Se habla de hipercolesterolemia cuando existen niveles de colesterol por encima del valor normal. Los valores de referencia varían según los autores o estudios, pero se puede hablar de hipercolesterolemia cuando existe un nivel de colesterol total superior a 250 mg/ml. Si esta cifra es elevada, se recomienda realizar un perfil lipídico completo:
colesterol total, c-LDL, c-HDL y triglicéridos.

El colesterol es un tipo de grasa que circula por la sangre y que interviene en muchos procesos del organismo. Gracias a él, se sintetizan o fabrican algunas hormonas. Además, el colesterol es necesario para la digestión de las grasas e interviene en la formación de ácidos biliares o bilis. También forma parte de todas las membranas celulares del organismo. Sin embargo unos niveles altos de colesterol en la sangre son un factor de riesgo en enfermedades cardio-vasculares como la embolia, trombosis, etc.

El colesterol que existe en nuestro cuerpo es el resultado, por una parte, del colesterol producido por nuestro propio organismo y por otra, del que nos llega a través de la alimentación, fundamentalmente de los productos de origen animal.

Para ser transportado por la sangre, el colesterol utiliza unas partículas especiales llamadas lipoproteínas. Existen varios tipos de estas partículas especiales. Unas se conocen como LDL-colesterol, popularmente conocido como "colesterol malo" porque es el que tiende a depositarse en las paredes de los vasos sanguíneos. Esta forma de colesterol tiende a aumentar cuando se come mucha grasa de origen animal, quesos grasos, o embutidos. Por otro lado está el HDL-colesterol, que actúa contrariamente al anterior, favoreciendo la movilización del colesterol sanguíneo. Sus niveles aumentan con el ejercicio físico, dieta rica en fibra y baja en grasa animal.

La hipercolesterolemia puede tener importantes consecuencias para nuestra salud, ya que puede predisponer, junto con otros factores, a infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, etc. Por ello, es importante controlar periódicamente las cifras de colesterol en sangre. Este control analítico es relativamente sencillo y puede incluso realizarse en la oficina de farmacia. En cualquier caso, sólo el médico debe diagnosticar y establecer, en su caso, un tratamiento corrector de la hipercolesteromía.

Independientemente de nuestros niveles de colesterol y de la necesidad de iniciar un tratamiento farmacológico, es muy recomendable seguir una serie de consejos como controlar el peso y practicar regularmente ejercicio físico de forma moderada. Además es aconsejable moderar también el consumo de alcohol, suprimir el tabaco, y favorecer el consumo de alimentos ricos en calcio, potasio y fibra.

No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.