El color de la piel está determinado por la cantidad y tipo del pigmento, la “melanina” , pigmento producido exclusivamente por unas células especializadas llamadas melanocitos .
El hecho de que la piel se broncee como consecuencia de la exposición a los rayos solares, constituye una reacción defensiva de la piel y evita que se queme y se dañen los núcleos celulares.
La clasificación de tipo de piel, conocida como fototipo, depende de la cantidad de melanina en la piel. Se evalúa en una escala de 1 a 6, y realmente se trata de un sistema de clasificación basado en la sensibilidad de una persona a la luz solar. Las personas con piel de tipo I y II están expuestas a un mayor riesgo de presentar lesiones de fotoenvejecimiento , incluyendo las arrugas y cáncer de piel.
Tipo I . Son personas con piel blanca, pelirrojos, con ojos azules y muchas pecas. Presentan fácilmente quemaduras importantes después de exponerse al sol. No se broncean nunca.
Tipo II . Son rubios, con ojos azules o verdes . Se queman con facilidad y en alguna ocasión llegan a broncearse.
Tipo III . Corresponde a la raza caucásica. Tienen ojos grises, pelo castaño, raramente se queman y llegan a broncearse, si consiguen no quemarse.
Tipo IV . Son morenos de piel y con ojos marrones o negros. Sufren quemaduras mínimas y se broncean muy fácilmente.
Tipo V . Tienen piel y ojos muy oscuros. Habitualmente no se queman y se broncean rápidamente y de color muy intenso.
Tipo VI . Correspondería a la raza negra. En alguna ocasión también pueden quemarse.
La respuesta de un individuo a la radiación solar depende en gran parte de su fototipo cutáneo, que deberá ser tenido a la hora de recomendar un fotoprotector adecuado. Además, hay que tener en cuenta edad y circunstancias de exposición solar . En este punto el consejo farmacéutico resulta de gran ayuda y debemos orientar de forma activa al consumidor.