El número reducido de farmacéuticos y las tareas adicionales que éstos han asumido como consecuencia de la pandemia de COVID-19, ha motivado que el Ministerio de Sanidad de Nueva Zelanda haya anunciado su intención de que el número de profesionales aumente en unos 500 durante la próxima década gracias a la formación financiada por el Gobierno y que forma parte de las futuras reformas del sistema sanitario. "El plan provisional de salud desempeñará un papel fundamental a la hora de aclarar cómo se integrarán y financiarán en el futuro los servicios de salud, incluidos los de farmacia comunitaria", han manifestado fuentes del Ministerio.