Formación continuada

Antiparasitarios en la especie canina

Publicado en Nº471 Nº471

Se denominan ectoparásitos a aquellos patógenos que viven sobre el pelo y la piel de los animales, por ejemplo, las pulgas, las garrapatas y los mosquitos. Son bastante peligrosos, ya que también transmiten algunos de los parásitos internos (endoparásitos), que pueden dar lugar a zoonosis. Por ejemplo, las pulgas transmiten tenias, las garrapatas la ehrlichiosis o la borreliosis y los mosquitos flebotomos son los transmisores de la leishmaniasis. En la Tabla 1 se indican las zoonosis más frecuentes y su etiología.

Entre los indicios que sugieren que los animales puedan presentar parásitos externos se encuentran el picor o rascado excesivo, piel seca y escamosa, pelaje seco, pérdida anormal de pelo, manchas de calvicie y residuos oscuros en el oído.

La desparasitación de los perros se debe realizar desde que son cachorros. Existen diversas formulaciones para la administración de endectocidas, pero sin duda entre las más cómodas y populares se encuentran los collares y las pipetas.

Las pipetas son dispositivos monodosis y entre sus ventajas pueden destacar que ofrecen una barrera protectora y que pueden eliminar al parásito si éste ya está presente; son fáciles de aplicar y el efecto es casi inmediato. Entre sus inconvenientes destaca su baja resistencia al contacto con el agua, que la duración de su efecto no es superior a las 4 semanas y que en perros con mucho pelo la aplicación puede ser difícil.

Los principios activos que suelen incluir son el fipronilo, S-metopreno, imidacloprid, permetrina, dinotefuran o piriproxifeno, normalmente en combinación.

Entre las advertencias especiales que se suelen indicar se especifica que deben tratarse todos los perros del hogar. Las pulgas pueden infestar la cesta del perro, la cama y las zonas de descanso habituales, como alfombras y colchonetas. En caso de infestación masiva por pulgas y al principio de las medidas de control, estas áreas deben ser tratadas con un insecticida adecuado y luego aspiradas regularmente. Por tanto, deben tenerse en cuenta todos los aspectos relacionados con el tratamiento integral del problema.

La dosificación de las pipetas antiparasitarias se realiza según el peso del animal. Por ejemplo, una pipeta que contenga 268 mg de fipronilo en 2,68 ml se utiliza en perros con un peso de 20-40 kg. La administración se realizará manteniendo la pipeta en posición vertical (Figura 1) y separando el pelaje del animal hasta que la piel quede visible. Una vez hecho esto, se coloca la punta de la pipeta directamente contra la piel exterior y se aprieta ligeramente varias veces la pipeta para vaciar totalmente su contenido. Se recomienda dar golpecitos en la parte estrecha de la pipeta con el fin de asegurarse de que el contenido de la pipeta permanezca en el cuerpo principal de la misma. Repetir el procedimiento en uno o dos puntos distintos a lo largo del lomo del animal.

Por otra parte, los collares antiparasitarios (Figura 2) funcionan desprendiendo progresivamente el fármaco sobre la piel del perro. Según la marca, su efecto puede durar entre 6-8 meses. Presenta algunas ventajas importantes respecto a la pipeta, como por ejemplo que la duración del efecto es mayor, es más económico (la unidad es más cara pero el efecto es más duradero), no huele, no es tóxico a menos que el animal lo muerda y se puede bañar al perro con el collar puesto. Entre sus inconvenientes, quizás el más importante es que solo previene la parasitación, es decir que, si el animal ya tiene el parásito, el collar no lo erradicará.

Un collar tipo comercializado actualmente en España con deltametrina como principio activo tiene un efecto repelente (antialimentación) durante 12 meses para flebotomos (Phlebotomus perniciosus) y, efecto repelente durante 6 meses para mosquitos culícidos del complejo Culex pipiens. Además, previene de infestaciones por garrapatas (6 meses) y pulgas (4 meses).

A diferencia del calendario de vacunas, no existen unas pautas fijas a la hora de desparasitar a un perro. Dependerá de lo que el veterinario decida en función del estilo de vida del animal y del lugar de residencia (campo, ciudad, etc.). No obstante, se pueden establecer unas pautas generales:

  • Cachorros: desparasitar antes de las vacunaciones. Puede desparasitarse a partir de los 15 días. Se aconseja aplicar el antiparasitario una vez al mes o una vez cada 2 meses si el animal tiene contacto frecuente con el campo y otros animales.
  • Adultos: lo más común es que sea entre una vez al mes y una vez cada tres meses.

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