Nº441
Un reciente trabajo ha puesto de manifiesto el positivo impacto económico de la necesaria colaboración entre la Farmacia Hospitalaria y la Farmacia Comunitaria en la continuidad asistencial a los pacientes, de especial relevancia en contextos sanitarios excepcionales. Así, en marzo de 2020, como consecuencia de la confirmación de la pandemia mundial por la COVID-19, se puso en marcha en un hospital de Cantabria (Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, el principal de Santander) una experiencia piloto de continuidad asistencial en la atención farmacéutica de los pacientes externos hospitalarios, de modo que la medicación –de dispensación hospitalaria– les sería entregada en la farmacia comunitaria seleccionada por el paciente.
El análisis económico pretendía estimar los costes ahorrados durante dos meses (abril y mayo de 2020), desde la perspectiva del hospital y desde la perspectiva de la sociedad, para lo cual se calcularon los ahorros asociados con evitar la dispensación de medicamentos a domicilio y las pérdidas de productividad laboral evitadas por los pacientes, así como el tiempo asociado a los traslados evitados al hospital, en términos monetarios. Durante el periodo considerado en el estudio, se entregaron en las 262 farmacias comunitarias de la Comunidad Autónoma un total de 2.249 medicamentos de dispensación hospitalaria, con un promedio de 57,7 entregas diarias, y casi un 20% de ellas realizadas en zonas rurales (municipios de < 5.000 habitantes). La mayoría de los medicamentos entregados –dos tercios– fueron medicamentos antineoplásicos e inmunomoduladores, destacando un 42% de administración por vía subcutánea y 41% por vía oral.
Los resultados revelan que esta experiencia evitó a los pacientes 93.305 km en desplazamientos al hospital, asociados a un ahorro promedio de tiempo de 1.374 horas y, en definitiva, a un mejor y más fácil acceso a los medicamentos. En términos de costes, el hospital evitó la realización de envíos por mensajería estimados en 30.205 euros, siendo las farmacias comunitarias y las entidades de distribución quienes se hicieron cargo. Desde la perspectiva de la sociedad, la citada iniciativa supuso un ahorro de 23.309 euros, gracias a los desplazamientos evitados (8.907 euros) y a las pérdidas de productividad ahorradas (14.402 euros). A la luz de esos datos, parece evidente que algunas de las acciones desarrolladas en un contexto sociosanitario extraordinariamente difícil tienen un impacto económico positivo sin menoscabar la seguridad de los pacientes, y puede ser un buen punto de partida para explorar la oportunidad de acentuar la coordinación entre la farmacia hospitalaria y la farmacia comunitaria en España, no solo durante la pandemia de COVID-19, sino también posteriormente en la práctica clínica cotidiana tras esta pandemia.