Datos epidemiológicos recientes sugieren que entre el 9,1% y el 13,4% de la población mundial (entre 700 y 1.000 millones de personas) padece enfermedad renal crónica (ERC). A medida que la población mundial envejece, la prevalencia estandarizada por edad, que había permanecido estable en las últimas tres décadas, ha sufrido un aumento sustancial en todos los grupos etarios.
La creciente carga de la ERC es debida, por una parte, a su contribución a la mortalidad total y, por otra, a sus costes asociados, con un impacto estimado del 1,3% de los costes totales de la atención médica en Europa. Las estimaciones de prevalencia pueden representar las verdaderas distr