Editorial

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Publicado en Nº453 Nº453
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Queridos lectores,

Estas líneas se escriben días después de la entrada en vigor de la “retirada” de las mascarillas en interiores. Aunque seguirán siendo obligatorias en ciertos espacios, incluidos los centros y establecimientos sanitarios, se trata quizá de la medida más simbólica que nos puede hacer pensar en la vuelta real a la normalidad prepandémica. En todo caso, desde aquí abogamos, en línea con las autoridades sanitarias, por su uso responsable, al tratarse de una medida que ha probado una efectividad notable en la prevención del contagio. El SARS-CoV-2 sigue –muy probablemente, seguirá mucho tiempo– circulando en la sociedad y las mascarillas pueden ser muy convenientes, junto con otras medidas profilácticas, en personas de riesgo o determinados ambientes con aglomeraciones. No obstante, la preocupación social por la pandemia ha alcanzado su mínimo en los últimos dos años (todavía a un 30% de la población le preocupa “mucho”), como reveló recientemente el Instituto de Salud Carlos III a partir de las conclusiones del estudio COSMO-Spain. A ello ha contribuido sin ninguna duda el desarrollo y distribución de las vacunas.

El pasado 12 de abril se celebraba el Día de la Atención Primaria. Toda vez que se está “gripalizando” la COVID-19 y que las instituciones de referencia se han posicionado a favor de postergar una cuarta dosis de la vacuna en la población general, resulta imperioso el refuerzo de la atención primaria, colapsada en tantos momentos en los últimos meses. Numerosas organizaciones profesionales y de pacientes señalan a la falta de fondos y las largas lista de espera como algunos de los principales problemas. Para combatirlos, en una sociedad en que una mayoría –más del 80%– de las consultas en el primer nivel asistencial se ven ocupadas por la cronicidad de muchos pacientes, es momento de reclamar a nuestros dirigentes políticos abandonar debates estériles y centrar los esfuerzos en aprovechar todos los recursos del sistema. La farmacia comunitaria tiene ahí mucho que decir, del lado de la salud pública, la prevención de la enfermedad y la optimización de tratamientos.

La Ciencia pone su parte para conseguir la mejora de la salud de los pacientes, pero las autoridades sanitarias deben hacer el resto para minimizar las barreras de acceso a los nuevos tratamientos. Ejemplo claro de esto es lo que ha ocurrido con el nuevo antiviral frente a la COVID-19 Paxlovid® (sobre el que se profundiza en páginas interiores): en algunas comunidades autónomas se ha visto dificultada la llegada en tiempo a los pacientes por los trámites administrativos o la limitación de su dispensación a los hospitales, sin ser un medicamento hospitalario. Y otra cuestión: la prolongación en los tiempos de financiación de medicamentos (que en los oncológicos alcanza casi los 14 meses) hace que, en la práctica, desde que un medicamento se autoriza hasta que llega al paciente se pierda una gran ventana de oportunidad de mejorar los resultados en salud.

En cuanto a los contenidos de este número de Panorama, traemos en portada una revisión sobre aspectos generales de la investigación clínica, su papel en la obtención de nuevos medicamentos y la situación actual en nuestro entorno. Se complementa en su sección con un artículo relativo a las principales anomalías del embarazo. Entre las evaluaciones de nuevos fármacos en España, se abordan en las siguientes páginas las referentes a dos nuevos biológicos: isatuximab, en mieloma múltiple, y tralokinumab, en dermatitis atópica. Se tratan también en profundidad los nuevos antivirales frente a SARS-CoV-2 recientemente disponibles.

Esperamos que disfrutéis de la lectura. Recibid un afectuoso saludo.

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