Nuestro organismo funciona adecuadamente cuando contiene todos los elementos que cada órgano de nuestro cuerpo necesita. Los alimentos contienen nutrientes, que son las sustancias necesarias para nuestro organismo, como agua, proteínas, hidratos de carbono, grasas, fibra, vitaminas y minerales. Además, los alimentos aportan las calorías necesarias como combustible orgánico. Aunque todos los alimentos contienen diferentes nutrientes, éstos se clasifican dependiendo de la mayor o menor cantidad de calorías.
Los alimentos ricos en carbohidratos tienen que alcanzar de 4 a 6 raciones al día. El pan, el arroz, la pasta, las patatas y las legumbres, deben constituir la base de la alimentación para cubrir nuestras necesidades de carbohidratos. El mayor o menor número de ingesta de proteínas depende de la fase de la vida en la que uno se encuentre. Las demandas son máximas en la niñez y la adolescencia, así como en las mujeres gestantes y en el periodo de lactancia. Las proteínas las encontramos en alimentos como los huevos, el pescado, la carne, las legumbres y los cereales.
Los alimentos ricos en fibra y vitaminas son las frutas y las verduras, y debemos tomarlas un par de veces al día. Por otra parte las grasas están contenidas en el aceite de oliva, la mantequilla, la carne y la leche, y constituyen un nutriente indispensable en la dieta. Hay alimentos que contienen grasa no-visible como carnes y embutidos, pastelería y bollería industrial, lo que hace conveniente controlar su ingesta. En cambio mantenemos el aceite de oliva, y sólo se disminuirá la ingestión de mantequilla si su consumo es excesivo.
Para organizar las comidas de la semana es recomendable mantener las bases de una alimentación tradicional, la denominada dieta mediterránea. A pesar de la diversidad de costumbres alimenticias, podemos distinguir unos puntos comunes. El trigo como base de elaboración del pan, el aceite de oliva, una gran variedad de legumbres, verduras, hortalizas, frutos secos y frutas. Sin olvidarnos de la uva y el vino. Y por último nuestras carnes y pescados. La característica de la dieta mediterránea es la variedad y proporcionalidad de componentes fundamentales.
En conclusión, la tendencia actual es reivindicar las costumbres dietéticas de nuestra zona a través de una alimentación rica en hidratos de carbono, moderada en carne, leche, mantequilla y queso. Con variadas y abundantes frutas, hortalizas frescas y legumbres. Y en la que predomina el pescado, el aceite de oliva. También es buena costumbre tomar un vaso de vino en las comidas.