Nº406
El término cirugía bariátrica engloba al conjunto de procedimientos quirúrgicos usados para tratar la obesidad, buscando disminución del peso corporal a través de la disminución del aporte energético y de la formación de grasa corporal, así como estimular el consumo de la ya formada, todo ello bajo dos perspectivas: restringir o reducir los alimentos ingeridos o modificar la absorción de nutrientes. Las técnicas restrictivas corresponden a procedimientos que reducen el volumen de la cavidad gástrica y que, consecuentemente, limitan drásticamente la ingesta de alimentos; entre ellas cabe citar la gastroplastia vertical en banda, la gastroplastia vertical anillada, la banda gástrica ajustable, la manga gástrica o gastrectomia vertical, el balón intragástrico o la plictura gástrica, entre otras. Por su parte, las técnicas malabsortivas, como el bypass yeyunoileal, son mucho menos frecuentes que las anteriores.
Sea como fuere, globalmente la cirugía bariátrica ha demostrado mejorar la salud de los adultos con obesidad severa. Sin embargo, tras la pérdida de una gran cantidad de peso corporal, muchos de los pacientes – más del 70% de los adultos – se encuentran con que tienen un exceso de piel que puede tener importantes efectos.
Se ha realizado recientemente una revisión bibliográfica sistemática con el fin de sintetizar el conocimiento actual sobre el impacto del exceso de piel experimentado por adultos después de la cirugía bariátrica y los correlatos del exceso de cantidad de piel e inconvenientes. Trece estudios cuantitativos y once cualitativos cumplieron los criterios de inclusión de esta revisión.
Los resultados mostraron que en el 67, 75 y 83% de los estudios se reportaron impactos negativos en aspectos físicos, psicosociales y en la vida diaria por el exceso de piel, respectivamente. Las mujeres informaron más exceso de piel y mayores inconvenientes de exceso de piel que los hombres. Sin embargo, los hallazgos no fueron concluyentes para otros correlatos encontrados (por ejemplo, edad, pérdida de peso, IMC); además, no hay evidencia para determinar qué adultos pueden estar en mayor riesgo de desarrollar o ser afectados negativamente por el exceso de piel.