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Enfermedades de los párpados más comunes

Publicado en Nº452 Nº452

Blefaritis

La blefaritis es la inflamación del borde de los párpados como consecuencia de una mayor acumulación de las secreciones grasas producidas por las glándulas del borde palpebral que se quedan adheridas a los párpados, acumulándose entre las pestañas (Figura 1). Como consecuencia, se genera una costra en la que pueden proliferar bacterias como estreptococos o estafilococos.

Los síntomas típicos de la blefaritis son picor, escozor, enrojecimiento y descamación del borde de los párpados; también es característica la fotofobia y la sensación de cuerpo extraño en el ojo. Suelen ser más intensos en las primeras horas de la mañana y pueden mejorar a lo largo del día.

Es una de las afecciones más habituales de consulta al oftalmólogo, afectando más frecuentemente a pacientes de piel blanca, con acnérosácea y dermatitis seborreica.

Se divide en dos tipos:

  • La blefaritis anterior, que afecta a la parte del párpado en la que se localizan las pestañas. Puede ser seborreica (asociada a seborrea generalizada), infecciosa (generalmente producida por Staphylococcus aureus) o parasitaria (debida a la infestación por Demodex follicu lorum).
  • La blefaritis posterior o meibomitis se debe a una disfunción de las glándulas de Meibomio, que se obstruyen, y deriva en la formación de legañas y en la inflamación del borde del párpado. Esta inflamación puede aumentar el riesgo de que se desarrollen bacterias en la zona y produzcan una infección. Normalmente es de tipo seborreico.

La mayoría de los pacientes con blefaritis son asintomáticos, pero a veces afecta de manera importante a la calidad de vida, sobre todo en aquellas personas con inestabilidad de la película lagrimal y ojo seco. También se asocia con orzuelos recurrentes y caídas de las pestañas y son pacientes con tendencia a desarrollar intolerancia a las lentes de contacto.

La blefaritis no tiene cura, pero pueden controlarse sus síntomas siguiendo unas rutinas correctas de higiene. En la blefaritis anterior se aconseja realizar una limpieza a fondo de los párpados frotando suavemente los ojos con un paño limpio, champú neutro, solución salina o toallitas especiales para la blefaritis con el fin de eliminar la grasa y ablandar las costras. También se puede realizar un desbridamiento mecánico del borde del párpado para eliminar las bacterias y los ácaros.

El aceite de árbol de té es un tratamiento eficaz ya que, además de limpiar las bases de las pestañas, también estimula la migración de los ácaros fuera de la piel. Por otro lado, en casos de infección estafilocócica, el médico puede prescribir antibióticos tópicos como la azitromicina o el ácido fusídico, que se deben aplicar después de la higiene palpebral. También pueden emplearse antibióticos orales (azitromicina 500 mg/día) durante 3 días.

En la blefaritis posterior, para desobstruir las glándulas de Meibomio se debe ejercer una presión terapéutica mediante pulsación térmica, que busca mejorar el drenaje de las glándulas y, en caso de no respuesta, se puede recurrir a la terapia con luz pulsada intensa regulada (IRPL). Las tetraciclinas sistémicas (doxiciclina, oxitetraciclina o minociclina) son la base del tratamiento, ya que bloquean la producción de la lipasa estafilocócica.

Todas estas medidas de prevención y control son especialmente importantes para las mujeres que se maquillan los ojos ya que el maquillaje puede favorecer la acumulación de bacterias y ácaros en la zona. Se debe evitar mantener el maquillaje sobre los párpados durante mucho tiempo e irse a la cama sin desmaquillar, ya que esto hará que los párpados se inflamen. Por ello, si la paciente sospecha de una relación directa entre blefaritis y el uso de maquillaje, se debe optar por un maquillaje hipoalergénico con componentes menos agresivos, limitar su uso o prescindir de él.

Orzuelo

Los orzuelos son abscesos estafilocócicos del folículo de una pestaña y de su glándula de Zeiss asociada. Puede ser externo (Figura 2) si se presenta como una inflamación del borde palpebral que protruye a través de la piel hacia la parte anterior, o interno, si se produce una infección de las glándulas de Meibomio. Estos últimos son más dolorosos que los externos y requieren con mayor frecuencia una intervención quirúrgica.

Los orzuelos son más frecuentes en niños y adultos jóvenes y generalmente curan espontáneamente. Sin embargo, la aplicación de calor húmedo favorece el drenaje y el uso de una pomada antibiótica o corticoides sobre el borde palpebral puede evitar la extensión de la infección a los folículos adyacentes.

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