa serosa: El peritoneo parietal recubre la vejiga es su cara superior y parte posterior y laterales cuando está llena.
  • Capa muscular: Está formada por músculo liso y, a su vez, está constituida por tres subcapas: externa (formada por fibras musculares longitudinales), media (fibras musculares circulares) e interna (fibras longitudinales). Todas ellas forman el músculo detrusor.
  • Capa mucosa: Está formada por epitelio de transición urinario que es un epitelio estratificado de hasta ocho capas de células, impermeable, en contacto con la orina, y por la lámina propia que es de tejido conjuntivo

Todas las estructuras del tracto urinario inferior (vejiga, uretra y esfínteres uretrales), reciben una inervación triple procedente del Sistema Nervioso Simpático, Sistema Nervioso Parasimpático y del Sistema Nervioso Somático. Por un lado, el Núcleo Simpático se localiza en la médula espinal dorso- lumbar y su nervio es el hipogástrico, cuya función es inhibir al músculo detrusor y activar/ contraer al esfínter uretral interno. Por su parte, el Núcleo Parasimpático se encuentra en la médula sacra, de donde parte el nervio pélvico, cuya función es la de contraer al músculo detrusor de la vejiga. Finalmente, el Núcleo Somático se localiza en la médula sacra, y su nervio pudendo, estimula la contracción del esfínter uretral externo.

Adicionalmente, el tracto urinario inferior está inervado por una serie de centros superiores cerebrales, donde el córtex o área motora del detrusor y el núcleo pontino son los responsables del control consciente y voluntario de la micción. Existen otras áreas cerebrales involucradas en los reflejos de la continencia y la micción, las cuales pueden tanto interconectarse entre sí, como enviar proyecciones a los núcleos medulares.

La orina se almacena en la vejiga acomodándose ésta al contenido gracias al tono del músculo detrusor, manteniendo un comportamiento pasivo de esfera viscoelástica. Durante esta fase, el músculo vesical permanece inactivo y los esfínteres activados, evitando que se produzcan pérdidas o, lo que es lo mismo, facilitando la continencia. Cuando la vejiga alcanza su límite de repleción o umbral de micción, se contrae para vaciar su contenido gracias al músculo liso vesical al tiempo que los esfínteres se relajan.

A medida que la orina se va acumulando en la vejiga, ésta comienza a distenderse, provocando bajos niveles de aferencias hacia la médula sacra a través del nervio pélvico. Esta información es transmitida al sistema Nervioso Simpático, que a través del nervio hipogástrico produce una relajación del músculo detrusor así como la contracción del esfínter uretral interno; de igual manera, se produce una estimulación del Sistema Nervioso Somático, el cual a través del nervio pudendo, activa al esfínter uretral externo. Desde el tronco del encéfalo parten fibras eferentes hacia el núcleo somático en la médula sacra, contribuyendo al aumento de la actividad del esfínter uretral externo.

Una vez alcanzado el umbral de presión para la micción, se produce una intensa actividad aferente procedente de la musculatura lisa de la vejiga y recogida principalmente por el nervio pélvico, dirigiéndose hacia los centros superiores. La información es recogida en el tronco del encéfalo (centro Pontino de la micción), de donde parten proyecciones eferentes hacia el Núcleo Simpático, inhibiéndolo y con ello la relajación del esfínter uretral interno; hacia el núcleo Parasimpático, estimulándolo y con ello contracción del músculo detrusor e inactivación del esfínter uretral interno, y hacia el Núcleo Somático, inhibiéndolo, y con ello inactivación del esfínter uretral externo. El resultado final de estas eferencias procedentes de núcleos superiores es la emisión voluntaria de orina.

La vejiga inestable o incontinencia de urgencia motora es aquella que en fase de llenado desarrolla contracciones no inhibidas. Se caracteriza por la urgencia miccional, debida a la imposibilidad de almacenar orina. Prácticamente cualquier patología del tracto inferior puede desencadenarla: infecciones, urolitiasis, carcinoma vesical, rectal o pélvico, hiperplasia benigna de la próstata, etc. En la edad geriátrica es el tipo de incontinencia más frecuente. En el caso de la hiperplasia benigna prostática, la obstrucción producida por la hipertrofia facilita la contracción involuntaria del detrusor, que se hace hiperactivo. Otra forma de incontinencia urinaria es la vejiga irritable o incontinencia de urgencia sensorial deriva de un sobreestímulo de las vías sensoriales aferentes de la vejiga, producido por la irritación de la pared vesical o de la uretra. Las causas más frecuentes son la litiasis, los tumores, la cistitis intersticial, la uretritis y la trigonitis.

El objetivo terapéutico los pacientes con incontinencia de urgencia es que la vejiga sea capaz de distenderse sin contraerse durante el llenado y que tenga una buena capacidad. Esto puede conseguirse en un buen porcentaje de pacientes, aunque en otros el objetivo es más modesto: conseguir reducir la frecuencia de micciones y una disminución en el número de escapes de orina. Es importante tener en cuenta que la incontinencia urinaria es una condición que, aunque no implica un riesgo importante para la vida de las personas, puede limitar notablemente sus actividades sociales, ocupacionales y sexuales, deteriorando su calidad de vida. Por otro lado, existencia complicaciones patológicas como las infecciones del tracto urinario y úlceras cutáneas.

Con independencia de cualquier tratamiento realizado, es muy conveniente adoptar medidas de carácter higiénico-sanitario, tales como las siguientes:

  • Controlar la cantidad y el tipo líquidos que toman para no producir una formación excesiva de orina que aumente la sintomatología (ciertas aguas minerales, alcohol, café, té y otras infusiones tienen un efecto más o menos diurético).
  • Distribuir el horario de la toma de líquidos, bebiendo más durante la mañana y disminuyendo los líquidos del almuerzo. Adelantar la cena a las 6 ó las 7 de la tarde y acostarse con la vejiga vacía, especialmente en pacientes con síntomas de predominio nocturno.
  • Orinar siempre que se crea necesario y se tenga ocasión para ello.
  • Tener en cuenta el horario laboral o cuándo van a estar fuera de casa. Se debe salir de casa con la vejiga vacía, procurando no tomar líquidos excesivos hasta que no regresen y evitando el café, té y alcohol.
  • En las personas con limitaciones físicas los servicios deberán adaptarse a las necesidades de los pacientes.
  • Utilizar ropa de manejo cómodo para facilitar la micción en condiciones de urgencia.

La capa muscular de la vejiga muestra una amplia inervación colinérgica y en la misma se ha demostrado la existencia de los cinco tipos de receptores muscarínicos conocidos. Sin embargo, en el detrusor predominan los receptores M2 (80%) y M3 (20%), implicados principalmente en la contracción vesical: durante la micción la activación de los receptores M3 provoca la contracción directa del detrusor, mientras que la estimulación de los receptores M2 revierte la relajación muscular creada por el estímulo simpático sobre el detrusor.

Tabla 1. Tipos de receptores colinérgicos (M) y localización orgánica
M Localización anatómica

 

1

 

Sistema Nervioso Central: corteza cerebral, hipocampo, glándulas, ganglios simpáticos.

 

2

 

Corazón, mesencéfalo, músculo liso (ciliar, detrusor, digestivo)

 

3

 

Músculo liso (ciliar, detrusor, digestivo), glándulas, cerebro

 

4

 

Sistema Nervioso Central: ganglios basales, núcleo estriado

 

5

 

Sistema Nervioso Central: sustancia negra

Aunque el cuerpo de la vejiga recibe una inervación noradrenérgica relativamente escasa, el cuello vesical se encuentra muy inervado, en particular en los varones. En el detrusor los receptores β3 adrenérgicos predominan sobre los α y la respuesta normal a la transmisión adrenérgica es la relajación. Los receptores α adquieren importancia funcional cuando existe obstrucción al flujo, descentralización parasimpática y vejigas hiperactivas.

Dado que la inervación del detrusor es esencialmente parasimpática y, por tanto, la contracción vesical está mediada por la acetilcolina, la inhibición de los receptores colinérgicos postganglionares en el músculo liso vesical produce la relajación del detrusor. Por ello, se emplean fundamentalmente agentes anticolinérgicos, estando actualmente comercializados en España para la indicación de incontinencia urinaria: flavoxato, trospio, oxibutinina, tolterodina, solifenacina y fesoterodina. Entre ellos, oxibutinina es considerado el fármaco de referencia en esta indicación, aunque la tolterodina, más moderna, parece producir una menor incidencia de sequedad de boca que los restantes. La última en incorporarse comercialmente a este grupo de medicamentos es la solifenacina, cuyos datos son similares a los obtenidos con tolterodina. Por su parte, la fesoterodina está muy relacionado estructuralmente con tolterodina y, a su vez, con clorfenamina (un antihistamínico con moderados efectos anticolinérgicos); su efecto inhibidor es 2,7 veces más potente sobre la presión intravesical que sobre la secreción salival (también regulada por la activación de receptores M3 colinérgicos), frente a 3,7-6,5 veces para solifenacina, 2,3 para tolterodina y 1 para la oxibutinina y atropina (Cuéllar, 2008).

En pacientes con incontinencia de urgencia, los anticolinérgicos disminuyen la capacidad contráctil del detrusor, aumentan la tolerancia al llenado vesical y, por lo tanto, disminuyen la frecuencia de las micciones y de los episodios de urgencia e incontinencia. Estos agentes son considerados como la primera forma de tratamiento tanto en casos en los cuales la disminución de la capacidad vesical se debe a una disminución de la acomodación, como en los casos de hiperatividad, sea cual sea su origen fisiopatológico: contracciones involuntarias de origen no neurológico (vejiga inestable idiopática, incontinencia mixta con componente de inestabilidad predominante), e hiperreflexia del detrusor (contracciones involuntarias por lesión neurológica). No obstante, la mejoría de los síntomas ligados a la vejiga hiperactiva no suele manifestarse de forma inmediata, dado que el proceso de modificación de los hábitos miccionales es gradual.

Los pacientes con vejiga neurógena, especialmente en aquellos con hiperreflexia asociada a disinergia, frecuentemente desarrollan altas presiones intravesicales. En estos pacientes el tracto urinario superior tiene un alto riesgo de ser dañado, por lo que el uso de agentes anticolinérgicos tiene un papel terapéutico más que sintomático.

Con todo, los anticolinérgicos sistémicos presentan un amplio espectro de efectos adversos, derivados de las notables implicaciones fisiológicas de la acetilcolina, tanto en el sistema autónomo parasimpático, como en el sistema nervioso central. Esto determina, asimismo, un amplio abanico de contraindicaciones, que limitan significativamente la utilidad de estos medicamentos. La diversidad de receptores colinérgicos (M1-5) y la escasa selectividad de los fármacos actualmente disponibles son las causantes del perfil toxicológico de los medicamentos que actúan sobre tales receptores.

En el caso de los ancianos, el principal grupo de pacientes afectados por la incontinencia de urgencia, el principal problema que plantea el empleo de fármacos anticolinérgicos es que este tipo de pacientes es especialmente sensible a sus efectos, no siendo infrecuentes los estados de confusión mental, sequedad de boca, estreñimiento, midriasis y/o taquicardia. Por ello, es evidente la necesidad de disponer de fármacos con efectos más selectivos, en especial a lo referido a la toxicidad. Con todo, los cinco tipos conocidos de receptores colinérgicos están presentes en el sistema nervioso central, y es difícil establecer, a priori, cuál de ellos está más estrechamente ligado a los fenómenos de confusión y otros trastornos cognitivos observados con los anticolinérgicos sistémicos. La experiencia clínica es, obviamente, la mejor forma de determinar este perfil.

El tratamiento de la incontinencia de urgencia debe considerar la existencia de otras patologías que pudieran provocar una obstrucción del tracto urinario inferior. En el caso de los varones, la inestabilidad vesical secundaria a hiperplasia prostática benigna es la situación más común. Por ello, el tratamiento debe dirigirse a solventar este problema. Los mejores resultados pueden producirlos los bloqueantes α-adrenérgicos, ya que su efecto relajante sobre el esfínter interno, produce mejoría tanto de los síntomas obstructivos como también de los irritativos. Ciertamente, los fármacos alfa-bloqueantes tienen una excelente respuesta clínica, por lo que son muy utilizados para facilitar el vaciado vesical, tanto en obstrucciones funcionales (disinergias, vejigas arrefléxicas e hipoactivas con uretra activa) como en la hiperplasia benigna de próstata.

En la hiperactividad vesical pueden jugar su papel en aquellos casos secundarios a obstrucción del cuello vesical ya que al disminuir la presión de la región de salida y aliviarse así la obstrucción, pueden disminuir las contracciones del detrusor. Actualmente, los más utilizados, debido a su acción más específica y con menores efectos secundarios son terazosina, doxazosina y alfuzosina). La tamsulosina ha demostrado también selectividad sobre los receptores alfa-1 adrenérgicos del cuello vesical y esfínter interno y menor acción sobre la musculatura lisa vascular, con lo que se ha parece reducir la característica acción hipotensora que presentan este grupo de medicamentos.

Otros medicamentos utilizados en esta forma de incontinencia son imipramina, que a sus propiedades anticolinérgicas se añade la actividad agonista adrenérgica indirecta (inhibe la recaptación de noradrenalina), lo que incrementa el tono del esfínter uretral. Algunos antagonistas del calcio, como flunarizina, han mostrado reducir el tono de la vejiga y con ello los síntomas de este tipo de incontinencia urinaria.

Los pacientes neurológicos con vejiga hiperactiva constituyen un grupo de pacientes de difícil tratamiento, en los que el tratamiento oral ocasionalmente no produce mejoras sustanciales. En estos casos, se emplea la vía intravesical. Con esta vía de administración disminuyen significativamente los efectos secundarios asociados con la administración oral ya que la distribución orgánica del fármaco es menor. Se administran:

  • Anticolinérgicos: Reducen el tono del músculo detrusor de la vejiga: oxitbutinina, atropina.
  • Anestésicos locales: Actúan bloqueando las aferencias sensitivas vesicales (de este modo se interrumpe el arco reflejo exaltado). Se emplean habitualmente lidocaína y bupivacaína.

También se utiliza por vía intravesical la capsaicina. Ésta es un agente que provoca la depleción de sustancia P (uno de los neurotransmisores más relevantes en la transmisión de estímulos periféricos). En la lámina propia urotelial subyacen las terminaciones nerviosas y las fibras amielínicas C, cuya transmisión de impulsos nerviosos se bloquea de forma temporal con la administración de esta sustancia. La administración endovesical de capsaicina produce una sintomatología irritativa inicial (que se puede disminuir con la administración previa de lidocaína intravesical), que da paso posterior a un aumento de la capacidad vesical máxima y una disminución de la presión basal del detrusor. No obstante, se ha cuestionado su utilidad.

Además del tratamiento farmacológico, existe un conjunto de terapias psicológicas que pueden complementar en buena medida al anterior. Se trata fundamentalmente de técnicas conductuales (de modificación de la conducta) y de relajación. Las técnicas de modificación de conducta son sencillas en su aplicación y carentes de efectos secundarios, y que pueden ser muy efectivas en pacientes seleccionados. Las más utilizadas son la micción programada, la adaptación miccional, el entrenamiento vesical, alarmas de cama húmeda, los ejercicios de suelo pélvico y el biofeedback. Además, se emplean técnicas de relajación, que enseñan al paciente a reducir el nivel de ansiedad que se encuentra frecuentemente aumentado en este tipo de trastornos.

Para el tratamiento no farmacológico de la incontinencia de esfuerzo genuina se utiliza la fisioterapia de fortalecimiento de la musculatura perineal, mediante ejercicios de en­trenamiento de la musculatura pélvica, la electroesti­mulación funcional, el biofeedback y los dispositivos intravaginales. Este tratamiento mejora clínicamente al 40-50% de las pacientes pero no cura la incontinencia.

El tratamiento quirúrgico es eficaz, mínimamente invasivo y de bajo coste y morbilidad. Desde hace años sólo se realiza la colocación de una malla suburetral libre de tensión (se denomina TVT cuando es suprapúbica y TOT cuan­do es transobturatriz), con tasas de curación del 83-85% y mínimos efectos secundarios; la TVT y la TOT parecen ser de igual eficacia.

ACCIÓN Y MECANISMO

El mirabegrón es un agente agonista selectivo de los receptores β3-adrenérgicos, que ha sido autorizado para el tratamiento sintomático de la urgencia, aumento de la frecuencia de micción y/o incontinencia de urgencia que puede producirse en pacientes adultos con síndrome de vejiga hiperactiva. El mirabegrón es unas 150 veces más selectivo sobre los receptores β3-adrenérgicos que sobre los β2 y unas 33 más que sobre los β1.

La actuación del fármaco sobre los receptores β3-adrenérgicos presentes en el músculo detrusor de la vejiga da lugar a una relajación de éste, lo que permite a la vejiga una mayor capacidad de acumular orina, reduciendo el número de contracciones involuntarias y, con ello, del número de micciones al reducirse la sensación de urgencia por llenado. Precisamente, durante la fase de llenado con la orina producida por los riñones, la vejiga se acomoda al contenido gracias al tono del músculo detrusor, manteniendo un comportamiento pasivo de esfera viscoelástica. Durante esta fase, el músculo vesical permanece inactivo y los esfínteres activados, evitando que se produzcan pérdidas o, lo que es lo mismo, facilitando la continencia. Es decir, a medida que la orina se va acumulando en la vejiga, ésta comienza a distenderse, provocando bajos niveles de aferencias hacia la médula sacra a través del nervio pélvico. Esta información es transmitida al sistema Nervioso Simpático, que a través del nervio hipogástrico produce una relajación del músculo detrusor a través de la activación de los receptores β3-adrenérgicos, así como la contracción del esfínter uretral interno; de igual manera, se produce una estimulación del Sistema Nervioso Somático, el cual a través del nervio pudendo, activa al esfínter uretral externo. Desde el tronco del encéfalo parten fibras eferentes hacia el núcleo somático en la médula sacra, contribuyendo al aumento de la actividad del esfínter uretral externo.

Cuando la vejiga alcanza su límite de repleción o umbral de micción, se contrae para vaciar su contenido gracias al músculo liso vesical al tiempo que los esfínteres se relajan. Una vez alcanzado el umbral de presión para la micción, se produce una intensa actividad aferente procedente de la musculatura lisa de la vejiga y recogida principalmente por el nervio pélvico (parasimpático: colinérgico), dirigiéndose hacia los centros superiores. La información es recogida en el tronco del encéfalo (centro Pontino de la micción), de donde parten proyecciones eferentes hacia el Núcleo Simpático, inhibiéndolo y con ello la relajación del esfínter uretral interno; hacia el núcleo Parasimpático, estimulándolo y con ello contracción del músculo detrusor e inactivación del esfínter uretral interno, y hacia el Núcleo Somático, inhibiéndolo, y con ello inactivación del esfínter uretral externo. El resultado final de estas eferencias procedentes de núcleos superiores es la emisión voluntaria de orina.

Aunque se ha observado en roedores que el mirabegrón posee un significativo efecto lipolítico como consecuencia de su acción agonista sobre los receptores β3-adrenérgicos presentes en la grasa parda, incrementando el gasto energético y la temperatura corporal y mejorando la tolerancia la glucosa en animales genéticamente obesos, tales efectos no han sido observados en animales de experimentación que no fuesen roedores. De hecho, no se ha observado ningún efecto discernible sobre el metabolismo lipídico, el metabolismo glucídico o la temperatura corporal tras su administración repetida en personas sanas y en pacientes diabéticos.

ASPECTOS MOLECULARES

El mirabegrón es un agente agonista selectivo de los receptores β3-adrenérgicos, que está estructuralmente relacionado con fármacos agonistas β2-adrenérgicos, como la terbutalina o el salbutamol. Químicamente, se trata de la 2-(2-Amino-1,3-tiazol-4-il)-N-[4-(2-{[(2R)-2-hidroxi-2-feniletil]amino}etil)fenil]acetamida.

EFICACIA Y SEGURIDAD CLÍNICAS

La eficacia y la seguridad clínicas del mirabegrón en la indicación autorizada han sido adecuadamente contrastadas mediante tres ensayos clínicos principales de fase 3, de similar diseño: multicéntricos, multinacionales, aleatorizados, doblemente ciegos, de grupos paralelos, y controlados con placebo y comparadores activos (tolterodina), de doce semanas de duración del tratamiento activo. Se incluyó a pacientes adultos con síntomas de urgencia urinaria (media de 2-3 episodios diarios de incontinencia) de más de tres meses de duración y con al menos 8 micciones urinarias por día (11-12 de media). Entre los pacientes incluidos en estos ensayos, un 72-83% eran mujeres, más del 90% eran de raza caucásica, con una mediana de edad de 59-61 años; entre el 49% y el 53% habían recibido anteriormente un tratamiento con agentes anticolinérgicos.

Nuevos medicamentos en _opt

Se empleó una covariable primaria para determinar la eficacia, incluyendo la variación del número medio de micciones por día, basado en un diario miccional de tres días (entre los pacientes que recibieron al menos una dosis de tratamiento), y la del número medio diario de episodios de incontinencia urinaria (en este caso, en relación al número de pacientes que habían experimentado anteriormente al menos un episodio de incontinencia). Como variable secundaria/e se determinó, entre otras, el volumen medio por micción.

El primero de los estudios (178-CL-046; Khullar, 2013) distribuyó aleatoriamente a 1.978 pacientes en cuatro grupos de tratamiento, cada uno de los cuales recibieron por vía oral una sola dosis diaria de 50 mg de mirabegrón (M50), 100 mg de mirabegrón (M100), 4 mg de tolterodina (T4; de liberación retardada) o placebo (P). Los resultados mostraron una reducción de la frecuencia diaria de episodios de incontinencia urinaria, con relación al inicio, de 1,57 (M50), 1,46 (M100), 1,27 (T4) y 1,17 (P), lo que supone una reducción con respecto al placebo de 0,41 episodios (CI95% 0,72 a 0,09; p= 0,003) con M50; de 0,29 (CI95% 0,61 a -0,03; p= 0,01) con M100; y de 0,10 (CI95% 0,42 a -0,21; p= 0,11, no significativo) con T4. Asimismo, se registró una reducción de la frecuencia diaria de 1,93 de micciones (M50), 1,77 (M100) 1,59 (T4) y 1,34 (P); lo que implica una reducción con respecto al placebo de 0,60 episodios (CI95% 0,90 a 0,29; p< 0,001) con M50, de 0,44 (CI95% 0,74 a 0,13; p= 0,005) con M100 y de 0,25 (CI95% 0,55 a -0,06; p= 0,11, no significativo) con T4. Por lo que respecta a la variación del volumen medio de orina por micción, el incremento medio de dicho volumen fue de 24,2 ml (M50), 25,6 (M100), 25,0 (T4) y 12,3 (P); por lo que las diferencias registradas con respecto al placebo fueron de 11,9 ml (CI95% 6,3 a 17,4; p< 0,001) con M50, de 13,2 ml (CI95% 7,7 a 18,7; p< 0,001) con M100 y de 12,6 ml (CI95% 7,1 a 18,2; p< 0,001) con T4.

El segundo estudio (178-CL-047; Nitti, 2013) distribuyó aleatoriamente a 1.339 pacientes en tres grupos de tratamiento, cada uno de los cuales recibieron por vía oral una sola dosis diaria de 50 mg de mirabegrón (M50), 100 mg de mirabegrón (M100) o placebo (P). Los resultados mostraron una reducción de la frecuencia diaria de episodios de incontinencia urinaria, con relación al inicio, de 1,47 (M50), 1,63 (M100) y 1,13 (P), lo que supone una reducción con respecto al placebo de 0,34 episodios (CI95% 0,66 a 0,03; p= 0,026) con M50 y de 0,50 (CI95% 0,82 a -0,18; p< 0,001) con M100. Asimismo, se registró una reducción de la frecuencia diaria de 1,66 de micciones (M50), de 1,75 (M100) y de 1,05 (P); lo que implica una reducción con respecto al placebo de 0,61 episodios (CI95% 0,98 a 0,24; p= 0,001) con M50 y de 0,70 (CI95% 1,07 a 0,33; p= 0,001) con M100. Con relación a la variación del volumen medio de orina por micción, el incremento medio de dicho volumen fue de 18,2 ml (M50), 18,0 ml (M100) y 7,0 ml (P); por lo que las diferencias registradas con respecto al placebo fueron de 11,1 ml (CI95% 4,4 a 17,9; p= 0,001) con M50 y de 11,0 ml (CI95% 4,2 a 17,7; p= 0,002) con.

Finalmente, el tercer estudio (178-CL-074; Herschorn, 2013) distribuyó aleatoriamente a 1.306 pacientes en tres grupos de tratamiento, cada uno de los cuales recibieron por vía oral una sola dosis diaria de 50 mg de mirabegrón (M50), 25 mg de mirabegrón (M25) o placebo (P). Los resultados registraron una reducción de la frecuencia diaria de episodios de incontinencia urinaria con relación al inicio de 1,38 (M50), 1,36 (M25) y 0,96 (P), lo que supone una reducción con respecto al placebo de 0,42 episodios (CI95% 0,76 a 0,08; p= 0,001) con M50 y de 0,40 (CI95% 0,74 a 0,06; p= 0,005) con M25. Asimismo, se registró una reducción de la frecuencia diaria de 1,60 de micciones (M50), de 1,65 (M25) y de 1,18 (P); lo que implica una reducción con respecto al placebo de 0,42 episodios (CI95% 0,76 a 0,08; p= 0,015) con M50 y de 0,47 (CI95% 0,82 a 0,13; p= 0,007) con M25. Con relación a la variación del volumen medio de orina por micción, el incremento medio de dicho volumen fue de 20,7 ml (M50), 12,8 ml (M25) y 7,0 ml (P); por lo que las diferencias registradas con respecto al placebo fueron de 12,4 ml (CI95% 6,3 a 18,6; p< 0,001) con M50 y de 4,6 ml (CI95% -1,6 a 10,8; p= 0,15, no significativo) con M25.

Agrupando los resultados de los tres ensayos clínicos anteriores se obtienen (EMA) los siguientes datos:

  • Reducción de la frecuencia diaria de episodios de incontinencia: 1,36 (M25), 1,49 (M50), 1,50 (M100), 1,27 (T4) y 1,10 (P); con lo que las diferencias con respecto al placebo son de 0,40 (M25), 0,40 (M50), 0,41 (M100) y 0,10 (T4). En este sentido, las tasas de respondedores fueron:
  • Porcentaje de pacientes sin ningún episodio de incontinencia (en pacientes que previamente habían experimentado al menos uno): 44,1% (M50), 46,4% (M100) y 37,8% (P); lo que implica una diferencia estadísticamente significativa de 6,3 (M50) y 8,6 (M100) puntos porcentuales con respecto al placebo.
  • Porcentaje de pacientes con una reducción de al menos un 50% en el número medio de episodios diarios de incontinencia: 69,5% (M50), 70,5% (M100) y 59,6% (P); lo que implica una diferencia estadísticamente significativa de 9,9 (M50) y 11,0 (M100) puntos porcentuales con respecto al placebo.
  • Reducción de la frecuencia diaria de micciones: 1,65 (M25), 1,75 (M50), 1,74 (M100), 1,59 (T4) y 1,20 (P); con lo que las diferencias con respecto al placebo son de 0,47 (M25), 0,55 (M50), 0,54 (M100) y 0,25 (T4). Por su parte, el porcentaje de pacientes con menos de 9 micciones diarias fue del 31,6% (M50), 34,0% (M100) y 24,6% (P); lo que implica una diferencia estadísticamente significativa de 7,0 (M50) y 9,4 (M100) puntos porcentuales con respecto al placebo.
  • Aumento del volumen medio de orina por micción: 12,8 ml (M25), 21,4 (M50), 21,74 (M100), 25,0 (T4) y 9,4 (P); siendo las diferencias con respecto al placebo de 4,6 ml (M25, no significativa), 11,9 (M50), 12,3 (M100) y 12,6 (T4).
  • Reducción del número medio de episodios diarios nocturia: las diferencias con respecto al placebo fueron de 0,01 episodios (M25, no significativa), 0,14 (M50), 0,12 (M100) y 0,04 (T4, no significativa).
  • Grado de satisfacción con el tratamiento determinado mediante una escala visual analógica (de 0 a 10), expresado como la diferencia con respecto al placebo: 0,76 (M50) y 1,08 M100), ambas estadísticamente significatvas.

Adicionalmente a estos tres estudios, se llevó a cabo otro estudio multicéntrico, multinacional, aleatorizado, doblemente ciego y controlado con un comparador activo (tolterodina), con el fin de determinar la eficacia y la seguridad del mirabegrón a largo plazo (un año) en un grupo de 2.452 pacientes (178-CL-049; Chapple, 2013), que recibieron una única dosis oral diaria de 50 o 100 mg de mirabegrón o 4 mg de tolterodina retardada.

Los resultados mostraron una tasa de eventos adversos durante el estudio del 59,7% (M50), 61,3% (M100) y 62,6 (T4), siendo valorados como graves en el 5,2% (M50), 6,2% (M100) y 5,4% (T4). El perfil toxicológico fue similar en todos ellas, salvo en lo referente a la sequedad de boca: 2,8% (M50), 2,3% (M100) y 8,6% (T4). En cuanto a las variables de eficacia, el número medio diario de micciones disminuyó en 1,27 (M50) y 1,41 (M100), mientras que el de episodios diarios de incontinencia lo hizo en 1,01 (M50) y 1,24 (M100); por su parte, el volumen de orina medio por micción aumento en 17,5 ml (M50) y 21,5 ml (M100), mientras que el número medio de episodios diarios de nocturia disminuyó en 0,46 (M50) y 0,39 (M100). La tolterodina mostró unos resultados cualitativa y cuantitativamente similares a los de ambas dosis de mirabegrón y en todos los grupos de tratamiento las mejoras comenzaron a experimentarse durante el primer mes y se mantuvieron a lo largo de todo el año.

Desde el punto de vista toxicológico, los datos procedentes de los tres estudios a corto plazo (12 semanas), la incidencia general de eventos adversos del 53,4% con mirabegrón, del 60,2% con tolterodina y del 55,2% con placebo. Los más frecuentemente asociados a mirabegrón fueron nasofaringitis (7,4%), hipertensión leve (5,2%), hiperglucemia (5,7%), cefalea (3,1%), estreñimiento (2,1) e infecciones urinarias (2,0%). Un 4,9% de los pacientes tratados con mirabegrón suspendieron su tratamiento en estos estudios por eventos adversos.

ASPECTOS INNOVADORES

El mirabegrón es un agente agonista selectivo de los receptores β3-adrenérgicos, que ha sido autorizado para el tratamiento sintomático de la urgencia, aumento de la frecuencia de micción y/o incontinencia de urgencia que puede producirse en pacientes adultos con síndrome de vejiga hiperactiva.

La eficacia y la seguridad de este nuevo fármaco han sido contrastadas con amplios ensayos clínicos, tanto a corto como a medio plazo. En todos ellos se ha constatado una moderada aunque significativa reducción del número de micciones y de episodios de incontinencia urinaria, así como mejorías en otras variables clínicas consideradas. En este sentido, la dosis de 50 mg/24 h de mirabegrón se asocia con una reducción de 1,75 micciones diarias, 0,55 más que con placebo. Asimismo, entre aquellos que previamente había experimentado algún episodio de incontinencia previo, este tratamiento redujo significativamente 0,4 episodios diarios más que el placebo; considerando la tasa de respondedores (que experimentaron una reducción de al menos la mitad de los episodios de incontinencia), llega a cerca del 70%, si bien la correspondiente al placebo fue del 60% lo que deja la mejora del mirabegrón en un 10% adicional sobre el placebo.

La dosis de 100 mg/24 h no produjo un mayor eficacia y fue asociada con tasas mayores de efectos secundarios, mientras que la de 25 mg/24 h fue netamente inferior en su eficacia con respecto a la de 50 mg/24 h. Por su parte, la comparación directa con la forma de retardada de tolterodina produjo resultados clínicamente muy similares.

Se ha comprobado mediante un amplio ensayo clínico que la eficacia del mirabegrón en la indicación autorizada se mantiene a largo plazo, si bien en dicho ensayo clínico no se incluyó un brazo de placebo, con lo que las conclusiones no resultan particularmente robustas, especialmente si se tiene en cuenta que en esta indicación la respuesta al placebo suele ser muy elevada (incluso por encima del 50% de los pacientes).

El perfil toxicológico del mirabegrón es moderado y compatible con actividad adrenérgica, aunque sea selectiva para los receptores β3: hipertensión, hiperglucemia, etc., si bien todos ellos son mayoritariamente de carácter leve. En términos de seguridad de uso, es comparable a los anticolinérgicos, si bien con menos incidencia que estos en sus efectos adversos típicos, en particular la sequedad de boca.

Las comparaciones indirectas con fesoterodina, solifenacina, etc., muestran respuestas del mismo rango con reducciones de 0,2 a 1,1 episodios diarios de incontinencia urinaria (0,4 con mirabegrón) y de 0,5 a 1,3 micciones diarias (0,6 con mirabegrón). En este sentido, los autores de una reciente revisión sistemática de la eficacia y la seguridad comparadas en el tratamiento de incontinencia urinaria de urgencia (Maman, 2014) seleccionaron a un total de 44 ensayos clínicos controlados y aleatorizados, incluyendo a un total de 27.309 pacientes, tratados con darifenacina, tolterodina, oxibutinina, trospio, solifenacina o fesoterodina, así como mirabegrón. Los resultados del meta-análisis correspondiente mostraron que la dosis de 50 mg de mirabegrón fue tan eficaz como todos los agentes anticolinérgicos consideradas, para reducir la frecuencia de las micciones y de los episodios de incontinencia urinaria de urgencia, con la excepción de la dosis de 10 mg de solifenacina, que resulta más eficaz en ambas variables clínicas. Sin embargo, el mirabegrón presentó una incidencia de sequedad de boca similar al placebo y significativamente inferior a la de los agentes anticolinérgicos.

En definitiva, el mirabegrón representa una nueva alternativa para el tratamiento de la incontinencia de urgencia, aportando un nuevo mecanismo farmacológico; sin embargo, su eficacia clínica es modesta y está en línea con los agentes anticolinérgicos habitualmente utilizados en esta indicación (fesoterodina, tolterodina, solifenacina, etc.); también su nivel de seguridad puede equipararse a estos últimos, aunque sin la siempre molesta sequedad de boca que provoca que algunos pacientes abandones el tratamiento. Por todo ello, el mirabegrón representa una opción adicional para tratar a pacientes intolerantes o que hayan tenido una respuesta insatisfactoria a los tratamientos previos, pero sin que deban esperarse resultados netamente superiores.

1 La polaquiuria es la necesidad de evacuar con demasiada frecuencia durante el día o la noche. En la práctica clínica se considera que una persona presenta polaquiuria cuando evacua más de ocho veces en 24 horas. Si una persona se despierta más de una vez durante la noche para evacuar, se denomina nicturia.

2 El tenesmo es el deseo súbito e imperioso de orinar, que es difícil posponer.

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VALORACIÓN
MIRABEGRON ► BETMIGA® (Astellas)
Grupo Terapéutico (ATC): G04BD. TERAPIA GENITOURINARIA. Antiespasmódicos.
Indicaciones autorizadas: Tratamiento sintomático de la urgencia, aumento de la frecuencia de micción y/o incontinencia de urgencia que puede producirse en pacientes adultos con síndrome de vejiga hiperactiva.
Condiciones de conservación y dispensación: – R: Requiere receta médica- INSNS: Incluido en la oferta de la Seguridad Social

 

– C: Caducidad inferior a cinco años.

VALORACIÓN GLOBAL: INNOVACIÓN MODERADA. Aporta algunas mejoras, pero no implica cambios sustanciales en la terapéutica estándar. ♣♣
Novedad físico-química: Mecanismo de acción innovador frente al de los tratamientos previamente disponibles para la misma o similar indicación terapéutica.
Novedad toxicológica: Mejora el perfil toxicológico con relación a la terapia farmacológica estándar.
FÁRMACOS RELACIONADOS REGISTRADOS ANTERIORMENTE EN ESPAÑA
Fármaco Medicamento® Laboratorio Año

 

Flavoxato

 

Uronid Recordati 1975

 

Oxibutinina

 

Ditropan Sanofi Aventis 1987

 

Trospio, cloruro

 

Uraplex Rottapharm 1998

 

Tolterodina

 

Urotrol Almirall 1999

 

Solifenacina

 

Vesicare Astellas 2005

 

Fesoterodina

 

Toviaz Pfizer 2008
COSTE ANUAL DIRECTO DEL MEDICAMENTO
Fármaco Dosis Coste

 

Mirabegrón

 

50 mg 548,96 €

 

Fesoterodina

 

4 mg 621,02 €

 

Solifenacina

 

5 mg 608,70 €

 

Tolterodina

 

4 mg 372,56 €

 

Trospio, cloruro

 

40 mg 130,31 €

 

Oxibutinina

 

15 mg 75,74 €

 

Flavoxato

 

800 mg 216,81 €

INTERNACIONAL: Ensayos clínicos amañados

En 2013, a causa de los fraudes en los datos clínicos, varias publicaciones de ensayos referidas al valsartan han sido retractadas por las revistas concernientes. Los resultados publicados en 2009 de un ensayo comparativo randomizado parecían mostrar una eficacia importante del valsartan en la prevención del ángor y los accidentes vasculares cerebrales (AVC), mientras que resultados anteriores no mostraban más que una eficacia de escasa importancia.

A principios de 2013, este artículo (y otros del mismo autor japonés) fueron retractados por la revista European Heart Journal de la Sociedad Europea de Cardiología, en razón de «problemas cruciales». La universidad japonesa, de donde el autor implicado ha dimitido, reveló que los datos brutos habían sido falsificados para aumentar los beneficios del fármaco en la prevención del ángor y de los AVC. La investigación ha revelado asimismo que una de las personas implicadas en el ensayo trabajaba para el laboratorio fabricante, dato que no se precisaba en el artículo en el momento de su publicación.

Los investigadores han rehecho los análisis estadísticos excluyendo los datos de los pacientes identificados como fraudulentos: los resultados corregidos no muestran ya el efecto preventivo con respecto al ángor y los AVC.
A consecuencia de este primer caso, la revista Lancet ha retractado un artículo sobre otro ensayo realizado en Japón sobre valsartan, que seguía sin mencionar la participación de una persona que trabaja para el laboratorio fabricante.

Estos casos muestran los numerosos defectos del sistema actual de investigación clínica, especialmente conflictos de intereses mayores y disimulados; autores universitarios sin acceso a los datos brutos; publicaciones científicas insuficientemente controladas; retractaciones de artículos poco visibles y poco precisas; descubrimiento de fraudes con retraso; etc. Dados los interés en juego, cuando la investigación clínica está casi exclusivamente financiada por la industria existe el riesgo de que se distorsione la información.

  • La Revue Prescrire 2013; 33 (362): 934.

INTERNACIONAL: Medicamentos incapacitantes para la conducción de vehículos

Según un informe publicado por la revista Lancet, en 2010 los accidentes de tráfico ocupan la octava causa de muerte en el mundo, causando el mismo número de víctimas mortales que la diabetes. El porcentaje en 2011 de conductores fallecidos que resultaron positivos a psicofármacos fue del 9,49 y sustancias como las benzodiazepinas fueron las más frecuentemente detectadas entre los conductores fallecidos en España entre 1991 y 2000. Pero este grupo farmacológico no es el único que tiene la capacidad de mermar los procesos cognitivos implicados en la conducción de vehículos.

La revista Annals of Pharmacotherapy, presenta dos trabajos realizados por un mismo grupo de investigación de la Universidad de Washington, en los que analizan los grupos farmacológicos que han sido asociados con mermas de la capacidad en la conducción de vehículos y cuáles son los procesos cognitivos implicados. A los grupos farmacológicos identificados en el deterioro de estos procesos, se les ha denominado Medicamentos Potencialmente Incapacitantes para la Conducción (MPIC).

El objetivo del primero de estos dos trabajos fue describir la asociación entre varios grupos farmacológicos y determinadas variables funcionales-conductuales relacionadas con la conducción de vehículos. Como resultado se encontraron 30 estudios que relacionaron los siguientes grupos farmacológicos a las mencionadas variables funcionales-conductuales y a accidentes de tráfico: barbitúricos, benzodiazepinas, hipnóticos, antidepresivos, opioides, antihistamínicos, antidiabéticos orales, antiinflamatorios no esteroideos (AINE), anticonvulsivantes, antipsicóticos, antiparkinsonianos, relajantes musculares y anticolinérgicos. Estos grupos pasaron a formar parte de los denominados MPIC.

En el segundo trabajo publicado se describió por un lado la frecuencia de uso de estos MPIC en una población de 225 personas conductoras habituales de 68 años de edad media y que eran derivadas a una clínica de evaluación de la conducción donde se les revisaba la medicación y se les hacía determinadas pruebas conductuales de conducción de vehículos, se les realizaba valoraciones psicométricas relacionadas con la función cognitiva, y se les pasaba un cuestionario de valoración funcional. El objetivo era ver cómo se comportaban estos sujetos en estas pruebas y relacionar los resultados con los aspectos farmacológicos. La conclusión de los autores es que el uso de MPIC (empleado en el 68,9% de los sujetos del estudio, cada uno de los cuales consumía una media de 1,4 de estos medicamentos), se asociaba con un incremento significativo de somnolencia diurna, lo cual representa un factor de riesgo reconocido de accidentes de tráfico.

Sin embargo, a pesar de todos estos datos, la percepción del riesgo de accidentes de tráfico de los MPIC en la población general, es escasa. Estos datos supusieron el punto de partida del trabajo publicado en febrero de 2014 en la revista Atención Primaria sobre la percepción poblacional del riesgo de accidentes de tráfico asociado al uso de psicofármacos. El objetivo del trabajo fue presentar los datos de dos estudios sobre la percepción del riesgo de accidentes automovilísticos así como la información recibida a ese respecto por los usuarios, en un grupo de conductores en tratamiento con fármacos empleados habitualmente como coadyuvantes a los analgésicos (antidepresivos, anticonvulsivantes, ansiolíticos, miorrelajantes y opiáceos) y durante 3 meses. Los resultados mostraron un nivel de percepción de riesgo bajo, a pesar de que en ocasiones habían recibido cierta información.

Las agencias reguladoras quizás sean conscientes de este fenómeno, y les preocupe además el aumento en el consumo de este tipo de medicamentos en los últimos años. Los datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) indican que el uso global de benzodiacepinas en España es muy superior al de otros países europeos y además, se confirma el uso de zolpidem como el segundo hipnótico con mayor tasa de uso, siendo éste superior en mujeres y en pacientes de edad avanzada. Todo esto motivó una nota informativa de la AEMPS, el 11 de marzo del 2014 en la que se volvió a incidir en la necesidad de emplear hipnóticos únicamente en periodos breves de tiempo y cuando fuera absolutamente imprescindible; además la nota recordaba ciertos aspectos del uso adecuado de zolpidem.

INTERNACIONAL: El consumo de antibióticos es demasiado alto en Europa

El consumo total de antibióticos es demasiado alto en Europa, aunque depende de la región, según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde quedan patentes las diferencias entre países ya que el consumo se puede multiplicar hasta por 4 en comparación con los estados donde menos se usan. Es por ello que el conocimiento de la cartografía del consumo es el primer paso para identificar y hacer frente a este creciente problema de salud pública.

Este informe es el primero en dar a conocer los datos sobre el consumo total de antibióticos para los países de la zona Europea. El estudio que recopila datos de 2011 de 42 países y regiones de Europea proporciona una imagen clara de la utilización de los diferentes grupos de antibióticos.

El estudio, llevado a cabo por la Oficina Regional de la OMS para Europa y la Universidad de Amberes (Bélgica), con el apoyo del Ministerio de Salud, Bienestar y Deportes de los Países Bajos, ha recogido y analizado en profundidad datos de seis zonas del sureste de Europa y además siete de Asia central. Esto complementa el trabajo que se lleva a cabo en 29 países (los 28 Estados miembros de la UE más Noruega) que participan en la Red de Vigilancia Europea del Consumo de Antimicrobianos (ESAC -Net) del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). En 2011, los 53 Estados Miembros de la zona Europea de la OMS adoptó un plan de acción estratégico europeo global sobre la resistencia a los antibióticos, incluido el compromiso de fortalecer los sistemas de vigilancia para supervisar el uso de los antibióticos.

El consumo de antibióticos fue significativamente diferente entre los participantes en el estudio. Turquía, Montenegro, Grecia, Tayikistán y Chipre son los cinco países que han demostrado un mayor consumo, mientras que los Países Bajos, Estonia, Alemania, Austria y Hungría son los que menos consumen; España se encuentra en la parte media de la tabla.

Las penicilinas son las utilizadas con mayor frecuencia por todos los países participantes en el estudio, con un alto uso de las penicilinas de amplio espectro (amoxicilina y ampicilina), especialmente en los nuevos estados independientes (NEI). Los países en el sudeste de Europa consumen grandes volúmenes de cefalosporinas de primera generación, comparables los utilizados en los países del norte de la UE. Montenegro y Serbia, en particular, utilizan azitromicina. Se observó notable alto uso de tratamiento antibiótico parenteral en todos los NEI.

Las conclusiones del informe muestran que sería necesaria una actuación reguladora masiva para cambiar la actual situación actual de exceso de prescripción, diagnósticos incorrectos y población con un conocimiento limitado de lo que supone la resistencia a los antimicrobianos; simismo, se ha observado que existen marcas específicas de antibióticos que son usadas en exceso, lo que consecuencia de la publicidad de la industria farmacéutica, así como un conocimiento insuficiente de los médicos prescriptores y también del público en general.

http://www.who.int/es/

INTERNACIONAL: Impacto del tabaquismo en el riesgo de cáncer en personas con VIH

Un reciente estudio danés presentado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI) ha concluido que, en ausencia del tabaquismo, los únicos cánceres que tendrían más presencia entre personas con VIH que en la población general serían aquellos causados por virus tales como el cáncer anal, el de cuello de útero, los linfomas o el sarcoma de Kaposi.

La relación entre la infección por VIH y el riesgo de padecer cáncer ha sido un tema tratado por muchos estudios, aunque siempre se ha observado que el incremento de riesgo no sería el mismo para todos los tipos de cáncer y que los originados por virus presentan una mayor incidencia entre personas con VIH. Por otro lado, los riesgos asociados al consumo de tabaco parecen ser superiores en personas con VIH a los observados en la población general.

Del estudio se desprende que los cánceres asociados al tabaquismo y aquellos relacionados con virus supusieron, respectivamente, el 23 y el 43% de los que tuvieron lugar en personas con VIH, mientras que en personas sin VIH los porcentajes fueron del 15 y el 7,4%; respectivamente. Las tasas de incidencia de cáncer al comparar a las personas con VIH con aquellas no infectadas fue de 2,8 referida a cánceres asociados al tabaquismo, lo cual supondría una probabilidad de padecerlos en el grupo con VIH que prácticamente triplicaba a la de las personas no infectadas.

En el caso de cánceres relacionados con virus, la diferencia aún fue mayor, con una tasa de incidencia del 11,5, es decir, una probabilidad 11 veces superior en personas con VIH.

En conclusión, los resultados del estudio muestran una fuerte relación entre el VIH y la probabilidad de sufrir cánceres relacionados con virus, así como un mayor impacto de los efectos perniciosos del tabaquismo en personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana. Ello debería ser tenido en cuenta en el seguimiento rutinario de las personas con VIH, desarrollando, por ejemplo, programas de deshabituación tabáquica específicos para personas VIH positivas.

  • Helleberg M, Gerstoft J, Afzal S, et al. Impact of Smoking on Risk of Cancer among HIV patients Compared to the Background Population. CROI 2014. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. March 3-6, 2014. Boston. Abstract 704.

INTERNACIONAL: Siete millones de muertes cada año por la contaminación atmosférica

Según recientes estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2012 unos 7 millones de personas murieron –una de cada ocho del total de muertes en el mundo- como consecuencia de la exposición a la contaminación atmosférica. Este dato duplica las estimaciones anteriores y confirma que la contaminación atmosférica constituye en la actualidad, por sí sola, el riesgo ambiental para la salud más importante del mundo.

En particular, los datos revelan un vínculo más estrecho entre la exposición a la contaminación atmosférica en general y la del aire de interiores (en hogares en los que para cocinar se utilizan estufas de carbón, leña y biomasa) y las enfermedades cardiovasculares, como los accidentes cerebrovasculares y las cardiopatías isquémicas, así como entre la contaminación atmosférica y el cáncer. Esto es además de la función que desempeña la contaminación atmosférica en el desarrollo de enfermedades respiratorias, como las infecciones respiratorias agudas y las neumopatías obstructivas crónicas.

Las nuevas estimaciones no solo se deben a un conocimiento más amplio de las enfermedades provocadas por la contaminación atmosférica, sino también a una mejor evaluación de la exposición humana a los contaminantes atmosféricos gracias a mediciones y tecnología más avanzadas. Ello ha permitido a los científicos analizar más pormenorizadamente los riesgos para la salud a partir de una distribución demográfica más amplia que incluye ahora las zonas rurales, además de las urbanas.

Por regiones, los países de ingresos bajos y medianos en las regiones de Asia Sudoriental y del Pacífico Occidental soportaron la mayor carga relacionada con la contaminación en 2012, con un total de 3,3 millones de muertes vinculadas con la contaminación del aire de interiores y 2,6 millones de muertes relacionadas con la contaminación atmosférica.

Por otra parte, son muchas las personas expuestas a los dos tipos de contaminación: la atmosférica y la del aire de interiores. A causa de este solapamiento, la mortalidad atribuida a las dos fuentes no puede simplemente sumarse, de ahí la estimación total de unos 7 millones de muertes en 2012.

Este mismo año (2014) la OMS publicará unas directrices sobre la calidad del aire de interiores en las que se abordará el uso de los combustibles domésticos, y se analizará los datos sobre la exposición a la contaminación atmosférica en general y la del aire de interiores y la mortalidad conexa, además de la información actualizada sobre las mediciones de la calidad del aire en 1600 ciudades de todas las regiones del mundo.

http://www.who.int/es/