Archive

INTERNACIONAL: la industria farmacéutica busca blindar las patentes

La industria alarga el monopolio sobre sus medicamentos innovadores blindándolos con patentes sobre cambios mínimos (evergreening) que no mejoran su eficacia. Una gran empresa farmacéutica invierte unos 700 millones de euros y una docena de años en desarrollar un fármaco innovador. Por ello, esa compañía puede disfrutar de la patente en exclusiva durante un determinado número de años. Sin embargo, las empresas farmacéuticas intentan por todos los medios alargar ese periodo, blindando su producto cuando expira la patente madre con nuevas patentes basadas en cambios mínimos y normalmente poco innovadores, como nuevas indicaciones o nuevas vías de obtención, nuevos reactivos para la síntesis, etc. Su objetivo es bloquear la entrada en el mercado de los medicamentos genéricos.

Un equipo suizo que ha investigado el hecho, ha estudiado el coste del evergreening en el sistema hospitalario de la región suiza de Ginebra. Analizando sólo ocho de estos fármacos blindados con patentes menores, calculan que el sistema nacional de salud se habría ahorrado 14,4 millones de euros entre 2000 y 2008 si se hubieran sustituido por medicamentos genéricos. Esta cifra supone un 8,4% del total gastado en la región sólo en estos ocho fármacos. Sólo han estudiado ocho casos, pero en revistas como el British Medical Journal se pueden consultar listas que incluyen medicamentos de todas las grandes empresas farmacéuticas.

Esta estrategia es exitosa. Pese al auge de los medicamentos genéricos, el número de pacientes de la región de Ginebra que recibió un medicamento de marca o modificado mediante el evergreening aumentó desde casi 57.000 en 2001 a 131.000 en 2008.

Se patentan «productos nuevos» que son ligeramente diferentes a los originales. En la patente sólo se dice que son nuevos, no necesitan demostrar que son más eficaces que los originales, que sí tienen equivalentes genéricos.

Los investigadores suizos proponen que se invierta más en comparar la eficacia de los medicamentos originales con la de los sometidos a evergreening, para informar mejor a médicos y pacientes. También se propone que los medicamentos patentados sin apenas innovaciones puedan disfrutar de periodos de exclusividad en el mercado más cortos que los de los medicamentos originales, como ya ocurre en India.

Análisis de los costes asociados al tratamiento de la fibrilación auricular no valvular

La fibrilación auricular o atrial (FA) constituye un muy importante problema de salud, habiéndose estimado que 4,5 millones de personas están afectados por la enfermedad en la Unión Europea. Si estos pacientes no son tratados, el riesgo de incidencia de ictus es 4-5 veces superior al de las personas que no presentan FA. El tratamiento profiláctico del ictus mediante antagonistas de la vitamina K (AVK), como warfarina o acenocumarol, reduce el riesgo en un 64%, según los ensayos clínicos, si bien, en condiciones de práctica real – tal como en estudios de pacientes del Medicare – dicha reducción era sólo del 27%. Por otro lado, los AVK presentan un gran número de interacciones con alimentos y medicamentos, además de tener un rango terapéutico estrecho que implica una monitorización frecuente. Todo ello implica que los pacientes pasan un tiempo a lo largo de su tratamiento en donde se observan valores más allá de los límites del INR (entre 2,00 y 3,00), exponiéndose a un mayor riesgo de hemorragia (si están por encima) o de ictus (si están por debajo de dicho rango).

Los nuevos anticoagulantes orales (NACO), como dabigatran (DAB), rivaroxaban (RIV) y apixaban (API), ocupan una posición en el arsenal terapéutico en función de ventajas clínicas y de seguridad respecto de los AVK, si bien presentan un coste de adquisición superior a éstos. No obstante, dado que su administración modifica el riesgo de eventos importantes, es importante estimar cuál es el coste de los eventos asociados a la administración de los NACO y de los AVK con el fin de tomar decisiones más válidas en la asignación de recursos.

Los ensayos clínicos han mostrado, respecto de warfarina, una menor tasa de ictus y embolismo sistémico con DAB (RR: 0,66; IC95%: 0,53-0,82) y API (RR: 0,79; IC95%: 0,66-0,95). Respecto al riesgo de hemorragia mayor, DAB y RIV han mostrado una tasa similar de dicho evento (RR: 0,93; RR95%: 0,81-1,07 y 1,04; RR95%: 0,90-1,20) mientras que API presentó menor tasa del evento (HR: 0,69; IC95%: 0,60-0,80). Por todo ello, los autores2 evaluaron los estudios de los costes asociados a los eventos relacionados con la patología.

El coste anual en EE.UU. asociado con la FA ha sido estimado en 6.650 millones de dólares en 2005, con un coste medio por paciente a lo largo de toda la vida de 140.048 $. Ictus e insuficiencia cardiaca son las complicaciones principales y son los responsables fundamentales del incremento de coste. De éste, el 44% correspondía a costes directos por hospitalizaciones, en donde FA fue el diagnóstico principal, el 29% se atribuyó a costes incrementales debidos a comorbilidades, el 23% lo fue a cuidados ambulatorios y el 4% restante, se asociaba con el tratamiento farmacológico. Como término medio, se estimó un incremento en los costes directos de 8.705-16.311 $ por paciente y año, en el caso de FA respecto de su no existencia. Asimismo, los análisis económicos mostraron que el ratio coste efectividad incremental (RCEI) se situó entre 12.386 y 86.000 $/AVAC adicional con DAB versus warfarina.

Un coste importante de warfarina es el correspondiente a su monitorización. Según los diversos estudios revisados, el coste por paciente se situaba entre 291 y 943 dólares anuales.

Una complicación importante derivada de la anticoagulación es la incidencia de hemorragias, especialmente la intracraneal y la gastrointestinal de tipo grave que, si bien presentan una incidencia muy baja, su manejo supone un importante coste, oscilando en entre 7.584 y 193.804 $ anuales por paciente. En los análisis económicos, la incidencia de hemorragia mayor presenta un impacto menor que la de ictus. La utilización de DAB y RIV se asociaron a ligeros aumentos del coste anual por hemorragia mayor (excepto con ictus hemorrágico) de 31 y 108 $ respectivamente; con API se observó sin embargo, una reducción de 282 $.

El ictus es la complicación más temida en los pacientes con FA, constituyendo el motivo principal del tratamiento anticoagulante. Ictus e insuficiencia cardiaca son los responsables principales del coste incremental asociado a la patología. Así, un estudio estimó que el coste de tales complicaciones constituía el 54% del coste total de la FA; una gran parte de los costes de dichas complicaciones se corresponden con las hospitalizaciones requeridas. El ictus, moderado y grave, es la complicación principal; los pacientes con FA que han sufrido un ictus presentan un coste adicional de 23.143-37.620 $ respecto aquellos con FA pero que no han sufrido ningún ictus. Cuando se analizó dicho coste entre los usuarios o no de warfarina se observó que el coste directo total fue menor en los que se administraba el fármaco (26.640-26.820 $) que en los que no (32.664-37.620 $). En los análisis económicos se observó que el coste del ictus en FA oscilaba entre 68.039 $, si había un uso óptimo de warfarina, y 87.248 $, si se analizaba la utilización habitual del fármaco.

En definitiva, los costes directos asociados con la fibrilación atrial son elevados y pueden compensar el coste debido a la monitorización de la warfarina y al del coste asociado con el manejo de las complicaciones potenciales, principalmente ictus y hemorragia, a pesar del mayor coste de los nuevos medicamentos anticoagulantes. Por todo ello, una evaluación económica del manejo de este tipo de pacientes no debe centrarse exclusivamente en el coste de adquisición de los medicamentos sino que debe contemplar cuáles son los costes relacionados con los posibles eventos habidos o evitados. En este caso, si los nuevos fármacos han demostrado que para determinados niveles de riesgo (en función del valor del CHA2DS2-VASc para el ictus y del HAS-BLED para la hemorragia), la incidencia de complicaciones puede ser menor, es fundamental imputar el coste de éstas para determinar el coste global del manejo del paciente. Como se observa en muchísimas ocasiones, el coste del medicamento es sólo una fracción del coste total, a pesar de que en muchas ocasiones, sea el principal objetivo de las políticas de reducción del gasto sanitario.

2Biskupiak J, Ghate S, Jiao T, Brixner D. Cost implications of formulary decisions on oral anticoagulants in nonvalvular atrial fibrillation. J Manag Care Pharm. 2013; 19(9): 789-98.

La lucha contra la resistencia bacteriana

El pasado día 18 de noviembre de 2013 se ha celebrado el Día Europeo para el Uso Prudente de Antimicrobianos en Europa, a instancias del Centro Europeo para el Control y la Prevención de las Enfermedades (European Centre for Disease Prevention and Control; ECDC). Se trata de una excelente oportunidad para poner de relieve la importancia capital de la profesión farmacéutica en el ámbito de la salud pública, como elemento inseparable e imprescindible de su actividad global. Y, en este sentido, la lucha contra la resistencia bacteriana a los antimicrobianos constituye un elemento de primer orden, dado que el nivel de resistencia de determinadas bacterias a los agentes antibacterianos alcanza o incluso supera el 25% de las cepas aisladas en varios países de la Unión Europea, entre ellos España.

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2012) y el ECDC estiman que las bacterias resistentes a los antibacterianos causan en la Unión Europea (junto con Noruega e Islandia) alrededor de 400.000 infecciones, 2,5 millones de días adicionales de hospitalización y 25.000 muertes por año, generando un gasto superior a los 1.500 millones de € por los costes derivados de la atención sanitaria y de la pérdida de productividad. Según estimaciones los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) de Estados Unidos, cada año mueren en ese país 23.000 personas con infecciones por bacterias resistentes y los costes sanitarios directos, derivados de dichas infecciones, alcanzan los 20.000 millones de dólares (CDC, 2012). En esta misma línea,según la OMS, cada año se producen unos 440.000 casos nuevos de tuberculosis multirresistente en el mundo, que causan al menos 150.000 muertes.

El origen del problema

La elección del antimicrobiano se sustenta en el conocimiento de las interrelaciones que existen entre el microorganismo que produce la infección, el paciente que padece el proceso infeccioso y el antimicrobiano elegido (Cantón, 2012); dicha relación se representa clásicamente mediante el triángulo de Davis (figura 1). Obviamente, la respuesta al tratamiento antiinfeccioso tiene mayor probabilidad de ser satisfactoria cuando:

  1. La infección esté causada por un microorganismo o grupo de microorganismos sensibles al antimicrobiano elegido, es decir, que sean inhibidos en su crecimiento o se produzca la muerte del agente infeccioso por concentraciones de antimicrobiano fácilmente alcanzables en el lugar de la infección.
  2. Las concentraciones que se alcancen no sean tóxicas para el paciente o produzcan efectos secundarios importantes.
  3. El régimen y la duración del tratamiento sean los adecuados.

Figura 1

Figura 1

Los antimicrobianos constituyen un amplio y heterogéneo grupo de medicamentos cuya utilización en medicina humana y veterinaria ha supuesto un progreso extraordinario para la calidad de vida sanitaria de las personas. Como ocurre con cualquier medicamento, los antimicrobianos requieren ser utilizados adecuadamente, en las circunstancias y con las condiciones requeridas para cada paciente, con el fin de obtener el máximo nivel de eficacia, todo ello con el menor riesgo posible. Sin embargo, los antimicrobianos plantean el problema adicional de la resistencia.

Las bacterias resistentes surgen por un proceso de selección adaptativa bajo la acción del propio antimicrobiano. En cualquier población bacteriana existen de manera natural células bacterianas que no se inhiben por concentraciones que habitualmente inhiben la mayoría de los microorganismos pertenecientes a esta población. Estas células se denominan mutantes resistentes. Cuando se somete una población bacteriana que contiene mutantes resistentes a la acción inhibitoria del antibiótico puede producirse un efecto deletéreo de la subpoblación sensible, mientras que la subpoblación resistente puede continuar su desarrollo, llegando a sustituir a toda la población bacteriana (proceso de selección). En condiciones óptimas (selección del antimicrobiano, dosis, pauta y tiempo de tratamiento adecuados) los procesos de selección no se manifiestan o tienen escasa trascendencia clínica. Sin embargo, el abuso en el empleo de los agentes antimicrobianos y su mala utilización durante años ha originado una fuerte presión selectiva en el mundo microbiano, lo que ha favorecido el incremento de las poblaciones resistentes. La persistencia de las poblaciones resistentes en un proceso infeccioso se asocia con el fracaso terapéutico.

Existen diferentes mecanismos por los que una bacteria es capaz de resistir la acción inhibitoria o letal de los antimicrobianos. A pesar de la complejidad que representan estos mecanismos y de las consecuencias que conllevan, todos ellos pueden estructurarse en cinco categorías. Cada uno puede afectar de manera diferente a las distintas clases de antimicrobianos y tener una importancia epidemiológica distinta. Básicamente, la resistencia a los antimicrobianos se puede producir por:

  1. Dificultando el acceso del antimicrobiano a su diana.
  2. Facilitando la eliminación o la expulsión del antimicrobiano del interior de la bacteria.
  3. Inactivando o modificando el antimicrobiano.
  4. Produciendo grandes cantidades de la diana sobre la que actúa el antimicrobiano o modificándola.
  5. Desarrollando de vías metabólicas que suplan la inhibida por el antimicrobiano.

Es habitual que en un mismo microorganismo coexistan más de uno de estos mecanismos, con lo que aumenta el número de antimicrobianos a los que es resistente el microorganismo. La diseminación de estos mecanismos entre las bacterias patógenas ha sido extraordinariamente rápida y en la actualidad ningún antimicrobiano escapa a la acción de alguno de estos mecanismos (tabla 1).

Desde un punto de vista genético, la resistencia a los antimicrobianos puede producirse por:

  1. Adquisición de elementos genéticos que confieren resistencia a los antimicrobianos a partir de otras bacterias. Es imprescindible el intercambio genético entre los microorganismos y la recombinación.
  2. Mutación en genes preexistentes, aunque también debe considerarse la posibilidad de aparición de mutaciones en genes adquiridos previamente.

Tabla 1. Perfiles de resistencias a antibacterianos (Cantón, 2012)

Tabla 1. Perfiles de resistencias a antibacterianos (Cantón, 2012)

Algunos de los genes que se adquieren por las bacterias y que confieren resistencia a los antimicrobianos tienen su origen en los microorganismos que producen antibióticos (esencialmente Streptomyces). Gracias a estos genes, dichos microorganismos son capaces de resistir a la acción del antibiótico que sintetizan. Como ejemplo típico tendríamos las enzimas modificantes de aminoglucósidos y algunas familias de bombas que participan en los sistemas de expulsión. En otros casos el origen es desconocido. La resistencia por transferencia genética es típica de bacterias que comparten nichos ecológicos con otros microorganismos. Cuando no es posible el intercambio genético, las bacterias recurren a procesos mutacionales que se manifiestan bajo la acción selectora

La identificación del agente causal o, en su defecto, la adscripción razonable del proceso a un agente infeccioso determinado y el estudio de sensibilidad en el laboratorio son esenciales para instaurar un tratamiento antimicrobiano correcto. Sin embargo, en general, los microorganismos que integran una especie bacteriana no suelen presentar un comportamiento homogéneo cuando se exponen a la acción de los diferentes antimicrobianos, ya que pueden presentar mecanismos de resistencia. Esta respuesta puede medirse en el laboratorio y recibe el nombre de antibiograma o estudio de sensibilidad. Aunque existen varios métodos, la mayoría de ellos se fundamentan en el enfrentamiento de diferentes concentraciones de antibiótico a un inóculo bacteriano estándar y persiguen la determinación del valor de la concentración mínima inhibitoria (CMI).

La CMI se define como la concentración mínima de antimicrobiano que inhibe el crecimiento para un determinado porcentaje de la población bacteriana (habitualmente el 90%). Este valor se toma como referencia en el estudio de sensibilidad, y representa la actividad bacteriostática o capacidad del antimicrobiano para inhibir el crecimiento bacteriano. Dicha inhibición suele ser reversible, ya que el microorganismo o la población bacteriana pueden continuar su crecimiento tras la eliminación del antibiótico del medio; sin embargo, en los pacientes – in vivo – el sistema inmunológico contribuye a la curación de proceso infeccioso. Por su parte, el término bactericida está reservado para aquellos antibióticos que, además de inhibir el crecimiento bacteriano, producen la muerte celular. Esta acción es irreversible. El conocimiento de la actividad bactericida requiere la determinación de la concentración mínima bactericida (CMB), que se define como la concentración mínima de antimicrobiano capaz de matar el 99,9% de la población bacteriana. Tanto la CMI como la CMB se expresan en términos cuantitativos (μg/mL o mg/L).

No siempre es imprescindible conocer el valor de la CMI para la elección del antimicrobiano, aunque su estudio es recomendable para evaluar desde el punto de vista epidemiológico cambios en el comportamiento de los microorganismos frente a los antimicrobianos. En este sentido, hasta la fecha no se han descrito cepas de Streptococcus pyogenes con resistencia a la bencilpenicilina y, por tanto, no sería necesario determinar sistemáticamente la sensibilidad de esta bacteria a la acción de este antimicrobiano. Por el contrario, la sensibilidad de Streptococcus pneumoniae a la bencilpenicilina o a la eritromicina, o la de Haemophillus influenzae a la amoxicilina, varía de manera importante de un país a otro, por lo que se recomienda su estudio rutinario, con el fin de adecuar las opciones terapéuticas.

Las bacterias sensibles se inhiben por concentraciones bajas de antimicrobiano (presencia de grandes halos de inhibición) y carecen de mecanismos por los cuales las bacterias resisten a la acción de los antimicrobianos. Por el contrario, la presencia de un mecanismo de resistencia determina un aumento de la concentración necesaria para inhibir o suprimir el crecimiento bacteriano.

Un problema multifactorial

La resistencia es un fenómeno con trascendencia más allá del individuo al que se le administra un antimicrobiano y constituye un problema de salud pública. La selección de bacterias resistentes tiene un impacto negativo sobre el paciente infectado, pues conduce, con una probabilidad elevada, al fracaso terapéutico. Asimismo, es relevante para el resto de los individuos o colectividad, ya que aumentan las posibilidades de adquirir y desarrollar infecciones por bacterias con resistencia a los antimicrobianos. En este sentido, una amplia utilización de fluoroquinolonas, no sólo en el ámbito humano sino también en el veterinario, se ha asociado con un aumento importante de cepas de E. coli con resistencia a este grupo de fármacos, lo que limita su utilización en las infecciones urinarias. Un caso similar sería el de Campylobacter coli y Campylobacter jejuni, en que el elevado porcentaje de cepas resistentes a fluoroquinolonas dificulta enormemente el tratamiento con estos antibacterianos de la gastroenteritis producida por estas bacterias (Cantón, 2012).

Aunque la resistencia no es el único problema derivado del uso incontrolado de antibióticos, sin duda es el más relevante y es lo que hace especialmente importante plantear su uso racional, papel en el que los profesionales farmacéuticos tienen un papel relevante. La aparición de resistencia microbiana en cada país, con especial énfasis en la resistencia bacteriana (pero sin olvidar la viral y la fúngica), está ligada a un amplio y diverso colectivo de factores. Es prácticamente imposible establecer cuantitativamente el grado de responsabilidad correspondiente a cada uno de los múltiples factores implicados en el desarrollo de resistencia microbiana. En cualquier caso, es la presión colectiva de todos ellos lo que la determina y, por tanto, cualquier acción que no contemple de forma global el problema está necesariamente abocada al fracaso. En España y, en mayor o menor medida, en el resto de los países de la Unión Europea podemos encontrar los siguientes factores:

  • Factores naturales:
    • Incremento de la presión ecológica sobre las especies microbianas
    • Prevalencia desigual de enfermedades infecciosas áreas geográficas diversas
  • Factores ligados a la prescripción de antimicrobianos en seres humanos y en animales:
    • Errores en el diagnóstico y/o en selección del antimicrobiano adecuado
    • Abuso en la prescripción de antibióticos
    • Uso para indicaciones no autorizadas
    • Usos extrasanitarios en explotaciones agrícolas o ganaderas
  • Factores ligados a distribución y dispensación de antimicrobianos:
    • Dispensación de antibióticos sin receta
    • Distribución sin control farmacéutico
    • Adquisición/Distribución a través de Internet
  • Factores ligados a la eliminación de restos:
    • Uso inadecuado en animales de consumo
    • Eliminación inapropiada de restos de envases en Atención Primaria y Hospitalaria.
    • Eliminación inapropiada de excretas procedentes de hospitales y explotaciones ganaderas
  • Factores ligados a la Administración Pública:
    • Deficiencias en recursos para el diagnóstico y la formación continuada
    • Ausencia de consensos científicos sobre utilización de antibióticos
  • Factores ligados a la industria farmacéutica:
    • Presión comercial a médicos y veterinarios
    • Elevado número de presentaciones comerciales de medicamentos, con pocas o nulas diferencias entre ellas.
    • Escaso nivel de innovación
  • Factores ligados a los pacientes
    • Incumplimiento o falta de adherencia al tratamiento.
    • Autoconsumo procedente restos de tratamientos anteriores

Eurobarómetro sobre resistencia a antibacterianos

La resistencia a los antibacterianos es un grave problema sanitario, tal y como fue puesto de manifiesto en el Eurobarómetro Especial Sobre Resistencia a Antibióticos realizado por la Comisión Europea en 2009, que permitió conocer el grado de conocimiento de la población sobre este tipo de medicamentos, así como determinar la mejor manera de concienciar a la población sobre los riesgos de un uso inadecuado, valorar el impacto que tienen las campañas informativas desarrolladas y, en no menor medida, intentar modificar comportamientos de la población.

Recientemente, la Comisión Europea ha llevado a cabo una nueva edición en 2013 de este Eurobarómetro especial, realizado durante los meses de mayo y junio de 2013 en los 27 Estados Miembros de la Unión Europea, con 26.680 personas entrevistadas, de las cuales 1.008 lo fueron en España (EC, 2013).

En resumen, el Eurobarómetro de 2013 registró que poco más de un tercio (35 %) de los entrevistados – en la comunidad, no en entorno hospitalario – dicen que han tomado antibióticos en forma oral, en cualquier momento en los últimos 12 meses, una disminución de 5 puntos porcentuales desde la última encuesta realizada en 2009. En el caso específico de los españoles, el descenso es mucho mayor, concretamente de 18 puntos (53% vs. 38%). Las mujeres son significativamente más propensas a tomar los antibióticos que los hombres, así como aquellos que tienen bajos niveles de educación y peores condiciones económicas.

La mayoría de los europeos (95%) obtienen los antibióticos – en el ámbito de la comunidad – a través de prescripción médica, igual que hace cuatro años; en el caso particular de los españoles la proporción es del 92% (también, igual que en 2009). Esto supone que un 8% de los españoles que utilizaron un antibacteriano, lo hizo de forma inadecuada, un 4% a través de la dispensación sin la debida receta en la farmacia (un punto menos que en 2009), y el restante 4% a partir restos de tratamientos anteriores (un punto más que en 2009).

Sólo el 22 % de los europeos y el 16% de los españoles dieron la respuesta correcta a cuatro preguntas sobre las propiedades y el uso correcto de los antibióticos, y la media europea de respuestas correctas fue de 2,4 sobre 4, una cifra muy similar a la registrada en 2009. A pesar de ello, la mayoría de los europeos (84%) y de los españoles (87%) son conscientes de que el uso innecesario de antibióticos hace que se vuelven ineficaces, y las dos terceras partes (66 % europeos, 61% españoles) saben que el uso frecuente de antibióticos puede conducir a efectos secundarios, tales como la diarrea.

Sin embargo, una elevada proporción de europeos (60%) y aún más de españoles (71%) no sabe que los antibióticos no son eficaces contra los virus, y un 48% (56% españoles) no saben que son ineficaces contra los resfriados y la gripe, pese a lo cual casi una quinta parte (18%) de los encuestados dijeron que esa fue la razón de la última vez que utilizaron un antibiótico.

Sólo el 33 % de los encuestados europeos recuerdan haber recibido información acerca de no tomar antibióticos innecesariamente en los últimos 12 meses, algo menos que en 2009 (37%); en el caso de España, el porcentaje en 2013 fue del 20%, cifra muy inferior a la registrada en 2009 (51%), posiblemente debido a que la encuesta de 2009 coincidió con una campaña del Ministerio de Sanidad, con el apoyo de varias instituciones, entre ellas el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Esta proporción de encuestados que recibieron información varía considerablemente según el país: desde un 65% en Francia a un 12% en Portugal.

Sólo un 36 % de los europeos y un 33% de los españoles encuestados afirman que la información sobre el uso indebido de antibióticos ha cambiado sus puntos de vista sobre los antibióticos, una proporción que no ha variado desde 2009. En cualquier caso, la mayoría (79%) de los encuestados están de acuerdo en que todo el mundo tiene un papel que desempeñar para garantizar que los antibióticos sigan siendo eficaces.

De acuerdo con los datos recopilados, el eurobarómetro 2013 sobre resistencia bacteriana concluye que:

  • Las campañas mediáticas son eficientes en la difusión de información, pero deben dirigirse más eficazmente a aquellos que actualmente carecen de conocimientos sobre el tema.
  • La información sólo puede proceder de personas fiables con capacidad de influir directamente en las personas; en este sentido, médicos y farmacias tienen un papel clave que desempeñar para cambiar los puntos de vista erróneos y el comportamiento de los ciudadanos en relación a las características y al uso correcto de los antibacterianos.

La prescripción y el consumo de antibacterianos, y la resistencia bacteriana

Las infecciones constituyen el motivo de consulta más frecuente en los centros de atención primaria en España (Llor, 2010). Por ello, no es nada extraño que los fármacos antimicrobianos se encuentren entre los medicamentos más prescritos en el ámbito ambulatorio; de hecho, se estima que dos terceras partes de los pacientes diagnosticados de una enfermedad infecciosa reciben tratamiento antibiótico (Grijalba, 2009).

Recientemente, se ha llevado a cabo en España un estudio descriptivo transversal de prescripción-indicación de antibacterianos (Fernández, 2013), realizado en un distrito de Atención Primaria que comprende un área rural y suburbana, con una población de 368.728 habitantes (con 37 centros de salud, con 185 médicos y 45 pediatras); un 58% de la muestra de 1.266 pacientes eran mujeres y la edad media era de 41 años, en tanto que el 39% eran jubilados. Los resultados encontrados indican que el veinticinco por ciento de la población de la zona recibió antibióticos durante el año de estudio (2009) y el porcentaje de prescripciones inadecuadas de antibióticos fue del 80%, sin diferencias por razón de género (79% en varones vs. 81% en mujeres). Las principales razones de inadecuación encontradas fueron: ausencia de registro del proceso infeccioso (44,5%), duración equivocada de tratamiento (15,5%) y uso insuficiente de un antibiótico (11,5%). Las diferencias estadísticamente significativas se relacionan con la edad, siendo los mayores de 65 años el grupo de pacientes con mayor porcentaje de inadecuación (87%).

La prevalencia de consumo presentó notables diferencias en los distintos grupos de edad de la población, siendo los mayores de 65 años el grupo de población con mayor consumo, seguido de los niños; las mujeres consumieron más antibióticos, lo que puede explicarse por su mayor frecuentación en las consultas médicas; asimismo, la media de edad de las mujeres con tratamiento antimicrobiano es más alta que la de los hombres. La duración de tratamiento inadecuada y la no necesidad de antibiótico fueron las causas más frecuentes entre los hombre, mientras que la ausencia de registro de infección fue más frecuente en mujeres. Finalmente, la duración de tratamiento incorrecta fue el principal motivo de inadecuación en menores de 15 años, siendo menos frecuente en adultos.

Como indican los autores de este estudio, el alto grado de inadecuación en el uso de antimicrobianos observado debe ser interpretado desde el punto de vista de los sesgos de información, dado el alto grado ausencia de registro de diagnósticos. Sin embargo la ausencia de registro de procesos infecciosos que motiven la prescripción de antimicrobianos constituye en sí un motivo de inadecuación y un riesgo para la seguridad del paciente (Garzón, 2012), dada la imposibilidad de realizar un correcto seguimiento del proceso por el mismo u otros profesionales que puedan estar implicados en la atención de ese paciente en el momento actual o posteriores. Finalmente, como recalcan los propios autores, se trata de un estudio de prescripción-indicación, por lo que solo detecta la sobreutilización de medicamentos pero no detecta la infrautilización, lo que podría agravar aún más el problema del uso irracional de antimicrobianos.

La experiencia adquirida en algunos países europeos muestra que la disminución de la prescripción de antibacterianos a los pacientes ambulatorios se ha acompañado de una reducción simultánea de la resistencia (Goossens, 2008), considerando que entre el 80% y el 90% de todas las recetas de antibacterianos se extienden en las consultas de atención primaria, sobre todo, a pacientes con infecciones respiratorias (Goossens, 2005), a pesar de que hay datos que demuestran que en muchas infecciones respiratorias no se necesitan antibióticos (Butler, 2009) y que el sistema inmunitario del paciente tiene capacidad suficiente para combatir infecciones leves. Por ello, parece razonable esperar que un cambio en los hábitos de prescripción de antibacterianos pudiera afectar de forma clara a la incidencia de resistencias bacterianas. De hecho, la prescripción innecesaria de antibióticos en la atención primaria constituye un fenómeno complejo, pero está relacionada principalmente con factores como una mala interpretación de los síntomas, un diagnóstico incierto y las expectativas del paciente (Cals, 2009).

En general, durante la última década, ha habido un aumento en el consumo extrahospitalario de antibióticos en la comunidad global en la UE, pero la situación varía mucho de un país a otro (Adriaenssens, 2011); de hecho, los datos procedentes de la Red de Vigilancia Europea del Consumo de Antibióticos (ESAC-Net) muestran que en 2010, hubo una diferencia de 3,5 veces entre el país con el consumo más bajo de antibióticos (Estonia) y el de mayor (Grecia). Entre 2009 y 2010, tres países (Islandia, Letonia y Gran Bretaña) mostraron un aumento de más del 5% en el consumo de antibióticos en la comunidad, expresado en dosis diarias definidas (DDD) por cada 1.000 habitantes por día, entre 2009 y 2010. Durante el mismo período, otros tres países (Austria, Lituania y Polonia) mostraron una disminución en el consumo de antibióticos.

Figura 2. Consumo de antibacterianos en la comunidad, por países.

Figura 2. Consumo de antibacterianos en la comunidad, por países.

En la figura 2 (ECDC, 2012) se puede apreciar el consumo de antibacterianos para uso sistémico a nivel de comunidad (extrahospitalario) que hubo en la Unión Europea en 2010 (los datos correspondientes a Chipre, Grecia e Islandia incluyen también el consumo hospitalario). Como se aprecia en el gráfico, las penicilinas son el grupo de antibióticos más utilizado en la comunidad en todos los países, aunque también en el sector hospitalario, las penicilinas a menudo son también el más empleado, pero no siempre; en este sentido, las proporciones de consumo de cefalosporinas y otros betalactámicos (incluyendo carbapenemas) son más altos en el sector hospitalario que en la comunidad.

Aunque tradicionalmente se ha acusado a España de mantener unos niveles excesivos de consumo de antibacterianos en el ámbito ambulatorio, lo datos reales no soportan tal afirmación, al menos en relación al conjunto de la Unión Europea. Comparando la situación española con la de los países de su entorno y con similares sistemas sanitarios, puede apreciarse que se encuentra en una posición intermedia entre los países de mayor consumo (Bélgica, Luxemburgo, Grecia, etc.) y los de menor (Holanda, Estonia, etc.), muy similar a Gran Bretaña o Finlandia y significativamente por debajo de Francia e Italia, por ejemplo (Tabla 2).

Tabla 2. Consumo relativo* de antibacterianos sistémicos en el ámbito ambulatorio en 2011

(elaborado a partir de ECDC, 2012)

País Total Penicilinas Macrólidos Quinolonas Otros betalactámicos
Holanda 11,37 4,47 0,83 1,50 0,04
Alemania 14,13 3,91 1,48 2,29 2,72
Gran Bretaña 18,75 8,72 0,43 2,81 0,42
España 20,86 13,08 2,57 2,06 1,53
Portugal 23,16 12,33 2,69 3,39 1,65
Italia 27,55 14,85 3,46 5,00 2,53
Francia 28,72 16,53 1,79 3,84 2,55
Bélgica 29,03 16,55 1,29v 3,38 1,65

* Expresado en dosis diarias definidas (DDD) por cada 1.000 habitantes por día.

El uso hospitalario de antibacterianos

Aunque los datos disponibles para el consumo hospitalario de antibacterianos son sensiblemente más deficientes que los correspondientes al uso comunitario, la información disponible permite considerar que la situación hospitalaria del uso de antibacterianos no es mejor que la comunitaria. De hecho, los especialistas consideran desde hace tiempo que el mal uso de los antibióticos en los hospitales es uno de los factores que más favorecen la resistencia bacteriana a los mismos (Lepper, 2002).

Una encuesta reciente muestra que en España los médicos en formación (médicos internos residentes, MIR) dudan frecuentemente a la hora de decidir sobre cuestiones básicas del proceso de prescripción de antimicrobianos. Así, el 50% de los MIR desconfían en suspender los antibióticos a pacientes sin signos de gravedad y con diagnóstico incierto, el 50% se sienten inseguros para decidir la finalización del tratamiento y el 30% al seleccionar el antimicrobiano más apropiado. Pese a ello, los agentes antimicrobianos son prescritos prácticamente por todos los MIR y por los especialistas de las diferentes especialidades clínicas, sin que el tratamiento antimicrobiano forme parte de los planes de estudio de los médicos en formación, ni esté regulado en la formación continuada de los especialistas. A ello, hay que añadir la ausencia de la especialidad de enfermedades infecciosas, que impide la formación reglada de potenciales especialistas (Cisneros, 2013a).

Según el Centro Europeo para el Control y la Prevención de las Enfermedades (ECDC), los pacientes hospitalizados tienen una probabilidad elevada de recibir un antibiótico y, como apuntan algunos autores (Willemsen, 2007), el 50% de todos los antibióticos utilizados en los hospitales podrían ser inadecuados. En esta misma línea, datos recientes refieren porcentajes del 53% de prescripciones hospitalarias inapropiadas de antibacterianos en hospitales españoles, que básicamente suceden cuando:

  • se prescriben innecesariamente;
  • se retrasa la administración de antibióticos en pacientes en estado crítico;
  • se utilizan innecesariamente antibióticos de amplio espectro o cuando se utilizan incorrectamente antibióticos de espectro reducido;
  • la dosis del antibiótico es inferior o superior a la adecuada para el paciente concreto;
  • la duración del tratamiento antibiótico es demasiado corta o demasiado prolongada;
  • el tratamiento antibiótico no se ha ajustado según los datos del cultivo microbiológico o del antibiograma.

El desarrollo de programas de formación sobre el uso de antimicrobianos ha sido alentado por las sociedades científicas como una medida esencial para corregir estas deficiencias. En este sentido, la implantación de uno de estos programas ha conseguido reducir de un 53% a un 24% la tasa de prescripción errónea de antibióticos en un medio hospitalario a lo largo de un año; asimismo, redujo en un 26% el número de dosis diarias definidas (DDD) por 1.000 días-camas ocupadas (de 1.150 a 852), lo supuso una disminución de los gastos en antimicrobianos del 42%. La conclusión principal es que la implementación de una educación basada en programas de formación es capaz de lograr una notable mejoría de la calidad de la prescripción de antimicrobianos en el entorno hospitalario, así como una reducción en el consumo de los mismos, sin necesidad de adoptar medidas restrictivas, todo lo cual redunda en una excelente aceptación por parte de los prescriptores (Cisneros, 2013b).

En esto mismo viene insistiendo el ECDC desde hace tiempo. Entre estas estrategias se incluyen la formación continua, directrices y políticas de uso de antibióticos en el medio hospitalario basadas en pruebas científicas y consultas con especialistas en enfermedades infecciosas, microbiólogos y farmacéuticos (Steinberg, 2009). Las siguientes medidas pueden favorecer el uso prudente los antibióticos:

  • La educación continuada de los profesionales sanitarios incluida en una estrategia general del hospital.
  • La aplicación en el hospital de directrices y políticas sobre antimicrobianos basadas en pruebas científicas.
  • La vigilancia en el hospital de los datos de resistencia y uso de antimicrobianos para orientar la antibioterapia empírica en pacientes gravemente enfermos.
  • El uso de pautas de profilaxis quirúrgicas con antimicrobianos administradas en el momento adecuado y durante el tiempo óptimo.
  • El acortamiento, no la prolongación, de la duración del tratamiento para algunas indicaciones.
  • La obtención de muestras microbiológicas antes de instaurar una antibioterapia empírica seguida de vigilancia de los resultados del cultivo y adaptación del tratamiento a estos resultados.

Por otro lado, se estima que más de cuatro millones de pacientes adquieren una infección asociada con la asistencia sanitaria en la Unión Europea cada año, estimándose en 37.000 el número de muertes que se producen como consecuencia directa de tales infecciones. En este sentido, las infecciones más frecuentemente asociadas a la propia asistencia sanitaria son las infecciones del tracto urinario, seguidas por las infecciones del tracto respiratorio, infecciones después de la cirugía, infecciones del torrente sanguíneo y otros (incluyendo la diarrea por Clostridium difficile). Las cepas multirresistentes de Staphylococcus aureus se aíslan en aproximadamente el 5% de todas las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria. Entre el 20% y el 30% de las infecciones hospitalarias se consideren prevenibles por higiene intensiva y programas de control (ECDC, 2013).

La situación de las resistencias bacterianas en Europa

El último informe publicado por el ECDC en noviembre de 2013 recoge los datos referidos a 2012 sobre la resistencia a los antimicrobianos de las cepas aisladas invasivas reportados a EARS-Net (European Antimicrobial Resistance Surveillance Network) por 30 países de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo (Noruega e Islandia), así como el análisis de EARSS (European Antimicrobial Resistance Surveillance System) sobre las tendencias observadas durante el período 2009-2012.

Según las conclusiones de este informe, una mayoría de los aislados de Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae reportados era resistente a por lo menos uno de los antimicrobianos sujetos a vigilancia, y muchos de ellos presentaban resistencia combinada a cefalosporinas de tercera generación, fluoroquinolonas y aminoglucósidos, lo que es coherente con el persistente y generalizado aumento de las tasas de resistencias a dichos antimicrobianos en los últimos años en toda la Unión Europea, y con el alto porcentaje de aislados resistentes a las beta-lactamasas de espectro extendido (ESBL+).

El ECDC llama la atención sobre el aumento porcentaje de resistencia a las carbapenemas entre los aislados de Klebsiella pneumoniae durante 2012, lo que reduce aún más el número de opciones disponibles para el tratamiento antimicrobiano de las infecciones graves provocadas por este microorganismo. Además, la resistencia a carbapenemas va a menudo en combinación con la de otros varios antimicrobianos, particularmente en el sur de Europa. Asimismo, la resistencia combinada a carbapenemas y a otros antimicrobianos también son comunes en aislados de Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter spp.

El ECDC observa asimismo que la resistencia en las bacterias gram-positivas ha mostrado un patrón más diverso en toda Europa. En este sentido, las tendencias para Streptococcus pneumoniae y enterococos son generalmente estables, pero existen grandes diferencias entre países en el porcentaje de aislados resistentes. Afortunadamente, para Staphylococcus aureus resistente a meticilina-oxacilina (SARM), la media ponderada por población de la UE/EEE disminuyó significativamente en los últimos cuatro años. A pesar de esto, el SARM sigue siendo una prioridad de salud pública, dado que su tasa de resistencias sigue siendo superior al 25% en siete de los 30 países, con una media ponderada por población en la UE/EEE del 17,8%.

En general, es evidente la existencia de notables diferencias en la tasas de resistencias para muchos, si no todas las bacterias patógenas objeto de vigilancia epidemiológica, entre el norte y el sur (y el este) de la Unión Europea, con tasas sustancialmente más bajas en el norte. Estas diferencias geográficas parecen sugerir prácticas también diferentes de control de infecciones y el uso de antimicrobianos.

La mayoría de los aislados de Escherichia coli reportados en 2012 era resistente a al menos uno de los grupos de antimicrobianos. En particular, se informó de resistencia a las aminopenicilinas (amoxicilina, etc.) en más de la mitad de los aislados, seguido por la resistencia a fluoroquinolonas (ciprofloxacino, etc.) y a las cefalosporinas de tercera generación (ceftriaxona, cefixima, etc.). Muchas de las cepas resistentes a cefalosporinas de tercera generación eran ESBL+ (productoras de betalactamasas de espectro extendido) y mostraron resistencia adicional a otro antimicrobianos. Durante los últimos cuatro años, el ECDC ha observado un aumento en los porcentajes de aislados resistentes a E. coli en toda Europa, siendo especialmente preocupante el aumento de la resistencia a las cefalosporinas de tercera generación, aminoglucósidos y la resistencia combinada de los tres principales grupos de antimicrobianos (incluyendo también a fluoroquinolnas), para lo que la mayoría de los países reportaron tendencias crecientes.

Tabla 3. Tasas de resistencia a Escherichia coli en la UE/EEE (2012)*
Antimicrobianos Máximo % Mínimo % UE/EEE España Francia Italia Portugal Gran Bretaña Alemania
Combinada** Bulgaria 16,1 Estonia 1,7 4,4 5,9 3,3 14,5 9,2 4,1 3,2
Cefalosporinas 3ª G Bulgaria 38,1 Suecia 4,4 11,8 13,5 10,0 26,3 13,5 13,1 8,8
Aminoglucósidos Bulgaria 26,5 Islandia 3,6 10,3 15,6 8,2 21,4 16,3 8,6 7,1
Aminopenicilinas Bulgaria 71,0 Noruega 43,2 57,4 65,4 55,2 67,5 59,4 62,7 49,6
Fluoroquinolonas Italia 42,0 Suecia 11,2 22,3 33,9 17,8 42,0 30,3 16,6 21,1
Carbapenemas Grecia 1,4 Noruega 0,0 <0,1 0,1 0,0 0,2 0,1 0,2 <0,1

* Porcentajes de aislados resistentes (para muestras con >200 aislados)

** Resistencia combinada a cefalosporinas de 3ª generación, fluoroquinolonas y aminoglucósidos.

España muestra tasas muy elevadas de aislados resistentes a aminopenicilinas (65,4%) y fluoroquinolonas (33,9%), claramente por encima de la media de la UE (57,4% y 22,3%, respectivamente), así como con el resto de aislados resistentes a otros antibacterianos. Aunque no representa ningún consuelo, Italia y Portugal no están mejor (o incluso están peor), y tampoco Francia, Gran Bretaña ni Alemania puede decirse que presenten una situación idílica.

Según indica el ECDC, la mayoría de los aislados reportados de Klebsiella pneumoniae era resistente a al menos uno de los agentes antimicrobianos, especialmente con un fenotipo de resistencia combinada a cefalosporinas de tercera generación, fluoroquinolonas y aminoglucósidos, informándose de la presencia frecuente de aislados productores de betalactamasas de espectro extendido (ESBL+) para las cepas con resistencia a cefalosporinas de tercera generación; en este sentido, el porcentaje de aislados resistentes a cefalosporinas de tercera generación y con resistencia combinada ha aumentado significativamente en Europa en los últimos cuatro años y no sólo en los países con porcentajes relativamente bajos de resistencia, sino también para los países con los niveles ya muy altos. Para complicar aún más la situación también hay un aumento del porcentaje de resistencia a carbapenem en varios países, principalmente en el sur de Europa. El porcentaje de cepas resistentes a todos los grupos de antimicrobianos para K. pneumoniae (incluyendo carbapenemas) fue del 7%, lo que refleja principalmente los aislados reportados de Grecia e Italia.

En el caso de las resistencias a Klebsiella pneumoniae, la situación española es notablemente mejor que la media europea (aunque no por ello sea satisfactoria), en una posición intermedia entre el bloque de Francia, Italia y Portugal, por un lado, y Gran Bretaña y Alemania, por otro; y, desde luego, tan lejos de las cifras de Grecia y Eslovaquia (y de otros países del centro y este de Europa) como de las de los países nórdicos (Finlandia, Suecia, etc.). Es alarmante el 28,8% de cepas resistentes a carbapenemas reportado por Italia, dado que las carbapenemas son prácticamente el último eslabón antibiótico disponible en la mayoría de los casos.

Tabla 4. Tasas de resistencia a Klebsiella pneumoniae en la UE/EEE (2012)
Antimicrobianos Máximo % Mínimo % UE/EEE España Francia Italia Portugal Gran Bretaña Alemania
Cefalosporinas 3ª G Grecia 70,9 Finlandia 1,7 25,7 16,7 22,6 47,7 38,7 11,7 13,0
Fluoroquinolonas Grecia 69,7 Finlandia 2,1 25,3 16,5 24,4 49,6 35,8 7,4 13,7
Aminoglucósidos Eslovaquia 63,0 Finlandia 0,4 22,2 14,1 23,6 42,2 31,8 6,1 8,3
Carbapenemas Grecia 60,5 Suecia 0,0 6,2 0,8 0,5 28,8 0,7 0,5 0,0
Combinada Grecia 59,9 Finlandia 0,2 18,5 8,9 19,4 40,0 25,1 2,4 6,2
Carbapenemas Grecia 1,4 Noruega 0,0 <0,1 0,1 0,0 0,2 0,1 0,2 <0,1

Con relación al Pseudomonas aeruginosa se han reportado altos porcentajes de resistencia, hasta el punto de que la mayoría de los países informan de tasas superiores al 10% para todos los grupos de antimicrobianos. En particular, la resistencia a carbapenemas era común, con un porcentaje medio del 17,1%, ajustado a la población UE/EEE (las tasas nacionales varían entre el 3,2% y el 51,2%). Asimismo, la resistencia combinada también fue común; 13,8% de los aislados fueron resistentes a por lo menos tres grupos de antimicrobianos y el 5,8% de los aislados eran resistentes a las cinco clases de antimicrobianos considerados en el registro epidemiológico.

La situación de las resistencias a Pseudomonas en España es levemente mejor que la media europea, particularmente en lo referente a las resistencias a piperacilina/tazobactam y a ceftazidima, e incluso a aislados con resistencia combinada (aunque muy por encima Gran Bretaña, el país de referencia). Una vez más, Italia y, en mayor medida aún, Grecia presentan tasas de resistencia muy elevadas.

Tabla 5. Tasas de resistencia a Pseudomonas aeruginosa en la UE/EEE (2012)
Antimicrobianos Máximo % Mínimo % UE/EEE España Francia Italia Portugal Gran Bretaña Alemania
Piperacilina/ Tazobactam Grecia 34,3 Gran Bretaña 3,1 19,8 6,7 19,9 30,0 19,8 3,1 15,5
Ceftazidima Grecia 31,0 Holanda 2,8 13,5 8,9 14,1 25,5 15,3 3,9 9,6
Fluoroquinolonas Eslovaquia 56,3 Dinamarca 4,1 21,0 21,0 22,2 31,3 25,6 5,0 19,6
Aminoglucósidos Eslovaquia 41,7 Suecia 1,7 18,4 16,5 20,0 30,1 14,7 2,2 10,6
Carbapenemas Grecia 47,7 Holanda 3,3 17,1 16,4 18,0 25,1 20,4 6,3 10,7
Combinada Grecia 40,2 Gran Bretaña 1,7 13,8 10,8 14,7 23,9 18,1 1,7 8,4

La mayoría de los países presenta porcentajes de resistencia de Streptococcus pneumoniae a penicilina por debajo del 10%, pero cuatro países reportaron porcentajes por encima del 25%; en general, las tasas de resistencia a macrólidos estaba por encima de los porcentajes de resistencia a la penicilina en la mayoría de los países, mientras que la resistencia combinada a penicilina y macrólidos fue inferior al 10% en más de la mitad. Según indica el ECDC, los serogrupos 1, 3, 7 y 19 han dominado durante los dos últimos años entre los aislados de neumococo, mayoritariamente sensibles tanto a la penicilina y a los macrólidos, pero no así el serogrupo 19, un 27% de cuyos aislados tenían una susceptibilidad reducida a la penicilina y/o a los macrólidos.

Tabla 6. Tasas de resistencia a Streptococcus pneumoniae en la UE/EEE (2012)
Antimicrobianos Máximo % Mínimo % UE/EEE España Francia Italia Portugal Gran

Bretaña

Alemania
Bencilpenicilina España 26,6 Bélgica 1,5 11,6 26,6 23,4 12,1 8,4 4,9 5,2
Macrólidos Italia 34,2 Holanda 4,4 16,9 26,4 28,9 34,2 18,5 6,8 7,4
Combinada Francia 17,2 Holanda 0,8 8,7 14,8 17,2 10,3 6,5 2,2 1,3

En cuanto al neumococo, España tiene el lamentable record de resistencia a la bencilpenicilina, con más de uno de cada cuatro aislados. Italia se lleva la palma en el caso de la resistencia a macrólidos, con más de un aislado de cada tres reportados. Y ambos están «en las alturas» en cuanto a la tasa de resistencia combinada a penicilina y macrólidos, donde Francia establece un record poco deseable. Son tasas que están muy por encima de Alemania, Gran Bretaña y, sobre todo, Bélgica y Holanda.

También la incidencia de Staphylococcus aureusresistente a meticilina/oxacilina (SARM) muestra grandes variaciones entre los países europeos. La mayoría informa de porcentajes por debajo de 20%, siendo la media ponderada del 17,8% por población de la UE/EEE en 2012, aunque con la buena noticia de que se ha reducido significativamente en los últimos cuatro años. España sigue teniendo tasas inaceptablemente altas para el SARM (la morbimortalidad asociada a estas cepas es elevada en el ámbito hospitalario), circunstancia solo parcialmente aliviada por la baja tasa relativa de resistencia a rifampicina. Un vez más, resulta extremadamente preocupante la situación de Rumanía, Italia y Portugal, entre otros, en este aspecto.

Tabla 7. Tasas de resistencia a Staphylococcus aureus en la UE/EEE (2012)
Antimicrobianos Máximo % Mínimo % UE/EEE España Francia Italia Portugal Gran

Bretaña

Alemania
Meticilina/Oxacilina Rumanía 53,9 Suecia 0,7 17,8 24,2 19,2 35,2 53,8 14,1 15,4
Rifampicina Italia 14,8 Suecia 0,3 5,7 2,3 1,4 14,8 1,9 0,7 0,4

La resistencia de alto nivel a los aminoglucósidos por los aislados invasivos de Enterococcus faecalis parece estable en Europa, aunque es muy alta y la mayoría de los países tienen porcentajes superiores al 25%. Afortunadamente, cuatro países (Chipre, Alemania, Grecia y España) presentan tendencias significativamente descendentes de resistencia en los últimos cuatro años y ninguno de los restantes ha mostrado tendencias de incremento en este periodo. Por su parte, el porcentaje de resistencia a la vancomicina en Enterococcus faecium muestra grandes variaciones entre los países, aunque en la mayoría de ellos está por debajo del 5% en los últimos años y sólo unos pocos tienen cifras superiores al 10%. España, en este último caso, mantiene tasas de resistencia aceptables.

Tabla 8. Tasas de resistencia a Enterococcus spp. en la UE/EEE (2012)
Microorganismo Antimicrobianos Máximo % Mínimo % UE/EEE España Francia Italia Portugal Gran Bretaña Alemania
Enterococcus faecalis Aminoglucósidos Hungría 56,2 Suecia 14,8 26,5 38,3 16,7 51,0 42,9 29,4 35,6
Enterocuccus faecium Vancomicina Irlanda 44,0 Suecia 0,0 8,1 1,5 0,8 6,0 23,3 13,3 16,2

Considerando específicamente cada uno de los principales patógenos, la evolución de cepas bacterias resistentes a antibacterianas en España durante la última década (2003-2012) muestra un leve crecimiento de dos puntos porcentuales (del 36 al 38%) de cepas de Enterococcus faecalis con alta resistencia a aminoglucósidos, teniendo en cuenta de que se partía ya de una tasa elevada hace diez años. Las tasas de resistencia a la vancomicina de Enterococcus faecium resistentes a rifampicina están estabilizadas en niveles muy bajos, incluso con tendencia negativa (del 3% al 2%).

El panorama evolutivo de las resistencias de Escherichia coli a los antibacterianos en España es verdaderamente lamentable. Los crecimientos durante la última década superan o están en torno a los 10 puntos porcentuales en la frecuencia de aislados resistentes a diversos antimicrobianos, con la única excepción – afortunadamente – de la resistencia a carbapenamas, prácticamente nula. Esta situación es muy similar a lo que ha sucedido para Klebsiella pneumoniae y, alguna menor medida, para Pseudomonas aeruginosa.

Finalmente, la evolución de las cepas resistentes de Staphylocccus aureus Staphylocccus aureus y de Streptococcus pneumoniae ha ido hacia la estabilización o, incluso, a la disminución de su incidencia. Aunque esto es, sin duda, una buena noticia, los datos siguen siendo extremadamente preocupantes.

Iniciativas oficiales

La Comisión Europea elaboró en 2011 un Plan de Acción quinquenal (CE, 2011) con el fin de atajar la propagación de las resistencias bacterianas. Dicho Plan contiene siete ámbitos clave en los que es imprescindible tomar medidas: 1) garantizar que los antimicrobianos se usen adecuadamente en la medicina humana y veterinaria; 2) prevenir las infecciones microbianas y su propagación; 3) diseñar nuevos antimicrobianos eficaces o tratamientos alternativos; 4) cooperar con socios internacionales para reducir los riesgos de resistencia bacteriana; 5) mejorar el seguimiento y la vigilancia en medicina y en veterinaria; 6) fomentar la investigación y la innovación; y 7) apoyar la comunicación, la educación y la formación.

Recientemente, la Comisión ha hecho balance de estos dos primeros años transcurridos del plan quinquenal y estima que se han logrado avances significativos en la mayoría de los ámbitos (CE, 2013). En particular, la Unión Europea ha invertido alrededor de 800 millones € en investigación relacionada con la resistencia bacteriana, en parte a través de la Iniciativa sobre Medicamentos Innovadores (IMI) y la Comisión acaba de anunciar el lanzamiento de quince nuevos proyectos de investigación con una contribución presupuestaria total de la UE de 91 millones € y en los que participan unas cuarenta y cuatro pequeñas y medianas empresas, así como universidades y otros organismos de investigación, con el fin de desarrollar nuevos antimicrobianos o alternativas como bacteriófagos y vacunas, así como abordar la resistencia a los antibióticos en la cadena alimentaria e investigar las nanotecnologías que puedan ayudar a obtener medicamentos antimicrobianos. Asimismo, una decisión de la Comisión publicada recientemente establece normas para la recogida de datos armonizada sobre las resistencias bacterianas en los animales y los alimentos, lo que permitirá la comparabilidad de los datos entre los Estados miembros, tanto en el ámbito humano como en el veterinario, y para la evaluación de las medidas adoptadas.

Son varios los proyectos financiados en el marco del Programa de Salud que abordan, entre otros temas candentes, el uso incorrecto de agentes antimicrobianos en medicina, la sensibilización de las partes interesadas —médicos, agricultores, farmacéuticos y pacientes— y las ventas de antimicrobianos sin receta. Además, la Comisión está en la última fase de la revisión de los instrumentos jurídicos relativos a los medicamentos veterinarios y piensos medicamentosos, que abordarán las resistencias bacterianas en estos ámbitos. En este sentido, la Comisión adoptó en mayo de 2013 una propuesta relativa a una reglamentación única y global de salud animal centrada en la prevención de enfermedades, lo que se espera que reduzca la necesidad de antibióticos. En cuanto a la salud humana, los proyectos en curso y las acciones cofinanciadas por el Programa de Salud apoyan la aplicación de la Recomendación del Consejo sobre la seguridad de los pacientes, en particular la prevención y la lucha contra las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria.

Ya en junio de 2012, el Consejo de la Unión Europea había solicitado a los Estados Miembros que elaborasen e implementasen a nivel nacional estrategias o planes de acción para contener el desarrollo de resistencias a los antimicrobianos, resultando la necesidad de una perspectiva conjunta humana y veterinaria para que la lucha contra el desarrollo y diseminación de resistencias antimicrobianas sea realmente eficaz. Previamente a ello, durante una reunión interna convocada el 8 de marzo de 2012 por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI) para la preparación de la Conferencia de expertos de la presidencia danesa, se planteó la posibilidad de crear un Grupo de Trabajo constituido por las partes interesadas en este tema, que permitiera sentar las bases para el desarrollo de un mecanismo intersectorial sobre resistencias a los antimicrobianos a nivel estatal.

Fruto de esta iniciativa y con el objetivo es dar cumplimiento a la Comunicación de la Comisión Europea y desarrollar un Plan Estratégico y de Acción para Reducir el Riesgo de Selección y Diseminación de Resistencias a los Antimicrobianos, se procedió a convocar el día 6 de julio de 2012, a petición de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), a dicho grupo en el que participan representantes del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; del Ministerio de Economía y Competitividad; de la Universidad; del Comité Español de Antibiograma; de Sociedades Científicas y de Organizaciones Profesionales Sanitarias (Farmacéuticos, Médicos y Veterinarios).

Fruto de los primeros trabajos del Grupo de Trabajo (Grupo Coordinador), ha sido la elaboración de un primer documento definiendo los objetivos y un plan de trabajo, tanto para los aspectos que competen a la salud humana y como para los de la salud animal; ambos con los mismos objetivos y la misma metodología de trabajo: identificar los datos en este ámbito, las acciones que están en marcha y las partes implicadas en el desarrollo de las mismas; identificar los aspectos que son necesarios poner en marcha y los que es preciso mejorar porque su desarrollo no ha tenido los efectos esperados; diseñar y proponer estrategias concretas, desarrollando un cronograma que contenga un mapa de acciones, sus vías de implementación, el tiempo de ejecución, el grado de prioridad y los responsable de cada una de ellas; y, finalmente, diseñar un procedimiento de evaluación del grado de cumplimiento de los objetivos. En dicho Grupo Coordinador participan dos representantes del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, colaborando en el desarrollo de dicho Plan Estratégico, cuyo documento preliminar fue presentado oficialmente por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad el día 18 de noviembre de 2013, coincidiendo con la celebración del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos. La evolución del documento, así como sus realizaciones correspondientes, se irán haciendo públicos anualmente, a lo largo del quinquenio 2014-2018.

El papel del farmacéutico

Considerando que el problema de la resistencia bacteriana a los antibióticos es multifactorial e implica – además de las administraciones públicas, instituciones sanitarias y universitarias, ciudadanos en general – a todas las profesiones sanitarias, los farmacéuticos españoles han venido realizando un esfuerzo continuado para combatir dicha resistencia bacteriana de forma eficaz, tanto desde el ejercicio individual como a través de la Organización Farmacéutica Colegial. En este sentido, el Consejo General y los Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España han venido realizando por iniciativa propia y desde hace años múltiples campañas de sensibilización entre los farmacéuticos y los propios pacientes, con informes técnicos y material divulgativo con indicaciones muy precisas sobre cómo actuar y utilizar los agentes antimicrobianos.

Asimismo, la Organización Farmacéutica Colegial viene participando en iniciativas de carácter público (Ministerio de Sanidad y Agencia Estatal de Medicamentos y Productos Sanitarios), tanto de carácter divulgativo entre la población, así como en comisiones de expertos. Por tanto, la Organización Farmacéutica Colegial asume como uno de sus objetivos la promoción de estrategias que garanticen un uso adecuado de los medicamentos. Conocedores de la importante labor educativa del farmacéutico, ha llevado a cabo con éxito cerca de cien campañas durante los últimos años, algunas de ellas específicamente centradas en el uso correcto de los antibióticos (por ejemplo, la campaña «Con los antibióticos no se juega»).

Además de las acciones dirigidas a la población, el Consejo General considera clave la formación de los profesionales farmacéuticos, por lo que también ha promovido iniciativas en este sentido. A modo de ejemplo, organizó en diciembre de 2006 una Jornada sobre el Uso racional de antibióticos (CGCOF, 2006), conjuntamente con el Ministerio de Sanidad. Asimismo, la mayor parte de los Colegios Oficiales y de los Consejos Autonómicos de Farmacéuticos han realizado trabajos de registro e investigación, así como campañas sanitarias específicas sobre el uso racional de antibióticos entre la población. Adicionalmente, como ya se ha indicado, el Consejo General participa activamente, a través de dos representantes técnicos suyos, en el desarrollo del Plan Estratégico y de Acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antimicrobianos, junto con otros expertos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; Ministerio de Economía y Competitividad; Universidad; Comité Español de Antibiograma; Sociedades Científicas y de otras organizaciones profesionales sanitarias.

Por otra parte, la Organización Farmacéutica Profesional ha liderado en Europa el tema del uso racional de antibióticos ante la Agrupación Farmacéutica Europea; asimismo, forma parte del SIGRE, el sistema de recogida selectiva de medicamentos, que agrupa a la práctica totalidad de las oficinas de farmacia españolas donde se recogen los medicamentos no utilizados por los pacientes y, entre ellos, de los antibióticos, impidiendo su vertido incontrolado y la correspondiente polución medioambiental.

Con motivo de la instauración del Día Europeo Uso Prudente de los Antibióticos, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos creó en su momento un espacio monográfico en www.portallfarma.com, denominado Uso prudente de antibióticos[1], en el que se recoge toda la información sobre el uso racional de los antibióticos y los riesgos de resistencia bacteriana, destacando el papel del profesional farmacéutico en este campo de actuación (incorpora una Instrucción Técnica estandarizada, para la dispensación de antibióticos) y se incluyen también contenidos generales dirigidos a la población con consejos básicos e información de utilidad acerca de un uso adecuado de los antibióticos, tales como los siguientes:

  • En caso de padecer una infección se debe acudir siempre al médico. Él es el profesional que le indicará si la enfermedad está producida por una bacteria y le prescribirá el antibiótico adecuado para la infección.
  • Hay que tener en cuenta que enfermedades como la gripe y ciertas infecciones de garganta son producidas por virus y el uso de antibióticos no es eficaz.
  • Es especialmente importante cumplir el tratamiento completo, aunque se mejore antes. Si se interrumpe el tratamiento de forma prematura, se corre el riesgo de que la bacteria patógena vuelva a crecer y a multiplicarse, produciendo así una infección aún más grave.
  • Generalmente, la mayoría de los tratamientos se establecen por periodos entre 5 y 10 días. No obstante, la duración del tratamiento es fijada por el médico y debe venir especificada en la receta correspondiente.
  • Es esencial tomar la cantidad correcta de medicamento y cada dosis a la hora adecuada.
  • Los antibióticos son generalmente fármacos seguros, aunque, como todo medicamento pueden producir efectos indeseables. La alergia es uno de los efectos adversos más conocidos, aunque no de los más frecuentes. El paciente debe estar informado si es alérgico y llevar siempre consigo una tarjeta o medalla que lo indique.

Las Oficinas de Farmacia son lugares idóneos donde transmitir los mensajes educativos en salud y modificar comportamientos, con el fin último de aumentar la eficacia de los tratamientos y garantizar la seguridad de los mismos. El farmacéutico, como profesional sanitario cercano a la sociedad, tiene un papel fundamental a la hora de informar sobre la importancia de cumplir la posología y la duración del tratamiento antibacteriano prescrito, y asegurarse de que el paciente lo ha comprendido, ya que la falta de cumplimiento es uno de los elementos determinantes de la mala utilización de estos fármacos y de la consecuente aparición de resistencias. En este sentido, según el Eurobarómetro Especial Sobre Resistencia a Antibióticos de 2013 enfatiza que las campañas mediáticas son eficientes en la difusión de información, pero deben dirigirse más eficazmente a aquellos que actualmente carecen de conocimientos sobre el tema. Asimismo, concluye que la información sólo puede proceder de personas fiables con capacidad de influir directamente en las personas; en este sentido, médicos y farmacéuticos tienen un papel clave que desempeñar para cambiar los puntos de vista erróneos y el comportamiento de los ciudadanos en relación a las características y al uso correcto de los antibacterianos.

Por todo lo anterior, es evidente la importancia de una educación sanitaria sobre el uso correcto y racional de los antibióticos, para que los pacientes completen los tratamientos y sólo los usen en los casos en los que estos sean necesarios. La sanidad es responsabilidad de todas las profesiones sanitarias, de las autoridades sanitarias y de la propia sociedad civil. Desde esta perspectiva, la profesión farmacéutica ha ofrecido permanentemente su colaboración comprometida para participar activamente en equipos multidisciplinarios en una materia tan trascendente como es la lucha contra la resistencia microbiana a los antibióticos y, en definitiva, el uso prudente de los mismos.

[1]http://www.portalfarma.com/ciudadanos/saludpublica/antibioticos/Paginas/Indicespaciousoantibioticos.aspx

Bibliografía

  • Adriaenssens N, et al. European Surveillance of Antimicrobial Consumption (ESAC): outpatient antibiotic use in Europe (1997-2009). J Antimicrob Chemother. 2011; 66 Suppl 6: vi3-12.
  • Butler CC, Hood K, Verheij T, Little P, Melbye H, Nuttall J, Kelly MJ, Mölstad S, Godycki-Cwirko M, Almirall J, Torres A, Cals JWL, Butler CC, Hopstaken RM, Hood K, Dinant GJ. Effect of point of care testing for C reactive protein and training in communication skills on antibiotic use in lower respiratory tract infections: cluster randomised trial. BMJ 2009; 338: b1374.
  • Cantón R, Loza E, Baquero F. Principios básicos de la farmacoterapia antiinfecciosa: concepto de sensibilidad y de resistencia, CMI y FC/FD. Mecanismos de resistencia. Selección y uso racional de antimicrobianos. En: Terapéutica farmacológica de los trastornos infecciosos y parasitarios sistémicos. Madrid: Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos; 2012; pp. 1-30.
  • Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Antibiotic resistance threats in the United States, 2013. http://www.cdc.gov/drugresistance/threat-report-2013/
  • Cisneros JM. Los antibióticos se acaban, es tiempo de actuar. Evidencias en Gestión Clínica y Gestión de Servicios de Salud. http://www.evidenciasaludandalucia.es/sites/evidencias.local/files/sg_evidencias.pdf. (25 de octubre de 2013).
  • Cisneros JM, Neth O, Gil-Navarro MV, Lepe JA, Jiménez-Parrilla F, Cordero E, Rodríguez-Hernández MJ, Amaya-Villar R, Cano J, Gutiérrez-Pizarraya A, García-Cabrera E, Molina J; PRIOAM team. Global impact of an educational antimicrobial stewardship programme on prescribing practice in a tertiary hospital centre. Clin Microbiol Infect. 2013 Feb 27. doi: 10.1111/1469-0691.12191.
  • Comisión Europea (CE). Día Europeo de Sensibilización sobre los Antibióticos 2013: La UE intensifica su lucha contra las resistencias bacterianas. http://europa.eu/rapid/press-release_IP-13-1081_es.htm. Bruselas, 15 de noviembre de 2013
  • Comisión Europea (CE). Plan de Acción contra la amenaza creciente de las resistencias bacterianas, http://ec.europa.eu/dgs/health_consumer/docs/communication_amr_2011_748_en.pdf. Bruselas, noviembre de 2011.
  • Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. La profesión farmacéutica debate en torno a las resistencias antimicrobianas. http://www.portalfarma.com/Ciudadanos/saludpublica/antibioticos/papelfarmaantiviotic/infojornadasantibio/Paginas/jornadasusoracionalantibi%C3%B3ticos.aspx (4 diciembre de 2006)
  • European Centre for Disease Prevention and Control. Antimicrobial resistance surveillance in Europe 2012. Annual Report of the European Antimicrobial Resistance. Stockholm: ECDC. Noviembre, 2013.
  • European Centre for Disease Prevention and Control. Summary of the latest data on antibiotic consumption in the European Union. http://ecdc.europa.eu/en/eaad/Documents/ESAC-Net-summary-antibiotic-consumption.pdf. Noviembre 2012.
  • European Commission: DG SANCO (Directorate-General for Health and Consumers), DG COMM («Research and Speechwriting» Unit and co-ordinated by Directorate-General for Communication). Special Eurobarometer 407. Antimicrobial resistance. http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_407_en.pdf (18 Noviembre 2013)
  • European Surveillance of Antimicrobial Consumption Network (ESAC-Net). http://ecdc.europa.eu/en/activities/surveillance/ESAC-Net/about_ESAC-Net/Pages/about_network.aspx
  • Fernández Urrusuno R, Flores Dorado M, Vilches Arenas A, Serrano Martino C, Corral Baena S, Montero Balosa MC. Adecuación de la prescripción de antibióticos en un área de atención primaria: estudio descriptivo transversal. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2013. http://dx.doi.org/10.1016/j.eimc.2013.05.004
  • Garzón González G, Rodríguez Morales D, Rodríguez Palomino MA, Toledo Gómez D, Hernández Barrera V, Gil de Miguel A. Evaluación sobre historia clínica electrónica. Asociación entre indicadores de proceso medidos sobre historia electrónica y resultados intermedios en salud, en pacientes con hipertensión. Aten Primaria. 2012; 44: 709–19.
  • Goossens H, Coenen S, Costers M, De Corte S, De Sutter A, Gordts B, Laurier L, Struelens MJ. Achievements of the Belgian Antibiotic Policy Coordination Committee (BAPCOC). Euro Surveill. 2008; 13(46): pii=19036.
  • Goossens H, Ferech M, Vander Stichele R, Elseviers M; ESAC Project Group. Outpatient antibiotic use in Europe and association with resistance: a cross-national database study. Lancet 2005; 365(9459): 579-87.
  • Grijalva CG, Nourti JP, Griffin MR. Antibiotic prescription rates for acute respiratory tract infections in US ambulatory settings. JAMA. 2009; 302: 758–66.
  • Lepper PM, Grusa E, Reichl H, Hogel J, Trautmann M. Consumption of imipenem correlates with beta-lactam resistance in Pseudomonas aeruginosa. Antimicrob Agents Chemother. 2002; 46(9): 2920-5.
  • Llor C, Cots JM, Bjerrum L, Cid M, Guerra G, Arranz X. Prescripción de antibióticos en las infecciones del tracto respiratorio y factores predictores de su utilización. Aten Primaria. 2010; 42: 28–35.
  • Organización Mundial de la Salud (OMS). Resistencia a los antimicrobianos. Nota descriptiva nº 194; marzo 2012.
  • Organización Mundial de la Salud (OMS). The evolving threat of antimicrobial resistance. Options for action.2012. http://whqlibdoc.who.int/publications/2012/9789241503181_eng.pdf
  • Parlamento Europeo. Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria. Proyecto de informe sobre el desafío microbiano: la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos (2012/2041(INE)).
  • Steinberg JP, Braun BI, Hellinger WC, Kusek L, Bozikis MR, Bush AJ, et al. Timing of antimicrobial prophylaxis and the risk of surgical site infections: results from the Trial to Reduce Antimicrobial Prophylaxis Errors. Ann Surg. 2009; 250(1): 10-6.
  • Willemsen I, Groenhuijzen A, Bogaers D, tuurman A, van Keulen P, Kluytmans J. Appropriateness of antimicrobial therapy measured by repeated prevalence surveys. Antimicrob Agents Chemother. 2007; 51(3): 864-7.

Eficiencia de los antagonistas del receptor de endotelina en hipertensión arterial pulmonar

La hipertensión arterial pulmonar (HAP) se caracteriza por disnea y fatiga originados por la resistencia vascular pulmonar, sin origen cardiaco o respiratorio, que puede evolucionar hacia insuficiencia derecha y muerte prematura. Se trata de una enfermedad rara, con una prevalencia de 16 y una incidencia de 3,7 casos por millón de habitantes adultos. A pesar de que los datos mencionados indican una cantidad escasa de pacientes, se dispone de diversos tratamientos.

Estos tratamientos abarcan las rutas patogenésicas conocidas de la enfermedad; así, se utilizan antagonistas del receptor de la endotelina (ARE) como ambrisentan y bosentan, inhibidores de la fosfodiesterasa-5 (PDE-5), que producen una vasodilatación vía óxido nítrico, como sildenafilo y taladafilo, y prostanoides, análogos de la prostaciclina, como epoprostenol, iloprostot y treprostinil. En la actualidad, se recomienda iniciar el tratamiento con los fármacos orales, añadiendo de forma secuencial, a medida que se reduce la respuesta, otros orales y finalmente, los análogos de prostaciclina. Si, a pesar del tratamiento farmacológico, no hubiera respuesta se puede someter el paciente a un trasplante de pulmón.

Dado el coste elevado de los tratamientos farmacológicos, los autores1 realizan un análisis coste utilidad del tratamiento secuencial de la HAP, iniciado con la administración de los ARE, ambrisentan (AMB) o bosentan (BOS). Para tal fin, se diseña un modelo de Markov que estima los resultados en salud, medidos como años de vida ajustados a calidad (AVAC) y los costes totales del manejo de los pacientes.

El modelo se inicia con una cohorte de pacientes que se halla principalmente –en un 90%- con un diagnóstico de clase funcional III, según la New York Heart Association y en menor proporción -10%- en la clase IV. El paciente inicia su tratamiento con uno de los dos ARE, que se administra durante 12 semanas, a partir de las cuales se añade de forma secuencial los inhibidores de la PDE-5 y prostanoides durante 48 semanas.

Las probabilidades de transición del modelo se deducen a partir de los datos individuales de cada estudio clínico por separado, asumiendo que se trata de poblaciones similares. Sin embargo, las características basales de los ensayos clínicos pivotales, de donde se extraen los datos, muestra que el estudio con bosentan incluye pacientes de clases sólo III y IV, con un nivel superior de gravedad, mientras que en el de ambrisentan entre el 33 y 53% de los mismos presentan clases I y II, de menor riesgo basal; así también, la incidencia de efectos adversos en el estudio de ambrisentan, con menor gravedad inicial, es inferior –incluso para el grupo de placebo- que la del estudio de bosentan. Por tanto, estos aspectos podrían reducir notablemente la validez externa de las conclusiones elaboradas a partir de los resultados obtenidos.

El horizonte temporal del estudio económico es de sólo 60 semanas. Puede desprenderse de tan escaso seguimiento –en una patología crónica y responsable de una elevada influencia en la muerte prematura, pues la supervivencia a 5 años es de sólo el 68%- que el modelo no permita captar todos los resultados relevantes, tanto de salud como, especialmente de costes. Por dicho motivo, el modelo no contempla estados de salud tan relevantes en esta patología, como el de trasplante de pulmón o el de muerte. Asimismo, tampoco se imputan costes asociados con la administración de los fármacos (que en último lugar son prostanoides parenterales), ni el de monitorización, ni el asociado a los ingresos hospitalarios ante un deterioro clínico, que pudieran alterar de forma notable el resultado del coste total.

Los resultados del estudio indican que no se observaron diferencias clínicamente relevantes en términos de años de vida ajustados a calidad (AVAC), lo cual debe ser tomado con precaución al tratarse de una patología crónica, dado que el horizonte temporal analizado fue sólo de algo más de un año. Respecto de los costes, se indica una reducción próxima a los cinco mil euros anuales por paciente, que explican en base a un retraso en la adición de otros tratamientos adicionales. No obstante, en el ensayo clínico de bosentan sólo el 3-4% recibieron prostanoides y en el de ambrisentan, el 6,04% (18 de 298 pacientes); asimismo, la proporción de abandonos por empeoramiento de la patología es similar en ambos estudios.

Los autores concluyen que el tratamiento secuencial de los pacientes con hipertensión arterial pulmonar, iniciado con los antagonistas de los receptores de endotelina, ambrisentan y bosentan, seguidos de los inhibidores de la fosfodiesterasa-5 y de los prostanoides muestran unos resultados de salud que no suponen diferencias estadísticamente significativas. Respecto de los costes, los autores indican que existe una diferencia ligera entre ambas secuencias de tratamientos. No obstante, a la vista de las características que se han mencionado previamente, se precisarían de datos clínicos más robustos que permitieran realizar más adecuadamente el correspondiente estudio económico.

1Villa G, Morano R, Román A, Gil J. Eficiencia del inicio con ambrisentan frente a bosentan en el tratamiento de la hipertensión arterial pulmonar. Farm Hosp. 2013; 37(5): 358-65.

Eficiencia del cambio de fluticasona más salmeterol a beclometasona más formoterol en asma

El asma es una patología compleja en su manejo, especialmente el de tipo persistente moderado a grave, en donde se combinan corticoides inhalados y beta adrenérgicos de acción larga. Una reciente combinación ha sido la del corticoide beclometasona (BCL) con el beta adrenérgico formoterol (FOR), administrada bajo la formulación de polvo extrafino; dicha forma galénica presenta ventajas sobre los clásicos nebulizadores, como una mayor distribución pulmonar o una mayor actividad farmacológica (así, se establece como equivalentes la proporción 0,8:1 por lo que 400 mcg de BCL son clínicamente equivalentes a 500 mcg de fluticasona (FLU), Además, la nueva formulación permite una mejor administración, que la hace menos dependiente de la técnica inhalatoria.

Los ensayos clínicos realizados con la combinación BCL/FOR como polvo extrafino, han puesto de relieve que no es inferior respecto del flujo expiratorio pre dosis por la mañana ni en el número de días libres de sintomatología. Además, dado que su coste es inferior al de los clásicos pulverizadores, el sistema británico de salud ha instado a que se cambie el tratamiento de FLU más salmeterol (FLU/SAL) por la combinación FLU/FOR. Por todo ello, los autores3 realizaron un estudio retrospectivo en pacientes vistos rutinariamente en la práctica cotidiana para estimar la efectividad y eficiencia del cambio.

Para llevar a cabo el estudio, para cada paciente que cumplía los criterios de inclusión, se analizaba su historia durante 12 meses antes y 12 meses después; en la fase de después, los pacientes se diferenciaban en seguir administrando FLU/SAL o cambiar a BCL/FOR. El resultado clínico principal fue la incidencia de exacerbaciones asmáticas graves. El resultado económico principal fue el coste global del manejo del paciente, en donde se incluían medicamentos (fármacos inhalados, corticoides orales, beta adrenérgicos de corta y larga acción, antagonistas del receptor de leucotrieno, teofilina y antibióticos), consultas de atención primaria y especializada, hospitalizaciones, visitas a urgencias, etc. El coste global del manejo se estimó mediante modelos lineales generalizados de probabilidades con logit link y distribución gamma. Finalmente, con el fin de analizar la incertidumbre, se procedió a un bootstrapping4 mediante 1.000 replicaciones.

Los resultados no mostraron diferencia estadísticamente significativa respecto de la incidencia de exacerbaciones en los grupos de BCL/FOR y FLU/SAL. Asimismo, en el periodo inicial no se observaron diferencias significativas respecto del coste total. A partir del cambio, se evidenció un resultado significativamente menor en el grupo de BCL/FOR, debido principalmente al mayor coste de la combinación administrada como nebulizador clásico; el resto de los componentes del coste permanecieron similares en ambos grupos.

El resultado de la eficiencia – estimado a través del coste global, al haber mostrado equivalencia de resultados de salud –, estimado tras las replicaciones mediante bootstrapping, estimó que había un 75% de probabilidad de que la combinación BCL/FOR fuera menos costosa. Por tanto, los autores concluyeron que el cambio a los pacientes con asma de la combinación de fluticasona con salmeterol, administrada como nebulizador, a la de beclometasona con formoterol, administrada como inhalador de polvo extrafino, es una acción eficiente, al reducir significativamente el coste total sin reducir la efectividad clínica.

3 Price D, Small I, Haughney J, Ryan D, Gruffydd-Jones K, Lavorini F et al. Clinical and cost effectiveness of switching asthma patients from fluticasone-salmeterol to extra-fine particle beclometasone-formoterol: a retrospective matched observational study of real-world patients. Prim Care Respir J. 2013 Nov 2. doi:pii: pcrj-2013-06-0090-R1

4 El bootstrapping (o bootstrap) es un método de remuestreo utilizado para aproximar la distribución en el muestreo de un estadístico, fundamentalmente para aproximar el sesgo o la varianza y construir intervalos de confianza.

C. Aparato cardiovascular Hipertensión: Los IECA, en primera línea si hay diabetes

Hipertensión: Los IECA, en primera línea si hay diabetes


Un reciente informe confirma los efectos renoprotectores y la superioridad de la utilización de inhibidores de la ECA (IECA) en pacientes con diabetes, en relación a los ARA II, lo que, junto con su menor coste, apoya la recomendación del uso de inhibidores de la ECA como el primera línea antihipertensiva en pacientes con diabetes. Los fármacos bloqueadores de los canales de calcio pueden ser el tratamiento preferido en combinación con inhibidores de la ECA, si el control de la presión arterial no se puede lograr adecuadamente por estos últimos.

Con el fin de evaluar los efectos de diferentes clases de antihipertensivos, incluyendo la monoterapia y terapia combinada, en la supervivencia y en la función renal en pacientes con diabetes, se ha llevado una revisión sistemática y meta-análisis bayesiano de 63 ensayos clínicos aleatorios (36.917 pacientes) de tratamiento antihipertensivo ((IECA), bloqueadores de los receptores de la angiotensina (ARA II) , bloqueadores alfa-adrenérgicos, betabloqueantes, antagonistas del calcio, diuréticos, y sus combinaciones) en pacientes con diabetes, que tuvieran un seguimiento de por lo menos 12 meses.

En comparación con el placebo, sólo los IECA redujeron significativamente los niveles de creatinina sérica (odds ratio, OR= 0,58; CI95% 0,32 a 0,90), y sólo los betabloqueadores mostraron una diferencia significativa en la mortalidad (OR= 7,13; CI95% 1,37 a 41,39). Aunque el efecto nefroprotector de los IECA asociados a una antagonista del calcio no fue estadísticamente significativo en relación al placebo, esta combinación fue asociada con la mayor probabilidad (73,9%) de ser el mejor tratamiento para reducir la mortalidad, seguido de un IECA más un diurético (12,5%), IECA solo (2,0%), antagonistas del calcio solo (1,2%) y ARA II solos (0,4%).

Wu HY, Huang JW, Lin HJ, Liao WC, Peng YS, Hung KY, Wu KD, Tu YK, Chien KL. Comparative effectiveness of renin-angiotensin system blockers and other antihypertensive drugs in patients with diabetes: systematic review and bayesian network meta-analysis. BMJ. 2013; 347: f6008. doi: 10.1136/bmj.f6008.

Insuficiencia renal: El tratamiento antihipertensivo, una eficaz prevención del riesgo cardiovascular


La reducción de la presión arterial ha demostrado ser una estrategia eficaz para la prevención de eventos cardiovasculares en personas con insuficiencia renal moderada, aunque los datos no permiten decantarse hacia algún grupo específico de antihipertensivos.

Con el objetivo de concretar los efectos preventivos cardiovasculares derivados de la reducción de la presión arterial en las personas con enfermedad renal crónica, se ha llevado a cabo una revisión sistemática con meta-análisis a partir de 26 ensayos clínicos (152.290 participantes, incluidos 30.295 con reducida tasa de filtración glomerular: TFG< 60 ml/min/1.73m2) con fármacos antihipertensivos que tuviesen al menos 1.000 pacientes-año de seguimiento por brazo de tratamiento. Los resultados mostraron que, en comparación con el placebo, los regímenes de reducción de la presión arterial reducen el riesgo de eventos cardiovasculares mayores en alrededor de un sexto (17%) por cada 5 mm Hg de reducción de la presión arterial sistólica en pacientes con (RR= 0,83; CI95% 0,76 a 0,90) y sin reducción de TFG ( RR=0,83; CI95% 0,79 a 0,88). Los resultados fueron similares, independientemente del grupo de fármacos antihipertensivo utilizado para reducir la presión arterial.

Blood Pressure Lowering Treatment Trialists’ Collaboration. Blood pressure lowering and major cardiovascular events in people with and without chronic kidney disease: meta-analysis of randomised controlled trials. BMJ. 2013; 347: f5680. doi: 10.1136/bmj.f5680.

L. Terapia antineoplásica y agentes inmunomodulares Cáncer de páncreas: Gemcitabina incrementa la supervivencia

Cáncer de páncreas: Gemcitabina incrementa la supervivencia


Entre los pacientes con cáncer de páncreas a los que se ha procedido a su extirpación completa, el uso de gemcitabina durante 6 meses aumentó la supervivencia global y la supervivencia libre de enfermedad.

Tradicionalmente, el pronóstico para los pacientes con cáncer de páncreas es deficiente, incluso después de la resección. La quimioterapia basada en gemcitabina es el tratamiento estándar para el cáncer de páncreas avanzado, pero su efecto sobre la supervivencia en el entorno adyuvante a la cirugía no había sido demºostrada hasta ahora. Un reciente estudio ha analizado el efecto del tratamiento adyuvante con gemcitabina (1 g/m2, los días 1, 8 y 15, cada 4 semanas) durante 6 meses, en comparación con la simple observación.

Un total de 368 pacientes fueron asignados aleatoriamente a uno de los dos brazos de estudio, y 354 fueron elegibles para su intención de tratar de análisis. La supervivencia libre de enfermedad fue de 13,4 meses (IC95% 11,6 a 15,3) en el grupo de tratamiento, en comparación con 6,7 meses (IC95% 6,0 a 7,5) en el grupo de observación, lo que implica una reducción del riesgo del 45% (HR= 0,55; IC95% 0,44 a 0,69; p <0,001). Los pacientes asignados al tratamiento adyuvante con gemcitabina mostraron un menor riesgo global de muerte en comparación con los asignados a observación sola (HR= 0,76; IC95% 0,61 a 0,95; p= 0,01), siendo la supervivencia global a los 5 años del 20,7 % (IC95% 14,7 a 26,6) vs 10,4% (IC95% 5,9 % a 15,0 %) , respectivamente, y a los 10 años la del 12,2 % (IC95% 7,3 a 17,2) frente al 7,7% (IC95% 3,6 a 11,8).

Oettle H, Neuhaus P, Hochhaus A, Hartmann JT, Gellert K, Ridwelski K, Niedergethmann M, Zülke C, Fahlke J, Arning MB, Sinn M, Hinke A, Riess H.Adjuvant chemotherapy with gemcitabine and long-term outcomes among patients with resected pancreatic cancer: the CONKO-001 randomized trial. JAMA. 2013; 310(14): 1473-81. doi: 10.1001/jama.2013.279201.

Alopecia androgénica

Concepto

Fig. 1. Patrón de MAGA y FAGA según Hamilton (1951).

Fig. 1. Patrón de MAGA y FAGA según Hamilton (1951).

Fig. 1.1 Ludwig (1977) respectivamente.

Fig. 1.1 Ludwig (1977).

Fig. 2 Estructura de un folículo pilosebáceo.

Fig. 2 Estructura de un folículo pilosebáceo.

4_ases_farma

La alopecia androgénica (AGA) es la forma más común de calvicie y es considerada como un proceso fisiológico que afecta a muchos varones y a algunas mujeres. La alopecia androgénica masculina (MAGA) comienza con la recesión progresiva de la línea frontoparietal, seguida de aclaramiento del vertex (coronilla), y su estadio final es la llamada calvicie hipocrática con pelo en las regiones supraauriculares y occipital inferior. La alopecia androgénica femenina (FAGA) sigue un patrón de aclaramiento difuso con mantenimiento de la línea frontotemporal. Sin embargo, estos dos patrones no son exclusivos de cada sexo, pudiendo los varones presentar el patrón femenino o las mujeres el patrón masculino (Fig. 1), aunque no es lo habitual.

La alopecia androgénica se produce por la transformación progresiva del pelo terminal del cuero cabelludo en pelo velloso mediada por los andrógenos en personas genéticamente susceptibles. El pelo terminal es largo y duro, su tallo está formado por corteza y médula, y es pigmentado. La porción intradérmica del tallo (raíz) es rodeada por el folículo y se ensancha en profundidad formando el bulbo y la matriz pilosa, vascularizada por la papila (Fig. 2). Papila y bulbo se localizan en dermis profunda pudiendo incluso alcanzar la hipodermis. Unidos a la estructura folicular se encuentran el músculo erector del pelo y la glándula sebácea. Son pelos terminales los del cuero cabelludo, cejas, pestañas, vibrisas nasales, del conducto auditivo y el pelo sexual (axilar, púbico, barba y tórax), que inicialmente es de tipo velloso y es inducido por acción androgénica a pelo terminal. El pelo velloso carece de médula y de pigmento, es corto y fino, y muchos carecen de músculo erector. El bulbo es más superficial y está localizado en dermis superior. Están en toda la superficie corporal salvo en palmas y plantas de pies, mucosas y falanges distales de dedos.

El ciclo biológico del pelo consta de 3 fases:

  • Fase anagénica o de crecimiento: Fase de crecimiento activo, con gran proliferación de la matriz. Dura entre 2 y 5 años en el cuero cabelludo, mientras que se reduce a unos tres meses en las cejas.
  • Fase catagénica o de involución: Se detiene la multiplicación matricial y por tanto el crecimiento. El bulbo se ensancha, pasando a denominarse «clava». Dura de 2 a 3 semanas.
  • Fase telogénica o de reposo: El bulbo se retrae por fibrosis, ascendiendo. El tallo pierde su adherencia al folículo y el pelo cae. Dura unos 3 meses, con gran variabilidad. Posteriormente comienza de nuevo en el mismo folículo la actividad anagénica que crea un nuevo pelo.

De los aproximadamente 100.000 folículos existentes en el cuero cabelludo, con una media de 600-630/cm2, en torno al 80% se encuentran en fase anagénica y su crecimiento individual es independiente en el ser humano, no existiendo ondas sincronizadas como ocurre en algunos animales. La longitud del pelo varía proporcionalmente a la duración de la fase anagénica, aunque puede haber algunos estímulos exógenos que pueden afectarla; sin embargo, una misma sustancia puede tener efectos diferentes e incluso opuestos, según las características del folículo (sensibilidad y capacidad metabólica). Se considera normal o fisiológica la pérdida de hasta un centenar de cabellos al día, sin que ello implique la existencia de alopecia.

Epidemiología

La alopecia tiene una elevada prevalencia, en torno al 50%, en los varones mayores de 50 años de raza blanca, y aproximadamente el 25% de los mayores de 30. También afecta a las mujeres blancas y personas de otras razas, aunque la prevalencia no llega al 10%. La importancia que las personas dan a la alopecia es muy alta, hasta el punto de suponer hasta un 8% de las consultas dermatológicas en España. En el hombre, la caída del cabello comienza hacia los 17-18 años, siendo máxima en la década de los 20. El patrón es característico, y se suele acompañar de seborrea del cuero cabelludo, aunque ésta no es la causa desencadenante. En la mujer también ocurre la caída, comenzando hacia los 25 años, y afectando sobre todo a la zona interparietal. Sin embargo, a diferencia del varón, conserva la línea anterior del pelo, aunque en la menopausia puede empeorar.

Etiología

La alopecia androgénica consiste en realidad una miniaturización del folículo, caracterizada histológicamente por un aumento de la proporción de folículos en fase telógena. Las vainas foliculares por causas desconocidas liberan citoquinas, especialmente IL-1, que pueden originar un proceso compatible con inflamación en esta zona folicular. Este proceso quimiotáctico atrae hacia el folículo linfocitos T y mastocitos, capaces de incrementar la capacidad de síntesis de los fibroblastos próximos. Una mayor síntesis de colágeno origina una mayor reticulación del folículo, que origina una fibrosis perifolicular y una cierta esclerosis que dificulta la actividad anágena y el desplazamiento de la papila capilar dérmica hasta zonas más profundas de la dermis. En estas circunstancias se reduce el tamaño del nuevo folículo y el cabello se miniaturiza, convirtiéndose en vello.

El origen del proceso es plurifactorial y en ella intervienen factores genéticos y hormonales, aunque no puede excluirse la participación de otros, como los ambientales, la alimentación, el empleo de determinados productos de higiene corporal o de belleza, etc. El término de «alopecia seborreica» es antiguo y erróneo, ya que se asignaba al aumento de la secreción sebácea del cuero cabelludo el origen de la alopecia. Actualmente, como se ha indicado, son los factores genéticos y hormonales (estos últimos, eventualmente relacionados con los primeros) los principalmente implicados en la alopecia androgenética.

  • Factor genético: No se sabe exactamente cómo se hereda la caída del cabello de patrón masculino. En contra de la creencia popular, no todo varón cuyo padre tenga una alopecia androgenética deberá padecerla. De hecho sólo la padecen el 18% de los hijos de padres (incluida la madre) afectados por este tipo de alopecia. No obstante, hay acuerdo en que la herencia es un hecho fundamental para padecerla, aunque lo más probable que participen varios genes y no se daba exclusivamente a un único gen.
  • Factor hormonal: La testosterona es transformada en su metabolito activo (al menos, en próstata, testículos, cápsulas suprarrenales y folículos pilosos), la 5-alfa-dihidrotestosterona (5α-DHT) por acción de la 5-alfa-reductasa. Este metabolito, que corresponde al 5% de toda la testosterona circulante, tiene una afinidad para el receptor androgénico tres veces más alta que la testosterona y 15-30 veces más alta que los andrógenos suprarrenales. Su produce en el cuero cabelludo el paso de pelo terminal a velloso, mientras que provoca lo contrario durante la pubertad con el pelo púbico, que pasa de velloso a terminal. Los cambios en los niveles de andrógenos pueden afectar la producción de cabello; por ejemplo, después de los cambios hormonales de la menopausia, muchas mujeres encuentran que el cabello en la cabeza se adelgaza, mientras que el cabello facial es más grueso.
  • Otros factores: Otros factores son las deficiencias proteicas y vitamínicas, el estrés y la fatiga. Además de ellos, la anemia y ciertos medicamentos también pueden acentuar la caída de cabello. Pese a lo que antiguamente se sospechaba, no hay relación directa con la hipersecreción grasa (sebácea), el uso de sombrero ni el descuido del cabello.

Tratamiento

Han sido múltiples los tratamientos que se han ofertado a lo largo de la historia, desde vitaminas, aminoácidos, hierbas exóticas, hasta láser de baja energía, masajes, etc, todos ellos sin resultados confirmados. Desde 1980 se dispone del tratamiento con minoxidilo tópico en concentración del 2% al 5% (la dosis superior solo debe usarse en varones, ya que en las mujeres pueden provocar hipertricosis), alarga la fase anagénica folicular activando la prostaglandina-1-sintetasa folicular con acción citoprotectora y presentando además un efecto vasodilatador. Los efectos más marcados en la estimulación del crecimiento capilar pueden tardar en aparecer hasta cuatro meses o más, y la respuesta es bastante variable entre los pacientes, aunque hasta un 60% de los varones pueden presentar algún grado de respuesta, que se mantiene, después de 6-12 meses de tratamiento ininterrumpido, en la tercera parte de los pacientes. La suspensión del tratamiento detiene el crecimiento del cabello, y en 3-4 meses se puede volver a la alopecia previa al tratamiento. El tratamiento puedeproducir dermatitis alérgicas de contacto, y, más raramente, disnea, cefalea, vértigo, neuritis, cambios en la presión sanguínea y dolor torácico.

La finasterida es un inhibidor del enzima 5-alfa-reductasa, implicada en la producción de dihidrotestosterona a partir de la testosterona. Ha sido y es utilizado en el tratamiento del adenoma benigno de próstata, pero posteriormente (a partir de la década de los 90), demostró ser también eficaz, al menos moderadamente, en la alopecia androgénica de patrón masculino, en tratamientos a largo plazo (uno o dos años) con dosis de 1 mg/día, promoviendo el rebrote capilar en dos de cada tres pacientes, aunque en cantidades no espectaculares (12-16% de media). Se utiliza por vía oral, en dosis de 1 mg/día, a varones de 19 a 42 años.

La finasterida es algo más eficaz que el minoxidilo, siendo capaz de convertir el vello en cabello terminal en más del 90% de los sujetos que lo utilizan, con los resultados significativos al año de comenzar el tratamiento. Se recomienda un seguimiento prostático mediante determinación periódica del antígeno prostático (PSA) en los varones menores de 30 años con alopecia avanzada y en los mayores de 41. No se debe usar en mujeres ni niños. Sus efectos secundarios, si se sabe escoger el paciente idóneo y se descartan enfermedades subyacentes, son raros, y menos del 5% muestran una disminución de la apetencia sexual y reducción del volumen de eyaculación, que en todos los casos son reversibles con la finalización del tratamiento. La finasterida es una sustancia que puede dar positivo en un control antidopaje, y cuya utilización se considera prohibida tanto en competición, como fuera de competición.

Para el tratamiento de la alopecia femenina se usan agentes antiandrógenos como la ciproterona, (generalmente combinada con etinilestradiol), así como la espironolactona o la flutamida, esta última indicada en el tratamiento del síndrome SAHA (seborrea, acné, hirsutismo y alopecia). En las mManifestaciones graves de androgenización; por ejemplo, hirsutismo muy intenso, alopecia androgenética severa, a menudo acompañada de cuadros graves de acné y/o seborrea, está indicada la utilización de dosis elevadas de ciproterona.

El trasplante de cabello está indicado cuando la alopecia es muy acentuada, ofrece resultados cosméticamente aceptables, mediante mini y microinjertos.

Valoración

La valoración clínica de la pérdida del cabello debe considerar especialmente el historial farmacoterapéutico del paciente, su estado nutricional, los hábitos de vida y el cuidado del cabello, la historia ginecológica en la mujer, etc. La inspección del cabello, su distribución y las áreas de alopecia proporciona una información determinante, siempre que se trate de personas con alopecia incipiente, siendo especialmente relevantes los siguientes signos:

  • Signo del pellizcamiento (maniobra de Jacquet): se trata de intentar pellizcar el cuero cabelludo afectado, si se consigue probablemente habrá una atrofia folicular (alopecia cicatricial), no reversible; por el contrario si se hace difícil pellizcar se supone que aún persisten folículos pilosos, y por tanto la alopecia podría ser recuperable (alopecia no cicatricial).
  • Signo de la pilotracción (signo de Saboureaud): ayuda a diferenciar la caída frente a la fragilidad del tallo piloso y consiste en practicar un simple estirón de un mechón de cabellos. Suele practicarse en el área temporal y aproximadamente con la misma fuerza, normalmente sólo se desprenden 1 ó 2 cabellos, pero si la cifra es superior debe considerarse que el paciente realmente pierde cabello.

Después de la alopecia androgénica, el efluvio telogénico agudo representa la forma más frecuente de alopecias en general. Es una caída difusa, reversible, menos brusca que en el caso de la alopecia androgénica, que se presenta de dos a cuatro meses después de haber actuado la causa desencadenante sobre la fase telogénica del folículo piloso. Esta pérdida es más evidente para el paciente que para el médico, ya que la pilotracción no suele ser positiva. Se relaciona con numerosas causas, como la utilización de anticonceptivos hormonales, cirugías, dietas hipocalóricas excesivas, infecciones agudas y fiebre alta, hemorragias, fármacos anticoagulantes, estrés, postparto, radiación ultravioleta, etc.

Otro tipo de alopecia difusa es la alopecia areata, que consiste en placas de cuero cabelludo sin pelo, bien delimitadas por cabellos normales fácilmente desprendibles y pelos peládicos en clava o en signo de admiración, de pocos milímetros. Puede presentarse a cualquier edad y sin diferencia de sexo. Es más frecuente en cuero cabelludo, aunque también puede aparecer en la barba y en las cejas. Un 33% de los pacientes presentan además alteraciones ungueales. El ciclo del folículo se detiene en fase anagénica, y se consideran factores desencadenantes alteraciones endocrinas (tiroideas), factores psicológicos y déficit de neuropéptidos, citomegalovirus, déficit de biotina (vitamina H) y la exposición a acrilamidas. Se asocia también a síndrome de Dawn, dermatitis atópica, y procesos autoinmunes como vitíligo, tiroiditis, anemia perniciosa, Enfermedad de Addison…

Las alopecias traumáticas (efluvios anagénicos)son debidasa traumatismos como el uso de gomas del pelo, bigudíes, secadores, trenzas, peinados en colas de caballo, peines de púas metálicas, masajes intensos, la tricotilomanía, etc. Esta última implica el arrancamiento compulsivo del cabello por el propio paciente, un hecho que se presenta en numerosas mujeres jóvenes a modo de tic y que muchas veces constituye un signo que delata cuadros de ansiedad o de otras manifestaciones de neurosis. Se presenta como una alopecia localizada o difusa en áreas con patrón atípico. No encaja con la clínica de la calvicie común, de la alopecia cicatricial o de la alopecia areata. En cualquier caso, las formas específicas de alopecia requieren un diagnóstico médico dermatológico específico.

Sólo la alopecia androgénica de patrón masculino es susceptible de tratamiento con medicamentos que no requieren prescripción médica. Por ello, cualquier signo o síntomas referido por el propio paciente que no se ajuste a los descritos para la alopecia androgénica, requerirá una evaluación clínica y el correspondiente diagnóstico y tratamiento médicos. El minoxidilo tópico se utiliza exclusivamente en adultos, administrando 1 ml cada 12 horas, aplicado sobre el cuero cabelludo, empezando por el centro de la zona afectada. La dosis no debe exceder de 2 ml/día, independientemente de la superficie tratada. Debe aplicarse con el cabello y cuero cabelludo seco, lavándose cuidadosamente las manos después de la aplicación. No se debe utilizar secador para acelerar el secado del producto, ya que puede disminuirse su efectividad. Está contraindicado en personas con antecedentes de hipersensibilidad a alguno de los componentes del preparado, así como en embarazo, lactancia (en caso de absorción sistémica se excreta con la leche materna) y menores de 18 años. No se recomienda su uso en pacientes con enfermedad arterial, arritmias cardiacas, insuficiencia cardiaca congestiva o valvulopatía. Se recomienda control clínico en pacientes con hipertensión. Existe el riesgo potencial de efectos sistémicos (taquicardia, edema, anagina), por lo que en caso de aparición deberá suspenderse el tratamiento. No debe ponerse en contacto con piel erosionada, mucosas u ojos. Si hubiera contacto accidental, debe lavarse con agua fría abundante. No se ha establecido su inocuidad y eficacia en mayores 65 años. No es recomendable el uso de pelucas durante el tratamiento, ni utilizar en caso de alteraciones dermatológicas del cuero cabelludo hasta que éstas hayan curado. La concentración al 5% requiere receta médica.

La dosis oral de finasterida en alopecia androgenética es de 1 mg una vez al día y, no hay evidencia de que un aumento en la dosis se traduzca en un aumento en la eficacia. Por lo general, se necesitan de tres a seis meses de tratamiento antes de que pueda esperarse la estabilización de la pérdida de pelo. Si se interrumpe el tratamiento, los efectos beneficiosos empiezan a desaparecer a los 6 meses y se restablece el estado previo al tratamiento al cabo de 9 a 12 meses.

No existen datos de fertilidad a largo plazo en humanos y tampoco se han realizado estudios específicos en hombres con fertilidad reducida. Aunque los estudios en animales no mostraron efectos relevantes negativos sobre la fertilidad, se han recibido algunas notificaciones espontáneas de infertilidad y/o baja calidad del semen con el medicamentos, aunque no se ha podido confirmar la responsabilidad del medicamento en estos fenómenos; no obstante, tras la interrupción del tratamiento se ha notificado la normalización y mejora de la calidad seminal. La tolerabilidad de la finasterida en estas dosis es buena y los pocos eventos adversos que pueden surgir al principio del tratamiento suelen desaparecer al cabo de algunas semanas.

Medicamentos utilizados en alopecia androgenética
Composición Vía Dosificación Dispensación Medicamentos
Minoxidilo Tópica 2% Alopexy®, Dinaxil capilar®, Lacovin®, Regaxidil®
5% R Alopexy®, Aloxidil®, Dinaxcinco®, Regaxidil®.
Finasterida Oral 1 mg R Alocare®, Lambdaxel®, Maxpil®, Propecia®, EFG.
Ciproterona + etinilestradiol Oral 2 mg + 35µg R Dialider®, Diane®, Gyneplen®, EFG
Ciproterona Oral 50 mg R Androcur®

La Atención Farmacéutica en la Universidad

atencion01

El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, la Fundación Pharmaceutical Care, la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC), la Unidad de Farmacia Clínica y Farmacoterapia de la Universidad de Barcelona y el Grupo de Investigación en AF de la Universidad de Granada constituyen un Grupo de Trabajo denominado Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria (Foro AF-FC), que busca contribuir a la implantación de los Servicios de AF (Dispensación, Indicación y Seguimiento Farmacoterapéutico) en la farmacia comunitaria y, así, preparar los cimientos para un nuevo futuro profesional en la actual oficina de farmacia, plenamente centrada en la asistencia al paciente que utiliza o necesita medicamentos y productos sanitarios.

El 12 de septiembre de 2013 Foro AF-FC organizó en la sede del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos en Madrid la Jornada-Taller “La Atención Farmacéutica en la Universidad”, con la colaboración de laboratorios Cinfa.

atencion02

El objetivo de la convocatoria ha sido asentar los cimientos de una relación más estrecha y eficaz entre la Universidad y la Profesión en lo que a las necesidades formativas de los graduados en Farmacia se refiere, para el futuro de una profesión centrada en los Servicios Profesionales y en el paciente. Y es que a pesar de los esfuerzos realizados y aun siendo objetivo declarado por la profesión, la generalización vde los Servicios de AF se ha ido demorando por múltiples causas, participando en ellas tanto la falta de un mensaje común como el amplio abanico formativo que, en ocasiones, no está centrado en la orientación clínica al paciente.

La Jornada-Taller contó con la asistencia de más de 80 personas, entre representantes de la Conferencia Nacional de Decanos, decanos de las universidades de Farmacia, docentes responsables de AF, representantes de Sociedades Científicas y farmacéuticos comunitarios de Colegios provinciales.

Se desarrolló como una jornada de participación y reflexión conjunta en base a las cuestiones que Foro AF-FC presentó en una mesa redonda y a las experiencias del Doctor Shalom I. Benrimoj (Universidad tecnológica de Sídney- Australia) y el Doctor Fernando Fernández-Llimós (Universidad de Lisboa- Portugal) que expusieron en sus presentaciones.

La Jornada contó con la participación de representantes de Facultades de Farmacia y de la Profesión Farmacéutica que participaron activamente aportando sus puntos de vista en los diversos grupos de trabajo desarrollados en la misma.

Los participantes coincidieron en destacar que la AF es absolutamente necesaria para el futuro de la Profesión, aunque consideran que, dado que todavía no se desarrolla en un amplio número de farmacias comunitarias, se estima necesario acelerar su implantación. Una de las maneras para lograr esta implantación en la Farmacia Comunitaria es que la Universidad se involucre en la docencia de los Servicios de Atención Farmacéutica (AF).

Las conclusiones se de los grupos de trabajo se han editado en un documento cuyo contenido se resume a continuación:

Resumen de Conclusiones

Las conclusiones se estructuran en tres bloques:

  1. 1.La docencia de la Atencion Farmacéutica en la Universidad
  2. 2.Investigación y Atencion Farmacéutica
  3. 3.Relación entre Profesión Farmacéutica y Universidad

1. La docencia de la AF en la Universidad

Se incluyen las conclusiones de los grupos de trabajo que tenían preguntas relacionadas con la docencia de la AF en la Universidad, en cuanto a las competencias y planes de estudio adecuados para la misma, así como la estructura y recursos necesarios.

En relación a la docencia de la AF en la Universidad, se considera que no todas las Universidades han entendido y asimilado el concepto de AF por igual, por lo que su enseñanza en el grado universitario es, en algunos casos, mejorable. Prueba de ello es que no todas las Facultades de Farmacia han sabido, podido o querido atender las recomendaciones expresadas en el Libro Blanco1 y por los organismos internacionales2 , si bien es cierto que en la mayoría de las Universidades el bajo número de créditos específicamente asignados a la docencia de la AF es uno de los mayores inconvenientes.

Los grupos de trabajo han concluido que el alumno de Grado en Farmacia debe adquirir la conciencia de ser un profesional de salud desde su ingreso en la Universidad.

1.1. Competencias en AF a desarrollar
en la Universidad

Existen unas competencias propias de la AF que deberían adquirirse desde el inicio de los estudios de Grado de Farmacia. En la actualidad, algunas de estas competencias se adquieren a través de los contenidos de diferentes asignaturas de Grado en Farmacia, pero no existe una integración entre las mismas y tienen baja carga lectiva (número de créditos).

Para mejorar las competencias en AF por parte de los estudiantes de Grado en Farmacia y su adaptación al entorno sanitario actual, los grupos de trabajo estiman que su formación debería evolucionar hacia aspectos más prácticos orientados a los Servicios Profesionales. La mayoría de las asignaturas incluidas en el Grado deberían centrarse en la asistencia al paciente, y específicamente las asignaturas básicas reenfocarse a su aplicación en el ejercicio profesional.

Las competencias específicas acordadas por los grupos de trabajo relacionadas con la docencia de la AF en la Universidad serían:

  1. Competencia para evaluar la farmacoterapia de los pacientes en una situación determinada y priorizar las necesidades de intervención.
  2. Competencia para realizar entrevistas clínicas.
  3. Competencia para la comunicación interprofesional y con pacientes.
  4. Competencia para gestionar y liderar el entorno de trabajo.
  5. Competencia para trabajar dentro del sistema sanitario.

En general, se considera necesario el establecimiento de asignaturas obligatorias de AF, y con una mayor carga lectiva, para garantizar que todos los alumnos de Grado en Farmacia adquieran las competencias específicas de AF.

Además, esta enseñanza debe incluir la aplicación de metodologías de casos y role play, potenciando la formación en técnicas de comunicación y habilidades sociales.

1.2. Barreras y facilitadores para la inclusión de estas competencias

La integración de las asignaturas relacionadas con la AF en los estudios de Grado en Farmacia se encuentra con una serie de barreras, como la rigidez de los planes de estudio, la complicada redistribución de créditos, la falta de concienciación sobre la necesidad del aumento de competencias profesionales para la Farmacia Comunitaria, los intereses creados, los problemas económicos y la baja implantación actual de la AF en la práctica farmacéutica, difícilmente modificables.

Sin embargo, también existen facilitadores de su integración, entre los que se encuentran la presión de las instituciones profesionales y de las políticas sanitarias, la demanda creciente de Servicios Profesionales Farmacéuticos por parte de la sociedad y la Farmacia Comunitaria, la vinculación del profesorado con el ejercicio profesional y de profesionales con actividad docente, la creación de convenios entre la Profesión Farmacéutica y la Universidad, el aumento de la motivación de los farmacéuticos comunitarios, la mejora en el acceso a la historia clínica del paciente y la disponibilidad de nuevas herramientas didácticas y formativas.

1.3. Estructura y recursos de la docencia de la AF en la Universidad

En términos generales, las Facultades de Farmacia no disponen en laactualidad de estructuras departamentales adecuadas para la docencia de la AF, por lo que debería impulsarse la creación de estructuras intra y/o interdepartamentales autónomas y finalistas en recursos humanos, físicos y económicos. Concretamente, los responsables de la AF en la Universidad deberían corresponderse con un perfil de profesor con experiencia docente e investigadora en AF y se debería contar, además, con la colaboración de profesionales cualificados en la materia con experiencia en Farmacia Comunitaria.

Un modelo como es el que se sigue en los estudios de Medicina, con profesorado universitario con plazas vinculadas al ámbito asistencial y profesionales asistenciales con plaza docente en la Universidad, resolvería muchos de los problemas si se contara con un número suficiente de los mismos. En este sentido, sería muy recomendable incentivar y facilitar la movilidad del profesorado universitario, y fomentar la rotación del profesorado asociado, aunque de una forma regulada mediante concurso con criterios públicos y procedimientos transparentes.

2. Investigación y AF

Se incluyen las conclusiones de los grupos de trabajo relacionadas con la investigación en AF y el papel como investigador del farmacéutico comunitario.

La investigación en AF en la Farmacia Comunitaria ha sido una actividad poco desarrollada y con una escasa producción científica. Uno de los principales objetivos de la investigación en este campo debería ser conseguir la implantación de Servicios de AF en la Farmacia Comunitaria. La limitada producción científica en esta materia es realizada por farmacéuticos comunitarios con alta motivación que, además, tienen que superar muchas barreras derivadas de su actividad diaria. Hay que destacar que este ámbito profesional, si bien dispone de medios y accesibilidad para los pacientes, precisa de metodología propia de investigación. Es, por tanto, necesario crear y fortalecer un nexo de unión entre Universidad y Farmacia Comunitaria.

Para favorecer la investigación en AF, se muestra necesario incentivar al farmacéutico comunitario, lo que además repercutirá en su desarrollo profesional. Estos incentivos deberían proceder de las administraciones públicas, y la Universidad, por su parte, debería colaborar y apoyar motivando a su alumnado y profesorado. Así se establecería una colaboración bidireccional con el farmacéutico comunitario en la investigación de la AF.

Todo esto implica un cambio respecto a la situación actual y la superación de barreras muy importantes, como la falta de tiempo, de medios, de hábitos, de reconocimiento o de apoyo, y la sobrecarga de trabajo de los farmacéuticos comunitarios, entre otras razones. Desde un punto de vista más técnico, hay un escaso número de revistas específicas con impacto significativo, y además comparten categorización con otras disciplinas en el Journal Citation Reports (JCR). Esto, dado el actual sistema de estabilización y promoción del personal en la Universidad, resulta un inconveniente para la investigación en AF. También existe la dificultad en el acceso a la historia clínica y problemas para alcanzar tamaños de muestra significativos en los estudios desarrollados en AF. Desde la Universidad no se incentiva la investigación fuera de los departamentos, a excepción de experiencias puntuales. Sería muy importante contar con la existencia de programas de investigación prioritarios en la temática de AF para minimizar los efectos de la competencia con otros ámbitos más desarrollados.

La Organización Farmacéutica Colegial, las sociedades científicas y los laboratorios farmacéuticos también juegan un importante papel en el impulso de la investigación dentro de la Farmacia Comunitaria, actuando como promotores y creando sinergias que aportan un beneficio mutuo.

Una vía de futuro para la investigación en Servicios de AF es la creación de una estructura centrada en la Práctica Farmacéutica, como se ha detallado en el punto 1.3. Y es que la AF se identifica como un área de conocimiento, con sus contenidos propios y con líneas de investigación específicas, en la que deberían confluir profesionales en este campo para la realización de las actividades de docencia, investigación y prestación de Servicios.

Todos los actores posibles, Colegios Oficiales de Farmacéuticos (COF), Consejos Autonómicos y General (CACOF y CGCOF), sociedades científicas y Universidad, deben trabajar conjuntamente en un objetivo compartido y con una coordinación efectiva de los esfuerzos de cada institución. Ello redundará en un mayor desarrollo de la investigación en AF.

3. Relación entre Profesión Farmacéutica y Universidad

Se incluyen las conclusiones de los grupos de trabajo relacionadas con los mecanismos de mejora de la interrelación entre Profesión Farmacéutica y Universidad.

Aunque actualmente ya existen mecanismos reglados dentro de la Universidad para la interlocución con la Profesión, se cree necesario dar un paso adelante, con una implicación más directa y vinculante de los profesionales en la docencia y la investigación, y viceversa.

La demanda social evoluciona constantemente. Por tanto, es necesario que la Universidad y la Profesión Farmacéutica analicen conjuntamente la nueva situación para formar a los profesionales que respondan a las necesidades cambiantes de la sociedad.

La Farmacia Asistencial se debería potenciar desde la Universidad a través de estructuras de coordinación entre Universidad y COF, CACOF, CGCOF, grupos de investigación y sociedades científicas.

Sería de gran utilidad que las sociedades científicas y los colegios profesionales emitieran informes periódicos sobre los planes de estudio, y que las Universidades los tuvieran en cuenta para posibles cambios en la estructura de los mismos, junto con la opinión de los propios egresados, entre otros elementos.

En cuanto a la reevaluación de los egresados, se considera que sería positivo para mantener las competencias de los profesionales farmacéuticos a lo largo de su vida activa un sistema de validación periódica que fomente el desarrollo profesional. Para ello, podrían conocerse y estudiarse modelos ya implantados en otras profesiones sanitarias y/o en otros países antes de formular una propuesta concreta.

También es recomendable la integración del farmacéutico comunitario en la docencia y en los grupos de investigación desde la Universidad, en tareas como el diseño y evolución de los Servicios Profesionales Farmacéuticos, y en el desarrollo de protocolos y programas para la Farmacia Comunitaria.

Los participantes de los grupos han estimado oportuno que se trabajara en un documento en el que se definan los contenidos relacionados con la AF en los planes de estudio de Grado en Farmacia. Para impulsar el desarrollo de este documento, Foro AF-FC se ofrece a colaborar con la Universidad.

Para concluir, se anima a que la Organización Farmacéutica Colegial, las sociedades científicas y la Universidad sigan trabajando conjuntamente para potenciar la formación y la investigación en AF, con el objetivo común de encaminarnos hacia una Farmacia Comunitaria especializada en la prestación de Servicios Profesionales centrados en el paciente.

Más información en:

http://www.portalfarma.com/

1 Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación. Libro Blanco. Título de Grado en Farmacia. 2006. Disponible en: http://www.aneca.es/apps/media/150368/libroblanco_farmacia_def.pdf. Último acceso: octubre de 2013.

2 Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea. Directiva 2005/36/CE- Relativa al reconocimiento de cualificaciones profesionales. Sección 7: Farmacéutico. Artículo 44: Formación de Farmacéutico. Diario Oficial de la Unión Europea 2005. Disponible en: http://www. educacion.gob.es/educa/incual/pdf/rec/03_Directiva_reconocimiento_cualificaciones.pdf. Último acceso: octubre de 2013.

Diacereína: la evaluación europea concluye que el balance benefico-riesgo es desfavorable

El nuevo Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo (PRAC) de la EMA ha concluido que el balance beneficio-riesgo de diacereína es desfavorable y ha recomendado la suspensión de su autorización de comercialización. Esta recomendación debe revisarse y ser convalidada por el Grupo Europeo de Coordinación (CMDh) del que forman parte todas las agencias nacionales de la UE. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recomienda no iniciar nuevos tratamientos con diacereína y revisar los tratamientos actualmente en curso, siguiendo la práctica asistencial habitual.

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha informado1 de las conclusiones de la evaluación llevada a cabo por el comité europeo PRAC del balance beneficio-riesgo de la diacereína.

Diacereína (diacetilreína) es un derivado antraquinónico, derivado de la reína presente en la raíz del ruibarbo, autorizado por primera vez en España en el año 2002 y actualmente comercializado bajo los nombres comerciales Artrizan®, Galaxdar®, Glizolan® y Diacereína Normon®. Su indicación autorizada es el tratamiento sintomático de la artrosis. Actúa como inhibidor de la interleukina-1. Forma parte de un grupo de medicamentos denominados fármacos sintomáticos de acción lenta para la artrosis (en inglés, SYSADOA).

El Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo (PRAC) ha finalizado la revisión del balance beneficio-riesgo de diacereína en sus indicaciones autorizadas. En base a los datos disponibles actualmente, esta revisión ha concluido que el balance beneficio-riesgo de diacereína es desfavorable, por lo que el PRAC ha recomendado la suspensión de la comercialización en la Unión Europea (UE).

Esta revisión se inició a iniciativa de la Agencia de Medicamentos francesa ante la acumulación de casos de diarrea severa, así como casos de hepatotoxicidad. Se han revisado los datos procedentes de estudios no clínicos, ensayos clínicos y estudios farmacoepidemiológicos, meta-análisis y notificación espontánea de sospechas de reacciones adversas.

Los datos procedentes de ensayos clínicos muestran que diacereína produce un efecto laxante en el 8,5-50% de los pacientes, descrito en la mayoría de los casos como un efecto leve-moderado. Sin embargo, una proporción elevada de pacientes abandonó el tratamiento (hasta un 23%) o necesitó una reducción de dosis por este motivo, y entre un 1-10% de los pacientes sufrió una diarrea definida como intensa o severa. Los casos procedentes de notificación espontánea de sospechas de reacciones adversas (RAM) muestran que en la práctica clínica se han presentado algunos casos graves de diarrea con deshidratación, alteraciones electrolíticas y hospitalización.

Además, se han observado casos de elevación de enzimas hepáticas y se han notificado algunos casos graves de daño hepático agudo en los que se ha considerado que habría una posible relación causal con la diacereína.

La información procedente de ensayos clínicos y meta-análisis2-4 , en cuanto a su eficacia, muestra una eficacia limitada en artrosis de cadera y rodilla. Además el efecto clínico es en todo caso lento, lo que obliga generalmente a utilizar tratamientos analgésicos y/o anti-inflamatorios (AINE) adicionales durante las primeras 4-6 semanas con el fin de aliviar los síntomas del paciente. Por otra parte, no hay pruebas para afirmar un efecto de diacereína sobre el deterioro estructural articular de la artrosis o en la progresión de la enfermedad a medio o largo plazo.

En cuanto a la posibilidad de establecer estrategias que puedan prevenir los riesgos observados, el PRAC ha considerado que no puede asegurarse que las posibles medidas para reducir el riesgo de diarrea y de hepatotoxicidad graves puedan ser efectivas en la práctica clínica habitual.

La recomendación del PRAC de suspender la autorización de comercialización de diacereína deberá ser ratificada por el Comité Europeo de Coordinación (CMDh), del que forman parte todas las agencias de medicamentos nacionales de la UE y, eventualmente, por la Comisión Europea, que concluirán con una decisión final y vinculante para toda la UE.

Recomendaciones

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto y a la espera de que concluya el procedimiento para la decisión final para toda la UE, la AEMPS recomienda a los profesionales sanitarios:

  • No iniciar nuevos tratamientos con medicamentos que contengan diacereína.
  • Revisar, siguiendo la práctica asistencial habitual, los tratamientos actualmente en curso, con especial atención a la presencia de efectos adversos, y valorar en caso necesario el uso de otras alternativas terapéuticas.

La AEMPS informará de la decisión final sobre este asunto y de cualquier nueva información relevante que pueda surgir sobre el mismo.

Se recuerda la importancia de notificar todas las sospechas de reacciones adversas RAM) al Centro Autonómico de Farmacovigilancia correspondiente, pudiéndose realizar a través de la web https://www.notificaram.es.

Referencias

  1. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Diacereína: la evaluación europea concluye que el balance beneficio-riesgo es desfavorable (Recomendaciones del Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo-PRAC). Nota informativa MUH (FV), 30/2013, 8 de noviembre de 2013.Disponible en la web: http://www.aemps.gob.es/informa/notasInformativas/medicamentosUsoHumano/seguridad/2013/NI-MUH_FV_30-2013-diacereina.htm (consultado 04 diciembre 2013).
  2. Rintelen B, Neumann K, and Leeb BF. A Meta-analysis of controlled clinical studies with diacerein in the treatment of osteoarthritis. Arch Intern Med 2006; 166: 1899-1906
  3. Fidelix TS, Soares BG, Trevisani VF. Diacerein for osteoarthritis. Cochrane Database Syst Rev 2006 (Review 2009): CD005117
  4. Bartels EM, Bliddal H, Schondorf PK, et al. Symptomatic efficacy and safety on diacerein in the treatment of osteoarthritis: a meta-analysis of randomized placebo-controlled trials. Ostearthritis and Cartilage 2010; 18: 289-296