María Martín Díez de Baldeón. Consejera de Salud y Políticas Sociales. Gobierno de La Rioja
La invitación a escribir en la revista que leéis 80.000 farmacéuticos en España me ofrece la oportunidad perfecta para dirigirme directamente a vosotros y agradeceros la labor social que estáis desarrollando.
La dedicación permanente por cuidar de la salud de los ciudadanos, vuestros desvelos por tener una sociedad más saludable y, por tanto, más feliz, es el primer e imprescindible mensaje que quiero manifestar más allá del propósito concreto de este artículo, aunque ambos estén estrechamente conectados.
El Consejo General de Farmacéuticos ha tenido la amabilidad de posibilitar que os presente el ambicioso proyecto que conjuntamente, y también con el Colegio de Farmacéuticos de La Rioja, hemos impulsado. Es evidente que vuestra proximidad a las personas, en muchas ocasiones cuando atraviesan situaciones de gran vulnerabilidad, y la profesionalidad que os caracteriza, os convierte en los mejores aliados para un sistema sanitario y socio-sanitario con retos cada vez más complejos.
El envejecimiento y las pluripatologías, la salud mental, la soledad no deseada o la despoblación del mundo rural son desafíos de nuestro tiempo ante los que tenéis un protagonismo especial. Sobre ellos pivota la experiencia que de vuestra mano vamos a desarrollar, un proyecto piloto que gira en torno a esa posición estratégica que ocupáis a la hora de educar a la población en prevención y cuidados, garantizar el acceso y la equidad de todos a medicamentos y productos sanitarios y ofrecer atenciones asistenciales tanto sanitarias como del ámbito social.
El programa “Farmacia Comunitaria Rural” se pone en marcha inicialmente en siete farmacias consideradas de viabilidad económica comprometida al estar situadas en municipios de menos de mil habitantes.
Desde estos establecimientos se prestarán servicios como el seguimiento a la adherencia terapéutica, la revisión de los botiquines domésticos, el uso seguro de los fármacos, los sistemas personalizados de dosificación o la emisión de pautas generales de educación en salud. Se incidirá además en la detección e intervención frente a situaciones de fragilidad social, una dimensión que en los tiempos actuales cobra un especial valor.
Sin duda vamos a dispensar una atención aún más cercana y también más segura y eficiente.
Asimismo, el convenio pretende reforzar el sostenimiento económico de las farmacias enclavadas en el ámbito rural, somos conscientes del esfuerzo que en muchos casos requiere su mantenimiento y también la importancia de esta permanencia. Una farmacia abierta en un pueblo no solo ejerce una función sanitaria, sino que cumple un compromiso social. Cada farmacia abierta en una pequeña localidad mantiene viva la esperanza en el futuro del municipio.
Hemos puesto mucha ilusión en esta experiencia que en unos meses evaluaremos. De sus resultados confiamos en que se derive una “buena práctica” que facilite su extensión y aplicación en más puntos de La Rioja, e incluso de otras comunidades como ha avanzado el presidente del Consejo General.
El trabajo que en el Gobierno de La Rioja desarrollamos, en muchos casos de su mano y directamente con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de La Rioja, está siendo especialmente intenso en estos momentos. Hemos planificado la Estrategia para fomentar el Uso Racional del Medicamento, fomentando la seguridad del paciente y la sostenibilidad del sistema, en la que son fundamentales las profesionales que hace un año se integraron en los equipos de Atención Primaria del Servicio Riojano de Salud.
Y en septiembre, el Parlamento aprobó la Ley de Atención y Ordenación Farmacéutica, redactada de la mano del Colegio. Con ella, adaptamos el marco normativo a las necesidades reales de la población, reconocemos la labor asistencial que desempeña el farmacéutico, promovemos la equidad territorial y damos especial protagonismo a la farmacia rural como pieza esencial en el sistema socio sanitario.
Siempre he defendido que una farmacia es mucho más que un punto de dispensación de medicamentos; en las ciudades, pero sobre todo en los pequeños municipios, son espacios de reunión, de confidencias, de solicitud de ayuda y de recepción de atención y cariño. El farmacéutico no solo entrega medicinas o te dice cómo tomarlas, el farmacéutico escucha, acompaña y vela por el bienestar de sus vecinos, y el farmacéutico rural lo hace conociendo además tu nombre, a tus familiares e incluso el propio domicilio en dónde residen sus clientes/amigos.
Para ello no hay que poseer exclusivamente competencias profesionales, hay que estar dotado de mucha empatía y mucha humanidad. Así lo sentimos en las 158 farmacias que tenemos repartidas por el territorio de La Rioja. Su presencia es garantía de salud y confianza para 324.000 riojanos. Mi reconocimiento y gratitud desde esta revista que os aglutina a todos los farmacéuticos, a los que tenemos la suerte de tener en nuestra tierra y a los que desde cualquier rincón de España estáis logrando una farmacia muy cercana a las personas, motor de salud y de cohesión social.
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