Aunque se intuyen ya algo lejanos, los ecos de la pandemia siguen muy presentes en una profesión como la farmacéutica, verdadero refugio durante aquel trance que marcaría un antes y un después en nuestra concepción de la salud individual y colectiva.

A la inicial respuesta inmediata de 2020, le siguió un periodo de profunda reflexión que más tarde se traduciría en planes, acciones y programas concretos.

Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, profundiza en los retos y las oportunidades de la Profesión Farmacéutica en esta entrevista.

La estrategia “Somos Farmacéuticos: somos asistenciales, somos sociales, somos digitales” propone tres ámbitos de trabajo para que la profesión se mantenga a la vanguardia en un contexto de naturaleza volátil e incierta y lidere nuevas soluciones desde su ámbito de actuación. Haciendo balance del 2022 desde cada uno de estos ámbitos, ¿qué logros te gustaría destacar?

Desde que en 2019 lanzamos la estrategia “Somos Farmacéuticos”, desde el Consejo General y los Colegios hemos articulado y aterrizado soluciones concretas a través de sus tres pilares, asistencial, social y digital. Tres ámbitos en los que se sintetiza nuestro valor como profesión a la sociedad.

Concretamente, en el ámbito asistencial, intrínseco a nuestro ejercicio y nuestra misión principal, hemos seguido trabajando en numerosos proyectos para potenciar y protocolizar este rol del farmacéutico, con hitos importantes en 2022 como la ampliación de la plataforma Nofodarma Asistencial con el lanzamiento de la app “Mi Farmacia Asistencial”, o el trabajo desarrollado en el proyecto JunTOS, de la mano de la SEFH y la Organización Nacional de Trasplantes, para mejorar la atención farmacéutica a pacientes trasplantados.

También hemos continuado promoviendo el impulso a una cartera concertada de servicios asistenciales de la red de farmacias, avanzando con tres ministerios del Gobierno de España en el “Programa de Farmacia Comunitaria Rural”, trabajado durante 2022 con Sanidad, Transición Ecológica y el Reto Demográfico; así como con Derechos Sociales y Agenda 2030. Un convenio suscrito en marzo de 2023 cuyo objetivo es aprovechar el potencial sanitario y social de la farmacia rural para ofrecer servicios asistenciales remunerados, combatir la despoblación y, además, garantizar la viabilidad económica de las farmacias en estas zonas.

Han progresado, asimismo, los trabajos llevados a cabo en el marco del Foro AF-FC, presentando en 2022 el documento “Competencias profesionales para la prestación de Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales en la Farmacia Comunitaria”, que recoge un mapa de 31 competencias que el farmacéutico debe tener para la prestación desde las farmacias de servicios asistenciales, definidos y procedimentados, que el paciente demanda y que aportarían eficacia y eficiencia al sistema sanitario. El desarrollo de nuevas acciones en el marco de Hazfarma o la extensión del equipo colegial FoCo en Red, son otras de las actuaciones llevadas a cabo.

Además, en el ámbito de la Salud Pública, hemos desarrollado propuestas concretas dirigidas a las administraciones, de colaboración de los farmacéuticos y las farmacias, tras las experiencias desarrolladas durante la pandemia que evidencian la necesidad de contar con la Farmacia para reforzar las labores de salud pública.

En el segundo de los ejes, hemos seguido avanzando en la Agenda Digital de la Profesión Farmacéutica con cinco ejes y 28 proyectos, siendo uno de los mayores hitos nuestro liderazgo mundial en la implantación de la receta electrónica pública que hemos extendido también a la privada.

Por último, 2022 ha sido testigo de la implementación de las primeras acciones de la Estrategia Social de la Profesión Farmacéutica. Es el caso, entre otros, de los I Premios a la Innovación Social: Farmacéuticos y ODS, y la creación del Consejo Asesor Social.

“Somos farmacéuticos, asistenciales, sociales y digitales” es también el lema del 22 Congreso Nacional Farmacéutico que celebrasteis en septiembre simultáneamente con el 80º Congreso Mundial de la Farmacia. ¿Qué aprendizajes pudisteis extraer de esa gran cita de la profesión?

Estos dos congresos tienen un significado especial porque han constituido el primer reencuentro internacional después de la pandemia, reuniendo a más de 5.000 asistentes de más de 100 países. Un hito cuya afluencia, éxito e impacto mediático lo convierten en un momento histórico para la profesión que nos ha reafirmado, además, en el convencimiento de que el camino elegido es el correcto.

Durante la cita, no solo hemos repasado las lecciones aprendidas durante la crisis sanitaria mundial, temática en la que se centró el Congreso Internacional de la FIP, sino que también hemos definido los aspectos claves que determinarán la evolución de la Farmacia los próximos años, poniendo de manifiesto el liderazgo del modelo español.

Un sistema que es un referente en el mundo, con una de las mayores redes de Europa que permite disponer de una farmacia por cada 2.000 habitantes.

Una proporción que está a años luz de otros vecinos europeos como Dinamarca u Holanda, donde esa cifra se reduce a una por cada 12.000 y 6.000 habitantes, respectivamente.

Todo esto demuestra el potencial de la farmacia española, cuya cercanía y capacidad de adaptación permite concretar las áreas de influencia tanto en el entorno rural como en el urbano, respondiendo a las necesidades de la sociedad de manera más efectiva y con mayor calidad. Un logro que pudimos exponer durante los congresos y que constituye una conquista social, no del farmacéutico, sino de los ciudadanos.

Si bien el último año ha venido marcado por una relativa vuelta a la normalidad en lo que respecta a la pandemia, afrontamos otras crisis en cadena: guerra de Ucrania, emergencia climática, crisis de materias primas… Realidades interconectadas que requieren de una mirada global. También en el ámbito de la salud.

La normalización mencionada respecto a la pandemia es relativa: ésta aún no ha terminado, ni para los farmacéuticos ni para los ciudadanos, aunque a veces pensemos que sí. De hecho, en España sigue vigente el Decreto de medidas urgentes del Gobierno y se mantienen activas medidas como el uso de mascarillas y sistemas de protección en las farmacias y los centros de salud.

Donde sí nos encontramos es en un momento de reflexión. Echando la vista atrás podemos analizar qué actuaciones han sido un verdadero éxito y debemos mantener, y aquellas que debemos impulsar en mayor medida.

En el caso de Europa, uno de los principales retos a los que nos enfrentamos, y que se ha evidenciado tras la pandemia y las crisis que le han seguido, es su falta de independencia, especialmente en todo lo relacionado con la producción de algunos principios activos de medicamentos.

En 2022, en España, las incidencias en el suministro aumentaron en un 150% afectando a un total de 403 presentaciones. Según un estudio de la PGEU, en Europa el farmacéutico dedica uno de sus siete días de trabajo a buscar medicamentos que no se encuentran.

Una problemática cuya solución se debe acometer urgentemente ya que de ello depende la continuación de los tratamientos, el buen funcionamiento del sistema sanitario y la salud de los ciudadanos.

El medicamento es, sin lugar a duda, uno de los aspectos principales en torno al que se desarrolla la actividad del farmacéutico y que tradicionalmente asociamos a la dispensación llevada a cabo desde la oficina de farmacia. Sin embargo, existen multitud de modalidades dentro de la profesión. ¿Hasta dónde se extiende, verdaderamente, la función del farmacéutico?

Efectivamente, cuando el ciudadano de a pie piensa en la farmacia, seguramente se le venga a la cabeza la comunitaria, donde trabajan el 80% de los profesionales. Sin embargo, el resto de las modalidades son igualmente relevantes para los sistemas de salud y la sociedad.

El ejemplo más evidente lo tuvimos en la pandemia, durante la que se visibilizaron muchas de las actuaciones que llevamos a cabo los farmacéuticos. Es el caso, por ejemplo, de los investigadores – cuyo trabajo fue fundamental para dar con las vacunas que nos han permitido combatir el virus -, los farmacéuticos de laboratorio clínico – encargados de la detección de la enfermedad -, los de salud pública - en continua vigilancia de las condiciones higiénico-sanitarias y vigilando riesgos -, los de la industria farmacéutica – trabajando de manera constante para proporcionar a la población los medicamentos que necesitaba -, los de la distribución – garantizando el envío a todas las farmacias de la geografía española -, o los de hospital, gestionando la escasez de medicamentos básicos y con las UCIS desbordadas.

Éstas son solo algunas de las modalidades que componen la profesión farmacéutica, que escenifican nuestra actuación como una red con la capacidad para abarcar muchas áreas de salud y de ser proactivos en la búsqueda de soluciones ante los retos que se nos presentan.

Desde luego, multitud de soluciones y servicios cuya prestación y optimización requiere, inevitablemente, de la coordinación con las administraciones pertinentes. ¿Cuáles son las principales complicaciones o retos a los que os enfrentáis en dicha coordinación?

El mayor problema no solo como profesión sino quizá como sociedad es la inestabilidad política derivada de los cambios constantes que se han producido los últimos años en el Ministerio de Sanidad y la necesaria coordinación autonómica. Si bien podemos presumir como profesión de nuestro carácter dialogante con todas las administraciones, de cualquier signo y comunidad autónoma, algo que forma parte de nuestra naturaleza.

En nuestra esencia está el actuar al servicio de la ciudadanía, aportando soluciones y propuestas desde la profesión, lo que nos ha granjeado la legitimidad y el reconocimiento social. Como ejemplo de ello, tenemos la concesión, por parte del Consejo de Ministros, de la Gran Cruz de la Orden Civil de Sanidad en agradecimiento al trabajo llevado a cabo por los farmacéuticos durante la pandemia.

Otro de los aspectos que han definido la evolución de la farmacia los últimos años han sido la digitalización, y la aplicación de la realidad virtual y la inteligencia artificial. Aspectos en los que la profesión farmacéutica es pionera, con el desarrollo de todo tipo de herramientas. Sin embargo ¿cuál es el papel que debería jugar la tecnología y cómo lograr el equilibrio de ésta con la humanización y la seguridad del paciente?

Tal como se apunta, nosotros llevamos mucho tiempo informatizados y con multitud de herramientas digitales para dotar a la red de farmacias de mayor calidad y capacidad asistencial.

Es el caso, por ejemplo, de la receta electrónica pública, que se ha conseguido después de mucho trabajo en todas las comunidades autónomas, y en la que seguimos avanzando ahora en el ámbito privado y con las Mutualidades, está última ya en funcionamiento en Asturias, Cantabria y Canarias.

Como novedad en 2022 quiero destacar también Farmahelp, con más de 6.000 farmacias a cierre del año, que permite combatir las faltas de suministros, conectando a todas las farmacias en red y dando acceso a los pacientes a los medicamentos que necesitan. Y otro hito ha sido el lanzamiento de la app de Mi Farmacia Asistencial, una plataforma común para toda la red de farmacias que facilita la prestación de Servicios Farmacéuticos Asistenciales.

Otros ejemplos son también la app MEDICAMENTO ACCESIBLE plus, CISMED – con 10.000 farmacias conectadas - , Nodofarma Verificación y BOT PLUS.

Todas ellas, herramientas desarrolladas bajo una única premisa: actuar en beneficio de la profesión y de la ciudadanía.

Porque la tecnología debe estar, en todo momento, al servicio de la sociedad, y no al revés. Debe ser un medio para cubrir necesidades y aportar soluciones ante determinadas problemáticas que, en ningún caso, sustituya al farmacéutico ni el contacto directo que este mantiene con los pacientes, valor intrínseco de la profesión.

Todos estos proyectos, estas actuaciones y estas herramientas han determinado o están determinando el afianzamiento del papel de la Farmacia en la construcción del Sistema Nacional de Salud. ¿Cuáles son los siguientes pasos para lograr su total integración en el mismo?

Estos últimos años hemos demostrado el potencial de la Farmacia y cómo su integración en el Sistema Nacional de Salud repercute en una mejora de los servicios y en la capacidad y calidad asistencial.

Algo que ha tenido como consecuencia que sea la propia sociedad la que pida que se cuente más con los farmacéuticos, que se les integre en las políticas sanitarias y que tengan un mayor nivel de competencias.

El paso que queda, por lo tanto, es lograr que sean las propias administraciones las que tomen cartas en el asunto para hacer de esas demandas una realidad en todas y cada una de las comunidades autónomas. En su mano está aprovechar una red de más de 22.000 farmacias y más de 55.500 farmacéuticos comunitarios que tienen la preparación y que trabajan cada día a pie de calle. Si no, lo que está claro, es que no habremos aprendido la lección dejada por la crisis sanitaria.

También se ha evidenciado el importante papel que puede desempeñar la farmacia en la prestación de servicios de carácter más social y en el apoyo a colectivos vulnerables. ¿De qué manera actúa en estos ámbitos?

Precisamente porque somos conscientes de todo lo que hace el farmacéutico en el ámbito social, lanzamos la Estrategia Social de la Profesión Farmacéutica en octubre de 2021, con el objetivo de canalizar e impulsar proyectos que visibilicen esa cara B de la Farmacia.

Porque durante la pandemia aprendimos que no queremos perder el contacto con el ciudadano. Ese contacto directo es intrínseco de la esencia de la Farmacia y una de las principales maneras en que ésta puede contribuir a la sociedad.

Nuestra relación con el ciudadano es constante y fluida. Queremos verlo, hablar con él y mirarle a los ojos. No nos olvidemos de que la amplia mayoría de las personas que acuden a las farmacias tienen más de 60 años y suelen ser pacientes crónicos, con las dificultades asociadas que ambas situaciones conllevan.

En resumen, queremos hacer del farmacéutico un agente social implicado con la población, capaz de detectar posibles casos y/o factores de riesgo, en temas de tanta relevancia como la violencia de género, la soledad no deseada, la prevención de problemas de la salud mental, la detección de vulnerabilidades, etc.

Atendiendo al legado de 800 años y al contexto más inmediato, ¿cómo describirías, desde esa visión holística, la farmacia del siglo XXI?

Ya llevamos 23 años de dicho siglo XXI y creo que está muy claro de dónde venimos y a dónde queremos llegar. Una profesión que está al servicio de la sociedad, que se preocupa cada día por aportar valor, que apuesta por una mayor integración del farmacéutico en los sistemas sanitarios, y que está preparada para ofrecer todo su potencial asistencial y social en beneficio del bienestar y de la salud pública.