Según publica la revista Panorama Actual del Medicamento

La obesidad afecta a uno de cada diez niños españoles

MADRID, 19 DE MAYO DE 2005.- Según un informe publicado en el último número de Panorama Actual del Medicamento(*), editada por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos, la obesidad, entendida como un exceso de grasa corporal, constituye actualmente uno de los problemas de salud pública más importantes, puesto que trae consigo nefastas consecuencias para aquellos sujetos que la padecen y acarrea un importante gasto sanitario debido a las enfermedades con las que se asocia. Resulta alarmante que los expertos consideren que la obesidad es en el mundo desarrollado, en pleno siglo XXI, una de las mayores epidemias que han sucedido a lo largo de nuestra historia y sus orígenes se encuentran en los cambios que se han ido produciendo paulatinamente en nuestros modos de vida. Nos hemos vuelto sedentarios, con lo que el gasto calórico se ha reducido a límites increíbles. Es decir, el hombre gasta hoy mucha menos energía de la que consume.

A este hecho debe añadírsele la modificación de hábitos alimentarios, el estrés laboral y la velocidad de la sociedad, que impiden en muchas ocasiones llevar una alimentación adecuada, basada en la ingesta de vegetales y frutas, habiendo sido estos sustituidos por comidas rápidas con exceso de grasa y de azúcares que serán almacenados simplemente como grasa. Pero aún es más preocupante la tendencia a la obesidad que se observa en nuestros niños y jóvenes, pues se calcula que la prevalencia de la obesidad infantil en los Estados Unidos es de entre un 25% y un 30% de los niños menores de 15 años. En España los datos no son tan alarmantes, aunque se calcula que existe alrededor de un 7% y un 10%.

Uno de los parámetros utilizados para determinar si una persona es obesa o no es el Índice de Masa Corporal (IMC), que consiste en dividir el peso en kilos, entre la talla en metros, elevada al cuadrado. No obstante, dicho índice resulta poco fiable tanto en la infancia como en la adolescencia, en ancianos y en personas muy musculosas. A pesar de esto, el índice IMC permite clasificar la obesidad en tres grados como se muestra en la tabla:

CLASIFICACIÓN DEL SOBREPESO Y OBESIDAD SEGÚN EL IMC (SEEDO 2000)

Peso insuficiente

< 18,5

Obesidad tipo I

30 – 34,9

Peso normal

18,5 – 24,9

Obesidad tipo II

35 – 39,9

Sobrepeso grado I

25 -26,9

Obesidad tipo III (mórbida)

40 – 49,9

Sobrepeso grado II (preobesidad)

27 – 29,9

Obesidad tipo IV (extrema)

> 50

En el informe publicado por Panorama Actual del Medicamento se advierte de que la obesidad es una patología asociada a la disminución en la esperanza de vida, al aumento de prevalencia de litiasis biliar, hígado graso, gota, artrosis, insuficiencia venosa periférica, tromboembolismo, y hernia hiatal. También es un factor de riesgo cardiovascular y está relacionado con la diabetes mellitus, hipertensión, hiperlipemia y hasta con algunos tipos de cáncer. Otro agravante a considerar es el consumo de tabaco, ya que las alteraciones que produce este hábito en los obesos son especialmente marcadas (daño endotelial, alteración sobre los lípidos, alteraciones de los mecanismos procoagulantes – anticoagulantes etc.) En definitiva, el exceso de grasa puede suponer un riesgo importante desde el punto de vista de la salud y dicho riesgo se incrementa cuando el sobrepeso supone el 20 o el 25% del peso del individuo.

OBESIDAD INFANTIL

La mayoría de los niños obesos sufrirán a lo largo de su vida adulta desarreglos ortopédicos, y problemas dermatológicos y psíquicos entre otros males. Para evitarlo, los expertos recomiendan un tratamiento basado en el consejo dietético y en la práctica del ejercicio físico, para regular el peso de forma razonable, cuando el percentil del sobrepeso sobrepase al de la talla.

Es de gran importancia consultar al endocrino para que evalúe la obesidad en el niño, porque el niño “gordito” tiene muchas probabilidades de convertirse en adulto obeso, con todas las implicaciones que eso conlleva. No se debe olvidar que la obesidad tiene un impacto negativo sobre la aceptación grupal del adolescente y la autoestima, lo que la convierte en un factor negativo para la obtención de un estado de felicidad y bienestar para el muchacho.

En este sentido, interesa señalar que los niños obesos mayores de 6 años tienen una probabilidad del 50% de seguir siéndolo en la edad adulta. Asimismo, entre el 70% y el 80% de los adolescentes que sufren problemas de obesidad, continuarán padeciéndola de mayores. Como la mejor manera de evitar una obesidad adulta es prevenirla desde la más tierna infancia, los padres deben entender que no es necesario terminar hasta la última gota de leche en la lactancia y que debe evitarse ofrecer alimentos a los niños sólo para distraerlos o tenerlos ocupados.

(*) El informe íntegro de la revista Panorama Actual del Medicamento puedes consultarlo en la Sala de Prensa de www.portalfarma.com