Hace tan sólo unos días que la Federación Internacional Farmacéutica (FIP), que representa a más de 4 millones de farmacéuticos de 153 organizaciones científicas y profesionales de todo el mundo, presentó en Ciudad del Cabo durante su reunión anual la campaña Think Health, Think Pharmacy (Piensa en salud, piensa en farmacia).
Tras este sencillo pero poderoso lema se encuentra un objetivo compartido por toda la profesión farmacéutica a lo largo y ancho de todo el planeta: conseguir que población y gobernantes reconozcan el valor sanitario de la farmacia, su capacidad asistencial y generadora de salud.
Conseguir que cuando se piense en salud se piense en farmacia. Y recordar que los farmacéuticos son los proveedores de atención sanitaria más accesibles para la población y que ofrecer servicios asistenciales a través de las farmacias contribuye a la equidad en salud hasta tal punto que no es posible ya aspirar a la sanidad universal si no se garantiza un acceso universal a la prestación farmacéutica.
“La FIP ha rubricado la llamada Declaración de Ciudad del Cabo, la hoja de ruta que seguirá la profesión en los próximos años y en la que se insta a los gobiernos a utilizar esa capacidad asistencial y de salud pública de las farmacias comunitarias”
Sobre esta base, la FIP ha rubricado la llamada Declaración de Ciudad del Cabo, la hoja de ruta que seguirá la profesión en los próximos años y en la que se insta a los gobiernos a utilizar esa capacidad asistencial y de salud pública de las farmacias comunitarias para fortalecer la atención primaria de salud y aliviarla de presión asistencial.
Se trata de un camino que España no sólo ha emprendido sino que está liderando internacionalmente con el desarrollo de servicios asistenciales farmacéuticos en los últimos años, como el seguimiento farmacoterapéutico y SPD, los programas de cesación tabáquica, la dispensación colaborativa o la participación de las farmacias en cribados de cáncer. Pero también con programas destinados a reducir el impacto de los determinantes sociales de la salud y de detección de vulnerabilidades sociales desde la farmacia.
No es casual que la firma de esta declaración haya coincidido en el tiempo con la elección de la candidata de la delegación española, Raquel Martínez, para ocupar la vicepresidencia de la FIP.
En los últimos años, España ha demostrado su liderazgo, no solo por mantener el modelo más accesible y capilar de farmacias en Europa, sino también por estar a la vanguardia en la digitalización de la profesión, con innovaciones como la receta electrónica interoperable, un referente a nivel mundial.
Pero también por el desarrollo de servicios asistenciales como la dispensación colaborativa entre farmacia hospitalaria y comunitaria y la puesta en marcha de programas de educación y promoción de la salud como Escuelas Rurales de Salud, que ha sido premiada por la FIP como mejor campaña sanitaria mundial.
Hoy, pensar en salud es inevitablemente pensar en farmacia. Y pensar en farmacia es, sin duda, pensar en España.