Fiebre hemorrágica Crimea-Congo

Introducción

El día 11 de agosto de 2020 se notificó el fallecimiento de un varón de 69 años en la provincia de Salamanca como consecuencia de complicaciones de un cuadro febril que presentaba después de la picadura de una garrapata. Tras los análisis pertinentes por parte del Instituto de Salud Carlos III, se diagnosticó un cuadro de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) como causante del fallecimiento.

Este paciente fue el segundo caso de FHCC notificado en el verano de 2020 sólo en la provincia de Salamanca, y se unían a dos casos anteriores notificados en 2016 en la Comunidad de Madrid de una persona a la que picó una garrapata durante un paseo por el campo y de la profesional sanitaria que lo atendió.

¿Qué es la fiebre hemorrágica Crimea-Congo?

La FHCC es una infección viral ocasionada por un virus perteneciente a la familia Bunyaviridae, del género Nairovirus. Este virus se encuentra en determinadas especies de garrapatas (especialmente del género Hyalomma) y en el ganado y animales salvajes del cual se alimentan.

La transmisión al ser humano se produce como consecuencia de la picadura de la garrapata, o bien por contacto directo con sangre o tejidos de animales infectados. Posteriormente puede producirse contagio entre humanos, por contacto con fluidos o secreciones del paciente.

La FHCC se considera una de las enfermedades transmitidas por garrapatas de mayor extensión mundial, siendo endémica en África, Balcanes, Oriente Medio y Asia. El vector de la enfermedad puede vivir en cualquier país por debajo del paralelo 50 norte, que pasa cercano a París. Desde el año 2011 se viene detectando en España la presencia de RNA viral en garrapatas. A pesar de ello, y de la gravedad de la infección, el riesgo de aparición de casos de la enfermedad se considera bajo en nuestro país, según el Protocolo de vigilancia de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo del Ministerio de Sanidad.

La enfermedad tiene un periodo de incubación de 1-3 días (máximo de 9) tras la picadura de la garrapata, o bien de 5-6 días (máximo de 13) en caso de contacto con sangre o tejidos infectados.

A continuación cursa con tres fases:

  • Fase prehemorrágica. Los síntomas principales son fiebre, cefalea, mialgia y mareo, de aparición brusca. Pueden acompañarse de diarreas, náuseas o vómitos, así como hiperemia en parte superior del cuerpo y conjuntivitis. Esta fase se prolonga durante 4-5 días.
  • Fase hemorrágica. Se prolonga durante 2-3 días. Aparecen hemorragias de distinta magnitud, desde petequias a grandes hematomas, o incluso hemorragias visibles (en encías, nariz, hemorragias rectales, vaginales o hematuria). Se han descrito casos de hemorragia cerebral. Es habitual además la presencia de hepatoesplenomegalia.

Esta fase puede evolucionar hacia una hepatitis, y en casos graves a insuficiencia renal, hepática o pulmonar. La tasa de letalidad de los diferentes brotes aparecidos se encuentra entre el 5-40%. Los pacientes mayores de 60 años parecen presentar cuadros más graves de la enfermedad.

  • Convalecencia. Si no se produce la muerte, al cabo de 10-20 días del inicio el paciente comienza a mejorar. En esta fase se han descrito síntomas como pulso débil, xerostomía, disnea, así como pérdida de audición, de visión o de memoria.

Consideraciones del farmacéutico

No existe actualmente un tratamiento etiológico específico ni una vacuna eficaz frente a la FHCC.

Como consecuencia de la falta de vacuna, la única forma de controlar la aparición de casos es evitar las picaduras de garrapatas. Para ello, puede ser recomendable seguir las siguientes medidas de precaución:

  • Evitar zonas en las que las garrapatas pudieran estar presentes, como zonas de pastizales o de vegetación densa. No sentarse ni pasear por estas zonas sin la protección adecuada.
  • Usar ropa protectora cuando paseemos por el campo, como botas, pantalones largos (puede ser aconsejable introducir los pantalones por dentro del calcetín) y camisetas de manga larga. Es preferible usar ropa de color claro para facilitar la identificación de garrapatas adheridas a la ropa.
  • Utilizar repelentes de garrapatas sobre la piel y la ropa.
  • Examinar periódicamente la piel, el cabello y la ropa para detectar la presencia de garrapatas. Es importante igualmente revisar a los animales de compañía.

Es importante no retirar manualmente la garrapata, ya que puede quedar su cabeza dentro de la piel, dando lugar a una mayor infección. Para eliminarlas, debe usarse una pinza de punta fina, sujetarlas por la cabeza y tirar verticalmente de ellas, sin retorcer ni girar.

El diagnóstico precoz y el tratamiento de soporte mejoran de forma significativa la supervivencia de los pacientes. Por eso, en caso de sintomatología tras la picadura de una garrapata, se aconseja consultar con el médico.

Se recuerda una vez más que los antibióticos no son eficaces para el tratamiento de infecciones virales, y su uso inadecuado puede favorecer resistencias antimicrobianas.

Información CGCOF