Nº436
Habiéndose comentado ampliamente en números anteriores de PAM los resultados clínicos que se han ido divulgando para la hidroxicloroquina en el tratamiento de la COVID-19, se puede destacar ahora la reciente publicación de una revisión sistemática y meta-análisis de la evidencia disponible al respecto.
Para este trabajo, los autores recopilaron todos los artículos publicados (e incluso aquellos pre-publicados, no aceptados aún en revistas científicas tras revisión por pares) hasta el 8 de junio de 2020. Seleccionaron y revisaron un total de 12 estudios observacionales y 3 ensayos clínicos aleatorizados, que incluyeron datos de 10.659 pacientes, de los cuales 5.713 recibieron tratamiento con cloroquina/hidroxicloroquina y 4.966 recibieron tratamiento de soporte estándar. Evaluaron los resultados de eficacia y seguridad de los distintos estudios mediante el enfoque del riesgo de sesgos de la Cochrane y la Escala de Newcastle Ottawa, definiendo la calidad de la evidencia en base al sistema GRADE.
Los resultados les permiten concluir que la eficacia de la hidroxicloroquina no fue consistente entre los distintos estudios, y que dicho fármaco no mejora los resultados clínicos. El meta-análisis de los datos apunta a que no hubo una reducción significativa de la mortalidad con el uso de hidroxicloroquina en pacientes ingresados, en comparación con el tratamiento estándar (riesgo relativo o RR= 0,98; IC95% 0,66-1,46); tampoco en el tiempo hasta la resolución de la fiebre (diferencia media: -0,54 días; IC95% -1,19-0,11) o en la variable de deterioro clínico o desarrollo de síndrome de distrés respiratorio (RR: 0,90; IC95% 0,47-1,71). Además, se confirma un mayor riesgo de anormalidades en el electrocardiograma o arritmias con el uso del fármaco (RR: 1,46; IC95% 1,04-2,06).
A pesar de que la calidad de la evidencia se consideró baja para los mencionados resultados, estas conclusiones –unidas a las del ensayo clínico RECOVERY (ver PAM 435)– confirman que la hidroxicloroquina no es eficaz como tratamiento de la COVID-19, si bien aún queda por determinar si ejerce un beneficio en el contexto de prevención de la infección. También es necesario elucidar su papel en el tratamiento de la infección leve-moderada.