Nº397
El concepto de probiótico se define como una preparación que contiene microorganismos vivos que y que, cuando se administra en cantidades adecuadas a una persona, confieren un beneficio para la salud de ésta. Por su parte, los prebióticos son ingredientes no digeribles de la dieta que estimulan el crecimiento o la actividad de uno o más tipos de bacterias en el colon. Lamentablemente, el uso inapropiado (abuso) del término probiótico es muy común y, según la regulación legal relativa a la declaración de las propiedades saludables, ésta no es valorada favorablemente por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) para los prebióticos y los probióticos. Por este motivo, se echa de menos que las sociedades científicas no hayan establecido hasta el momento guías de orientación a los consumidores y a los profesionales sanitarios sobre el uso de estos productos para el tratamiento y la prevención de diversas enfermedades. Resulta particularmente extraña la ausencia de una recomendación positiva por parte de las sociedades médicas científicas internacionales para utilizar prebióticos o probióticos para el tratamiento de la alergia a los alimentos u otras manifestaciones alérgicas, así como para la prevención de la alergia a determinados alimentos, la rinitis alérgica y el asma; aunque se han publicado algunas recomendaciones de los probióticos para la prevención del eczema en los bebés de alto riesgo, resultan discrepantes entre sí.