El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) ha publicado las “lecciones aprendidas” de las medidas establecidas a nivel europeo contra la pandemia de COVID-19. En un comunicado hecho público la directora del ECDC, Andrea Ammon, instó a “estar mejor preparados” para “futuras crisis de salud pública”. Esto debe hacerse “a través de acciones en diferentes áreas, incluyendo la inversión y el fortalecimiento del personal de salud pública, la mejora de la vigilancia de las enfermedades infecciosas, la mejora de la comunicación de riesgos y la participación de la comunidad, y la adopción de la colaboración entre organizaciones, países y regiones”, apuntó.
Para Ammon “la pandemia de COVID-19 nos ha enseñado lecciones valiosas, y es importante revisar y evaluar nuestras acciones para determinar qué funcionó y qué no. Necesitamos estar mejor preparados para futuras crisis de salud pública”.
El informe destaca dos áreas estratégicas que requieren compromiso organizativo y político e inversión a nivel nacional. Estas áreas están estrechamente interconectadas. Un área es la inversión en la fuerza laboral de salud pública. Es de vital importancia reclutar, capacitar y retener a profesionales de la salud pública, y atraer a profesionales jóvenes, especialmente a medida que la fuerza laboral actual de salud pública está envejeciendo, así como planificar la capacidad de aumento repentino de demanda de estos profesionales al responder a una crisis de salud pública.
La otra área estratégica se relaciona con las mejoras y la inversión en la planificación de la preparación y la necesidad de una estructura formalizada de toma de decisiones y gestión de crisis que apoye el trabajo intersectorial. Además, la legislación que rige el control de las enfermedades transmisibles también debe actualizarse y tener en cuenta las consideraciones éticas y los derechos humanos.