La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 30 de enero como el Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), un grupo heterogéneo de patologías que, como indica su nombre, son especialmente prevalentes en regiones tropicales y que tradicionalmente han quedado fuera de los planes de investigación e inversión. Este hecho genera importantes problemas de salud pública que impactan de manera desproporcionada sobre las comunidades más desfavorecidas. En esta ocasión, la OMS llama a “Unirse, actuar y eliminar”, con el objetivo de mejorar la salud y el bienestar de 1.600 millones personas, mediante su voz y acciones y recordando que estas enfermedades pueden prevenirse y tratarse.

En esta estrategia el farmacéutico es un profesional activo frente a las enfermedades tropicales desatendidas, motivo por el que el Consejo General de Colegios Farmacéuticos se adhiere a esta conmemoración con la elaboración de un informe monográfico sobre estas enfermedades. Un punto farmacológico en que se recogen las características principales de las distintas ETD y los avances cosechados en los últimos años, y se destaca también la labor asistencial de los farmacéuticos en su abordaje.

Plan de acción

La OMS ha elaborado un listado de una veintena de enfermedades para las que se ha desarrollado un plan de acción específico de investigación, tratamiento, prevención y control. Entre ellas, predominan las ocasionadas por parásitos, como la esquistosomiasis o la sarna; pero el listado también incorpora enfermedades infecciosas de origen bacteriano, vírico o fúngico, e incluso se reserva una categoría para las enfermedades causadas por mordeduras de serpiente, cuyos aspectos patogénicos pueden ser muy variables.

Entre las ETD que generan un mayor impacto cabe destacar la esquistosomiasis, por su elevada prevalencia y por la mortalidad con la que se asocia la infección en ausencia de tratamiento. Otras ETD destacables, por la importante carga sanitaria que generan, son el tracoma, principal causa de ceguera evitable, o la enfermedad de Chagas, cuyo control es especialmente complejo debido a la variedad de hospedadores que actúan como reservorio del parásito que causa la enfermedad.

En las últimas décadas se han producido grandes progresos, gracias especialmente a los esfuerzos realizados a nivel internacional por la OMS y que también han servido de apoyo para los programas puestos en marcha en los países donde estas enfermedades son endémicas. Entre otros, es esperanzador el ejemplo de los avances en el control de la dracunculosis, actualmente cercana a la erradicación, o de la tripanosomiasis africana humana y el pian, cuya transmisión se ha reducido significativamente en los últimos años.

Entre las principales estrategias puestas en marcha para avanzar en el objetivo de eliminar las ETD, o al menos minimizar su impacto, se encuentran la administración de quimioprofilaxis cuando ésta esté indicada, el tratamiento de los casos –para lo cual son esenciales las donaciones de medicamentos a países endémicos coordinadas por la OMS–, el control de los vectores y la modernización de las redes de saneamiento y abastecimiento de agua potable.

Papel del farmacéutico

En este esfuerzo es innegable la labor de los farmacéuticos, tanto en los países endémicos y más desfavorecidos como de altos ingresos. En los primeros, su participación en organizaciones de cooperación al desarrollo contribuye a reducir la carga de las ETD y a mejorar las condiciones de vida de la población local. En países ricos, en los que algunas de estas enfermedades se encuentran presentes, los farmacéuticos hospitalarios y comunitarios cuentan con una adecuada formación para colaborar en la detección de casos, así como en el asesoramiento sobre el tratamiento prescrito. En este sentido, la promoción del cumplimiento de la pauta posológica establecida es esencial para asegurar la curación y prevenir la recurrencia de la enfermedad, muy común en infestaciones como la sarna o la helmintiasis, que se traduce en un empeoramiento de la calidad de vida y en un mayor riesgo de complicaciones. De este modo, los farmacéuticos desempeñan una labor de gran relevancia para la salud pública.