Casi 6 millones de españoles viven en pequeños municipios de menos de 5.000 habitantes y casi un millón en pueblos de menos de mil vecinos. Se trata de personas que, con más frecuencia de lo que es habitual en el resto del país, son mayores que viven solos, que tienen enfermedades crónicas y que están polimedicados. Personas con peor salud, con peores circunstancias sociales, con dificultades extra para poder desplazarse. Personas que se enfrentan a barreras geográficas, económicas, sociales, personales y estructurales para poder acceder con normalidad a los mismos servicios de los que goza a diario la población urbana. Personas que necesitan más, pero reciben menos.
Con la mirada puesta en ellos y la voluntad de contribuir a la equidad y cohesión territorial en salud el Consejo General de Colegios Farmacéuticos gestó y firmó hace ahora ya dos años junto a tres ministerios del Gobierno de España el Protocolo del Proyecto de Farmacia Comunitaria Rural. Una iniciativa que, gracias al apoyo decidido del Colegio de Farmacéuticos y de la Comunidad de La Rioja, se va a pilotar en siete farmacias de viabilidad económica comprometida de la región.
Sin cita previa, sin listas de espera, siempre cerca, las farmacias se han convertido en la capital de los pueblos”
Se trata de llevar a los ciudadanos de estas pequeñas localidades riojanas de menos de 1.000 habitantes servicios asistenciales, sociales y de salud pública de la mano de las farmacias comunitarias rurales.
No es casual que para este proyecto, concebido como una punta de lanza para eliminar las barreras sanitarias y sociales a las que se enfrenta la población rural por el mero hecho de vivir en un pueblo, se haya escogido a las farmacias.
Las farmacias son ya según el CIS el servicio más cercano y accesible para los ciudadanos muy por encima de los centros de salud de atención primaria o los hospitalarios pero también de cualquier otro servicio público como el transporte o los centros educativos. Es también el servicio mejor valorado, con un 8,2 de nota.
Sin cita previa, sin listas de espera, siempre cerca, las farmacias se han convertido en la capital de los pueblos. El lugar que permanece abierto. El punto de encuentro. El sitio al que nuestros mayores rurales acuden en busca de ayuda o, simplemente, de compañía. La visita obligada. Y con ello, el recurso sanitario más valioso desde el que educar, prevenir, detectar la enfermedad y vulnerabilidad, tratar y acompañar a la población rural.
El Proyecto de Farmacia Comunitaria Rural no solo acercará la asistencia sanitaria y social a la población rural para luchar contra las inequidades en salud, sino que también ayudará a la sostenibilidad de las farmacias rurales”
Ya nadie duda que las farmacias son cruciales para garantizar la cohesión social a través la equidad en la asistencia sanitaria. Pero también son un muy potente motor económico para los pueblos, capaz de generar hasta 3,2 puestos de trabajo extra en el entorno rural por cada empleo farmacéutico y, con ello, capaz de fijar población.
Por eso, el Proyecto de Farmacia Comunitaria Rural que implantará servicios farmacéuticos retribuidos en farmacias VEC tendrá un doble efecto beneficioso para la población que debe servir de ejemplo para otros territorios. No sólo acercará la asistencia sanitaria y social a la población rural para luchar contra las inequidades en salud sino que también ayudará a la sostenibilidad de las farmacias rurales, que actúan como tractor económico en los pueblos.
Combatir el reto demográfico exige medidas innovadoras y valientes como ésta, que han sabido apostar por la sostenibilidad de la farmacia rural como vía para mejorar la salud y prosperidad de la población rural. Medidas que, por la salud de nuestra población y de nuestros pueblos, sería deseable extender a toda la geografía española. Porque cuidar de nuestras farmacias, es también cuidar de nuestros pueblos.
