Nº399
Un reciente trabajo ha demostrado que las conexiones funcionales entre las diversas regiones del cerebro experimentan cambios evolutivos durante toda la vida, sin merma aparente de la eficacia memorística. Los cambios que se experimentan durante el envejecimiento biológico implican la formación de pequeños grupos de conexiones cerebrales para recordar con éxito los sucesos, los objetos, las relaciones, etc. Uno de los descubrimientos realizados por este trabajo es que el número de grupos síncronos de conexiones dentro del cerebro es consistente para una persona determinada, con independencia de si está usando memoria en estado de alerta o durmiendo. No obstante, se precian notables diferencias entre distintas personas; cambios que, en el ámbito de las actividades relacionadas con la memoria, están relacionados fundamentalmente con la edad. En concreto, los individuos más jóvenes muestran menos conexiones síncronas – que concentran la mayor parte del cerebro durante una actividad coordinada – pero son de gran tamaño; por el contrario, en las personas mayores los grupos de conexiones son más pequeños pero más numerosos, lo que implica una cierta pérdida de cohesión en la actividad cerebral, incluso en la ausencia de problemas de memoria. Sin embargo, para compensar dicha pérdida de sincronización cerebral, las personas mayores utilizan estrategias cerebrales especiales que les permite acceder a la memoria de manera más eficaz.
Todo ello viene a indicar que las conexiones funcionales entre regiones del cerebro forman una red que evoluciona a lo largo de la vida y, lo que es más importante, mantiene su eficacia.