Nº427
Por todos es sabido que la obesidad representa un creciente problema de salud mundial, entre otras causas, por su estrecha relación con otros trastornos metabólicos. La ciencia ha demostrado, además, que el ejercicio físico regular atenúa la predisposición genética a la obesidad, la cual ha sido confirmada como el factor más influyente en el desarrollo de sobrepeso.
A fin de identificar cuáles son, específicamente, los ejercicios físicos que modifican en mayor medida el riesgo genético de obesidad, un reciente estudio poblacional ha analizado los datos –obtenidos del Biobanco de Taiwán– de un total de 18.424 adultos chinos Han con edades comprendidas entre 30 y 70 años, para investigar hasta 5 indicadores de obesidad, tales como el índice de masa corporal (IMC), el porcentaje de grasa corporal (PGC), la circunferencia de la cintura (CCi), la circunferencia de la cadera (CCa) y la relación cintura-cadera (RCC); se estimaron las puntuaciones de riesgo genético para cada indicador.
Mediante una adecuado tratamiento estadístico, los autores pudieron demostrar que la práctica regular de ejercicio físico atenúa los efectos genéticos en 4 de los indicadores de obesidad: el IMC, PGC, CCi y CCa. Entre los 18 tipos de ejercicio regular que se habían reportado, 6 mitigaron los efectos de la predisposición genética en al menos un indicador de obesidad. La carrera o trote ligero (conocida como jogging) redujo los efectos genéticos sobre el IMC, PGC y CCa. De forma similar, la escalada de montaña, la marcha (caminar), la marcha intensa, el baile internacional estándar y la práctica de yoga por periodos prolongados también atenuaron los efectos genéticos sobre el IMC. Sin embargo, se encontró que ejercicios tan populares como el ciclismo, los estiramientos o la natación no modificaban los efectos genéticos sobre los indicadores de obesidad.
De todos los ejercicios evaluados, la carrera o el trote ligero, practicado de forma regular, parece ser el ejercicio que atenúa de forma más significativa los efectos de la predisposición genética sobre la obesidad. Los autores destacan los beneficios del ejercicio físico regular en personas especialmente predispuestas al sobrepeso.