La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha publicado una guía para las organizaciones de pacientes y profesionales sanitarios con una serie de directrices y ejemplos de buenas prácticas para ayudarles a prevenir y gestionar la escasez de medicamentos de uso humano.
El informe se basa en las prácticas e iniciativas existentes en los distintos Estados miembros de la Unión Europea y se incluye como ejemplo iniciativas como el proyecto Digital Health Europe Twinning. Proyecto llevado a cabo por el Consejo General de Farmacéuticos junto a otras delegaciones farmacéuticas europeas y cuyo germen es el Centro de Información sobre el Suministro de Medicamentos (CISMED), que también es citado entre los sistemas de detección de posibles problemas de suministro.
La falta o menor disponibilidad de medicamentos representan un problema creciente en la UE y en el mundo, y se ha visto amplificado por la pandemia de COVID-19. Así, se recoge en la introducción del documento que afecta a medicamentos de todas las clases y cada vez más a los países europeos. Esto puede tener un impacto significativo en la atención al paciente, ya que puede provocar, entre otros, el retraso de los tratamientos y obligar a los pacientes a utilizar alternativas que pueden ser menos eficaces o aumentar el riesgo de errores de medicación. En opinión de la EMA, el uso de alternativas también puede dar lugar a efectos adversos causados por interacciones y a resultados de tratamiento subóptimos, lo que puede generar costes sanitarios adicionales.