Monodosis

Frente a la COVID-19, la dieta mediterránea

Publicado en Nº443 Nº443

Progresivamente se van conociendo nuevos efectos beneficiosos sobre la salud individual derivados de una alimentación equilibrada que asegure una nutrición completa. Entre las diversas opciones dietéticas, una de las que más evidencia científica acumula es el mantenimiento a largo plazo de la dieta mediterránea (el patrón clásico de alimentación en España basado en el consumo de verduras, hortalizas, frutas y carnes magras junto a frutos secos y aceite de oliva), cuyos beneficios sobre la salud cardiovascular o neurológica, entre otros, han sido ampliamente estudiados. Ahora se ha analizado su potencial como factor protector frente a la severidad de la COVID-19.

Un estudio longitudinal ha considerado los resultados positivos en una prueba diagnóstica de la COVID-19 –entre los meses de febrero y diciembre de 2020– en una cohorte prospectiva de 9.677 graduados universitarios de edad media de España (proyecto SUN, estudio epidemiológico en marcha desde 1999). Tras excluir a los profesionales sanitarios, ya que su sobreexposición al virus impide asociar el riesgo de infección con sus hábitos dietéticos, se incluyeron en el análisis estadístico un total de 5.194 participantes (edad media de 52,6 años, un 55% mujeres), a quienes se les estudiaron sus hábitos alimenticios mediante un cuestionario validado semicuantitativo de 136 ítems y su adherencia o adhesión a la dieta mediterránea mediante la escala específica MDS (Mediterranean Diet Score, de 0 a 9 puntos).

Los resultados ponen de manifiesto que, del total de participantes, 122 de ellos fueron positivos en una prueba diagnóstica para la infección por SARS-CoV-2. De modo interesante, aquellos con una adherencia intermedia a la dieta mediterránea (MDS entre 4 y 6 puntos) tuvieron una probabilidad significativamente menor de desarrollar la COVID-19 sintomática (razón de probabilidad ajustada u OR= 0,50; IC95% 0,34-0,73) en comparación con aquellos participantes que no seguían ese hábito dietético o lo seguían en menor medida (MDS ≤ 3 puntos). No obstante, el máximo beneficio se observaba en aquellos participantes con la mayor adherencia a la dieta mediterránea (MDS > 6 puntos), en los que se sugiere una reducción del riesgo de hasta el 64% (OR= 0,36; IC95% 0,16-0,84; p< 0,0001) en comparación con los no-adherentes. Esa asociación inversa se mantenía con robustez estadística entre los diversos subgrupos de pacientes y en los distintos análisis de sensibilidad, si bien parece que la relación no se cumplía entre profesionales sanitarios.

En conclusión, un seguimiento más estricto de la dieta mediterránea se puede asociar con un menor riesgo de desarrollar formas clínicas de COVID-19, lo cual se puede justificar por la buena forma del sistema inmunitario promovida por la dieta mediterránea a través del aporte de micronutrientes fundamentales, de modo que se reduce el riesgo de infección y se favorecen cuadros menos severos. También podría contribuir el efecto antiinflamatorio que aporta el citado patrón dietético.

Bibliografía

    • Perez-Araluce R, Martinez-Gonzalez MA, Fernández-Lázaro CI, Bes-Rastrollo M, Gea A, Carlos S. Mediterranean diet and the risk of COVID-19 in the ‘Seguimiento Universidad de Navarra’ cohort. Clin Nutr. 2021. DOI: 10.1016/j.clnu.2021.04.001.

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