La gripe es una infección producida por un virus, que se caracteriza por fiebre elevada, que suele durar entre 3 y 7 días, acompañada de dolor muscular y de cabeza, malestar general, cansancio, tos seca, falta de apetito y dolor al tragar. Al tratarse de una infección viral, no se soluciona con tratamiento antibiótico, que sólo es útil si la infección es producida por bacterias.
Todos los años, las autoridades sanitarias de nuestro país ponen en marcha durante el mes de octubre la campaña de vacunación antigripal, dirigida a los grupos de riesgo. Estos grupos están compuestos por los mayores de 60 años, los adultos y niños con patologías crónicas, y aquellas personas con capacidad de transmitir la gripe a personas de riesgo. Entre estos últimos estarían, entre otros, el personal sanitario, los trabajadores sociales, o los empleados de residencias de ancianos. También es aconsejable vacunar a las personas que trabaja en el sector avícola.
Una vez administrada la vacuna, la protección eficaz comienza a los 10 días y dura hasta 6 meses, lo que hace necesaria la vacunación anual. Las vacunas se administran en centros de salud, residencias de ancianos, domicilios particulares cuando la situación lo requiera, hospitales y centros de prevención. No hay que olvidar que la vacunación es únicamente preventiva, y que una vez se ha producido el contagio, el único tratamiento eficaz es aquel destinado a combatir los síntomas, es decir analgésicos para el dolor muscular, antipiréticos para la fiebre, descongestivos nasales, mucolíticos y expectorantes, y antitusivos para la tos.
En ocasiones, hay que tener en cuenta que tras la vacunación se puede producir una reacción a las horas de la administración, consistente en fiebre, malestar y otros síntomas, que a veces llevan al paciente a creer erróneamente que la vacuna le ha producido gripe. No obstante, ante cualquier indicio que haga sospechar de complicaciones debe ser motivo suficiente para acudir al médico.
Por último recuerde que a aunque la vacunación es el método principal para el control de la gripe, los agentes antivirales pueden jugar un papel importante en la prevención y el tratamiento de la infección en casos especiales.
No lo olvide: pregunte siempre a su farmacéutico, él le informará sobre estas y otras cuestiones relacionadas con la salud y el medicamento.