Este verano hemos vivido un hito trascendental, la publicación en el BOE de los nuevos Estatutos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España. Se trata de un texto que entró en vigor el 15 de julio y que sustituye al marco regulador de 1957 modificado en los años 1979, 1982 y 1985. Los nuevos Estatutos adaptan la estructura y el funcionamiento del Consejo General a la legislación actual sobre Colegios Profesionales y a las exigencias normativas nacionales y europeas. Con ello se cierra un ciclo histórico que ha acompañado a varias generaciones de farmacéuticos y se abre otro de modernización institucional profunda, que garantiza mayor agilidad, transparencia y adaptación normativa.
Con la aprobación de los nuevos Estatutos, nuestra profesión abre una nueva etapa. Una etapa en la que la gobernanza del Consejo General se moderniza sin perder la esencia que nos une, en la que la ética profesional se refuerza con un compromiso firme hacia la sociedad y el medioambiente, y en la que la transparencia deja de ser una aspiración para convertirse en norma. Este cambio supone mucho más que una simple actualización jurídica: es una declaración de principios de lo que la organización farmacéutica colegial quiere ser en el presente y hacia dónde quiere dirigirse en el futuro.
Un renovado compromiso con la ética, la transparencia y el compromiso social”
La reforma nos dota de una organización más ágil y moderna, que introduce medidas concretas como la limitación de mandatos, una distribución más clara y precisa de competencias, una decidida apuesta por la administración digital y mecanismos de coordinación más efectivos con los distintos Colegios. Estas herramientas no son meros ajustes técnicos, sino instrumentos que permitirán a la organización farmacéutica colegial responder con mayor rapidez y eficacia a los desafíos que plantea un sistema sanitario en constante transformación. Todo ello nos sitúa en mejores condiciones para atender las demandas de la sociedad, siempre desde la proximidad, la profesionalidad, la ciencia y la ética que caracterizan a la Farmacia española.
Los nuevos Estatutos se adaptan mejor, además, a la diversidad de nuestra profesión. Una diversidad que es una de nuestras mayores riquezas: desde la farmacia comunitaria hasta la hospitalaria, pasando por la distribución, la investigación, la salud pública, la industria o la docencia. Todos estos ámbitos distintos comparten un mismo espíritu y la profesión encuentra precisamente en esa pluralidad su fortaleza.
Al mismo tiempo, este nuevo marco sienta las bases de la gobernanza para establecer un comportamiento común y reconocible para todos los farmacéuticos, con independencia del ámbito en el que desarrollen su labor. Transparencia, ética, sostenibilidad y compromiso social se convierten en el sello que nos identifica ante la sociedad, y garantizan que, pese a la diversidad de funciones sanitarias, compartimos una misma vocación y una misma forma de ejercer la profesión, y en línea con el enfoque One Health que integra la salud humana, animal y medioambiental.
Con esta reforma, los farmacéuticos demostramos que sabemos adaptarnos, que nuestra colegiación es sinónimo de rigor y servicio público, y que nuestra vocación de cercanía camina de la mano de la transparencia y la modernización. Hoy, más que nunca, podemos sentirnos orgullosos de pertenecer a una profesión que, unida en su diversidad, mira al futuro con confianza y compromiso. Porque estos Estatutos no solo modernizan nuestra organización, también refuerzan nuestra identidad: la de una profesión que evoluciona sin perder sus raíces, que se adapta sin renunciar a sus valores y que siempre está al servicio de la salud de las personas.
