Contemplado con perspectiva, el año 2020 ha supuesto para la profesión un esfuerzo intenso, que ha contribuido a consolidar la legitimidad social de la entidad.
El presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, Jesús Aguilar, repasa a continuación el contexto del año que se resume en este informe, la estrategia, las acciones del Consejo, sus principales impactos y las tendencias que pueden marcar el futuro próximo.

La pandemia de COVID-19 ha marcado la agenda del Consejo en 2020. ¿Cuáles fueron los principales desafíos?

Sin duda este ha sido el año más difícil que hemos vivido como ciudadanos y también como farmacéuticos. Desde el Consejo General y los Colegios de Farmacéuticos hemos sido enormemente proactivos, poniendo en marcha soluciones excepcionales teniendo como máxima obsesión garantizar la continuidad de los tratamientos de los pacientes, asegurando la mejor atención farmacéutica para el conjunto de la población. Hemos demostrado nuestra gran raza sanitaria como profesión en esta crisis, nuestra vocación de servicio público desde las farmacias, los hospitales, la distribución e industria, la investigación, los analistas clínicos o la salud pública. Al principio, en marzo de 2020, el principal desafío era garantizar la atención farmacéutica y asegurar la protección y seguridad de los farmacéuticos, dotarlos de información y protocolos que les permitiese seguir desarrollando su labor esencial para la población. Vivimos el drama del desabastecimiento de productos esenciales para la protección, una protección que reclamamos insistentemente a las autoridades sanitarias y que no recibimos. Solo en el primer mes de pandemia, los farmacéuticos comunitarios prestaron atención a más de 30 millones de ciudadanos en las farmacias, otros 2,2 millones fueron asistidos vía telefónica, y 850.000 en sus propios hogares. Un trabajo, el de todos los farmacéuticos en primera línea, que nunca habremos agradecido lo suficiente, porque si no hubiésemos estado ahí con esa cruz verde que nunca se apaga, habríamos vivido otra pandemia, muchísimo más dura para el conjunto de la población.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es presenta.jpg

La estrategia del Consejo, formulada antes de la pandemia, se divide en tres grandes ejes (somos sociales, somos asistenciales, somos digitales). ¿Ha servido esta crisis para revelar nuevas oportunidades para la profesión farmacéutica? ¿Qué progresos concretos destacaría dentro de cada uno de esos tres ámbitos?

Lo cierto es que la pandemia ha reforzado aún más estos tres campos. Podría decir que incluso fuimos visionarios en la estrategia planteada, ya que estos han sido los tres pilares fundamentales de nuestra actuación, y gracias al trabajo que ya teníamos desarrollado hemos podido dar una respuesta más ágil a la sociedad. La entrega y vocación de servicio demostrada por toda la profesión farmacéutica, en todos los ámbitos de ejercicio profesional, ha reforzado sin duda nuestro papel en la sociedad, que se ha hecho más visible que nunca, reforzando nuestra reputación y compromiso social. Como profesionales sentimos que tenemos mucho que devolver a la sociedad y, por ello, estamos constantemente intentando convencer al sector público de todo lo que nuestra red puede aportar en el ámbito social, ante retos tan urgentes como la despoblación, con una sólida Agenda Social y Sanitaria, y con acciones como Mascarilla-19, de los Colegios Canarios, que hemos impulsado también desde el Consejo durante la pandemia.
Por otra parte, el desarrollo de la Farmacia Asistencial es el eje principal de nuestro Plan estratégico, con sólidos proyectos como Nodofarma Asistencial, la guía de Foro de Atención Farmacéutica de Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales, el impulso de la red de formadores colegiales, Red FoCo, facilitadora para la transformación asistencial de la farmacia, o las accione anuales de HazFarma. En cuanto a la digitalización, proyectos como CISMED – para la detección de situaciones generalizadas de suministro irregular de medicamentos – o las recetas electrónicas privadas han sido fundamentales. Gracias al trabajo que teníamos ya desarrollado hemos podido responder con agilidad e inmediatez, evitando problemas de suministro de medicamentos, facilitando mascarillas a la población vulnerable, o habilitando un sistema de contingencia para la Receta Electrónica Privada.

Buena parte del esfuerzo realizado durante estos meses se ha enfocado a fortalecer el papel del farmacéutico dentro del Sistema Nacional de Salud, poniendo de relieve su capacidad de contribuir a que el sistema sea más eficaz (capaz de llegar a más personas) y más sostenible (se reducen muchos costes de tiempo y dinero). ¿Cree que hoy se reconoce el papel del farmacéutico en las instituciones? ¿Y entre los ciudadanos?

Sin duda el enorme trabajo desarrollado por los farmacéuticos ha sido absolutamente reconocido por los pacientes y por el conjunto de la sociedad, como nos han dicho las encuestas. La entrega y vocación de servicio demostrada ha reforzado nuestro papel en la sociedad, que se ha hecho más visible que nunca, consolidando nuestra reputación y compromiso social. En las administraciones el reconocimiento y el aprovechamiento de nuestro potencial asistencial ha sido desigual. Como sistema sanitario, en el marco de cogobernanza, hemos vuelto a ver que tenemos 17 sistemas sanitarios. Ha habido comunidades más sensibles al papel que podemos jugar los farmacéuticos, y ahí están siempre los magníficos resultados de los proyectos desarrollados por las farmacias en algunas Comunidades Autónomas. Desde el Consejo General nos volcamos desde el primer momento en diseñar y liderar una acción política coordinada de toda la profesión a nivel nacional, y en apoyar a todos los Colegios y Consejos Autonómicos en sus propuestas a las Comunidades Autónomas en el marco de cogobernanza y descentralización de competencias. Les hemos dado soporte con herramientas de formación, información, comunicación y estrategia política, con documentos de posicionamiento y procedimientos. Es evidente que el momento actual requiere que todos los que formamos parte del sistema sanitario sumemos esfuerzos para ir en la misma dirección, para ser capaces de adaptarnos a las necesidades sociales y aportar soluciones ágiles a los desafíos y retos que tenemos delante. La pandemia está demostrando que las farmacias pueden tener un papel sanitario mucho mayor.

En línea con esto último, ¿cuál es la valoración que le han transmitido los profesionales de lo que han vivido en los últimos meses?

Pues ha habido muchos sentimientos y valoraciones encontradas. El principio de primera ola fue terrible, y asumimos más riesgos de los profesionalmente exigibles. Llegó a haber 65 farmacias cerradas por el contagio de todo su personal, pero la solidaridad de los compañeros y la acción de los Colegios permitió generar soluciones para garantizar el continuado acceso a los medicamentos, e incluso en los peores momentos el 99,8% de las farmacias han estado siempre abierta. Lamentablemente el coste ha sido muy elevado, con 24 profesionales de las farmacias fallecidos, por estar en primera línea.
Como el conjunto de la sociedad, los farmacéuticos hemos vivido una gran incertidumbre pero con el claro objetivo, el de dar lo mejor de nosotros mismos para intentar salir cuanto antes de esta terrible crisis. Como el resto de profesionales sanitarios, hemos sido ejemplo de profesionalidad y dedicación en todos los ámbitos: en la investigación, en los hospitales, en la industria, en la distribución, en los laboratorios clínicos, en la salud pública y en las farmacias. Cuando parecía que nada funcionaba, cuando todo estaba cerrado, la Farmacia ha estado al lado de la sociedad, como un reloj de precisión, siempre de guardia.

La profesión farmacéutica cuenta con más de ocho siglos de historia. Hoy, el mundo se enfrenta a un momento crucial en el que tiene que hacer frente a una pandemia, pero también a la emergencia climática o la desigualdad. ¿Cómo reinventarse?

Los farmacéuticos llevamos 800 años de trayectoria. Desde los farmacéuticos en las abadías, se pasó a los farmacéuticos que hacían remedios con plantas medicinales, luego llegó la formulación magistral, más tarde surgieron los farmacéuticos de la industria, y de ahí el ejercicio enfocado a las necesidades sanitarias y farmacoterapéuticas de los pacientes. En toda su historia, la profesión farmacéutica ha ido adaptando su ejercicio profesional a la realidad de cada momento. Una profesión que en este siglo está plenamente comprometida con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con los que hemos alineado nuestro plan estratégico. Por eso muchas de nuestras acciones son respuesta a grandes desafíos como frenar la brecha de desigualdad, mejorar la atención a pacientes y colectivos vulnerables, contribuir a la sostenibilidad medioambiental y a la reducción de la huella de carbono. Una farmacia comprometida para no dejar a nadie atrás, para impulsar el desarrollo en un entorno saludable. Y en esta línea hemos renovado el compromiso con el Pacto Mundial, cuyos diez principios constituyen también un pilar básico de nuestra toma de decisiones.

Resumimos en esta memoria un año intenso, de aprendizajes para todos, donde se han abierto muchos frentes. ¿Cuáles son las principales lecciones que han extraído? ¿Qué retos vislumbra para el sector sanitario en el futuro próximo y cómo lograrán los profesionales abordarlos con éxito?

De cara al futuro, siempre se puede mejorar, pero si algo nos ha enseñado 2020 es que poco podemos hacer sin el respaldo de las administraciones. Creo que si tenemos que resumir los aprendizajes de esta crisis en una sola idea, es que no hay sostenibilidad económica y social, sino invertimos con determinación en la Sanidad, y en la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos. Los gobiernos tienen que comprender y aprender que los medicamentos no pueden concebirse como un gasto sino como una inversión que ahorra miles de costes y que salva millones de vidas. Solo los medicamentos – las vacunas –pueden conseguir que salgamos de esta profunda crisis sanitaria, económica y social. Y para el futuro próximo, para el escenario que tenemos que abordar como país soy optimista, y creo que como dije en la Comisión de Reconstrucción del Congreso de los Diputados, sin los farmacéuticos no habrá reconstrucción posible, y esto es algo que tienen que tener completamente claro todas las administraciones. Garantizar la sostenibilidad de la red de farmacias por su labor sanitaria y social e impulsar el papel asistencial del farmacéutico en integración con el Sistema Nacional de Salud, son claves en este camino.

¿Algo para terminar?

Invito a todos a descubrir en este informe el trabajo desarrollado por el Consejo General en 2020 y aprovecho para reiterar mi agradecimiento y absoluto reconocimiento a todos los farmacéuticos españoles que han hecho una labor fundamental para el conjunto de la sociedad, en el año más difícil que sanitariamente hemos vivido, como ciudadanos y especialmente como farmacéuticos.