Por primera vez en la Historia, la mayoría de las personas que nacen presentan una esperanza de vida superior a los 70 años (a nivel global en todo el mundo). Ello ha provocado que los segmentos de población que más crecen en los países occidentales sean los mayores de 70 años y los mayores de 90 años. En estos tramos de edad, la mortalidad ha disminuido como consecuencia del control de las enfermedades crónicas, lo que supone un desafío para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios. Las enfermedades más frecuentes en estos tramos de edad y que más pueden afectar a la funcionalidad son las de tipo musculoesquelético y las relacionados con el dolor. Por todo ello