El bicarbonato ha sido un medicamento tan ampliamente usado a lo largo de los tiempos que adquirió fama de curalotodo, empleándose sin tasa en los domicilios particulares. Un medicamento que no hizo ricos a los boticarios porque su precio era muy ajustado, ni tampoco curó las múltiples enfermedades cuya mejoría se atribuía a su uso, pero en cuya venta se afanaron todos en una mezcla de ciencia y comercio, en la cual, en este caso, salió la publicidad muy favorecida. En la actualidad se emplean medicamentos con bicarbonato, por lo general en forma de sal sódica, en distintos trastornos gastrointestinales o en situaciones de acidosis orgánica.
Dada su larga